Rin Okumura x Lectora
"Nacidos con un propósito, que nunca cumpliremos"
Sus pasos resonaban en los pasillo, acercándose cada vez más al aula de clases de los Okumura. Abrio la puerta sin ningún permiso, con pasos firmes entró al aula, dejando ver su hermosa cabellera (C/C) y su bien formada figura. Se paró en el medio del aula, dejando sorprendidos a los pocos estudiantes presentes.
-Hola a todos ustedes, por desgracia son mis compañeros este año.- Dijo con un semblate serio.- Les seré clara, solo vine por un propósito, y ese no es aprender.- sonrió.- Espero que nos llevemos bien.- Cambio su semblante a uno Serio y observó a Yukkio.- Soy (t/n).
Todos la miraban confundida, ¿quien era ella?, ¿Qué hacía hay? Y ¿Porqué les hablaba así? La mayoría la miró mal. ¿Quién se creía ella?
(......)
Después de aquella presentación y algunas discusiones, era difícil dirigirle la palabra. Era muy fría y sería muy distinta a su Padre, hija del todo poderoso Dios. Nada creíble.
Juntos iban a reunirse en la casa de los Okumura tenían un trabajo en equipo.
-Esto parece más un edificio abandonado.- comentaron.
-Que miedo.
-Mejor empecemos con esto.- Digiste empezando a entrar al edificio, ya habias visto cosas peores.
-¡Bienvenidos!- Exclamó Rin emocionado.
-Comencemos con esto.- Lo hiciste a un lado para poder entrar.
Entrase seguida de la rubia, que era con la quien más te la pasabas o bueno ella era la que se acercaba a ti, las dos estaban igual de solas.
Comenzaron a hacer su trabajo, alguna que otra risa se escapaban de tus labios, y los presentes te veían sorprendidos de reojo.
Al parecer se tenían que quedar en el edificio, bueno habían bastantes habitaciones, no había ningún problema al parecer.
(......)
-Dejarías de tratar a la chica así.- Le dijiste a aquella chica con los cabellos morado, aún no te acordabas de su nombre.- La tratas como a tu sirvienta, ella sólo quiere ser tu amiga.
-Mira quién habla.- Respondió ella.- La que cree que es mejor que todos.
- Yo nunca dije que soy mejor que ustedes.- La miraste mal.-Shiemi deja eso.- Te dirigiste hacia la salida en busca de la rubia con kimono.
La encontraste muy cerca de la puerta con los ojos Aguados, quería llorar.
-¿Que pasa Shiemi?- Le preguntaste tratando de sonar dulce.
- Es verdad que ellas solo me estaban usando.- Dijo en vos baja tratando de ocultar sus lágrimas.
-Dejala, ella no sabe lo que se pierde.- Hiciste el intento de animarle.
-Tienes razón.- Aún no sonaba Segura.
-Ademas, Y-yo pu-edo ser tu amiga.- Hablaste nerviosa.
-.-Ella te miró con sus ojos brillosos y asintió energéticamente.- Eso me encantaría.- Empezamos a camianar hacia el baño.- Yo pensé que tu eras una mala persona.- La miraste normal, era común que pensarán eso de ti.- Pero no es así eres una persona muy dulce.- Te halago.
-Gracias, supongo.- Te rascaste la nunca avergonzada, era la primera vez que actuabas así.-Tu también eres muy amable.
Se escucharon unos gritos y estruendos dentro de los baños, saliste corriendo, esos eran gristos de miedo, no eran gritos de encontrar a alguien espiando a las chicas. Y como suponías, dentro de esa habiatacion había una criatura atacando a las chicas. Atacó a la chica de cabello café, mientras la otra se quedaba viéndola sin saber que hacer.
No tenías ninguna arma a la mano, tenías que atacarlo cuerpo a cuerpo. Una mala idea ya que el líquido que la criatura expulsa es un ácido, muy fuerte al parecer.
Le diste una patada a aquella criatura alejandola de la chica en el suelo, tenía algunas quemaduras en su rostro y manos. Shiemi se acercó y la empezó a curar.
-Te la encargo.- Le dijiste a Shiemi mientras te ibas hacia donde la criatura.
Respiraste profundamente y te dirigiste a atacar la criatura. Esa cosa te vio y se lanzó así ti dispuesta a matarte. Lo golpeabas varias veces, más que nada patadas, y hasta te llegaba a quemar desde tan larga distancia.
Los chicos se estaban acercado para ayudarte, Sonreiste un poco, aunque sea te iban a ayudar.
La criatura al verse rodeada Atacó a la víctima más indefensa, a las chicas detrás de nosotros.
Te interpusiste con los brazo en forma de X, sabías que esto te iba a quemar.
-Ahg!- un pequeño gritó se escapó de tus labios.
La criatura te agarró y te empezó a llevar hacia la terraza. Tu te soltaste de su agarré. Tus ropas estaban bastantes quemadas debido al ácido de la criatura.
-¡Devuelvemela!- Escuchaste el grito de Rin serca.
Al subir lo viste cubierto de llamas azules, parece que el era tu objetivo. Que te está salvando en este momento. Sus orejas, su cola, sus colmillo, se podría salir de control y destruir muchas cosas.
La criatura había escapado, pero Rin seguía descontrolado.
Decidida te levantaste y sentiste el fuerte dolor venir de tus quemaduras. Sin importarte te dirigiste a el y trataste de calmarlo sin éxito alguno hasta que lo abrazaste, sentiste las calidas llamas rodearte y calentarte pero no te quemaban eso te sorprendió. El poco a poco se comenzó a calmar, y empezaba a bajar sus brazos, hasta abrazarte.
