Nathaniel / U / Moving Along
Nath - Moving Along.
Terminaba de arreglar mi cabello, había quedado con Castiel ya que después de 4 años nos volveríamos a ver. Cuando me mudé con mis papás, él fue la única persona con la que mantuve más contacto todo este tiempo. Después de todo era mi mejor amigo.
Salí de la facultad y me dirigí al único bar del lugar. Había pasado mucho tiempo desde que caminaba por estas calles, si me ponía a pensarlo, en la ciudad se sentía un aire de nostalgia, en los días que iba al instituto y era una nerd es todas sus letras.
Cuando por fin pude entrar al bar, vi el inconfundible cabello pelirrojo de mi mejor amigo rodeado de un grupo de chicas que, al parecer estaban pidiéndole fotos y autógrafos.
- Me voy por un tiempo y ya eres todo un Sex Symbol de la ciudad. - dije poniendo mi bolsa en la mesa que estaba todo el revuelo.
- Oh, tú te vas por un tiempo y dejas de ser una tabla. - Contestó Castiel sin perder ese tono burlón que siempre lo caracterizó. Al momento ignoró a todas las chicas que estaban a su alrededor y se paró.
- Idiota, te extrañé tanto. - Ambos nos dimos un abrazo rápido, pues las muestras de cariño no entraban en nuestra relación.
- Pues no lo suficiente como para venir a verme estos 4 años. -Ambos nos sentamos al mismo tiempo antes de que respondiera.
- ¿Vas a empezar otra vez? Ya te dije que no tuve opción.
- Siempre existe otra opción, pero bueno... ¿Cómo te ha ido? Desde hace un mes no contestas mis mensajes.
Luego de que Castiel corriera a todas las chicas que seguían ahí, pudimos platicar con más tranquilidad. Pasamos toda la tarde hablando de lo que nos había pasado, él me contó de como pasó a ser vocalista de la banda y la manera en la que eso afectó su vida "social". Cada tanto me recordaba lo "desalmada" que había sido por irme sin decir nada.
La obscuridad de la noche nos atacó obligándonos a salir del lugar.
-Bien, creo que es hora de irme. - Dije no tan convencida de caminar sola por el callejón que debía pasar.
- Te acompaño, no es seguro que estés por ahí caminando sola. - Contestó Castiel.
- No necesitas aco...
- No te pregunté, ahora vamos.
Rodeé los ojos divertida por la situación, apesar de que pasó el tiempo, él seguía siendo el mismo.
[×××]
A mitad del camino comenzó a llover sin previo aviso, Castiel me aventó su chaqueta a la cara y tomó mi mano para caminar más rápido. No pude decirle nada ya que la lluvia comenzó a intensificarse. Cuando llegamos a los dormitorios ambos nos miramos divertidos.
- Bien... Eso no lo esperaba honestamente. - Le tendí la chaqueta a mi mejor amigo, apesar de usarla, mi ropa no se salvaba del agua.
- Toma el lado bueno, la ropa mojada resalta que ya eres toda una mujer.
- Eres un maldito pervertido.
Castiel soltó una sonora carcajada. Extrañaba mucho los momentos en el que simplemente nos insultabamos entre nosotros sin resentimiento.
- Bien creo que aquí es cuando me voy dramáticamente y espero a que tú me llames pero sabiendo en el fondo que no lo harás.
- Mejor que sea el momento en el que me invitas a tu habitación y comenzamos a...
- O el momento en el que te pateo las bolas si sigues diciendo tus estupideces.
- Bien, bien, señorita "no aguanto las bromas".
- Aguanto las bromas, lo que no aguanto es a ti.
Nos miramos unos segundos y reímos al mismo tiempo, enserio me mataba estar a su lado otra vez.
- Adiós intento de hombre sin trasero.
- Hasta mañana nerda.
Los dos nos abrazamos ignorando el hecho que seguíamos con la ropa mojada.
