Symbrock
—¿Chocolate?—
—Definitivamente—
Habían pasado ya un par de años desde su simbiosis, no había sido sencillo para Brock complacer el fino apetito de Venom el cual se basaba en materia gris, chocolate, más materia gris y un par de golosinas, comer cabezas humanas y chucherías le habían empujado a la dolorosa decisión de ir a un gimnasio especial pues, a pesar de no tener grasa notable en su cuerpo, sabía que estaba subiendo peligrosamente de peso.
Muy al pesar de Venom se tuvo que controlar al momento de estar por primera vez en ese lugar con olor al asqueroso fluido humano, también se tuvo que acostumbrar a la ruidosa alarma de Eddie, al incontrolable nerviosismo del chico y a sus quejas por su rápida digestión, sin embargo, Eddie era su persona favorita de toda la tierra.
O tal vez del universo.
La caja de cartón de leche chocolatada fue colocada minuciosamente en el carrito donde había una abundante cantidad de verduras y carnes frescas al igual que varias barras de chocolate y un par de bolsas grandes de frituras, llevó el carrito a una zona especialmente de golosinas y, después de dejar un par de bolsas de chupetas en le carrito y unas lunetas, tomó una bolsa de bombonetes.
—¿Malvaviscos?—
—¿Tienen chocolate?—
—Hm... Creo que no...—
—No me interesa—
—Creí que te gustaban... Ya sabes, es algo que me hace engordar y tu sueles comer mucha porquería—
—Todo lo sabroso te hace engordar, eres patético, aparte, no como cosas asquerosas.—
—Si que lo haces—
—No, no lo hago—
—Lo haces siempre.—
Un pequeño silencio hizo que Eddie se quedara en ese lugar, esperando que la extraña voz en su cabeza hablara y le contestara con cualquier insulto sin sentido o un "maricón", cualquier cosa pero lo que no se esperó fue que simplemente hubo silencio por lo que se le hizo una eternidad.
—¿Te enojaste porque tengo razón?—
—No estoy enojado—
Eddie bufó, dejando la bolsa de golosinas sobre su estante y caminando hacia la caja registradora.
—Eddie—
Hubo un pequeño lapso de silencio mientras que el humano se decidía en sí contestar o dejarle tal y como le había dejado él hace medio minuto atrás.
—Eddie—
—¿Qué quieres?
—Te amo—
Tal vez la sorpresa le había desconcentrado hasta el punto en el que acabó haciéndo chocar su carrito de supermercado contra la espalda del cliente de enfrente o tal vez estaba tan a la defensiva que se hundió un momento en su mente para buscar regresar cualquier insulto que Venom le dijera en ese momento, se disculpó casi de inmediato con la persona que había golpeado, sus mejillas estaban realmente calientes por la sangre acumulada en estas, cuando las miradas se alejaron de él no pudo evitar suspirar, sin embargo una sonrisa estaba dibujada en sus labios.
—También te amo, Venom—
-u-
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