Rayan / U / Dangerously
Rayan – Dangerously
Te di todo de mí y... Sinceramente ya no queda nada.
Pasé mi último año de universidad esperando. Esperando a que acabará pues la universidad era el único motivo que Rayan me daba para no poder estar juntos.
Así que esperé, mientras fingía que no me estaba jodiendo la cabeza de estar ebria de este amor prohibido.
Cada que podía, inventaba una excusa para ir a hablar con Rayan, él siempre parecía feliz al verme pero ahora sé que cada una de sus sonrisas era falsa.
No tarde en descubrir que yo no era la única.
Al principio, su toque era delicado, como si estuviera disfrutando cada centímetro de mi piel pero con el tiempo, se volvió indiferente.
Ahora me culpo a mí misma por ignorar la verdad. Sabía que algo andaba mal pero decidí seguir con él hasta el final.
Fue una semana después de graduarme, estaba feliz porque al fin era una artista con título pero estaba emocionada porque ya no había nada que me pudiera separar de él.
Había planeado celebrarlo con mis amigos en un bar para después regresar a casa.
Pero estaba muy borracha y necesitaba su amor. Fui hasta su departamento, saqué las llaves que él me había dado para "cualquier emergencia", traté de hacer el menor ruido posible, quería sorprenderlo.
Sólo que... Yo fui la que se llevó la sorpresa, en la sala con el televisor apagado estaba él con una chica de cabello castaño encima.
— ¿Rayan?
Fue lo único que pude pronunciar, antes de ver a Melody con la cara completamente roja y la respiración agitada.
La mirada de mi antiguo profesor me dejó helada, tenía tanta indiferencia en ella que por un momento dudé en sí todo lo que habíamos quedado había sido real.
Salí de su departamento corriendo, con la esperanza de que él me siguiera para poder aclarar las cosas... pero en ningún momento escuché su voz gritar mi nombre.
Recuerdo haberme quitado los zapatos y entrar a mi carro, también recuerdo pensar lo mala idea que era manejar en ese estado, pero no me importó, estaba borracha, confundida y sólo quería salir de ahí.
Sabía que está estúpida relación maestro—alumno iba a doler... Sólo que estaba tan obsesionada en que esto funcionará y sin más me aventé al vacío por él.
Lo amaba más que al aire que respiraba, era tan peligroso este amor que sentía, como si en cualquier momento, gracias a la velocidad a la que íbamos, ambos nos estrellaríamos.
O eso pensaba hasta que me di cuenta que yo era la única montada en el carro.
Ahora estoy sola en el departamento que había rentado, tirada en el sofá con el corazón vacío y los ojos llenos de lágrimas.
No podía olvidarme de él, muchas veces intenté llamarlo para exigir una explicación, pero cada una de las llamadas me mandaba al buzón.
No sabía cómo había llegado hasta este punto, pues siempre tenía el poder agarrado con las dos manos.
Pero cuando miré el verde de sus ojos todo se distorsionó, dejando que mi vida quedara en segundo plano.
Había rechazado oportunidades para ir a trabajar, había rechazado chicos para salir, había rechazado tantas cosas por contruir una vida junto a él.
Pero él no pensaba lo mismo, tenía otros planes en os que no me incluía...
Y a pesar de eso, me sigo culpando a mí misma, estaba tan obsesionada con su amor que me olvidé de mí.
Pocos días después, decidí volver a tomar el control de mi vida, estaba cansada de sentir pena de mí, me metí a la ducha, sentía que era hora de dejar atrás todo.
Recordar la actitud con la que me cambié, me arreglé y salí a la ciudad, me daba fuerzas, en mi mente sólo pensaba en encontrar la manera de conseguir un empleo para juntar dinero y poder empezar a llevar a cabo mi plan.
Tuvieron que pasar algunos meses hasta que conseguí un trabaja estable como asesora de arte de un empresario famoso, no tenía cabeza más que concentrarme enteramente a mi trabajo a la par de ir planeando mis futuras metas.
Mi vida marchaba bien, viajaba mucho gracias a mi trabajo, tenía dinero para poder cumplir algunos caprichos, mis vacaciones casi siempre eran largas, poco a poco fui llenándome de contactos en el mundo del arte, seguía manteniendo charlas ocasionales con mis amigos de la universidad... pero... no podía ser feliz, no podía ser feliz completamente.
