Preocupación de Ambos
Entre Tazas de Té
•
•
[PREOCUPACIÓN DE AMBOS]
•
•
—Si pudiera evitar que todo esto pasara, habría sido la primera en haber saltado.
—No, no hay nada de malo —negó junto con su listón de color verde—. Me alegra que sea hoy —su sonrisa se ensanchó para vista del pecoso.
Eso lo reconfortaba un poco.
—Gracias, Yotsuba —la abrazó y ocultó su rostro en cuello de la chica—. Creo que sin ti ya estaría apunto de un colapso.
—Creo que ambos estaríamos así, jejeje —se separó del abrazo y rascó su cabeza un poco sonrojada—. Somos novios, algún día tendrían que saberlo mis hermanas —tomó la mano del chico y entrelazó sus dedos con este.
—... ¿te puedo besar?
—Y-yo... ¡no preguntes eso! —cerró los ojos con su rostro hecho tomate.
—Que tierna.
—¡Y tú tambi... —fue interrumpida al sentir como los labios del pecoso buscaban el calor en los de ella.
¿Cuanto duró? Era difícil responderlo de manera correcta.
Si no contáramos el tiempo, faltó una existencia entera para ambos.
—No volveré a preguntar —tocó el timbre el apartamento de la chica, aún sin soltar la mano de la peli rosa.
—Midoriya-san —el tono de su voz hizo que ha Izuku se le helara el alma—. Siempre te he amado.
—Yo también Yotsuba —la puerta fue abierta con fuerza—. Creo que desde siempre te he amado —la ventana de su memoria fue destapada, trayéndole el recuerdo de un pasado no muy lejano.
•
•
•
{Hace 6 meses}
•
•
•
Miró la hora en su celular, y luego devolvió la mirada al horizonte. La asombrosa vista que tenía desde el balcón del apartamento de las quintillizas, le permitía observar terminación del azul era tan clara como la de su tiempo como suplente de tutor de una peli negra, y así mismo, el de ella sino lograba enseñar lo suficiente para que las Nakano pasaran sus exámenes. Repasó la conversación que había tenido con Takebayashi antes de que se fuera, hasta que una dulce voz desde sus espaldas lo hizo pensar en otra cosa.
La cuarta hermana, sonriente como siempre traía consigo dos tazas llenas con té verde que emanaban vapor para aquellas tardes congelantes de diciembre. Sus labios se estrujaron y el aire salió de su boca dejando rastro en el aire. Sus mejillas, estaban un poco rosadas y su vista ni siquiera se pudo mantener el pelo verde por más de dos segundos. Por razones obvias, él se dio cuenta.
—Yotsuba —dijo mientras apagaba la pantalla de su celular—. Creí que todas ustedes tomarían su pausa adentro —su nariz respondió al reconocer el olor proveniente de las tazas calientes—. ¿Es té verde?
La chica asintió y se rio un poco.
—Te traje un poco —su listón se movió como siempre y se hizo al lado de Izuku—. ¿Podemos tomarlo juntos? —preguntó un poco ansiosa.
En cuento la peli naranja estiró la taza para que él la tomara, por accidente ambos se tocaron las manos. Avergonzados las separaron rápidamente, y empezaron a tomar su té en silencio. Los ojos de los dos no se apartaban ni por un instante del líquido verdoso. Seguían sus movimientos y él como este se acababa cada vez más. No era de muy agrado para ambos pasar el resto del tiempo así.
Alguien tenía que decir algo antes de que el ambiente se derrumbara en el abismo del silencio.
Y como el héroe es el que salta al peligro, Izuku decidió apostarlo y tirarlo todo al pez grande.
—Yotsuba, ¿por qué me has estado ignorando últimamente? —interrogó con un tono ambiguo—. ¿Hice algo mal?
—¡No, no no! —dejó su taza vacía sobre una pequeña mesa de cristal cuya superficie ya estaba de blanco—. T-te estas haciendo ideas extrañas, Midoriya-san.
Y aunque intentó mirarlo a los ojos, de nuevo apartó la vista.
—Incluso ahora lo haces, no sé porque lo haces, Yotsuba, pero si hice algo perdón —tomando el hombro de la chica que se sentó sobresaltó por la acción del chico—. Será mejor que entremos, no quiero que Nino me regañe después. Intentaremos hablar de esto más tarde —dejando su taza a lado de la Yotsuba—. Oyuki no dejaría que ustedes...
—¡No quiero! —cortó a medio camino las palabras del pecoso que abrió los ojos completamente sorprendido—. Qui-quiero decir... solo un poco más de descanso, ¿si?
A pesar de haber querido ser firme, le era complicado rechazar las propuestas de las hermanas Nakano cuando usaban su belleza, a veces tierna, a veces sensual, para disuadirlo. Y este caso, fue otro más a la extensa lista.
—Ni siquiera me puedes ver y quieres que conversemos. No me parece que sea algo que esté bien.
—Si te veo —murmuro Yotsuba apretando las manos—. Solo que cuando no me miras.
—¿Qué dijiste?
—¿Has pensado en lo de Nino e Itsuki?
La pregunta le cayó como balde de agua fría. Y para estar en invierno, fue como si un bloque se estampara contra su cabeza.
—No sé que decir... no esperé para nada que ellas dos se me confesaran —girando su cabeza hacia atrás, donde a pesar de no poder ver a las chicas, sentía que ellas sí lo hacían—. Ni siquiera se el porqué me escogieron, digo, lo que menos me lo esperaba es que viniera Nino.
—¿La quieres a ella? —su voz sonó frágil e Izuku reaccionó ante ello—. ¿Quieres a Nino?
—Claro que la quiero —respondió alegre—. Al igual que quiero a Oyuki, a Miku, a Itsuki, y a Ichika.
