Dritte Reich x Finland/Suomi ⚣

Una de las cosas que más detestaba era el frío, sus jodidas manos estaban casi congeladas a pesar de llevar guantes y no dejaba de tiritar incluso con dos abrigos de piel encima, maldijo a todo lo existente durante el viaje hasta la cabaña del finés... después de todo necesitaba reunirse con él para hablar respecto al asunto de los soviéticos mientras solucionaban el puto tema de los traidores en la base de Berlín.

—¡Imbécil, abre la maldita puerta o lo haré yo a patadas! –Gritó tocando con fuerza la puerta de la propiedad apenas bajó del puto trineo en el que lo llevó un lugareño debido a que el panzer en el que iba no soportó bien las bajas temperaturas y se le congeló una oruga—.

—..Buenas tardes para ti también eh. –Finlandia se dejó ver tras la puerta ya abierta, con su usual expresión neutral y sus cejas alzadas con más sarcasmo, todo había estado en silencio hasta que el germano llegó—.

—No me importa, quítate que tengo frío. –El de esvástica lo empujó con su diestra para caminar por la sala hasta dejarse caer frente a la chimenea para quitarse todos los abrigos pesados que llevaba ya que ahí el frío ya era muy poco—.

Al rubio no le quedó de otra más que virar los ojos cerrando la puerta para que la calidez del ambiente no se perdiera, se acercó al otro y se sentó junto a él para retomar la limpieza de su rifle pues estaba ocupado en ello antes de la interrupción.. aunque por ratos desviaba la mirada con disimulo hacia las piernas del carmesí que al ya no llevar tantas cosas encima dejaba mejor vista a su cuerpo además de la forma en la que estaba acostado sobre la alfombra resaltaba más la forma de sus caderas y muslos.

—¿Qué tanto mierda me miras el culo? –Dritte gruñó bajo aún cómodamente acurrucado sobre la alfombra suave y pomposa de piel de reno, no le gustaban ese tipo de cosas pero estaba tan cálida que se dispuso a ignorarlo—.

—Pareces estar muy cómodo, es todo –Se limitó a alzar los hombros fingiendo que la anatomía ajena no le causaba interés y que no había pasado por su mente al menos por un segundo el posar sus manos sobre el trasero aparentemente suave del de ojos esmeraldas—.

–Cómodas mis bolas. –Refunfuñó burlón el más bajo girando su cabeza para mirarlo con el ceño fruncido de manera demandante y caprichosa, debía ser tratado con respeto y además ya tenía hambre– ...Hazme algo de comer, soy tu jefe y te lo ordeno.

Suomi sacó un empaque de galletas militares de su bolsillo y se la lanzó cerca sin mucha fuerza, no seguía ordenes de nadie pero al menos así podría hacer que se callara, cosa que funcionó porque solo escuchó el ruido del papel siendo rasgado y la forma enojada de masticar del contrario.

.   .   .

Ya en el oscuro anochecer echó algunos leños más a la chimenea para que el fuego perdurara toda la madrugada, por suerte no habían señales de una tormenta próxima así que no se preocuparía en vigilar tanto que los puntos de salida no se taparan con nieve.

—¿No hay otra cosa de comer que no sean malditas galletas sin sabor? –El azabache se quejó saliendo de la cocina con una expresión de fastidio por el tema, además que olvidó su pijama así que andaba solo en camisa y pantalones ligeros—.

—Llegaste en mal momento, no he ido por provisiones nuevas al pueblo –Suomi intentó respirar hondo para no enojarse, detestaba de sobre manera que le insistieran tanto con algo y más aún si era de una forma tan grosera—.

—¿Y cuándo carajo pensabas hacerlo?, ¡Tengo hambre! –Siguió el fascista encarándolo, ya estaba harto de esas masas insípidas y se había comido como tres paquetes para engañar a su exigente estómago hambriento—.

—Si tienes tanta hambre como dices, entonces cómeme la.. –Gruñendo el de ojos ámbar giró a mirarlo, pero apretó los dientes para no soltar aquella vulgaridad que rondó su mente en que le cerraba bien la boca para que no jodiera más– No me estreses, Dritte Reich.

—Cerdo grosero. –El de esvástica totalmente ofendido intentó golpearlo con el puño, sin embargo se vio atrapado por las manos del albino que lo miraba enojado ocasionando que forcejeara para soltarse—.

—..¿Qué te dije?... –Entre dientes le dijo en tono frío, su mano izquierda sujetaba con fuerza las del menor y la otra se dio la libertad de recorrer la cadera ajena hasta llegar a su trasero, el cual apretó a su antojo y lo obligó a apegarse más—.

