46. Lucrar / Dabi +18
— ¿Te gustaría empezar?
El joven sentado suyo sonrió con burla, dejó caer su cabeza atrás esperando que se tratara de alguna especie de broma, pero no, su estúpida cara decía que hablaba en serio, muy en serio; su mandíbula ligeramente apretada y esos ojos morados fijos en él, una mirada penetrante, filosa, como dos espadas amenazándolo, lo cuál le causó aún más gracia a lo que sólo se limitó a soltar una corta risa. Vio como apretó un botón en su antebrazo, de su piel brotó unos discos que empezaron a girar.
Ha comenzado a grabar; volvió a retomar la compostura, apoyó ambos codos sobre sus rodillas encorvándose un poco, lo que aminoró la distancia entre ambos.
— ¿Te gusto?
— Yo hago las preguntas aquí y tu solo te limitas a responder —. Aclaró — ¿Cuál es tu nombre?
— Tomaré eso como un sí, si no, no tendría sentido el interés qué por mi tienes —. Volvió a mofarse.
Ella suspiró con pesadez, toca su brazo apagando la grabación, su piel vuelve a la normalidad. Sabía bien que no iba a ser fácil, estuvo semanas día y noche buscándolo, hasta casi agotarse sus ahorros moviéndose de ciudad en ciudad buscando un indicio del paradero de Dabi, un viejo conocido.
— Sabes que será el trabajo de mi vida —. Menciona.
— ¿Cuándo te di autorización de poder lucrar con mi historia?
Ambos sentados frente a frente, ella sobre una caja de madrea algo podrida, y él sobre una silla de plástico mugrosa. Se han reunido en un edificio abandonado, las paredes llenas de grafitis, basura y en algunos lados con olor a orina. Esta oscuro, la noche ha comenzado a caer, solo ellos dos, en medio de un desastre, el aire se cuela por las ventanas rotas revolviendo el montón de polvo del suelo.
— Tampoco es que pienses vivir mucho, así que una vez muerto podré lucrar de tu tragedia —. Sonríe falsamente.
Dabi vuelve a reír poniéndose de pie. La honestidad en su comentario le ha puesto de buen de humor, se apoya en una de las paredes cruzando sus brazos sobre su pecho. La ve encender un cigarro, hace una seña ofreciéndole uno, a lo que acepta, termina encendiendo el cigarro con sus dedos.
— ¿Qué tanto debo responder? —. Pregunta, el humo sale, vuelve a colocar en su boca dando una fuerte inhalación.
Ella sonríe volviendo a poner en marcha la grabación.
— ¿Te parece si empezamos con algo más superficial?
— Que considerada.
— ¿Comida favorita?
— Que pregunta tan más invasiva —. Vuelve a burlarse, y al cabo de un tiempo responde — Soba.
— Ves como no esta difícil responder —. Dabi se encoje de hombros — ¿Tu nombre?
— Dabi.
Vuelve a suspirar con pesadez, a lo que el joven le mira con diversión, se acerca a ella. El cigarro esta por acabarse, se agacha hasta su altura quedado cara a cara, va exhalando el humo poco a poco, haciéndola entrecerrar los ojos, usa su mano para abanicar el humo, a lo que el ríe de manera ronca.
— Hablo enserio.
— ¿Y yo que obtengo a cambio? Seguramente te harás de una periodista de renombre por contar mi historia, ¿y yo? —. Ella esta por hablar, pero el joven se le adelanta poniendo uno de sus dedos encima de sus labios, presiona sobre estos separándolos ligeramente - El dinero que puedas ofrecerme no me interesa.
El dedo de Dabi fue bajando por sus labios hasta su mentón alzándolo con dureza, lo vio volver a dar otra bocanada al cigarro, repitiendo su acción de expulsar el humo en su cara, entre el humo se mantuvo fija a sus brillantes ojos azules, soltó la colilla del cigarro, pisándolo para apagarlo.
La joven aprovecho esa pequeña distracción, tiró su camisa, plantando un coro beso en la comisura de los labios del chico, sintió lo áspero de su piel, el relieve de sus quemaduras, dio otro corto beso aun mas cerca, dejándolo atónito, reaccionó retrocediendo dos pasos. Fue ella quien ahora sonrió con malicia poniéndose de pie, colocó una mano en su cintura, se llevó el cigarro a la boca.
