Nathaniel / U / Chica K

Nathaniel - Chica K.

"-El asesino fue su mejor amigo"

Leí las duras palabras del detective Nasser, mientras me imaginaba como él sonría maliciosamente luego de semanas siguiendo pistas interminables que lo condujeron ahí.

Su extraña felicidad también se debía que el culpable era uno de los obstáculos entre el detective y Kelly, su interés amoroso.

Poco a poco todos los problemas que se habían desarrollado en las 326 páginas anteriores se estaba resolviendo.

Mi mente se sentía extasiada al momento en el que algunas de mis teorías resultaron ser ciertas, sentía que poco a poco todo cobraba sentido.

Luego de que detuvieran al delincuente, el detective condujo hasta la casa de Kelly, estacionó el coche y suspiró antes de tocar el timbre.

Giré la página, emocionada por la esperada declaración pero... No había nada.

Una hoja en blanco seguida de otra en dónde estaban los agradecimientos terminaban el libro.

Suspiré enojada. ¿Cómo se le ocurría terminar una historia tan buena con un final como este?

Leí vagamente los nombres de las personas a las cuales estaba agradecido, parecían ser nombres de familiares y amigos más que nada.

Pero en el último renglón, el autor terminó con la frase:

" Y a ti chica K, que probablemente nunca leas este libro y nunca nos lleguemos a conocer, pero quiero decirte fuiste una fuerte inspiración para uno de los personajes".

Me quedé leyendo aquella frase... Uno de los personajes.... Luego de pensarlo un poco, entendí que fue a Kelly a quien esa chica inspiró.

Personalmente uno de mis favoritos, pues me sentía muy identificada con ella en específico.

Cerré el libro y aún soñando despierta, bebí el último trago de café. Amaba ir a la sala de descanso de la universidad para leer en mis tiempos libres, este momento del día se había convertido en una parte fundamental de mi día a día.

Llevaba meses con la misma rutina, sentándome en uno de los sillones alejados de la mesa de billar, mientras que los demás alumnos preferían platicar o jugar en aquel lugar.

Pocos alumnos estaban cerca de mí, principalmente porque la mayoría prefería ir a leer o hacer sus trabajos en la biblioteca, alejados del ruido y la música para poder convertirse más.

Alcé mi vista y vi al mismo chico rubio de siempre sentado a un par de metros con su portátil escribiendo unas cosas.

Muy pocas veces habíamos intercambiado palabras, la mayoría del tiempo él estaba centrado en su pantalla que me era imposible molestarle.

Siempre quise saber en qué carrera iba, pues por lo menos en Historia del arte, no.

Sin pensarlo, me levanté de mi sillón y me senté en el que estaba frente a él.

- ¡Hola! - saludé un poco efusiva.

El chico rubio de ojos claros se volteó a verme, parecía sorprendido por mi acción.

(La cual hasta a mí me había sorprendido)

- Hey...
- Mi nombre es Kareny, perdón por importunarte... Yo... - comencé a balbucear, hasta ese momento no había lo notado que era la situación.
- Oh... No, nada de eso, sólo que... No pensaba que fueras tú.
- Bueno... Es que... No sé que me pasó...

El chico rubio cerró su portátil y fijó sus ojos en mí, como si tratara de darme toda su atención.

- Soy Nathaniel.

Luego de esa incómoda situación, ambos comenzamos a hablar de las veces que nos habíamos visto antes pero nunca logramos tener una charla.

La plática siguió su curso normal, hasta que mi alarma sonó para avisar e que era hora de ir a clases.

- Bueno Nathaniel...
- Nath, dime Nath...
- Bueno Nath... Supongo que me tengo que retirar...
- Oh, digo.. si, claro lo entiendo.
- Fue divertido hablar contigo.
- También lo fue para mí Kareny.

Me levanté del sillón pero antes de comenzar a caminar, el chico rubio me volvió a hablar.

- Oye... ¿Quisieras ir a tomar un café algún día? Ya sabes...
- ¡Claro! - Acepte rápidamente, arranque un pedazo de hoja de mi libreta y escribí mi número.
- Entonces... Te llamo.
- Te estaré esperando.

El calor que sentía en mis mejillas no desapareció hasta un par de minutos después, pero volvió a atacar cuando en la noche, dispuesta a irme a dormir recibí un mensaje con el día y el lugar de donde debía de estar.

