Susurros Vivos
El color naranja pintaba el cielo indiferentemente, las enormes sombras de las imponentes montañas cubrían gran parte de las tierras de Liyue. Barcos cargados de mercancía extranjera, tenían su llegada simultáneamente.
Las construcciones sumamente cuidadas de techo rojo reflejaban hasta el último destello de luz que venía desde un horizonte cada vez más dibujado, las ramas de los árboles se dejaban que el viento las hiciera bailar, dejando las hojas sueltas, como deslices de una coreografía inexacta.
Los ciudadanos que caminaban por las calles, e incluso los comerciantes cuyos locales no tenían clientela, miraban el atardecer. Muy en el fondo, de manera inconsciente les restaba el estrés, una pequeña sensación de tranquilidad que apreciaban. La tierra de los contratos era bastante ajetreada.
Sin embargo, en una enorme casa de varios pisos de altura, los ocupantes no parecían estar tan entusiasmados por eso. Risas apaciguadas escapaban por las ventanas abiertas a merced de cualquier oyente.
—¡Basta Hu Tao! —pidió Izuku mientras se limpiaba las lágrimas producto de reírse tanto.
—¿Y que gano yo, dejándote de hacer cosquillas? —su mano se posó sobre su cadera y se inclinó hacia el chico—. Que yo recuerde, tu prometiste dejarte hacer cualquier cosa ya que te asustaste en el bosque.
El pecoso agachó la cabeza sonrojada. La azabache rio al ver el estado débil de chico —algo "cínica" era el adjetivo con el que Izuku la describía—, siempre buscando hacer una broma tras otra.
—Pe-pero tú también perdiste una apuesta...
—¿Cuál?
Se llevó el dedo a la mejilla y sus ojos se desviaron al techo intentando recordar en qué momento le había dado su palabra al peli verde.
Revolcó sus memorias en las que estaba Izuku, y para su gusto, en ninguna ella prometía algo en concreto. Era bastante escurridiza a la hora de tratar con el pecoso.
Sin embargo, cuando ya estaba por desmentir a su empleado, terminó con la sorpresa de no verlo en piso como hacía tan solo un par de segundos.
—¡Bu! —hizo acto de presencia el pecoso detrás de la chica tomándola por los hombros de la manera más inesperada posible.
—¡Hip!
La directora de la funeraria "El Camino" se sobre saltó, pero logró contener el grito que pareció más un pequeño síntoma de hipo.
—Jaja, mira quien se asustó ahora —sonrió victorioso, pero poco se deleitó con su pequeña hazaña, cuando escuchó un pequeño sollozo.
El problema era que ese sollozo era de la peli negra.
Inmediatamente Izuku dejó de reírse y la giró para que ambos se quedaron viendo de frente. Hu Tao tenía los ojos cerrados con mucha fuerza.
—¡Y-yo no quería asustarte tanto, digo, no pensé que fuera para tanto! —se disculpó mientras agitaba las manos—. ¡Lo siento, lo siento, lo siento!
Repitió las últimas palabras unas cuantas veces más, hasta que la chica estiró los brazos abiertamente justo en frente.
—¿Qui-quieres un abrazo? —preguntó.
Movió las palmas de las manos, dando luz verde para que el pecoso la abrazara con fuerza.
—¡De verdad lo siento, no volveré a intentar asustarte!
Ahora era Izuku quien estaba sucumbiendo a los nervios, cada vez estaba más preocupado por la situación, nunca había nadie permanecido tanto tiempo con su jefa estando ella absolutamente callada.
O eso es lo que creía.
El sofá mediano de color rojo que están al interior de la habitación era el objetivo de la directora. Guiando al joven viajero sin que este se diera cuenta. Daban diminutos pasos.
—Ja...ja...ja.
Esa burlona risa de la peli negra lo alertó, pero ya era demasiado tarde para actuar.
—¡Bu! —un traspié y ya ambos estaban acostados sobre el mueble.
El pecho del chico subía y bajaba a toda velocidad, mientras que Hu Tao aún prisionera de los brazos de Izuku solo escuchaba los latidos de su corazón.
—Hehe —volvió a reírse la peli negra—. Caíste de nuevo, ¡me debes otra!
—Pe-pero no se vale, realmente pensé que te había hecho llorar.
—Oh, Izuku-kun —dijo endulzando el nombre del pecoso—. No creerías que realmente te había quitado los ojos de encima, ¿o si?
—Creí que si...
—Desde que llegaste para quedarte aquí, siempre te observo, así es más fácil prepararte una broma —acercó su rostro hasta sentir la respiración agitada de su empleado—. Esta, por ejemplo, será mi broma maestra.
Largos e infinitos segundos de suspenso hicieron intervalo entre las palabras de la chica de ojos carmesí de patrones florales.
—No te pongas nervioso, Izuku —su clásica sonrisa acompañada de la cercanía no ayuda en nada—. Se supone que una broma debe ser divertida...
Izuku solo cerró los ojos mientras la visión que reposaba en su cadera se alteraba de igual manera. Estaba siendo rozada por la visión de Pyro de Hu Tao.
—Lo mejor de un broma, es cuando no es del todo un broma —susurró en el oído del ojo verde.
Se relamió los labios a la vez que tomaba las manos del chico. Dejándose llevar, por la relajante tarde, robó un beso duradero del chico.
Izuku quedó estático en el instante, su corazón estaba latiendo a toda fuerza, y para colmo esta fue la única manera de percatarse de que Hu Tao era ahora quien temblaba, la abrazó para juntarla más a él. Esta podría ser la única vez en donde podría jugar con ella.
—Te amo...
—Y-yo también Hu Tao... yo también. —apresuró a decir antes de volver a ser callado con beso.
La tarde pasó volando mientras ellos seguían compartiendo su momento a solas. Mientras en la entrada a la funeraria, una hermosa chica quirk era la encargada de vigilar la entrada miraba la ventana con extrañeza.
—¿Por qué dejaron de reírse? Espero que la directora no haya hecho desmayar a Izuku como la última vez...
• • •
—Hu Tao, ¿me puedes explicar qué hacemos aquí? —un enrome acantilado resguarda en las profundidades un inmenso cuerpo de agua oscuro.
—No quiero interrupciones esta vez. Así que ven —lo tomó de la mano y juntos empezaron a correr bajo la noche.
—¿Y a donde quieres ir esta vez? —pequeñas mariposas doradas empezaban a brotar por el camino, iluminando los ojos florales de Hu Tao que se volteó sonriendo.
—A donde sea que permita crear una excusa para estar contigo —ambos se sonrieron mutuamente estando altamente sonrojados y felices.
—Muéstrame "el camino", jeje.
—Te amo, pero ese chiste estuvo muy malo...
—Mejor centrémonos en las dos primeras palabras...
—¡Bo!
¿Merece 50 votos?
Gracias por leer aunque actualice cada mes...
GottoCatch
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