— ¿Acaso nunca te tocó una mujer? —. Se burló, el humo salió entre sus palabras — Me encargaré de incluirlo en tu biografía.
No pareció caerle en gracia, no lo vio venir, Dabi la había acorralando contra la sucia pared de aquel edificio en ruinas; el cigarro se seguía consumiendo en el suelo al caerse de sus manos; Dabi le tomaba por el cuello dificultándole el respirar, una mirada dura, como dagas que de alguna forma lo encontró atractivo, trato de librarse de su agarre, tomó con - poca - fuerza el brazo de Dabi halando de este, manteniendo su sonrisa cínica. Él acercó su rostro, a su oreja, sintiendo su pesada respiración, erizando su piel, jadeo ante el poco aire, y luego susurró en un tono tan bajo, como si fuera un secreto:
— ¿Y quién dice que nunca toqué a una mujer?
[...]
— ¿Crees que voy a tragarme eso de que no recuerdas lo que sucedió? —. Recriminó su amigo.
Ambos bajas las escaleras a la estrada del hospital, se coloca unas gafas de sol, la luz le ha cegado y le fatigado. Hiro, su amigo, quien ha tenido la amabilidad de venir a recogerla al hospital camina tras de ella casi pisándole los talones esperando una explicación, ya que la que ha dado a los doctores la encuentra poco verídico.
— Ya te lo dije, fui a un bar, tomé de más y terminé peleándome con algún vagabundo en la madrugada —. Explica girando hacia él, esperando que esta vez si crea en su historia ficticia — No recuerdo la cara del sujeto, pero estoy bien que es lo importante.
— Tienes el cuello morado, dime por favor, podría investigar junto con...
— No, no metas tu trabajo como héroe en mis asuntos personales, aparte, no quiero verme relacionada en esas cosas.
— Deberías, cuando entre al top 10 te daré cualquier exclusiva, beneficios de ser mi amiga.
Ella soltó una risa, desviando la mirada.
— Gracias, pero no, ya tengo mi historia —. Lo último lo dijo en un susurró recordando la noche anterior.
Sus manos fueron al interior de los bolsillos de su abrigo, palpo la caja de cigarros a la que le hacía falta un pedazo, pedazo en el que anotó su número para dárselo a Dabi, quien a su manera había prometido ponerse en contacto con ella.
— ¿Tu historia de casualidad no involucra al homeless con el te peleaste anoche? —. Cuestiona de forma seria.
La conoce hace años como para no detectar cuando le miente, claro, tampoco se pone a hostigarla cuando le oculta la verdad, le da su espacio imaginando que tendrá buenas razones para no contarle, y en este caso, se ha preocupado, tiene sus sospechas acerca del dichoso vagabundo con quien se ha metido un tiro.
— No, a su debido tiempo te lo contaré —. Dice evitando su mirada — Es una ambición muy personal, no quiero que te metas.
— Ok, ok —. Alza ambos brazos declarado su inocencia — Ven, te llevaré a casa.
[...]
— Según recuerdo nos quedamos en que nunca has tocado una mujer.
Los discos en su antebrazo comenzaron a girar, el silencio en la habitación se prolongó hasta que Dabi chasqueo la lengua. Ambos sentados sombre la alfombra con las piernas cruzadas frente a frente; era apenas una habitación qué funcionaba como departamento, cocina, sala, estudio, todo en un mismo espacio, paredes desgastadas, en las esquinas notable humedad que iba descarapelando la pintura.
En una esquina había un montón de cuadernos, recortes de periódicos y fotografías, en las cuales se podía apreciar a Dabi, Hawks, Toga. El joven sonrió, sus manos se apoyaron detrás de su cuerpo.
— Creí que era el único por quien tenias interés —. Comentó señalando con in movimiento de cabeza las fotografías — ¿También piensas inmortalizar la vida de ellos?
— En un inicio, encontré cosas interesantes, pero no me terminé por enganchar —. Dice despreocupada — En cambio, tu, aún cuando se parte de tu historia tengo intriga.
— ¿Y qué puedes saber de mi, Yui?
