24. Vacaciones | World Tour Parte I
Personaje: Shinsō Hitoshi
Advertencia: Nelson
Se me ocurrió hacer un World Tour con los personajes xD (si estoy bien loca)
Cómo soy mexicana iniciaré con mi país alv.
Si les gustaría que los personajes visitaran algún lugar, comenten aquí.
Trataré de adaptar los pedidos a esta idea toda rara que se me ocurrió en mi aburrimiento de vacaciones.
Otra aclaración; suelo viajar mucho, por lo que si mencionan de algún país que yo ya haya visitado, usaré base a mí experiencia, si lo desconozco, agradecería que me dijeran algo turístico del mencionado.
◼️◼️💜◼️◼️
El hotel era realmente lujoso, amplio y sobre todo repleto de gente, había turistas por todo el lobby con su montón de equipaje esperando algunos más pacientes que otros a que la habitación se les fuera entregada. El pelivioleta pudo distinguir que la mayoría de los turistas eran estadounidenses y europeos, lo que le pareció de cierta manera algo curioso. Soltó aire abanicandose con el folleto de tours que se le había entregado hacía unos diez minutos antes; a pesar de que el lobby estuviera bien ventilado, la aglomeración de turistas ocasionaba de un ambiente caluroso.
— Hola — el de ojos violetas se giró a la chica formado atrás suyo sin entender realmente lo que le había dicho — Oh, no entiendes, ¿verdad?
El alzó ambas cejas, la chica se echó a reír con cierta vergüenza. La inspección de pies a cabeza, era una joven mucho más enana que él, de piel morena y grandes ojos cafés, traía su cabello atado en dos largas trenzas. Le sonría con gran amabilidad.
— ¿Where are You from? — preguntó nuevamente.
— Japón — contestó secamente, al fin le encontraba un uso productivo a las ruidosas clases de
A la joven le brillaron los ojos, y dio un pequeño saltó con gran alegría que no comprendía el de cabellos violetas.
— Soy Anacleta Florentina — Shinsō no supo exactamente por qué sorprenderse más, sí por aquél nombre tan extraño o por que hablara japonés — Llámame Ana o Flor, es más sencillo.
— Shinsō — contestó él por mera cortesía.
— ¡Genial! — realmente la chica era muy enérgica — ¿Es tu primera vez en México? ¿Vienes solo?
— Sí... Nunca había salido del país — admitió llevándose una mano a la nuca — ¿Tú?
— Bueno, en Cancún si es mi primera vez, soy mexicana, del área céntrica — comentó — Vengo con mi familia — se giró señalando a unos jóvenes mayores a ellos por unos escasos años sentados en una de las salas del lobby — Mi hermano Clementino y mi otro hermano Nepomuceno.
Los señalados saludaron alegres, Shinsō regreso el gesto con menor energía, volviendo a entonar su mirada a la joven de trenzas quién seguía sonriente.
— ¿Qué clase de nombres son esos? — el joven japonés seguía sorprendiéndose por los nombres más que por otra cosa.
La chica se encogió de hombros haciendo una mueca.
— Así se llamaron nuestros antepasados y creo que mis padres eran muy fanáticos de la tradición — explicó — Aunque no lo creas, soy Anacleta quinta en mi familia.
Él únicamente la miró con una mueca imposible de catalogar, a lo que ella rió. Minutos después ambos tenían ya las llaves de sus respectivas habitaciones, él estaba por despedirse de la chica cuando ésta le colocó de unos lentes de sol oscuros sonriente. Él se sorprendió aún más cuando la joven lo tomó del brazo jalando de él para llevarlo al interior del lujoso hotel.
— El botones llevará tu equipaje — se adelantó a la muy posible queja que el pelimorado pondría — ¿Haz visto la lista de actividades?
— Ni siquiera he tenido tiempo de sentarme — expresó.
— Ni tendrás — lo arrastraba por en medio de los caminos en medio de vegetación tropical — Hay un concurso en parejas en la piscina, vayamos.
Y en sin darse cuenta ya estaba al pie de la enorme piscina, una que tenía de un bar al centro de esta, con una cascada en uno de los extremos, era colosal con una forma irregular. Observó de la gente estar en el bar tomando a mitad de la alberca, de fondo sonaba una canción desconocida para el oriental pero familiar para la mexicana, variadas chicas lucían de preciosos bikinis mostrando de envidiables cuerpos mientras movían las caderas al ritmo de la canción.
Se giró hacia la chica que ya se había quitado de su ropa mostrando de un bikini color azul mientras se huntaba en los brazos del protector solar tarareando de la canción que sonaba por todo el lugar. Ella detuvo su acción para mirarlo.
— ¿No conoces la canción? — el negó con la cabeza — ¡Oh vamos! ¡Es de mi bebé bonito Shawn Mendes!
