6*

Personaje: Ari Levinson

Tipo: Smut

Advertencia: [Mala palabras, menciones fuertes de relaciones sexuales, si no te gustan este tipo de Os te recomiendo pasar al siguiente.💗]

Resumen: Ari Levinson x Reader cuenta con un poco de historia de fondo. Pensando en convertir esto en una serie.

°°Después de todo este tiempo°°

-

¿Señor Levinson? -Preguntó la enfermera mientras estaba parada detrás del escritorio, sus ojos buscando en la sala de espera al paciente en cuestión-.

Ari levantó su mano y sonrió, arrojando su mochila sobre su hombro mientras se levantaba de su asiento.

- Por aquí, por favor -Le ordenó la enfermera, haciéndole un gesto para que la siguiera mientras ella se dirigía por el pasillo y hacia una de las habitaciones de la clínica-.

Ari dejó caer su mochila y se sentó en la cama médica, dándole a la enfermera un pequeño asentimiento cuando ella deslizó un termómetro en su boca. Levantó la vista cuando se abrió la puerta de la habitación de la clínica, una sonrisa de esperanza creció en su rostro cuando vio a su viejo amigo entrar en la habitación.

Sam

°°°

F

runciste el ceño mientras mirabas la hoja de papel en tus manos, sin saber qué hacer con los resultados del análisis de sangre que tenías. El recuento de glóbulos blancos era demasiado bajo y el recuento de hemoglobina parecía estar disminuyendo.

Si no supieras mejor, dirías que estabas viendo a un paciente con anemia de células falciformes, una enfermedad complicada común a las personas de ascendencia africana. Deseando estar segura antes de hacer el diagnóstico, te levantaste de tu escritorio y te alisaste la bata blanca de los médicos, decidiendo pedirle a su hermano Sam una segunda opinión.

Golpeaste los nudillos contra la puerta de la habitación de la clínica, frunciendo el ceño cuando escuchaste lo que sonó como un grito ahogado detrás de la puerta.

- ¡Solo un minuto! -La voz de Sam llamó, los gritos ahogados continuaron-.

- Sam, soy yo, necesito que veas un análisis de sangre para mí -Respondiste, sin molestarte en esperar su respuesta mientras girabas la puerta y entrabas en la habitación- Disculpas señor -.

Exclamaste, mirando brevemente al paciente de Sam y ofreciéndole una pequeña sonrisa, volviéndote hacia Sam y entregándole los resultados de la prueba para que los mirara.

Los ojos de Ari se abrieron de par en par cuando te miraba, su mirada recorría tu cuerpo de arriba a abajo mientras estabas al lado de Sam. No, no podría ser, ¿verdad?.

- (T/N)? -Frunciste el ceño y miraste al paciente en la cama, con el ceño fruncido cuando encontraste unos familiares ojos azules que te miraban-.

De ninguna manera.

Su cabello era más largo ahora, su barba castaña era espesa y arreglada, y una marcada comparación con sus días más jóvenes y afeitados. También parecía más grande, su cuerpo más alto y ancho, su ropa ocultaba lo que sabías que era un torso bien musculoso. No había duda, era él. Después de todos estos años, realmente era él.

Ari.

- ¿Ari? -Preguntaste, con voz llena de incredulidad, tu corazón de repente se aceleró cuando una sonrisa feliz creció en su rostro, sus ojos azules se arrugaron a los lados-.

- (T/N)! ¡Mírate! -Repitió nuevamente, sacudiendo la cabeza como si no pudiera creer que te estaba viendo de nuevo después de todo este tiempo-.

Todavía tenías esa misma sonrisa hermosa que él recordaba, la que parecía dominar toda tu cara. Te adelantaste cuando él saltó de la cama y lo abrazaste, los ojos de Ari te tomaron cuando te alejaste y le sonreíste.

La última vez que te vio fue cuando te fuiste a la escuela de medicina hace años. No podía creer cómo habías crecido, ahora una mujer hermosa, una doctora refinada y establecida como su hermano.

- ¡Ari Levinson, no puedo creer que seas tú! ¿Qué te trae a Tel Aviv? -Preguntaste, la sonrisa aún en tu rostro mientras lo mirabas-.

Seguía siendo tan guapo como siempre, solo que ahora más resistente de lo que estabas acostumbrado.

- ¿Vienes a reclutar a Sam para otra misión, supongo? - Preguntaste, mirando a Sam mientras sacudía la cabeza y cruzaba los brazos desafiante-.

- No, Ari se estaba yendo - Respondió Sam rápidamente, con la boca de Ari cerrándose mientras miraba a su mejor amigo con ojos suplicantes-.

- Sam por favor, solo enumera...-.

- No Ari, no esta vez. Te dije que había terminado -Dijo Sam mientras ponía sus manos en la mochila de Ari- Sea lo que sea, no me interesa -.

Tu cabeza se movía de un lado a otro entre los dos hombres, tu mente tratando de reconstruir lo que estaba sucediendo. Sabías todo acerca de las misiones de Sam y Ari en Etiopía, cómo habían pasado de contrabando a refugiados a Jerusalén, cómo habían sido arrestados.