La luz en la habitación comenzó a parpadear, y luego se fue dejándolos a oscuras, Dabi encendió su mano, la joven sonrió apenada, permanecieron ambos un rato en silencio viéndose mutuamente, el lado izquierdo de Dabi era iluminado por su fuego mientras se perdía con la oscuridad del lugar, se sintió un tanto hipnotizada por la imagen delante suya, se terminó por levantarse yendo a buscar velas para iluminar el lugar.
— Olvidé pagar la luz —. Dice con pena — Y el agua... y también el gas, pero si pague el alquiler.
— Aparte de irritante, jodida. No sé porque me sorprendo.
— Me gasté mis ahorros en buscarte por todo Japón, así que coopera con la entrevista, me lo debes.
Dabi rio, se acostó sobre el suelo luego de ayudarle a encender las velas, por la cantidad de velas y el desgaste en ellas, dedujo que era algo habitual el quedarse sin luz, aparte de revisando un poco, notó una cubeta con agua en un rincón, había imaginado que tenía el dinero contando, la última vez que se vieron noto el desgate en las suelas de sus zapatos, uno de ellos teniendo la suela casi despegada por completo, y hoy volvía a usar esos mismos zapatos pegando la suela con cinta. Se colocó uno de sus brazos por encima de su cara; Yui cambio de lugar sentándose a su lado, sus rodillas rozan con el torso de Dabi, los discos en su brazo siguen girando, ven la llama de las velas danzar ante la mas mínima brisa, de alguna forma estar de tal forma les hace sentir mas íntimos, mas hogareño.
— Aún no me has respondido.
— ¿Qué cosa? —. Él permaneció callado sosteniendo la mirada, ella termina suspirando — Te seguí ese día.
— Ah, ya veo —. Entendió rápidamente de lo que hablaba — No me di cuenta, de haberlo echo serias un montón de cenizas.
— ¿Por qué volviste a huir?
No respondió, en cambio escucho un largo y pesado suspiro, se sobresalto al sentir su mano sobre su muslo, deslizándose por este, de alguna forma terminó sentada sobre su regazo, ambas piernas a los costados mientras que las manos de Dabi le sostienen con fuerza de la cadera, presionan, una corriente eléctrica baja por su espina dorsal, contiene el aliento, su cuerpo esta tenso, rígido sobre el de Dabi, no tiene la voluntad de mirarlo a los ojos, su mirada esta fija en el pecho de él, donde ha apoyado sus manos.
— Nada había cambiado —. Dice en apenas un susurro — ¿Acaso nunca te ha tocado un hombre?
Sonríe con burla, una de sus manos va hacia su rostro tomando con fuerza su mentón, la obliga a mirarle a los ojos, encontrándose con una mirada dura aun cuando podía distinguir un ligero carmesí en sus mejillas, trata de mantener su fachada pero su cuerpo le delata.
— No terminaría de contarlos —. Responde con cinismo, se va inclinando hasta que sus narices se rozan, sus alientos se funden, es capaz de sentir el calor el uno del otro — En cambio tu...
— Tampoco te sientas tan especial.
Se aproximó a un mas, bajando su boca por el áspero cuello de Dabi, era él quien se tensaba ante el aliento de Yui, sus dedos hicieron aun más presión sobre sus caderas al punto de doler, sus labios rozan con la piel quemada del joven y luego vuelve ascender depositando un beso cerca a sus labios, sus manos deslizan su gabardina por sus hombros.
— Estas tenso.
— Deberás incluir en tu mierda esa que fui el mejor polvo que alguien pudo tener —. Habla de manera descarada.
— Solo cosas verídicas, querido.
Dabi vuelve a reír, toma a la joven por la nuca creando distancia entre ambos, su otra mano juguetea con el borde la blusa, tira de su nuca y es él quién ahora se aproxima, va bajando sus labios por su rostro rozando, define su mandíbula y luego deposita un corto beso en los labios de la joven.
— No debes jugar con fuego.
Que más daba arder una única vez con aquel chico que desde su despertar en el orfanato le ha intrigado. Solo por una vez que se dejara consumir por sus llamas no debía hacerle daño, solo por una vez en dejarse quemar por él.
Lento, muy lento al punto de ser tortuoso, sus caricias, sus besos, es lento, pero alguna forma es brusco, su forma lenta de besarle, el como muerde, sus manos suben por su cuerpo presionando de manera dura pero lenta sus senos. Esa lentitud con la que quema le hace sentir aún más deseosa.
