Realidad soñada

Antes de que lean esto, quiero decir que tiene contenido explicito (Sexo) y si no eres tolerante o no te gustan este tipo de cosas NO LO LEAN Gracias

Ella aparece a mi derecha, con una mirada seductora. Se muerde el labio inferior y su mano recorre mi espalda desnuda, en ese momento agradecí mentalmente tener la costumbre de quitarme la toalla después de poner la parte de abajo mi ropa interior. Con una sonrisa pícara, pego mi cuerpo al suyo, acerco su boca a la mía cuando apenas pude rozarlos su intención de besar se dirigió a mi cuello, debajo de mi mejilla y recorrió mi cuello succionando suavemente hasta llegar debajo del lóbulo derecho y susurró con su tono sensual -Despierta.- Mi piel se erizo al sentir su aliento recorrer mi cuello. –Sofia- solté debido a la excitación que iba creciendo. Se alejó se posiciono delante de mí y me gritó -Despiértate, ¡Mierda! Siempre lo mismo contigo, no se te puede despertar de buena manera.- Sofia curiosamente tenía la voz de mi mamá. Algo no concordaba ¿me estaba gritando que me despertara?. Abrí los ojos y me senté de golpe, golpeando mi cabeza con el techo.

Olvide por completo que esa noche me acosté en la cama superior de la cucheta. Me quejé por el dolor, y me pedí explicaciones de porque me acosté ahí arriba mientras bajaba de la cama, como podía debido a mi estatura. Cuando sentí el piso, y que estaba en equilibrio me solté de la cama, y pude ver a Sofia durmiendo en la cama de abajo. Esa era la razón, mi amiga se quedó a dormir en mi cuarto. Asentí después de pensar -¿Que tonta eres- me di vuelta, y volví a asentir

-¿Que buen sueño-.

-¿Qué soñaste?.- preguntó una voz ronca detrás de mí.

Me volteé algo exaltada y nerviosa. -¿Lo dije en voz alta?.- Sonriendo como saludo de buen día.

-Recién, no. Pero creo que hace un ratito dijiste mi nombre- sonó su voz conteniendo una risita, mientras se sentaba y refregaba sus ojos.

Reí completamente nerviosa, hice un gesto burlando lo tonto que sonó lo que dijo, y me retire rápido al baño antes de que pudiera ver como se paraba y su ropa no me dejara nada a la imaginación. Frente al espejo vi una cara confundida

-¿desde cuándo soñaba con Sofia?, ¿Desde cuándo me ponía nerviosa ver su cuerpo?, ¡Ella es tu mejor amiga, tu mamá es su mamá adoptiva!. Tiene un cuerpo hermoso, sonrisa sexy, estatura ideal para besar sus suaves y carnosos labios. Para, ¿Eres lesbiana?.-

Definitivamente esa pregunta que me formulé sola sonó en todos los rincones de mi cuerpo, porque éste reaccionó con un escalofrío brusco tirando el vaso que había sobre el lavado. Sacudí mi cabeza, mientras me saqué la remera para juntar los pedazos del vaso con ella cuando de golpe entró Sofia al baño.

-¿Qué pasó?- preguntó asustada

-Nada, se me cayó el vaso-

Permanecí quieta unos segundos suficiente como para que mi amiga pregunte si me pasaba algo. Negué con la cabeza, pero mis ojos buscaban con desesperación la solución a taparme con algo, ya que por costumbre duermo sin corpiño. Y básicamente estaba como en el sueño.

Tomé coraje, me cubrí mi pecho con el brazo y agarre una toalla, y la mire disimuladamente nerviosa.

-Ya nos conocemos sin ropa, ¿por qué te pone nerviosa?- preguntó con un aire de obviedad y se quitó la remera. Desgraciadamente yo hice que ella también tenga la costumbre de quitarse el brasier para dormir. -¿Nos podemos bañar juntas? Porque si no llegamos tarde.- Ella dio por hecho que mi respuesta sería "si", se desnudó completamente y se metió; en la ducha. Me miré al espejo, se notaba demasiado mi sorpresa, hace muchos años que no lo hacíamos. En realidad desde que nos desarrollamos que no lo hacemos. Si yo decía que no, iba a sospechar que algo me pasaba. Tomé una buena bocanada de aire, me desnude y me metí en la ducha. Cuando vi el agua recorrer cada una de sus curvas, básicamente escupí todo el aire que había en mis pulmones.