Recordaste cuando Sam había renunciado a todo: había venido a verte a tu casa en Nueva York. Te habías sentado después de un día particularmente largo en el hospital en el que trabajaste, esperando ansiosamente nada más que una bebida con el hermano que no habías visto en más de un año, cuando de repente se había desmoronado en tu sofá.

Lo había derramado todo, todo lo que él y Ari habían hecho, todo lo que había visto. Claramente había cobrado su precio. Al ver a tu hermano mayor así, cansado y roto, casi te mata. Sabías que le importaba, pero ya no podía hacerlo. Fue en ese preciso momento que decidiste dejar tu trabajo en el Hospital de Nueva York e ir con Sam a Tel Aviv, Israel.

Es posible que no haya estado contrabandeando refugiados como lo había hecho anteriormente, pero todavía estaba ayudando a las personas y marcando la diferencia de una manera diferente.

Viste como Ari pasaba sus dedos por su largo cabello, dejando escapar un suspiro mientras comenzaba a empacar su mochila.

Tu cara se suavizó: Sam te había contado todo sobre Ari y cuánto le importaba, cuánto estaba dispuesto a hacer para ayudar a la gente en Etiopía. Sabías que para Ari significaba todo.

- Fue bueno verte (T/N) -Ari respiró mientras caminaba alrededor de la cama y se detenía para pararse a tu lado, inclinándose para besarte la mejilla y tirarte para otro abrazo. Le diste una sonrisa suave-.

- Tú también Ari. No seas un extraño -Ari te ofreció una pequeña sonrisa y se volvió para mirar a Sam, los dos compartieron una mirada cargada antes de asentir y salir de la habitación-.

Ari sintió que su corazón se estaba rompiendo: había depositado todas sus esperanzas en Sam, su mejor amigo, con la esperanza de decirle que sí al plan que había ideado. Estaba seguro de que Sam lo habría escuchado menos, escuchado lo que tenía que decir.

¿Cómo podría simplemente decir que no después de todo lo que habían pasado juntos?

Entraste por la puerta y viste cómo la figura de Ari descendía por el pasillo, volviéndote para mirar a Sam y levantaste una ceja de desaprobación.

- Sam, ¿no crees que deberías escucharlo? ¿Al menos escucharlo un poco? -Sam se volvió para mirarte y sacudió la cabeza-.

- No, sé cómo será, como siempre es. Yo siguiéndolo como un cachorro y él no escucha nada de lo que digo. Cada vez que dice "será diferente, nunca lo es" -.

Sacudiste la cabeza.

- Eso puede ser así, pero ¿no crees que al menos merece la oportunidad de explicarte? Ha venido hasta aquí, Sammy, solo dale una oportunidad -Sam te miró con una cara que solo un hermano podía leer, sus hombros caídos por la derrota cuando dejó escapar un profundo suspiro-.

- Mierda...Ari! -Gritó Sam, la cabeza de Ari volteó instantáneamente para mirarlos a los dos- Bien, escucharé. Pero solo por curiosidad porque todavía voy a decir que no -.

Viste como el rostro de Ari se iluminaba con una sonrisa, sus ojos miraban de ti a Sam y viceversa mientras se retiraba a la habitación de la clínica. Regresó a la cama médica y dejó caer su mochila con un ruido sordo, abriendo los bolsillos y sacando una gran cantidad de mapas y papeles.

Viste cómo los extendía sobre la cama y levantaba la cara para mirarte a ti y a Sam, dejando escapar un suspiro mientras sostenía un pequeño folleto de papel azul y rojo que decía "The Red Sea Diving Resort".

- Tengo un plan -.

°°°

Saliste de la cabaña de la habitación del hotel e inhalaste profundamente, respirando el fresco aroma del océano mientras mirabas el océano negro frente a ti. Todavía hacía calor a pesar de ser las primeras horas de la mañana, una suave brisa susurraba en el aire y proporcionaba un soplo de alivio a tu piel sudorosa.

La luna brillaba y se reflejaba suavemente sobre el agua quieta frente a ti, suaves olas rodando y chocando silenciosamente en la orilla. Bajaste hacia la costa y te sentaste en la arena, moviendo los dedos de los pies y mirando el océano que refleja el millón de estrellas del cielo.

Después de una semana de instalar y preparar el 'Hotel', el equipo acababa de completar el primer contrabando exitoso: todos los chicos habían salido en los camiones mientras que tú y Rachael se habían quedado para la radio y las comunicaciones, al mismo tiempo atendiendo a los inesperados huéspedes del hotel.

Hubo un momento de pánico cuando los chicos llamaron por radio en un bloqueo de carretera, tú y Rachael mirándose la una a la otra, con la cara teñida de miedo ante la posibilidad de que el equipo fuera atrapado, o peor aún, asesinado.

Había empeorado aún más cuando las radios se habían oscurecido, el miedo paralizaba tu cuerpo cuando no podías escuchar a Sam, Ari ni a nadie. Solo podías temer lo peor, creyendo que todo se había ido al sur y que nunca volverías a ver a tu hermano, o a Ari nuevamente, las lágrimas amenazaban con escaparse de tus ojos hasta que escuchaste la voz de Sam en la radio.

