Especial de San Valentín
Narra Bakugo
Joder, hoy se celebra ese estúpido día en dónde toda la puta calle está llena de corazones y florecitas. Nunca me interesó celebrarlo ya me me parece tonto que exista un día en específico para mostrarle aprecio a un ser querido, se supone que eso se hace en cualquier momento.
En fin, la cosa es que planeaba quedarme acostado con audífonos todo el día pero Kirishima me dijo que este es un día muy especial para las chicas. Así que no me queda opción más que hacer algo antes de que esa tonta se enoje.
Ya había planeado salir con ella hoy, pero no por San Valentín, es casualidad que caiga en este tonto día, pero no sé cómo decirlo, por lo regular solo la arrastro sin decir nada y ella sabe de que se trata, no sé cómo pero lee mentes, pero el pelo de púas me dijo que debo ser más "romántico" hoy.
Ni hablar, no creo que T/N quiera escucharme decir boludeces. Llevo aproximadamente 10 minutos pensando como invitarla a salir, me siento como un idiota, no pensé que fuera tan difícil.
Narra T/N
Estaba tirada en el sofá al lado de Bakugo viendo televisión, cambiaba el canal a cada rato porque solo habían programas relacionados con San Valentín, y no me daban ganas de ver algo similar.
Había pensado salir con Bakugo a algún sitio pero lleva más de 10 minutos callado y pensativo, seguro está de mal humor o tal vez se enojó conmigo...
—Oye... oye! —dije sin respuesta, moví mi mano frente a sus ojos pero ni siquiera pestañó. —¡Bakugo!
—¡¿Qué?!
—¿Es...estás enojado conmigo? —pregunté desviando la mirada.
—No.
—¿Seguro?
—¡Te dije que no lo estoy!
—¡Pues parece que sí! —grité algo exaltada.
—Ven aquí estúpida... —dijo jalando de mi brazo.
Caí sobre el y me besó, eso me tomó bastante desprevenida.
—¿Ahora me crees? —susurró.
—Eh... tal vez...
—Arréglate. —dijo parándose del mueble.
—¿Eh? ¿Por q-
—¡Solo obedece maldita sea!
—¡Ay, ya voy! —dije entrando a la ducha.
Me vesti con ropa que consideraba cómoda y bonita y luego fui a la sala, dónde el me esperaba. Pero segundos después de verme volteó la cabeza.
—¿En serio me veo tan mal? —pregunté rascando mi nuca.
Aunque creí haberlo visto sonrojado... creo que fue mi imaginación.
—T-te ves... bien. —dijo en un tono casi inaudible.
—¡Gracias! —dije abrazándolo por la espalda.
—Ya vámonos —dijo jalando de mi mano.
Cuando estábamos a punto de salir por la puerta, me miró unos segundos y luego me acorraló contra la pared, se veía algo molesto... bueno, siempre está molesto pero más de lo normal.
—T/N...
—¿S-si? —respondió un tomate.
—¿Quién... te dió esos aretes?
—¿Eh?
—¡Responde!
—Fue Mina!
—¿La chica cuernos?
—Si, eso creo...
—Ah... okey —dijo alejándose de mi.
Lo seguí pensativa, no pensé que el notaría que me puse aretes nuevos... tal vez me observa más de lo que creo... bueno, continuamos caminando hasta llegar a la calle, de un momento a otro Katsuki tomó mi mano de forma algo brusca y la apretó un poco mientras miraba a todos lados.
—Tsk, esos idiotas... —susurró.
—¿Qué pasa?
—Nada.
—Mmm... okey?
Mientras caminabamos un chico se me acercó y me pidió la hora. Cuando estaba a punto de dársela el rubio contestó en mi lugar.
—Es la hora de que te largues antes de que te rompa la cara —dijo agarrando bruscamente el cuello de la camisa del desconocido.
Poco después este se disculpo por algún motivo y se fue corriendo.
—¡Bakugo! ¡¿Qué pasa contigo?! —pregunté enojada.
—¡Lo que pasa es que no necesito a un idiota cerca tuyo!
—¡Solo me pidió la hora!
—¡Joder, que ingenua eres!
—¡¿Qué?!
—¡Ese imbécil tenía su celular en la mano, está claro que tenía otras intenciones al hablarte!
—Ahora que lo dices...
—Tsk... vamos —dijo tomando mi mano nuevamente.
Entramos a un hotel-restaurante y el recepcionista nos atendió.
—Antes de pasar debe hacer una reserva-
—Ya la hice. —interrumpió Bakugo.