-¿Qué?, ¿Está muy fría para ti?-

-¿Eh?- definitivamente me perdí como el agua en su cuerpo -si, no, está bien.- Nos bañamos como cuando éramos chicas, ella lavaba mi cabello, y después yo a ella. Todo parecía controlado hasta que -¿Me pasas la esponja por la espalda?- Me reí, no lo pude evitar y para disimular -¿Desde cuando necesitas ayuda para pasártela por la espalda?-

-Es que me duele el brazo y estás acá.- levantando sus hombros restándole importancia a las consecuencias que iba a causar en mi cuerpo que ella, por supuesto, desconocía. -Pero si no quieres, no me ayudes - dice ofendida.

Nunca me gusto que se hiciera la ofendida, o fingiera enojo, por lo tanto me acerque por su espalda, cuando logré agarrar la esponja de ella que estaba entre sus pechos roce con mi mano una de ellos y mis pechos rozaron su espalda. Saqué con rapidez la esponja de ese lugar, pero no pude evitar que mi piel se erizara. Quiso darse vuelta para mirarme pero -¡No te des vuelta!- eleve un poco la voz. -Tienes la espalda atrás- agregué más calmada. No sé cómo hice pero, esquive su mirada lo más disimuladamente que pude. Esa situación estaba sintiéndola entre incómoda y placentera. Si yo no sabía cómo reaccionar frente a mí, no puedo pensar como reaccionara ella.

Me envolví en la toalla y escapé a mi cuarto, fui al armario para buscar mi ropa interior. Cuando la tuve puesta, un escalofrío recorrió mi espalda y una sensación de dejavu se hizo presente. Mi toalla cayó, y al mismo instante Sofia apareció a mi derecha. No fue como el sueño, ella tenía una mirada curiosa. Acaricio mi pelo sobre la nuca y me obligo a mirarla. Ya no lo podía evitar, mis ojos reflejaban la lujuria que provocaba su silueta. Moje mis labios con la lengua nerviosamente, escondiendo mi mirada en el suelo. Veía como sus pies se querían aferrar al piso, y luego los vi dar ese paso que nos separaba. Sentí como su puño levantaba mi cabeza suavemente, y pude ver la lujuria compartida no solo en sus ojos, sino que escapaba por su sonrisa también.

Sus manos se aferraron a mi cintura, pegándome aún más a su cuerpo caliente, seco y húmedo. No hubo fuerza en el universo que pudieran detenerme en ese momento, que todo lo cambio. Mis manos se posaron en sus mejillas y mis labios capturaron los suyos con suavidad y timidez.

Lo que menos quise que pasara en ese momento, pasó. Ella dejó de seguirme el beso. Retire todo contacto con ella, y la vergüenza agachaba mi cabeza y cerraba mis ojos. La imaginación voló en segundos y vi como una amistad de años, como la convivencia, todo se arruinaba entre nosotras dos. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero aun no podían escapar. Abrí los ojos en busca de sus pies con intenciones de acercarse pero no estaban cerca. Poco a poco fui levantando la vista, y ella no estaba más en la habitación.

Me vestí lentamente, repasando cada movimiento que hicimos desde que nos levantamos. Bajé a desayunar, y mi mamá estaba ahí, tomando su café típico de todos los días.

-Buen día-. Dije dejando notar que estaba triste.

-¿Qué le hiciste?, ¿Qué dijiste?, ¿Qué te pasa?- Preguntó seguidamente al no recibir respuesta mía, mientras yo me refugiaba en la heladera.

Cuando obtuve lo que quería de la heladera, me senté delante de ella en el desayunador.

-¿Por qué supones que le hice, dije o me pasa algo?-

-Porque te conozco y Sof se fue llorando- dijo presumiendo un poco ser mi madre y conocernos perfectamente.

-¿Desde afuera como nos ves a Sof y a mí? ¿Cómo es nuestra relación?- pregunté totalmente vencida, y convencida de contarle todo.

Frunció un poco la nariz, me miró entrecerrando los ojos y respondió -Como ustedes quieren que se vea, simplemente. ¿Estas confundida?- Ahora si que no entendía nada. -¿Qué?- atónita.

-Siempre supe que por ahí se te iban a confundir los sentimientos. Además, ella es muy bonita y la confianza que hay entre ustedes es muy especial. Como si fueran pareja.- se sinceró

-Nunca me había sentido así. No sé qué hacer- angustiada.

Le conté lo que pasó cuando nos levantamos, sin evitar detalles. Demasiada confianza con mi mamá, hacia muy buena relación entre nosotras tres.

-Deberías esperar a que a ella también se le aclaren las ideas. Al parecer mientras tú soñabas con ella, ella soñaba contigo. La escuché gritar tu nombre.- Se paró sonriendo, dándome apoyo.

