Cita con ella
Haciéndole honor a su apodo. El tren sin frenos...
En el Parque de Rosas Azules
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[CITA CON ELLA]
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Los estallidos de colores en el cielo todavía acompañaban a una pareja en su confesión. Algunas lágrimas de felicidad escapaban por los ojos azules de Nino. Aquellos orbes profundos y brillantes reflejaban la inmensa alegría que le había provocado Izuku.
Como si no hubiese barrera de timidez, reclamó el cuerpo del peli verde como suyo al fundirlo en un abrazo enorme que casi los hace caer a ambos. Se reclinaron contra una pared y no cortaron en ningún momento el contacto que tanto calor les transmitía de manera mutua.
No se escuchaba nada más que los ruidos de cielo, para ellos poco más era necesario si ya escuchaban como el corazón del otro latía a toda la fuerza disponible. Dispuesta a hacer todo lo que deseó por tanto tiempo, uso la punta de sus pies para ganar algo de estatura colocándose casi a la altura de el rostro del pecoso que la miraba completamente sonrojado. Ella soltó una risa nerviosa, y como si fueran un imán, unieron sus labios en cargas eléctricas que le daban energía a sus jóvenes almas.
Algunos segundos pasaron para que se separaran en busca de robarle todo el oxígeno al aire con tal de volverse a besar de manera ininterrumpida.
—Nino —logró decir antes de que su boca fuera invadida por ella.
Invadido por el mar de sensaciones dejó que sus manos se deslizaran para llegar hasta las cadera de la chica y apegarla más a así mismo. La peli rosa no tuvo reclamo alguno y simplemente dejó una pequeña merca en los labios de Izuku.
—Somos novios, y me perteneces —declaró en voz baja pero con una sonrisa—. Te amo, y aunque soy nueva en esto daré lo mejor de mi.
—¿Es una competencia por saber quien se confiesa mejor?, porque yo voy ganando, Ni-no —se burló cortando su nombre en dos sílabas, cosa que no causo mucha gracia en ella.
—Idiota —cerró los ojos pero luego los abrió con otra mirada.
Había tenido una primera idea.
Y era, como siempre, tan ella...
—¿Nino? —preguntó con incertidumbre—. ¿Por qué haces esa cara?
—Porque hoy vamos a tener nuestra primera cita —sin mediar palabra alguna, tomó la mano de Izuku y comenzó a correr hacia la salida de la U.A.
—Nino, no podemos irnos sin permiso —hizo de voz de razón el peli verde asustado de un posible regaño.
Ella no detuvo su paso, simplemente pensó en una respuesta que calmara al chico, y de paso le demostrara cuanto lo amaba.
—Si nos van a regañar, que sea a los dos.
Para Nino decir eso fue tan extraño como haber aceptado que, Izuku Midoriya. era aquel estudiante que a punta de sus acciones y palabras había logrado que se enamorara perdidamente de él. La presencia del chico en el apartamento le daba una razón para quedarse, las ayudas académicas no eran más que una excusa para escuchar su voz, y tenerlo lo más cerca el máximo tiempo posible.
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—N-No es como que te quiera cerca, simplemente no entendí, ¡¿está bien?!
—Tra-tranquila, Nino. Yo me quedaré hasta que entiendas, ahora, ¿desde qué parte no entiendes?
—Mmmmm —se cruzó de brazos he hizo un tierno puchero que causó una carcajada del pecoso.
—Ok, entonces desde el principio...
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Ella era demasiado orgullosa y terca como para aceptar ciertas cosas, pero él había sido una excepción desde el principio.
Desde el momento en que se besaron por accidente había dejado una marca que con el tiempo aumentó de tamaño, cual sol en su vejez. Devorando toda duda sentimental que tuviera por él. Esa primera colisión de dos mundos no había sido más que el preludio de algo mucho mayor.
Apretó un poco el agarre y dejó de luchar contra sus mejillas y dejó que tomaran el color que se les diera la gana. Tenía el rostro tan rojo como para compararlo con el cabello de Kirishima, y dejarlo en ridículo. A cada minutos que pasaba más le alejaban de la U.A. La luna los seguía en silencio para presenciar lo que fuese a pasar entre ellos. La duda invadía a Izuku por lo que decidió preguntar su destino.
—¿Hacia dónde vamos?
—Donde estamos solos, y donde... pueda besarte —dijo apenas audible.
Ambos apartaron la mirada avergonzados, y de apoco entrelazaron sus dedos.
—Y-yo se dé un buen lugar, pero ahora tu tendrás que seguirme.
—No soy tan rápida como tu, tonto.
—Yo te esperaría cuanto tiempo hiciera falta.
