Ezio x Leonardo

Uwu

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Allí estaban una vez más.

Leonardo rompiendo en un desesperado llanto, balbuceando mil y un razones por las cuales quería morir, desaparecer o que simplemente, aquello no estuviera pasando, deseaba haber muerto de pequeño para no tener que pasar por ese calvario nuevamente, no era confusión, no, era una enorme nube de negatividad el cual le rodeaba y, muchas veces, contagiaba a Ezio, su mejor amigo de la infancia el cual había estado desde que comenzó a tomar las hormonas.

Sus dorados mechones estaban desordenados, sus delgados hombros se movían a la par que las inhalaciones profundas que Leo daba para poder buscar la calma, tal vez aquello no hubiera sido tan difícil de no ser por las malas miradas que recibía de muchas personas, le hacían sentir como una aberración, una inmundicia o un fenómeno de circo, solía escuchar silbidos de chicos lo suficientemente estúpidos como para no entender lo realmente mal que lo pasaba pues, ni siquiera eran silbidos de aprobación, muchas otras veces podía escuchar a personas murmurar sobre estaba desorientado y confundido.

Claro que no estaba confundido.

Estaba deprimido.

El sentimiento de no encajar le hacia pensar estupideces, estupideces que a veces llegan a acciones, había perdido la cuenta de cuantas veces había estado al borde de un puente o las veces en las que había tenido la corbata de su fallecido padre en su cuello, parado sobre una silla.

Sin embargo, jamás lo lograba.

Había algo que lo impedía, o mejor dicho, había alguien que lo impedía, era algo que se repetía, justo cuando estaba casi seguro de abandonar ese mundo, un enorme deseo de vivir nacía en su pecho y ascendía en sus ojos, saliendo en lágrimas de terror a la simple idea de desaparecer, o mejor dicho, de abandonar algo.

—Leo.—

Tal vez se había perdido mucho es sus pensamientos, parpadeó un par de veces, provocando que un par de lágrimas descendieran por sus húmedas mejillas, giró suavemente su cabeza hacia el Auditore, tal vez ese alguien que tanto le impedía el auto sabotaje y el caer del puente había estado allí desde el inicio, podía verlo entre esos castaños y encantadores ojos los cuales estaban empañados en la misma tristeza que él.

—Eres hermosa ¿Lo sabías? Aún si lloras tu belleza me deslumbra...—

Jamás podría expresar con palabras lo hermoso que se sentía siempre escuchar esas palabras en medio de su infierno, era como estar en medio de una caída libre y, abrir los ojos para darte cuenta de que solo era un sueño, su llanto ahora era de felicidad, no pudo contenerse y se echó a los brazos de Ezio.

Sin duda, había encontrado ese alguien que le impedía morir.

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