Nathaniel / U / B & C

Nathaniel – Bonnie & Clyde

- En un momento voy a la sala, estoy ocupado
- Pero Nath... ya todos están en el gimnasio para la junta.
- Ya lo entendí, en 5 minutos estoy allá.
- Si quieres te puedo esperar, ya sabes, podemos caminar juntos hasta allá y...
- ¡Melody! ¡Basta! En estos momentos tengo cosas más importantes que hacer, no necesito que me esperes.

La cara de Melody denotaba incomodidad, parecía que las palabras de Nathaniel le habían afectado, después de una rápida mirada hacia mí, se fue caminando.

- Pensé que nunca se iría...
- Si... a veces puede ser un poco pesada.

Volví a ver a Nathaniel, quien había dedo un paso a mí, a esa distancia podía ver los pequeños detalles de su cara que a veces pasaban desapercibidos.

-... Pero ya no hablemos de ella, lo que te quiero decir Kareny, es que... me gustas mucho, de verdad me gustas mucho.

Nathaniel acarició mi mejilla y posteriormente me besó.

[***]

- De verdad lo siento Nath, pero no es algo en lo que yo pueda decidir...
- Pero... tú y yo podemos seguir juntos, el hecho de que te mudes no significa que debamos de dejar todo atrás.
- No te estoy dejando atrás Nath, simplemente... no creo que pueda seguir una relación a distancia.

Nath tomó mi mano y me miró a los ojos, los cuales le estaban brillando, era obvio que le era difícil seguir reteniendo las lágrimas. Casi tanto como a mí.

- Sé que es imposible hacerte cambiar de opinión así que... por lo menos prométeme que no me vas a olvidar.
- Nath... jamás podría olvidar a mi primer amor.

[***]

- ¿Nathaniel?
- Kareny... Regresaste a la ciudad...
- Si... yo... Wow... estás irreconocible.
- Tú también luces bien...

[***]

- Nath, no entiendo a lo que quieres llegar, ayer me dijiste que no me querías volver a ver y hoy dices que me quieres.
- Kareny... he estado metido en un cartel de droga... sabía que si me acercaba a ti, podrías estar en peligro pero siempre aparecías en mis peores momentos y con tu sonrisa hacías que por un segundo se me olvidara todo... sin ti no tengo fuerza para seguir con esto... yo... espero que no me dejes marchar
- Y yo espero que no te marches.

Corrí a abrazarlo, todo lo que ahora me importaba era tenerlo cerca de mí.

[***]

- No lo sé Nath, creo que hoy deberíamos quedarnos en casa, tengo un mal presentimiento.
- Vamos Kareny, ¿Hace cuánto tiempo que no salimos?
- Pff... bien... pero para la siguiente nos quedamos en casa.
- Está bien, cariño.

[***]

Caminamos hacía su carro, él había escuchado hablar sobre un nuevo restaurante, mi voz interior seguía diciéndome que era una mala idea pero mientras que Nath sostuviera mi mano de la mima manera en la que lo hacía, yo estaba feliz.

Pasaron un par de meses desde que comenzamos a salir oficialmente, al principio, ambos temimos por el otro, pero poco a poco, las personas que tenían a Nath amenazado lo dejaron de lado, ninguno de los dos sabíamos si ya estábamos a salvo.

Eso nunca impidió a Nath que se escapara los fines de semana para dormir en mi habitación, volví a sentir esa conexión especial que ambos teníamos cuando estábamos en el instituto.

Sabía lo peligrosa que era nuestra relación... pero estaba tan perdidamente enamorada de él que ya no había vuelta atrás.

Al entrar, pudimos ver que era un restaurante de comida china, como era nuevo, la gente entraba por montones, tuvimos que esperar parados un rato.

El transcurso de la tarde siguió, para nuestra suerte no nos quedamos mucho tiempo esperando, a pesar de que no era fan de la comida china, puedo decir que la disfruté.

Después de pedir la cuenta, una mesera nos trajo una galleta de la fortuna a cada quien.

Sinn esperar a que Nath tomara la suya, me adelanté y abrí la primera que vi.

- '' Tú vas a avanzar lejos con tus habilidades'' – Leí en voz alta.
- ''Dale un beso a la persona al lado tuyo''

Miré a Nath, quien ya me veía de vuelta con una cara ''seductora''.

- Ni creas que te voy a besar ahorita que acabamos de comer.
- Rayos Kareny, tú le quitas la diversión a todo.

Nos reímos a carcajadas, momento así son los que se quedan inmortalizados en mi mente.

Salimos del restaurante, muy a mi pesar, todo había salido de maravilla. Nos subimos a su carro para regresar a mi habitación.

