Una reciente duda había aparecido en la cabeza de Zack, llevaba tiempo viviendo con Rachel, incluso dormían juntos, comían juntos y hacían casi la mayoría de cosas con el apoyo del otro. Pero Zack comenzaba a preocuparse por la edad en la que Ray se encontraba, conllevaba a muchos cambios para ella entre ellos; que se enamorara por primera vez.

Había una pequeña llama en el interior de Zack que iba creciendo conforme veía cada vez más a Rachel, si no fuera por la repentina duda que cayó en la cabeza de él como un relámpago en tarde lluvia. Y no sólo eso, también le entró la idea de que si Ray llegaba a enamorarse de alguien tenía que soportar las veces que la viera con aquel tipo o que lo llevara a su casa. Pero nunca pasó por la mente de Zack que el podría ser el único candidato.

Y es que, mientras más tiempo pase alguien con otra persona sólo pueden suceder dos cosas; amor o irritación.
En este caso sucedió el amor, ya que el respeto que se tenían el uno al otro estaba en su complicidad, no hacia falta que algún tercero interviniera. Pero a Zack le preocupaba por más que la respuesta estuviera ahí.

Mientras por otro lado Rachel era una niña, si se llegaba a enamorar confundiría de una forma fatal los sentimientos, no sabría que hacer e incluso tendría miedo de hablarlo con Zack por la que podría ser su respuesta o por él ser la razón de ese nerviosismo e inmensa felicidad que sentía a su lado, pero todo estalló haciendo un gran ¡boom! cuando Zack fue el primero en preguntar.

—¿Te gusto? —Rachel volteó a verlo.

En ese momento se encontraban haciendo las compras, un momento realmente cotidiano en el cual no se podría esperar nada relacionado con aquella pregunta, Zack no lo preguntó a propósito sólo tenía las manos en la bolsa del abrigo que llevaba, las épocas de frío eran realmente terribles tanto que era imposible pensar algo de la magnitud de la pregunta de Zack.

Rachel no supo como sentirse, su corazón comenzó a latir con rapidez cuando escuchó aquellas palabras, no sabia que responder así que sólo se quedó callada.

—Ya veo... —dijo Zack en un murmuro al ver la indiferencia de Rachel.

Es que casi era lo mismo para Zack, él en sus 20 años nunca había sentido lo que realmente es el amor (hasta que conoció a Rachel.)

—No es eso... —respondió ella mientras lo veía —sólo que...

Zack la miró con curiosidad y atención, se sentía como un estúpido por la pregunta pero no soportaba las veces que alguien más se le acercaba a Ray, él sentía esa necesidad de protegerla era algo que deseaba. Rachel suspiró mientras dejaba de mirarlo, ¿qué debería hacer?

—Yo te amo... —murmuró tan lentamente que pareció decirlo por sílabas.

La mirada de curiosidad en la cara de Zack, cambió a una de vergüenza incluso al ser su pregunta no pudo evitar sentirse bien... Sintió algo dentro de él una sensación difícil de describir, pero aún así en su cara había una sonrisa tímida mientras que desviaba la mirada, las vendas eran de gran ayuda para ocultar el sonrojo que tenía. No le hubiese gustado que Rachel lo viera de esa forma.

Las palabras de los dos de regreso a casa fueron mínimas, ninguno sabía que decir aún se encontraban pensando en las palabras del otro.
Cuando entraron a su casa, Zack se paró frente a Rachel.

—Abre la boca un poco —pidió más en tono de orden.

Ella algo confundida hizo caso a su petición.

Zack la agarró de las mejillas y estampó de una forma torpe sus labios contra los de Rachel, estaba avergonzado por lo que había hecho en el momento. No duró mucho, pareció casi un pequeño roce que sería casi imposible llamarlo beso, pero a ellos poco les importó, fue el primer beso de los dos.