En una tarde como cualquier otra, estaba en acostada en el sofá leyendo un artículo en mi celular mientras Bakugo estaba cocinando.

Tiempo después vino y se sentó a un lado, como siempre, tenía el ceño fruncido.

—Sabes, leí un artículo que dice que los bebés sonrien en promedio 300 veces al día, mientras que los adultos lo hacen sólo 20 veces —mencioné repentinamente.

—¿Qué quieres que haga por eso?

—Me pareció una cifra demasiado diferente, ¿no lo crees?

—Los bebés tienen menos responsabilidades que un adulto, o mejor dicho no tienen, lo que significa que tienen menos estrés, por lo cual es normal que sean más alegres

—Si pero... como quiera, pienso que hay que ver el lado positivo de la vida y sonreír más a menudo.

—¿A dónde quieres llegar con eso? —preguntó volteando a verme.

—Es que... pienso que tú sonríes menos de 10 veces al día. O mejor dicho una vez al año —dije agarrando mi barbilla.

—Tsk...

—Oye, sonríe.

—No. —respondió de forma inmediata.

—¡Vamos, hazlo! —insistí.

—Ya te dije que no

—Escuché que ayuda al corazón, reduce enfermedades cardiovasculares y mejora la presión arterial

—Si fuera así ya no habrían hospitales

—¡Es enserio! ¡Vamos, sonríe! —dije formando una sonrisa en su rostro con mis dedos pulgares.

—T/N, ya déjame quieto. —dijo agarrando mis muñecas.

—Hazlo sólo una vez, luego te regalaré un beso ¿si? —dije con una leve sonrisa.

—Buen intento. —dijo parándose del sofá, fue hacia la cocina.

—¡Oye, regresa aquí!

—Por si se te olvidaba, hay algo en el fuego.

Rayos... si no mal recuerdo lo he visto sonreír antes, pero eso es cuando se burla de mi. No es lo mismo.

Poco tiempo después regresó y yo seguí intentando pensar en un plan, mis chistes son terribles, sobornarlo con besos no funcionó y pedírselo directamente es inútil. Debe haber otra manera...

Recuerdo que hace un tiempo compré un libro llamado "como hacer feliz a tu pareja" y por poco lo tiro a la basura de lo estúpido que era, el único motivo por el que no lo hice es porque ya había gastado dinero en el. Así que en lugar de tirarlo al zafacón lo puse en una estantería bastante alta. No quería que Bakugo se lo encontrara por ahí.

Y puede que en ese libro encuentre la clave para hacer que la rubia sonría.

Me acerqué a la biblioteca para intentar alcanzarlo, fue inútil así que me subí sobre dos sillas para poder llegar y lo logré, aunque igualmente tenía que estar en puntillas, cuando finalmente lo encontré lo tomé lentamente.

Fue en ese entonces que ví una cosa negra moverse atrás de el libro y pegué el grito de mi vida.

—¡AAAAAHHHHH! —grité instantáneamente, me caí hacia atrás del susto.

—¿Estás bien estúpida? —preguntó Bakugo corriendo hacia mí.

—¡H-hay un sapo! —dije con voz temblorosa.

—¿Qué?

—¡H-hay u-un horrible sapo en la biblioteca!

—¿Qué rayos dices? —cuestionó mirando hacia arriba. —¿Hablas de esto? —preguntó agarrando al lagarto por la cola.

—¡Aaaaaahhhhh! ¡No me lo acerques! —dije arrastrándome hacia atrás en el suelo.

—¿Ah? No lo había pensado pero... —susurró acercándose a mí.

—¡N-no te acerques! ¡Katsuki! ¡No entiendes, no me acerques esa cosa! ¡Ahhh!

—No exageres, es solo un pequeño lagarto... —dijo acercándose más, parecía fuverile la situación.

—¡Ahhhhh! ¡Mamá! ¡Policía! ¡Auxilio! —dije formando una cruz con mis brazos de forma defensiva, cerré los ojos con fuerza.

Paré de gritar y abrí los ojos lentamente al escuchar una risa, era de Bakugo.

—N...no puedo creerlo.... enserio te dan tanto miedo... —dijo entre risas.

Espere un rato a que mi respiración se normalizara un poco, y luego noté que... Bakugo estaba sonriendo.

—¿Eh..? ¿Lo logré? ¡Lo logré! —dije lanzándome sobre él, cayó directamente al suelo.

—¿De qué rayos hablas?

—¡Lo logré! ¡Debí tomar una foto!

—Ahora que lo pienso, ¿no estabas asustada hace un segundo?

—¡Lo logré! ¡Lo logré! —dijiste entusiasmada sin prestar atención a la pregunta del rubio.

—Mujeres... —susurró.

Se suponía que iba a lograrlo con ayuda del libro, pero al final supongo que el libro me ayudó indirectamente.

•F•I•N•