rui en helluva boss parte 2
Enmu apareció ante Octavia, con su característica sonrisa siniestra, mientras sus ojos reflejaban una mezcla de nostalgia y tristeza. Sabía que el destino de Rui Ayaki era mucho más complicado de lo que cualquiera podía imaginar.
"Hola, soy Enmu, la Primera Luna Inferior," dijo con voz suave pero cargada de una energía sombría. "Fui amigo de Rui Ayaki, o al menos, lo fui antes de que todo se desmoronara."
Octavia lo miró fijamente, intrigada por lo que acababa de escuchar. Aunque no confiaba completamente en él, no podía ignorar lo que en ese momento parecía una oportunidad para comprender más sobre el demonio que había estado bajo su propio techo. "¿Qué sabes de Rui Ayaki?" preguntó con una mezcla de desdén y curiosidad, deseosa de obtener más detalles.
Enmu suspiró profundamente, como si las palabras que estaba a punto de compartir le pesaran. "Sé que Rui Ayaki no siempre fue un demonio. Antes, era un humano enfermo y débil. Muzan lo convirtió en demonio porque vio un potencial en él, algo que Stolas y su hija nunca entendieron."
Octavia frunció el ceño, sin esperar esa revelación. Rui Ayaki no solo había sido un simple sirviente, sino que su historia era mucho más oscura y trágica.
"Su familia intentó matarlo, claro, al descubrir lo que Muzan había hecho con él. Pero Rui Ayaki los mató. Estaba traumatizado, temía que lo rechazaran, temía la soledad," continuó Enmu, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de simpatía y remordimiento. "Él solo quería una familia, alguien que lo aceptara. Por eso se convirtió en el favorito de Muzan. Muzan vio en él un poder que podría ser útil, pero también una vulnerabilidad que aprovechar."
Octavia no sabía si sentir compasión o enojo. Por un lado, Rui Ayaki parecía un monstruo peligroso, pero por otro lado, lo que Enmu decía despertaba una empatía que ella no estaba dispuesta a admitir tan fácilmente.
"Entonces, ¿qué pasó?" preguntó Octavia, sintiendo que la historia de Rui Ayaki comenzaba a tomar un giro aún más oscuro. "Si Rui Ayaki realmente solo quería una familia, ¿por qué terminó donde terminó?"
"Rui Ayaki intentó crear una familia, una que no fuera falsa, pero, como todo lo que hace en su vida, las cosas no salieron bien. Su familia falsa murió, y fue más devastador para él de lo que imaginas. Stolas cometió un grave error al expulsarlo," explicó Enmu. "Se pensó que Rui Ayaki era solo un demonio peligroso, pero en realidad, es un chico roto, alguien que necesitaba ser querido. Si Stolas lo hubiera entendido, tal vez las cosas habrían sido diferentes."
Octavia estaba sorprendida. Nunca había considerado la posibilidad de que Rui Ayaki fuera más que un simple juguete para Stella. La idea de que Rui Ayaki solo había querido una familia, algo auténtico, la hizo cuestionarse las decisiones que habían llevado a su madre a desterrarlo.
"Entonces, ¿me estás diciendo que Rui Ayaki no era un monstruo?" preguntó Octavia, su voz temblorosa, como si estuviera enfrentando una verdad incómoda. "¿Que cometió esos actos porque simplemente no supo qué más hacer?"
Enmu asintió lentamente, la tristeza en su expresión se hizo más evidente. "Eso es lo que soy, Octavia. La Primera Luna Inferior, pero incluso yo, quien ha servido a Muzan durante tanto tiempo, comprendo la lucha interna de Rui Ayaki. Él no quería ser un monstruo, pero las circunstancias lo empujaron a serlo."
La revelación dejó a Octavia sin palabras, sintiendo una mezcla de confusión y culpa. Rui Ayaki, el chico que había despreciado y desechado, había sido mucho más complejo de lo que ella había pensado. Todo lo que sabía sobre él había sido una mentira, una capa de maldad que ocultaba un corazón roto.
"Lo que Stolas y Stella no entienden," concluyó Enmu, "es que Rui Ayaki no era una herramienta que usar y desechar. Era una persona rota, un demonio perdido que solo quería algo que nunca pudo tener. Y ahora, lo que suceda después... solo él puede decidirlo."
Octavia se quedó en silencio, procesando cada palabra de Enmu. Sabía que no podía deshacer lo que había sucedido, pero también entendió que lo que realmente estaba en juego no era solo Rui Ayaki, sino el propio concepto de familia, pertenencia y amor, algo que Stolas había fallado en comprender. Y ahora, Octavia tenía que tomar una decisión: continuar el legado de su madre, o quizás, ofrecer a Rui Ayaki la oportunidad que nunca tuvo.
Enmu, con una sonrisa que reflejaba una mezcla de diversión y compasión, continuó hablando con Octavia, mientras ella procesaba la historia de Rui Ayaki. "Ahora que Rui Ayaki fue desterrado por Stolas al Anillo de la Lujuria, su vida está dando un giro inesperado," dijo Enmu con un tono casi teatral. "Pobre chico... Aunque, debo admitir, está en buenas manos. Trabajará con Asmodeus, más conocido como Ozzie, el mismísimo Rey del Pecado de la Lujuria."
Octavia, aún impactada, miró a Enmu con curiosidad. "¿Y qué significa eso? ¿Qué hará Rui Ayaki ahora?"
"Asmodeus no es cualquier demonio," explicó Enmu, moviéndose con un aire de misterio. "Es uno de los Siete Pecados Capitales, encarnando el pecado de la Lujuria. Es el propietario de Ozzie's, un restaurante famoso y exclusivo en el Anillo de la Lujuria, y también dirige una fábrica que produce todo tipo de juguetes sexuales. Es un maestro en convertir el deseo en un arte."
Octavia arqueó una ceja, perpleja. "¿Y cómo encaja Rui Ayaki en todo eso?"
Enmu soltó una pequeña risa, como si la respuesta fuera obvia. "Ah, Rui Ayaki... ese chico tiene un fetiche único, ¿no? Su gusto por usar bragas y su apariencia andrógina lo convierten en el modelo perfecto para los productos de Asmodeus. Estoy seguro de que en poco tiempo se adaptará rápidamente a su nueva vida. Ozzie sabrá cómo aprovechar su potencial... y su peculiar estilo."
Octavia sintió una punzada de culpa, pero también una curiosidad creciente. "¿Entonces trabajará como... modelo? ¿Eso es lo que le espera?"
Enmu asintió lentamente. "Exactamente. En el Anillo de la Lujuria, la apariencia y la confianza lo son todo. Rui Ayaki, con su físico único y su extraña pero cautivadora inocencia, será la estrella que Asmodeus necesitará. Pero, ¿quién sabe? Tal vez esa nueva vida le dé la oportunidad de sanar las heridas que le dejaron ustedes, los que lo abandonaron."
Octavia apretó los puños. No podía ignorar la verdad en las palabras de Enmu, pero tampoco sabía si podría enmendar sus errores. Mientras tanto, Rui Ayaki, lejos de ellos, estaba empezando un capítulo completamente nuevo bajo la guía de uno de los demonios más poderosos del infierno.
La historia de Rui Ayaki estaba lejos de terminar, y ahora el Anillo de la Lujuria sería el escenario de su evolución.
La atmósfera se llenó de tensión cuando Muzan Kibutsuji hizo su entrada, su presencia imponente causando un escalofrío en todos los presentes. Con una voz profunda y autoritaria, Muzan gritó: "¡Enmu!"
Enmu, que siempre mostraba una fachada de serenidad, se inclinó rápidamente, su tono era servil. "Amo Muzan, no podemos hacer nada con Rui Ayaki ahora. Se ha convertido en propiedad de Asmodeus, y sigue siendo una pieza bajo el control de Stella."
Muzan, con un destello de furia en sus ojos, respondió: "Ese demonio era mi Luna Inferior Cinco. Su habilidad con los hilos era única, y su potencial como uno de mis favoritos era incuestionable. ¿Cómo permitiste que esto sucediera, Enmu?"
Octavia, que estaba tratando de procesar todo lo que estaba ocurriendo, finalmente se armó de valor y preguntó: "¿Quién eres tú exactamente?"
Muzan, con una expresión de desdén, giró lentamente hacia ella. "Soy Muzan Kibutsuji, el Rey Demonio. Soy el que convirtió a Rui Ayaki en un demonio. Soy el origen de todos los demonios... y te aseguro que todos ellos comen carne humana para sobrevivir. ¿Y tú, niña? ¿Qué papel juegas en esto?"
El color desapareció del rostro de Octavia. La revelación la dejó atónita. Todo lo que creía saber sobre Rui Ayaki ahora tenía un peso mucho más oscuro y aterrador.
Mientras tanto, Stolas, que había estado observando con una mezcla de incredulidad y disgusto, finalmente intervino. "Muzan Kibutsuji... Así que tú eres el responsable de que existan los demonios que devoran carne humana. Esto explica mucho de lo que he visto en el comportamiento de Rui Ayaki y su necesidad de una familia."
Stella, por otro lado, lo enfrentó con una mirada desafiante. "Así que así eres tú, Muzan. El supuesto Rey Demonio. Te crees un dios por crear demonios, pero tu legado está lleno de sufrimiento y desesperación. ¿Y qué pasa con Rui Ayaki ahora? Lo has perdido, y todo por tu arrogancia."
Muzan, sin mostrar emoción alguna, simplemente se volvió hacia Stella. "Mis intereses van más allá de una sola pieza perdida, Stella. Pero asegúrate de recordar esto: no importa cuán lejos vaya Rui Ayaki, siempre será una creación mía. Lo que haga ahora, bajo el control de Asmodeus o el tuyo, no cambiará su esencia. Y si alguien osa desafiarme, enfrentará mi ira."
El silencio que siguió era casi insoportable. Todos sabían que este encuentro solo era el comienzo de algo mucho más grande. Stolas, Octavia, y Stella ahora entendían la verdadera magnitud de lo que estaba en juego. Mientras tanto, Muzan evaluaba sus próximos movimientos, sabiendo que el destino de Rui Ayaki estaba conectado a algo mucho más profundo que lo que cualquiera de ellos podía prever.
La declaración de Muzan Kibutsuji resonó con fuerza en la sala. "Rui Ayaki regresará a mí. Siempre buscó una familia, y yo soy su verdadero creador. Cuando lo recupere, le otorgaré más de mi sangre, suficiente para convertirlo en una Luna Superior Siete. En este infierno en el que está ahora, ha obtenido poderes que ni siquiera yo esperaba. Ha aprendido magia de los libros de Goetia en el Anillo del Orgullo y ahora del Anillo de la Lujuria. Será una fuerza que nadie podrá detener."