—¡¿Qué mierda?!, ¡No me toques, imbécil! –Reich ladró removiéndose con obvia intensión de alejarse pero con sus movimientos sólo consiguió que algo cada vez más duro comenzara a aplastar su propia entrepierna, por lo que se detuvo y lo miró con los ojos entornados de la sorpresa—.

—¿Ya te vas a quedar tranquilo.. o es que acaso esperas que la ponga en tu boca para que te entretengas con algo más útil? –La mirada oscurecida del escandinavo se posó sobre la contraria de manera interrogante, aunque el dictador parecía haber enmudecido así que se inclinó rozando sus labios en lo que su diestra continuaba amasando a su gusto la carne ajena—.

Por desgracia no le duró mucho pues finalmente el germano volvió en sí y lo apartó de un empujón para caminar con prisa casi huyendo a la habitación encerrándose en ella con la respiración agitada tardándose en procesar lo que le habían hecho o porqué rayos sentía una molestia en su pantalón. No quiso volver a salir y optó por acostarse mirando hacia la pared para intentar conciliar el sueño hasta que lo logró a la media hora, hasta la mañana en que el hambre lo despertó más temprano de lo que acostumbraba y al ya saber que no había nada más que galletas feas, decidió al menos abrigarse para tomar un rifle y distraerse practicando tiro.

Acomodó bien sus prendas antes de abrir la puerta sin ver rastros del finés en casa y se acostó sobre el tapete de la entrada sin salir de esta, apuntando a varios metros más allá hacia las botellas de cristal coloridas que por alguna razón tenía el dueño de la propiedad colocadas sobre la cerca con la obvia intención de reventarlas a tiros para quitarse un poco la frustración por lo de anoche. Aunque solo consiguió estresarse más porque su puntería era un completo asco.. obviamente había dejado de practicar desde la Gran Guerra porque no iba a estar más en un campo de batalla por lo que ahora no podía ni darle a un simple cristal a catorce metros de distancia.

—Respiras mucho cuando disparas y no levantas bien el rifle. –El de cruz nórdica habló de repente haciendo notar que estaba justo al lado del europeo central, su vestimenta era sencilla pues había estado durmiendo en su pequeña oficina hasta que el ruido de las maldiciones y disparos lo despertaron—. 

—¿Qué mierda.. –Soltó el de esmeraldas apenas cayendo en cuenta de que el otro estaba junto a él ya arrodillándose con la intención de quedarse a instruirlo como su fuese a un jodido principiante cualquiera—.

—Tienes que apoyarlo bien en el centro de tu hombro, enfocarte en tu objetivo y ponerte un poco rígido conteniendo la respiración para que el retroceso no te arruine el tiro.. –Acomodándose sobre el alemán continuó explicando en lo que sus manos corregían bien la posición del arma y ajustaban la mirilla a la distancia correcta a la que estaba la botella para así mejorar el tiro—.

—..Puedo oírte perfectamente sin que estés encima de mi. –Dritte apenas pudo quejarse cuando el ruido y movimiento del disparo sin aviso lo hicieron dar un pequeño salto en su lugar, al mirar hacia el blanco puro de afuera notó que la botella amarilla a la que le había estado intentando dar ya estaba reventada de la mitad superior—.

—Cállate e inténtalo tú ahora –Murmuró el de suéter azul al de esvástica directo a su oído sin apartarse, acarició sus brazos en lo que volvía a posicionar el arma y luego apoyó sus manos en el suelo a ambos lados para dejarlo hacerlo por su cuenta—.

Mirándolo de mala manera el germano decidió ignorarlo en ese momento para intentar, levantó sus brazos a la altura correcta e infló el pecho inhalando el aire frío para retenerlo en el momento en que apretó el gatillo, la bala logró darle de manera perfecta a la siguiente botella de la derecha así que motivado por su pequeño triunfó siguió tomando balas para darle a las demás sin notar que con cada movimiento de disparo el albino se apegaba más a él llegando a colocar la mano izquierda en su pecho para sostenerlo. El más bajo apenas cayó en cuenta cuando el rostro ajeno se hundió en su otro hombro soltando un suspiro caliente que le erizó la piel, logrando así sentir finalmente la manera en que era sujetado y que había algo duro muy cerca a su trasero.. pero Suomi no le dio tiempo de soltar un solo improperio cuando su diestra lo calló cubriendo su boca pasando así a poder colar la izquierda bajo su ropa y comenzar a frotarse contra su tarsero sin dejar de respirarle al cuello.