- ¿Jazmín? - El sonido del ascensor había pasado desapercibido hasta que esa voz habló.
Solté a mi mejor amigo para girarme y que mis sospechas se confirmaran.
- ¿Nathaniel?
El chico que fue una parte importante de mi adolescencia estaba justo enfrente de mí... Pero ya no era el mismo que recordaba.
Estaba completamente diferente.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó claramente confundido.
- Regresé para estudiar. - Apesar de que verlo era un golpe fuerte, debía de mantener la compostura. - Veo que has cambiado. - Una sonrisa arrogante apareció en sus labios.
- Tú tampoco eres la misma.
- Para nada, los días en el instituto quedaron atrás.
- Pero viendo quién es tu compañía, no creo estar muy seguro.
Nathaniel le hecho una mirada interrogativa a Castiel, por un momento había olvidado que él estaba aquí.
- Pues como verás, algunos no somos desechables como tú.
Miré a Castiel y casi me da un paro cardíaco, ¿Enserio tenía que sacar su carácter ahora mismo?
- ¿Qué pasó Cassy? ¿Sigues triste que me escogiera a mí antes que a ti?
Castiel caminó hacia él con actitud determinante, Nathaniel por su parte no se quedó atrás y avanzó.
Mi corazón comenzó a latir a gran velocidad, no tenía idea de qué hacer.
- ¿No se te ocurre una mejor respuesta? ¿Acaso sigues viviendo en el pasado?
- Yo...
Los dos chicos estaban frente a frente, ambos se veían directamente a los ojos, cada palabra que salía de su boca se sentía como veneno de una serpiente.
- Bien chicos... Esto es una estupidez.
- ¿Cómo puedes llamar una estupidez el hecho que este idiota te trate como un premio? - Preguntó Castiel sin despegar la vista de Nath.
- Yo nunca la traté como un objeto, tú eres el chico obsesionado que aún no supera el hecho que nunca te va a hacer caso.
- Castiel, ya basta, mejor acompáñame a mi habitación.
Era la única manera de separar a esos dos antes de que alguien terminará herido.
Castiel le hecho una última mirada asesina al rubio y caminó hacia mí.
Algo en mi corazón se removió con la imagen de Nathaniel en medio del pasillo viendo como las puertas del ascensor se cerraban.
- No esperaba verlo aquí. - Susurré más para mí que para que Castiel me escuchara.
- Nunca está en las residencias, probablemente debió de pasar un rato con alguna chica ilusa.
- ¿Pasar el rato?
- Ya sabes, tener se...
- Si, lo entiendo, pero... No entiendo que... Él...
- Ya te lo había dicho, las cosas cambiaron desde que te fuiste y eso incluye a tu estúpido delegado.
- Él ya no es mi delegado.
Apesar me dolía decir eso, era la verdad, lo mío con Nathaniel terminó hacía ya unos años, fue mucho antes de lo que hubiera querido... Pero ya era parte del pasado.
Llegué junto con Castiel a mi habitación. Traté de tardarme lo más posible en despedirme, para evitar cualquier otro "desafortunado" encuentro con Nath.
Cuando por fin pude entrar a mi cuarto, miré la hora y daban las 10 de la noche. Bastante temprano a mi parecer, tomé una ducha y me fui directamente a la cama, estaba bastante distante de todo como para hacer algo más.
Ni bien toqué la cama quedé completamente dormida.
[×××]
Un estúpido ruido perturbaba mi sueño, tarde en darme cuenta que era mi celular, específicamente, alguien me estaba llamando.
Sin mirar el nombre, colgué, no sabía quien era ni qué quería, pero las 3 de la mañana no eran horas para llamar.
Volví a cerrar los ojos para tratar de retomar mi sueño, cuando volvió a sonar mi celular. Repetí la acción, no entiendo como la gente puede ser tan terca.
Cerré nuevamente los ojos y volvieron a marcar.
