Monógamo / Hoseok (hasta nunca #4)
Si pueden, por favor escuchen la canción cuando encuentren un "***" en el texto
(o cuando se les antoje, no hay problema)
Si eres como yo, que no puede leer si hay ruido de fondo, lee el shot, y después escucha esta obra de arte
Gracias, disfruten la lectura ♥♥♥
I
—Buena suerte —Sooji sonrió levemente, tomando su bolso de mano del perchero junto a la puerta —Y tranquila.
Asentí y agité mi mano en forma de despedida cuando cruzó la puerta.
Mi mente estaba completamente dividida. Miré una y otra vez la pequeña tarjeta que descansaba en la mesa frente a mí y solté un suspiro involuntario al recordar las palabras que Sooji me acababa de decir.
"Es la triste realidad, Sae, pero es la verdad. La mayoría de los hombres son así. Infieles. No pueden ser monógamos, como la mayoría de nosotras. Cuando pasa frente a ellos una mujer bonita se les olvida que tienen a una en casa, que puede que hasta esté mucho mejor. Son idiotas. ¿Tú crees que MinSeok me ha sido fiel todo este tiempo? Claro que no, el muy imbécil ni se preocupa en borrar las conversaciones cuando me presta su celular, pero lo perdoné. No es fácil perdonar, pero cuando me encontré a Hoseok y platicamos un rato, enserio se le notaba lo arrepentido que está. Piénsalo bien. No le dije que estás viviendo conmigo ni le quise dar tu nuevo teléfono, pero me dio el suyo, por si lo habías borrado. Si me preguntas, te diría que lo invites y hables con él , bien, de forma sincera. Hoy me quedaré con Min, así que no tienes nada de qué preocuparte"
La verdad es que sí tenía cosas por las que preocuparme, principalmente el ver a Hoseok cara a cara después de lo que pasó en el restaurante.
Miré mi teléfono y de nuevo, dudé.
Quería hablar con él, pero al mismo tiempo no. Por más que intentara, simplemente no podía borrar la imagen de Hoseok engañándome. Aunque casi hubiese pasado un año. Nueve meses, en realidad.
Pero la curiosidad me mataba. Escuchar su bonita voz tras la línea, marcar el número que llevaba tanto sin marcar y que poco a poco se estaba esfumando de mi mente.
Sin dar tantos rodeos, marqué el número y coloqué el celular en mi oreja.
Conforme se escuchaban los tonos de espera, mi mano temblaba. Pellizqué mi labio inferior con dos de mis dedos y cerré los ojos.
—¿Si?
Sonreí inconscientemente. Luego volví a la cara seria y sin emociones que llevaba desde que me separé de él.
—Hola Hoseok.
Un escándalo se escuchó de fondo, como si hubiese dejado caer las cosas que llevaba en la mano, o algo así.
—Saehye —Sonrió tras la línea —¿Cómo estás?
—¿Bien y tú?
—He estado mejor...
Me mordí la lengua —Creo que tenemos cosas pendientes por hablar.
Podía jurar que Hoseok estaba mirando al suelo en esos momentos.
—Yo también...
—¿Recuerdas donde vive Sooji?
—Si.
—¿Puedes venir hoy?
—Voy para allá, no me tardo nada.
Asentí, aún sabiendo que Hoseok no me podía ver. No sabía qué más decir. Quité el celular de mi oreja y antes de presionar el botón rojo, la voz de Hoseok tras la línea se escuchó.
—Gracias.
Colgué, sin alcanzar a procesar esa última línea.
Como si fuese un balde de agua fría, la realidad me cayó encima. Extrañaba tanto la voz de Hoseok que mis ojos ya estaban cristalizados sin que yo me diera cuenta. En ese preciso momento quise llamarlo de nuevo y pedirle que no viniera, pero ya no había vuelta atrás. Aunque le rogase, hubiera un huracán, un incendio, una inundación o el mismísimo mundo se estuviera acabando, Hoseok vendría. De eso no había duda alguna.
Corrí al baño para mojarme la cara, pero cuando me miré al espejo recordé que todavía llevaba maquillaje. Por supuesto, no quería recibirlo con el maquillaje chorreado por todo mi rostro. Entonces salí.
Me quedé sentada en el comedor, tratando de tranquilizarme con solamente mi respiración. Me dolía el pecho, el estómago y para mi mala suerte no dejaba de temblar.
Cerré los ojos y respiré hondo, tranquila hasta que el timbre se escuchó.
Cobardemente, me paré de la silla, con los dolores más fuertes que antes y el temblor de mis manos en peor estado.
