•|La princesa y el asesino.

Grandes calles, de colores oscuros únicamente iluminadas por la luz de la luna. Yacía en un callejón una persona robando el dinero de un guardia del castillo.
Caminó por las calles vacías sin una persona fuera, desde hace tiempo ya estaba planeando entrar al castillo de la familia real y matarlos para poder robar todo lo que le fuese posible.

—¡Esto no es mucho! —aventó el dinero al suelo, estaba molesto.

Si no fuera que desde hace ya un par de días se había dado el aviso de un asesino, un montón de personas estarían afuera como de costumbre.
Realmente no tenía nada contra la familia real, pero el simple hecho de que sean personas que mienten sin pudor alguno, le provoca una inmensa rabia tanta que su muerte no sería únicamente dolorosa ni lenta.
Una gran sonrisa apareció en su rostro mientras corría hacia una persona que había visto.

Mientras en el castillo, la princesa se preparaba para dormir un día importante se acercaba y el pueblo la festejaría.

—Señorita Rachel, descanse. —la mucama salió del cuarto de ella no sin antes hacer una reverencia.

Rachel se paró de la cama una vez se aseguró de que la mujer hubiese salido, no le agradaba mucho la idea de ser coronada a tan corta edad. Los impedimentos que tenía antes se multiplicarían al doble. Pero al ser la única hija de los reyes no le quedaba más opción, podía negarse pero su futuro podría esperarse como estar encerrada en el castillo hasta que aprenda la lección y decida cambiar de opinión, ninguna opción le convenía.

Si no fuera por sus profundos y hermosos pero inexpresivos ojos azules, su futuro tal vez sería visto un poco más en estar feliz, disfrutando de cosas que hacen las niñas de su edad.

Con una vela en mano se dirigió hacia un cajón y sacó un pequeño libro.
Dejó la venda en el piso y agarró la pluma y la tinta al lado del libro, comenzó a escribir. Una vez terminó volvió a guardar todo en el mismo lugar, fue hacia su armario y lo abrió.
Si se tuvieran que describir los sentimientos que realmente podía sentir eran soledad y... Abandono.
Por más que fuera de la realeza no se podía sentir igual que los campesinos pobres, pero felices.

Tomó únicamente un abrigo y unos zapatos, se los colocó y salió por su balcón, al no ser la primera vez que lo hacia tenía listo ya una forma más fácil de como bajar sin hacerse corte alguno. Dio un suspiro cuando sus pies se encontraban en el suelo, unas espinas le habían sacado sangre si alguien del castillo la llegaba a ver así el interrogatorio que le harían duraría siglos.

Algo más difícil fueron los guardias, casi la atrapaban por lo cual tuvo que irse corriendo saliendo del castillo y quedando en la entrada de este, el lugar más iluminado.

Caminó con pasos lentos mientras observaba el lugar, lo que más le gustaba eran los diseños de las casas estar afuera sin necesidad de que alguien cuidara de Rachel la hacia feliz. Se detuvo en un papel que estaba pegado en la pared.

“Se busca”

Era la foto de un hombre, abajo tenía un pequeño texto.

“Este hombre ha cometido muchos asesinatos, es realmente peligroso si te lo llegas a topar lo único que podrás hacer es rezar porque todo salga bien."

Rachel se recargó en la pared mientras pensaba en lo que había leído, en la foto de la advertencia no se veía muy bien la cara del hombre a quien buscaban. Ray sin tomarle importancia alguna siguió caminando, miró lo vacías que estaban las calles de verdad le hubiese gustado ver personas afuera pero no habría sabido como acercarse a ellas.
Se detuvo al ver como alguien caminaba con una mano en el estómago, apoyándose en la pared mientras daba pasos lentos, dolorosos,  desde lejos se le veía la herida que tenía en el estómago.

Rachel dudó mucho en si acercarse, después de todo no sabría como reaccionar. Se acercó.

—¿Estás bien? —su tono indiferente marcó la pregunta como una burla sarcástica.

—¿Quién eres tú? —dijo él mientras subía la mirada y la observó.

Sus ojos azules eran profundos pero la falta de empatía en ellos simplemente le pareció una molestia total. Su cabello rubio desde lejos se veía lo sedoso que era, frunció el ceño dejando de verla.