Stolas frunció el ceño al escuchar eso, consciente de los secretos y la peligrosidad de los textos de Goetia. Sabía que si Rui Ayaki dominaba esas artes, su poder sería inconmensurable. Mientras tanto, Octavia sintió un escalofrío al imaginar cómo ese joven demonio, al que había conocido en circunstancias tan caóticas, se transformaría en algo mucho más temible.
Enmu, que permanecía arrodillado, preguntó con voz vacilante: "¿Qué quiere que haga, amo Muzan?"
Muzan, antes de desaparecer en la penumbra, le dio una orden fría y precisa: "Enmu, vigílalo. Observa cada uno de sus movimientos. Aprende lo que puedas de su nueva vida bajo Asmodeus. Y cuando llegue el momento, quiero que me informes de todo. Si alguien intenta apartarlo de mi control definitivo, actúa. Nadie debe interponerse en mi voluntad."
Con esas palabras, Muzan desapareció, dejando una atmósfera pesada y un silencio cargado de incertidumbre. Enmu se levantó lentamente, con una sonrisa sutil pero inquietante en su rostro. Octavia, aún atónita por todo lo que había escuchado, sintió cómo las piezas comenzaban a encajar en su mente.
Por su parte, Stella permanecía impasible, aunque en su interior ya estaba trazando estrategias. Sabía que Muzan era un adversario formidable, pero también que Rui Ayaki ahora estaba en un lugar donde podía desarrollarse fuera del alcance directo del Rey Demonio. Si jugaba bien sus cartas, podía usar esta situación a su favor.
En el Anillo de la Lujuria, mientras tanto, Rui Ayaki continuaba adaptándose a su nueva vida bajo el techo de Asmodeus. Con su apariencia etérea y su habilidad para manipular hilos, no solo se había convertido en el modelo perfecto para los juguetes de Ozzie, sino también en un aprendiz con un creciente dominio de las artes mágicas de Goetia. Pero en lo profundo de su corazón, aún anhelaba algo que parecía estar fuera de su alcance: una verdadera familia. Y aunque no lo admitiera, las palabras de Muzan y la posibilidad de regresar a él seguían rondando en su mente.
Título: "Arañita Demon: El Renacer en la Lujuria y el Orgullo"
Rui Ayaki, un demonio de 19 años con una apariencia única, había pasado más de 100 años en el Anillo de la Lujuria bajo la tutela de Asmodeus. Su piel pálida y los extraños puntos rojos en su rostro, junto con su cabello blanco que se asemejaba a las patas de una araña, le dieron el apodo de "Arañita Demon" entre los demonios del lugar. Su ojo derecho, con tres pupilas, reflejaba su naturaleza inhumana y misteriosa.
Durante su tiempo en la Lujuria, Rui se convirtió en una figura reconocida, tanto por su apariencia peculiar como por su habilidad única para manipular hilos con sus dedos. En este ambiente decadente, Rui comenzó a entender las complejidades del deseo, la magia oscura, y los juegos de poder que se libraban entre los demonios. A pesar de la lujuria que lo rodeaba, Rui siempre había buscado algo más: una familia, pertenencia, un propósito. Sin embargo, tras haber sido desterrado y manipulado por aquellos que lo consideraban una herramienta, Rui encontró un camino en el que se resignaba a aceptar su rol como "propiedad".
El tiempo pasó, y el chico que una vez fue vulnerable a la manipulación se adaptó a su nueva vida, trabajando junto a Asmodeus y Fizzarolli en el restaurante Ozzie's. Su fetiche por las bragas y su deseo por la estética lo convirtieron en un modelo en la industria del deseo demoníaco. Sin embargo, las marcas de su pasado, su fragilidad y su dolor seguían siendo parte de él, como los puntos rojos que adornaban su rostro.
Un día, en su travesía a través de los anillos del infierno, Rui llegó al Anillo de Orgullo, donde se encontró con un nuevo desafío: el ascenso a la élite de los demonios, el encuentro con otros seres de poder y la llegada de nuevos conflictos que lo llevarían a cuestionarse aún más sobre su verdadera identidad. Pronto, un inesperado giro lo haría cruzarse con personajes como los del Hazbin Hotel y Angel Dust, quienes también buscaban respuestas y un propósito dentro de este mundo sombrío.
A medida que Rui se adentraba en el Ring del Orgullo, comprendió que su destino estaba más entrelazado con el caos y la oscuridad de lo que imaginaba. La eterna lucha entre lujuria y orgullo lo empujaba a elegir un camino. ¿Sería un jugador en este juego de poderes o caería como una marioneta más, atado a las cadenas del deseo y la manipulación?
Con cada paso que daba, Rui Ayaki entendía que su apariencia única y su magia oscura, que una vez lo habían hecho un ser temido, ahora eran también su mayor fuente de vulnerabilidad. Pero en su corazón, algo más ardía: el deseo de liberarse de la sombra de su pasado y tomar el control de su propio destino, sin importar lo que eso implicara.
"Arañita Demon: El Renacer en la Lujuria y el Orgullo" es una historia de transformación, poder y deseo, mientras Rui Ayaki navega por las profundidades del infierno en su búsqueda de identidad, redención y poder.
En la majestuosa Ciudad Pentagrama, un lugar donde los demonios de todos los rincones del infierno se reúnen, Asmodeus decidió hacer una visita especial al poderoso Lucifer. Rui Ayaki, ahora completamente adaptado a su vida bajo el techo de Asmodeus, fue acompañado por su jefe para presentarse en el Hazbin Hotel, el hogar de varios personajes intrigantes y, sin duda, impredecibles.
Charlie Morningstar, la amable pero decidida líder del Hazbin Hotel, fue la primera en recibirlos, seguida de Lucifer, su padre, quien observó a Rui con interés. Vaggie, la leal compañera de Charlie, también estuvo presente, junto a un grupo de personajes que rápidamente llamaron la atención de Rui.
Entre ellos, Alastor, el animado y siempre extraño demonio radial, Husk, el viejo y gruñón camarero, Niffty, la energética y entusiasta limpiadora, KeeKee, un misterioso ser de naturaleza ambigua, y Fat Nuggets, la pequeña mascota que parecía tener una actitud de diva. Sin embargo, fue Angel Dust quien no pudo evitar fijarse en Rui, el modelo del Anillo de la Lujuria que se había vuelto conocido por su apariencia única.
— Vaya, otro con belleza como yo... atados por nuestros jefes —comentó Angel Dust con una sonrisa burlona mientras sus ojos recorrían a Rui de arriba a abajo.
Rui, sin inmutarse, observó al demonio frente a él. Angel, con su pelaje blanco y los distintivos detalles en rosa, era indudablemente un personaje llamativo, pero Rui no se sintió intimidado. A pesar de que Angel se presentaba como el "mayor atractivo" en el lugar, Rui poseía una belleza completamente diferente, que lo hacía destacar entre todos los demonios de la Ciudad Pentagrama.
— Soy Rui Ayaki —dijo Rui en voz baja, una mirada cautelosa en sus ojos mientras contemplaba a Angel. Su aspecto era igualmente deslumbrante, con la piel blanca como la nieve y los puntos rojos en su rostro que marcaban su rango, el kanji de "Rango Inferior Cinco" grabado en su ojo izquierdo. Su pelo blanco, que parecía patas de araña, caía sobre su rostro, cubriendo parcialmente sus ojos con tres pupilas.
Angel, con su conocida actitud juguetona, sonrió con una mirada que parecía decir "interesante", pero no dijo nada más. Rui, por otro lado, parecía absorto en el ambiente del Hazbin Hotel, observando a los demás personajes con cierto interés, como si tratara de evaluar si realmente podía encontrar algo aquí que lo sorprendiera o fuera diferente de su vida anterior.
Asmodeus, observando la interacción desde un lado, se acercó a Lucifer, quien estaba evaluando a Rui con atención.
— Es un modelo raro, un verdadero tesoro para el Anillo de la Lujuria —comentó Asmodeus, con una sonrisa juguetona. — Aunque no lo creas, Rui tiene una capacidad única para adaptarse a todo tipo de circunstancias...
Lucifer asintió lentamente, sin decir mucho. Aunque no era un hombre de muchas palabras, estaba claro que encontraba a Rui intrigante, un demonio que había aprendido a sobrevivir en un mundo tan despiadado como el de los demonios, y ahora se encontraba bajo la tutela de Asmodeus, quien nunca hacía nada sin razón.
Angel Dust, al notar la conversación entre los dos poderosos demonios, no pudo evitar intervenir con su acostumbrado tono sarcástico.
— Así que este es el nuevo juguete de Asmodeus... —dijo, con una sonrisa burlona en su rostro. — Parece que todos los demonios en este lugar tenemos una especie de historia retorcida y encantadora. Tal vez deberíamos ver cómo te adaptas aquí, Rui.
Rui no respondió de inmediato. Aunque se encontraba rodeado de demonios con personalidades complejas y sorprendentes, había algo en el ambiente del Hazbin Hotel que lo intrigaba. Tal vez, después de todo, su vida aquí podría ofrecerle algo diferente de la que había conocido en los anillos de Lujuria y Orgullo.
Por ahora, sólo el tiempo diría qué le deparaba el futuro en este peculiar lugar, rodeado de figuras tan extravagantes como él mismo.
Mientras Lucifer se retiraba a hablar con Asmodeus a solas, la atmósfera en el Hazbin Hotel se volvió un poco más tensa. Rui Ayaki permaneció en el centro de atención, pero su comportamiento calmo y sereno parecía desconcertar a aquellos que lo observaban, incluidos los habitantes del lugar. Sin embargo, había algo más que sólo su apariencia única y su enigmático origen lo hacía intrigante. Algo que Asmodeus no tardó en revelar.
Asmodeus, al hablar con Lucifer en privado, comenzó a desvelar los secretos de Rui Ayaki.
— Rui es un demonio de otro mundo —dijo Asmodeus, su voz cargada de una curiosidad tan juguetona como peligrosa. — Un ser creado por el mismo Muzan, el Rey Demonio de su mundo. No solo tiene un aspecto impresionante, sino que su habilidad es aún más fascinante. Puede manipular hilos con sus dedos, como un titiritero maestro, controlando a sus víctimas con precisión y destreza.
Lucifer, que escuchaba con atención, asintió lentamente, su mirada fija en Asmodeus.
— ¿Un demonio creado por Muzan? Interesante... ¿y qué más sabes de su origen? —preguntó Lucifer, su tono frío y calculador.
— Bueno, —continuó Asmodeus con una sonrisa, saboreando cada palabra. — Antes de convertirse en un demonio, Rui era un humano. Alguien que fue transformado, posiblemente por la misma oscuridad que nos define a todos aquí. Pero ahora... es algo más. Algo que ni siquiera Muzan puede controlar por completo.
La conversación entre Asmodeus y Lucifer dejó en el aire una sensación de misterio, pero la historia de Rui pronto se esparciría por todo el Hazbin Hotel, y cada uno de sus habitantes comenzaría a verlo con otros ojos.
