Nathaniel / I / History
Nathaniel — History
Pasaron 2 años para que yo regresará a mi cuidad natal... con la simple excusa de visitar a mis padres.
Volver a "casa" hace que mi mente comenzara a divagar.
¿Qué habrá sido de la vida de todos mis amigos?
Estoy enfrente de la puerta de la casa de mis padres y tocó la puerta; desde que me mudé a otra cuidad a estudiar lo que de verdad me apasionaba, era la primera vez que yo regresaba a casa. Ellos siempre eran los que iban a verme.
A los pocos minutos volví a tocar esperando a que me abrieran.
Sin respuesta alguna, marqué el celular de mi mamá.
—¿Bueno?
— ¿Mamá? ¡Hey! ¿Dónde están? Llevo un rato tocando
— ¡Kareny! ¡Hija! ¿Hoy llegabas? Oh no... Tú papá y yo salimos de la cuidad, pensábamos que llegarías mañana en la mañana.
— ¿Salieron? Oh... ¿Y a qué hora regresarán?
— No lo sé hija, es un largo camino... Así que probablemente a las 11.
— Oh pues... No falta mucho solo 2 horas... Los esperaré acá.
— 11 de la noche hija, pero si, esperamos ahí, mientras sal a recordar la cuidad, tal vez te encuentres a alguien por ahí. ¡Adiós!
— ¿11 de la noche? Mamá no jue...
Miré mi celular y efectivamente... Mi mamá me había colgado.
Me maldije por no traer las llaves de mi casa... ¿Y ahora que voy a hacer todo este tiempo?
Me senté un rato en la banqueta tratando de pensar en un plan para no morir en lo que llegaban mis padres.
Tal vez si era buena idea ir a dar la vuelta por la ciudad. De todas formas, la mochila en la que traía mis cosas no estaba tan pesada.
Tomé la maleta y me la puse en los hombros.
Mi primera parada fue el centro comercial, era el lugar más fácil para matar tiempo.
Estuve un rato mirando las tiendas, pensando en que le debería de llevar a mi compañera de cuarto Sel. Me decidí por el disco de su cantante favorita que aún no tenía.
Seguí viendo tiendas hasta que mi estómago comenzó a rugir.
Para mí suerte, recordé una cafetería a la que siempre iba cuando estaba en el instituto.
Sin más palabras me dirigí hasta ella.
Era sorprendente como me readapte tan rápido a este lugar que caminaba como si ayer hubiera estado aquí.
Sonreí para mí misma cuando vi la cafetería aunque esta vez... Estaba diferente.
Sin darle importancia, me senté en una de las mesas que estaba afuera, rápidamente el mesero llegó, ordené una limonada y una hamburguesa grande, como lo hacía cuando vivía aquí.
El mesero tomó mi orden y sin nada más que decir se fue.
Miré mi alrededor, en todo este lugar se respiraba nostalgia, pero también era algo nuevo para mí...
El chico llegó con mi orden y se fue a atender a las personas que habían llegado.
Saqué mi celular y revise Facebook mientras comía, era una mala costumbre que había desarrollado por vivir sola.
Al terminar, pagué lo que era debido y me fui del lugar... Tomé la ruta en la que estaba mi antigua escuela.
Al doblar la calle, los recuerdos me invadieron. En especial el último de ellos.
"Salí corriendo del gimnasio, al cruzar la puerta me detuve. A pesar de lo que había visto ahí... Tal vez Nathaniel vendría detrás de mí para arreglar las cosas.... Y... Él y yo...
Pasé media hora sentada en la banqueta enfrente de la escuela, esperando a que "el príncipe fuera por la princesa".
Pero jamás ocurrió.
Debí de haberle dicho que me gustaba, debí de hacerlo cuando aún tenía tiempo... Y ahora es muy tarde para eso.
Me levanté de la banqueta y caminé por las calles de la cuidad de vuelta a mi casa, con el vestido nuevo manchado y el corazón roto."
Me pare en seco y de pronto todo regresa a mi memoria, ese chico de cabello rubio aparece en mi mente con la estúpida sonrisa de la que alguna vez suspiré enamorada.
La calle estaba vacía, como aquella noche en la que se me rompió el corazón por primera vez.
Caminé enfrente al instituto el cual estaba vacío (lo que era de esperarse ya que estábamos de vacaciones), pero en mi mente estaban los chicos de mi generación, mostrando sus obras de "arte", montando un concierto, vistiéndose para la obra... Tantos momentos buenos por los que pasé en este lugar.
Agaché la mirada y sonreí, yo era feliz, era realmente feliz y no me daba cuenta.
Miré la hora y ya solo faltaban seis horas para que mi papás regresaran.
Tomé el camino largo, para ir al parque y quedarme un tiempo ahí.
Las memorias seguían reproduciéndose en mi cabeza haciendo que el trayecto fuese más ameno.
Con la mente en otra parte, no me di cuenta cuando tropecé con una grieta de la banqueta y caí al suelo.
—¿Estás bien? — Escuché una voz atrás de mí.
— Si, no fue nada, sólo... Un raspón.
— Kareny.
Estaba viendo mis rodillas hasta que me giré para ver quién era.
— Na... Nathaniel.
