El secuestro de Ben

  El descendiente de Gastón corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron hasta que finalmente llegó hacia Ursula’s Fish & Chips y entró al bar rápidamente, caminó velozmente hasta la barra en donde estaba parte de la tripulación pirata.

— ¡Uma! —La llamó, impaciente, mientras apoyaba sus codos en la mesa. — ¡Uma, tengo noticias importantes, las vas a amar!

— ¿¡Qué demonios haces aquí otra vez, bacalao!? —Gritó la chica de cabello turquesa desde la cocina, para luego salir de la misma y acercarse hacia el recién llegado, tomándolo del cuello de su camisa rota. —Ahora sí recuerdas mi nombre, ¿¡no es así, imbécil!?

—Tienes que admitir que tu apodo es muy pegadizo…—Se justificó el pirata, encogiéndose de hombros. —Tengo noticias que te van a encantar.

— ¿¡Quién te dejó entrar!? —Gruñó la mesera, golpeando la mesa con fuerza. — ¡No me interesa una mierda si otra vez pescaste una bota rota en el mar, inútil!

—Conoces las reglas, idiota. —Susurró Harry en el oído de Gil, logrando que el último se sobresaltara, porque el chico de abrigo rojo era tan sigiloso como un gato callejero y tan cínico como su padre. —Una vez que eres echado de aquí, no puedes volver hasta el día siguiente. Así que lárgate por las buenas, no me obligues a usar el garfio contigo otra vez.

— ¿¡Eres sordo o eres estúpido!? ¡Fuera de aquí! —Le recriminó la hija de Úrsula, soltándolo inmediatamente. —Hook, encárgate de él, yo tengo cosas más importantes de las que quejarme…—Ordenó mientras tomaba una de las bandejas y caminaba hacia una de las mesas en las que la estaba esperando madre Gothel, al llegar a la misma arrojó la bandeja sin nada de delicadeza.

— ¿Esa es forma de servirle a una villana como yo? ¡Eres una mocosa insolente, incluso la ingrata de Rapunzel me trataba con más respeto que tú! —Se quejó la mujer antes de observar la comida con asco. — ¿¡Qué es esto!? ¡Yo quería patatas frías y un café negro como tu alma!

— ¡Y yo quería que la desgraciada de Mal jamás regresara a mi territorio pero eso es lo que hizo esa perra! ¡La vida es injusta! —Replicó la chica de cabello turquesa, furiosa, mientras limpiaba sus manos en su delantal sucio. —Tengo que vengarme, esa princesita se arrepentirá de haberse metido conmigo, no se saldrá con la suya… Pero ¿cómo?

—Ve al barco y espérame allí, que cuando termine de vigilar el perímetro te aseguro que nos divertiremos en mi camarote. —El chico del garfio le sonrió con diversión pero Gil se quedó mirándolo como un imbécil enamorado. —Uma, cálmate. Ya se te ocurrirá una idea brillante para arruinarla, por algo eres la capitana más inteligente de los siete mares. —Mencionó el pirata, alejándose del hijo de Gastón para ahora dirigirse hacia donde estaba su novia para masajear sus hombros, intentando tranquilizarla. El recién llegado los miró con celos mientras sacaba los huevos de una bandeja que algún cliente había dejado en la mesada para comerlos.

— ¿La hija de Maléfica ha vuelto? —El descendiente del enemigo de Bestia repitió, frunciendo su ceño. —Que extraño… Tal vez por eso el chico Bestia estaba vagando por las calles de la isla, tratando de recuperar a su dama de la corte.

— ¿¡Qué!? —Gritaron los novios al unísono, volteándose para ver al chico que habían echado del bar hace un rato. Ambos se acercaron rápidamente hacia la barra.

—Yo lo he visto mientras hurtaba duraznos, nos chocamos. —Explicó Gil antes de meterse otro huevo en la boca. —Él estaba vestido con ropa de cuero, se veía tan malo, tan diferente a como lo vemos en la televisión con sus prendas de rey bondadoso. —Él se mordió el labio inferior, porque Ben le parecía atractivo, sin embargo lo odiaba.

— ¿Estaba solo? —Dudó Uma, alzando una ceja. —El chico Bestia será carnada viva en esta cárcel.

—No, estaba con Evie, Jay y Carlos. —Respondió el hijo de Gastón. —Se dirigían hacia la guarida de Mal…

— ¡Tendré la oportunidad de borrarle esa sonrisa! —El chico de abrigo rojo parecía bastante entusiasmado, entonces su novia aclaró su garganta, llamando su atención inmediatamente. —Es decir, tendremos la oportunidad de borrarle esa sonrisa. —Se corrigió con rapidez.

— ¡Esa traidora va a lamentar haberse metido conmigo cuando tenga a su novio en mi poder! —Aseguró la mesera de aquel bar, con una sonrisa victoriosa mientras jugaba con su collar, ideando un plan en su mente. — ¡Ahora el mundo va a recordar cuál es mi nombre! ¡Nuestro día llegó, piratas!