[×××]

- Así que ¿Qué tipo de libros te gusta leer? - Preguntó Nath mientras revolvía el azúcar de su café.
- Pues, supongo que siempre me han gustado los libros de ciencia ficción... Pero últimamente estoy colada por el género policíaco
- ¿Enserio? - preguntó tratando de esconder su sorpresa.
- Si, de hecho hace unos días terminé un libro muy bueno sobre como un detective resolvía uno de los casos que habían catalogado como suicidio.
- Oh... ¿Enserio?

Mi mirada bajó a la taza que tenía enfrente, para mi gusto, le faltaba más azúcar.

- Claro, estuve leyendo los agradecimientos y el autor puso que uno de los personajes estaba inspirado en una chica con la que nunca había hablado, es interesante como alguien puede inspirarse de personas con las que jamás han hablado.
- Si, supongo.

Nuestra plática siguió su curso, entre más pasaba tiempo con este chico más me gustaba.

Era ese curioso sentimiento de conocer a alguien nuevo, una mezcla de alegría, curiosidad y confianza.

[×××]

Pasaron un par de meses desde que conocí a Nath. Cada rato que podíamos, lo usábamos para reunirnos en la sala de descanso de la universidad. Nuestras conversaciones no conocían fin, era de alguna manera mágico como el tiempo pasaba volando cuando estábamos juntos.

De un día a otro ya sólo pensaba en el momento en dónde lo volvería a ver para contarle mi día y escucharlo hablar del suyo.

Sentí como su compañía pasó de ser opcional a indispensable.

Pero fue hasta hoy, cuando me invitó a comer cuando por fin lo entendí que mis manos temblorosas, mi mis mejillas sonrojadas, mis sonrisas sin razón y mis nervios incómodos no tenían otro motivo más que yo estaba perdidamente enamorada de Nath.

Cepillaba por última vez mi cabello, decidiendo si debería agarrarlo o dejarlo suelto, cuando el sonido del timbre sonó sobre la voz de Taylor Swift.

Miré mi celular, aún faltaban 15 minutos para la hora en la que habíamos quedado.

Me amarre mi cabello de manera rápida y bajé las escaleras, los nervios comenzaron a invadir mi cuerpo.

Suspiré antes de abrir la puerta.

Al otro lado no había nadie, si un paso enfrente, pero una caja chocó con mi pie.

Recogí la caja y la mire, parecía un paquete, tenía pegada una hoja doblada con mi nombre.

La desdoble, en poco tiempo reconocí la letra de Nath.

Kareny

Sé que a pasado relativamente poco tiempo desde que nos conocimos pero apesar de eso, ya siento que te conozco de toda la vida, con cada día que paso cerca de ti me gustas un poco más.

Pero... Te mentiría si te dijera que esto comenzó desde ese día que acercaste a hablar conmigo.

Lo que hay en esta caja es algo que es muy... Especial para mi, sé que lo entenderás cuando lo veas.

En nuestra primera salida dijiste que era interesante como alguien se podía inspirar de una persona con la que jamás habían hablado, tal vez no lo notaste pero temía que lo descubrirás en ese momento.

Cuando te vi por primera vez en la sala de descanso quedé deslumbrado, pues entre todas las personas que habían en el lugar, una sola chica me dejó sin aliento.

Tal vez haya sido la forma en que tu cabello caía sobre tus hombros, la manera en la que tus mejillas se coloraban mientras trataba de aguantar la risa al leer novelas románticas, la manera en la que movias tus manos haciendo que un simple cambio de página pareciera una acción tan elegante o simplemente.

Si bien al principio fue un simple flechazo, ahora, después de varios meses conociéndote, puedo decir, totalmente seguro de que estoy perdidamente enamorado de ti...
Chica K.

Me quedé unos segundos pensando, volví a doblar la carta, ¿De verdad esto era real?

Tomé la caja y con cuidado comencé a destaparla.

Al quitar la tapa, descubrí lo que parecía era un boceto de un libro, en el cual tenía escrito "Nasser".

En mi cara se dibujó la sonrisa más grande y sincera que alguna vez tuve.

El chico que me gustaba sentía lo mismo que yo, mucho antes de siquiera...

Cuando vi a Nathaniel con una flor azul en la mano, una sonrisa nerviosa y sus mejillas sonrojadas, mi corazón se detuvo.

Dejé la caja en la mesa a lado de la puerta y corrí hacía él.

Tomé la flor de sus manos y lo rodeé con mis manos su cuello, apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos, es increíble cómo este chico hacía que mi corazón pase de cero a cien en un segundo.

- Yo también estoy perdidamente enamorada de ti.

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