🦆// Estanque de Patos.
— ¿Qué pasó, mi cielo? — Inquirió su madre al ver al pequeño Jimin correr hacia ella entre llantos.
— ¡Un pato me persiguió! — Chilló mientras sollozaba y abrazaba las piernas de su mamá.
— Pero tesoro, el patito sólo quería que le compartas un pedazo del pan que tienes en tu mano, por eso te siguió — Trató de calmar la mayor, intentando aguantar la risa ante la escena tan tierna.
— ¡Pues no quiero hacerlo! — Exclamó tirando el trozo de comida al piso, enojado con la vida por ser tan cruel.
— ¿Eso es tuyo? — Preguntó una niña de cabellos negros, apareciendo y señalando con su dedo al alimento en el suelo.
Park negó tímidamente, viendo como ella lo tomaba entre sus manos, y se iba corriendo hacia el pequeño estanque con una sonrisa en su rostro.
El niño la siguió con la vista, observando como iba sin miedo a ser atacada por esos feroces animales, es más, hasta y les dio de comer con lo que anteriormente había tirado.
— Mami, ¿tienes más pan? — Consultó el más chico, levantando su cabeza para ver a la contraria.
La mujer lo miró extrañada ante su cambio repentino de actitud, luego sonrió, negó con la cabeza, y soltando un suspiro, finalmente le dio de lo que estaba pidiendo.
Jimin lo tomó, y con pasos algo tímidos, fue donde la niña estaba agachada, dando de comer a las aves blancas.
— Hola — Saludó ella al percatarse de su presencia — ¿Te gustan los patos? — Indagó, a lo que él negó repetidas veces — A mí si, son muy lindos y elegantes, como los cisnes, aunque los cisnes son mucho más lindos — Aseguró asintiendo con la cabeza.
— ¿Te gustan los cisnes? — Le preguntó el muchacho, esperando que ella lo haya escuchado, a pesar de haber hablado tan bajo.
— ¡Claro!, sus plumas son hermosas y muy suaves, además, en un recital me tocó interpretarlos, y fue muy bonito — Afirmó con una gran sonrisa.
El corazón del niño se aceleró al verla sonreír, fue como si eso le sirviera de escudo para que ningún animal feo le grasne o le picotee.
— Me llamó Myoui Mina, ¿y tú? — Se presentó.
— Park... Park Jimin — Respondió en un titubeo.
— ¿Les quieres dar de comer? — Cuestionó, señalando lo que tenía en sus manos.
— T-te lo traje para ti, yo les tengo miedo — Admitió entregándoselo.
— ¿Qué te asusta?, son muy lindos, ven, te muestro — Ofreció extendiendole su mano.
Él dudó en tomarla, pero luego lo hizo, acercándose a la pequeña, quien con cuidado, llamó a los pequeños animales, los cuales se acercaron nadando hasta donde estabann.
— Mira, le cortas un pedacito así, y luego le tiras las migajas, de esta forma, ¿ves? — Mostró, siguendo sus propias instrucciones.
El castaño hizo lo mismo, nada más, que a diferencia de la femenina, a éste le temblaba el pulso, pero finalmente, disfrutó de hacerlo al ver que ninguno lo persiguió o trató de comérselo.
— Si es divertido — Aceptó Jimin.
Ambos rieron, siguiendo dándoles de comer hasta que se quedaron sin alimento, luego fueron a los columpios, jugaron al escondite, corrieron de aquí para allá, hasta que la noche iniciaba a llegar, e indicaba que era hora de regresar a casa.
— Me divertí mucho contigo, ¡nos vemos, Jimin! — Se despidió Mina, agitando de un lado a otro su mano.
— ¡Adiós, Mina! — Dijo él, entusiasmado.
— ¿Cómo la pasaste hoy, mi amor? — Quiso saber su madre, acariciando sus cabellos.
— Bien, ¿sabías que los patos son muy lindos? — Comentó con una sonrisa.
La mayor lo miró confundida, e impresionada por las distintas actitudes en un solo día, por lo que sólo suspiró, y le dedicó una sonrisa.
— Si mi cielo, lo sé.
— Tan bonitos como un cisne.
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Nimin_36
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