-Agarrame fuertemente.- Le susurraste y el se sonrojo.- Me...- Te callaste y caiste inconsciente.
El entró en pánico, que debía hacer, acaso fue su culpa. Ella lo vio con las llamas. "Estoy perdido" fue lo único que se repetía una y otra vez.
Llegaron los demás preocupados, para poder ayudarte.
(......)
Abriste los ojos de golpe, pensando y recordando que había pasado. Y todos tus recuerdos vinieron de golpe.
Te incorporaste en la cama con dificultad. Todo estaba oscuro. Llevaste una mano a tus piernas encontrandote con otra mano hay.
Voltaste rápidamente para saber quién era el dueño de aquella mano. Encontrandote con Rin, que estaba dormido al lado de tu cama. Sentiste tus mejillas algo calientes y le restaste importancia.
¿ Que hacia el aquí? Fue lo primero que te preguntaste.
-Oye, despierta.- Lo moviste un poco.- Hey.
El solo se movió un poco dejándote ver su rostro. Lo admiraste un rato, se veía muy tierno así. Tu sonrisa se borró de tus labios de inmediato, el era el hijo de Satán, era al que te mandaron a eliminar. Sentiste furia al recodar lo que te pidió tu padre. De alguna manera te habías encariñado de tus "compañeros", de alguna manera al que siempre observadas discretamente era a Rin, sin saber que el era tu objetivo.
Te sentaste en la orilla de la cama, pensabas marcharte de hay.
Colocaste tu pies en el suelo y cuando te fuiste a afincar caiste al suelo, seguias débil. Rin se despertó por el sonido de tu cuerpo cayendo, además de que cuando caiste moviste la cama y el como estaba afincado hay también se callo. Una risita escapó de tus labios al verlo hay tirado.
Se acercó a ti para poder ayudar a ponerte de pie. El te agarró delicadamente y te sentó en tu cama.
-¿Y mi espada?- Le preguntaste a Rin.- Necesito mi espada.
-Me imagino que está en tu habitación.- Te respondió Rin.
-Entonces vamos para aya.- Le dijiste y comenzaste a levantarte, el al ver lo que hacías se acercó a ti.
-Pero aún estás muy débil te volverás a caer.-Te dijo el preocupado.
-Entonces ayudame.
-P-Pero tu ti-tienes que descansar.- Empezó a tarramudear.- Dijeron que no puedes salir de aquí.
- Bueno...-Reiste burlona.- Parece que el hijo de Satán no le gusta romper las reglas.- Te miro mal.
-¿Como tu sabes eso?- Te pregunto sumamente serio.
-¿Como se qué?- Preguntaste desafiante.- Como se que eres hijo de Satán.
-Si, como sabes eso.
-Las llamas, las pude ver y sentir.- Respondiste acercándose peligrosamente.
-Eso es injusto.- Reprochó el.- Tu sabes algo de mi, yo nesecito saber algo de ti.- Levantaste una cesa interesada.
- No es mi culpa que no pudieras controlar tus llamas.
-Pero parece no importante.
-No es la gran cosa.
-Como que no es la gran cosa.- Se acercó a ti.- Estas jugando con fuego.- El se acercó a ti, no sabe cómo sacó ese seguridad para poder hablarle así, pero le encantaba, algo de ella le volví a loco.
-Pues a mi me gusta arriesgarme.- Le dijiste acercandote más a el.- Ahora serías tan amable de llevarme a mi habitación nesecito buscar algo.
(......)
-Tengo que hacerlo.- Le dijiste a el mientras apenas te podías mantener se Pié.- Mi padre me lo ordenó.
-¿Y quien es tu padre?
-Es Dios.- Agarraste tu espada y te dirigiste hacia el.- Lo siento mucho.- Empezaste a tratar de golpearlo.
-¡Ni si quiera te puedes mantener de pie!- Te dijo el esquivando tus ataques fácilmente.
-Es que... Es que, si sigo esperando, teniendo más tiempo contigo, hablando contigo viéndote, o solo hablando no podré Seguir, ahora mismo estoy dudando.- Caiste al suelo, y el te intento ayudar.- ¡Dejame!- Le apartaste la mano.- Me estás haciendo débil.- Te apoyaste en tu espada.- Cada vez que...- Volviste a caer pero el te logro atrapar.
-Sólo dejas de hacer esto.
-No puedo... Ya no puedo matarte.- le golpeaste el pecho.- Acaso estas usando tus poderes demoniacos.- Lo acusaste.- Cada vez que estoy cerca de ti, siento... ¿Cómo se dice?- Pensaste un rato.- Me siento enamorada.- Dijiste sin vergüenza, pero el sintió sus mejillas arder.- Mis pensamientos ya no son tan puros como antes.- Susurraste.
-Tal vez esto te ayude a comprender lo que sientes.- Dijo Rin y agarró tu rostro estampando sus labios con los tuyos.
Una corriente eléctrica recorrió tu cuerpo haciéndote estremecer, esto era nuevo, una sensación completamente nueva. El empezó a mover sus labios y tú lo seguiste, se sentía bien, extremadamente bien, sentías que ibas a explotar, eran demasiadas sensaciones juntas. Tu lo agarraste del cuello y comenzaste a guiar el beso intensificadolo, pero algo hizo que pararas derrepente.
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