¿Quién Será?
Secretos de Rosa
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[¿QUIÉN SERÁ?]
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El sol que durante el día casi todo lo alcanza, ahora se ocultaba majestuosamente. El sonido de su bolígrafo plasmando su firma con tinta, sobre varias hojas llenas de letras casi interminables. El son de la puerta al abrirse, hizo que Izuku dejara de ver los papeles que estaba diligenciando. Una chica relativamente pequeña, pelo rosa claro no muy largo, ojos que parecían su zafiro que reflejaban casi todo lo que miraban. Y una sonrisa que parecía muy difícil de borrar. Con su uniforme manchado con pintura en ciertas partes, en cuanto se dio cuenta de la presencia del chico, se entristeció levemente.
—Nee, Midoriya-san. ¿Todavía no terminas? —observó la ventana que había detrás del chico, el atardecer indicaba que ya hacía rato había acabado la jornada escolar—. Llevas todo el día firmando papeles.
Realmente sentía lástima por él, si bien, ser presidente trae consigo algunos grandes beneficios a futuro, el precio que se pagaba en al ahora hacia a mucho renunciar. Y para alguien como Izuku, donde el dinero si bien no es escaso, no estaba en lo más mínimo cerca de sus demás compañeros de clase. Era una hormiga que se codeaba entre los hormigueros del bosque.
—Hola —saludó con simplicidad antes de volver a prestar atención a su trabajo como presidente de concejo estudiantil—. No falta mucho... creo.
Una pequeña risa burlona fue generada por ese comentario. Fujiwara se acercó al presidente, el cual no prestaba atención a su entorno. Y cuando ella estuvo a sus espaldas le tapó los ojos con sus manos. El tacto de ambos en la piel del otro generó una pequeña chispa que sacudió el cuerpo de ambos. Ella carcajeó un poco.
—Jeje, te atrapé —susurró medianamente feliz.
—Fu-Fujiwara-san —tartamudeó Izuku, intentando evitar un sonrojo que no tardó en salir lo más mínimo—. De-debo seguir llenando estas hojas, es importante.
—También lo es prestar atención cuando hablas con las demás personas, Midoriya-san.
—Pe-pero te saludé, ¿no basta?
—Está mañana, incluso cuando estabas ocupado, saludaste perfectamente a Shirogane, Ishigami y a Kaguya. Solo conmigo pasaste de largo —al terminar de contar su pequeño relato destapó los ojos del chico.
Arrepentido, Izuku que se giró para ver a la chica, estaba haciendo un puchero, acompañado de lágrimas falsas, e indignación talla actuación barata. El peli verde no pudo evitar reírse de la tierna actitud de la secretaría del concejo. Parecía una niña que hace berrinche por cualquier cosa, pero sabe que no lo va a conseguir.
—Perdón, perdón —se disculpó el pecoso haciendo que la peli rosa se detuviera—. No volverá a suceder, pero ahora...
—Aceptaré tus disculpas si... me dices ¿quién es? —de la nada una lupa yacía en sus manos y señalando el pecho del chico—. Puede que los demás no se hayan dado cuenta, pero yo si, Midoriya-san. Y si no me dices, le diré a todos que eres malo.
Una amenaza tan burda, era algo que Izuku se esperaría de ella, así que decidió seguirle el juego. Igual, ella es siempre la mejor parte de las tardes, o de los días. Tal vez del año, incluso de la vida, la mera presencia de Fujiwara Chika era todo un remolino que había entrado en las costas de Izuku, y que sin destruir nada, solo trajo aires lejanos. Algo difícil de explicar, pero genial de sentir.
—N-No entiendo tu pregunta, Fujiwara-san.
—Jeje, veras, hace un tiempo, noto que a veces escribes cosas en tu libreta, pero nunca dejas que nadie las vea, una vez cuando lo intenté, casi me descubres, por lo que no pude leer nada.
—¡¿Que tu qué?!... digo, y e-eso que tiene que ver con la pregunta.
—Cuando escribes allí, se nota que lo haces con pasión, o por lo menos eso dice Ishigami y Kaguya. Y a partir de ello, he concluido que, ¡estás enamorado!
Tal acusación provocó que la respiración de Izuku se detuviera de golpe. Estaba convencido de que nadie lo observaba cuando escribía allí. Hasta lo asustaba un poco la idea de que no lo supiera hasta hoy.
—E-estás confundiendo las cosas, Fujiwara-san, ahí escribo... es que ¡soy escritor! Y siempre que escribo cuando estoy inspirado.
<<Bien hecho, Izuku, mintiendo. Aunque bueno, dadas las circunstancias, era necesario>> aliviándose por un momento de la culpa, hasta que escuchó reproches de la chica.
Sus ojos azules se habían clavado en su mirada, y la lupa ahora en contacto con su pecho, hacía que su corazón empezase a latir cada ver más rápido, y más fuerte. En la cara de la chica, se notaba, incluso con la tarde de fondo, y lo opaco de su silueta curvilínea. Se distinguían sus mejillas infladas y su todavía notorio, ceño fruncido.
—Men-ti-ro-so —dijo repartiendo la palabra en cuatro sílabas y una pequeña pizca de enojo en su tono de voz—. Se que escribes cosas para alguien, te he visto afuera de la academia averiguando por cosas como rosas, y últimamente intentaste ser menos tímido y más sociable. Eso lo hace alguien cuando quiere que la otra persona lo tome en cuenta.
