NIEVE Y CONFESIONES (12)
Tipo: Lindo.
Preguntita: ¿Cómo están todas?, espero que todas estén realmente bien. No olviden cuidarse del Covid-19, ese virus está matando a muchas personas :'c
[...]
Era el quinto o sexto día más helado de todos los tiempos, ni siquiera había aparecido una pequeña fuente de calor. Todos se encontraban platicando en una de las casas de Alexandria, abrigados con unos grandes mantos.
—Deberiamos—la voz de Carl te despertó, la pequeña Judith estaba en tus brazos, así como el pequeño hijo de Michonne. Sin embargo el castaño de cabello largo hablaba enojado con el resto del grupo.
—(Tn)____, ¿crees que Dog esté bien?—soltó Judith acurrucandose más en ti—Rj y yo estamos muy preocupados por él—susurró la pequeña. Observé a Rj por un instante y le sonreí tratando de tranquilizarlo. Era tan parecido a su madre, sin embargo, su actitud serena lo hacía parecerse mucho a Rick y Carl.
—Ese perro es muy valiente, te lo aseguro Judith, aún esta vivo—soltaste sonriendo, la niña asintió—Así que Rick Junior, no tienes porqué preocuparte.
Por un instante te detuviste a ver todo el alrededor, En una esquina de esta casa estaba Daryl, Rosita, Eugenne, Ezequekiel, Jerry, Carol, Tara, Michonne, Siddiq. Todos conversaban tan silenciosamente que el único que parecía enojado allí era Carl.
—¡Matemoslo ya!—gritó Carl otra vez, se acercó a Negan, el salvador estaba atado con unas cuerdas sin poder escapar—Yo voy a matarlo de una buena vez—tomó su navaja con fuerza y la colocó en el cuello del susodicho que solo comenzó a reir—por su culpa Judith, Rj y yo creceremos sin un padre. Por culpa de Negan (Tn)___ crecerá sin ver a su padre—soltó, me observó por un instante—¿recuerdan a Abraham, cierto?—el resto asintió.
—Si, pero...
—¡No Daryl!—interrumpió en un grito quitándose el sombrero y lanzandolo con enojo. Tomó la navaja con más fuerza y enojo.
Judith se acurrucó en tus brazos con miedo por la actitud de su hermano y comenzó a sollozar. Y el pequeño Rj estaba del mismo modo.
Dejaste a los pequeños con mucho cuidado y te acercaste a arrebatarle la navaja a Carl.
—Estás asustando a tu hermana ¡Maldición!, Judith solo tiene 9 años y no merece ver que te comportes de esa forma—soltaste— y Rj apenas tiene cuatro años.
—Por culpa de Negan y la de todos los Salvadores perdimos a muchos, tu padre, Glenn, Denisse, Olivia, Spencer, Sasha. Los del Reino y Hilltop murieron—hizo un poco de silencio—y mi padre murió por culpa de ellos tambien.
—¡Lo entiendo!, sé que murieron, pero matarlo no nos traerá de vuelta a los que perdimos—solté con frustración—¿Estamos todos concientes de que hay otro peligro en lo que tenemos que centrarnos ahora?—pregunté—Deberíamos estar pensando en cómo pasar la noche porqué con esta nieve moriremos todos.
—Detenganse—la voz suave de Judith loz hizo detenerse. La pequeña estaba llorando, tenía lagrmias en los ojos mientras los observaba—Detenganse, Por favor.
—Salgamos de aqui—soltó Daryl—vayamos a la casa de Aarón, hay una chimenea allí.
—Con la nieve nos perderíamos todos—aclaró Tara.
—Tomemos todos una cuerda y sujetemosla lo más fuerte que podamos, trataremos de salir lo más rápido posible y llegar hasta la casa de Aaron, todos juntos—la orden tenue de Carl hizo que todos asintieran.
Lo observaste por un instante, su rostro ya no poseía felicidad, simplemente ahora parecía frustrado, tan distinto a cómo lo habías conocido antes. Estaba claro que su padre había muerto hace cuatro años atrás y sabias perfectamente que esa era la razón por la que él se comportaba de ese modo, trataba de cuidarlos porqué ya no quería perder a nadie más.
—¿Estas lista?—la sonrisa y tierna voz de Carol te despertó y asentiste.
Y como lo ordenó Carl; todos salimos del edificio con las cuerdas, sin separarnos y esperando llegar hasta la casa de Aarón. Cuando estuvimos fuera pude ver en todo el caos que se encontraba Alexandria, nieve por todas partes.