Mientras tanto, en el salón principal, Angel Dust se acercó a Rui con una sonrisa traviesa.
— Oye, arañita, —dijo Angel, usando su apodo burlón para Rui. — ¿Te gustaría hablar sobre cosas de adultos? Sabes, esas conversaciones picantes... como la ropa interior de mujer. ¿Qué prefieres? Lencería elegante o algo más atrevido?
Rui, que había estado observando en silencio hasta ese momento, levantó una ceja y sonrió levemente.
— La ropa no importa mucho, siempre y cuando esté cómoda... —respondió Rui, con tono suave, pero con una mirada que mostraba una chispa de curiosidad por las propuestas de Angel. La conversación pronto se desvió a un terreno más trivial y juguetón, pero Rui no parecía perturbarse por ello.
Alastor, Sir Pentious, Husk, y Vaggie, que observaban discretamente la interacción, intercambiaron miradas.
— ¿Lo habéis visto? —preguntó Husk, arqueando una ceja. — Es tan raro... pero hay algo hipnótico en su presencia. Algo en su forma de moverse, como si tuviera un control absoluto sobre todo lo que lo rodea.
Vaggie cruzó los brazos, mirando a Rui con una mezcla de desconfianza y fascinación.
— Sí... Su apariencia es extraña, pero hay algo más. No sé si me gusta o me asusta.
Sir Pentious, que no podía resistir hablar, se burló de la situación.
— Parece que todos nos estamos convirtiendo en víctimas del encanto de la arañita demoníaca... ¿Qué será lo siguiente, un espectáculo de marionetas con hilos?
La mirada de Rui se desplazó lentamente hacia los observadores. Su postura era relajada, pero en sus ojos brillaba un brillo sutil, como si estuviera totalmente consciente de las percepciones que los demás tenían sobre él. No se sentía incómodo. Al contrario, disfrutaba del aire de misterio que lo rodeaba, sin necesidad de explicar nada más.
A pesar de las miradas curiosas, Rui Ayaki se mantenía tranquilo, como si fuera capaz de manipular incluso los hilos de la situación con la misma destreza con la que controlaba sus propios movimientos.
Mientras tanto, Charlie Morningstar, que había estado observando desde un rincón, se acercó con cautela. No podía evitar sentir que el destino de Rui en el Hazbin Hotel sería algo más complicado de lo que parecía. Sin embargo, su curiosidad por saber qué papel jugaría Rui en este caótico mundo estaba a punto de desbordarse.
Rui, consciente de la mirada de Charlie, la saludó con una ligera inclinación de cabeza.
— Un placer conocerte, Charlie... —dijo suavemente. — Estoy seguro de que todos aquí, de una forma u otra, jugarán un papel importante en este extraño destino que se entrelaza entre todos nosotros.
Charlie, sorprendida por su actitud tranquila y directa, sonrió.
— Bienvenido al Hazbin Hotel, Rui. Me parece que aquí encontrarás más de lo que esperas...
Pero lo que Rui no sabía aún era que su presencia en este lugar podría cambiar más que solo el rumbo de su propia existencia. Cada demonio en el Hazbin Hotel tenía un destino peculiar, pero su conexión con Asmodeus y la sombra de Muzan que lo seguía era más compleja de lo que cualquiera podría imaginar.
Angel Dust, con su característica sonrisa pícara, soltó una carcajada tras escuchar a Rui Ayaki hablar sobre su preferencia y su experiencia con Stella, la esposa de Stolas.
— ¿Así que no eres gay, eh? Sólo afeminado... pero prefieres a las damas. Vaya, vaya, parece que eres todo un rompecorazones, arañita. Pero esa historia con Muzan es oro puro. ¡¿Le diste un paro a sus siete corazones?! Eso suena como algo que haría yo, pero con estilo. — Angel se rió entre dientes, claramente entretenido.
Rui, sin perder su porte, continuó con tono serio, aunque sus labios se curvaron en una leve sonrisa.
— No fue mi intención causar tanto drama. Solo intenté... probar algo nuevo. Pero creo que aprendí la lección. Aunque fue gracioso ver a Enmu desmayarse y caer de cara mientras intentaba contener la risa. Todo ese desastre solo me recordó lo mucho que detesto este tipo de situaciones.
Angel, aún riendo, le dio un suave golpe en el hombro a Rui.
— Tú y yo vamos a llevarnos bien, arañita. Tienes un lado oscuro y dramático que me encanta. Pero dime algo... si no te va el rollo gay, ¿cómo es que encajas aquí con Asmodeus y su circo de lujuria? ¿Te pone a modelar para sus shows o qué?
Rui suspiró, moviendo su cabello blanco como patas de araña hacia un lado.
— Asmodeus simplemente aprecia mi apariencia. Soy una especie de joya exótica en su colección. Pero no confundas mi trabajo con mis preferencias. No necesito hacer algo que no me guste para ganarme un lugar aquí.
Angel asintió, mostrando un poco más de respeto en su actitud.
— Bueno, entonces somos parecidos, pero diferentes, arañita. Tú trabajas con estilo, y yo... bueno, yo simplemente hago lo que me da la gana. A ver si algún día te animas a soltarte más. Quién sabe, tal vez hasta logremos sorprender a alguien más... o hacérselo pagar caro a esos que nos subestiman.
La conversación entre los dos dejó a Rui con una sensación extraña. Angel Dust era ruidoso, descarado, y completamente opuesto a su calma habitual, pero en el fondo, Rui podía notar que había algo genuino en su actitud. Quizás este peculiar demonio araña sería un aliado inesperado en este caótico lugar.
Alastor, que había estado en un rincón del Hazbin Hotel con su característica sonrisa siniestra, levantó una ceja al escuchar la peculiar conversación entre Rui Ayaki y Angel Dust. Su interés se encendió al enterarse de que Rui había logrado algo tan extraordinario como dar un paro cardíaco a Muzan Kibutsuji, y que además había tenido un encuentro íntimo con Stella, la esposa de Stolas.
— ¡Caramba, caramba! — dijo Alastor, acercándose con pasos ligeros y su bastón en mano. — ¡Un demonio que puede causar tal impacto con solo mostrar un poco de piel! Eres más interesante de lo que creía, Rui Ayaki. Pero, dime, ¿qué te llevó a cruzar caminos con Stella? Esa es una historia que no puedo dejar pasar.
Rui, con su calma habitual, simplemente lo miró y respondió con serenidad:
— Fue una simple coincidencia. Stella me vio como su sirviente y, bueno, digamos que los lazos se estrecharon. No es algo de lo que hable abiertamente, pero parece que aquí todo el mundo disfruta revolcarse en temas personales.
Antes de que Alastor pudiera replicar, Vaggie, que había estado escuchando todo desde la barra, se levantó visiblemente molesta.
— ¡Por el amor de Lucifer! ¿Es que no pueden hablar de otra cosa que no sean temas de cama, dobles sentidos y alardes absurdos? Esto es exactamente lo que no necesitamos aquí.
Angel Dust, riéndose a carcajadas, interrumpió.
— Vamos, Vaggie, no te pongas así. ¿Acaso no te parece fascinante que Muzan, el gran rey demonio de otro mundo, terminara escupiendo sangre por un simple "desliz" de Rui? Es el tipo de drama que este lugar necesita.
Vaggie lo fulminó con la mirada.
— ¡No me importa lo que Muzan haya hecho! Esto solo demuestra lo superficial y ridículo que puede llegar a ser todo aquí. ¡Y tú tampoco ayudas, Angel!
Rui, en un intento por calmar las cosas, habló con tono conciliador:
— No era mi intención causar tanto revuelo. Si mis acciones o mis historias incomodan, puedo evitar hablar de ellas. Pero parece que, en este lugar, el drama es inevitable.
Charlie, que había estado observando la escena desde las escaleras, intervino con su característica amabilidad:
— Está bien, Vaggie. No te preocupes. Todos aquí somos... diferentes. Rui solo necesita adaptarse, como todos lo hemos hecho. Aunque, Rui, tal vez podrías ser un poco más discreto con tus historias. Aquí intentamos mejorar, después de todo.
Alastor sonrió, inclinándose ligeramente hacia Charlie.
— Oh, querida, ¿dónde estaría la diversión sin un poco de caos? Este Rui promete ser un catalizador interesante para nuestro querido hotel.
Vaggie cruzó los brazos, aún molesta, mientras Angel Dust seguía riéndose y Rui se mantenía en su habitual calma. La atmósfera se llenó de una tensión peculiar, una mezcla de incomodidad y curiosidad que solo el Hazbin Hotel podía ofrecer.
Rui Ayaki y Angel Dust seguían conversando y riendo, intercambiando bromas pícaras mientras discutían la idea de enviarse juguetes de la fábrica de Lust Ring. La camaradería entre ellos era evidente, aunque sus comentarios provocaban incomodidad en algunos de los presentes.
— Claro, amigo, — respondió Rui con una sonrisa irónica. — Y quizás hasta te envíe una foto en bragas para que compares estilos. Aunque te advierto, en el Anillo de Lujuria, nadie supera mi sentido de la moda.
Angel Dust estalló en carcajadas, levantando una copa imaginaria en señal de brindis.
— ¡Lo sabía! Sabía que eras de los míos... aunque me ganaste con el estilo. ¿Quién necesita vergüenza cuando puedes tener bragas de encaje?
Ambos se rieron, creando una atmósfera de humor que contrastaba con el habitual caos del Hazbin Hotel. Sin embargo, no todos compartían la misma diversión. Vaggie, que estaba a punto de estallar, se acercó con una expresión de completa exasperación.
— ¡¿Pueden dejar de hablar de cosas pervertidas por un segundo?! Este no es el Anillo de Lujuria. Esto es un hotel para rehabilitarse, ¡no para convertirlo en un circo lleno de bromas de mal gusto!
Rui, manteniendo su calma habitual, levantó las manos en señal de rendición.
— Tranquila, no es para tanto. Solo estamos bromeando, ¿verdad, Angel?
Angel Dust se encogió de hombros, aún riéndose.
— Vaggie, cariño, no todo tiene que ser tan serio. Un poco de diversión no le hace daño a nadie... aunque, admito que podría enviarle algunas bragas extra a Rui para inspirar su próxima sesión de modelaje.
La cara de Vaggie se tornó roja de frustración.
— ¡Ustedes dos son imposibles! ¡Y tú, Angel, no estás ayudando en nada a la rehabilitación!
Antes de que pudiera seguir, Charlie intervino con su característico tono calmado.
— Vaggie, tranquila. Sabes que todos aquí tienen personalidades únicas. Rui aún está adaptándose, y Angel... bueno, Angel siempre será Angel. Pero podemos guiarlos para que encuentren un equilibrio.
Rui asintió, tratando de suavizar las cosas.
