1. Sous le ciel de Paris (MiloxCamus)

Nota breve de la autora: No contiene escenas sexuales desarrolladas pero sí lenguaje explícito e insinuaciones. :) 

"Sous le ciel de Paris
S'envole une chanson..."

(Bajo el cielo de París
Vuela una canción...)

Estaba cansado de caminar. El Sena a sus espaldas se revolvía agitado, como su corazón. Llevaba horas recorriendo la ciudad y no había rastros del francés, aquello era frustrante. A pesar de buscarle desesperadamente de todas las formas posibles, era como si jamás hubiera existido. Se preguntó resignado si aquello no era una absoluta pérdida de tiempo y una tontería absurda, después de todo, él había renunciado a todo.

A todo menos a él, a Camus. 

La tarde caía vertiginosamente en la capital, como si el reloj se riera de su estupidez e impulsividad. Una jóven cantaba a lo lejos, atrayendo a los turistas que disfrutaban sus paseos a pesar del caos de la ciudad.

"...Elle est née d'aujourd'hui 
Dans le cœur d'un garçon"

(...Ha nacido el día de hoy
En el corazón de un niño.)

La vida en el Santuario le resultaba ajena. Después de devolverles la vida, luego de algunos debates internos, decidieron retirar las armaduras de los llamados "traidores". Agradecieron sus servicios pero no les consideraban lo suficientemente dignos para volver a portar sus trajes dorados. Les despojaron de sus capacidades y responsabilidades y adieu. Aquella lista negra, evidentemente, alcanzó a su amigo, de quien estaba profundamente enamorado, amigo que rápidamente cogió un vuelo a su país natal y desapareció como si jamás hubiera nacido en esta tierra. Milo sin embargo, había sido reconocido por su valor y se le permitió conservar su lugar junto a sus compañeros como protector de la casa de Escorpio, pero la vida sin Camus se le hizo imposible.

"Sous le ciel de Paris 
Marchent des amoureux..."

(Bajo el cielo de París
Caminan los enamorados..)

No pasó mucho tiempo hasta que pidiera la reunión con su Diosa y el Patriarca. 

"Quiero renunciar a mis funciones como caballero" dijo sin rodeos. A pesar de la sorpresa general, Atena supo desde que el aguador se marchó, que el escorpión seguiría sus pasos. Le agradecieron por sus servicios y le devolvieron la posibilidad de tener una vida normal.

"...Leur bonheur se construit
Sur un air fait pour eux."

(...Su felicidad se alza
Sobre un aire hecho para ellos)

La noche caía inevitablemente y aquello había pasado de ser una idea mala a una pésima y catastrófica. Había buscado su nombre en todos los sitios posibles y no había dado con él, lo único que sabía es que su amigo se había marchado a Paris, una ciudad de 2,148 millones de habitantes segun pudo leer en un sitio de internet. Perfecto, tarea fácil.

Intentaba recordar los sueños de Camus cuando eran jóvenes y pasaban largas noches sin dormir, imaginando sus vidas si sus vidas fueran diferentes.  

"Me quedaría aquí, toda la vida. Grecia es mi hogar y creo que es el mejor sitio del mundo para vivir. Supongo que trabajaría en bares y ligaría muchísimo. Me pasaría el día en la playa, por la noche le serviría bebidas a los turistas. Me gusta aquí."

Recordaba la risa del francés en la distancia. "Esas son tus aspiraciones? Servirle bebidas a los turistas que visitan las islas griegas?" 

"Sí, ¿qué mas necesitaría? ¿Qué hay de ? ¿Qué harías si... tu vida fuese normal?"

"Viviría en Paris. Escribiría libros. Recorrería la ciudad de noche. Pasearía junto al río y luego volvería a mi piso en algún barrio caótico." 

"Sous le Pont de Bercy
un philosophe assis
deux musiciens quelques badauds
puis des gens par milliers..."

(Bajo el puente de Bercy
Un filósofo sentado 
Dos músicos, algunos curiosos 
Y miles de personas...)

Bueno, lo de caótica la ciudad lo llevaba bien. Milo llevaba sentado frente al río media hora, pero el ruido de la noche era invasivo para alguien que acostumbraba a vivir en el sitio más tranquilo del planeta. Los únicos ruidos de la noche del Santuario eran los pájaros nocturnos de la zona o algunos insectos fastidiosos. Aquello era otro nivel. La voz de la joven a lo lejos danzaba en sus oídos junto a un viejo acordeón. La gente caminaba apresurada y en el coro de voces, sus oídos y su cansancio terminaron por colapsar.

"Sous le ciel de paris
jusqu'au soir vont chanter
l'hymne d'un peuple épris
de sa vieille cité..."