Se fue y un sentimiento de nostalgia apareció en mí haciendo que me abrazara sujetándome los brazos. Escuche como mi mamá se fue a trabajar. Habían pasado dos horas y yo aún permanecía con la cabeza sobre mi antebrazo sobre la mesada. Me estaba agotando pensar tanto, y no saber nada de Sofia. Me erguí y apoye sobre mis manos, y sentí dos brazos rodeándome por la cintura. Sentí su perfume antes de que pudiera asustarme. Su cabeza estaba apoyada sobre mi espalda y nos balanceábamos como si de un vals se tratara. Poco a poco cuando junte energías y coraje por tercera o cuarta vez en el día me vi vuelta aun rodeada por los brazos de Sofia, y nuestros rostros quedaron pegados, el viento de sus besos me recorrían los labios.

El beso era tranquilo, hasta después de unos minutos donde la falta de aire, y las ganas de seguir el beso aceleraban los corazones. Sin despegarnos demasiado, caminamos hacia mi cuarto, algunas prendas se perdieron en el piso del pasillo. Definitivamente las dos sabíamos a donde estábamos yendo y no me refiero a la dirección de nuestros pasos físicos, sino a que íbamos a la habitación en busca de una cama para mayor comodidad. La puerta se cerró tras la espalda de Sofia con la espalda de ella, ya me estaba sobrepasando la desesperación de seguir sintiendo su remera y no su piel. La empuje contra la puerta, mordí levemente su labio antes de separarme y poder ver esos ojos penetrantes que pedían que la ropa desaparezca mágicamente y rápido, una sonrisa entre tímida y pícara se escabulló entre mis labios, y tomada por la cintura con sus manos, tratando de tenerme lo más pegada a ella, pase mi dedo índice por la comisura de sus labios con lentitud y con la sensualidad que había en mí que no sabía que tenía, recorrí suavemente el costado del cuello, y baje por el centro del pecho, alternando mi mirada a los ojos de ella que estaban totalmente encendidos, a la boca de ella que me atraía tanto pero quería resistirme a la tentación, y al recorrido de mi dedo que me resultaba tan travieso como a ella.

Desabroche su pantalón, y saque su remera, y eso fue el pie que le di a Sofia para que me alce y mis piernas abracen su cadera los pocos pasos que había de la puerta al escritorio donde me sentí con cuidado sobre el escritorio. Ahora la desesperación y el intento de ser sensual estaba en Sofia, sacó sus zapatillas mientras su mano decidió comenzar a acariciar mi pelo y continuó su recorrido por el cuello, bajo su mano por el medio de mi pecho, y se dirigió a mi espalda, su caricia en la espalda me produjo una especie de escalofrío que me hizo encorvar la espalda y llevar mis manos que estaban apoyadas en el escritorio a su pecho. Sus manos bordearon el final de la remera sobre mi espalda y cuando se posesionaron ambos lados de mi cuerpo subieron la remera despacio haciendo que el rose de sus manos y la tela erice mi piel. No había otra prenda debajo de la remera, a excepción del bóxer de mujer, mi cuerpo ya estaba a disposición de sus labios y caricias. Sus ojos reflejaban un leve brillo e iban desde mis ojos hasta lo más sobresaliente de mí en ese momento, en esa posición. Como pude, tal vez siendo demasiada brusca, la tomé de la nuca y los besos que dejaban sin respiración a cualquiera volvieron, me agarro de las piernas, yo sobre ella acariciando con brutalidad su pelo nos dirigimos a la ansiada cama.