— Lo siento si fui demasiado lejos. Intentaré ser más cuidadoso con lo que digo.
Angel Dust, fingiendo seriedad, añadió con una sonrisa pícara:
— Sí, lo siento mucho, Vaggie. Tal vez deberíamos enviarte unas bragas también, por si eso ayuda a relajarte.
La expresión de Vaggie fue suficiente para que incluso Angel decidiera callarse, al menos por un momento. Alastor, observando desde un rincón, simplemente sonrió, disfrutando del caos.
Mientras Rui Ayaki y Angel Dust continuaban en su pequeña burbuja de bromas y risas, ambos decidieron intercambiar números de WhatsApp, asegurándose de que pudieran seguir bromeando más allá de las paredes del Hazbin Hotel.
— Te paso mi número, Angel, — dijo Rui, deslizando su teléfono hacia el demonio. — Para mantener la diversión fluyendo.
Angel Dust sonrió de oreja a oreja, tomando el teléfono de Rui con entusiasmo.
— ¡Perfecto! Aquí va el mío también. ¡Así podremos compartir más fotos y bromas mientras estamos en el trabajo!
Ambos cambiaron números, y rápidamente decidieron ponerle apodos a sus perfiles para reflejar mejor sus personalidades juguetonas. Se pusieron "Actores Sexy" como una especie de guiño a su actitud desenfadada y su relación de bromas subidas de tono. Para completar el perfil, ambos subieron una foto en bragas, buscando asegurar que la esencia de su "bromance" quedara clara.
Sir Pentious, que había estado observando desde la distancia, frunció el ceño al ver cómo los dos demonios interactuaban.
— Bueno, eso es... raro. — murmuró para sí mismo, claramente incómodo por el comportamiento de los dos.
Desde la esquina, Husk también observaba la situación con desdén, dejando escapar una leve risa sarcástica.
— Esos dos son unos pervertidos. — comentó con su voz rasposa.
Vaggie, visiblemente molesta por la actitud de Angel Dust y Rui Ayaki, no pudo evitar soltar un suspiro frustrado.
— ¡Me hartan estos dos! — dijo, cruzándose de brazos. — No puedo creer que estén aquí, haciendo que todos los demás se sientan incómodos.
A pesar de las quejas y el malestar de algunos de los presentes, Angel Dust y Rui Ayaki seguían disfrutando de su nueva amistad y del caos que creaban en el Hazbin Hotel, completamente ajenos a las miradas y comentarios a su alrededor.
Al día siguiente, Asmodeus y Rui Ayaki decidieron emprender el viaje de regreso al Anillo de la Lujuria, dejando atrás el bullicioso ambiente del Hazbin Hotel y la Ciudad Pentagrama. Aunque su estancia en la ciudad les había dado tiempo para conocer nuevos demonios y sumergirse en sus propias dinámicas, ambos sabían que debían regresar al lugar que les pertenecía, donde su influencia y poder se sentían más naturales.
Asmodeus, siempre con una sonrisa deslumbrante, se mostró entusiasta mientras caminaba al lado de Rui.
— ¿Listo para regresar a la acción, Rui? El Anillo de la Lujuria te está esperando. Ya sabes cómo me gusta mantener las cosas interesantes. — dijo Asmodeus, con una risa coqueta.
Rui, con su peculiar apariencia y actitud, no pudo evitar sentirse algo aliviado por regresar a un lugar familiar, aunque sabía que, en el Anillo de la Lujuria, las tentaciones y las sorpresas nunca paraban.
— Sí, claro... — respondió Rui, con su tono tranquilo y algo distante, aunque una pequeña sonrisa se asomó en sus labios. — Aunque debo admitir que fue interesante conocer el Hazbin Hotel y la Ciudad Pentagrama. Un mundo completamente distinto al que estoy acostumbrado.
— Es cierto, — dijo Asmodeus mientras caminaban por las llamas y la neblina del Anillo de la Lujuria, observando los paisajes infernales a su alrededor. — Pero ahora es hora de regresar a casa, donde las verdaderas... "fiestas" comienzan.
Mientras cruzaban las puertas de regreso al Anillo de la Lujuria, Rui no pudo evitar recordar las dinámicas curiosas que había visto en el Hazbin Hotel. Sin embargo, pronto fue absorbido nuevamente por la atmósfera decadente y hedonista del lugar que conocía tan bien.
El regreso al Anillo de la Lujuria era un recordatorio de su estatus y poder en ese mundo, y aunque a veces se preguntaba si había algo más allá de las intrigas y tentaciones que lo rodeaban, sabía que su destino estaba sellado en ese lugar.
Asmodeus, al notar la actitud algo pensativa de Rui, no dejó pasar la oportunidad para cambiar de tema y darle un toque de su estilo característico.
— Ahora, ¿qué tal si vamos a... "celebrar" nuestro regreso? Hay una fiesta en la sala principal y creo que tu presencia sería más que bienvenida. — dijo con una sonrisa perversa.
Rui asintió, aunque sabía que lo que realmente le esperaba no eran solo celebraciones, sino también los juegos de poder, las traiciones veladas y la constante lucha por mantenerse en la cima. Pero, por ahora, todo eso podía esperar.
En la majestuosa Mansión de Stolas, conocida por algunos como un palacio debido a su grandeza y belleza, el ambiente era tranquilo, pero hoy se sentía una ligera tensión en el aire. Stolas y su hija Octavia se encontraban en la sala principal, rodeados de los lujos y la opulencia de su hogar, cuando Stolas, en busca de entretenimiento, hojeaba una revista de moda infernal. Fue entonces cuando una imagen familiar llamó su atención.
En la portada, un rostro que había conocido, Rui Ayaki, aparecía en una famosa revista del Anillo de la Lujuria. Había estado en la cima de las modas demoníacas, y su imagen ahora era más famosa que nunca. Rui, el demonio de apariencia única, con su piel blanca, los puntos rojos en su rostro, y su cabello en forma de patas de araña, ahora brillaba en las portadas de todas las revistas. Stolas, al ver la foto, no pudo evitar una mezcla de sorpresa y curiosidad.
Stolas levantó la revista y la sostuvo frente a Octavia, quien estaba distraída con un libro en la mesa.
— ¿Recuerdas a este chico? — preguntó Stolas, señalando la imagen de Rui Ayaki.
Octavia, con la vista fija en la página, levantó una ceja, al reconocer el rostro de Rui, que había estado en el ojo público después de su destierro al Anillo de la Lujuria. A pesar de que Rui Ayaki había sido desterrado, su popularidad había crecido enormemente, y ahora era una de las estrellas más codiciadas en ese círculo.
— *Sí, claro... * — respondió Octavia, algo indiferente, aunque con un toque de interés en su tono. — No puedo creer que siga en contacto con Stellas y Andrealphus. Es interesante, ¿no? Después de todo lo que pasó.
Stolas suspiró y dejó la revista sobre la mesa. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y reflexión. Aunque la relación con Rui había sido compleja, no podía evitar recordar cómo su vida había cambiado por su presencia. La conexión de Rui con Stella y Andrealphus parecía persistir, a pesar de los eventos pasados, y Stolas no podía evitar preguntarse si su relación con Rui Ayaki realmente había llegado a su fin.
— Es raro... — dijo Stolas, pensativo. — Después de todo lo que ocurrió con su relación con Stella y el caos que trajo, no pensaba que seguiría en contacto con ellos. Pero, parece que su carrera en el Anillo de la Lujuria le ha dado una nueva notoriedad.
Octavia, al notar la melancolía en el tono de su padre, se acercó y lo miró fijamente.
— ¿Te molesta que todavía esté en contacto con ellos? — preguntó, con un toque de curiosidad en su voz.
Stolas se rió suavemente, tratando de quitarse cualquier indicio de preocupación.
— No es eso, Octavia. Es solo que, a veces, me pregunto si sus caminos están realmente destinados a separarse o si, de alguna manera, nuestro pasado lo sigue persiguiendo.
Octavia sonrió con una ligera ironía.
— Tal vez sea lo que quiere, padre. O tal vez el destino ya está escrito para él de alguna manera.
Stolas asintió, pero no pudo dejar de pensar en Rui Ayaki. A pesar de los cambios que había atravesado y las decisiones que había tomado, Stolas sabía que en su mundo infernal, las relaciones, los contactos y las apariencias podían ser más complicadas de lo que parecían.
Con una ligera sonrisa, Stolas se recostó en su silla, pensando en todo lo que Rui Ayaki había dejado atrás, y también en todo lo que aún podía ser.
En el mundo humano, los Pilares y los Cazadores estaban reunidos para una reunión importante. Sin embargo, el tema que pronto surgió fue completamente inesperado y, para muchos, incómodo.
Mientras conversaban sobre las últimas misiones y las amenazas que enfrentaban, uno de los Pilares trajo a colación una noticia sorprendente. Habían estado investigando sobre Rui Ayaki, quien había sido un miembro destacado del Anillo de Orgullo antes de su destierro al Anillo de la Lujuria, y ahora, había llegado a ser un modelo famoso allí. Rui Ayaki era ahora conocido por su participación en entrevistas y fotos de moda que incluían la promoción de juguetes sexuales. La noticia fue un golpe inesperado para todos, ya que nadie había escuchado de él en más de 120 días desde que fue expulsado del Anillo del Orgullo por Stolas.
La revelación dejó a muchos en la sala sorprendidos y un poco avergonzados.
Giyu Tomioka frunció el ceño, preocupado por cómo esto podría afectar la reputación de Rui.
Kyojuro Rengoku, siempre enérgico y expresivo, dejó escapar una carcajada, intentando aligerar el ambiente.
— Vaya, parece que Rui Ayaki realmente ha dado un giro en su vida. — dijo, sin poder evitar una sonrisa irónica.
Sanemi Shinazugawa, nunca el más diplomático, soltó una carcajada burlona.
— ¡Eso no lo vi venir! Pero bueno, si está feliz, que lo disfrute. — comentó, claramente sin tomarlo demasiado en serio.
Tengen Uzui no se quedó atrás, meneando la cabeza con una sonrisa coqueta.
— ¡Parece que el chico se ha metido en un mundo completamente diferente! Espero que no haya olvidado cómo ser un guerrero.
Mitsuri Kanroji, sonrojada y visiblemente incómoda, no sabía cómo reaccionar. La idea de Rui Ayaki siendo parte de ese mundo le resultaba extraña.
— ¡Es... raro! — dijo, tapándose ligeramente la cara con las manos. — No sé qué pensar...
Por otro lado, Obanai Iguro se mostró serio, aunque no parecía sorprenderse tanto como algunos otros.
— El mundo de los demonios siempre tiene sorpresas. Este tipo de cosas no me asustan.
Mientras tanto, Muichiro Tokito observaba la situación sin mucha expresión, como era típico de él.
Shinobu Kocho, siempre analítica y calmada, tomó un enfoque más pragmático.