Quiere más de él, mucho más.
No apresura, se toma el tiempo por devorar, por saborear, lento, su boca baja por su cuello, delinea sus clavículas y va hasta uno de sus senos presionando, besa despacio. Su lengua gira en círculos por su pezón.
La ropa de ambos está a medio quitar, suspira pasando sus manos por el cabello del joven, tira de ellos mientras él continúa bajando, separa sus piernas besando por el interior de sus muslos causando de un cosquillar.
Palpa por encima de sus bragas, un pedazo de tela viejo con resorte desgastado, del que tira de él hasta quitarlo, su índice se desliza por en medio de sus labios sintiendo la humedad en ellos.
Busca la mirada de Yui, aún con la poca luz del departamento puede notar el rubor en sus mejillas, su respiración se ha entrecortado, le mira con expectativa, deseo, lujuria, pareciera como si tuviera más interés en como esta por cogerla que por su supuesto "trabajo de vida".
Vuelve a bajar, separa sus labios, Yui se remueve al contacto de la lengua, lame despacio, de un lado a otro, todo por igual, su nariz se entierra en su pubis aumentando la sensibilidad, lame justo en medio, en moviéndose en círculos. Ambas piernas están por arriba de sus hombros, sostenidos con fuerza por sus manos, los pulgares se entierra en sus muslos, trata de mover su cadera buscando más contacto con su boca, ha presionando justo su punto provocando una descarga por todo su cuerpo.
Su lengua se entierra aun más, dibuja círculos aumentando la velocidad en cada uno de ellos; no hay más ruido fuera de sus suspiros. Su cuerpo empieza a contraerse, se siente fría, está por llegar y es entonces que Dabi decide parar, se levanta, limpiando con el dorso de su mano la saliva de su boca.
La hace ponerse de pie, girandola, Yui se apoya contra el sofá, siente a Dabi acomodarse detrás suyo, su pené toca sus nalgas.
— ¿Traes condon?~
Se vio interrumpida al sentirlo entrar de una sola estocada, le ha dolido poco, sus manos la toman de la cadera tirando de ella hacia él.
— ¿Por qué alguien que nunca ha sido tocado por una mujer debería traer condones? —. Pregunta con burla.
Esta por quejarse cuando él da una fuerte embestida, saliendo únicamente un suspiro. Ha dejado de ser lento, las llamas son fuertes, abrazadoras; se aferra al sillón soltando cada tanto un gemido; Dabi ha aumentado la velocidad.
El sonido de su pelvis chocando contra sus nalgas invaden la habitación, sus testículos golpean entre cada estocada, lo siente llegar más profundo entre cada una. Sus piernas empiezan a temblar. Ha quedado sensible, el oral que le ha hecho ha sido de lejos el mejor en toda su vida, cualquier frotación en su punto le haría acabar al haber quedado tan cerca de.
Dabi vuelve a embestir con frenesí, sus uñas se entierran en la cadera de Yui, vuelve esa sensación de contracciones en su cuerpo, su espalda se eriza y él entiende que esta por acabar, a lo que aumenta más la velocidad entre cada estocada llegando con más fuerza y más profundo.
Sus manos se aferran al sofá apretando, su piel se va erizando de punta a punta soltando un prolongado gemido, mientras que siente el pene de Dabi palpitar dentro de sí, un líquido caliente le va llenando hasta escurrir por entre sus muslos mezclados con sus propios fluidos.
Su respiración está acelerada, su cuerpo se tambalea, él no ha salido, sigue en su interior estático. Una de sus manos toma del cabello a Yui tirando de él.
— Si vas a lucrar de mi vida —. Empieza a decir entrecortado — Al menos déjame obtener una cogida, apenas estamos empezando
Alo, decidí cambiar de portada, no me convence del todo, pero se hizo lo que se pudo
Apenas ando volviendo a wattpad luego de años, así que Tomaré un pedido por capítulo
Si alguien tiene un pedido, deje su comentario aquí ♡
También he estado subiendo dibujitos de personajes de bnha en mi Instagram por si quieren darse una vuelta por allá
Ig: flev_equix
Nos leemos pronto
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