—¡Judith!—el grito de Michonne me despertó, la pequeña comenzó a correr hacia algún lado, había soltado la soga.
Justo en ese instante escuchaste a Dog, era su ladrido, lo reconocías perfectamente. Observaste a Negan soltar la soga del mismo modo y fue tras Judith, persiguiendola.
—Maldición—soltaste la soga y seguiste a Negan, sabias perfectamente que él no era un tipo bueno en quién confiar.
—¡Ford!
—¡Judith!—llamaste a la niña sin embargo no había nada alrededor, la niebla que se amontonaba no te dejaba ver nada y eso te enojaba.
Los ladridos del perro se oyeron con más fuerza mientras, a lo lejos, lograbas ver a Judith, junto a Negan y al dichoso perro. Mientras te acercabas la acción de Negan te confundió un poco, él habia sacado la gran manta que tenía y estaba abrigando a la pequeña Judith.
Te acercaste hasta ellos y Dog fue el primero en recibirte con unos cuantos ladridos y moviendo la cola.
—Qué te quede claro que lo que acabas de hacer no hace que olvide lo que hiciste en el pasado, Negan—aclaraste.
Te sentaste al lado de Judith y la abrazaste, la pequeña apesar de que tenía dos mantos estaba temblando de frio.
—Estaremos bien Judith—aclaraste con una sonrisa, te sacaste la única manta que te abrigaba y tapaste a Judith—estaremos bien. Tu hermano va a salvarnos.
[...]
Carl.
—Hay una probabilidad de que tenga hipotermia—soltó Eugenne.
—¡No!—gritó Carl con enojo—dime que no es cierto.
Por otro lado Michonne se situó al lado de Carl para tratar de calmar su enojo.
—Es muy raro que esa niña de allá vaya a tener hipotermia—la voz de Negan desconcentró a todos.
Daryl y el resto observaron a Negan con cierto recelo.
—¿A que te refieres?—preguntó el de la ballesta.
—La hija del pelirrojo ha sobrevivido a muchas cosas, a matado a mucha gente de mi grupo antes y fue muy hábil en escapar más de tres veces del Santuario—comentó Negan y Carl se acercó hacia él con enojo—El punto es que una hipotermia no la matará.
—La torturaste más de dos veces, no necesitamos tu opinión, idiota—aclaró Carl observandolo—agradece que la nieve ya se detuvo, sino yo mismo te lanzaría fuera de aquí para que mueras.
—Sé más listo Carl, si Judith no hubiera ido por ese perro quizás tu noviecita estaría viva—Negan comenzó a reír tratando de hacer enojar al resto.
Carl se alejó lo más rápido de allí y salió de la casa en la que todos estaban refugiados, la niebla se había disipado y ahora unos cuantos rayos solares caían derritiendo la nieve del suelo.
El sentimiento frustrante llegó a su pecho con tanto remordimiento, cada vez que algo parecía salirle bien siempre perdía a las personas que amaba, pasó lo mismo con su madre, luego con su padre y ahora con la unica chica que lo había tratado bien desde el principio.
—Carl, mira esto—la chica estaba frente a él, con una gran sonrisa. Muy animada por lo que tenía en manos—Encontré una cámara.
—¿y que piensas hacer con eso?—preguntó Carl, acercándose más a ella—Con eso no puedes derrotar caminantes, ¿qué harás?
La chica soltó un bufido.
—Hey, eres un experto para quitar la alegría y el ánimo a todo, Grimes.
El chico la observó por un instante, le encantaba mucho la compañía de la chica pues su entusiasmo y energía eran unicos. Nadie más en Alexandria era así.
El flash de la cámara desconcentró al sheriff y te observó enojado.
—¿Acabas de tomarme una foto?
—Claro que no, estás soñando—te alejaste de allí corriendo mientras el sheriff aún te perseguía. El chico estaba totalmente seguro de que le habías tomado una foto.
—¡Ford, Regresa!—soltó.
Llegaste con mucha rapidez hasta el bosque y te escondiste detrás de unos árboles. Aunque, en un abrir y cerrar de ojos el sheriff había sido muy hábil y te había encontrado.
Sonrió de forma altanera y te arrebató la cámara de las manos con mucha rapidez
—Oye, solo quiero tener algo con lo que pueda recordarte—afirmaste.
Carl te observó con confusión.
—Me ves todos los días, ¿para qué quieres recordarme?—soltó el sheriff con curiosidad.
Sin embargo, tu bajaste tu rostro con cierta tristeza.
