TODAE.

Lo conocía desde hace tiempo y sabía perfectamente cómo se sentía con tan solo verlo, aún si fuera de espaldas. Quizá su rostro contenía una enorme sonrisa, pero aquellos ojos siempre delataban su verdadero estado de ánimo.

Hoy, particularmente, habían perdido aquel brillo.

Se maldijo a si mismo por parecer ser el único que lo había notado.

Jiyong se había conformado con un "estoy bien" para seguir con su rutina. Creyó que Youngbae lo había detectado, pero cuando le dijo "solo tuve una mala noche" y el moreno se fue, notó que no fue así. SeungRi se encontraba ocupado ligándo por Internet, así que estaba peor que los otros.

No sabía cómo ir y decirle "sé que no estás bien, porque conozco esa mirada" sin sonar un tanto psicópata.

Se volvió a maldecir.

Pareciera que Daesung nunca le había tenido la suficiente confianza como para hablar de sus sentimientos. Una vez lo miró algo apagado y cuando tuvo el valor de preguntar, este le respondió que tenía sueño.

No podía obligarlo a hablar de más si no quería, pero tenía tantas ganas de intentar leer sus pensamientos que le era imposible distraerse con lo que sea que esté a su alrededor.

Salieron de la camioneta que los dirigió a aquel hotel durante la semana de conciertos en Japón y se dirigieron a su respectivo cuarto. Tres de los cinco chicos tenían planes, excepto Seunghyun y Daesung. No es como si se hubiesen puesto de acuerdo para mantenerse encerrados, pero así fue.

El peliblanco tomó una ducha en su cuarto para poder pensar en otra cosa que no fuera aquel castaño. No sabía si ya era el momento.

Se colocó la pijama y llamó a la recepción del hotel, pidiendo una botella de vino y algo de botana para el cuarto pegado al suyo. Una vez atendido, tocó la puerta de al lado.

—Hyung— murmuró el menor un tanto sorprendido —pensé que saliste— esbozó una sonrisa forzada

—Mmm, no. No quería salir y como tú tampoco lo hiciste, no vi sentido de quedarme solo— explicó entrando al cuarto —éstate pendiente, pedí vino

—Oh, claro— el estado de shook evidente hizo que se quedara en la puerta, esperando la botella, la cual no tardó por desgracia

Al llegar a la sala, notó como Seunghyun ya tenía dos copas en las manos, por lo que destapó la botella y brindaron

—Sabes, Dae— balanceó el líquido de un lado a otro —últimamente estás raro

—¿yo? Para nada— tragó la bebida muy rápido y llenó su copa de nuevo

—Claro que sí, reconozco aquella mirada apagada— dijo un tanto orgulloso —la reconocí en Jiyong hace un par de años y una vez en Ri, así que estoy seguro de qué tienes.

—A ver, Psicólogo Choi, ¿qué tengo?— intentó bromear para no hacer notar su nerviosismo

—Amor no correspondido— dio un trago a la copa.

El castaño se quedó sorprendido —no— igual tomó vino

—¿Ah, no? Tu mirada dice otra cosa— retó

—Es tu imaginación. Estoy bien, de verdad— sonrió, cerrando los ojos.

—Como digas— hizo una pausa, pensando en qué decir —¿al menos puedo saber quién es?

—¿quién?— dijo rápido.

—Tu amor. Crush. Platónico. Como le quieres llamar.

—Te dije que no tengo, Seunghyun— evitó el contacto visual que el otro intentó tener

—Ajá— respondió seco —te juro no decirle a nadie.

—no es alguien que te interese— rió levantándose del sofá, yendo por algunas papitas en la mesa

—si no conozco a la persona afortunada, ¿cómo sabré que no me interesa?— sentía que en más de diez años de amistad el menor jamás le tuvo la mínima confianza. al menos hoy no saldría de aquel cuarto sin saber un poco más sobre él.

—si te digo, sería inútil— respondió resignado, aún sin el brillo que lo caracterizaba.

—Vamos, Daesunggie, prometo no decir nada— alzó su dedo meñique en señal de promesa infantil —es más, si necesitas ayuda— lo interrumpió el otro

—por favor, si ni los consejos de Bae hyung funcionaron, crees que— se calló al notar su error

—espera, ¿Bae lo sabe?— dijo en tono ofendido, de broma

Ya había metido la pata. Que Dios decida lo que ocurrirá luego de esa noche.

—Y Jiyong hyung, Ri, Chaerin, Dara, noona, creo hasta Yang lo sabe— por cada persona mencionada, contaba con un dedo

—¿y yo no?— fingió indignación, aunque de verdad lo estaba.