Abrí la puerta, y ahí estaba. Jung Hoseok, con una sudadera naranja, pantalón de mezclilla y los tenis enormes que tanto le gustaban.
—Hola —Saludé con un hilo de voz.
—Hola.
—Pasa, pasa.
Hoseok asintió con una leve sonrisa, aún si en sus ojos se notaba una enorme tristeza.
Probablemente yo me vea igual.
—¿Quieres algo de tomar? — El castaño negó, metiendo las manos en la bolsa de su sudadera —Entonces vamos a sentarnos.
Me senté en el sofá y acaricié mis muslos por puro nerviosismo, sabiendo que Hoseok se estaba sentando en frente de mi.
—Te hablé de la nada, lo siento —Empecé a hablar —¿Estabas haciendo algo?
—No, nada. Está bien ¿Cómo está el trabajo?
Me encogí de hombros—Igual que siempre.
—¿Recibiste el ascenso?
Negué —Se lo dieron a Haejin.
—Que imbéciles.
—Bueno, así son los negocios. Y la vida también, supongo.
***
—Saehye —Su voz salió apagada —¿Por qué no me miras?
Respiré hondo, sintiendo de la nada un enorme nudo en la garganta que me impidió contestar enseguida.
La verdad es que sentía que si lo miraba por más de dos segundos rompería en un llanto que no terminaría tan fácil.
Traté de sonreír, pero solo una mueca rara salió —No puedo.
Hoseok se paró y se arrodilló frente a mi. Me atreví a mirarlo y él, cuidadosamente, tomó mi mejilla, quitando una lágrima que se había escapado de mis ojos con su pulgar.
—Te extrañé mucho —Hablé desde el fondo de mi ser.
Hoseok sonrió de una forma tan triste que podría jurar que escuché mi corazón romperse en mi interior. Hobi era de las personas que reían tan fuerte y escandalosamente, que terminabas riéndote de ellos, en lugar del chiste o de la situación. Mirarlo frente a mi con los ojos cristalizados y con una sonrisa que no expresaba más que dolor, me quebró.
—Yo más, mi amor —Respondió, para después derramar una lágrima, que esta vez yo limpié.
—¿Por qué lo hiciste, Hobi?
—Porque fui un idiota y un débil. Se me hizo fácil.
—Se me hizo fácil —Repetí —Buena excusa.
—No es una excusa —Refutó.
En ese segundo recordé a Sooji, porque era verdad. Sí se podía escuchar su arrepentimiento.
—Cometí un horrible error y créeme que si pudiera regresar el tiempo evitaría que sucediera —Continuó.
—Pero no se puede —Respondí, mirando hacia mi regazo —Ya te la cogiste.
—Te juro y perjuro que solo fue una vez y jamás volverá ni volvería a pasar —Habló rápido, como si estuviese desesperado por hacerme cambiar de opinión, como si le urgiese que le creyera.
—Y te creo —Asentí, regresando mi mirada a sus ojos —Pero no sé si podría volver contigo. No podría salir de la casa por la desconfianza, todo el tiempo que estaría fuera me estaría torturando y muriendo de miedo por si estuvieras con otra.
—¡Pero te acabo de decir que no lo volveré a hacer! —Habló desesperado, tomando mis muslos con delicadeza.
Me incliné un poco hacia él.
—También dijiste que lo nuestro era para siempre, y míranos.
—Pero tú fuiste la que terminó lo nuestro.
—No Hoseok —Negué con las facciones endurecidas —No me quieras dejar como la mala, no te equivoques. Si te terminé fue porque te vi cogiéndote a una vieja en mi cama.
Al parecer dije algo parecido a una "frase prohibida", porque apenas solté lo último, Hoseok bajó la cabeza y cerró los ojos con fuerza, mientras que a mi se me rompió la voz y varias lágrimas salieron de mis ojos de forma consecutiva.
Respiré hondo y dejé caer mi cabeza en el respaldo del sofá, llorando con más fuerza de forma silenciosa, y acariciando la espalda de Hoseok, quien al igual que yo, trataba de calmar su llanto.
—Lo nuestro era perfecto, Hobi. Lo mejor que me pudo haber pasado—Dije mirando al techo y con la mano izquierda arrugué mi blusa, apretando mi pecho, como si se tratara de mi corazón —Créeme cuando te digo que te sigo amando con toda mi alma.
—Sae...
Me paré derecha y sonreí de la misma forma que Hoseok lo había hecho antes, triste.
—Pero quien destruyó todo lo hermoso que teníamos fuiste tú.