— No puedo decir que me guste, pero cada uno tiene sus propios caminos. Si eso es lo que Rui Ayaki ha elegido, supongo que no tenemos mucho que hacer al respecto.
Gyomei Himejima, siendo el pilar más maduro, miró pensativo. Sabía que Rui había tenido una historia compleja y no parecía sorprendido por este giro.
— Es difícil saber qué pensar. Todos cambiamos, y a veces, esos cambios no son los que esperábamos.
Los Cazadores presentes, como Tanjiro, Zenitsu, Nezuko, Kanao y Genya, también estaban presentes, y al escuchar la noticia sobre Rui, se sintieron algo incómodos.
Tanjiro, siempre el más empático, trató de entender lo que Rui había vivido.
— Creo que Rui solo está buscando su lugar en el mundo, aunque no lo haya hecho de la manera más tradicional.
Zenitsu, sonrojado y con la mirada fija en el suelo, no pudo evitar comentar, nervioso.
— ¡Esto... esto es un poco raro! No me esperaba escuchar algo así de Rui... — dijo, claramente incómodo.
Nezuko y Kanao intercambiaron miradas, sin saber bien qué decir. Aunque no comprendían completamente la situación, podían ver que todos los presentes parecían igualmente desconcertados.
Genya, al igual que Zenitsu, también estaba sonrojado, sin saber cómo reaccionar ante el tema tan delicado.
Senjuro, por su parte, estaba tan nervioso que no pudo evitar hacer un comentario que lo puso aún más incómodo.
— No está mal... — murmuró, sin darse cuenta de lo que acababa de decir.
Instantáneamente, se puso rojo como un tomate, cubriéndose el rostro con las manos. Los demás lo miraron sorprendidos, y el ambiente se volvió aún más tenso.
Mitsuri, al ver su reacción, no pudo evitar sonreír tímidamente.
— ¡Senjuro, eres tan adorable cuando te pones nervioso!
Los demás, aunque un poco sorprendidos por la reacción de Senjuro, no pudieron evitar reírse un poco de la situación, tratando de aliviar la incomodidad del momento.
El ambiente en la sala estaba lleno de sonrojos, risas nerviosas y algunas expresiones de incomodidad mientras todos intentaban procesar la noticia sobre Rui Ayaki. Sin embargo, aunque el tema era extraño, todos parecían estar de acuerdo en que cada uno tenía derecho a tomar sus propias decisiones, aunque esas decisiones no siempre fueran las más fáciles de entender.
Los Pilares y los Cazadores observaban la escena en anillo de lujuria con incredulidad y, en algunos casos, con incomodidad. Habían sido testigos de una conversación algo comprometida entre Rui Ayaki y Angel Dust, donde discutían temas que claramente no eran apropiados para todos los presentes. La conversación giraba en torno a contenido adulto, juguetes sexuales y ropa interior, además de varias fotos de ambos, solo vestidos con ropa interior, que mostraban una faceta que muchos de los presentes no esperaban ver.
Reacciones de los Pilares:
Giyu Tomioka frunció el ceño, su rostro impasible como siempre, pero su incomodidad era evidente. No entendía bien qué estaba pasando, pero estaba claro que esto no le parecía adecuado.
— No sé qué está pasando aquí, pero esto no tiene nada que ver con el mundo que conocemos. Es... raro. — dijo en tono bajo.
Kyojuro Rengoku, por su parte, siempre tan extrovertido, soltó una risa nerviosa, intentando aligerar el ambiente.
— ¡Esto definitivamente no es lo que esperaba de Rui Ayaki! Pero si eso lo hace feliz... — comentó, aunque claramente desconcertado.
Sanemi Shinazugawa, como siempre, no tenía filtro y no iba a callarse.
— ¿En serio esto es lo que está haciendo? ¡Esto es aún más raro de lo que pensé! — dijo, con una risa burlona, aunque en el fondo también estaba confundido por la situación.
Tengen Uzui, siempre con una sonrisa confiada y llena de estilo, levantó una ceja.
— Parece que Rui está viviendo su vida al máximo, ¿eh? No me sorprendería si estuviera disfrutando de todo esto. — comentó, aunque también estaba tratando de no hacer demasiada atención al contenido de la conversación.
Mitsuri Kanroji, visiblemente sonrojada y tratando de taparse la cara, no pudo evitar sentirse incómoda ante la situación. La conversación sobre temas tan explícitos la ponía nerviosa.
— ¡Esto es demasiado para mí! — exclamó, tapándose aún más la cara y mirando hacia otro lado.
Obanai Iguro, al ser más serio y analítico, miró a los demás con una expresión de desaprobación.
— Este tipo de cosas no deberían ser la conversación principal aquí. Tenemos que enfocarnos en nuestras misiones y en la lucha contra los demonios, no en... eso. — dijo, manteniéndose firme en su postura.
Muichiro Tokito, el Pilar de la Niebla, permaneció impasible, pero su mente claramente estaba desconectada de lo que sucedía a su alrededor. Su confusión era evidente, pero, al igual que los demás, no sabía cómo reaccionar.
Shinobu Kocho, con su característica calma, analizó la situación con una mezcla de curiosidad y desaprobación.
— Creo que Rui Ayaki ha elegido un camino muy diferente. No entiendo sus motivos, pero parece que está buscando algo que... tal vez nosotros no podamos comprender. — dijo, con una leve sonrisa triste.
Gyomei Himejima, como siempre serio y compasivo, reflexionó por un momento.
— El camino de cada persona es su elección. Puede que no entienda completamente lo que está pasando, pero si eso es lo que Rui quiere, debemos respetarlo. — comentó, con una postura más comprensiva pero igualmente confundido.
Reacciones de los Cazadores:
Tanjiro, como siempre, trató de ver lo mejor en las personas, pero la situación lo desconcertaba.
— Creo que Rui solo está tratando de encontrar su propio camino, aunque de una manera... no muy tradicional. — dijo, tratando de defender a Rui, aunque también estaba algo confundido.
Zenitsu, visiblemente sonrojado y casi incapaz de mirar a los demás, no podía dejar de tartamudear.
— ¡Esto es...! ¡Esto es demasiado para mí! No puedo creer que Rui esté haciendo esto. — exclamó, tapándose la cara con las manos.
Nezuko y Kanao, al igual que Zenitsu, estaban visiblemente incómodas con la situación, pero no decían nada. La incomodidad era evidente en sus rostros, y ambas preferían no involucrarse demasiado en la conversación.
Genya, aunque no tan afectado como Zenitsu, también se sentía incómodo, aunque su manera de lidiar con las cosas era más directa.
— Esto está demasiado raro. ¿En serio Rui está haciendo todo esto? — comentó, frunciendo el ceño.
Reacción de Senjuro:
Senjuro, que había estado callado hasta ese momento, murmuró en voz baja, casi sin darse cuenta.
— No está mal... esos dos chicos... — dijo, antes de darse cuenta de lo que acababa de decir.
Al instante, su rostro se puso más rojo que nunca, como un tomate maduro, y comenzó a tropezar con sus propias palabras mientras intentaba disculparse.
— ¡Digo... no es lo que quería decir! ¡Esto es embarazoso! — murmuró, cubriéndose el rostro, incapaz de mirar a nadie.
La situación se volvía cada vez más incómoda para todos los presentes, y el ambiente estaba cargado de sonrojos y risas nerviosas. Nadie sabía cómo manejar la conversación, pero todos coincidían en que Rui Ayaki y Angel Dust habían logrado desconcertar a todos con su estilo de vida, y era difícil saber qué pensar de ello.
Rui Ayaki, siempre astuto y con su naturaleza persuasiva, decide usar el Cristal Asmodeano para viajar al Anillo del Orgullo, en Ciudad Pentagrama. A pesar de los riesgos y las tensiones entre los diferentes anillos del infierno, Rui tenía un propósito claro: conseguir la aprobación de Valentino para que le permitiera pasar tiempo con Angel Dust fuera de sus responsabilidades.
La Propuesta a Valentino
Rui Ayaki llega con una sonrisa confiada, su presencia siempre impactante debido a su apariencia única, y su capacidad de manipular hilos y controlar la situación a su favor. Después de algunos intercambios y negociaciones, le presenta a Valentino una oferta que, aunque curiosa, parecía ser atractiva.
— Te ofrezco juguetes del Anillo de la Lujuria y una selección de dulces exclusivos — dijo Rui, con su tono característico. — En intercambio, quiero llevarme a Angel Dust por un rato. Será un trato simple: juguetes a cambio de tiempo libre. Y te aseguro que esto beneficiará a Angel en más de un sentido...
Valentino, que siempre estaba buscando formas de obtener ventaja o poder, no dudó mucho. Tras considerar las palabras de Rui y el hecho de que los juguetes de lujuria eran útiles para sus fines, aceptó la oferta.
— Está bien, Ayaki. Tienes un trato. Pero recuerda, no lo hagas demasiado... divertido. Ángel tiene trabajo que hacer. — respondió Valentino con un tono serio, pero con una sonrisa astuta. — Asegúrate de que se mantenga en línea.
Rui y Angel Dust en el Mundo Humano
Con el trato hecho, Rui y Angel Dust se dirigieron al mundo humano, un lugar diferente y algo más tranquilo que el bullicioso infierno. Angel, al principio algo confundido, pronto se dio cuenta de que Rui tenía otros planes en mente.
— Así que... ¿realmente vamos a probarnos ropa humana? — preguntó Angel, con su voz ligeramente burlona.
— Claro, ¿por qué no? Nunca sabes cuándo podrías necesitar algo de estilo humano para tus travesuras en el infierno. — respondió Rui, mientras ambos entraban a una tienda que vendía ropa para hombres y mujeres.
Ambos comenzaron a probarse varias prendas, divirtiéndose mientras experimentaban con diferentes estilos. Rui, siempre consciente de su apariencia, buscaba ropa llamativa y elegante, mientras que Angel, con su propio toque rebelde, optaba por ropa que reflejara su estilo despreocupado y travieso.
— ¡Mira esto, Rui! ¿Qué opinas de este conjunto? — preguntó Angel mientras se miraba en el espejo con una prenda ajustada que revelaba mucho de su figura.
Rui, sonrojándose un poco debido a la audacia de Angel, no pudo evitar sonreír. — Definitivamente no pasas desapercibido con eso. Pero sé que te encanta llamar la atención.
Mientras tanto, ambos tomaban decisiones sobre qué llevar de regreso al infierno. Rui, con una mirada que combinaba malicia y diversión, sabía que las prendas humanas podían ser útiles de muchas formas. La ropa interior, los trajes y la moda eran una forma de poder en ese mundo.