—Mi padre murió y no tengo ninguna foto para recordarlo en un futuro, nunca me despedí de él, por si no lo sabías—Carl soltó un suspiro de entendimiento—Lo que quiero decir es que me gustaría tener una foto tuya para recordarte. Nunca nadie sabe cuando se puede perder a alguien importante, Carl.
El sheriff no dudó en abrazarte, estaba claro que entendía el sufrimiento de perder a alguien pues su madre también había muerto.
—¿Podrías prometerme algo?—susurró, lo observaste a los ojos aún sin alejarte y deshacer la muestra de afecto.
—Por supuesto.
—Prometeme que apesar de que suceda algo malo seguirás siendo como eres, no dejes que nadie cambie tu forma de ser. No dejes que nadie cambie tu increíble entusiasmo—me observó—prometemelo.
Asentiste sonriendo.
El sheriff era alguien muy cercano para ti desde que prácticamente tu padre y Rosita habían encontrado al grupo de Rick en terminus.
—Te prometo que Negan pagará por lo que ha echo—sentenció Carl con enojo.
Tu simplemente soltaste un suspiro, te sentaste y te relajaste apoyando tu espalda en el árbol, con los ojos cerrados.
—El problema no es ese, Coral—soltaste con una sonrisa, sabias perfectamente que odiaba aquel apodo—No creo que buscar venganza de esa manera sea correcta.
—¿Por qué no?
—Dimelo tú, ¿acabaríamos con todos los salvadores?—preguntaste, éste soltó un bufido—Yo también odio a Negan y con todas mis fuerzas, pero matarlo no traerá a Glenn y a mi padre de vuelta—Debe haber otra manera, Negan trata de cuidar a su grupo tanto como nosotros cuidamos al nuestro. Tengo la esperanza de que todo cambiará algún día.
—Carl—la suave voz de Michonne lo hizo despertar, el chico la observó con un rostro sereno—Deberías ir a verla, se qué estás preocupado.
El chico asintió y comenzó a caminar, alejándose de Michonne. En unos minutos llegó hasta la habitación en la que la chica estaba y la observó.
Su rostro se veía normal, sin embargo su piel estaba más pálida de lo usual. La chica tenía los ojos cerrados y estaba abrigada con un par de mantas.
—Maldición—soltaste en un susurro con debilidad—¿Sigue habiendo zombis aquí o ya estoy muerta?—abriste tus ojos de par en par solo para observar quien era el que estaba frente a ti—Carl—llamaste con debilidad, el sheriff te observó con confusión—¿Sabes que día es hoy?—sonreiste observandolo.
—Me importa un bledo que día es hoy, lo más importante ahora es cómo te encuentras tú—apremió con rapidez—¿te sientes bien?
—Es tu cumpleaños número veintidós, Coral—bufaste, te levantaste con cierta delicadeza y te pusiste las botas—y gracias por preocuparte, estoy bien—sonreiste otra vez, tus energías habían vuelto mientras observabas atraves de la ventana que la nieve se había disipado—Una hipotermia no va a matarme, ya conoces el dicho, lo que no te mata te hace más fuerte y he vivido mu..
Tu rostro se llenó de un rubor mientras sentías que el sheriff te estaba abrazando con mucha fuerza.
—Hey—lo llamaste—¿Qué sucede, Carl?
Se separó de ti con lentitud.
—Perdón—soltó.
—¿Qué?, ¿Por?
—Siento que todo esto fue mi culpa, si yo no hubiera dado la idea de salir no te hubiera expuesto de ese modo—aclaró—Soy un monstruo, Mi madre murió por mi culpa y si tan solo yo no hubiera tenido la idea de asesinar a los Salvadores mi padre aún estaría vivo—añadió exasperado—Todo esto es mi culpa.
Carl bajó la mirada, se sentía totalmente frustrado por todo.
—Mírame—soltaste, este te observó—Nada de esto es tu culpa—te acercaste al sheriff y retiraste su sombrero con delicadeza—No eres un monstruo Carl, nada de lo que ha pasado es tu culpa—colocaste tus manos en su rostro.
Él sonrió.
—Maldición...—susurró—no sé como siempre haces que yo olvide todo lo malo. Hay algo en ti que me tranquiliza, que hace que olvide todo lo malo que he hecho durante toda mi vida. Realmente haces que olvide que soy un mounstro.
—Eres la persona más genial que he conocido, eres increíble Carl, y rayos...No eres un monstruo—te alejaste de él solo para vacilar sabiendo que él estaba equivocado con respecto a eso—No me hace falta decir mucho porque sabes que eres muy importante para mí. Te quiero con todo mi corazón y siempre serás mi mejor amigo.