[…]

El rey de Auradon vagaba por las oscuras calles de la isla, con la mirada en el suelo y las manos en los bolsillos de su pantalón, pensando en su corazón roto.

«Voy a hacer algo tan malo que el reino estará en contra de tí y en contra de mí» había dicho ella, pero Ben sabía que no era así, él conocía el corazón de la chica que amaba y sabía que no sería capaz de hacer algo malo, no ahora.

«Tendré que quitarme de en medio porque es lo mejor para ti», esa frase que la ojiverde le había dicho no dejaba de repetirse en su cabeza.

Ella es lo mejor para mí, sé que me ama, pensó el castaño, pero soy un idiota por presionarla demasiado.

—Todo esto es mi maldita culpa. —Se lamentó Benjamín, negando con la cabeza. Se detuvo al percatarse de que había estado caminando sin rumbo y levantó la mirada solo para darse cuenta de que estaba frente a varios negocios bastante descuidados, pero uno le llamó la atención: Úrsula’s Fish & Chips. — Tal vez pueda beber un poco para desahogar mis penas antes de volver a casa. —Se encogió de hombros, pensando en si debería entrar.

  Mientras tanto, en el interior del restaurante, la descendiente de Úrsula discutía con su primer oficial al mando.

— ¡Hook! ¿¡Qué haces aquí todavía!? ¡Te dije que vayas a buscar a nuestra carnada, pero tú prefieres quedarte aquí para hablar con este idiota! —Se quejó ella, mirando mal al chico de abrigo rojo y a Gil, que se encontraba junto a él –ellos aprovechaban los pocos minutos en los que la morena entraba y salía de la cocina para besarse, porque tendrían un gran problema si ella los descubría– mientras que escuchaban los gritos de algunos clientes impacientes. — ¡Y en cuanto a ustedes, será mejor que cierren la boca y se dignen a pagarme esta vez si no quieren que los arroje a los tiburones!

—No te pongas tan agresiva, mi amor. —Mencionó Harry. —Estaba a punto de ir, es más, ¿por qué no vamos los dos? —Sugirió, señalándose a él mismo y a su amante secreto.

—O desaparecen de mi vista y me lo traen o se las van a ver conmigo. —Amenazó Uma, seria.

—No, no vamos a ir a ningún lado. —Se opuso el hijo del hombre que había querido quedarse con la reina Bella y había intentado asesinar a Bestia, entonces la chica de cabello turquesa lo miró con odio.

— ¿Qué dijiste, bacalao? —Gruñó la brujita del mar, empujándolo contra la pared. —Si no estas dispuesto a obedecer a tu capitana, te juro que te haré caminar por la plancha y…

—No nos iremos…—Repitió Gil. —Porque el chico Bestia ya está aquí. —Murmuró señalando hacia la puerta, por la que el castaño acababa de entrar. Uma inmediatamente soltó al idiota musculoso.

—Se ve deprimido…—Susurró la chica de cabello turquesa, haciendo un puchero falso antes de reírse. —Harry, quédate cerca de mí. Gil, no digas nada estúpido. Ese rey no se nos escapará. Esto va a ser muy divertido…—Sentenció mientras veía como Ben caminaba hacia la barra, inmediatamente ella se dirigió hacia allí para atenderlo.

—Hey, tú. —El novio de Mal llamó a la morena, que se le acercó. —Dame un vaso del trago más fuerte que tengas. —Ordenó, serio.

—Tengo nombre, soy Uma. —Mencionó la hija de Úrsula antes de irse a la cocina para buscar un vaso que no estuviera tan sucio y tomar una botella de vodka, la abrió y puso un poco en el vaso para luego sacar un pequeño frasco con su “receta secreta” y añadirla a la bebida que le daría al rey, luego sirvió más vodka para ahora regresar ya que no quería hacer esperar a la realeza; entonces se lo entregó. — ¿Y por qué tienes esa cara? ¿Qué pasa? ¿No robaste todos los dulces a los niños hoy? —Dudó, divertida.

— ¿A ti que te importa? —Masculló el castaño, se le notaba que estaba de mal humor, la miró extrañado. — ¿Por qué hay tanto olor a camarón en este lugar? —Se quejó, haciendo una mueca de asco antes de beber del trago.

—No me interesa, solamente acostumbro a hablar con los clientes que vienen aquí, eso es todo. —Mintió la chica de cabello turquesa. —Porque aquí cocinamos pescado y todo lo que trae el mar, idiota. —Respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

—Alguien que tiene esa cara solo puede estar mal por una cosa: no ha tenido sexo con nadie hoy. —Comentó Harry, provocando que la tripulación pirata soltara varias carcajadas ante la expresión confundida del rey de Auradon. —Ay, vamos, hombre, puedo llevarte a un lugar a donde puedes divertirte. —Sugirió, acercándose a él.

