18. Compromiso ~ Binuel
Dedicado a:
Bia :
¡Estoy nerviosa!
Miro a Chiara y Celeste con una sonrisa grande en mis labios, no puedo controlarme y se me escapa un grito de felicidad, ellas sonrien de igual manera y me abrazan al mismo tiempo.
—¡Binuel endgame!— exclama la rubia, parece estar más emocionada que yo —Ahora comienza, Binuel Married.
Sonrío al entender sus palabras, es cierto, lo que tanto llevo soñando desde los cinco años por fin se hará realidad. Es increíble como mi corazón late con desespero al mirar el reloj y esperar que marquen las ocho de la noche.
¡Manuel pedirá mi mano en matrimonio!
—No sé que outfit usar, es una noche muy importante y no tengo nada nuevo en mi guardarropa— abro mi armario y comienzo a rebuscar entre las prendas de ropa.
Lo admito, no puedo controlar mis nervios.
—Tranquila Bia, no puedes mostrarte nerviosa frente a él, todo debe fluir naturalmente, como si no supieras nada— Celeste me calma mientras nos sentamos en la cama.
—¡Exacto! Tú mantente tranquila que nosotros nos encargamos de tu outfit, y tú maquillaje —Chiara se levanta y busca mi cajón de maquillaje.
—¿Qué te parece un Make Up color morado intenso?
—Chiara, será un cena de compromiso, no una fiesta emo— reclama la argentina en mi costado.
Las tres reímos al imaginarme con un maquillaje de ese color, creo que no es mi estilo.
—Bueno no importa— ella cierra la caja —lo único importante aquí es que estés radiante, brillando con tu propia luz; será una noche fantástica.
—Eso déjamelo a mi.
Me encargaré que todo salga perfecto hoy.
[...]
¡Todo listo!
7:57 de la noche.
Falta tan solos unos minutos más, y eso me pone los nervios de punta. Chiara y Celeste se marcharon una vez que terminaron de arreglarme, pese a que quise que se quedarán, insistieron en irse argumentando que es una cena familiar y no pueden estar ahí.
Eso sí, me dijeron que les cuente todo apenas amanezca.
Me observo en el espejo y me siento una completa princesa, mi imaginación vuela, y ya pienso en el día que estaré vestida de blanco con un ramo de flores en las manos y un peinado recogido hacia arriba.
Manuel será el más sorprendido.
—Qué hermosa estás mi niña— escucho la voz de mi madre entrando a la habitación.
Ella también está muy radiante y elegante, su vestido azul marino resalta el tono de sus ojos. Papá la sigue y juntos me abrazan.
Apuesto a que tienen todo planeado.
—¿Y dónde está mi hermana?— preguntó una vez que decidimos salir de la habitación rumbo a la mesa de la sala.
—Esta terminando de alistarse. Puedes ir a verla y darle un abrazo, hoy es un día muy especial.
—¿Enserio? Solo es una cena— finjo demencia y salgo en busca de Ana.
Al llegar a su puerta, escucho como canta con extrema felicidad, y eso me contagia de alegría. Ya han pasado varios años desde que nos reencontramos y ahora nada nos separa.
Bueno, excepto nuestro enamorados.
—Entra Bia, ya solo me falta retocar mi labial— dice ella una vez que me descubre espiandola.
—¡Estas muy hermosa!.
Y no miento, ese vestido oscuro con encaje en las mangas le queda espectacular, sin dudas ella es la hermana más hermosa del mundo.
—Tú no te quedas atrás, hermanita— voltea hacia mi y me abraza.
Puedo sentir a pesar del paso de los años nuestras intensa conección, nuestra confianza sigue intacta y lo que nos prepara el futuro no será ningún impedimento.
Mucho menos mi matrimonio.
—Bueno princesas— nos sorprende papá —los invitados ya llegaron, no los hagan esperar.
Mi semblante cambia de pronto, un frío exasperante recorre todo mi cuerpo, los nervios toman mi ser nuevamente y no puedo evitar sonreir impaciente.