El heredero del colapsado Imperio Alemán intentó volver a quitárselo de encima pero quedó en blanco cuando una lamida en su hombro ya expuesto y una simulación de embestida le arrebataron el aire unos segundos, el rubio repitió otra vez el movimiento de su cadera logrando sacarle un jadeo suave al de largas uñas oscuras que las clavó en el suelo de madera entrecerrando los ojos extrañamente sumiso ante el muy descarado manoseo del francotirador que se atrevió a meterle dos dedos en su boca obligándolo a chuparlos sin dejar de frotarse contra él.

Confundido por lo que sentía aceptó de alguna manera ensalivarlos un poco con su lengua que se movía en cada jadeo hasta que el mayor suspiró y lo levantó del suelo con fuerza cerrando de un portazo dejando el rifle tirado en el suelo de la sala, de un par de zancadas arrojó al foráneo contra uno de los sofás provocando que se quejara pero atacó sus labios con un beso voraz y profundo incluso usando su lengua, con desespero le abrió el abrigo y la camisa con la que durmió dejando su pulcro pecho expuesto. No tardó mucho en bajar hasta este para lamer y dejar marcas que hacían removerse al fascista que perdido en las sensaciones se dejaba hacer en casi silencio cortado por sus jadeos algo más fuertes hasta que una caricia contraria a su miembro ya duro lo hizo enrojecer.

—Maldita sea, ¡Suéltame imbécil, ¿Qué haces?! –Le dio un golpe al hombro para que lo soltara pero sus piernas fueron sujetas por el finlandés que volvió a apegar sus cuerpos dejándolo sentir lo excitado que estaba y lo duro que se había puesto sólo con los toqueteos seguidos del beso—.

—Más bien qué planeo hacerte.. quiero que gimas por más con esa misma fuerza. –Gruñó ronco con voz melosa el de orbes ámbar quitándole el pantalón con brusquedad hasta quejarlo casi totalmente expuesto, se relamió viendo que el nazi también tenía una buena erección que quiso tapar pero atrapó sus propias manos para con las suyas hacer que se masturbara a si mismo—.

—¡Mgh, hijo de perra, no me toques! –Reich chilló por el movimiento rápido y sin delicadeza que por alguna razón comenzaba a gustarle por lo que se mordió el labio cuando comenzó a temblarle, no hubo mayor efecto en el otro mas que su pantalón marcara más su pene bastante despierto ante la vista– No quie.. quiero, no.... Mgh..

Soltó un gemido suave cuando el contrario comenzó a marcar el ritmo perfecto y al notarlo no se detuvo hasta que que el de esvástica se corrió manchando su pecho rojo y parte de la ropa superior que aún tenía puesta, aunque estaba claro que con ello no se iba a contentar el escandinavo que se desvistió en lo que le daba tiempo de recuperar el aliento. El miembro palpitante del de gorro de lana se posó junto al del carmesí que lo miró tragando en seco, la diferencia entre ambos tal vez sería de unos casi cinco centímetros así que eso puso nervioso al azabache inexperto.

—No voy a lastimarte si te sigues portando bien, además.. tu bonito agujero ya está mojado para mi, Reich.. –Inclinado de manera posesiva sobre el fascista le dio un beso más corto, luego bajó a su cuello para chupar y morder sin fuerza para distraerlo en lo que su índice derecho bajaba hasta el trasero ajeno para tantear su entrada comenzando a acariciar para dilatarla lo necesario dejando que entrara—.

Su mano izquierda sostuvo la cintura del tenso más bajo para darle caricias amigables una vez su dedo logró entrar y las paredes internas lo apretaron un poco ante la incomodidad inicial, dejó un beso en el delicado cuello de su "Jefe" antes de comenzar a moverlo de manera circular y luego simulando embestidas hasta que lo sintió jadear en lo que se acomodaba de mejor manera permitiéndole más libertad entre sus bonitas piernas.

—Eso es.. deja que entre bien y no aprietes.. –Los murmullos lascivos comenzaron a abandonar la boca de Finlandia al estar totalmente caliente pues no solo los roces y los toqueteos lo ponían así, sino también las expresiones que intentaba retener el carmesí—.

—Cierra.. la puta ngh.. boca.... –Su espalda se arqueó al sentir el segundo entrar ahora haciendo movimientos de tijera para tener más espacio, se sentía sumamente incómodo al inicio pero a medida que pasaban los minutos no podía evitar babear un poco y sentir la necesidad de apegarse al europeo del norte, pero su orgullo no lo iba a permitir—.