(Bajo el cielo de París
Hasta la noche cantarán
El himno de un pueblo apasionado
De su vieja ciudad) 

Moría por un cigarrillo y se dijo a sí mismo que quizás ya era hora de buscar un sitio donde dormir. Tenía algunos euros en su bolsillo, pero supuso que si quería encontrar un hotel donde pasar la noche debía darse prisa y levantar su pesado cuerpo de aquellos escalones y ponerse en marcha. Se cagaba en su decisión estúpida de ir a por él. Aquello no era romántico, era completamente idiota. Cogió el mechero de su bolsillo con impaciencia. 

"Près de Notre-Dame
parfois couve un drame
oui mais à Paname
tout peut s'arranger"

(Cerca de Notre Dame
A veces se cuece un drama
Sí, pero en París
Todo tiene arreglo)

-¿Dónde estás? -preguntó en un murmullo a la ciudad. -Cabronazo. 

Suspiró preso de la frustración pero al menos los pies ya no le dolían luego de la extensa caminata. Descubrió en Paris que el apellido de su amigo era más común de lo que supuso. Nadie le conocía y no vivía en ninguno de los apartamentos que había marcado como posibilidades. El mechero seguía deslizándose entre sus dedos nerviosos. El último cigarrillo se había ido con sus esperanzas de encontrarlo treinta minutos antes de sentarse frente al famoso río. ¿Qué tenía de especial? ¿Qué tenía de especial todo aquello? Intentó pensar como su amigo, pero no lo logró, no le encontraba el encanto a lo que veía. La Torre Eiffel le parecía aparatosa y tosca, la voz del recuerdo de su amigo le susurró en su memoria.

<<Siempre le encuentras el lado negativo al mundo, Milo. Es como si llevaras gafas oscuras, no todo es tan negro como lo ves tú, ni tan retorcido, ni todos tienen algo que esconder. Debes aprender a ver lo positivo de las cosas, la vida es simple.>>

"...Quelques rayons
du ciel d'été
l'accordéon
d'un marinier
l'espoir fleurit
au ciel de Paris."

(...Algunos rayos
Del cielo de verano
El acordeón
De un marinero
La esperanza florece
En el cielo de París)

Tenía razón. Su naturaleza era más desconfiada que la de su amigo aguador, no podía evitarlo. Naturalmente detectaba lo que iba mal, como si su radar estuviera calibrado para notar los desperfectos inmediatamente. Ya le dejaría la esperanza a Seiya... que aquello iba mal o peor. Sintió el mechero deslizarse eternamente entre sus dedos. 

-Vaya mierda de ciudad has elegido, hijo mio -resopló fastidioso como si la noche le escuchara. Miró al cielo, ya oscuro. -Y tu río Sena es una mierda.

Una voz profunda le contestó a su espalda.

-Seine. 

Se giró tan rápido que su espalda se quejó con una punzada.

Esa voz...

"Sous le ciel de Paris
coule un fleuve joyeux
il endort dans la nuit
les clochards et les gueux"

(Bajo el cielo de París
Discurre un río alegre
Duerme por las noches
A los vagabundo y mendigos)

-¿Camus? -preguntó, como si no reconociera esos ojos en cualquier sitio y circunstancia. Su amigo se sentó a su lado, estirando sus dedos para alcanzarle a Milo un cigarrillo. El griego lo miró con los ojos tan abiertos como logró abrirlos  -¿Qué haces aquí? -preguntó sonriendo finalmente. O había muerto y estaba alucinando, o el francés le había encontrado a él.

-VIvo aquí... y podría preguntarte lo mismo. ¿Misión en Francia? -preguntó finalmente el galo encendiendo un cigarrillo observando la corriente del río.

-¿Desde cuando fumas? -le preguntó Milo, curioso, encendiéndo el suyo, quería abrazarlo, besarlo. Allí estaba, le había encontrado.

Camus lo miró, algo divertido con la situación. 

-El olor me recuerda a tí.  

"Sous le ciel de paris
les oiseaux du bon Dieu 
viennent du monde entier
pour bavarder entre eux"

(Bajo el cielo de París
Los pájaros del Señor
Vienen del mundo entero
Para charlar entre ellos)

<<El olor me recuerda a >> 

-Yo... vine a buscarte, Camus. No hay ninguna misión, solo quería verte. Dejé la vida que llevaba... ahora mismo soy tan civil como tú. -le dijo mirándolo a los ojos. El francés dejó entrever una pequeña sonrisa, exhalando una bocanada de humo.

-Que conveniente. -replicó mirandolo- Ya no eres el Santo de Escorpio y yo no soy el Santo de Acuario. 