—Ya veo, jeje —la extrañeza de la respuesta la dejó confundida pero no quiera que indagar más en ello—. Espero puedas decidirte pronto, Midoriya-san.
—No hay razón para eso. Yo ya me decidí hace un tiempo.
—¡¿En serio?! —casi gritando, Izuku le tuvo que tapar la boca—. Perdón.
—Pero aún no le digo a esa persona, ¿me ayudarías?
—S-si, cuenta conmigo —las ganas de llorar apuntaron con flecha al rojo vivo a su corazón pero ella lo logró reprimir—. ¿Cómo es ella?
—Hmmm —se llevó una mano a la barbilla para pensar en varias posibles respuestas—. Es alegre, le gusta jugar, y es un poco torpe... es muy buena persona, siempre sonríe, aún si no es para mí, me siento especial cuando lo hace. Le gusta ayudar, pero que no la ayuden. Y es algo torpe.
—E-es una chica interesante, ¿puedo saber cual es su nombre?
—No pensé que tendría que llegar el día en que te tendría que enseñar tu propio nombre —parándose en frente de la chica y tomándola por la punta de su listón—. Yotsuba, t-u me gustas... no, te amo.
Las lecciones de su madre le estaban sirviendo de algo.
—N-No...
—Se que es raro... soy solo el amigo de ustedes que de vez en cuando las acompaña cuando ustedes estudian, normalmente estamos juntos cuando algo malo me pasa, han estado en peligro por mi. Las hice llorar incluso, pero... realmente. Te amo Yotsuba, no sé desde donde comienza lo que siento por ti, y tampoco quiero saber hasta donde va. Cada vez que te veo, cada vez que escucho tu voz, cuando me escribes algo en la frente por quedarme dormido, cuando ambos tomamos una siesta en el sofá. Cuando terminamos dormidos en mi casa después de los fuegos artificiales. Cada vez que estoy cerca de ti, mi corazón me decía que vaya y te lo confesara, pero no pudo, tuve miedo, y no solo eso, incluso ahora lo tengo.
—Midoriya-san —dijo su nombre y varias lágrimas se comenzaron a asomar—. Tu.
—Se que no me vas a corresponder, entiendo que tú quieras que todo termine sin daños, pero me basta con que lo sepas —con sutileza soltó las puntas verdes, y se alejó hasta estar en la entrada a la sala—. N-No le vayas a decir a tus hermanas, yo mismo debo darles una respuesta... jeje. Es curioso que te reclamé para que me miraras, y ahora me doy cuenta, que solo lo hacía porque sentía que ya había perdido una razón para seguir aquí.
—Un momento —pidió Yotsuba—. So-solo eso.
La llamó con la mano y el chico con el corazón en la mano aceptó con un poco de esperanza, y una enorme aceptación por el rechazo.
—No me des palabras de apoyo, solo te dije lo que sentía, no tienes que sentirte mal por mi, Yotsuba —dijo el héroe más derrotado del mundo.
—Será un secreto —susurró entre feliz y extasiada—. ¿Está bien?
—No sé a qué te... —se calló al sentir las suaves y finas manos de la peli naranja en su mejillas dándole el calor de cientos o miles de tazas de té verde.
—N-No te miraba porque sabía que si lo hacía saltaría sobre ti para besarte —dijo Yostuba tímida y viendo por fin a Izuku a los ojos.
El verde de el, se inundó en el azul de ella. Su alma se embarcó en la mirada más amorosa que alguien alguna vez le hubiese dado, y sin que su cuerpo se lo pidiera. Ya estaba culminando aquella confesión con un beso. Que más allá de transmitir amor y cariño. Dejó pasar el tiempo, y vaya que fue mucho.
—So-solo otro más —dijeron ambos antes de volverse a besar.
Izuku estaba sentado sobre una silla, mientras que Yotsuba estaba sobre las piernas de él, y compartían de nuevo los labios.
Las tazas, ya vacías, se sintieron envidiosas de saber que todo el calor que tuvieron, fue solo un poco de leña, del infinita fogata que se encendió en el ser de ambos chicos. Y terminaron igual que como comenzaron. Ella no lo podía ver a los ojos, y ahora mismo, entre tantos besos, poco detalle resaltaba más que los labios de su amado.
Un secreto de ellos dos... guardarlo hasta después, esa fue. Preocupación de ambos.
•
•
•
{Presente}
•
•
•
—¡Prometo cuidar a Yotsuba! —se arrodilló frente a un azabache que miraba alegre la escena—. Haré todo por ella, Maruo-san.
—Levántate, Izuku. Después de todo ya eres mi yerno, no deberías estar en piso.
—Gracias, padre —dijo muy sonriente mientras tomaba la mano de Izuku—. Aunque yo también haré feliz a Izuku.
—Ya lo estás haciendo bien entonces, Yotsuba—una inofensiva broma salió del doctor Nakano.
Ambos chicos de sonrosaron y se miraron instintivamente. La charla con el padre de la peli naranja había salido mucho mejor de lo que los dos esperaban.
Ahora seguía una muy importante. Sus sentidos de peligro se activaron en cuanto vieron por el rabillo del ojo a las otras hermanas Nakano, y al fondo, la mirada penetrante de una oji azul <<sabíamos que fue mala idea dejarla ir con Izuku a su casa>>, chasquearon resignadas, pero ya había sido tomado el camino.
Sería interesante ver como se ramificará este mar. Cómo afrontarán sus problemas, lo que sí es seguro, y se puede apostar ante la mismísima existencia.
"Habrá tanto amor, que ni con besos podrán calmar los privilegios de la vida".
•
•
—PREOCUPACIÓN DE AMBOS—
•
•
FIN
GottoCatch
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top