En el fondo, sabía que todo lo que había construido era para evitar pensar en él y lo que pudo ser. Mantener mi mente ocupada era sólo una estrategia para no pensar en él.
Hoy estaba en la cuidad, era mi último día antes de tomar un vuelo a Londres para ir a una galería nueva, tenía en mente quedarme en mi casa a descansar pero luego pensé en volver a ver a mis amigos.
En menos de dos horas quedamos en ir a un bar nuevo que abrieron cerca del centro, tenía todo listo para salir, no me había vestido tan elegante para la ocasión, así que me puse labial rojo para compensar mi falta de interés.
Cuando llegué ahí Alexy y Rosa estaban en una mesa platicando alegremente.
- ¡Hola chicos!
- Wow... Kareny, pero mírate, estas irreconocible – Dijo Alexy con una sonrisa en la boca.
- Ya es toda una mujer de negocios. – Alagó Rosa mientras le daba un sorbo a su bebida.
- Basta chicos, van a hacer que me la crea.
Pedimos un par de rondas de bebidas, no dejamos de hablar en toda la noche, cada quien comenzó a hablar de su vida y cómo estaban con esto, fue bastante especial volver a verlos.
- Oye Kareny, ¿Qué pasó con tu amor prohibido? – Preguntó Alexy
- ¿Amor prohibido?
- Si, ya sabes, el profesor sexy de arte, según tenía entendido que después de la universidad te iba a ir a vivir con él.
- Si bueno... - Quería fingir sorpresa, pero sabía que era una pregunta que ambos estaban ansiaban en preguntarme – Después de celebrar con ustedes la graduación, fui a su departamento y lo encontré con otra chica. Traté de llamarle días después pero nunca respondió... creo que yo era la que estaba más involucrada en esto que él mismo.
- Oh mierda, lo siento mucho.
- Si... yo también lo siento.
Rosa cambió de tema, lo cual agradecí, seguimos bebiendo hasta que ninguno de los tres pudo más, nos despedimos y cada quien se fue a su casa, recordé que había dejado mi coche en la casa, así que llamé a un taxi para que viniera por mí.
Ahí, parada en la calle a la mitad de la noche, lo volví a escuchar.
- ¿Kareny?
Tal vez era el efecto del alcohol el que me hacía imaginar cosas, pero había escuchado claramente su voz diciendo mi nombre.
- ¿Kareny? ¿Eres tú?
Me volteé para buscar la voz que me llamaba, enserio debía de dejar de beber tanto.
Una figura masculina se acercó a mí, no sé si fue por su perfume característico o el hecho de que ya había escuchado su voz, pero lo reconocí de inmediato.
- Rayan...
- Kareny... no sabía que estabas en la ciudad.
- Sigo viviendo aquí.
- ¿De verdad? No... no lo sabía.
Este encuentro, que cada vez que me quedaba despierta en la madrugada imaginada, se estaba convirtiendo incómodo, ninguno de los dos tenía idea de que decir.
- Si, bien... ya me tengo que ir... fue un... adiós. – Traté de dar dos pasos pero él me tomó del hombro y me hizo girar para volver a verlo.
- Espera, hay algo que debo decirte desde hace mucho tiempo.
- Si, no es necesario.
- Claro que lo es... Kareny, te dejé sola... eso no es algo que un hombre haría.
- Pues entonces ya dejaste claro que no eres un verdadero hombre.
En su expresión pude ver el dolor que le causaron esas palabras, lo cual aunque no estaba en mis 5 sentidos, me hizo sentir mejor.
- Lo sé... no te merecías todo lo que te hice.
- Si... bien, si eso es todo... creo que...
- No, espera, te mereces una explicación de todo lo que pasó... yo...
- Ya no Rayan, la Kareny de antes merecía la explicación, justo en el momento en el que le rompiste el corazón, estuvo esperando más de 5 meses para que su estúpido profesor le regresara las llamadas y le dijera que todo había sido un malentendido pero no fue así, ahora... tú ya no tienes que decir nada y yo no tengo nada que escuchar.
Me quité su mano y caminé a la dirección opuesta.
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