Hasta nunca / Hoseok

—No quiero terminar —Dijo con un tono de voz débil.

Lo dejé de mirar, cerré los ojos con brusquedad mientras mordía el interior de mi mejilla.

—¿Cómo quieres que siga contigo si acabo de ver cómo–

—¡No lo digas! —Me interrumpió —Ya te pedí perdón mil veces, fue un momento de debilidad, necesito que lo entien–

—Como estabas entre las piernas de otra mujer —Ahora fui yo quien lo interrumpió, elevando la voz mirándolo con ojos de furia.

—Si tú me hubieras sido infiel, yo te habría perdonado.

—Yo jamás te engañaría.

—¡Te extrañaba mucho Saehye!

—¡No es excusa Hoseok! ¡Me fui dos malditas semanas! ¡Tú te has largado meses y yo jamás pensé en algo que no fueras tú!

Se quedó callado, empecé a verlo borroso ya que mis lágrimas se hicieron presentes.

—No llores, por favor.

—¿Qué debo hacer, Hoseok? Te amo demasiado pero eso no te lo puedo perdonar.

Se arrodilló y abrazó fuerte mis piernas, con su rostro pegado a mi vientre.

—Por favor Hye —Se me hizo un nudo en la garganta al escuchar cómo se le quebraba la voz —Fui un imbécil, haré lo que quieras, pero por favor perdóname.

—Hoseok levántate.

Se aferró más fuerte, comenzó a llorar ruidosamente y mi corazón se rompió de nuevo.

—No te quiero perder, no tires todo lo que vivimos a la basura Hye, te lo suplico.

—Tú lo tiraste Hoseok, no yo —Dije mientras acariciaba su cabello.

Levantó la cabeza y sus ojos llenos de lágrimas se encontraron con los míos, aún con una imagen borrosa.

Me soltó y mientras se levantaba tomó mi nuca y junto nuestras frentes.

—Empecemos de nuevo —Dijo más tranquilo.

—Hoseok, yo-

—¡Sí! Empecemos de nuevo —Se separó, juntó mis manos y las besó —Haremos como si nada hubiera pasado, nos presentaremos de nuevo, tendremos otra primera cita, te besaré cuando te deje en tu casa, como nuestro primer beso ¿recuerdas? —Sonrió —Te pediré que seas mi esposa de nuevo, te volveré a dar el anillo, o te daré otro, te diré de nuevo todo lo-

—¡Hoseok!— Mis lágrimas salieron de nuevo —¡No!

—¿No me amas?

—Si no hubiera llegado antes, ¿Me habrías dicho que te acostaste con otra?

Silencio

—Lárgate.

—Hye, yo-

—¡Vete!

Me desplomé, mis piernas literalmente fallaron y con los ojos cerrados y mis manos cubriendo mi rostro lloré.

Lloré todo lo que estaba conteniendo, sin importarme que Hoseok estuviera abrazándome en el piso mientras lloraba al igual que yo.

No sé cuánto tiempo pasó pero las lágrimas no cesaban, me separé bruscamente de Hoseok y miré mis manos, el anillo estaba exactamente igual que cuando me lo dio, pero para mí dejó de ser una promesa de amor, ya era solo un accesorio como muchos.

Me lo quité bruscamente aún con lágrimas en los ojos, lo puse en la palma de la mano y lo extendí hacia él.

—To-tómalo y vet-te —El nudo en la garganta me impedía hablar bien.

— ¡No! ¡Sae Hye por favor no me hagas esto!

—¡Lárgate!— Grité y le arrojé el anillo.

Aproveché el momento en que se hincó para recogerlo y corrí hacia las escaleras y entré a nuestra habitación.

Escuché pasos en la escalera e inmediatamente me aseguré de que la puerta estuviera cerrada con seguro.

—¡Sae Hye! ¡Ábreme por favor! —Golpeó bruscamente la puerta —¡Maldita sea, ábreme!

Miré la cama -que seguía destendida- y mi cabeza se llenó nuevamente de recuerdos, Hoseok con la cabeza metida entre las piernas de una castaña con la espalda arqueada que no paraba de gemir.
Lo peor es que no notó cuando llegué y en mi cara la penetró mientras la besaba para callar sus gemidos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas ante los recuerdos  y solo horribles sollozos salían de mi garganta, Hoseok lo notó y golpeó con más insistencia la puerta.

Me recosté en el piso y lloré nuevamente.

—¡Sae Hye! ¡Te lo suplico! —Dejó de golpear la puerta —Fue un error, no tienes una idea de cuánto me arrepiento, te extrañaba mucho y no pensé las cosas, perdóname por favor ¡No me dejes!

—¿No pensaste las cosas? ¿No pensaste en tu prometida? ¡Nos íbamos a casar Hoseok!

Corrí al armario, tomé la maleta más grande que vi e inmediatamente tomé mis cosas y las empecé a guardar, sin ningún orden, los ojos llorosos me impedían ver bien, así que solo metía cosas al azar.

Apenas terminé la maleta abrí la puerta bruscamente para encontrarme con un Hoseok tirado en el piso.

Se veía realmente mal, me dolía con toda el alma verlo así, seguía llorando desconsoladamente, apenas me vio en la puerta, se aferró nuevamente a mis piernas aún más fuerte que antes.

—Perdóname.

—Suéltame Hoseok.

—No te vas a ir.

—No te estoy preguntando, suéltame.

—¡Nos vamos a casar!

—¡Mierda Hoseok! ¡Entiéndelo! ¡Desde el primer segundo que besaste y tocaste a otra mujer me perdiste! ¡No puedo seguir contigo! —Mis lágrimas seguían saliendo.

—Hye —Su agarré fue perdiendo fuerza —¿Qué quieres que haga? —Me miró.

—No te quiero volver a ver —Dije mirándolo a los ojos.

Se paró quedando frente a mí, Hoseok es considerablemente más alto que yo, mis ojos quedaban a la altura de su clavícula y me sentí intimidada por unos segundos hasta que sus brazos me rodearon.

No dijo absolutamente nada.

Una de las cualidades más notorias de Hoseok es su extrema calidez.

Correspondí su abrazo de inmediato, abracé su cintura como si mi vida dependiera de ello, me acurruqué en su pecho y ambos lloramos en silencio.

Nuestro último abrazo

Lo solté empujándolo suavemente, tomé la maleta y corrí a las escaleras sin mirarlo, rezando que no me siga.

Llegué a la puerta y salí, me di la vuelta y observé el departamento.

—Hasta nunca, Hoseok.


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¡¡Muchas gracias por leer!!

xoxo, Hiena


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