—Puedo matarte... Ahora mismo, ¿sabes? —dijo mientras caminaba hacia Rachel pero su herida hacia casi imposible la acción.

—Podrías, sí. —Respondió ella mientras se acercaba y lo agarraba de los hombros —como lo hiciste con aquellas personas pero realmente me estarías haciendo un favor.

—¿Qué carajos sucede contigo? —preguntó con nauseas al escuchar su palabras tan horrorosas.

Ella le indicó que se sentara en el piso, él a regañadientes lo hizo. Miró hacía todos lados buscando algo con lo cual poder ayudarlo. Observó su camisón.

—¿En serio sabes como curar esto? No pareces alguien capaz.

La mirada de él demostraba cansancio, tenía el ceño fruncido pero en cambio no estaba enojado ni con ganas de matar ni nada parecido.

—Creo que sí...

Respondió mientras rasgaba una parte del camisón que tenía y con ello hacía presión en la herida.
Siguió así por un tiempo, ninguno de los dos dijo nada, Rachel estaba concentrada en hacer presión pero por su cabeza pasó una pregunta, «¿Por qué lo estoy ayudando?...» No entendía la razón, simplemente lo vio ahí, herido reaccionó sin pensar.

Cuando el sangrado dejó de ser mucho, se vio una iluminación y pasos que se acercaban junto a gritos.

—Carajo... —murmuró él mientras se levantaba, intentó correr pero la herida comenzó a dolerle.

—No hagas eso... —Rachel dijo mientras lo ayudaba, parecía darle igual que una multitud estuviera cerca.

De pronto sintió un dolor en su espalda cuando la acorralaron contra la pared, besándola.
La multitud que se encontraba con las antorchas y armas, dispuestos a sacrificar sus vidas sólo para matar a un asesino, pasaron de largo de los dos, un par de personas voltearon a verlos pero los ignoraron, no sin antes gritarle que fueran a algún lugar privado. Él se separó cuando vio que las personas que pasaron como ganado se habían ido.

—Qué asco... —dijo mientras le daba la espalda a Rachel, dejándola atónita. —Zack —volteó a verla.

—¿Zack?... —preguntó Ray reaccionando ante sus palabras.

Zack sólo sonrió y después se fue caminando por los oscuros callejones mientras soltaba una que otra maldición por el dolor. Rachel sin tener nada más que hacer y con una gran sorpresa caminó sin dejar de pensar en el beso, iba a volver al castillo.

Era tarde, pero al parecer nadie en el castillo se había dado cuenta de su ausencia se pudo dar cuenta que si llegaron a tocar su puerta por una pequeña nota que habían dejado debajo de su puerta. No fue nada importante pero si estaba relacionado con su coronación, no sabía de que forma debería sentirse ante ello.
Tocó sus mejillas, estaban calientes. Volvió a recordar aquel beso y escondió su cara en la almohada, suspiró.

Fue difícil para Rachel dormir, la palabra “Zack” no podía salir de su mente, así que cuando despertó fue lo primero en lo que pensó, no entendía el porqué de sus sentimientos.

Las sirvientas entraron a su habitación dándole los buenos días.

—Señorita Rachel... ¿está sonrojada? —preguntó una chica pero su compañera le dio un leve golpe en el hombro. —Lo siento.

—¿Sonrojada? —preguntó ella sin entender.

—¡Sí!, es cuando una persona siente vergüenza por algo o alguien... Es la primera vez que la vemos así, ¿qué sucedió? —preguntó la sirvienta mientras se acercaba a Rachel.

Ray dudaba en si contarle, las otras dos parecían ser fieles a los padres de Rachel si les contaba y ellas le contaban a alguno de los dos le iría muy mal a Ray.

—No lo sé... —respondió mientras se levantaba.

—Puede contarme todo lo que necesite.

—Gracias. —Rachel caminó hacia su armario y buscó un vestido de lo más simple posible.

No quería usarlo pero si no lo hacia los gritos del padre de Ray simplemente le harían ir con alguien para que la asesinase, aún sin contar que las ganas de vivir que tenía en ese momento estaban por los suelos.

—Debemos ayudarla princesa... —comentó la compañera que había golpeado el hombro de la chica que le habló.

Rachel negó mientras se comenzaba a cambiar, se puso el vestido y una vez acabó salió de su habitación para dirigirse a el comedor donde se encontraba su padre y madre. Se sentó y sin decir palabra alguna comenzó a comer, no quería saber nada más que donde podría estar Zack, no lograba sacarlo de su cabeza por más que hiciera el intento.