Otra vez estaban en una situación en la cual cada palabra los hacía temblar de la emoción o sentir que sus extremidades fallaban por segundos.
Caminaron por las calles de Musutafu acompañados de la brisa nocturna, y la caída constante de pétalos de sakura. Algunos terminaban su trayecto sobre la cabeza de Nino, y está lo quitaba con delicadeza y los dejaba en línea como si se tratara de un camino.
No pasó mucho para que llegaran a la entrada de un parque relativamente grande. Pasaron por debajo del letrero medianamente oxidado que decía la palabra bienvenidos y siguieron el sendero. La alta concentración de árboles grandes apenas y dejaba que el camino fuera iluminado por el cuerpo celeste.
—Aquí hay flores muy bonitas...
—Es una pena que no estemos aquí para ver las flores —otra vez, iniciaba su accionar imparable.
Buscó con la mirada el punto en donde la naturaleza empezaba a engullir su entorno. Ambos corrieron hacia allí y se adentraron dejando con las ganas a luna. El sonido de los pasos era perseguido de las hojas secas aplastadas. Mantuvieron constante su carrera hasta que salieron del enredo. Ante su vista había un enorme árbol de sakura en cuya raíces reposaba un bello lago cristalino que reflejaba su imagen como si fuese un espejo de la mas alta calidad.
En las orillas del agua había varias flores azules. Pero aquel color era levemente tintado con un morado que añadía destellos que hacía parecer que fuese de otro mundo aquella planta. Tanto Nino como Izuku quedaron impresionados de la belleza del paisaje nocturno. Parecía que aquel árbol de flora rosa tenía brillo propio, como estela de cometa mientras atraviesa la atmósfera.
Como si fuesen llamados, de surgieron hacia la flores azules para verlas de cerca, no eran muy altas, apenas su punto más alto separaba del suelo por una cantidad no muy alta de centímetros. Se le hacía extraño no ver a nadie más en el lugar, siquiera sabían de aquel lugar dentro del parque —más allá de que solo una vez había entrado Izuku—, se dejaron llevar por el momento.
Entre risas y miradas tomaron asiento entre el verde que se extendía por el suelo, la sensación de rascarse era nula.
—Esas flores se parecen a tus ojos.
—Que cosas dices, tonto —reclamó colorada—. El pasto se parece a tu pelo.
—A veces eres muy romántica, ¿sabes? —dijo antes de acostarse sobre la hierba—. Estamos rompiendo las reglas en este momento. Es de noche, estamos afuera de los dormitorios, y estamos en plena celebración...
—¿Y? —una gota de sudor bajo por el cuello del chico—. La reglas están hechas para romperse.
—¿Tu tienes reglas?
—Mi única regla es no seguir reglas.
—Eso es contradictorio.
—Por eso mismo siempre las rompo —cerró los ojos y trajo recuerdos lejanos de sus travesuras como infante—. ¿Tu nunca has roto las normas?
—Se supone que solo debía de enseñarles, y mírame. Estoy con la hija de mi jefe acostados viendo las Estrellas, mientras estamos tomados de las manos.
—...
—Creo que si las rompí, pero solo un poco —dejó escalar una risa nerviosa—. Espero que tus hermanas estén bien.
—No hables de ellas ahora —ordenó con "delicadeza" y se levantó hasta hacerse detrás de la cabeza de Izuku—. Ahora solo somos tú y yo.
Nino se sentó y acomodó la cabeza del chico sobre su regazo. De apoco empezaba a acariciar su cabello y tocar sus mejillas como si se tratara de algo súper blando. Instintivamente se acerca al rostro de él para volver a reclamar "lo suyo". Izuku deseoso de bésate a la peli rosa se acercó para reducir la distancia.
Bailaron al son del corazón en su conexión. Deslizaron sus manos en la carne del otro y encontraron en ello el calor de su amor. Minuciosos en su accionar evitaban reducir lo máximo posible el tiempo entre bocanadas de aire. Para cuando empezaban a reaccionar. Estaban los dos tendidos en el piso de nuevo. Dando vueltas en su propio mundo de sentimientos.
Repudiaron cada instante en que estuvieron separados uno del otro, a la vez que agradecían el tan anhelado momento.
Después de todo, estaban solos en un parque de rosas azules...
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[FIN]
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Lo sé, merezco sus mejores insultos 😔.
Espero haberlo lo más decente posible, la verdad ya tenía bastantes ganas de subir esto pero simplemente reescribía a penas pasaba del segundo párrafo.
¿Les gustó? Dejen Estrella en honor al tren sin frenos.
Nos vemos en otra historia, o comentario. Nunca se sabe...
GottoCatch
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