—Perdóname —Se apresuró en decir.
Sonreí de nuevo y me paré, para sentarme junto a él en el suelo. Lo tomé de la mejilla y volví a hablar.
—Eras mi amor de película. El hombre perfecto que describen en los libros —Respiré hondo, buscando el coraje que necesitaba en mi interior —Y te acostaste con otra. Confiaba en ti, más de lo que te imaginas y yo juraba que jamás me traicionarías.
—Perdóname —Dijo nuevamente —No te quiero perder.
—Te perdoné hace mucho, pero ya no te tengo confianza.
—Déjame demostrártelo.
Al escuchar esa frase, me esperé un abrazo acelerado, un escándalo o una escena aún más dramática. Casi como lo que pasó el día que lo descubrí y me fui del departamento. Pero no. Hoseok estaba mirándome con los ojos tristes, pero decididos.
No estaba tranquilo ni sereno, cómo yo. Estábamos tristes, con el corazón hecho pedazos.
—Hobi...
—Si aún me amas déjame hacerlo —Sonrió de nuevo de esa maldita forma, rompiéndome el corazón de nuevo —Sé que no tengo derecho a pedírtelo, pero por favor déjame.
—No sé.
—Por favor —Tocó mi mejilla derecha, limpiando la lágrima que escurría con su pulgar —No tienes que hacer nada, solo déjame.
¿Qué pasa si le digo que sí? ¿Perdía algo? ¿Ganaba algo? No estaba segura y sinceramente, temía decir algo de lo que después me podía arrepentir. Así que al final no le respondí nada. No sé cómo Hoseok interpretó mi silencio, pero no dijo nada más.
Me puse de pie. Hoseok se quedó ahí, y yo, secándome las lágrimas de la cara, serví dos tazas de té helado.
—Siéntate Hobi —Le acaricié la espalda —Ten.
A duras penas lo hizo. Con ambas manos tapó su rostro y después lo jaloneó hacia abajo sin hacer mucha fuerza. Bebió de su taza y lo imité.
No había pensado en el después de la conversación. ¿Ahora qué seguía? ¿Debíamos regresar a lo mismo? ¿Hablar de otra cosa, aunque cambiara el ambiente y nos pusiera incómodos?
—Creo que lo mejor es que me vaya —Hoseok dejó la taza sobre la mesa del centro —Es algo tarde y debes estar cansada.
Se puso de pie y lo seguí, sin mencionar una palabra o siquiera mirarlo. Lo acompañé a la puerta y después de recibir un triste beso en la mejilla, lo vi marcharse.
Cuando cerré la puerta pegué la espalda a la pared y me desplomé en el suelo. Me sentía más ligera, sí. Pero definitivamente no me sentía mejor.
Volví a llorar, porque recordé lo que pasó en el restaurante, recordé nuestros aniversarios, las series que vimos juntos.
Porque llevaba meses durmiendo sola, con un frío en mi interior que cada vez se hacía más grande.
Lloré porque le tenía miedo al futuro.
Fue tan grande el choque de emociones y el impacto que sentí al verlo, que, desesperada, le marqué a Sooji. Mi mejor amiga me sostuvo en sus brazos y sin preguntar nada, me prestó su hombro para llorar.
Por alguna razón esa noche me aterraba la idea de dormir sola.
Sooji me contó su día, sus últimos dos sueños sin sentido, varias películas y cualquier cosa que se le pasó por la mente para que no volviera a recordar, y por ende, llorar.
Al día siguiente, después de desayunar y despedir a Sooji, bajé para ir a trabajar. Iba a tomar mi celular para pedir un taxi, pero Hoseok apareció frente a la casa. Bajó del coche apresurado cuando me vio salir y abrió la puerta del copiloto, mirándome con una sonrisa.
—Anda, se te está haciendo tarde.
Caminé lentamente hacia él, con cada paso resonando por los tacones contra el pavimento. Me metí al coche y Hoseok cerró la puerta y regresó a su asiento.
—Gracias.
—No tienes nada que agradecer.
Cuando terminé de colocarme el cinturón, el castaño me dio un termo color amarillo pálido, mi color favorito.
—Café —Dijo simple.
Tomé el termo con ambas manos y lo puse entre mis muslos, mirándolo fijamente mientras Hoseok se ponía su cinturón y comenzaba a conducir.
Llevaba nueve meses sin tomar café. Porque a mí no me gustaba el café. Pero la forma en la que Hoseok lo preparaba me sabía diferente. El toque de canela y la pizca de chocolate que le ponía me sabía a gloria. Desde que le robé un sorbo a su taza el día de invierno cuando fui a su casa por primera vez, cuando todavía vivía con Jimin.