- Contesta la puta llamada si no quieres que me levanté y tire el celular por la ventana. - Habló mi compañera desde su cama.
Enojada, tomé el celular y lo contesté, tenía que mandarlo a la chingada para que ya no llamara.
- ¿Quién chingados es? - Contesté bastante molesta.
- Wow, nos vimos hace un par de horas y así es como me vuelves a hablar.
Su voz era tan particular que aún hoy en día podía reconocerla entre mil voces.
- ¿Nathaniel?
- No porque quisiste que el intento ese de rockero te llevará a tu cuarto iba a dejar nuestra conversación así.
- Nathaniel, estas no son horas para hablar. Luego te llamo.
- ¿Qué? ¿Es por qué él está ahí? Estuve esperando a que saliera pero no lo hizo, yo...
- ¿De qué hablas?.... - Apesar de saber quién era al instante, tarde un par de frases en reconocer que arrastraba un poco las palabras - Espera... No mames Nathaniel, ¿Estás borracho?
-¿Recuerdas el día en que me dijiste que me amarías hasta el día que muriera?
A mi cabeza llegan recuerdos como si fueran los flashes de una cámara. Tan rápido y cortos pero sin pasar desapercibidos.
- Yo... Eso lo dije hace mucho tiempo Nath...
- ¿Por qué lo dijiste? ¿Por qué lo dijiste si no tenías planeado cumplir? - Sabía que estaba enojado, su voz, apesar de que temblara un poco, era fuerte.
- Yo... Si tenía planeado hacerlo, pero...
- He pensado mucho en ti últimamente... ¿Es malo que desee que estés tan rota como yo? - Esa última frase parecía que se la decía más a si mismo que a mí.
- Lo siento Nath... Perdóname si alguna vez...
- ¿Es injusto si te digo que te sigo amando?
Mi corazón dió un vuelco cuando escuché sus palabras.
- Nathaniel yo...
Varias veces imaginé tener alguna conversación relacionada a este tema, pero no pensé que sería a las tres de la mañana, por llamada telefónica encerrada en el baño de mi cuarto.
- ¿Entonces tú lo das por terminado? Tú... ¿Ya no me quieres?
- Nathaniel, tú y yo ya no somos los chicos aplicados del instituto, yo cambié y claramente tú también lo hiciste.
- Aún no respondes.
- Yo... No he pensado en eso.
- Maldición, desearía no haberte conocido.
Esa frase, aunque simple, fue el golpe que me hizo reaccionar. Era claro que lo amaba, nunca lo había dejado de hacer...
- Nath, yo también te sigo amando.
Espere unos segundo cerrando fuertemente los ojos, al no obtener respuesta, miré el celular y la llamada ya había terminado.
Maldición.
[×××]
Pasó un mes desde que Nathaniel me llamó en la madrugada y desde ese entonces ya no lo había vuelto a ver.
Por alguna razón, toda esta situación me mantuvo alejada de todos los que conocía, pero luego le conté a Rosa todo lo que pasó, ella me miró asustada y me contó de los "cambios bruscos" que había tenido Nathaniel desde que me fui.
Apesar de todo ese "miedo" que ahora causaba, yo sólo podía ver al chico fuerte e independiente que siempre había sido.
[×××]
Hoy saldría con los Amber a beber un café, al principio creí que su invitación era pura formalidad. Pero cuando me dió la fecha y hora ya no pude decir que no.
El cambio de esa chica me tomó por sorpresa, me parecía algo irónico que la chica mala del instituto ahora fuera una de las chicas más carismáticas de la universidad.
Había cocinado un pastel para no llegar con las manos vacías, después de todo, descubrí que tenía habilidad para preparar postres.
Iba saliendo del campus cuando vi a Castiel.
-¿A dónde vas menos fea de lo normal?
- Sé que te mueres por mi, no necesitas ocultarlo.
Ambos nos quedamos en silencio unos segundos antes de que comenzaran las risas de ambas partes.