El mismo chico en el que había esto pensando unas horas atrás estaba justo enfrente mío, con la mirada confusa y su aspecto jodidamente perfecto.
— Kareny... No puede ser. — En la última frase Nathaniel ya me estaba rodeando con sus brazos y atrayendome hacia él con mucho entusiasmo. — Regresaste.
— Si... Vine... Vine a visitar a mis padres.
— ¿Visitar? Eso quiere decir que... ¿No te vas a quedar?
— No, para nada, sólo es una visita rápida... En dos días regreso a casa.
— ¿Dos días?
— Si, ya sabes la universidad no deja mucho tiempo en realidad.
— Oh... Supongo que sí. Que... Que idiota, creí que... Olvídalo
— Eh... Bueno... — Miré la hora, aún faltaba mucho para que mis papás llegaran.
— Si viniste a visitar a tus papás... ¿Por qué no estás con ellos?
— Muy buena pregunta... En realidad...ellos salieron de viaje dejándome sola desde las 9 de la mañana.
— ¿Las nueve de las mañana? Por lo menos ya comiste.
— Si, de hecho apenas fui a la cafetería...
— Oh... ¿Y ahora qué vas a hacer?
— Pues en realidad... Pensaba ir al parque a...
— Bien... Te acompaño.
— ¿No tienes cosas que hacer?
— ¿Me estás corriendo? — Preguntó con gran sorpresa.
— No, no es eso, simplemente... No sé, son vacaciones tal vez ibas a salir con tus amigos... O...
— Para nada, he estado esperando mucho tiempo para volver a verte que no me iré tan fácil.
Nathaniel tomó mi mano y juntos entramos al parque.
Nos sentamos debajo de un árbol a platicar de cómo nos había tratado la vida, era extremadamente cómodo hablar con él, tomando en cuenta la última vez que nos vimos.
Las horas pasaron, la luna y las estrellas se comenzaron a visualizar en el cielo.
Miré la hora y faltaban 15 minutos para que mis papás llegaran a mi casa... Lo que significaba que había pasado cinco horas hablando con este chico.
— Nath, ya es tarde, creo que es hora de irnos.
— Bien... Te acompaño a tu casa.
— Está bien...
La plática con Nath fue... Hermosa, no recordaba lo bien que se sentía poder hablar con alguien tan parecido a mi, con los mismos gusto, los mismos ideales, las mismas metas... Ya comenzaba a recordar por qué estaba tan perdidamente enamorada de él en el instituto.
Caminábamos en silencio, no necesitábamos decir nada, ambos queríamos sólo disfrutar el momento.
Una calle antes de llegar a mi casa, Nath simplemente se detuvo.
— ¿Estás bien? — Pregunté.
— No.
— ¿Qué pasó? ¿Te duele algo? ¿Quieres que le llame a alguien?
— No, nada de eso, sólo que... Pasar la tarde contigo me hizo darme cuenta de algo.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
—¿Qué?
— Cometí el peor error de mi vida.
— ¿Peor error?
— Te perdí.
Mis ojos se abrieron de par en par, ¿Es real lo que estaba escuchando?
— Cuando... Cuando fue el baile de graduación... Yo quería llevarte a ti, pero pensé que... Pensé que tú no sentías lo mismo por mi, así que me quise ir por lo seguro. En el baile... Te veías tan hermosa en tu vestido. Cuando iba a dejar a la otra chica para ir contigo, me besó... Luego te busqué con la mirada pero ya no estabas.
— Yo te esperé.
— ¿Qué?
— Yo te esperé media hora sentada en la banqueta esperando a que vinieras por mi... Pero no lo hiciste, por eso creí que... Creí que nunca te importé.
— Kareny, eras la chica de mis sueños... Pero por un error... Te perdí... Espero que puedas perdonarme..
— Adiós Nath.
Sentí como mi corazón se quebraba después de decir esas palabras... Caminé hacia la puerta de mi casa y toqué, esperando a que ya estuvieran ahí mis papás.
Por suerte no tardaron en escucharse ruidos y finalmente, abrieron la puerta.
Los dos días que estuve en casa fueron más que perfectos, era como estar en los viejos tiempos en los que sólo me preocupaba respirar y no morir en el intento.
Estaba en la estación de metro, comprando mi boleto de regreso a mi cuidad, cuando escuchó como alguien grita mi nombre.
Giré rápidamente y entonces lo vi.
El cabello rubio de Nathaniel se movía gracias a la velocidad a la que iba.
—Kareny, espera.
— ¿Nath? ¿Qué haces a...?
No pude terminar la frase cuando Nathaniel me toma por la cintura y me besa.
— Te dejé ir una vez, no pienso hacerlo dos veces. — Fue lo que dijo antes de volverme a besar.
Un poco impactada por los hechos, tarde en reaccionar.
Y cuando por fin lo hice, correspondí a sus actos. De alguna manera, los sentimientos que creí haber enterrado en lo más profundo de mi corazón revivieron con más fuerza que nunca.
— Pero... ¿Qué vas a hacer? — Pregunté confundida.
— Pediré un intercambio de universidad.
— Nath, eso es una locura.
— Sería más loco volver a dejarte ir.
Ambos nos abrazamos y entendimos que... Desde ahora en adelante seríamos él y yo seríamos el mejor equipo que el mundo verá.
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