Algo sonriente y muy sentimental, probé el café y suspiré al notar que sabía exactamente igual a como lo recordaba.
—¿Rico?
—Delicioso.
Los dos sonreímos y el recorrido siguió con la música de fondo haciendo más ameno el viaje.
Cuando presté atención al camino, supe que ya estábamos por llegar. Me quité el cinturón y Hoseok avanzó unos metros más y se paró en el estacionamiento, cerca de la entrada.
—Espera —Dijo antes de salir del coche y abrir la puerta a mi lado con una sonrisa.
Hoseok no estaba haciendo eso para quedar bien, estaba haciendo lo de siempre. Haciendo los mismos detalles que tenía conmigo desde el día que lo conocí.
Me bajé con una sonrisa nostálgica.
—Gracias, Hobi.
Hoseok respondió con una sonrisa —Te veo a las seis.
Negué —No tienes que molestarte.
—No es molestia.
Y por primera vez no sonrió con los ojos tristes. Acompañó su sonrisa con sus tan bonitos y únicos ojos sonrientes. Sin evitarlo, sonreí también.
—Entonces te veo a las seis.
Hoseok subió al carro y mientras arrancaba, lo despedí agitando mi mano desocupada.
El trabajo pasó rápido.
Mis nuevos subordinadas ya se estaban sintiendo a gusto con la empresa y poco a poco comenzaban a agarrar confianza con todos. Ordené mi escritorio una vez más y supe que ya era la hora de comida cuando las dos chicas a mi cargo extendieron su comida hacia mí, ofreciéndome. Negué con una sonrisa y me recargué en mi silla, dejándolas parlotear por toda mi oficina.
Cuando alguien tocó la puerta, Somin corrió a abrir y Jihyo apareció con una bolsa de plástico en sus manos.
—Saehye-sshi, te lo manda un tal Hoseok.
Me puse de pie y Somin tomó la bolsa, después de hacer una reverencia.
—Gracias, Jihyo-sshi.
—¡Denada!
Cuando tuve la bolsa en mis manos, la abrí con ímpetu. Leí la pequeña nota.
Que tengas un día tan lindo como tú
¡Fighting!
Tomé la nota con una de mis manos y vi que se trataba de dos porciones de tteokbokki y mi refresco favorito.
Sonreí —Hoy es jueves ¿verdad?
Hyesun, junto a Somin asintió.
—Unnie ¿Tienes novio?
Sonreí mirando el post-it —Algo así.
Ignoré el gritillo que soltaron y me senté de nuevo. Abrí la gaveta de mi escritorio y tomé la cajita azul que yacía en el fondo. Al abrirla se asomaron muchos papeles de colores llenos de mensajes.
Había olvidado lo romántico que era Hoseok. Cómo me vivía llenando de sorpresas, notas de colores con mensajes y muchos detalles salidos de la nada.
Metí el nuevo sobre a la caja azul y dejé la caja frente a los legajos, sabiendo que volvería a usarla un montón.
Hoseok llegó temprano, como era costumbre. Estaba recargado en su coche color gris oscuro, con un tulipan amarillo en la mano. No me había visto todavía y aproveché esos segundos para observarlo. Se cambiaba la flor envuelta de las manos para secárselas y cerraba los ojos para respirar hondo. Por alguna razón me pegó su nerviosismo y caminé hacia él con la espalda recta y el abrigo doblado colgando en mi antebrazo.
—Hola Hye —Sonrió apenas me vio —La encontré de tu color favorito.
Tomé la flor y sonreí —Muchas gracias.
Hoseok negó —No tienes nada que agradecer.
Abrió la puerta del coche y me subí. Hoseok hizo lo mismo y después de colocarnos el cinturón, comenzó a conducir.
—¿Cómo te fue?
—Excelente —Respondí sincera —Tengo dos subordinadas y ya están desenvolviéndose con todo el personal y no solo conmigo.
—¿Eso te preocupaba?
Asentí —Son practicantes. Aún les falta un semestre para graduarse y son muy inexpertas. Una es bastante tímida y la otra es lo que le sigue de extrovertida y le terminó ayudando. Pero ya todo está bien.
—Que bueno —Sonrió.
—Además, un tal Hoseok me mando tteokbokki con una sprite —La sonrisa del castaño se ensanchó —No sé cómo supo que amo esa comida y esa soda y que estaba muriéndome de hambre —Sonreí y me recargué en el asiento ligeramente inclinada hacia él —Gracias —Negó —¿A ti cómo te fue?