Había funcionado, la primera misión fue un éxito, todo el convoy de refugiados pasó de contrabando a salvo en los barcos del Mossad. El equipo lo había hecho. Podrías haber besado a Rachael, estabas tan feliz, el alivio inundó tus venas mientras ambas soltaban gritos de triunfo.

- ¿Te importa si me uno a ti? -Te volteaste para encontrar a Ari mirándote, con una pequeña sonrisa en su rostro mientras te miraba sentada en la arena-.

- Claro -Respondiste con una sonrisa, viendo como él se sentaba a tu lado y dejaba escapar un fuerte suspiro-.

Su aroma - colonia almizclada, sudor y algo más, nubló tu nariz al instante, su cuerpo irradiaba calor mientras se acomodaba a tu lado. Levantaste la cabeza para mirar al cielo mientras escuchabas a Ari encender un cigarrillo, admirando la manta oscura que parecía estar salpicada de mil millones de estrellas brillantes.

Ari le dio una calada al cigarrillo mientras miraba el océano negro, el sonido de suaves olas rodando pacíficamente hacia la orilla resonando en sus oídos en la noche casi silenciosa.

Se giró para mirarte y observó tu perfil, una vez más maravillado por lo mucho que habías cambiado después de todo este tiempo. Los recuerdos que había tenido de la adorable hermanita de Sam parecían toda una vida. Mirando hacia atrás ahora casi no parecían reales, si no fuera por la misma sonrisa hermosa que sabía que nunca olvidaría, Ari habría jurado que eras una persona diferente. Eras hermosa, inteligente y todo lo que él siempre supo que serías algún día.

Se alegró mucho cuando convenciste a Sam de que viniera y ayudara con la misión, su corazón se aceleró cuando insististe desafiante en venir también.

A pesar de las protestas de Sam por su seguridad, se apresuró a recordarle que eras una adulta y que podías hacer lo que quisieras, señalando que dos médicos serían mucho más útiles que uno para el contrabando ilegal de refugiados. Aunque la idea de que te lastimaras aterrorizó a Ari, él, y Sam, no podían negar la verdad en lo que estabas diciendo.

Sería una ventaja para el equipo, y cuantas más personas pudieran tener a bordo, mejor. La idea de estar cerca de ti en lugares cerrados tampoco era exactamente mala, de hecho para Ari, era todo lo contrario.

Había luchado por mantener tus ojos fuera de ti durante la última semana, encontrándose observándote y mirando furtivamente cada vez que te veía montando, organizando y ayudando a los huéspedes de todo el hotel.

Prácticamente se había babeado cuando te había visto llevar a los invitados a una sesión de yoga a primera hora de la mañana, vistiendo muy poco cuando te inclinabas y doblabas tu cuerpo por la mitad.

Luego, más tarde en la tarde, casi se había ahogado con su café cuando pasó y te vio tumbada al sol usando nada más que un pequeño bikini amarillo mango.

Ari no podía negar que se sentía atraído por ti, la hermana de su mejor amigo, sabiendo que cuanto más tiempo pasara contigo, más lucharía por controlarse.

- Es tan hermoso -Susurraste, tu voz rompió el silencio, volteando a mirar a Ari y ofreciéndole una pequeña sonrisa cuando descubriste que ya te estaba mirando- Este lugar - Reflexionaste, aclarando- ¿Cómo pueden suceder tantas cosas horribles en un lugar tan hermoso como este? -.

Ari sacudió la cabeza y le dio una calada al cigarrillo, moviéndose en la arena junto a ti mientras dejaba escapar un suave suspiro.

- ¿Alguna vez te dije que mi madre estaba en el Éxodo? -Frunciste el ceño, sin comprender-.

- Pensé que era de América -Él negó con la cabeza-.

- Mi verdadera madre -.

Escuchaste cuando él comenzó a contarte la historia de su madre, la refugiada, tus ojos mirando su rostro mientras revelaba la verdad detrás de su educación.

Tus ojos se abrieron, comprendiendo, como la última pieza de un rompecabezas que cae en su lugar. Todo tenía sentido, por qué le apasionaba tanto ayudar a los refugiados, por qué se negaba a rendirse.

Viste cómo fumaba perezosamente en su cigarrillo, incapaz de ignorar la sensación de que tu corazón latía con fuerza mientras mirabas su rostro iluminado por la pálida luz de la luna.

- Realmente no puedo agradecerles lo suficiente por venir aquí (T/N). Ni siquiera puedo decirte lo agradecido que estoy por todo, por convencer a Sam, por tu idea con los huéspedes del hotel, por toda tu ayuda -Suspiró Ari, volviéndose hacia ti-... y qué feliz estoy de verte. después de todo este tiempo. Realmente parece que han pasado años -.

Pasaste los dedos por las olas desordenadas y sonreíste.

- Han pasado años Ari. La última vez que te vi fue antes de ir a la escuela de medicina. Sin embargo, siempre le pregunté a Sam por ti, siempre me pregunté qué estabas haciendo -.