— Lo siento, no había escuchado de él.
Ella fingió de un ataque, llevándose ambas manos al pecho fingiendo gran dolor, Hitoshi apartó la mirada al notar el lugar en donde se colocaron sus manos, sintió sus mejillas arder ligeramente, hasta ese momento fue cuando se cuestionó el por qué aceptó el viaje a una playa al otro lado del mundo y sólo.
— ¡Vamos, Shinsō! ¡Tenemos que hundir a todos esos gringos! — gritó la chica apresurado al japonés a que se pusiera del protector solar — ¡Seremos el dúo dinamita!
Procedió a quitarse la playera, para colocar el bloqueador en su abdomen mirando de reojo a la joven que hacía menos de media hora acababa de conocer, se le veía muy animada, y su alegría era contagiosa. Creyó que posiblemente debería de alejarse, era bastante ruidosa para él y sin vergüenza, pues bailaba de una manera tan... Exótica, por no decir otra cosa, que vergüenza ajena provocaba, sin embargo sonrió ante todos esos pensamientos, algo de diversión no le vendría mal.
— Estoy listo — avisó.
— ¡Excelente! — alzó ambos pulgares con su radiante sonrisa y se lanzó a la piscina — Mañana iré a Xcaret, ¡Hay que ir juntos!
Shinsō camino hasta llegar a las escaleras, ingresando por estás mientras que Ana lo seguía nadando, el agua estaba a una temperatura agradable, ni muy fría, ni muy caliente. Los participantes al concurso organizado por los animadores del hotel se iba aglomerado en la parte centro de la alberca mientras que la encargada del entrenamiento explicaba de la actividad, primero en inglés y luego en español. El pelivioleta se hayan flotando junto a la morena que ponía atención a las instrucciones de la actividad.
— Aceptaré — contestó mirándola.
— ¡Yeah! — volvió a alzar los pulgares — Ya que aceptaste, te llevaré a comer tacos con mucho picante.
Terminaron por ser de los primeros en ser eliminados de la actividad; lejos de sentirse mal, ella estaba riendo a carcajada suelta mientras que Shinsō la seguía por detrás con una casi inapreciable sonrisa. Ana acomodó uno de los tirantes de su traje de baño.
— ¿Vendrás al show de la noche? — preguntó acercándose al bar que había en tierra. El mesero se acercó a ella — Dos alfonsos, por favor.
— ¿Que show? — preguntó.
— Mira, tu solo ponte chulo para en la noche, iremos al show y... Escuché que habrá una "disco" en la playa, también hay que ir, supuestamente habrá barra libre — el mesero entregó las bebidas pedidas, la chica le dió un vaso al de cabellos morados mientras bebía del suyo.
Él miró con cierta desconfianza el vaso, jamás había visto algo similar a lo ofrecido, la morena le hizo una seña para que lo probará. El joven japonés comenzaba a creer que quizá era una mala idea pasar sus vacaciones con la joven de nombres raros.
— No seas tan desconfiado, no voy a violarte — dijo en medio de risas.
Las mejillas se le tiñeron ligeramente regresandole la sonrisa a la chica, quizá debería hacerle caso y dejar de dudar de Ana, era buena persona, quizás muy ruidosa y desmadrosa, pero era buena con él. Terminó por aceptar las invitaciones que la chica le hacía.
Por la noche, se quedó de ver con la morena en el lobby faltado quince minutos para que el show diera inicio, para cuando llegó se sorprendió que la chica ya estuviera ahí esperando, siendo que la fama de los mexicanos era el que siempre llegan tarde a las citas acordadas. Le sonrió con gran entusiasmo, vestía de un vestido floreado que la hacía lucir realmente fresca, estaba acompañada por sus dos hermanos mayores quienes le sonrieron de manera amable.
Ana tomó a Shinsō del brazo como ya se había vuelto costumbre para empezar a correr por el hotel rumbo al teatro que era al aire libre, donde encontraron de lugares casi al frente teniendo de una perfecta vista de lo que acontinuación se presentaría. La chica se cruzó de piernas tomando la mano de Shinsō para medirla con la suya, la del joven japonés era notablemente más grande a la suya.
— ¿A qué te dedicas en Japón? — preguntó en lo que iniciaba el show, a lugar seguían llegando de los turistas hospedados.
— Estudio para héroe — respondió con la mirada en su mano que aún mantenía contacto con los de la chica — ¿Tú?
— ¡Eso está de puta madre! — Shinsō arqueó ambas cejas — Uy, disculpa... Pues yo solo estudio la prepa, no tengo un poder que me haga especial, pertenezco a esa población quirkless.
Él guardó silencio aún con la mirada fija en sus manos, era tan obvia la diferencia de color, tamaño, inclusive de textura, mientras que las manos de la joven era suaves, las de él se sentían ásperas. Estaba a punto de decirle algo cuando las luces se apagaron dando inicio al show.