—Excelente, también. Hace dos meses por fin corrieron a Minjae y el nuevo jefe si sabe hacer su trabajo y además es muy buena gente. Escuchó mi propuesta y me dijo que le encantó. Si todo sale bien y mi propuesta es la ganadora, en tal vez un mes o dos ya estaríamos hablando de un aumento y un ascenso.
—¡Que bueno! ¡Ya era hora! Verás que al final se hará tu propuesta.
Hoseok asintió y levantó su puño a la altura de su pecho —La esperanza es lo último que muere.
—¡Exacto!
El camino fue más corto de lo que me gustaría. Hoseok abrió mi puerta y se despidió.
—Te veo mañana —Sonrió —Seré puntual.
—Oh, mañana no trabajo. Voy hasta el lunes.
—¿Tienes el viernes libre? Que gloria.
—¡Ya sé! Pero solo es esta vez.
La cara de Hoseok cambió por completo. Miró al suelo con una sonrisilla, moviendo sus dedos de forma extraña y meciéndose sobre sí mismo.
—¿Te gustaría... que hiciéramos algo? —Preguntó por fin.
Llena de nerviosismo, asentí.
—Entonces te llamo.
—Ajá.
Hoseok comenzó a dar pasos hacia atrás, sin quitar sus ojos de los míos.
—Descansa.
—Igual —Respondí con una sonrisa.
Dio un paso más hacia atrás y se tambaleó un poco. Oculté mi risa y Hoseok se rascó la nuca, avergonzado. Regresó a caminar de la forma correcta, directamente hacia su auto.
Antes de que abriera la puerta, grité.
—¡Mándame un mensaje cuando llegues!
Hoseok asintió y después de agitar su mano, se fue.
Entré a la casa, y saqué una lata de cerveza del refrigerador. Sooji regresaba hasta las ocho y eso significaba tener una tarde conmigo misma.
Subí a mi habitación, me coloqué mis lentes graduados y puse el drama que no dejaba de posponer. Me cambié la ropa de oficina por mi cómoda pijama y me acosté con la cerveza en la mano.
A los diez minutos del primer episodio mi celular sonó.
Hola ^-^
18:41
Ya llegué!
18:41
Excelente
18:41✔️✔️
Estoy viendo un drama, mira
18:41✔️✔️
[Imagen]
18:41✔️✔️
Apenas lo iba a empezar a ver
18:41
Es "porque es mi primera vida" verdad??
18:42
Siii
18:43✔️✔️
Míralo cuanto tengas tiempo para no hacerte spoilers
18:43✔️✔️
Ya está
18:43
Mañana te hablo para ponernos de acuerdo
18:43
No te desveles mucho!
18:43
que descanses!
18:43✔️✔️
igual Hye♥♥
18:43
Con una sonrisa bloquee el celular y reanude el programa. Sooji llegó capítulos después y luego de contarle con lujo de detalle de qué trataba, se tiró a la cama y me acompañó.
Al día siguiente Hoseok me llevó al cine y después cenamos y tomamos un poco de soju en un restaurante callejero.
El sábado hablamos por teléfono unas tres horas, mientras limpiaba la casa y él paseaba a Micky y preparaba su cena.
El domingo me llevó a la puerta de la casa un litro de mi helado favorito, pero no se pudo quedar más tiempo porque tenía trabajo pendiente, por lo que solo tuvimos una plática corta.
El lunes pasó por mi temprano, con el termo rellenado al tope. Me elogió y en hora del almuerzo me pidió vernos en la puerta porque había encontrado el ramen instantáneo de edición limitada que tanto llevaba buscando. Me recogió más tarde y cenamos juntos. Ramen, como era de esperarse.
El martes y el miércoles, a pesar de que esos días no trabajaba por asuntos en su oficina, pasó por mi. Esos días me salté la hora de la comida para salir antes y tener más tiempo para estar juntos.
Caminamos por las calles iluminadas hablando de todo y nada.
El jueves me llevó de nuevo tteokbokki, pero esta vez me lo entregó él personalmente. Somin cayó por la sonrisa de Hoseok y Hyesun la regañó por ser una igualada y llamarlo oppa sin siquiera haberlo visto antes. En la salida me dejó hasta la puerta de la casa, como era costumbre.
El viernes cantamos en el auto cuando seguí el tarareo de Hoseok. A los dos nos dolió el estómago de tanto reír después de que traté de imitar la voz de la cantante, pero fallé horrible en el intento. Ese día no acepté el café por la terrible gastritis, y Hoseok, cuando me recogió, me dio una caja de pastillas y cosas que ayudaban a la flora intestinal, o algo así.