Él se echó a reír y te ofreció su cigarrillo, con los ojos muy abiertos cuando aceptaste, observándote atentamente mientras lo tomabas entre tus delgados dedos y te lo acercabas a tus labios regordetes.

Sus ojos te estudiaron, observándote mientras inhalabas suavemente, su mirada recorría tu delgado cuello y se detenía momentáneamente en tu pecho sin sujetador debajo de tu delgada camiseta de algodón. Su mente todavía estaba luchando por comprender cuánto habían crecido después de todos estos años, sus ojos te miraban atentamente mientras exhalabas y le devolvía el cigarrillo.

Cambiaste y levantaste la cabeza para mirar a las estrellas una vez más, y luego le dijiste sobre la escuela de medicina y todo lo que habías hecho después.

Estiraste las piernas en la arena y sonreíste para ti misma cuando viste que Ari miraba hacia abajo a sus piernas, incapaz de evitar echar una mirada persistente a su pecho. Los tres primeros botones de su camisa de algodón azul pálido se desabrocharon, dejando al descubierto la parte superior de su pecho musculoso y su cabello suave y oscuro.

No podías evitar imaginarte cómo sería quitarle la camisa, la imagen de un Ari sin camisa jugando de repente en tu mente. No habías podido evitar echarle una mirada furtiva cada vez que lo veías por el hotel, luchando por apartar los ojos cada vez que estaba sin camisa, lo que parecía ser la mayor parte del tiempo.

No ayudó que prácticamente se pareciera a un Dios griego, el calor se acumulaba profundamente en tu vientre al pensar en la forma en que lo habías visto salir del agua esta mañana, la forma en que el agua goteaba por su torso musculoso y brillaba deliciosamente a la luz del sol.

Mmm No podías negar que estabas atraída por él: te habías enamorado de él desde la primera vez que había venido a tu casa hace tantos años. Había sido más joven entonces, más bajo y recién salido de la escuela secundaria, y estabas segura de que Ari nunca te había mirado de esa manera en ese entonces.

Ahora, sin embargo, estabas casi segura de que sus pensamientos habían cambiado, habiéndolo sorprendido mirándote en más de una ocasión mientras sentías los ojos de él sobre tu cuerpo.

Ustedes dos se sentaron juntos en silencio, el sonido de las olas rodando contra la orilla y el ocasional resoplido del cigarrillo de Ari son los únicos ruidos que pueden escuchar.

Ari extendió la mano para pasar sus dedos por su cabello y se movió en la arena a tu lado, tu estómago se volteó repentinamente cuando su pierna se apoyó contra tu muslo. Te giraste para mirarlo al mismo tiempo que él comenzó a hablar, él te contó sobre la misión y compartió exactamente cómo se había sentido cuando se pararon en la orilla y vieron a los refugiados subir a un lugar seguro en los barcos del Mossad, mirando como finalmente encontraron su camino hacia la libertad.

- La adrenalina de todo, yo, especialmente cuando atravesamos el bloqueo del camino. No lo sé. No puedo describir la forma en que todo me hizo sentir -Tartamudeó Ari, volviéndose para mirarte mientras luchaba por encontrar las palabras para describir las emociones embriagadoras que estaba sintiendo- Yo solo... lo hicimos. De hecho lo hicimos -.

Transportar con éxito a los refugiados lo había hecho sentir imparable, como si estuviera parado en la cima del mundo, como si no hubiera nada que no pudiera hacer.

Mirando hacia atrás ahora con tu cabello largo soplando suavemente en la brisa y tus suaves labios ligeramente separados, Ari solo podía pensar en una cosa que quería hacer.

(T/N).

- Lo hiciste Ari. Nada de esto habría sucedido si no fuera por ti -Respirabas suavemente, extendiendo la mano para cubrir su mano con la tuya y volviéndolo a mirar a sus vívidos ojos azules-.

Sentiste que tu pulso se aceleraba cuando Ari extendió la mano para meter un mechón de tu largo cabello detrás de la oreja, tu respiración se quedó atrapada en tu garganta ante su repentino y gentil toque. Él te miró por un largo momento y tú viste cómo te miraba desde los ojos hasta la boca y de regreso, con el corazón acelerado cuando te diste cuenta de lo que estaba por suceder.

Te congelaste cuando él se inclinó hacia adelante y cerró el espacio entre ustedes, cerrando los ojos cuando sentiste su boca presionarse contra la tuya en un beso suave y prolongado. Sus labios eran carnosos y gentiles y exactamente lo que siempre imaginaste que serían, un suspiro suave escapó de tus labios cuando los movió contra los tuyos y extendió la mano hacia el costado de tu cara.

Dejaste escapar un suspiro silencioso cuando sentiste que finalmente se separaba, mordiéndote el labio inferior y volviéndo a mirar sus increíbles ojos azules. Su mano permaneció ahuecada alrededor de tu cara y su pulgar acarició tu mejilla, sus ojos ardieron en los tuyos mientras se miraban con una mirada acalorada. Tu corazón se aceleró en tu pecho, tu pulso latía en tus oídos tan fuerte que estabas segura de que él también podía escucharlo, el calor se acumulaba en tu vientre mientras volvías a mirar al hombre que habías deseado por tanto tiempo.