-Solo soy Milo Tsakiris, griego y desempleado. Tengo 60 euros en el bolsillo y si el cigarrillo es benevolente conmigo y no pillo un cáncer fulminante, viviré 50 años más... Si a ti te gusta este río de mierda, pues por mí esta bien, puedo verlo durante un decalustro solo si puedo despertar a tu lado cada mañana y mirarte el culo mientras te vistes. 

-Milo Tsakiris -repitió su amigo sonriendo -Soy Camus Dubois. Escribo cosas y la gente me paga por ello. Vivo en un apartamento pequeño y trabajo en casa, así que cuando cae la noche me gusta salir a caminar por aquí. Me relaja. Vivo con un gato, que se metió en casa y decidió que le apetecía vivir allí. Se llama Chat y es un cabronazo con mala leche, pero nos hicimos amigos.

"Et le ciel de Paris
a son secret pour lui
depuis vingt siècles 
il est épris de notre île Saint-Louis
quand elle lui sourit
il met son habit bleu"

(Y el cielo de París 
Tiene su propio secreto
Tras veinte siglos está enamorado
De nuestra isla Saint Louis
Cuando le sonríe
Se pone su hábito azul)

-Sabía que eras persona de gatos, lo sabía -rió Milo, encantado. -Me gustaría mucho conocerlo, seguro que logro domar al pequeño cabron. 

 Camus se levantó, dando una última calada, sin dejar de mirar a Milo. Estaba sorprendido sí, pero en algún lugar de su corazón sabía que su amigo iría a buscarle... después de todo, tenían muchas cosas pendientes.  

-Lloverá pronto. Vamos a casa. -dijo el francés, ayudando a su amigo a levantarse con un rápido movimiento. Cuando tocó su mano pudo sentir todo lo que sintió por años, pero potenciado por la ansiedad de saberse libre al fin.

"Quand il pleut sur paris
c'est qu'il est malheureux
quand il est trop jaloux
de ses millions d'amants"

(Cuando llueve sobre París 
Es porque está triste
Cuando está muy celoso
e sus millones de amantes)

El piso era pequeño pero reflejaba la personalidad de Camus en cada esquina. No había demasiado color y todo estaba donde debía estar de una forma práctica y de fácil acceso. 

Un gato negro salió al encuentro del aguador para frotarse en sus piernas. Milo le miró divertido, ya le gustaría hacer lo mismo a él. 

-Bonsoir, Chat -saludó Camus al acariciar la cabeza del animal que le buscaba con afecto. Milo cogió su mano, empujándole ligeramente contra su cuerpo. No quería dilatar más ese momento, había esperado lo suficiente. 

-Paris me parece un sitio maravilloso para vivir si tu hablas francés todo el día. -le dijo antes de besarlo suavemente. Aquella boca se llevaba el protagonismo de todos sus sueños más lujuriosos. Su amigo respondió con la misma ansiedad, abriendo sus labios para permitirle una exploración minuciosa. Ambos cuerpos reaccionaron de inmediato, por lo que a Chat le resultó algo fastidiosa la presencia del extraño y se marchó a dormir. 

"Il fait gronder sur nous
son tonnerre éclatant"

(Rugen sobre nosotros
Sus estridentes truenos)



Cuando llegaron a la habitación, desvistiéndose, la lluvia ya golpeaba las enormes ventanas y los relámpagos dibujaban luces sobre la oscuridad del cielo parisino. El cuerpo desnudo del francés aterrizó en la cama, contrastando con su piel pálida las sábanas oscuras. Era delgado y su musculatura firme pero suave en sus formas perfectas. Su abdomen subía y bajaba, preso de la excitación, abriendo el escenario a una erección notable que el griego apuró en su boca con avidez. 

El francés jadeó, empujando sus caderas con impaciencia.

Aquella noche, solo dormiría el gato.

"Mais le ciel de paris
n'est pas longtemps cruel"

(Pero el cielo de París
No es cruel durante mucho tiempo)

-¿Milo? -jadeó el francés.

El griego levantó su rostro, para buscar sus ojos que le miraban desde la distancia desesperados y hambrientos.

-¿Qué? -preguntó, sin dejar de acariciar sus muslos.

Camus sonrió levemente, sabiendo que todo estaba en su lugar. Su corazón estaba en su lugar. Era feliz.

-Te amo. -dijo al fin, sin titubear.

"Pour se faire pardonner
il offre un arc-en-ciel"

(Para que lo perdonemos
Nos regala un arco iris)

-Yo también te amo, Camus Dubois. Ahora déjame comértela que en unos minutos te tocará a ti. -sonrió el griego, desempleado y feliz, que en otra vida, había portado una armadura y ahora se disponía a pasar lo que le quedaba de ella junto a la persona que amaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top