El sábado preparé el arroz frito que tanto le gustaba, y cuando llegó no pude evitar reír al verlo saltar y aplaudir de emoción. Comimos tan alegres que, a pesar de que no era la mejor cocinera, todo me supo delicioso. Hoseok me sorprendió con dos entradas para el museo y fuimos. Tomé su mano al ver una de las pinturas y no me soltó hasta que tuvo que conducir.
El mes y la mitad del otro siguió así. Citas inolvidables, detalles inesperados, risas interminables.
Y ahora lo tenía frente a mi. Dándole un sorbo a su copa de vino, tranquilo porque no tenía que conducir esa noche. Llevaba su camisa de botones negra, y antes, sus lentes de sol, que lo hacían lucir guapísimo aún más guapo de lo que ya era.
Me atrapó mirándolo y dejó la copa de vuelta a la mesa, como si lo hubiese regañado.
—¿Estoy tomando mucho? —Negué con una sonrisa —Pensé que me regañabas con la mirada.
—No, no. Tú sigue disfrutando el vino, está muy bueno.
—¿Verdad que sí? —Habló emocionado —Es, fácil, el vino más delicioso que he tomado.
Reí en respuesta, y esta vez fui yo quien llevó la copa de vino a mis labios.
Miré de nuevo el interior del restaurante; privado, con colores oscuros y elegantes que parecían transportarte a una escena de una película de mafia o algo así.
Crucé las piernas bajo la mesa y volví a acomodar la servilleta de tela en mi regazo.
Hacía mucho que no me ponía un vestido, y el que ahora llevaba me gustaba tanto que me sentía lo que le sigue de confiada. Llevé un mechón de mi cabello hacia el frente y después de recargar el mentón sobre la palma de mi mano, le sonreí al castaño sentado frente a mí.
—¿Cómo puedes lucir cada día más preciosa?
Negué con una sonrisa y después me encogí de hombros —Te pregunto lo mismo.
—¿Yo? —Asentí —¿Te atreves a responderme eso cuando tú estás luciendo así frente a mi?
Sonreí sin ocultar mi sonrojo —¿Pues qué quieres que te diga? Sabes que no soy buena manejando halagos.
—Sólo sonríes y los ignoras —Sonrió —O respondes con otro.
—Exacto y dudo que eso cambie alguna vez, así que no me presiones.
—Está bien, está bien —Levantó su copa —Brindo por ti.
—¿Por mí? Pero si tú fuiste quien ganó la promoción en el trabajo.
—Eso no importa. Siempre voy a brindar por ti, así que salud.
—Salud —Repetí soltando una risa nasal.
Aunque no amaba dar paseos en tacones, esta vez no me importó. Tomé el brazo de Hobi y a paso lento, caminamos hacia mi casa.
Se me ocurrió bajarnos del taxi dos cuadras antes de llegar para pasar más tiempo con él. Sonriente, Hoseok descansó su saco en mis hombros y tomó mi mano. Siguió mis pasos lentos, seguramente pensando en ser considerado por llevar tacones altos, aunque en realidad las razones eran otras.
A pesar de que entre los dos nos habíamos acabado la botella de vino tinto, estábamos completamente sobrios. No nos enorgullecía decirlo, pero éramos unos excelentes bebedores.
La mayoría del recorrido a pie lo hicimos en un cómodo y ameno silencio. Apretó mi mano cuando sin haberlo notado, ya estábamos frente a casa.
—Muchas felicidades otra vez, Hobi —Con la mano desocupada, me quité su saco para devolvérselo.
—Gracias. Pensé en ti apenas el jefe lo anunció —Sonrió y miró nuestras manos unidas —Escríbeme antes de dormir ¿Sí?
Asentí —Descansa.
—Igual, preciosa.
Nos soltamos, ambos con el brazo estirado. Caminé hacia la puerta y tomé mi bolso para sacar las llaves.
Cuando abrí la cerradura y la puerta se abrió, la volví a cerrar. Me di la vuelta con una sonrisa y observé a Hoseok de espaldas con su celular en mano, seguramente para pedir un taxi.
—Sí.
Dije desde el fondo de mi corazón, sintiendo el pecho a mil por hora.
Hoseok se dio media vuelta y me volvió a mirar, esta vez con ojos esperanzados.