—tampoco es como que a ellos les hubiera dicho, lo descubrieron solitos, lo juro— bromeó, tentando a su suerte

—y si media YG lo sabe, ¿por qué yo no puedo?— cerró un poco los ojos, juzgando al menor

—Ah, hyung. No me hagas esto— tomó más vino, el cuál ya empezaba a tener efectos en él

—¿Hacer qué?— repitió lo que su amigo

—Decirte, vaya. Nuestra amistad está bien así— tanteó el terreno, un poco

—¿nuestra amistad? ¿Eso qué? Nada haría que nos dejemos de llevar, al menos que te guste mi hermana, pero-

—hyung, ¿estás bromeando, cierto?

—Claro que sí, igual aceptaría que te guste mi hermana— le dedicó una de esas sonrisas que hacían que sus hoyuelos salieran, derritiendo el corazón contrario

—Dios mío— alcanzó a decir antes de salir por el balcón de la habitación

Seunghyun siguió sus pasos y se apoyó en el barandal

—¿me dirás quién es, ángel?— lo miró, pero no recibió más que un suspiro de respuesta

—si adivinas, quizá— se dio por vencido

—excelente, soy bueno en ese juego— aplaudió cual niño

—Bueno, quien me gusta tiene una gran personalidad— empezó mirando hacia las calles, nunca al rostro

Básicamente, todos sus amigos. Aún así, Seunghyun hizo una lista mental de sus posibles candidatos y como si jugara adivina quién, iría tachando personas.

—siempre te sorprende— continuó

Su lista se mantuvo igual

—Es mayor que yo

Fue eliminando gente

—Es más alto que yo

Se redujo considerablemente, él de por sí era alto, así que alguien aún más alto que él era un pista clave

—compositor

Lo dejó con un número reducido, si el castaño decía algo más, de seguro su lista estaría perfecta

—rapero— susurró leve, pero aún así el contrario lo escuchó

Se quedó en blanco.

—obsesionado con el arte

Quería responder, no podía.

—tiene unos hoyuelos preciosos

Ya lo sabía.

—toma el vino como agua— río nervioso

Su cuerpo no respondía a lo que le ordenaba

—¿tengo que continuar para que adivines, Seunghyun?— no obtuvo respuesta —lo sabía— se retiró del balcón con la cabeza baja y los ojos humedecidos

¿Él era el culpable de apagar el brillo de sus ojos? ¿De borrar varias veces la sonrisa del rostro?
¿De varias canciones sobre desamor, que aseguraba el menor solo ser imaginario?
Vaya que era una mierda de persona.

Cuando pudo moverse, dio grandes pasos hacia adentro, en donde su amigo se encontraba retirando las copas y la botella, sorbiendo con la nariz, que ya estaba roja. Aunque no hubiese mucha luz, pudo notar como este tenía un aura de tristeza. Se maldijo por tercera vez.

—Vete, por favor— pidió el menor con la voz débil que tanto odiaba.

—no— alcanzó a decir antes de quedarse sin habla.

—Seung, por favor— señaló la puerta con una mano, sin mirarlo.

—no— repitió

—como quieras— lo dejó en la sala y se encaminó hacia la cama.

El peliblanco lo agarró del brazo, provocando que el menor quedara quieto. Acto seguido, le dio la vuelta y lo envolvió en un abrazo.

Daesung no pudo evitar llorar.

—Lo siento— acarició el cabello que solía cubrirle los ojos.

—¿por qué?— preguntó entre sollozos.

—Igual me gustas y de seguro solo te he hecho llorar todo este tiempo.

Como pudo, se despegó del mayor, para verlo a los ojos

—¿qué?— alcanzó a decir

—me gustas, Kang— le dijo con una sonrisa y lo abrazó de nuevo

—Hyung— lo interrumpió el otro

—intenté decirte hace tiempo, pero siempre evadías el tema. Yo me juré que hoy no sería así y aunque me hubieras dicho otro nombre, te hubiera apoyado, ángel

—jamás mencioné tu nombre— bromeó y sintió su sonrisa en el pecho

—¿Ah, no? Clarito escuché como lo gritabas— dijo divertido

—estás loco— se despegó de su aún amigo y lo miró otra vez a los ojos

—por ti— se acercó poco a poco al más bajo y lo besó. Moría por hacerlo. Ambos. Daesung sintió que todas las lágrimas desperdiciadas por Seunghyun fueron recompensadas con ese beso, el primero de muchos.

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