- Bueno pues, sea a donde sea que vayas, si regresas muy tarde y el idiota con el que vas no te acompaño a tu cuarto, me llamas.
- Si papá...
Seguí riendo por lo bajo hasta llegar a el lugar en donde me citó, creo que me había dicho que era su departamento.
- Pues... Ya estoy aquí. - murmuré.
Toqué la puerta y casi al instante se abrió dejando ver la perfecta sonrisa de la chica.
- Jazmín, que bien que ya llegaste. Oh, trajiste pastel.
- Si... Pensé que podríamos comerlo con...
- Sí, sí, claro, sólo tengo que ir por azúcar, según yo tenía todo listo pero una de las chicas se encargó de acabarse toda el azúcar y ya sabes, un café sin azúcar no es un buen café. - Balbuceó.
- Oh, claro, ¿No quieres que te acompañe?
- No, no, no para nada, entra, en el fondo está la cocina, deja el pastel en lo que voy a la tienda.
- Está bien...
Ella me dejó entrar, a pesar de que eran las 3 de la tarde, la casa estaba completamente obscura, sólo la luz que provenía del fondo lograba que me guiara.
Cuando entré de lleno al lugar, note que estaba decorado con velas de mesa.
Miré extrañada los arreglos, esto era bastante... Inusual. Dejé el pastel sobre la mesa y comenzé a mirar bien el lugar.
- Hola.
Me giré rápidamente, el saludo me tomó por sorpresa.
- ¿Nathaniel? ¿Qué... Qué haces aquí?
Apesar de la obscuridad, pude ver claramente como iba vestido, llevaba su camisa con pantalla de vestir y una corbata, justo como lo hacía en el instituto.
- Toma asiento. - Ignoré lo que me dijo, está vez no iba a pasar desapercibido ningún detalle.
- ¿Qué haces vestido así...? Pensé que tú... Ya...
- Dijiste que ambos habíamos cambiado y por eso no sentías lo mismo por mi. Y para que sepas lo importante que eres para mí... Quise regresar a lo que era... Jaz... Yo te sigo enamorado de ti como el primer día que te vi.
- Nath yo...
- Espera... Como te dije, he estado pensando mucho en ti últimamente y si, fue cobarde haber necesito unos tragos para poder decirte todo lo que siento por ti. Tan sólo quisiera que vieras lo importante que eres para mí, por ti haría cualquier cosa, incluso si yo no esté descuerdo...
Me acerqué a él y lo tomé del cuello, di fin a la poca distancia que había entre nosotros y lo besé. Él al principio se sorprendió pero segundos después correspondió mi beso.
Sus manos tomaron mi cabeza profundizando el beso. Ambos descargamos todas las ganas que teníamos guardadas durante años.
Me separé bruscamente, necesitaba decirle lo que pensaba.
- Nath, yo también te amo, nunca lo dejé de hacer pero... No necesitas volver a ser el delegado para que estemos juntos. Yo también cambié, no soy la nerd incorregible de la ese tiempo. Conmigo no necesitas fingir nada, quiero ser la chica con la que tengas la confianza de ser tú mismo sin la necesidad de ser alguien que ya no eres.
El chico que estaba enfrente de mi sonrió aliviado.
- De verdad te amo.
Sin previo aviso tomó mis dos piernas y me cargó hasta la mesa, juntó nuestros labios con una pasión que sólo con él había sentido.
Rodeé con mis piernas su cintura y con mis manos revolvía su cabello.
- Amber... Puede... llegar en cualquier momento. - Dije entre besos.
- No te preocupes... Ella volverá... Dentro de dos horas.
Ninguno de los dos se separaba al momento de hablar, eso denotaba la falta que nos hacíamos.
- Perfecto.
Me acerqué los más que pude a Nathaniel mientras los besos se intensificaban, esta vez, ya no había nada que pudiera separarnos.
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