Abrió la boca, pero no dijo nada. La volvió a cerrar y dio dos pasos hacia mi. Hice lo mismo, bajando los dos escalones que estaban en la entrada. El castaño no hizo ni dijo nada. Solo me miraba con los ojos vidriosos bien abiertos, esperando a que dijera algo más.
Pero no lo hice. En lugar de eso, toqué su mejilla, y aún con tacones, me puse de puntitas. Vi como una lágrima resbaló por su mejilla, cerré los ojos y besé sus labios.
Sus brazos no tardaron en rodearme por completo, respondiendo a la sencilla pero hermosa unión de nuestros labios. No intensificamos nada, nos quedamos así. Abracé su cuello y él mi cintura, como en los viejos tiempos. Volví a darle un piquito y luego él me dio uno a mi.
Sonrió ampliamente, mostrando sus lindos dientes y sus labios en forma de corazón. Sus ojos se cerraron por la felicidad y me abrazó fuerte.
Su calidez se llevó todo el frío que llevaba en el pecho. Solté una lágrima, y por la forma en que respiraba el hombre en mis brazos, supe que él también estaba llorando.
Sollozó y me apretó más fuerte, levantándome del suelo sin hacerme daño. Soltó una risa y escondió su rostro en mi cuello. Acaricié su nuca y lo tomé para mirarlo de frente. Sonreí ampliamente, besé su frente, luego su nariz respingada y después sus labios.
—Si quiero volver contigo, Hobi.
II
Até mi cabello en una coleta alta, me senté en el filo de la mesa y miré a Hoseok, quien hizo una mueca.
—No está disponible.
Mis hombros se decayeron —No me digas eso.
Cuando decidimos reanudar la boda, también buscamos lugares en donde vivir. Saltamos de la emoción cuando encontramos un departamento cerca de nuestros trabajos, a un excelente precio, cerca de muchas plazas comerciales y aún más grande y bonito que el que teníamos antes.
Apenas llevábamos dos semanas ahí y ya estábamos completamente enamorados. Para un lugar temporal estaba excelente. Nos habíamos organizado, y durante varios años ahorraríamos para comprar una casa y empezar una familia en un lugar tranquilo y hogareño.
Para nuestra buena suerte, recuperamos muchas cosas que ya habíamos contratado para la boda, pero las más importantes, como el salón y la iglesia, las habíamos perdido. Hoseok llevaba horas en el celular y frente al monitor para tratar de recuperar lo que faltaba.
Yo, por otro lado, revisaba y organizaba a los invitados, además de rebuscar otras cosas en carpetas viejas lo que ya tenía.
—Amor, nuestra fecha en septiembre ya la tomaron pero tienen exactamente el mismo día pero en julio. Cae en sábado.
—¿En tres meses? —Pregunté con una ceja elevada, Hoseok asintió —A la mierda el tiempo, di que sí.
Hoseok asintió con su enorme sonrisa y volvió a la llamada.
Caminé a la cocina, escuchando a mi novio hablar efusivamente con el organizador de eventos tras la línea.
—Si, claro. Mi prometida y yo iremos en el transcurso de esa semana. ¿Les parece bien el martes por la tarde?
Lo miré de reojo mientras ponía a hervir agua para al menos cenar ramen instantáneo.
—Excelente, muchísimas gracias —Y colgó la llamada —¡Amor!
—¡¿Qué pasó?!
—Tenemos que movernos rápido, porque nos vamos a casar en tres meses. Necesitamos arreglar lo de las invitaciones ya y enviarlas lo más pronto posible ¿Dejamos el diseño y todo lo demás igual? —Asentí —Entonces déjame enviar un correo a la imprenta.
Cuando el agua terminó de hervir y la vacié en el recipiente del ramen, nuevamente, miré a Hoseok, que lucía tierno con el ceño fruncido y la lengua atrapada entre sus dientes, concentrado en lo que sea que estuviera escribiendo frente al monitor.
Sonreí, y Hoseok me atrapó mirándolo.
Sonrió con sus labios en forma de corazón y después cruzó sus dedos para mostrarme dos corazones con los labios abultados, mandándome un beso.
Lo imité. Levanté mis brazos y formé un corazón con ellos mientras le guiñaba el ojo.
Los dos soltamos una risa, y cuando palmeó su regazo, de inmediato tomé el ramen y corrí con cuidado hacia la mesa.
Hice un espacio entre todos los papeles y revistas, dejé nuestra cena ahí y me senté en sus piernas, besándolo tiernamente.
—Te amo, Hye —Dijo entre besos.
Sonreí como una idiota.
