Rescate en la Nebulosa Escarlata
La Nebulosa Escarlata era un lugar infame. Sus remolinos de gas rojizo ocultaban planetas abandonados, estaciones espaciales en ruinas y, lo peor de todo, una gran cantidad de actividad criminal. Merus, en una de sus misiones rutinarias para la Patrulla Galáctica, se encontraba investigando un aumento sospechoso de actividad ilegal en la zona. Su nave, sigilosa y rápida, se deslizaba entre los asteroides, esquivando los rayos láser errantes de peleas intergalácticas.
De repente, su sensor de vida detectó una señal débil, proveniente de un planeta cercano. Merus aterrizó su nave con cuidado, activando su modo sigiloso. Desde su posición estratégica, observó la escena con atención. Un grupo de criminales galácticos, brutales y despiadados, tenían rodeada a una joven. Era pequeña, delicada, su ropa estaba rasgada y su cuerpo mostraba signos de maltrato. Su ki era débil, casi imperceptible, pero Merus sintió una punzada de compasión al verla.
La joven, TN, estaba indefensa. Los criminales la golpeaban y la insultaban, riendo cruelmente. Merus no podía permitir que eso continuara. Con un movimiento rápido y silencioso, se acercó a los criminales, su ki brillando con una fuerza imponente.
—Suelten a esa joven —dijo Merus, su voz resonando con una autoridad inquebrantable.
Los criminales se volvieron, sorprendidos por la repentina aparición de Merus. Eran numerosos, pero Merus no sentía miedo. Su ki era superior, su fuerza incomparable.
—Tú… ¿quién eres? —preguntó el líder de los criminales, un ser corpulento con una cicatriz que le cruzaba la cara.
—Soy Merus, de la Patrulla Galáctica —respondió Merus, su voz firme—. Y les ordeno que suelten a esa joven inmediatamente.
Los criminales se rieron, burlándose de Merus. —No te metas en lo que no te importa, ángel —dijo el líder—. Esta chica es nuestra.
Merus no respondió. Con un movimiento rápido y preciso, desarmó a los criminales, incapacitándolos con golpes precisos y controlados. En cuestión de segundos, los criminales estaban en el suelo, derrotados e inmovilizados.
Merus se acercó a TN, quien estaba temblando de miedo y dolor. Su cuerpo estaba magullado, su ropa rasgada. Merus la levantó con cuidado, sosteniéndola en sus brazos como si fuera algo precioso. Su fuerza era inmensa, pero su toque era suave, delicado.
—Tranquila —dijo Merus, con una voz suave y tranquilizadora—. Estoy aquí para ayudarte.
Merus llevó a TN a su nave, donde la colocó en una camilla. Activa sus instrumentos médicos, curando sus heridas con precisión y eficiencia. TN, mientras Merus la atendía, sintió una profunda gratitud hacia él. Su fuerza, su compasión, su cuidado… todo la conmovía profundamente.
—Gracias —dijo TN, su voz apenas un susurro—. Gracias por salvarme.
—No hay de qué agradecer —respondió Merus, con una sonrisa cálida—. Es mi deber proteger a los inocentes.
Merus terminó de curar las heridas de TN. Sus ojos se encontraron con los de ella. En ese momento, TN sintió una profunda conexión con Merus, una conexión que trascendía lo físico. Su gratitud se convirtió en admiración, en afecto. Se acercó a Merus, sus labios rozando los de él. Fue un beso breve, pero intenso, lleno de gratitud, de admiración, de afecto.
Merus, sorprendido por el gesto de TN, correspondió al beso. Su corazón latía con fuerza, su serenidad habitual perturbada por una emoción nueva e intensa. El beso fue un símbolo de gratitud, pero también de una conexión profunda y significativa.
Después del beso, TN se sintió más tranquila, más segura. —Gracias —dijo TN, con una sonrisa—. Te debo mi vida.
—No es nada —respondió Merus, con una sonrisa—. Me alegro de haber podido ayudarte.
Merus llevó a TN a un lugar seguro, lejos de la Nebulosa Escarlata. La ayudó a encontrar un lugar donde pudiera recuperarse, asegurándose de que estuviera a salvo. Antes de despedirse, Merus miró a TN con una mirada profunda y significativa.
—Si necesitas algo, no dudes en contactarme —dijo Merus, su voz llena de una ternura inesperada.
TN asintió, su corazón lleno de gratitud y afecto. —Gracias, Merus —dijo TN, con una sonrisa—. Nunca olvidaré lo que hiciste por mí.
Merus se despidió, dejando a TN en un lugar seguro. Mientras se marchaba, Merus reflexionó sobre el encuentro. Había salvado a una joven de un grupo de criminales, pero había encontrado algo más: una conexión profunda, un afecto inesperado. La gratitud de TN, su beso, su admiración… todo había dejado una marca indeleble en su corazón. El universo era vasto e impredecible, pero había momentos, encuentros, que lo hacían sentir algo más que serenidad y paz. Había encontrado algo más: una conexión humana, una conexión que lo había conmovido profundamente. Y aunque su deber era proteger a los inocentes, en ese momento, había protegido algo más: su propio corazón. El rescate en la Nebulosa Escarlata había sido más que una misión; había sido un encuentro que cambiaría su vida para siempre.
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