Nos acercamos hacia la sala y es ahí cuando me encuentro con él.
Se ve realmente hermoso.
Manuel sonríe al verme entre tanto alisa su traje, también parece nervioso, al igual que Thiago que se encuentra a su lado, mirando con detenimiento a mi hermana.
Ana corre hacia él y lo besa en un intento de abrazarlo, que conveniente.
Yo me acerco a mi enamorado y beso su mejilla derecha, él acaricia mi cabello y también deja un beso corto en mis labios, respetando la presencia de mis padres, sobre todo de mi papá.
—Estas hermosa, como siempre— susurra cerca de mi oído. Lo cual me provoca escalofríos.
—Bien, pasemos a la mesa, la cena se enfría chicos— menciona papá con la mirada seria.
Vaya que es celoso con sus hijas.
Todos no acercamos y ocupamos los asientos, Manuel queda al frente de mi y Ana al frente de Thiago; ambos nos miramos con ojos de complicidad.
Estoy segura de que todos saben lo que pasará esta noche, solo que me lo ocultan completamente.
—Espero les guste la cena, la preparé con mucho cariño— dice mamá mientras comienza a servir, yo la ayudo con los vasos mientras mi hermana sirve el jugo de naranja.
—Su comida es deliciosa, ya tuve el privilegio de probarla— alaga Thiago mirando su plato.
—Yo no, pero tengo la certeza que será mi plato favorito desde ahora— las palabras de Manuel me hacen reír.
[...]
La cena ha terminado y solo nos quedamos hablando de cosas triviales, Manuel me sonrie mientras dice un par de cosas a las que no presto atención por perderme en su mirada.
—¿Qué opinas?— pregunta sacándome de mi trance, parpadeo un poco y trato de recordar lo que me ha dicho.
—Me parece bien...— miento fingiendo que sé de lo que está hablando.
—Bien— susurra —entonces no deberíamos esperar nada más.
Manuel se pone de pie, lo cual me emociona aún más, sus manos comienzan a arreglar su traje y al paso de unos segundos, saca algo de su bolsillo.
En ese momento veo como Thiago se levanta al lado del español y toma aquella pequeña caja entre sus manos, al principio no comprendo nada pero luego mi retrasado cerebro logra atar cabos y llegar a una conclusión.
Manuel no me pedirá en matrimonio.
Que ilusa fui.
Observo como un Thiago con el rostro más que emocionado se arrodilla ante los pies de mi hermana, ella luce tan contenta y feliz, sus ojos color miel desbordan de alegría; sonrío por un instante ante tan bella escena pero enseguida mi corazón se llena de abatimiento, una sensación de vacío en mi ser que no puedo llenar por ningún razón.
—Ana, flor do meu día— comienza a decir el brasileño manteniendo una sonrisa genuina, relame sus labios —llevamos mucho tiempo juntos y ahora más que nunca sé que te quiero en mi vida para el resto de mis días.
—¡Thiago, esto es muy inesperado para mí!— exclama ella conteniendo las ganas de llorar.
—Estoy más que enamorado de ti, Ana Urquiza— confiesa y el rostro de mi hermano reluce más que antes —¿Me darías el honor de llevar el apellido Kunst para todo lo que nos queda de vida juntos?
—¡Si! ¡Si quiero casarme contigo!— grita la pelirroja y se lanza a Thiago para abrazarlo y besarlo en los labios.
Mamá y papá aplauden con una felicidad inmensa, yo imito su accionar procurando eliminar mi cara de decepción.
No me malinterpreten, estoy muy feliz por el gran paso que está tomando ella, pero realmente me ilusioné pensando que todo esto era para mí.
Obviamente no es así.
Siento un brazo apoyarse en mi hombro con delicadeza, el castaño acerca sus labios a mi oreja y susurra.
—¿A qué no te lo esperabas?
—Para nada, es más pensaba todo lo contrario— digo girando hacia él.