El peli verde ya era consciente de que estaba más hundido que nada, por lo que si caería, sería en sus términos. <<Así lo hacemos en la U.A.>> bromeó con ganas de haber sido más cauteloso.
—¿A-alguien más se ha dado cuenta? —preguntó sin quitarle la vista a la peli rosa, ella solo negó con la cabeza—. Ya veo, entonces no fue del todo inútil.
Fujiwara ladeó la cabeza, y se llevó la mano libre hacia el mentón, como si estuviera procesando la respuesta del chico con mucho cuidado.
—Midoriya-san... t-tu.
—¿Hace cuanto llevas notando eso?
—Hace al menos un mes.
—Lo notaste prácticamente al primer día —río internamente, y a la vez se alegró, todavía más que cuando había ganado las elecciones—. Eres muy perspicaz a veces, ahora si creo en tus dotes como detective Chika.
Ella bajó la mirada avergonzada y retiró su herramienta de trabajo del pecho del chico se se levantó de la silla sobre la que ya casi tenía la forma de su trasero. Con duda e incertidumbre tomó la mano de la chica en la que estaba el cristal, y la llevó hacia su corazón.
—...
—Ve-verás, técnicamente estas en lo correcto. Si estoy enamorado, pero fallaste en tu pregunta. Fujiwara-san. No es "quién es" sino, "soy yo". Es un poco diferente, ¿no crees?
—¡E-eso significa!
—Cuando "intenté cambiar" me di cuenta que no era lo mío, así que decidí solo escribir para de alguna forma calmar mis pensamientos. Se puede decir que tú sabías como volver una mañana rutinaria, en una tarde de fantasía. Me he estado acostumbrando a tus reacciones, pero siento que a veces eres tan perfecta, que dudo mucho si es otro defecto más —confesaba mientras esperaba algo más de la peli rosa, que no fuese una cara roja y los ojos reflejándolo como siempre—. Por eso... me alegra que tú hayas sido la primera en darse cuenta, gracias, Fujiwara-san. Resolviste el caso tú misma sin darte cuenta. Creo que ahora si aplica muy bien la frase, "la respuesta está en tu interior".
Y así, se sumergieron en un silencio absoluto. Solo para ellos, la naturaleza, golpeaba la ventana, la brisa sacudía la hojas de los árboles, y las nubes se movían por el cielo sin destino fijo. Izuku realmente esperaba al menos algún gesto , por mínimo que esté fuera, pero nada. Ella simplemente se quedó mirándolo a los ojos.
—En-entonces seguiré firmando mis papeles. No te quedes hasta más tarde, puede que llueva —aconsejó y se volvió a sentar—. Ok, es hora de seguir.
A pesar de actuar lo más normal posible, la verdad es que tenía ganas de mandar todo su trabajo a la mierda, y correr hacia su casa donde si madre lo esperaría con una caliente Katsudon, y una tierna sonrisa que siempre lo calma, pero hacer eso solo lo haría sentir patético. Pequeños quejidos por parte de la peli rosa empezaron a soñar, como si hasta ahora volviera a la realidad.
—¡Ah¡ ¡¿Cómo, cuando, por qué?
—Me fijé en ti por más de un segundo, y me di cuenta que no quería mirar nada más. Desde que entre al consejo y recibí tu primera broma. Y por último... me gustaría que la sonrisas que siempre tienes la acompañaras con mi nombre, y de la mano —contestó al aire sin dejar de firmar—. ¿Escuchaste lo de la lluvia?
—¡Nada de lluvia!, ¿como puedes estar así después de confesarte?
—Su hubieras dicho algo positivo, créeme que habría terminado esto en un segundo para ir los dos a donde el viento nos lleve —dejó escapar con la imagen mental de ellos dos tomados de las manos—. Sueno extraño, debería dejar de leer tanto.
—¡No actúes así!
—¿Qué quieres haga?
—Y-yo hmmm esto, no sé, perooo... quiero que me ayudes.
—¿Eh? —soltando de improvisto su bolígrafo—. ¿Para qué necesitas mis ayuda?
—¡Siento que mi pecho está a punto de salir corriendo, y si tu lograste calmar por tanto tiempo, quiero me que enseñes!
—Como estar enamorado sin sentirlo... no es tan fácil, sientes que quieres abrazar a esa persona y amarla con afecto. No es tan sencillo, créeme que ahora mismo estoy deseando girarme y sentirte más cerca de mi, de lo que ya lo estás en mi corazón.
—¡Ahhh! Deja de hacerlo, harás que mi corazón se salga, ¡malo, malo, malo! —se quejó mientras agitaba los brazos hacia en frente dándole leves golpes—. ¡Le diré a todos!
—¿Qué les dirás?
—No sé, pero será muy malo, ya verás. Por ahora hazme caso y todo estará bien. Ahora, primero levante —dijo mientras empezaba a guardar su lupa y jugaba con sus dedos—. Ahora, haz algo.
Si bien Izuku al principio no entendió, le bastó con ver cómo temblaban los labios de la chica para comprender la situación.
—Que bajo —bromeó Izuku antes de besarse con ella y cargarla hasta llevarla a la ventana, donde a luz de la tarde, dejó en ella, tantos besos, como gotas de agua, en una lluvia infinita—. Te amo, Chika...
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[¿QUIÉN SERÁ?]
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[FIN]
GottoCatch
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