Evan / I / Long Distance
Evan - Long distance
Hay tantas canciones que pudiera estar cantando para matar el tiempo y poder centrar mi mente en algo que no sea él.
Pero me era imposible.
Sabía que mantener una relación como la nuestra no sería fácil, pero no podía entender hasta qué punto podía ser así de complicada.
Pasó más medio año para que yo cayera rendida a sus pies; después de todo el problema con Kentin, pensé que jamás en la vida me podría fijar en una persona como él.
Pero al verlo sinceramente arrepentido, le di otra oportunidad para poder conocerlo.
Jamás pensé que esa simple decisión desembocara hasta llegar aquí.
Salimos un par de veces antes de que él volviera nuestra relación formal, aún recuerdo el día en que llagó a mi casa con un ramo de rosas rojas y sus ojos llenos de esperanza.
Pero ese mismo recuerdo se ve amargado con otro que pasó unos días después, cuando llegó su carta de la escuela militar requiriendo su ayuda, Evan se vio obligado a viajar al otro lado del país, llevando las cosas a una zona desconocida para mí.
Recuerdo el día que se fue, ambos teníamos lágrimas en los ojos, Armin y Alexy estaban ahí para despedirse de su hermano, yo estaba dispuesta a darlo todo para que nuestra relación realmente funcionara a distancia.
Pero Evan no estaba convencido de que lo pudiera aguantar, así que ambos concordamos que sin importar el tiempo que llevamos, cualquiera de los dos puede terminar las cosas sin que el otro discuta nada.
También comenzamos una pequeña costumbre de mandarnos cartas escritas a mano cada vez que podíamos.
Si bien, a mi punto de vista era muy romántico e interesante, nunca se podría comparar con pasar un tiempo los dos juntos.
Cada viernes le mandaba una carta, con la esperanza de recibir una a cambio. Siempre le contaba todo lo importante que me había pasado.
Al principio Evan me mandaba cartas cada fin de semana, en la que me contaba cómo habían sido sus días y lo mucho que me extrañaba.
Pero ahora, han pasado semanas y no tengo una sola noticia de él.
Y estas últimas noches, mi mente no deja de atormentarme con la posibilidad de que él se estuviera cansando de nuestra relación.
Sentía como justo frente a mis ojos, todo se estaba desvaneciendo y a pesar de eso yo no podía hacer nada para impedirlo.
Fingía estar bien en la escuela pero cuando la noche aparecía, me sentía con la seguridad de poder llorar encerrada en mi habitación.
Toda esta distancia hacía mi corazón encogerse.
Sabía que tiempo era relativo, pero sentía como los minutos parecían horas y las horas parecían días.
Un día, regresando a la escuela, mi mamá me recibió con una sonrisa y un sobre que sostenía enfrente de mi cara.
''- Creo que esto es para ti.''
Dijo antes de subir a su habitación.
Mi corazón latió, sabía que era una carta de él. Era el típico en el que llegaban sus cartas.
Mis manos comenzaron a temblar, haciendo que abrir la carta fuera una tarea mucho más difícil.
Cuando por fin pude sacarla, desdoblé la hoja en la que al parecer sólo tenía una palabra escrita.
''Sube''
Corrí por las escaleras, arrugué la hoja entre mis manos, no había tiempo para pensar en lo que hacía.
Subí por las escaleras que daban al techo, tenía la corazonada de que ahí era donde debía de ir.
Abrí rápidamente la puerta.
Y ahí estaba él.
Con el ramo de rosas más grande que había visto.
Con los ojos brillando.
Y con la sonrisa nerviosa que pocas veces me daba el gusto de verla.
Corrí hacia él.
Él dejó caer el ramo de flores para poder sostenerme.
Rodeé su cuello con mis brazos y su cintura con mis pies.
Era la mejor sensación que pude haber tenido.
- Te extrañé tanto Evan.
- Yo también te extrañé Camila.
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