Mientras Nath iba manejando, saqué mi celular para contestar unos mensajes. Miré por la ventana, no estábamos tomando el mismo camino de siempre.

Volteé a ver a Nath, quien estaba mirando el espejo retrovisor.

- ¿Nath?
- Alguien nos viene siguiendo desde que salimos del restaurante. – Contestó tajante.

Miré por el espejo lateral y efectivamente, un carro negro con los vidrios polarizados estaba bastante cerca de nosotros.

- ¿Alcanzas a ver quién es?
- Creo que es Frank.

Al escuchar su nombre mi mundo se paró, llevaba tanto tiempo sin escuchar ese nombre que tuve que soltar mi celular para entender.

- Puta madre – Lo escuché murmurar.

Miré al enfrente, estábamos saliendo de la cuidad, siguiendo la carretera que estaba más solitaria a este punto del día.

- Kareny, debajo de tu asiento tengo un estuche negro...
- No Nath... - Sabía lo que tenía aquel estuche, nuestros primeros fines de semana juntos siempre salíamos a terrenos baldíos para practicar.
- Sabes que ellos no van a tener piedad con ninguno de nosotros....
- Pero no quiero dispararle a nadie.
- No vas a dispararle a alguien, sólo apuntaras a las llantas.

Sentía como la adrenalina bajaba a mis manos, la cual me ayudaría a tener mejor control de la pistola bajo mi asiento.

Cuando miré por el espejo lateral, una bala impactó en él.

El juego había comenzado.

Nath aceleró, no quería pensarlo pero el mi mente no dejaba de rondar la idea de que esto no tendría salida.

- Kareny, ahora tienes que disparar.

No espere dos veces y saqué mi brazo y mi cabeza por la ventana, mamá estaría muy enojada.

Apunté a la llanta, después de todo, el rubio y yo tuvimos un entrenamiento duro. Le di a la perfección pero algo me decía que un solo disparo en cada llanta no sería suficiente.

Comencé a apuntar y disparar, gracias a mi posición de copiloto, no podía ver las cuatro llantas.

El viento fría golpeaba mi cara, enredaba mi cabello y me distraía de mi verdadero objetivo, gracias a la manera en la que estaba, pude ver que no sólo estaba Frank, el tipo rubio que se la vivía acosándonos, si no otro hombre de aproximadamente la misma edad, quien era el que traía el arma.

Nos volvieron a atacar, con un par de balas que terminaban en la parte trasera del carro.

Cuando recargué el arma, vi como Frank, quien iba manejando le comenzaba a gritar al otro tipo, en un arrebato, tomó el arma que el otro disparaba y sacó la mano por la ventana.

Metí rápidamente el cartucho, temiendo lo peor.

Escuché el disparo, seguido del ruido del vidrio trasero rompiéndose. Apunté a su espejo retrovisor.

La bala impactó el vidrio, dejando a los dos tipo que nos perseguían perplejos.

Frank no tardó en recuperarse y volvió a sacar el arma por la ventana, esta vez apuntándome directamente.

Pasó como en cámara lenta, apenas si tuve tiempo de alzar el arma cuando un brazo dentro del carro me jaló con fuerza.

Nath me había jalado para así evitar que la bala me disparara.

Sonreí al verlo, él me sonreía de vuelta, fueron así, los últimos segundos que lo vi con vida.

Un disparo rápido cayó directamente en la cabeza, matándolo al instante.

El carro perdió control, íbamos a gran velocidad cuando el conductor murió.

Tomé el freno de mano y lo jalé antes de que chocáramos contra una constructora.

Miré por el retrovisor y el carro que nos perseguía estaba a unos metros de notros, tratando de girar para huir de la escena.

Abrí lo más rápido que pude la puerta, con el arma en mano y apunté a su cabeza.

La cárcel o donde quiera que fuera a cumplir por los crímenes que cometió, no arreglarían en nada la muerte de mi amante.

Vi como su cabeza se estrelló contra el volante, seguí caminando mientras lo seguía apuntando.

1 2 3 disparos.

Escuché un gritó masculino, recordé a su copiloto. Moví un poco la dirección del arma y otro hombre cayó.

4 5 6 más.

Me volví a girar y corrí hacia el carro de Nathaniel. Como pude, abrí la puerta del conductor.

La escena me desgarró por dentro.

- Me dijiste que no te marcharías... 

Lo saqué del carro y lloré su partida.

Estaba claro que ni un millón de palabras podrían describir lo que sentía.

Tomé el arma manchada de sangre, sin pensarlo, apunté a mi propio corazón. 

Me sentía muerta por dentro.

Mis manos estaban frías y en mi mente sólo pasaban los mejores recuerdos que tenía con Nath. 

El sonido de un disparo fue lo último que escuché cuando aún tenía vida. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top