Rui Ayaki y Angel Dust en el Mundo de Hunter x Hunter
Rui Ayaki y Angel Dust, después de disfrutar de un tiempo juntos en el mundo humano, deciden emprender un nuevo viaje y se encuentran en el mundo de Hunter x Hunter. Ambos, como demonios provenientes del Anillo de la Lujuria en el infierno, se sienten cómodos en lugares vibrantes y bulliciosos, donde pueden divertirse y hacer travesuras.
En este mundo, el uso de ropa afeminada y las bromas con doble sentido les resulta divertido. Se pasean por las calles con sus bragas blancas y sus prendas llamativas, disfrutando de dulces, chiles picantes, carne, paletas de diferentes sabores, e incluso algunos moluscos que encuentran en un mercado local.
— ¡Mira eso, Angel! ¿Te atreverías a comer algo tan picante? — dijo Rui Ayaki mientras señalaba un puesto de chiles enormes, riendo mientras sostenía una paleta de dulce.
— ¡Claro que sí! No soy tan delicado como pareces, Rui. — respondió Angel Dust con una sonrisa juguetona, mientras probaba un chile picante con una mueca en su rostro.
Ambos disfrutaban del caos que creaban, haciendo comentarios con doble sentido y burlándose de los transeúntes con su actitud juguetona. Mientras tanto, algunos de los jóvenes en las calles los observaban con sorpresa, sin saber si eran parte de algún espectáculo o simplemente se estaban divirtiendo a su manera.
En otro lugar, la familia Zoldyck observaba el inusual comportamiento de los dos forasteros. Sillva Zoldyck y su esposa Kikyo Zoldyck, al ver a estos dos demonios, fruncieron el ceño. Sabían que los demonios del infierno no eran seres comunes, y el hecho de que estuvieran causando tanto alboroto en su territorio les llamó la atención.
Illumi, Milluki, y los demás miembros de la familia Zoldyck estaban intrigados. Illumi, con su actitud fría y calculadora, observaba desde la distancia, mientras que Milluki se mostraba un poco más curioso.
— ¿Qué hacen esos dos en nuestro territorio? — murmuró Illumi, observando detenidamente a Rui Ayaki y Angel Dust, notando sus comportamientos extraños y su ropa poco convencional.
Milluki fue el primero en dar una respuesta a la pregunta que todos tenían en mente. — Son... raros. No parecen humanos, ¿verdad?
Kikyo, con su habitual compostura, agregó. — No parecen una amenaza inmediata. Pero no podemos dejar que hagan lo que quieran en nuestra ciudad sin saber qué buscan.
Zeno Zoldyck, el abuelo de la familia, se mostró tranquilo, pero su mirada era aguda, como siempre. — Estemos atentos. Es posible que no entiendan las reglas de nuestro mundo, pero podríamos aprender algo de ellos...
Encuentro con la Familia Zoldyck
Mientras Rui y Angel se divertían, disfrutando de la vida en las calles, un encuentro con los Zoldyck parecía inevitable. Killua Zoldyck, el más joven de la familia, al ver a los dos demonios, se acercó con cautela, aunque también con curiosidad.
— ¿De dónde vienen ustedes? — preguntó Killua, mirando a Angel Dust, aún sorprendido por su actitud audaz.
Rui Ayaki se inclinó hacia adelante con una sonrisa juguetona. — Venimos de un lugar bastante... especial. Tal vez no es tan "normal" como este mundo, pero sabemos cómo divertirnos. — Rui hizo una pausa, mirando a Killua y luego a Angel, mientras ambos compartían una mirada cómplice. — ¿Te gustaría unirte a nosotros?
Angel Dust se rió suavemente. — ¡Vamos, Killua! No seas tan serio, ven a disfrutar un poco. Estamos aquí para conocer y divertirnos, no para causar problemas.
Sin embargo, Sillva Zoldyck se acercó, con su imponente presencia, haciendo que la atmósfera se volviera tensa. — No tengo paciencia para tus juegos, demonios. Si estás en nuestro territorio, debes respetar las reglas.
Rui Ayaki, con su característico desdén, sonrió desafiante. — ¿Reglas? Estoy aquí para relajarme, no para seguir reglas que no me importan. Pero, como quieras, podemos hablar de... negocios.
Rui Ayaki y Angel Dust se reían con descaro mientras desafiaban a los Zoldyck, totalmente despreocupados por las reglas de ese mundo.
Rui Ayaki: "Las reglas aquí no importan, amigo. En el infierno, somos modelos, ¡y somos los más sexy de todos!" —dijo Rui, sacudiendo su cabello blanco con una sonrisa confiada.
Angel Dust: "¡Exacto! Aquí estamos para divertirnos. Las únicas reglas que seguimos son las de sobrevivir, y eso ya lo tenemos dominado. Este lugar es mucho más divertido que el aburrido infierno." —agregó con una sonrisa pícara.
Killua, que observaba a los demonios con una mezcla de curiosidad y cautela, preguntó: "¿Cuáles son sus nombres?"
Rui Ayaki sonrió, levantando la barbilla con orgullo. "Soy Rui Ayaki, del Anillo de Lujuria, modelo para Asmodeus, el pecado de la lujuria. Un placer conocerte."
Angel Dust, siempre confiado y con una mirada juguetona, también se presentó: "Y yo soy Angel Dust, del Anillo de Orgullo, de la Ciudad Pentagrama. Un honor." —se inclinó ligeramente, como si estuviera en una pasarela.
Illumi, quien había estado observando en silencio, se acercó, su mirada fría como siempre. "¿Así que son demonios del infierno? Eso explica muchas cosas. Pero no sé si me agrada que estén aquí, causando tanto alboroto."
Rui Ayaki, sin mostrar un ápice de preocupación, respondió con una sonrisa astuta: "Bueno, si es por diversión, estamos aquí para eso. En el infierno no hay mucho de eso, solo reglas y lucha. Así que decidimos disfrutar un rato."
Angel Dust asintió con entusiasmo. "Y qué mejor lugar que este para hacerlo. ¡Es mucho más interesante que el infierno! Sin reglas, sin preocupaciones... solo placer y diversión."
Sillva Zoldyck se acercó con un tono autoritario. "No toleramos que extraños vengan a nuestro territorio a hacer lo que les plazca. Deben irse, o las consecuencias serán graves."
Rui Ayaki, desafiante, cruzó los brazos. "¿Consecuencias? Venimos a conocer el lugar, no a quedarnos mucho tiempo. Pero si te molesta, podemos marcharnos... aunque no quiero arruinar la diversión."
Angel Dust añadió con una sonrisa sarcástica. "O tal vez podamos quedarnos y... darles un poco de diversión también. El infierno necesita un poco de este tipo de caos, ¿verdad?"
Los Zoldyck permanecieron en silencio por un momento, evaluando las palabras de los demonios. La familia Zoldyck estaba acostumbrada a lidiar con individuos poderosos y extraños, pero la actitud de Rui Ayaki y Angel Dust los dejó desconcertados.
Kikyo Zoldyck, madre de la familia, levantó una ceja, pero no dijo nada, confiando en la decisión de su esposo y los hijos mayores. Mientras tanto, Killua observó con interés, aunque no dejó de ser cauteloso.
Rui Ayaki, al notar la tensión en el aire, decidió cambiar de tema con una sonrisa coqueta. "¿Alguna recomendación de lugares para visitar? ¿O prefieren que sigamos haciendo ruido?"
Rui Ayaki se estiró con una sonrisa cansada mientras miraba a Angel Dust. "Esto es aburrido, ¿verdad? Mejor vamos a divertirnos un poco, encontrar chicos para acostarnos con ellos. Solo son nueve días, y después volvemos al infierno a ser esclavos de nuestros jefes. Nuestras almas les pertenecen, al fin y al cabo."
Angel Dust soltó una risa sardónica. "¡Exactamente! A veces me pregunto si vale la pena, pero luego pienso en las recompensas. Soy esclavo de Valentino, un overlord, y vendí mi alma a él. ¿Y tú, Rui?"
Rui Ayaki asintió con una sonrisa irónica. "Soy esclavo de Asmodeus, el pecado de la lujuria. Vendí mi alma a él también. Pero bueno, por ahora, disfrutemos de este pequeño descanso, porque el regreso al infierno no será nada divertido."
Los Zoldyck escucharon atentamente las palabras de Rui Ayaki y Angel Dust, sorprendidos y algo desconcertados por la franqueza con la que hablaban sobre su servidumbre y sus almas entregadas. La idea de vender el alma a un demonio parecía algo completamente ajeno a ellos, pero aún así, la actitud despreocupada de los demonios los hizo reflexionar.
Illumi Zoldyck, siempre calmado y calculador, levantó una ceja. "Vender sus almas... eso es algo que no comprendo. Pero por lo menos, tienen la honestidad de admitirlo."
Sillva Zoldyck frunció el ceño, observando a los demonios con una mezcla de desaprobación y curiosidad. "Así que su lealtad está atada a esos jefes... ¿y qué pasa si algún día esos pactos llegan a ser problemáticos?"
Rui Ayaki, con una mirada relajada, respondió: "No es un problema para nosotros. Sabemos lo que hacemos. No es que tengamos muchas opciones. A veces, tenemos que aceptar lo que nos dan, aunque nuestras almas ya estén vendidas."
Angel Dust asintió, un poco más pensativo. "Exacto, la vida de un demonio no es sencilla. Pero al menos conseguimos lo que queremos, aunque sea a costa de nuestras almas."
Killua Zoldyck observó a los dos demonios, sin sorprenderse demasiado, pero con una ligera curiosidad. "Eso suena... peligroso. ¿No les preocupa lo que les pueda pasar si fallan a sus jefes?"
Rui Ayaki sonrió de manera burlona. "Nosotros somos muy buenos en lo que hacemos. A veces, la diversión es lo único que importa."
El ambiente quedó en silencio por un momento, mientras los Zoldyck procesaban la información. Aunque sabían que no podían juzgar a los demonios de manera sencilla, la idea de vender el alma era algo fuera de lo común para ellos. A pesar de todo, tanto Rui Ayaki como Angel Dust parecían estar bien con su decisión, disfrutando el momento y sin arrepentimientos.
La familia Zoldyck, con sus personalidades y secretos, observaron a los demonios, conscientes de que estos seres de otro mundo traían consigo una historia de sacrificios y pactos que podrían estar más allá de su comprensión. Pero también sabían que en un mundo como el suyo, las alianzas y los contratos oscuros eran una parte inevitable de la vida.
En el Anillo de Lujuria, después de más de 190 años, la popularidad de Rui Ayaki comienza a desvanecerse. Su tiempo como modelo del infierno ha llegado a su fin, y la falta de interés por parte de los demonios lo ha llevado a perder poder en ese dominio.
En un giro inesperado, Asmodeus, sintiendo que ya no hay más que aprovechar de Rui, decide entregarle su alma a Valentino. Asmodeus se dirige al Anillo de Orgullo, en la Ciudad Pentagrama, para concretar este cambio de destino. Encuentra a Valentino y le entrega el alma de Rui Ayaki, asegurando que, aunque su vínculo con Asmodeus ha terminado, Rui ahora estará bajo el dominio de Valentino.