Porque no me veía sin él. Porque no quería estar sin él. Porque había encontrado a mi alma gemela y estaba segura que de ahora en adelante nos esperaba una vida maravillosa.
—Yo más, Hobi.
200821
5794
Casi dos años después, pero aquí está.
Como dato interesante (me siento en lazo lol) he aquí el orden en que ocurrieron las cosas:
Hoseok le pide a Saehye ser su novia
17 de abril de 2013
(los dos tenían 19 años)
Hoseok le da el anillo a Sae
01 de febrero de 2018
Aniversario ("Para siempre" hn#3)
17 de abril de 2018
Día supuesto de la boda
20 de septiembre de 2019
Infidelidad de parte de Hoseok (Hasta nunca)
01 de mayo de 2018
Reencuentro en el restaurante ("Will he" hn#2)
09 de enero de 2019
Hoseok va a casa de Sooji ("Monógamo I" hn#4)
04 de febrero de 2019
Planeación de la boda ("Monógamo II" hn#4)
18 de abril de 2019
Nueva fecha de la boda
20 de julio de 2019
Ya están casados lol
Toda la vida me he dicho a mí misma que por algo suceden las cosas y que no existen las casualidades.
Sinceramente, si hubiese escrito este oneshot el año pasado o antes estaría completamente distinto.
Con Hoseok acosando a Saehye y a sus amigas, peleas llenas de gritos, toxicidad y cosas peores. Ahora, casi dos años después tengo un panorama muy distinto de la relación de Saehye y Hoseok en este oneshot, aunque yo misma la haya inventado. Este tiempo me hizo madurar y aprender mucho sobre el "amor", y esta relación que narro con lágrimas en mis ojos no debe tener esa toxicidad y asfixia que antes iba a tener.
Esta relación merecía el final que le acabo de dar. Por eso, es que no habrá más partes. Antes quería escribir la infidelidad de Hoseok, pero sinceramente prefiero no hacerlo. No me siento cómoda, y obviamente no voy a escribir algo que no quiero.
Para que no se queden con la duda, lo que pasó con Hoseok, es que fue a un bar (donde Saehye pidió el mojito en hn#3) habló con la bartender, hubo una conexión y Hoseok no pensó con la cabeza correcta.
Si Saehye no lo hubiese descubierto, él, al darse cuenta lo que acababa de hacer, se volvería loco por el arrepentimiento y se lo terminaría diciendo. Saehye al principio se hubiera reído pensando que era una broma, pero al ver a Hoseok serio, arrepentido y realmente jodido, lo terminaría. Luego pasaría lo que pasó aquí, solo que con menos traumas.
Algo que me llama muchísimo la atención es lo que le dijo Sooji a Saehye. El pequeño discurso de que los hombres y la monogamia. La verdad no recuerdo si alguien me lo dijo directamente, lo escuché en alguna peda o si lo vi en una película o una mierda así, lo que sí recuerdo es que me hizo pensar mucho.
Observé mi entorno y claro, aunque hay excepciones, me di cuenta que a mi, a mis amigas y a conocidas nos había pasado algo parecido. Regañé a mis amigos por querer o haber sido infiel. Todas las veces que en fiestas vi a chicos con novia, quererse ligar (o ligarse) a otras. En festivales, en reuniones, en todas partes.
Cada una de nosotras reacciona diferente a esos casos, y toda opinión es respetable. La mía, por ejemplo, es que si mi novio me llegase a ser infiel, es que no regresaría con él, jamás. O al menos eso digo ahora porque no me he enamorado.
Otras mujeres, como Saehye, al final si le dieron otra oportunidad.
Pero no todos los hombres son como Hoseok. Él, una vez que regresó con Sae, ni se le pasaría por la mente volver a serle infiel. Conozco otros que ese pensamiento les dura dos semanas y después vuelven a romper los corazones de personas que realmente no se lo merecen.
Hay miles de opiniones, que si las personas se merecen o no una segunda oportunidad, y la verdad es que yo no tengo una definida. Supongo que depende de la persona o de la situación.
Pero solo puedo decir esto; quédate donde estés feliz, donde te valoren y donde quieres que el tiempo deje de correr para estar ahí, con esa persona, para siempre. Ahí quédate.
Sin mas que decir, gracias por leer, por tenerme tanta paciencia con esta historia y por votar y comentar, no saben cuando los adoro. Regresaré con nuevos oneshots, pero no tan seguido como antes (creo que ya lo han notado). Lazo y otros "proyectos" me tienen muy ocupada jjejej
LOS AMOOOOOOOOOO
-hiena♥
el perfil mas bonito del mundo♥
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