🐦// Tienda De Antigüedades.
Estar detrás de un mostrador no era lo suyo, lo odiaba, detestaba tener que fingir amabilidad con gente desconocida, que no le caía bien o que la trataba mal en algunas ocasiones.
Pero ahí estaba Jihyo, atendiendo la tienda familiar. No era un mercado ni tan chico, ni tan grande, solo uno más de los tantos que habían en Seúl.
Siempre se dijo a sí misma que tal vez, si hubiese sido cualquier otro tipo de local, le hubiera gustado trabajar allí, pero, ¿en serio?, ¿una tienda de antigüedades?, ¿por qué?.
Bufó por lo bajo, pasando un plumero para sacarle el polvo a una pareja de enamorados hechos en porcelana que se hallaba en los estantes, hasta que oyó la campanilla sonar, indicando que alguien había entrado.
Se volteó a ver, encontrándose con un chico de estatura alta, y cabellos castaños, probablemente era mayor que ella.
— Buenos días — Saludó la pelinegra, dejando a un lado su labor, y acercándose a atender al cliente — ¿En qué lo puedo ayudar?.
— Buenos días, umh, verá, estoy buscando un jarrón de galletas, es un regalo para mi abuela — Explicó, llevando las manos detrás de la espalda y balanceándose sobre sus talones.
— Oh, claro, ¿qué estilo le gustaría? — Consultó.
— Algo — Hizo una pausa para pensarlo — Algo que no parezca una urna de cenizas para los muertos, pero que sea un poco original — Aclaró.
— Ya veo, venga conmigo, creo que tengo algo.
Le hizo una seña, y el muchacho siguió a la dueña del lugar, yendo a la parte trasera del sitio, teniendo a su disposición un montón de chucherías viejas que muchos ancianos comprarían.
— ¿Qué le parece éste? — Propuso, enseñándole uno amarillo con tres cerezas rojas.
— No, muy común — Se negó, buscando con la vista otro.
— ¿Y éste?
Él la miró, viendo en sus manos lo que parecía ser un piñón, y en la punta, un pajarillo azul, de esos que le gustan a su nana. *ver multimedia*
— Perfecto, llevaré este — Aceptó sonriente.
Lo agarró con cuidado, pero se maldijo mentalmente por haberse puesto crema hidratante antes de salir de casa, pues el objeto se le resbaló, terminando en el suelo hecho trizas.
La chica estuvo a nada de tomar lo primero a su alcance y matarlo a golpes, por lo que sólo se tragó las ganas de gritar o matar a todos y se agachó a juntar los pedazos, en silencio.
— ¡Lo siento mucho! — Habló el joven, ayudándola a juntarlos.
— No te molestes, yo lo hago sola — Intervino, impidiendo que él la ayude.
— Dejame ayudarte por favor, en serio, no fue mi intención — Admitió, tratando de volver a intentarlo, siendo denegado por la contraria.
— Mire, señor — Trató de calmarse para no explotar — En este momento no estoy en mis casillas, asique le aconsejo salir de aquí antes de que termine con algo en el ojo — Advirtió, reflejando un completo odio en sus ojos.
El castaño tragó en seco por el miedo que le causó, y asintió con la cabeza, se paró, dio una reverencia, y se fue, dejándola sola.
— Idiota — Murmuró luego de oír la puerta cerrarse.
Al día siguiente~
Park llegó temprano a su trabajo, dejó a un lado del mostrador su bolso, y tomó una revista para leerla, pero se alertó al escuchar un ruido detrás de los estantes.
Se arrimó a ver.
En el primer pasillo no encontró nada, en el segundo tampoco, pero en el tercero se topó con una persona barriendo, la cual estaba de espaldas.
— ¿Hola? — Pronunció, logrando que el desconocido se dejase ver.
Al reparar en su identidad, se controló para no ir a ponerle esa escoba de sombrero.
— ¿Se puede saber qué haces aquí? — Quiso saber, tratando de mantener la calma.
— Es que, ayer me sentí muy mal por haber roto ese jarrón, asique hablé con el dueño de la tienda y le pedí un trabajo, para compensar el daño — Planteó sonriendole.
Ella parpadeó incrédula — Ya vengo.
Se dio vuelta, fue por su teléfono, y enseguida marcó el número de su padre.
— Quiero una explicación, ahora — Exigió.
— Hola hija, ¿cómo estás?, ¿bien?, me alegro, yo también estoy bien, gracias por preguntar — Habló sarcástico el hombre desde la otra línea.
— Ahora no papá, ¿quién es ese chico y por qué lo contrataste sin avisarme?.
— ¿Debía hacerlo?, oh, me olvidé que era tu tienda y no la mía — Bromeó riéndose.
— Papá, te pregunté algo — Insistió, frotándose la sien.
— Yah, no es para tanto hija, sólo es un empleado que te ayudará en la tienda, y verá que no te pase nada malo, además, dijo que rompió algo y que lo iba a pagar con trabajo, asique maté tres pájaros de un tiro, ahora vuelve a lo tuyo, te amo tesoro — Se despidió antes de cortar.
La femenina suspiró, sintiendo la necesidad de estrellar su cabeza contra el mostrador, pero se contuvo.
Giró sobre sus talones, y enfrente suyo vio al chico que ahora iba a ser su compañero.
— Kim SeokJin — Se presentó, extendiendo su mano y dedicándole una sonrisa brillante.
La pelinegra rodó los ojos — Park Jihyo — Contestó, estrechandola con la de ella.
— Espero que seamos buenos amigos y que nos llevemos bien — Admitió sonriendo.
— Pues yo no — Sonrió sarcásticamente.
— Ya veremos.
Kim le guiñó un ojo, y se retiró a seguir barriendo el piso.
Ella lo vio de pies a cabeza, dejando su vista un segundo en su trasero.
Tal vez no sea tan malo.
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No se qué escribí,
pero esto salió xd
Nimin_36
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