Ari En ese momento supo que ninguno de los dos necesitaba palabras, la mirada en sus ojos te decía que sus pensamientos reflejaban exactamente los tuyos.

Incapaz de ignorar el deseo por más tiempo, te inclinaste hacia adelante y presionaste tu boca contra la de él en un beso acalorado, su lengua separó tus labios e instantáneamente se movió para encontrarse con los tuyos.

Le diste un suave empujón en el pecho para que volviera a caer sobre la arena, su mano soltó tu rostro y se movió para levantar tu cuerpo sobre el suyo. Se sentó a horcajadas sobre tus caderas con las rodillas en la arena, y su beso se volvió febril rápidamente mientras sus bocas se movían al unísono.

Ari gimió cuando deslizaste tus manos por su cuello y dentro de sus largos y suaves mechones, vertiendo cada emoción que sintió al verte en los últimos días en su beso.

Deslizó sus manos debajo de tu delgada camiseta y agarró tu cálida piel con las puntas de sus dedos, un escalofrío recorrió su columna cuando escuchó que soltabas un gemido entrecortado.

Esta vez fue el turno de Ari para gemir cuando soltaste sus labios para arrastrar besos por su rastrojo cuello, sus manos se deslizaron instantáneamente hacia tu trasero y apretaron tu carne con brusquedad a través de tus pantalones cortos. Levantó sus caderas hacia ti y sentiste que te deslizabas hacia adelante sobre su cuerpo, otro gemido involuntario escapó de tus labios cuando sentiste la nueva fricción de su excitación entre tus muslos.

- Oh Ari -Respiraste, empujando tus propias caderas hacia él y encontrando cada uno de sus empujes, los músculos de tu vientre se apretaron deliciosamente ante la sensación de su longitud debajo de ti-.

- Dios, amo cuando dices mi nombre (T/N) -Reflexionó Ari, empujando sus caderas hacia ti nuevamente y capturando tus labios una vez más-.

Dejaste escapar un suave sonido de sorpresa cuando sentiste que repentinamente te movías hacia atrás, Ari sentado en el arena y envolviendo sus brazos alrededor de ti mientras te besas hambrienta. Él movió sus manos debajo de tu camisa y agarró tu carne con avidez, tu dulce aroma intoxicante cuando liberó sus labios y comenzó su asalto en tu cuello.

Ari no podía recordar la última vez que se había sentido así, la última vez que había estado tan increíblemente excitado y deseaba tanto a alguien, incapaz de pensar en nada que quisiera más que sentir tu piel desnuda contra la suya. Sintió que su sangre cantaba por ti, cada fibra de su cuerpo te deseaba mientras besaba tu piel suave y sostenía tu glorioso cuerpo contra el suyo.

Te dio un suave mordisco en el hombro y sonrió cuando soltaste un suave grito, tu piel sabía dulce y salada mientras chupaba tiernamente el área que acababa de morder.

- Ariiii -Maullaste, tus palabras salieron como un jadeo, un desastre lloroso, sus brazos se apretaron alrededor de tu cuerpo y te sostuvieron fijo en su cuerpo- Quiero ... Oh, joder, sí -.

Dejaste escapar un suspiro y dejaste caer la cabeza hacia atrás mientras él continuaba trabajando sus labios contra tu cuello, cerrando tus ojos y permitiéndote ceder al placer por un largo momento.

Oh, dios, sí.

- ¿Qué quieres (T/N)? Dime qué quieres -Ari respiró contra tu cuello, su voz sonaba como terciopelo en tus oídos y enviando escalofríos por tu columna vertebral-.

- Te quiero, Ari -De alguna manera lograste susurrar, envolviéndote con tus brazos y enredando tus dedos en su largo cabello una vez más, tirando de sus mechones y escuchando mientras Ari soltaba lo que solo podía describirse como un gruñido-.

En un movimiento rápido, sentiste que te levantaban de la arena, tus piernas se envolvieron alrededor de la cintura de Ari como una enredadera cuando él se levantó y te llevó de regreso a tu habitación con la boca aún en tu cuello. Prácticamente estabas jadeando ahora, la pérdida de fricción de ser levantada de su regazo te hizo retorcerse en sus brazos con impaciencia.

Lo querías, no te importaba cómo solo lo querías, querías sentir su piel contra cada parte de la tuya, desnuda y sudorosa, extremidades envueltas juntas en sábanas.

Solo querías sentirlo.

Él irrumpió por la puerta de tu habitación  y al instante te empujó contra la pared más cercana, la piedra de la pared te dio golpe frío contra la piel caliente de tu espalda.

Desenvolviste tus piernas de la cintura de Ari y te deslizaste por la pared hasta que tus pies tocaron el suelo nuevamente, ahuecando la cara de Ari y alejándolo de tu cuello y volviendo a un beso apasionado. Sus manos fueron inmediatamente a la parte inferior de tu camisa y tu levantaste los brazos obedientemente, separándose de su beso para dejar que tirara del delgado algodón sobre tu cabeza.