Me recostó con suavidad, dejó que su cuerpo cayera sobre el mío sin aplastarme, bajo besando mi cuello, se detuvo en mi pecho, los besaba, los acariciaba, mi espalda se encorvaba ante tal roce, y comencé a intentar bajarle el pantalón con los pies, pero era una tarea demasiado difícil, ella notó mi excitación y mis intenciones de comenzar con lo realmente deseado, siguió bajando con cortos besos por mi panza hasta llegar al elástico de mi ropa interior, bajo sus manos rozando mis costillas, haciendo que otra vez se me erice la piel y sonría tan plenamente. Quito mi ropa interior, y saco su pantalón y ropa interior juntos, y se volvió a recostar sobre mí. Nuestras lenguas se entrelazaron y recorrían la boca del otro con delicadeza y desesperación. Su agitación, me excitaba aún más, los leves gemidos comenzaban a escaparse y retumbaban en su odio. Su respiración agitada golpeaba mi cuello, podía sentir como mordía su labio para ahogar sus gemidos. Acariciaba su espalda, o mejor dicho arañaba su espalda. Los movimientos se hacían más rápidos con el paso del tiempo, porque nuestros cuerpos lo pedían, pero en su cuerpo comenzaba a pesar el cansancio. Con un movimiento hice que ella quedara abajo, nunca creí que iba ser capaz mentalmente de estar sobre ella a total disposición que sus ojos recorran mi cuerpo, pensar en eso hacía que mis mejillas ardieran ruborizadas, porque era eso lo que ella estaba haciendo, ella estaba admirando mi cuerpo con deseo. Empecé a moverme, como nuestros cuerpos pedían, pedían velocidad, pude notar como ella se estaba volviendo loca de la excitación de verme tan dedicada, y tan solamente de ella. Sofia estiraba su cuello y tiraba la cabeza para atrás, haciendo muecas, aún intentaba ahogar sus gemidos. Me recosté sobre ella besándola, tome su nuca, y volví a reincorporarnos, con ella besando mi cuello, mordiéndolo cada tanto. Mordí el lóbulo de la oreja, provocando por fin su primer gemido descuidado, y me excité por demás y también largué un gemido descuidado. Ahora el cansancio recaía sobre mí, y yo volví a estar abajo. Tiré mi cabeza hacia atrás, encorve la espalda, y ya no cuidaba del volumen de nuestros gemidos, estábamos siendo plenas y como deseábamos. Pude ver en su cara, las ansias de terminar con el acto de amor, y en mi cara también se reflejaba la misma intención, besé su cuello, lo mordí, la besé a ella, bese y mordí el lóbulo. Nos besamos rápido, sabiendo que las dos estábamos por llegar a nuestro orgasmo y ahogamos nuestros gemidos, que sonaron fuertes a pesar de la intención. Su cuerpo cansado cayó con pesadez al costado mío, sujetándome por la cintura, nos besamos tranquilas. Nuestra piel todavía se rozaba y me producía que mi piel erizada nunca descansara. La abracé con fuerza, todavía tenía espasmos producidos por el orgasmo, mientras que nuestras respiraciones luchaban por volver a la normalidad.

Tres horas antes

Dove se levantó antes que yo después de los gritos de mamá. No era mi madre biológica, pero legalmente era mi madre, ya que después de que mi madre biológica decidiera irse a vivir a Estados Unidos con su nuevo y pedante novio, la mamá de Dove me "adoptó". Escuche el golpe de la cabeza de Dove con el techo, y logré despertarme sonriendo. Cuando supe que estaba en el piso yéndose, la curiosidad me pudo más.

-¿Qué soñaste?- con mi voz característica que tenía cuando hacía poco que me despertaba.

-¿lo dije en voz alta?- ocultando su susto con una sonrisa

-Recién, no. Pero creo que hace un ratito dijiste mi nombre- contuve la risa, porque se que mi nombre sonó entre suspiros de ella, me senté con la idea de levantarme para hacerle cosquillas en ese momento, pero estaba muy dormida todavía y opte por quedarme sentada refregándome intentando que mi vista se vuelve más nítida.

Vi como gesticulaba exageradamente, y eso solo lo hacía cuando se pone nerviosa, y su rápida huida al baño confirmó mi sospecha. Me quedé un poco atónita por su actitud, y recordé que posiblemente sea cierto que haya gemido mi nombre entre suspiros, mas atónita quedé cuando recordé que yo había estado soñando con ella, y también gemí su nombre.

El camino del pasillo de nuestra casa parecía más largo, siempre se repetía la misma puerta, la de la habitación de Dove. Yo caminaba, quería llegar a algún lugar, hasta que una mano tira de mí hacia el cuarto de mi amiga. Una vez adentro las luces se prendieron al tiempo que la puerta se cerraba con la espalda de mi amiga, que seguía sujetándome por la muñeca. Tiró de mí para quedar pegadas, a centímetros donde yo era capaz de sentir cada intención de ella de besar cada centímetro de mi piel. Una sonrisa picarona y de aprobación se dibujó en sus labios y me beso tiernamente, procurando guardarse el sabor de mis labios en el fondo de su ser. A la ternura se le fue sumando una pizca de pasión que cortaba mi respiración, sus manos recorrían desde mis muslos hasta mi nuca logrando sonsacarme suspiros. Se separó con sus manos posicionadas estratégicamente para darme vuelta sin resistencia. Sentí mi cuerpo estremecerse con el contacto de sus manos sobre mi jean intentando desabrocharlo. Una de mis manos acompañaba las de ellas, las guiaba, mi otra mano acariciaba su cabello que se encontraba cerca debido a que no dejaba de besar mi cuello, hombros y nuca. Sus manos por fin lograron liberar el botón del jean y bajar la cremallera y adentrarse dentro de ellos. Mis manos no soportaron la desesperación de tener tan poco control sobre la situación, una de mis manos acompañaba las caricias de mi pecho y la otra funcionó para que no pierda el equilibrio, ni el control de mi cuerpo sosteniéndose con la pared. Desde hace un buen rato que olvide dónde estábamos, y su nombre y mis gemidos resonaban en cada rincón de la habitación.

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