—Alguien que tiene tu rostro debe estar mal porque usa un garfio de plástico. —Replicó el chico Bestia, alzando una ceja. — Si usas ese garfio para lucir amenazante, debe ser porque no tienes mucho allí abajo que presumir, es por eso que no voy a ir a ningún lado con alguien como tú. —Se negó antes de seguir bebiendo de su vaso, logrando que Uma lo mirara algo sorprendida y los piratas a su alrededor se rieran mientras que el chico de abrigo rojo apretara sus puños.

La chica tenía que admitir que el descendiente de Bestia había acertado.

—Tiene razón. —Murmuró Gil antes de seguir comiendo más huevos, Ben siguió bebiendo de su trago hasta terminarlo mientras miraba de reojo al chico que acababa de hablar, al reconocerlo se tensó.

— ¿Quieres otro trago? El siguiente es gratis, la casa invita. —La archienemiga de Mal le guiñó el ojo de forma seductora, pero el chico Bestia negó con la cabeza.

—No, además esto tiene un sabor horrible. —Se quejó el gobernante del reino, haciendo una mueca de asco. — ¿Cuánto dinero te debo por esta bebida horrenda, Uma?

La morena alzó una ceja y acomodó su cabello, mientras pensaba en una respuesta.

  Se nota que es de Auradon, aquí nadie paga si no lo obligo a hacerlo, pensó ella.

—55 dólares, en efectivo, obviamente. —Aclaró, extendiendo su mano. Ben se encogió de hombros antes de empezar a buscar el dinero en los bolsillos de su pantalón, al sacar su mano le entregó los billetes –que eran más de lo que la hija de Úrsula había exigido, pero el castaño no se había percatado de ello– y notó que también había sacado el anillo con forma de bestia que la chica de cabello morado le había regresado cuando lo había rechazado.

  No voy a dejar esta isla sin luchar por Mal, pensó el descendiente de Bestia, tal vez esté dispuesta a escucharme cuando se tranquilice.

Benjamín se guardó el anillo nuevamente, sentía la mirada de los piratas sobre él y eso le incomodaba, así que se levantó de su asiento, dispuesto a retirarse. Pero entonces se percató de que su visión se estaba volviendo borrosa, por lo que pestañeó y al instante todo el lugar empezó a dar vueltas a su alrededor, se sostuvo de la barra con fuerza para mantenerse en pie.

— ¿Te sientes bien? —Dudó la mesera, esforzándose por reprimir una sonrisa llena de malicia. — ¿Desea que alguien lo escolte de regreso a casa, su Majestad? —Inquirió ella, entonces el chico Bestia rápidamente se volteó a mirarla e inmediatamente quiso huir, pero sus piernas cedieron y él perdió la consciencia, afortunadamente Gil lo atrapó en sus brazos antes de que el rey de Auradon se cayera al suelo.

—Eso fue muy divertido, ¡este chico es muy sexy! —Admitió el hijo de Gastón, sonriendo, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de sus colegas. — ¡Es muy sexy, gracioso, atrevido y odioso! ¡Ahora sí le daré su merecido! —Añadió rápidamente.

—Este desgraciado hirió mi orgullo y mi ego, voy a usar mi garfio con él. —Amenazó Harry, con una sonrisa cínica. — ¿¡Cómo se atreve a denigrarme así!? ¡Maldito descarado, creí que los buenos no trataban así a la gente! ¡Lo voy a matar!

—El chico Bestia solo fue sincero, al parecer tiene un radar para detectar a los bacalaos, cariño. —Se burló Uma. — Gil, átalo y llévatelo al barco. Hook, te dejaré usar tu garfio con él luego de que les avises a los estúpidos de Jay, Evie, Mal y Carlos que el rey está en nuestro poder y que quiero estar con esa traidora a solas así que más le vale que venga a buscarme. —Sentenció.

—A sus órdenes, capitana. —Accedieron ambos, el chico de abrigo rojo se retiró mientras que el otro solo acariciaba el rostro del novio de la ojiverde y le miraba los labios, sin duda alguna tenía muchas ganas de hacerlo suyo.

— ¿Qué estás esperando, imbécil? ¡Desaparece de mi vista en este instante! ¡No quiero que él esté aquí cuando esa brujita insoportable venga, lárgate! —Le gritó la chica de cabello turquesa. —Y Gil, lo necesitamos vivo, así que no se te ocurra hacerle un solo rasguño.

—Sí, claro, lo que tú digas, Uma. —Accedió el pirata antes de levantarse de su asiento, dispuesto a irse del bar con el rey en sus brazos.

— ¡Gil! —Lo llamó nuevamente la chica, entonces el hijo de Gastón volteó a verla inmediatamente. —Lo necesitamos virgen.

—Agh, nunca me dejas divertirme con los secuestrados, que cruel. —Se quejó él, haciendo una mueca. —Además, no sabemos si Mal le quitó la inocencia, tal vez se lo pregunte cuando el bello durmiente despierte…—Añadió para luego desaparecer del lugar.

La pirata sonrió con malicia, todo estaba saliendo perfecto.

  Voy a salir de esta maldita prisión, pensó ella, y finalmente todo el mundo conocerá mi nombre.

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