—Hoy es tu coronación —habló el padre de Rachel mientras la miraba.

—Estoy feliz —mintió mientras seguía comiendo sin verlo.

Su padre tenía una mirada de enojo, volteó a ver a la madre de Rachel estaba molesto, ella no dijo nada.

Cuando por fin llegó el momento, Rachel se encontraba parada en el balcón adornado de lirios, rosas y claveles. En definitiva la mirada de Rachel estaba peor que antes, la oscuridad de sus ojos parecía ser la tristeza de su alma.
Dio un pequeño recorrido con sus ojos a todo el lugar, grande fue su sopresa cuando se encontró con Zack escondido en un lugar suficiente para que ella pudiese verlo, él estaba sonriendo... No pudo evitarlo pero sonrió también, todo el pueblo el cual se encontraba ahí aplaudió no supo en que momento la pequeña corona se encontraba en su cabeza.

Todos estaban aplaudiendo, ella se dio la vuelta sin decir nada, se dirigió a su habitación y cerró la puerta con seguro en lo que buscaba una ropa más cómoda que el vestido molesto que llevaba en ese momento.
Encontró las ropas que una vez le había regalado un campesino cuando la vio, se quitó el vestido con dificultad y se puso esa ropa rápidamente.

Salió corriendo tanto del armario como de su habitación, los guardias estaban en la entrada, cuando vieron a Rachel correr pensaron que algo malo había sucedido adentro así que entraron al castillo empuñando sus espadas por si alguien se encontraba ahí. Mientras tanto ella siguió corriendo, su corazón latía con rapidez y una fuerza que con cada paso que daba le dificultaba respirar por el cansancio que tenía.

—Zack... —dijo parando un momento a tomar aire mientras lo veía a lo lejos. —¡Zack!...

Volvió a correr cuando vio que el se alejaba más, en ese momento no pensaba en nada más que alcanzarlo y hablar con él, tener una buena conversación, cayó en los brazos de alguien cuando por fin sintió que no aguantaba más.

—Zack... —volvió a murmurar.

—¿Eres de la realeza uh? —preguntó él mientras la estabilizaba aún no se encontraba tan bien como para mantenerse de pie así que simplemente se quedó apoyada en el pecho de Zack.

—Lo odio —pronunció ella sin mirarlo.

—Tus ojos realmente no se veían para nada bien —sacó la lengua en un signo de asco —pero ahora parece que me persigues, ¿por qué?

Ella volteó a verlo, él frunció el ceño cuando sintió que lo abrazó ejerciendo fuerza en la herida que tenía de la noche anterior. Se quejó y Rachel apenada se iba a separar pero Zack lo impidió.

—Supongo que no puedo negarme ante alguien que salvo mi vida —dijo rodando los ojos —ni siquiera necesitaba tu puta ayuda..

—Estoy feliz de haberte ayudado...

Dijo ella escondiendo su cara entre el pecho de Zack mientras agarraba su ropa y comenzaba a llorar. Él intentó hacer algo pero no resultó en su beneficio, bufó y agarrando a Rachel de la espalda besó su cabeza.

—¿Fue por ese estúpido beso? Maldición, ahora querrán matarme no sólo por ser un asesino si no que también porque a la princesita no le gusta su vida.

—Seré útil.

—Eso espero... —respondió dándose media vuelta pero Rachel lo jalo haciendo que se agachara un poco y beso su mejilla.

—Gracias.

Zack se soltó de su agarre mientras comenzaba a caminar, al parecer Ray no había sido la única que se quedó pensando en alguien, cierta noche...
Rachel lo siguió.

Uy, da para una historia :v
Es feo porque al escribir esto es como O resumo todo o queda raro lo feo es que hay veces que avanza muy rápido y ah

Ojalá esto de escribir 2000 palabras se vuelva un hábito, me encantaría darles actualizaciones diarias de 2000 palabras :'3

Pd: Cuando pienso en los próximos One Shots luego lo hago en la calle o escuela, mi casa también y cuando me imagino a Rachel besando a Zack me emocionó y me dan ganas de reírme XD peor cuando los imagino haciendo el amor o con un hijo, una vez casi me descubren en clase riendo XDD

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