—Perfecto, deme el ticket por favor. —dijo el recepcionista alzando la mano.
—Se me quedó.
—Debe tener una para entrar
—Dije que se me quedó el puto ticket pero si lo tengo
—Lo entiendo, pero no puedo dejarlos pasar porque-
—¿Quiere que lo ayude a dejarme pasar? —preguntó tronándose los dedos.
—P-pero... siempre se puede hacer una excepción jeje, pasen —dijo algo nervioso.
—Fingiré que no ví eso. —dije mientras pasaba.
Entramos al restaurante y tomamos una de las mesas.
—¡Bakugo, debiste decirme que íbamos a venir a un lugar como este! —susurré. —Debí arreglarme más...
—Cierra la boca, te vez hermosa así.
—¿G-gracias?
Cuando terminamos de comer nos paramos y oí a un hombre llamarme.
—Disculpe, ¿nos puede tomar una foto?
—Claro —dije yendo hacia allá.
Tomé el celular del hombre pero no entendía bien la cámara.
—Eh... ¿en qué botón se toma la foto?
—En este de acá... —dijo al lado mío, un poco cerca la verdad.
Luego de tomarle la foto me agradecieron y por algún motivo uno de ellos me guiñó un ojo, yo lo ignoré y de repente sentí una mano agarrar mi muñeca con fuerza y arrastrarme hasta un pasillo. Volteé y Bakugo me adentró a una de las habitaciones y empujó sobre la cama, me golpeé la mano con la cabecera.
—¡Oye! ¡Me estás lastimando!
—¿Ah sí? A ver... —dijo tomando mi mano.
Segundos después sacó una familiar bolsita como las que te dan cuando compras en un centro comercial y sacó esposas de ahí dentro, entré en pánico y esposó mis manos a la cabecera de la cama.
—Ahora si te arrepentirás... —dijo desabrochándose el cinturón.
—¡Oye cálmate! ¡¿Por qué estás tan alterado?!
—No te preocupes, te enseñaré a no dirigirle la palabra a otros chicos que no sean yo.
—¡Ay, no empieces con tu toxicidad!
—Tu cierra la boca mi amor —dijo acariciando mi mejilla. —Te pondría una soga pero necesito oírte gemir... —susurró haciéndome sonrojar completamente.
Luego de eso se imaginarán que ocurrió, empezó a embestirme sin piedad con la excusa de que era mi culpa por "hacerlo sentir celos" joder, si acaricio a un pajarito le parece motivo suficiente para ponerse celoso, enojarse y empezar a joder.
—P-por favor detente... no quiero gemir aquí... ah~
—A estás alturas ya no importa
—¡A mí sí me importa!
—Pues consideralo parte del castigo
—¡¿Qué casti- ahh~
Katsuki empezó a besarme para distraerme del dolor, pero ahora mismo estaba concentrada en el dolor que sentía en mis muñecas.
—Ya quítame esa cosa... —susurré mientras sentía mi alma abandonar mi cuerpo.
—Ya voy... —dijo abriendo las esposas.
Ví mis manos y noté las pulseras rojas que se me formaron al forcejear tanto con las esposas puestas, Katsuki tomó mi mano pero me solté inmediatamente al sentir dolor.
—Idiota... —susurré.
—Espero que hayas aprendido la lección...
—¡No lo hice! ¡No hice nada!
—Bueno si no haz aprendido aún es mejor...
—¿Eh?
—Así podré castigarte de nuevo~
—¡Bakugo! —grité regañandolo.
•F•I•N•
Extra:
Narro yo uwu
A la hora de salir te dolían las piernas así que no podías caminar bien, te miraste al espejo y eras un completo desastre, tu cabello estaba muy desarreglado, tu cuello y muñecas llenos de marcas que no querías que nadie más viera, algunos botones de tu ropa en quién sabe dónde debido a la brusquedad de tu acompañante y tus ganas de vivir por el suelo.
—Ah no puede ser... —dije suspirando.
—Ya vámonos que quiero mi 2do round...
—¡No habrá! ¡¿Qué no ves como estoy?!
—¿Eh?
—¿Por qué los hombres son tan idiotas?
—¡¿Por qué las mujeres se quejan tanto?!
—¡Tengo marcas en todo el cuerpo y no puedo caminar bien!
Inmediatamente terminaste tu frase Bakugo te puso su chaqueta y te cargó estilo nupcial.
—Problema resuelto, ahora larguémonos de aquí —dijo yendo hacia la salida.
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