-Zack, me gustas... -con una sonrisa pronunció Rachel antes de que Zack le enterrase un cuchillo.

Hace un par de años había cumplido su juramento con Ray. Algo que le afectaba demasiado, ahora cada noche tenía pesadillas del día que la asesinó. Al principio era fácil pero al cabo de una semana Zack comenzó a llorar, sintiéndose peor que antes de conocer a Ray.
¡Había matado a la única persona que lo consideraba un humano!

Fue al lugar donde enterró a Rachel, el lugar que ella le pidió.

Aún recordaba muy bien la plática que había tenido con ella horas antes de hacer tan... Asquerosa acción.

-Quiero que me mates.

-¿A qué se debe tan de repente?

Rachel desvío la mirada pensando en las palabras correctas.

-Porque estemos donde estemos siempre nos amaremos... -murmuró haciendo que Zack volteara a verla. -Simplemente quiero morir.

Le dio un golpe a la pared haciendo que sus nudillos quedaran rojos inclusive el dolor había desaparecido por completo ya que algo peor ocupaba su lugar un corazón roto.
Exactamente ese mismo día se cumplirían tres años desde que él la asesinó.

-Ray... -murmuró mientras se sentaba a un lado de su tumba -te extraño...

Dejó el ramo de flores que traía en la mano a un lado. Y sin quererlo comenzó a llorar encima de su tumba.

-¡Soy un verdadero monstruo! ¡Un total idiota!...

Se detuvo, ¿realmente así se sentía el perder a alguien querido?... Peor era para Zack al ser él quien mató a ese alguien querido. Incluso aunque quisiera regresar el tiempo atrás... Ese era el deseo de Rachel, sería difícil no cumplirlo.

Sacó el cuchillo que llevaba en su sudadera.

«-Nos vemos pronto Ray...»