Su boca estaba en tus senos antes de que pudieras decir su nombre, su boca y manos chupando, agarrando, amasando y mordiendo cada centímetro de tu piel recién disponible.

Tus manos volvieron a su cabello una vez más y su nombre cayó de tus labios en otro gemido, tu cabeza cayó hacia atrás contra la pared mientras saboreabas la sensación de su boca sobre ti.

Oh Ari, si.

Extendiste la mano hacia su camisa y buscaste a tientas los botones, solo logrando deshacer dos antes de que Ari la levantara por encima de su cabeza por ti.

Apenas tuviste tiempo de admirar su torso musculoso antes que él y tirando de tus pantalones cortos de lino, enganchando sus dedos en la cintura y deslizándolos por las piernas junto con tu ropa interior.

Un gemido desesperado escapó de tus labios en el momento en que sentiste que el aire frío tocaba tu ardiente sexo, Ari se inclinó para deslizarte los pantalones cortos y dejarte desnuda, mojada y completamente expuesta para él.

- Eres una hermosura (T/N) -Ari respiró mientras se levantaba y permitía que sus ojos recorrieran tu hermosa forma, su erección ahora tensa casi dolorosamente contra sus pantalones cortos mientras admiraba tu cuerpo suave y flexible-.

Mierda.

Ari se mordió el labio y tragó saliva, preguntándose cómo demonios ya no te estaba follando. Al verte desnuda, abierta y con ganas frente a él, luchó por pensar en otra cosa que no fuera llevarte a la cama y enterrarse en lo más profundo de ti.

- Ariiii -Sollozaste, mordiéndote el labio y volviendo a mirar su forma semidesnuda iluminada por la luz de la luna que se filtraba por las ventanas- Por favor, tócame -.

Ari gimió ante tus palabras y dio un paso adelante para presionarse contra ti, atrayéndote para otro beso caliente mientras su longitud presionaba contra tu vientre.

- ¿Quieres que te toque (T/N)? -Ari susurró cuando se apartó de tus labios, sus ojos observaban tu rostro mientras deslizaba sus dedos lentamente por tu estómago y por el interior de tu muslo-.

Sus dedos alcanzaron su objetivo antes de que tu cerebro pudiera siquiera formar una respuesta a su pregunta, un gemido desesperado sonó en tu garganta cuando sentiste sus dedos deslizarse entre tus pliegues.

- Joder (T/N) -Ari respiró, inclinándose para chupar la piel debajo de la oreja- Tu coño se siente increíble -.

Apretaste los ojos y dejaste caer la cabeza contra la pared cuando sentiste que deslizaba un dedo dentro de ti, tu nombre cayó de los labios de Ari cuando se deslizó de inmediato en un segundo dedo. Sus músculos se apretaron ante la deliciosa sensación de tu cuerpo que se estira alrededor de sus dedos, tus manos se extendieron para agarrar sus brazos cuando comenzó a bombearte dentro y fuera de ti.

Ari mantuvo sus ojos fijos en tu rostro, amando la forma en que te mordías el labio cada vez que te metía los dedos, y su erección se contraía en sus pantalones cortos cada vez que gemías. Se inclinó y besó tu cuello una vez más, su aliento espeso y caliente sobre tu piel mientras comenzaba a susurrar palabras sucias en tu oído.

- Oh Dios, Ari. Solo llévame ahora. -Estabas jadeando ahora, eras un lío sudoroso contra la pared mientras él te follaba con sus dedos, sus palabras en tu oído te enviaban corriendo hacia el borde-.

Exhalaste en voz alta y agarraste sus bíceps con más fuerza para estabilizarte, ya sabiendo que sus piernas iban a ceder debajo de ti en el segundo en que Ari te  hizo venir.

Sentiste que Ari de repente retiraba sus dedos y abriste la boca para protestar, tus ojos se abrieron justo a tiempo para verlo inclinarse frente a ti y levantar la pierna para descansar sobre su hombro. Ari tragó saliva con fuerza al ver tus pulidos pliegues de cerca, admirando tu hermoso coño y respirando tu aroma embriagador. En ese momento, lo único en lo que podía pensar era en probarte, provocarte más gemidos hasta que todos se separaran en su lengua.

Oh (T/N) si.

Jadeaste fuerte mientras observabas a Ari agacharse entre tus piernas, mordisqueándote el labio inferior mientras tu pecho se levantaba contra la pared.

- Ari -Gimoteaste, con las caderas retorciéndote ante la anticipación de su boca sobre ti- Por favor -.

- Shhh (T/N) -Ari respiró, mirándote entre los muslos y separandote más las piernas- He estado esperando toda la noche para saborearte -.

Un escalofrío recorrió tu columna vertebral en el momento en que sentiste su lengua sobre ti, la habitación se llenó repentinamente de nada más que tu respiración y los cálidos y húmedos sonidos de la lengua de Ari contra tus pliegues.

- Oh, Dios mío -Balbuceaste, echando la cabeza hacia atrás mientras tus manos se agachaban para enredarse en sus gruesas olas, tirando de su cabello cuando sentías que movía su lengua contra tu punto más sensible-.

