Nathaniel / U / Mutual

Nathaniel — Mutual.

Sabía que no estaba bien, sabía que lo que hacía no estaba bien. Pero me gustaba.

Todos me decían que él no era bueno para mí, pero ya no era una niña, podía cuidarme sola.

Nathaniel se convirtió en el tipo de persona que era un completo misterio, no sabía nada de él en el día, pero en la noche estaba a una llamada de distancia.

Las primeras veces sólo lo necesitaba para hacerme olvidar de todo, son solo el toque se sus labios sobre mi piel desaparecía cualquier pero se volvió tan constante que había días en los que sin tener motivo, lo llamaba.

Cuando él pasaba por mí, siempre me decía lo mucho que me necesitaba pero al salir el sol, parecía que cambiaba de opinión. 

Pero llegó el momento en el que ya no sólo lo quería para pasar las noches. Lo quería sentir cerca de mí. Lo quería todo de él.

Dejé que pasaran unas semanas sin que yo llamara, sin que le respondiera los mensajes, dejé que pasara el tiempo para poder aclarar mis sentimientos.

Sin más remedio lo volví a contactar, pidiéndole que viniera esta noche. No podía seguir involucrándome sin que le dijera todo lo que sentía.

Faltaba media hora para que Nathaniel llegara, a pesar de como todos creían, siempre fue puntual conmigo. Estaba dando vueltas en la habitación, pensando en cómo debería de decirle todo lo que había pensado este tiempo.
Sin esperarlo, alguien tocó la puerta, miré el reloj y faltaban 20 minutos para que llegara Nath.

Abrí sin pensarlo, tal vez sólo era Yeleen quien olvidó sus llaves o algo por el estilo. Pero el cabello rubio de Nathaniel fue lo primero que vi al abrir la puerta.

Dos segundos después ya tenía a este chico besándome con lujuria.

-Kareny, no sabes cuánto te necesité todo este tiempo. Por favor no vuelvas a dejarme así. – Dijo entre besos.

No pude resistir más y me dejé llevar, es verdad que yo también lo necesitaba.

-Nath, espera. - Puse mi mano en su pecho, necesitaba decirle.
- ¿Qué pasó? – Preguntó confundido.
Suspiré, estaba a un paso de que toda nuestra relación cambiara. Aun no sabía si para bien o para mal.
-Nath, estos días… estuve pensando acerca de nosotros.
-¿Nosotros?

Mis mejillas se sonrojaron, ¿Estaba usando mal las palabras?

-Tú… ¿Qué es lo que quieres?
-¿Qué es lo que quiero? No entiendo por donde quieres ir.
- Necesito saber… saber… si esto es mutuo. Ya que… sólo la mitad de ti no me es suficiente.
Nathaniel me soltó enseguida, como si de un momento a otro mi piel quemara. Se sentó en mi cama y puso las manos en su cabello.
-Cuando apareces por las noches, me dices que me quieres y quieres todo de mí, pero antes de que amanezca dices que no debería de quedarme y me regresas al dormitorio. Simplemente yo… ya no puedo. ¿Qué es lo que quieres de mí? Quiero… no, necesito saber si esto es mutuo. Yo en verdad te quiero.
Nathaniel no se movía, los segundos se me hacían eternos, las lágrimas comenzaron a mojar mis mejillas, mis manos temblaban, en busca de una respuesta.

Se levantó de la cama y caminó hacia mí, en un principio son paso dudoso pero al estar frente a frente, parecía decidido.

-Kareny, tú eres todo lo que quiero. Haré cualquier cosa para que estés feliz y si quieres que lo nuestro sea formal, que así sea.

Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, mientras por primera vez,  escuchaba el latido de su corazón acelerarse.

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