Manuel no entiende la indirecta en mis palabras por lo cual prefiero quedarme callada; mis pupilas estan dilatadas y es en estos momentos que detesto ser tan sensible, me pongo sentimental en la peor situación de todas.
—¿Te sientes bien?— pregunta al verme a los ojos, suelto un largo suspiro.
No puedo enojarme con él, no tiene la culpa, la que se ilusionó solita fui yo. Pero es que todas las pistas encajaban tan bien; cuando Alex lo vió comprando el anillo en un joyería, los secretos que se mantenían entre amigos, está cena tan misteriosa, la planificación de usar estos vestidos tan elegantes, absolutamente todo engaño a mi cerebro.
Y me hizo ver cosas que no eran reales.
—Si, solo estoy un poco sentimental por mi hermana, ella está muy feliz y eso me emociona.
El español no cree lo que digo, lo noto en su mirada dudosa, pero decide no preguntar más y besar mi frente.
Después de eso busco la manera para que nadie me vea salir de la sala en busca de mi habitación, entro de inmediato y me aviento en mi cama, juro que retengo lo más que puedo mis lágrimas pero es inútil, salen desparramadas en mis mejillas.
Y me culpo a mi misma por armar todo un teatro en mi cabeza.
—¿Por qué me ilusioné así?— me reprocho arrugando los ojos, puede parecer dramático pero lo que siento ahora dentro de mi corazón duele de una forma horrible.
Como si me hubiesen mentido.
—Sabia que me estabas ocultando algo.
La voz aguda del castaño me perturba por lo cual intento limpiar mis lágrimas pero...
—No lo hagas, ya te vi Bia, no ocultes tu tristeza— se acerca a mi sentándose a mi lado.
Trágame tierra.
Su semblante esta decidido a saber lo que me está pasando, coloca su mano en mi mejilla pasando la yema de sus dedos en mi piel, secando así mis lágrimas.
—¿Por qué estás llorando?
—Yo...
No puedo decirle que pensaba que él me pediría matrimonio, cuando el no ha pensado en ello todavía. Sin embargo, talvez lo mejor sería ser sincera con lo que siento, con mis temores y con todo lo que abarca mi ser.
Debo hacerlo.
—Yo...— oprimo mis labios, él me mira expectante —me siento mal, porque pensé que tú me ibas a pedir matrimonio, sé que es una tontería por eso...
—Bia, yo...
—¡No! Tranquilo no te espantes, yo no quiero hacerte sentir incómodo, si aún no quieres hablar de eso...
—¡Bia, déjame hablar!— exclama frustrado, por lo cual me callo —A mi me encantaría casarme contigo, te amo más que a nada y no tengo dudas de eso; pero...
—Pero...— repito sintiendo que esto no tendrá un buen desenlace.
—Pero aún somos demasiado jóvenes, yo quiero que nos superemos como personas— explica mordiendo su labio inferior — quiero poder darte lo mejor, tener un trabajo estable luego de salir de la Universidad, aún estamos en ese camino.
Asiento entendiendo el pedido de sus palabras y hasta cierto punto no me suena desagradable; admiro el valor que tiene para decirme sus metas y deseos en la vida, eso es lo que más me encanta de él.
Su sinceridad.
—Yo también quiero todo eso— susurro con una sonrisa —y además, un futuro a tu lado, Manuel.
El castaño sonríe, y me abraza de imprevisto, sus labios dejan varios besos en mi hombro y una gran sensación de plenitud.
—Ese futuro ya es nuestro, chica de la voz misteriosa— besa mis labios de manera fugaz.
—Lo mismo digo, chico del piano— y lo beso de nuevo —Te amo...
✓✓✓✓✓✓✓
¡Holis! 😊
Aquí volviendo después de mas de un mes desaparecida pero feliz por volver a publicar en esta serie de historias de Bia, espero les guste este one-shot, dejenmelo saber en los comentarios.
Dejen su voto plis.
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