Castiel / U / How would you feel?
Castiel - How would you feel?
Desde que Castiel y yo regresamos, las cosas nunca habían ido tan bien entre nosotros. Ambos nos queríamos con locura, si bien, nos aferramos a los recuerdos del instituto, comenzamos desde cero dejando atrás, esa etapa en la que ambos comenzamos a descubrir lo que era el amor.
Si bien, desde que comenzó su gira por todo el país, no hemos tenido la misma comunicación que cuando estaba aquí, no cometeríamos los mismos errores del pasado.
Siempre, al final del día, ambos nos mandábamos un solo mensaje en el que escribíamos lo que había hecho en todo el día, dejando tiempo para que ambos pudiéramos vivir nuestro día a día sin estar pegados al celular y seguir con nuestra rutina de la vida diaria.
Lo mejor eran los fines de semana, en los que si ambos estábamos libres, nos llamábamos por teléfono y nos pasábamos horas platicando de cosas banales y nos recordábamos lo mucho que nos extrañábamos.
Esa era mi parte favorita de la semana, en la que por unos minutos podía volver a escuchar su voz, escuchar su risa y sus comentarios llenos de narcicismo.
Después de 3 meses con la misma rutina, un sábado por la mañana, me levanté para preparar café, no tenía planes en mente, así que pensé en llamar a Chani para ir a comer o algo por el estilo... o podría quedarme en casa mientras termino los últimos capítulos de mi serie favorita.
Cuando mi café estaba listo, tomé una taza y lo serví, ya tenía Netflix preparado, tomé una rebanada de pastel del otro día y me fui a sentar en el sillón.
Seguía con mi pijama puesta y una cobija cubriéndome las piernas.
[×××]
Sólo me faltaban 2 capítulos para llegar al final, cuando el sonido del timbre me sorprendió.
Miré la hora y ya pasaban de la una de la tarde, tenía varios mensajes de Castiel y varias llamadas perdidas, esta maldita serie estaba tan buena, que por un momento olvidé llamar a mi novio, caminé a la puerta, después de ver quien era le contestaría.
- ¿Qué tanto haces que no contestas mis llamadas?
Miré a la persona que estaba detrás de la puerta, con su sonrisa de autosuficiencia y un poco de picardía.
- ¿Castiel?
Me quedé sin palabras, hasta donde yo tenía entendido, su gira terminaba en 2 meses.
- Sel... ¿No vas a recibirme como si no nos hubiéramos visto en 3 meses?
Sin pensarlo más, salté a sus brazos, mientras le dejaba cortos besos por toda la cara.
- ¿Qué haces todavía en pijama? Y es la una de la tarde.
- Yo... me quedé viendo una serie. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
- Un concierto cambió de fecha y pensé que venir a ver a mi novia era la mejor forma de pasar estos días.
Lo volví a abrazar.
- Te he extrañado tanto. - Confesé.
- Y yo a ti...
Nos quedamos un rato así, hasta que me separé.
- ¿Qué quieres hacer? Puedo ir a cambiarme y...
- En realidad, pasar una tarde en pijama viendo películas contigo suena tentador.
Le sonreí sinceramente, creo que después de tantos viajes, lo que necesita es una tarde de paz.
Ambos nos acostamos en el sofá abrazados, con las manos entrelazadas. Para ser honesta no estaba poniendo atención a la película que él había escogido, quería memorizar cada uno de los movimientos que Castiel hacía, las marcas de su cara cuando se reía, su respiración tranquila, como hacía círculos con sus dedos den mis manos.
Siempre era sorprendente todo lo que esté chico me hacía sentir sin decir una sola palabra.
- ¿Terminaste de admirarme? - Dijo sin mirarme.
- No.
- Vamos, sé que soy guapo pero tus ojos mirándome fijamente hacen que no me pueda concentrar en la película.
Sonreí y escondí mi rostro en su pecho.
- Te odio. - Dije riendo.
Me miró y pude notar el debate mental que estaba teniendo.
- Sel... Yo...
- ¿Sí?
- Tú eres la única chica para mí, cada vez que estamos solos, siento como si de alguna manera regresara a la época del instituto.
Sonreí, porque a mí me pasaba exactamente lo mismo.
- ¿Cómo te sentirías si te dijera que... que te amo?
Mi corazón se detuvo, desde que comenzamos de nuevo, ninguno de los dos se atrevió a decirlo, y ahora que él dio el paso, parece como si todo este tiempo esperando, hubiera válido cada segundo.
- Dime que tú también lo haces. - Continuó.
- Castiel, yo también te amo, no dejé de hacerlo y no dejaré de hacerlo... sabed que gastaré mi vida entera enamorándome cada día más de ti.
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