Antes de irse, Asmodeus manda un mensaje a Rui Ayaki, informándole de la transacción:
Asmodeus (en un mensaje directo a Rui Ayaki):
"Tu alma ahora pertenece a Valentino. Haz lo que puedas con ello, pero no olvides que el poder de tu alma ha sido transferido."
Rui Ayaki, sorprendido pero con una cierta calma, se encuentra con Angel Dust y le cuenta la noticia:
Rui Ayaki: "Oye, Angel Dust, parece que mi alma ahora pertenece a Valentino. Asmodeus me la dio. Pero no te preocupes, estaremos juntos, aún si es bajo un nuevo dueño."
Angel Dust, aunque un poco preocupado, se muestra optimista. "Pues, lo importante es que seguimos juntos, ¿verdad? ¡Quién necesita preocuparnos por un detalle tan pequeño como eso! Estemos juntos, eso es lo que importa."
Mientras tanto, la familia Zoldyck, aún en el mundo humano, se encuentra sorprendida por el giro en la conversación que involucra a Rui Ayaki y su alma. La revelación de que un alma puede ser vendida o transferida entre demonios, y cómo todo este ciclo de servidumbre funciona, los deja pensando. Esta situación se siente tan ajena a su propia forma de vida, que incluso los Zoldyck, conocidos por sus oscuros secretos y contratos, no pueden evitar sentirse desconcertados.
Illumi Zoldyck, que por lo general mantiene un control total sobre sus emociones, no puede evitar mostrar una pequeña expresión de confusión. "Entonces... ¿el alma de Rui Ayaki es ahora propiedad de otro demonio? ¿Cómo funciona eso exactamente?"
Sillva Zoldyck, con su mirada calculadora, considera el asunto. "Una transacción tan... poderosa. Esto es algo que no solemos ver en nuestro mundo. Pero si Rui Ayaki acepta esa transferencia, debe ser parte de un juego aún más grande."
La familia Zoldyck permanece en silencio, procesando las implicaciones de la noticia, mientras Rui Ayaki y Angel Dust continúan con sus vidas en el infierno, ahora bajo las órdenes de Valentino, aunque siempre con la esperanza de encontrar algún tipo de libertad o al menos, disfrutar del poco tiempo que les queda sin preocupaciones.
La situación se vuelve aún más compleja y desconcertante para la familia Zoldyck mientras observan cómo Rui Ayaki y Angel Dust explican su destino. Ambos revelan que este es el precio que pagan las almas que hacen tratos con los overlords o reyes de los anillos de los 7 pecados, específicamente en el Anillo de Lujuria y el Anillo de Orgullo. Rui Ayaki explica con una mezcla de resignación y cierto alivio:
Rui Ayaki: "Es el destino de nuestras almas. Hicimos tratos con los más poderosos del infierno, y esta es nuestra realidad ahora. Sobrevivir en este lugar y obtener protección de los demás demonios. No es como las reglas que tienen ustedes, Zoldyck, pero es lo que tenemos que hacer."
Angel Dust agrega en un tono de burla, como si se tratara de algo trivial para él: "Así que sí, vendimos nuestras almas, pero al menos nos mantienen a salvo. Si no lo hiciéramos, estaríamos a merced de otros demonios. Este es el precio por existir en el infierno. Los Zoldyck, en cambio, tienen sus propias reglas... y creo que no les gustará esto."
La familia Zoldyck, aunque conocedora de los pactos oscuros y contratos de todo tipo, parece atónita ante la perspectiva de que las almas de los demonios puedan ser propiedad de otras entidades, especialmente de los overlords. Illumi observa a los dos con desconfianza, mientras Milluki murmura: "¿Entonces ellos están atrapados en un ciclo de servidumbre eterna? ¿Y todo por un trato?"
De repente, la atmósfera se oscurece un poco más, ya que Valentino, el overlord del Anillo de Orgullo, aparece en escena. Su presencia es majestuosa y llena de una aura de poder. Valentino es una criatura demoníaca inconfundible: su piel de color bígaro y su apariencia única, con lentes de corazón y un abrigo de piel adornado con corazones, lo convierten en una figura impactante. La familia Zoldyck observa con asombro mientras Valentino se acerca.
Valentino: "Vamos, mis estrellas especiales de 18+. Es hora de que hagan lo que mejor saben hacer."
En un gesto rápido, Valentino hace aparecer unas cadenas rosas y amargas que se envuelven alrededor de los cuellos de Rui Ayaki y Angel Dust, un símbolo claro de su dominio sobre ellos.
Con una sonrisa cruel, Valentino los toma como si fueran su propiedad, y Rui Ayaki y Angel Dust, en un estado de obediencia forzada, no tienen más opción que seguirlo. Con una mirada resignada, Rui Ayaki se dirige hacia la salida, con Angel Dust a su lado, ambos ya acostumbrados a su destino.
Rui Ayaki: "Bueno, supongo que es hora de regresar. Nos esperan... en el infierno."
La familia Zoldyck, observando todo, se mantiene en silencio. Sillva Zoldyck mira la escena con una expresión de desconfianza, mientras que Illumi, con su habitual calma, parece tener una leve inquietud. Killua, siendo el más joven, no puede evitar sentirse incómodo con la situación.
Killua Zoldyck: "Entonces, ¿es esto lo que les espera por hacer tratos con demonios? ¿Almas entregadas a ellos para siempre?"
Illumi Zoldyck, sin cambiar su tono, responde: "Así parece. Aunque en su mundo, esto es solo otra forma de juego. Es fascinante ver cómo los demonios juegan con las almas."
La familia Zoldyck observa cómo Valentino y su nueva propiedad, Rui Ayaki y Angel Dust, desaparecen en la distancia, regresando al infierno con un destino que ya está sellado. La visión de este acto oscuro deja a todos con más preguntas sobre el funcionamiento de los contratos y pactos en el infierno y las consecuencias de cruzarse con los seres más poderosos de ese reino.
Lo que sigue en la historia se oscurece aún más mientras Rui Ayaki y Angel Dust se encuentran en el infierno, después de ser entregados a Valentino. Ambos se encuentran cumpliendo las órdenes de su nuevo amo, despojados de su autonomía y siendo tratados como objetos para su entretenimiento y poder. Al estar en bragas transparentes, como exige Valentino, ambos no parecen tener reparos en su estado de humillación, acostumbrados a su destino dentro de los anillos del pecado.
El entorno infernal se muestra como un lugar sin reglas donde los demonios gobiernan con poder absoluto y las almas que caen allí, como Rui Ayaki, pierden todo control sobre sus destinos. Aunque Angel Dust parece más relajado, incluso con la ropa provocativa y la obediencia forzada, Rui Ayaki se siente atrapado en su situación. La indiferencia hacia su situación refleja una desconexión emocional: su alma ya no le pertenece, y su cuerpo está a merced de los deseos de Valentino.
De repente, Vox y Velvette, dos demonios de alto rango, se acercan para observar a Rui Ayaki y su nueva vida como propiedad de Valentino.
Vox, un demonio con una televisión en la cabeza y con un estilo futurista, observa a Rui Ayaki con sus ojos proyectados en su pantalla de televisión. Sus cejas de colores y su mirada penetrante parecen calcular cada movimiento de los nuevos "juguetes" de Valentino. A través de su pantalla, su ojo izquierdo se convierte en una espiral negra, un símbolo claro de su poder hipnótico.
Vox: "Vaya, ¿así que Asmodeus lo vendió a Valentino? Qué movimiento tan interesante. Un modelo de Lujuria convertido en propiedad de Orgullo... ¿Qué será lo próximo?"
Velvette, la demonio con la piel grisácea y cabello largo atado en coletas, observa a Rui Ayaki con una sonrisa burlona, sus ojos rojos brillando con una mezcla de interés y desdén. Con un toque de su mano, ajusta su abrigo y guantes mientras se acerca a Rui Ayaki y Angel Dust, disfrutando de la escena.
Velvette: "Qué divertidos juguetes. Pero, ¿realmente creen que van a escapar de este destino? Aquí, las reglas las pone Valentino."
La atmósfera se tensa mientras Vox y Velvette se divierten observando a Rui Ayaki y Angel Dust, quienes ya parecen resignados a su situación. El mundo infernal sigue su curso, donde el poder de los overlords y las almas condenadas como Rui Ayaki y Angel Dust son solo piezas de un juego más grande.
A pesar de su destino oscuro, Rui Ayaki y Angel Dust siguen siendo parte de la maquinaria de los pecados que gobiernan el infierno, atrapados en una red de poder y deseo, sin esperanza de liberarse.
La noticia de que Asmodeus vendió el alma de Rui Ayaki a Valentino, un overlord del infierno, llegó rápidamente a los pilares y a los cazadores, causando un profundo asombro y confusión. La idea de que Rui Ayaki, un demonio tan poderoso y con tanto potencial, haya sido entregado de manera tan drástica a Valentino, dejó a todos cuestionándose cómo todo esto afectaría el equilibrio del infierno y las fuerzas que operan dentro de él.
Giyu Tomioka, con su habitual calma, frunció el ceño al escuchar la noticia. Kyojuro Rengoku, normalmente optimista y lleno de energía, se mostró visiblemente preocupado por el destino de Rui, mientras que Sanemi Shinazugawa, siempre impulsivo, comenzó a preparar su mente para una posible confrontación con Valentino si algún día tuviera la oportunidad.
Mitsuri Kanroji, aunque acostumbrada a situaciones complicadas, se mostró algo afectada, su rostro sonrojado por la tristeza al pensar en el destino de Rui Ayaki y Angel Dust. Mientras tanto, Obanai Iguro mantuvo su silencio, aunque en su interior, la noticia lo dejaba inquieto. Muichiro Tokito, siempre más reservado, se sentó pensativo, reflexionando sobre las implicaciones de esta transacción de almas, mientras que Shinobu Kocho, con su naturaleza astuta, ya comenzaba a considerar posibles formas de actuar frente a Valentino.
Gyomei Himejima, el pilar de la roca, con su profunda conexión espiritual, parecía preocupado por las repercusiones que este cambio de destino podría tener no solo para Rui Ayaki, sino también para el equilibrio de las fuerzas en el infierno y el mundo humano. Los pilares sabían que ahora Muzan no podría recuperar el alma de Rui Ayaki, lo que podría alterar todo el curso de la lucha contra los demonios.
Tanjiro, Zenitsu, y Nezuko también se sorprendieron por la noticia. Tanjiro, con su bondad natural, se sintió devastado por el destino de Rui Ayaki, mientras que Zenitsu, siempre un poco más expresivo, se mostró preocupado por la cantidad de poder que ahora Valentino tendría en sus manos. Nezuko se quedó en silencio, procesando la noticia, mientras que Kanao y Genya también se sintieron perturbados por la noticia, aunque por diferentes razones.
