ANIVERSARIO Y REGALO ESPECIAL
El sol naciente pintaba el cielo con tonos rosados y dorados, anunciando un día especial: el aniversario de TN y Merus. Nueve años habían pasado desde que sus caminos se cruzaron, nueve años de amor, risas, aventuras y una conexión inquebrantable que parecía desafiar las leyes del tiempo y el espacio. TN, radiante en un vestido azul cielo que resaltaba la belleza de sus ojos, se preparaba para celebrar este día tan significativo. Su corazón latía con emoción y anticipación. Este año, sería diferente. Este año, celebraría su aniversario con el hombre que le había robado el corazón, el ángel que la había enseñado a volar.
Merus, con su habitual serenidad, se encontraba en el jardín de su casa, contemplando el amanecer. Su mente estaba llena de recuerdos, de momentos compartidos con TN, de una historia de amor que había florecido en medio de las estrellas. Este aniversario era especial, un hito en su relación, un testimonio de su amor perdurable. Había preparado una sorpresa para TN, un regalo que reflejaba la profundidad de sus sentimientos.
TN bajó las escaleras, su belleza deslumbrante, su sonrisa radiante. Merus se giró al escuchar sus pasos, sus ojos encontrándose con los de ella. En ese instante, el tiempo pareció detenerse. El amor que compartían era palpable, una energía que llenaba el aire, un sentimiento que trascendía las palabras.
—Buenos días, mi amor —dijo Merus, su voz suave y melodiosa.
—Buenos días, mi dulce Mery —respondió TN, acercándose a él con una sonrisa—. ¿Qué tal dormiste?
—Perfectamente —dijo Merus, tomando la mano de TN—. Sabía que este día sería especial.
—Lo es —dijo TN, su voz llena de emoción—. Nueve años juntos… ¡es increíble!
Merus sacó una pequeña caja de terciopelo de su bolsillo. —Tengo algo para ti —dijo, con una sonrisa tímida—. Un pequeño regalo para celebrar nuestro aniversario.
TN abrió la caja con cuidado, revelando un collar de plata con un pequeño colgante en forma de estrella. Era delicado, elegante, perfecto.
—Es hermoso, Mery —dijo TN, con los ojos llenos de lágrimas—. Gracias.
—No es nada, mi amor —respondió Merus, colocando el collar alrededor del cuello de TN—. Es una pequeña muestra de mi amor por ti.
TN abrazó a Merus, sintiendo su corazón latir con fuerza. —Te quiero, Mery —dijo TN, su voz llena de emoción.
—Yo también te quiero, TN —respondió Merus, abrazándola con ternura.
Después del desayuno, TN y Merus se dirigieron a un lugar especial para ellos: un claro en un bosque apartado, rodeado de una energía serena y pacífica. TN extendió una manta a cuadros sobre la hierba suave, creando un espacio acogedor para su celebración. Había preparado un picnic especial, con todos los manjares favoritos de Merus.
—Feliz aniversario, Mery —dijo TN, con una sonrisa radiante—. Espero que te guste todo.
—Todo es perfecto, mi amor —respondió Merus, con una sonrisa cálida—. Como tú.
TN sacó un regalo de su bolso. Era una pequeña caja de cartón, con respiraderos en la parte superior. Merus la observó con curiosidad.
—Tengo algo para ti también, Mery —dijo TN, con una sonrisa—. Una pequeña sorpresa.
TN abrió la caja, revelando una pequeña criatura peluda y adorable: un cachorro de una raza desconocida, con grandes ojos brillantes y una cola que se movía con entusiasmo. Merus observó al cachorro con asombro.
—Es… adorable —dijo Merus, con una sonrisa—. ¿Qué es?
—Es un Fluffypuff —respondió TN—. Es una raza muy rara, originaria de un planeta lejano. Es muy cariñoso y juguetón.
Merus tomó al cachorro con cuidado, sintiendo su suave pelaje. El cachorro lamió la mano de Merus, quien se sonrojó ligeramente.
—Es… muy suave —dijo Merus, con una sonrisa—. Pero… ¿cómo lo cuidamos?
TN explicó a Merus cómo cuidar al Fluffypuff: cómo alimentarlo, cómo jugar con él, cómo entrenarlo. Merus escuchó atentamente, pero su expresión mostraba una mezcla de entusiasmo y preocupación.
Los días que siguieron fueron una mezcla de alegría y caos. Merus intentaba cuidar al Fluffypuff, pero no era una tarea fácil. El cachorro era muy travieso, muy juguetón, y Merus, con su serenidad habitual, se sentía un poco desbordado. TN, con su paciencia infinita y su amor incondicional, ayudaba a Merus a cuidar al cachorro, enseñándole cómo hacerlo correctamente.
Un día, el Fluffypuff hizo un desastre en la casa: tiró las cortinas, rompió un jarrón, y ensució el suelo con barro. Merus, aunque se sentía un poco frustrado, no pudo evitar reírse al ver el caos que había creado el cachorro.
—TN… —dijo Merus, con una sonrisa—. Creo que este cachorro es más difícil de controlar de lo que pensaba.
—Ya te lo dije —respondió TN, con una sonrisa—. Es muy travieso. Pero también es muy cariñoso.
TN y Merus continuaron cuidando al Fluffypuff, aprendiendo a entenderlo, a amarlo. El cachorro se convirtió en un miembro más de la familia, llenando sus vidas de alegría y amor. Su aniversario había sido especial, un testimonio de su amor, de su conexión, de su capacidad para enfrentar cualquier desafío juntos. El regalo de Merus, un collar delicado y elegante, y el regalo de TN, un cachorro travieso y adorable, habían sido el broche de oro de una celebración inolvidable. Un aniversario celestial, lleno de amor, risas, y la alegría de una nueva mascota que llenaría sus vidas de ternura y caos. Un recuerdo que guardarían para siempre, un recuerdo de un aniversario perfecto, a su manera. Y así, entre risas, besos, y las travesuras de un Fluffypuff, su amor seguía floreciendo, un amor que parecía desafiar las leyes del tiempo y el espacio, un amor que brillaba más brillante que cualquier estrella. Y así, entre el brillo de las estrellas y la ternura de su mascota, su amor continuaría, un amor que parecía desafiar las leyes del tiempo y el espacio, un amor que brillaba más brillante que cualquier estrella. Un amor que, con cada amanecer, se fortalecía, un amor que, con cada reto, se consolidaba, un amor que, con cada sonrisa, se reafirmaba. Un amor eterno, un amor celestial, un amor que perduraría para siempre.
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