Compras
Estaba haciendo ejercicio en mi habitación, al terminar fui a bañarme y luego a la nevera a por un yogurt. Pero al abrirla no había, de hecho, no había nada.
Suspiré, tomé un vaso de agua fría, fui a por una chaqueta en mi cuarto y luego decidí ir al supermercado a por un par de cosas.
—¿A dónde vas? —preguntó Katsuki al verme en la puerta.
—Al supermercado, faltan un par de cosas aquí. —dije mientras abría la puerta.
—Iré contigo. —dijo parándose del sofá.
—No es necesa-
—No era una pregunta. —dijo caminando hacia mi.
Yo tan sólo solté una risita mientras negaba con la cabeza y cerraba la puerta.
Al llegar al supermercado, tomé un carrito y empecé a buscar las cosas de la lista.
—Katsuki, ve a por tus hermanos. —dije mirando la lista.
—¿Qué hermanos? —preguntó frunciendo el ceño.
—Las cebollas y los kiwis pues. —dije obviando mis palabras.
—¡¿Te crees muy graciosa?! ¡Te mataré! —dijo creando pequeñas explosiones en su manos.
—Hey, no grites, estamos en un lugar público. —dije riéndome un poco. —Ahora ve.
—¡No me des órdenes! —dijo molesto.
—Solo ve... —dije suspirando.
—Tsk... —chasqueó con la lengua mientras se iba.
Yo me fui al área de salsas y empecé a mirarlas, habían muchas, entre ellas picante. Tomé uno pequeño en mis manos y luego recordé que Katsuki es capaz de terminárselo en menos de un mes, así que tomé uno más grande.
Mientras lo hacía, sentí a alguien jalar de mi camisa, volteé a la izquierda pero no ví nadie, luego miré hacia abajo y ví a una niña de aproximadamente 6 años.
—D-disculpe... ¿me podría ayudar a encontrar a mi mamá? —dijo con voz temblorosa.
—Ehm... claro. —puse el picante en el carrito.
Tomé la mano de la niña y miré a mi alrededor para ver si encontraba algún guardia que me ayude, pero tan solo estaba el guardia de seguridad de la entrada así que decidí hacerme cargo yo.
Le pedí a la niña la descripción de la mujer y me dijo que era una castaña, alta, que llevaba un abrigo verde. Empezamos a caminar por el supermercado mientras la buscábamos pero no aparecía.
—¿Por qué no está? ¿Ella también se irá? ¿Me dejará sola? —preguntó mientras pequeñas lágrimas empezaban a deslizarse por sus mejillas.
(Me pregunto por que ha pasado esta pequeña...)
—No, ella está aquí y estoy segura de que también te está buscando. —dije agachándome a su altura para tomar sus hombros. —Estoy segura de que la encontraremos, ¿si? —dije secando sus lágrimas.
—S-si... —dijo asintiendo con la cabeza.
La sostuve por debajo de sus brazos para luego cargarla y continuar buscando, mientras caminábamos me encontré con Bakugo.
El cual se quedó mirándome en silencio por unos segundos, noté un pequeño brillo en sus ojos.
—¿Contexto? —pidió señalando a la niña.
—Su madre se perdió y la estoy buscando. —respondí.
—Su cara... —dijo la niña temblando.
—¿Eh?
—Su cara me da miedo, se ve malo. —dijo aferrándose a mi pecho.
—No, él no es malo... —dije con una risita. —Bueno, tal vez un poco...
—¡T/N! —exclamó Katsuki molesto.
—Perdón perdón, es bueno. —dije mirando a la niña, la cual aún seguía asustada.
—Como sea, ¿ya la encontraste? —cuestionó.
—Si lo hubiera hecho no seguiría con la niña. —dije suspirando.
—Entonces vamos... —dijo jalando de mi mano.
—Vaya, que linda familia. —dijo una señora.
—N-no... no somos-
—Gracias. —dijo Bakugo interrumpiéndome.
Lo miré por unos segundos preguntándome porque me interrumpió, además de lo extraño que era escucharlo darle las gracias a alguien. Luego continuamos buscando y nos detuvimos en una zona para buscar a la mujer con la mirada.
—¿Katy? —dijo una mujer acercándose.
—¡Mamá! —gritó la niña, la bajé de mis brazos y corrió hacia la mujer.
—Katy, estás bien... —dijo abrazando a la niña, luego alzó a la vista hacia mi.
—Mami, ella y el señor malo me ayudaron a encontrarte. —dijo la niña con una sonrisa.
—Oh, muchas gracias. —dijo la mujer. —¿Hay algo que pueda hacer por ustedes?
—Fácil, pague nuestras compras. —dijo Bakugo cruzando los brazos.
—¡Katsuki! —dije regañándolo. —No es necesario, cualquiera lo hubiera hecho. —dije cortésmente.
La mujer hizo una reverencia y luego se fue, la niña se despedía con las manos mientras se iba y yo imité su acción con una sonrisa.
Después continuamos con las compras pero sentía que algo hacia falta.
—Por cierto... ¿dónde está el carrito? —preguntó Bakugo alzando una ceja.
—¡EL CARRITO! —grité desesperada.
Cuando cargué a la niña se me olvidó y tan solo lo deje suelto por ahí.
—Tsk... cada día eres más idiota y despistada... —dijo haciendo facepalm.
—Mejor ayúdame a buscarlo... —dije empezando a caminar.
[...]
Al terminar las compras fuimos a casa y empecé a acomodar las cosas en la nevera, sentí una mirada en mi nuca y me di la vuelta.
—Por cierto... ¿por qué no le negaste a esa señora que éramos familia? —pregunté desviando la mirada con un leve sonrojo.
—Porque no seria una mala idea serlo. —dijo acercándose a mi.
—¡¿Eh?! —grité sonrojada.
—Me oíste claramente. —dijo agarrando mi barbilla.
—P-pero... si ni siquiera nos hemos casado... —susurré mirando a otro lado.
Bakugo esbozó una sonrisa ladina y luego se alejó de mí.
—Es solo cuestión de tiempo... —susurró para si mismo mientras se dirigía al sofá.
Lo que no sabe es que lo escuché. Tomé el yogurt de la nevera y fui a sentarme al lado suyo bastante pensativa.
•F•I•N•
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