Castiel / I / You Belong With Me
Castiel — You Belong with Me
En la típica noche de martes, acostada en mi cama, escuchaba música mientras terminaba la tarea de historia hasta que el tono de llamada interrumpió.
— ¿Si?
— Juliette, soy yo, Castiel.
— Ah... Hey, ¿Todo bien?
— Si... Bueno... No, es sólo que... Acabo de discutir con Debrah y... Necesitaba hablar con alguien. ¿Estás libre?
Miré mi reloj, el cual marcaba las 11:43 de la noche, supongo que era tiempo de descansar, podía acabar en la mañana.
— Claro.
Mi amistad con Castiel había empezado desde hace un par de años, apesar de chocar en algunas ideas, siempre encontrabamos la manera de que funcionara.
Sentía que entre nosotros dos teníamos una conexión especial, ambos nos conocíamos muy bien, por... Por un momento llegué a pensar que estábamos destinados a ser.
Pero las cosas cambiaron cuando, un sábado a la mitad de la noche, Castiel llamó a mi ventana, lleno de felicidad.
Recuerdo haber pensado que tendría buenas noticias acerca de su banda, pero no.
Me contó que, un par de minutos antes, Debrah le había confesado sus sentimientos y de alguna manera, ellos comenzaron a tener una relación.
Todavía puedo sentir el dolor de mi corazón que me atacó ese día.
Si bien, sabía que ella no tenía enteramente la culpa de lo que yo estaba sintiendo, podía odiarla por muchas más razones.
Ambas éramos mundos diferentes, ella siempre sobresaltó por su altura y buena figura, mientras que yo era plana y no podía alcanzar los libros del último peldaño del librero, ella siempre usaba faldas cortas y yo combinaba todas mis camisetas con los tres únicos pares de jeans que tenía.
Cada semana, Castiel llamaba a mí celular para contarme una nueva discusión, por mucho que me doliera, trataba de mantener al margen y ayudarlo, dándole los mejores consejos que se me ocurrían pero llegó un momento en dónde me harte, por las cosas que sabía que ella le decía y hacía, sabía perfectamente que no merecía a Castiel.
Que a pesar de tener un carácter fuerte y burlón, siempre se comportaba a la situación, trataba en lo más posible evitar acciones que lo llevarán a peleas.
Seguía hablando con Castiel por teléfono, tratando de entender que era lo que está vez a ella le había fastidiado, sentía la voz distante, cansado de este tipo de situaciones. Una relación debería ser beneficiosa, para ambas partes, debería de hacerlos feliz pero... Por lo que siempre escucho, es como si Debrah estuviera absorbiendo su felicidad, la muy perra.
— Ella comenzó a gritarme diciendo que nunca salimos y yo trataba de salir de ahí, pero no soltaba mi chaqueta, de... De un momento a otro ella comenzó a darme pequeños golpes en la espalda mientras gritaba que no aún no hemos terminado...
— Mierda Castiel, ¿Comenzó a golpearte?
— Si pero... No es nada.
— ¿Cómo no va a ser nada? ¿En dónde estás?
— Estoy... No lo sé, llevó caminando un rato... Espera... Estoy en la zona de Oro.
— Bien, estás a una cuadra de mi casa, deberías venir...
— ¿Y tus padres?
— ¿Qué pasó con mis padres?
— ¿No les parecerá raro que un chico tan atractivo como yo se pare enfrente de la puerta a la mitad de la noche para ver a su pequeña niña?
— No digas tonterías Castiel, te conocen a la perfección.
— Bien... Ya voy para allá.
Ambos colgamos, me quedé pensando... ¿Cómo es que no se da cuenta que yo soy la persona que a buscado todo este tiempo? A veces... A veces sueño con el día que despierte y se de cuenta que todo el tiempo he estado al margen, esperando a que entienda que debería de estar conmigo.
En un par de minutos ya tenía a Castiel en la cocina sin su chaqueta y su camisa poniéndole una bolsa de gel congelada en un la espalda.
— Y todo por una simple broma — Dije con el celo fruncido. ¿Enserio que le pasaba a esa... Arg?
— Si... Bueno... No debí de...
— No Castiel, no hiciste nada malo, no la insultaste, no le mentiste, no le pegaste... Maldita sea ella... Bah... Sólo no entiende tu sentido del humor.
Estaba tan enojada con ella por lo que le había hecho, apesar de que Castiel me dijera que sólo fueron unos "pequeños golpes" habían dejado unas marcas bastante grandes.
— Está bien Juliette, es... Simplemente una discusión.
— ¿Una discusión? ¿Acaso no ves lo que ella te está haciendo? Esto ya no es una relación sana.
Por primer vez en mucho tiempo, vi a Castiel sonreír, pero no era una de sus típicas sonrisas seductoras, la veía un poco cansada... Cómo si entendiera que tengo razón.
— ... Castiel... No entiendo qué haces con una chica como ella... [¿Alguna vez... Sólo quizá... Pensaste que tú debes de estar conmigo... ?] — Estuve a punto de decir, hasta que me interrumpió.
— Juliette... al principio la quería, aparte de que tenía un buen cuerpo y era hermosa, creía que ella y yo teníamos algo especial... Pero creo que me equivoqué.
— ¿Entonces? ¿Por qué sigues con ella?
— No lo sé, me acostumbré a qué a alguien le importe.
— Castiel a mí me importas.
— Si, lo sé pero... Tú no me ves de esa ma....
Antes de que pudiera decir algo, dejé la bolsa a lado de la mesa y lo tomé por el cuello, acerqué su rostro y titubiando unos segundos, besé sus labios, apesar de que el estuviera sentado, tuve que ponerme de pinturas para quedar un poco más alta que él.
Sentí como sus manos, poco a poco reaccionaron y envolvieron mi cintura.
Así es como debería ser.
Aún con los ojos cerrados, sentí como Castiel sonreía, sin separarme mucho de él, comienzo a hablar.
— Yo soy la que te hace reír cuando sé que estás mal, conozco todas tus canciones favoritas, puedes hablarme de tus sueños, sé que puedo decir que soy la única que de verdad te entiende, ella nunca sabrá tu historia como yo,
creo que sé a dónde perteneces y creo que es junto a mí.
— Juliette... Yo .. nunca pensé...
— Castiel, sabemos que lo tuyo no es pensar.
Ambos reímos por lo bajo, él se acercó más a mí y me besó nuevamente.
De hoy en adelante todo sería diferente.
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