Ari no podía decidir dónde mirar mientras dibujaba formas en tus pliegues lisos con su lengua, sus ojos recorrían tus senos y la mirada de puro placer grabada en tu rostro.

Eras hermosa, cada parte de ti lo era, tus mejillas enrojecidas y tus labios regordetes abiertos mientras gemías y te retorcía contra la pared sobre él. Él empujó su rostro más hacia ti y enterró su boca en tu coño, amando los gemidos que hiciste mientras tirabas bruscamente de su cabello.

Cada movimiento y sonido que hiciste solo pareció alentarlo aún más, su lengua lamió tus pliegues mientras estiraba la mano para empujar dos dedos dentro de ti una vez más. Sabías que habías terminado por el momento en que sentiste los dedos de Ari dentro de ti, la combinación de su lengua en tus pliegues y sus dedos curvados dentro de ti enviaron tu cuerpo a toda marcha.

- Oh, justo así Ari -Gemiste, sin preocuparte por lo duro que estabas agarrando su cabello- Justo ahí, ahí mismo Ari, oh Dios mío, sí -Podías sentir la presión en tu vientre subiendo, tu cuerpo a solo unos segundos del punto de inflexión mientras él te follaba con la boca y los dedos, cada uno de tus músculos tensándose antes de tu inminente liberación-.

- Vamos (T/N), ven bebé -Suspiró Ari, su boca de repente se cerró sobre tu clítoris y succionó con fuerza-.

Tu orgasmo te golpeó como un maremoto contra la pared, tus caderas se sacudieron cuando la gruesa sensación de calor te venció, el nombre de Ari cayó de tus labios como una oración.

El placer corría por tus venas y el latido de tu corazón latía en tus oídos, tu mente incapaz de pensar en otra cosa que no fuera él. Tu respiración era irregular, tu pecho se agitaba mientras jadeabas, todo tu cuerpo temblaba mientras tu orgasmo se filtraba a través de tu cuerpo. Tu cuerpo se crispó cuando te soltó de su boca, tus brazos  extendieron la mano para que Ari se estabilizara mientras tus piernas amenazaban con ceder debajo de ti.

- Eres increíble (T/N) -Respiró Ari, extendiendo la mano para estabilizar tus caderas mientras se paraba frente a ti, sus labios brillaban con tu humedad mientras se inclinaba para besarte-.

Te saboreaste a ti misma, dulce y extraño e increíblemente excitante, tu pecho todavía se agitaba cuando Ari te levantó y te llevó a la cama.

Sabías que solo había una cosa en su mente después de haberte hecho venir así, sin molestarte en ofrecerte a devolverle el favor mientras lo veías retroceder y quitarse los pantalones cortos. Exhalaste ruidosamente y te mordiste el labio con tanta fuerza que estabas segura de haber sacado sangre, tus ojos recorrieron su cuerpo cuando finalmente tuviste la oportunidad de admirar su forma desnuda.

Sus músculos se ondulaban debajo de su piel con cada movimiento, su erección: larga, gruesa y tan perfecta como el resto de él, saltando y rebotando contra su vientre. De repente, no podías pensar en nada que quisieras más que sentir el cuerpo desnudo de Ari apretado contra el tuyo mientras te follaba en las sábanas.

Ari se agachó y se acarició a sí mismo, con los ojos mirando hacia arriba para encontrarse contigo mientras te recuestas en tus antebrazos, desnuda, abierta y esperándolo.

Sus ojos admiraban tu hermoso cuerpo una vez más, su musculoso apretón y su erección temblando ante la idea de finalmente enterrarse dentro de tu glorioso coño.

- Oh (T/N) -.

- Ven aquí, Ari -Susurraste mientras te sentabas en la cama y lo llamabas con voz baja y sexy, todo lo que él quería-.

Estuvo sobre ti en un instante, sus brazos se envolvieron alrededor de tu cuerpo mientras tu piel caliente se apretaba, su mano se agachó entre ti para empujarse a tu entrada.

Ambos soltaron gemidos estrangulados mientras se estiraba alrededor de su longitud, tu cuerpo se sonrojó instantáneamente cuando el calor se acumuló en tu vientre una vez más.

- Joder (T/N) -Ari respiró, enterrando su rostro en tu cuello y balanceando sus caderas contra ti, sus manos extendiéndose hacia atrás para envolver ambas piernas alrededor de su cintura-.

Te aferraste a él como un árbol con tus dedos en su cabello, tus piernas envueltas alrededor de él permitiéndole un ángulo más apretado y profundo dentro de ti. Tu respiración era irregular cuando Ari te empujaba dentro y fuera de ti con un ritmo pesado, tus pulmones ardían mientras tu pulso latía en tus oídos.

- Oh (T/N) -Ari gimió en tu piel, su boca succionó y mordisqueó tu cuello con tanta fuerza que estabas segura de que iba a dejar marcas-.

En este punto no podías preocuparte, tu mente se llenó de nada más que Ari y los escalofríos, los hormigueos y las oleadas de placer que él te obligaba con cada movimiento de sus caderas.

