¡Vamos, hazme caso! | MiloxCamus

Hoy era un nuevo día. Y como era costumbre, el caballero dorado, Milo de Escorpio iría a visitar a su compañero Camus de Acuario, con la esperanza de obtener algo más que un "Vete de aquí Milo, deja de molestarme" de parte de el caballero.

Y eran incontables las veces que Camus le había negado su compañía, al igual que las veces en las que Escorpio lo había visitado.

Pasó tranquilo por su casa, para luego ir a la de Capricornio. Única casa (ya había visitado a Aioros, quien lo había recibido con una cálida sonrisa y sus buenos deseoa en el amor para Milo) que se interponía entre la propia y la de Acuario. Era innevitable que, por más tonto que sonara, Milo le tuviera cierto rencor a el templo.

-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?- Milo se reprimía los impulsos de pasar de una vez, pues sabía que era orden del Santuario pedir permiso para pasar.

- Buenos días Milo ¿Vas a visitar a Camus, no es cierto?

-Si Shura, como siempre.- Shura se paró un poco y cambió su expresión seria a una de ligera preocupación.

-Oye, ¿Te puedo decir algo?, de vecino a vecino

-Sí, claro ¿Qué ocurre?- Milo alzó una ceja. No era común que el siempre serio Capricornio le dirigiera la palabra de forma tan personal.

-¿No crees que debes rendirte con Camus? Es que... Él no demuestra interés en tí, ya deja de insistir. Por otro lado, Shaina parece quererte mucho.

-¿Shaina? ¿La santa de Ofiuco? Bien sabes que la aborrezco amigo.

-¿Por qué no le das una oportunidad?

-Tú no te rendiste con Aioros, y yo no pienso hacerlo con Camus.

-Eso fue diferente, no me cambies el tema.- El caballero de Capricornio estaba sumamente sonrojado, pero no pensaba darle por su lado a Milo-Ambos estábamos enamorados

-Como sea, tú lo amas, y tú lo tienes en tus brazos, y es todo lo que yo deseo para mí y para Camus.

-Milo...

-Lo siento Shura, pero mi corazón sólo le pertenece a él. No hay día en que no piense en sus bellos cabellos rojos y su piel blanca, no puedo dejarlo ir. Agradezco tu preocupación pero no dejaré ir a Camus.- Milo habló tan firme que Shura finalmente desistió de intentar convencerlo.

-Está bien, que Eros te conceda suerte en el amor amigo mío.

-Gracias... ¿Puedo pasar?

-Adelante.

Milo atravesó la casa de Capricornio y  entró a la de Acuario, con esperanzas que tal vez no se cumplan.

****
Camus se encontraba leyendo en Acuario. Con su característico ceño fruncido, muestra de su concentración al leer.

Le apasionaba aquél mundo. Ésa forma de escapar de la realidad y de viajar a donde quieras sin moverte de tu sofá. La habilidad de hacerte creer que todo lo que le pasa al protagonista pasó en verdad.

Algo simplemente maravilloso.

Luego oyó pasos cerca de la casa. Ni siquiera se puso en posición de ataque por que sabía que era Milo.

No iba a mentir, le gustaban aquellas visitas diarias del escorpión, pero no estaba dispuesto a admitir cómo una criatura tan revoltosa como Milo le puede atraer.

-¿Camus? ¿Estás aquí?

-Vete de aquí Milo- dijo Camus con mal humor forzado. Mientras intentaba desesperadamente devolver su concentración a la lectura, sin éxito alguno.

-¡Oh vamos, hazme caso Camus!- el tono que usó el escorpión le hizo a el frío caballero suspirar, y finalmente dejarlo pasar. Por primera vez. Sabía que no debía hacerlo pero sus deseos de verlo fueron mayores y lo dejó pasar, aún sin saber el por qué hacerlo justo ese día después de tanto ruego.

-¡Está bien, entra pero ya no hagas ruido!- Milo se quedó en shock. Y tras meditar unos segundos entró corriendo.

-¡Camus! ¡Por fin!

-Guarda silencio y déjame leer.

Milo se quedó callado y admiró silenciosamente los delicados movimientos de Camus. Desde cambiar de página hasta sus caras de sorpresa mientras leeía. Si quería obtener algo, como siempre lo soñó, había que aventurarse.

-¿Puedo leer contigo?- La pregunta tomó por sorpresa a Camus. El también se aventuró, para ver qué pasaba.

-Sí, sólo no te muevas mucho.

Milo se sentó al lado de Camus y le quitó el libro. El de Acuario iba a protestar cuando Escorpión le dió la parte de la portada para que él la sostuviera.

Camus sonrió levemente y la tomó. Milo pasaba las páginas y Camus las atrapaba bajo su pulgar. Era como si fueran uno sólo, dejándose llevar por el momento más que por la lectura.

Después de unos minutos así, Camus tuvo la confianza de apoyarse en el hombro de su acompañante y eventualmente quedarse dormido.

No era un beso, o algo así, pero Milo se iría con la felicidad de saber que Camus le haría caso todos los días.
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¡Hola! ¿Qué les pareció? Es mi primera vez escribiendo yaoi de Saint Seiya y qué mejor que empezar con el ship más querido del fandom. No tengan miedo de dar sugerencias de ships u opiniones mientras sean de forma respetuosa. Yo aquí me despido y empezaré con el próximo, que creo que será de DeathmaskxAfrodita.

Se me cuidan
¡Chau!

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