La palabra retumbó en su cabeza y un recuerdo fugaz apareció en su mente.
—¡Mamá!—La llamada de Carl hacia Lori había echo que la mujer lo observase con una sonrisa—¿cómo conociste a papá?
—Pues...—el pequeño Carl corrió a sentarse junto a su madre esperando la respuesta—Conocí a tu padre en el colegio, fuimos buenos amigos desde que tengo memoria.
—¿Amigos?—preguntó—¿y cuándo supiste que él te gustaba?
—Bueno pequeño, Lo sabrás cuando seas más grande.
—¿Qué?—preguntó—¡No!—exigió el pequeño esperando saber más.
—Apenas tienes 6 años, hijo ¿Para qué quieres saber algo así?—el niño hizo una mueca única y Lori asintió rendida—El amor es algo complicado, tus sentimientos siempre te confundirán, sin embargo serás tu mismo el que encontrara la solución. Tu padre fue la única persona a la que yo realmente amé y respeté, y es así—La mujer sonrió—El amor puede doler y también puede hacerte sentir totalmente alegre, como si estuvieras en un hermoso sueño.
Justo en ese instante Rick llegó con una sonrisa inmensa. Carl observó a sus padres con cierta ilusión, se alegraba mucho de verlos de ese modo, juntos.
Suspiró volviéndo a la realidad.
Carl te observó a los ojos y sin pensarlo te besó, colocó sus manos en tu rostro con suavidad y ambos sintieron su corazón acelerarse. Había sido un beso suave, gentil, con respeto.
Al separarse el chico tomó tu mano con una sonrisa, y no las soltó para nada.
—Yo he...—comenzó a decir nervioso—perdón por eso—pudo soltar, tu sonreiste.
El sheriff te observó una vez más, tus rulos naranjas estaban atados en una gran cola alta, estabas un poco despeinada sin embargo para él eras realmente hermosa.
—Ford, agradezco haberte conocido.
—¿Por qué?—preguntaste interesada, y con una sonrisa.
El beso te había tomado por sorpresa aunque no era la primera vez que eso ocurría. Justo después de que Carl perdió su ojo tu te habias atrevido a hacerlo, sin embargo el sheriff no había dicho nada al respecto.
Te sentaste aún observandolo, Su cabello corto, su sonrisa, el color de sus ojos y la forma en la que te miraba te causaba demasiada felicidad.
—¿Recuerdas cuando me besaste después de la invasión de los lobos?—preguntó, asentiste con un cierto rubor en las mejillas—Me sentí aterrado porque no supe que hacer en ese instante—soltó una risita—debo admitir que para la edad que ambos teníamos no tenía en mente de que mi primer beso fuera así. Y debido al miedo y nerviosismo no dije nada—pudiste verlo sonreir—Me quedé toda una noche pensando en lo sucedido y en lo que diría mi madre. Imaginé toda una escena en mi mente, y me alegró mucho que después de eso nuestras amistad no se rompiera, ya me conoces, estaba aterrado.
—Oye—lo llamaste con vergüenza—¿Estas tratando de burlarte de mi?—preguntaste sonriendo.
—No, Ford. Eso no es lo que estoy tratando de decir—soltó—Lo que trato de decir es que ahora es distinto, porqué con tu sonrisa puedes hacerme olvidar todo, a tu lado me siento bien. Tú sabes qué hacer para que yo me sienta como en casa, para que me sienta tranquilo, para que nada me preocupe—se detuvo y sonrió—Y creo que será un poco torpe decirlo de este modo, sin nada que pueda darte como obsequio, pero...—se detuvo y te observó con nervios—Te amo demasiado Ford, y no tengo la menor idea de que haría sin ti.
Sonreiste.
Eso que había entre los dos, la amistad que habia crecido durante todos estos años había ocasionado un vínculo que se habia echo más fuerte, más real, más único. Ambos lo tenían en claro, sabian que hacer, no dejarían morir aquel preciado vínculo, no dejarían morir aquellos momentos, no dejarían morir aquella felicidad que ambos sentian al verse. Nunca de los nunca.
——————————————
Nota: ¿A qué no adivinan de qué película saqué la parte de "Era el quinto o sexto día más helado de..."?
La que adivine tendrá un OS con su nombre, por cierto, pueden enviarme sus nombres y cómo es que quieren que la historia se desarrolle. Si quieren. ¡Saludos y cuídense!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top