Ari levantó la cabeza y te besó con brusquedad, una de sus manos se extendió  para agarrarte los senos mientras giraba las caderas contra las tuyas. Se sintió tan bien que sentías que ibas a explotar, la intensa sensación se acumuló profundamente en tu vientre y envió tu cuerpo hacia el borde una vez más.

El agarre de Ari sobre tu cuerpo se apretó y se notaba que no estaba lejos de su propio final, aunque sabías que no había ninguna posibilidad en el infierno de que él se dejara terminar antes de darte un segundo orgasmo.

- Estoy-estoy cerca de Ari - Gemiste, dejando caer la cabeza hacia atrás en las sábanas y apretando los dedos en el cabello de Ari-.

Ari gruñó y desenvolvió tus piernas de su cintura, sentándose sobre sus talones y estirando tus piernas contra él para que tus pies estuvieran a cada lado de su cabeza. Sostuvo sus tobillos y comenzó a golpear sus caderas contra ti con una velocidad renovada, el nuevo ángulo de sus piernas forzando ruidos que nunca antes había hecho para deslizarse de tu garganta y hacer eco en la habitación.

Estabas segura de que los huéspedes del hotel y el resto del equipo podían escucharte mientras Ari te follaba en la cama, sus ojos una vez más moviéndose entre tu rostro y tus senos mientras rebotaban con cada empuje de sus caderas.

- Vamos (T/N) -Gimió Ari, agarrándote los tobillos y apretando los músculos mientras luchaba contra el impulso de evitar venirse- Ven por mí...-.

Estaba en todas partes, invadiendo cada uno de tus sentidos mientras te follaba profundamente, el sonido de la piel golpeando, haciendo eco alrededor de la habitación mientras se metía en ti.

Ari observó cómo te mordías el labio inferior y extendías la mano desesperadamente para meter los dedos en las sábanas debajo de ti, sabiendo al instante que estabas a solo unos minutos de explotar alrededor de su longitud.

- Eso es (T/N), justo allí, sé que estás ahí -Gruñó Ari, apretando los dientes y golpeando sus caderas contra ti- ¡Vamos (T/N), ven por mí bebé! -.

- ¡Ari! -Gritaste, detonando a su alrededor cuando tu segundo orgasmo te atravesó, Ari apretó tus caderas mientras continuaba persiguiendo su propia liberación-.

Ari gruñó y agarró los tobillos con más fuerza, hundiéndose en ti mientras veía temblar todo tu cuerpo desde la altura de tus dedos. La vista de tu cuerpo tembloroso fue suficiente para enviarlo al límite, empujándote por última vez antes de salir y derramarse sobre tu piel desnuda.

Gritó tu nombre cuando su cabeza cayó hacia atrás en éxtasis, acariciándose y ordeñando lo último de su altura.

- Jodidamente demonios (T/N) - Ari gimió después de un largo momento, soltando las piernas y buscando algo para limpiar- ¿Eres increíble, lo sabes? -.

Lentamente recuperando el aliento, no pudiste evitar sonreír, levantando la cabeza para mirarlo mientras tomaba una toalla.

- Habla por ti mismo Ari -Ari sonrió y se inclinó para limpiar tu torso desordenado, limpiando tu piel con ternura antes de tirar la toalla detrás de él-.

- En serio (T/N) -Ari respiró, colapsando en la cama a tu lado y volteándose para mirarte- Lo estás. Ni siquiera puedo decirte cuánto tiempo he estado esperando para hacer eso -.

Te reíste mientras lo mirabas, sintiéndote borracha cuando volviste a mirar sus hermosos ojos azules, pensando en todas las veces que lo quisiste a lo largo de los años.

Si tan solo él lo supiera.

- Volverte a ver después de todo este tiempo, simplemente, no lo sé. Nunca pensé que esto realmente sucedería -Ari susurró mientras se daba la vuelta hacia ti, levantando su mano para meter un lado de tus ondas desordenadas detrás de tu oreja- Pero estoy muy contento de que haya sucedido -.

Sonreíste y cerraste los ojos cuando él se inclinó para besarte, presionando sus labios contra los tuyos en un beso suave y gentil que no se parecía en nada al ardiente sexo que acababas de tener.

Abriste los ojos y suspiraste, estirando la mano para apartar su cabello largo y flojo de su rostro mientras te miraba. Tu sonreíste.

- Eso nos hace dos -Te atrajo hacia él y te besó, los dos un sudoroso lío de extremidades y sábanas mientras yacían en la cama, una suave brisa se deslizaba por las ventanas y enviaba un suave escalofrío por su columna vertebral-.

Ari.

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SLDKDLSLDN MI MADRE ESTE OS ES DEMASIADO LARGOOOO!!

Bueno chicas solo venía a decirles que en mi país estamos a solo tres días del día del padre eso implica que... 🙇🏻‍♀️

HARÉ UN MARATÓN DE MIS OS!!

ASÍ QUE PREPÁRENSE. 💗✨

No olviden votar⭐y comentar📣 mis nenas lindas

¡Nos leemos!

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