Hitoshi se sorprendió mucho de éste, jamás había visto algo parecido, mirando de cómo se desarrollaba de éste con gran fascinación. Los bailes que se realizaban la música que producían con caracolas y tambores, aparte de que también le causaba cierta desconfianza de que se tratará de algún ritual de brujería por las máscaras y penachos que portaban los integrantes del show, más no eso le quitaba la fascinación que sentía por lo mostrando.
— ¿Te gustó? — le preguntó mientras lo tomaba del brazo para ahora arrastrarlo hacia la playa.
— Sí — contestó dejándose guiar.
— Era una representación de los mayas, una cultura prehispánica que se asentó en toda la parte sureste de México y parte de Guatemala — empezó a explicar — Deberías de leer acerca de ellos, eran realmente interesantes... ¡Ya sé! ¡Vayamos a Chichen - Itza! Te va a encantar.
Asintió sin cuestionar. Al llegar a la playa se sorprendió por como el personal del hotel se esforzaba por decorar el lugar, había de velas que mostraban del camino hacia la palapa en donde la disco se estaba llevando a cabo, podía sentir la brisa del mar acariciar de su rostro. La joven lo jaló para irse abriendo paso entre todos los jóvenes que danzaban en la improvisada pista.
— No seas tímido — gritó la joven para escucharse por encima de la música.
— No sé bailar — se excusó el de ojos violetas.
La chica le sonrió, de fondo sonaba canciones que para él eran en su mayoría desconocidas, supuso ese trataban de éxitos en este lado del mundo. Algunos bailaban con cuerpos muy pegados a otros, mientras que existían aquellos que si se tomaban su espacio para el baile.
— No te preocupes por eso, al final de cuentas, estás de vacaciones, nadie te conoce, tú has el ridículo con confianza — rió al final poniéndose a bailar.
Shinsō le dió la razón comenzando a seguirle el ritmo cómo podía sonriendo con complicidad. Era cierto, disfrutaría de su viaje haciendo el ridículo si se ocupaba, después de todo, nadie podría conocerlo.
Con esa mentalidad se vió envuelto en cada aventura y travesía que la chica quería hacer. La acompañó en uno de los ríos que en el parque de Xcaret había, nadando más de cinco kilómetros por andar la siguiendo. Y como prometió la chica, terminó por probar de la gran diversidad de alimentos que el país ofrecía, teniendo como resultado que en varias ocasiones el estómago le ardía por lo picante que era la comida por naturaleza propia.
Se hizo de cada fotografía acompañada de Ana, cuando fueron a Chichen - Itza, y le tocó de ver el cómo se formó la serpiente emplumada con la sombra a medida que el sol avanzaba, quedando fascinado por la cultura mayo ante las construcciones y la precisión que tenían estás. Terminó por darse una escapada en Ferri junto a la morena para visitar de Cozumel, en donde ella insistió en la renta de un coche para recorrer la isla. También lo había llevado a la zona arqueológica de Tulum, lugar que ofrecía de un vista realmente maravillosa al estar a la orilla del mar, de igual manera lo había terminado por llevar a otro parque como Xcaret, Xel-ha. Sin mencionar que lo había terminado de convencer por nadar en un cenote en donde el agua estaba más que helada.
— ¡Vayamos a isla Mujeres! — dijo emocionada Ana tirándose en la blanca arena junto al de violetas ojos.
— Estoy cansado, me has llevado a más lugares de los que podrían contar — se quejó mirándola con notorio cansancio.
La chica se sentó, la arena se quedó pegada a ella por todo su abdomen, el joven japonés no lograba entender cómo es que se mantenía delgada comiendo exageradamente. Ella hizo un puchero.
— Aparte mañana me regresó a Japón — agregó.
— ¿Te vas tan rápido?
— ¡¿Quince días te parece poco?! — exclamó.
Ella rió ligeramente, el pelimorado apartó la mirada hacia el mar azul, como último día de sus vacaciones deseaba tranquilidad, una que el sonido de las olas tronando le ofrecían. Cerró los ojos con gran paz por el sonido del mar.
— ¡Una carrera al mar! — exclamó la chica.
El abrió los ojos para replicar de que solo quería descansar en su último día, cuando Ana le plantó de un beso en los labios, tomándolo por sorpresa, pero no dudo en corresponder, la sintió sonreír en medio del beso, fue entonces cuando se apartó saliendo corriendo rumbo al agua.
Shinsō se levantó rápidamente sacudiéndose la arena, antes de ir a correr tras de ella. Quizá volver a México en un futuro no sería tan mala idea, más si Ana estaba dispuesta a volver a recibirlo.
◼️◼️◼️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top