Para cuando llegaron al tercero Dritte tenía una nueva erección y la del rebelde finés estaba tan marcada que era una tortura, así que sin poder esperar más tomó de la cintura al que solía llevar una cruz de hierro para así volver a frotarse un poco más acomodando la punta de su miembro en la entrada de este que ya estaba por demás humedecida y lista para recibirlo.

—Mierda, ¡No!, esa porquería va a dolerme –A último momento el fascista sintió nervios queriendo alejarse pero un agarre brusco en ambos lados de su trasero lo obligaron a permanecer en el sofá donde fue acostado—.

—Llevo desde ayer queriendo cogerte hasta que te quedes sin voz, así que quédate quieto.. que te vas a acostumbrar igual que a mis dedos –Suomi no era muy fan del sentimentalismo pero optó por regalarle otro beso profundo en lo que comenzaba a empujarse dentro, yendo más despacio cuando lo oía quejarse y para cuando estuvo totalmente en su interior se apartó para secarle las lágrimas con los pulgares– Voy a darte un momento, verás que el dolor no va a durar mucho..

El de esvástica giró su rostro hacia otro lado con molestia durante unos minutos hasta que una sensación extraña comenzó a ocupar su interior ya no tan adolorido, de manera inconsciente movió la cadera para sentirla mejor y soltó un jadeo cuando esta fue placentera dejándole notar al francotirador que ya estaba listo para continuar así que este no tardó en comenzar a moverse con precaución al inicio aferrándose a su delgado cuerpo algo más pequeño que el suyo. Empezando a lubricar más el líder del Eje abrió más sus piernas permitiéndole aventurarse más en su interior cálido y húmedo ya perfectamente preparado, incluso soltando gemidos tenues.

—Fin..Finnland... más.. –Bajito y avergonzado pidió tragándose su orgullo opacado por sus deseos de que se lo cogiera mejor, además su respiración agitada hacía que su pecho lleno de marcas se moviera con irregularidad—.

—..Vuelve a gemir mi nombre.. y te daré todo lo que quieras.. –El mencionado dio una estocada brusca logrando que las manos del carmesí se aferraran temblorosas a su espalda arañándolo un poco, pero eso solo lo excitó más, casi tanto como haberlo oído pidiéndole aquello con ese tono—.

—¡Fi..Finnland, mgh! –Dritte soltó uno más fuerte cuando el miembro ajeno chocó junto contra aquél punto perfecto en su interior logrando que hiciera hacia atrás su cabeza y sus ojos se cerraran con nacientes lágrimas de lívido—.

Recibió un beso en el hombro e inmediatamente el ritmo de las penetraciones aumentó junto con sus ganas de seguir gimiendo en alto como sus piernas sobre los hombros del albino que lo sujetaba de las mismas para poder llegar más profundo en su interior estrecho, ya antes lo había hecho con Dinamarca y Åland pero sin duda el maldito fascista primerizo lo tenía loco con su manera de jadear con la lengua afuera cual perra.

—Mrgh mierda.. voy a venirme ya.. –El de ámbares se escondió en el hombro del germano sin dejar de moverse con la misma fuerza aunque su espalda ya ardiera por los rasguños siendo algunos profundos, pero valía totalmente la pena—.

—¡Dentro!.. hazlo dentro.. Finnland –Balbuceó en tono irregular y chillón totalmente sumiso ante la rudeza del nórdico que lo había sometido hasta hacerlo comportarse de esa manera tan vulgar por la excitación que nublaba su mente—.

Bastaron algunas estocadas profundas más para que llegara nuevamente al orgasmo manchando el pecho de ambos, contrayendo sus paredes internas en medio de un espasmo dando un grito sonoro cuando fue mordido por el posesivo mayor que también se corrió segundos antes haciéndolo sentir lleno, sus brazos perdieron algo de fuerza y se dejó rendir en el sofá recuperando la normalidad de su respiración observando al rubio salir de su interior con algo más de cuidado. El lugar donde estaban no era muy espacioso así que colocó al europeo central sobre su pecho y lo abrazó de la cintura para que pudieran descansar al menos un rato antes de que debiera salir por las provisiones para el almuerzo, ahora si se dispondría a alimentarlo bien sin problema alguno.

—¿Ya vez que.. no era tan difícil abrirme las piernas? –Dijo acariciando la espalda del de esmeraldas que ya se iba quedando dormido por el cansancio sin interesarle que estaba desnudo, goteando semen y acostado en el pecho del finés que tomó uno de los abrigos del suelo y lo cubrió con este– Me gustó, espero volvamos a coger pronto, jefe.

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