Senjuro, quien había estado tan cercano a Rui Ayaki, se mostró abrumado por la gravedad de la situación. Su alma, ahora bajo el dominio de Valentino, significaba que la conexión que habían compartido tal vez ya no existiera de la misma manera. En sus pensamientos, los ecos de sus propios sentimientos se entrelazaban con la tragedia de la situación, mientras se preguntaba si habría alguna forma de salvar a Rui Ayaki de su destino.
La noticia afectó a todos de diferentes maneras, pero el pensamiento compartido era claro: Rui Ayaki, y ahora Angel Dust, estaban atrapados en las manos de un overlord cuyo poder era inmenso, y no sabían si alguna vez podrían ser liberados.
Rui Ayaki y Angel Dust se encuentran atrapados en las profundidades del infierno, ahora bajo el control de Valentino, el overlord del Anillo de Orgullo. El ambiente se llena de una sensación de fatalidad y desesperanza, ya que ambos, aunque resignados a su situación, se ven forzados a desempeñar sus roles en el sombrío mundo de los Porn Studios de Valentino, un lugar donde el pecado y el deseo gobiernan, y las almas perdidas, como la de Rui Ayaki, son consumidas por la ambición del poder.
En el infierno, el control de los Overlords sobre sus subordinados era absoluto, y para Rui Ayaki y Angel Dust, esto significaba vivir bajo las estrictas órdenes de Valentino. Aunque la idea de refugiarse en el Hazbin Hotel, dirigido por Charlie, la hija de Lucifer, y frecuentado por figuras como Alastor, el temido Radio Demon, parecía tentadora, esto estaba completamente fuera de su alcance.
Valentino había dejado claro que acercarse al Hazbin Hotel estaba prohibido. Las razones eran simples pero contundentes: el hotel simbolizaba un intento de redención, una idea que iba en contra de todo lo que Valentino representaba. Además, el overlord veía a figuras como Charlie y Alastor como amenazas a su autoridad, y cualquier intento de Rui Ayaki o Angel Dust por acercarse sería visto como un acto de traición.
Castigos y Control
Para asegurarse de que obedecieran, Valentino mantenía un control férreo sobre ellos. Las cadenas mágicas que vinculaban sus almas no solo los ataban físicamente, sino que también servían como recordatorios constantes de su servidumbre. Cada intento de desobediencia resultaría en castigos severos, que iban desde torturas físicas hasta humillaciones públicas en los estudios de contenido para adultos que él dirigía.
Rui Ayaki y Angel Dust, conscientes de las consecuencias, habían aprendido a no desafiar directamente a Valentino. Sin embargo, esto no significaba que estuvieran completamente resignados. En sus momentos de soledad, soñaban con algún día escapar de este ciclo interminable de servidumbre, aunque sabían que cualquier intento sería arriesgado y posiblemente fatal.
El Precio de la Prohibición
La prohibición de acercarse al Hazbin Hotel también significaba que estaban completamente aislados de cualquier oportunidad de buscar ayuda o refugio. Charlie, con su optimismo inquebrantable, y Alastor, con su misteriosa y poderosa presencia, representaban la única esperanza de escapar de la opresión de Valentino. Pero esa puerta estaba cerrada, y el precio de intentar abrirla sería demasiado alto.
Mientras tanto, el infierno seguía su curso, con Valentino disfrutando de su control absoluto sobre Rui Ayaki y Angel Dust, mientras estos intentaban sobrevivir día a día en un sistema diseñado para quebrarlos.
La noticia llegó al Hazbin Hotel con rapidez. Vaggie y Charlie se enteraron de que Valentino no solo mantenía a Angel Dust bajo su yugo, sino que ahora había añadido a Rui Ayaki a su colección de almas esclavizadas. La razón era simple: Rui Ayaki había perdido su popularidad en el Anillo de Lujuria, y Asmodeous había decidido venderlo, deshaciéndose de una "inversión fallida".
La Revelación de Alastor
Mientras Charlie discutía posibles planes para ayudar a Angel Dust y Rui Ayaki, Alastor intervino con su típica sonrisa enigmática, pero esta vez con un aire más serio:
"Charlie, querida, aunque seas una princesa del infierno, hay reglas no escritas que incluso tú no puedes romper. Los Overlords no son simples demonios, son fuerzas implacables, y enfrentarse a ellos... bueno, digamos que no sería un enfrentamiento, sino una masacre. Especialmente si involucras a alguien como Valentino, quien tiene a Vox y Velvette de su lado. Un conflicto con ellos no solo sería inútil, sino que desencadenaría una guerra territorial entre los Overlords. Una guerra mundial, con legiones de demonios luchando por obtener más poder y territorios en este infierno interminable. Créeme, no quieres estar en el centro de eso".
El peso de las palabras de Alastor cayó como una losa sobre Charlie y Vaggie. Por más que Charlie quisiera intervenir, no tenía el poder para desafiar las estructuras políticas y sociales del infierno, incluso siendo la hija de Lucifer.
Vaggie Apoya a Alastor
Por primera vez, Vaggie no se opuso a la perspectiva de Alastor. A pesar de su desconfianza hacia él, sabía que tenía razón.
"Esta vez, Alastor tiene razón. No podemos enfrentarnos a Valentino directamente. Incluso si quisiéramos, no solo pondríamos en peligro el hotel, sino también a todos los que viven aquí. Esto es más grande que nosotros, Charlie", dijo Vaggie, con una mirada seria.
Charlie, Desesperada y Triste
Charlie apretó los puños, tratando de contener las lágrimas. Sabía que Angel Dust había depositado su fe en ella, y ahora estaba atrapado junto con Rui Ayaki, otro alma perdida que merecía algo mejor. La impotencia la abrumaba.
"Debe haber algo que podamos hacer", murmuró, casi para sí misma. "No puedo simplemente sentarme aquí y no hacer nada. No puedo abandonarlos".
Pero por más que buscara una solución, la realidad era ineludible: sin el apoyo de un poder igual o superior al de Valentino, cualquier intento de rescatar a Angel Dust y Rui Ayaki sería un suicidio.
Un Destino Cruel
Mientras tanto, en el territorio de Valentino, Angel Dust y Rui Ayaki continuaban desempeñando sus papeles en los estudios que él controlaba, resignados a su destino. Aunque encontraban pequeños momentos de humor y camaradería entre ellos, el peso de las cadenas invisibles que los ataban a Valentino nunca desaparecía.
El infierno, como siempre, seguía siendo un lugar donde la supervivencia tenía un precio, y ese precio era más alto de lo que cualquiera de ellos podría haber imaginado.
Angel Dust y Rui Ayaki, con su ingenio y encanto característicos, lograron convencer a Valentino de permitirles un viaje al mundo humano, argumentando que sería una excelente oportunidad para conseguir ropa más afeminada y atrevida, así como bragas exclusivas, ideales para sus películas 18+ y sesiones fotográficas.
Valentino, siempre en busca de incrementar la calidad de sus producciones y su control sobre sus "estrellas", aceptó con condiciones estrictas:
"Tienen nueve días, ni un minuto más. Vox y Velvette vigilarán sus movimientos para asegurarse de que no intenten algo estúpido como escapar. Recuerden quién es su dueño."
Angel Dust y Rui Ayaki aceptaron con sonrisas encantadoras, ocultando cualquier atisbo de resentimiento. Para ellos, cualquier oportunidad de salir del infierno, aunque fuera temporal, era un respiro que aprovecharían al máximo.
El Encuentro con Killua
Al llegar al mundo humano, Angel Dust y Rui Ayaki se dirigieron a una boutique de moda que ofrecía ropa atrevida y exclusiva. Fue allí donde un rostro familiar los reconoció: Killua Zoldyck.
El joven asesino estaba en la tienda por casualidad, pero al verlos, su mente regresó al encuentro que tuvo con ellos un año atrás. Angel Dust y Rui Ayaki, atados a Valentino, habían dejado una impresión duradera en él debido a su situación peculiar como almas esclavizadas en el infierno.
Killua, sin mostrar sorpresa, se les acercó con su típica confianza.
"Vaya, si no son ustedes dos. Nunca pensé volver a verlos... y mucho menos aquí, en el mundo humano", dijo, cruzando los brazos mientras los miraba con curiosidad.
Rui Ayaki y Angel Dust intercambiaron miradas, sabiendo que Killua era consciente de su conexión con Valentino. Rui fue el primero en hablar.
"Sí, bueno, un pequeño 'viaje de negocios'. Ya sabes, algo para mantener feliz al jefe... y a nosotros fuera de problemas."
Killua sonrió de lado, claramente divertido pero también intrigado.
"¿Y qué pasa si no regresan? ¿Han pensado en eso?"
Angel Dust se encogió de hombros y respondió con su tono desenfadado:
"¿Y ser desollados vivos por Valentino? No, gracias, cariño. Por ahora, estamos jugando según las reglas."
Gon, Kurapika y Leorio
Mientras tanto, Gon, Kurapika y Leorio también estaban en la misma ciudad, pero no sabían quiénes eran Angel Dust y Rui Ayaki. Cuando se encontraron brevemente con Killua, este les mencionó a los demonios de forma vaga.
Kurapika, siempre analítico, alzó una ceja.
"¿Demonios? ¿Estás seguro de que no estás exagerando, Killua?"
Gon, siempre curioso, preguntó emocionado:
"¿Podemos conocerlos? ¡Nunca he visto un demonio antes!"
Killua negó con la cabeza, su tono más serio esta vez.
"No es tan emocionante como parece, Gon. Es un tema complicado, y ellos tienen su propio infierno, literalmente."
Leorio, algo confundido, se rascó la cabeza.
"¿Entonces son... amigos tuyos? ¿O enemigos?"
Killua simplemente respondió:
"Ni una cosa ni la otra. Pero créanme, no es algo en lo que quieran meterse."
El Reloj Sigue Corriendo
Con los nueve días contando, Angel Dust y Rui Ayaki continuaron su "misión" en el mundo humano, sabiendo que cada paso estaba vigilado y que cualquier movimiento en falso podría desencadenar la ira de Valentino. Aunque el tiempo fuera del infierno era un respiro, la realidad de su esclavitud nunca estaba lejos de sus mentes.
Por ahora, tenían un objetivo claro: completar su tarea, evitar problemas y disfrutar del breve escape, aunque fuera solo por unos días. Sin embargo, la presencia de Killua y el interés de Gon y los demás podían complicar las cosas de formas que ni siquiera ellos podían prever.
Angel Dust y Rui Ayaki, mientras revisaban la ropa que planeaban comprar, se cruzaron nuevamente con Killua. Esta vez, Angel Dust, con su usual desparpajo, decidió revelar un poco más sobre su situación.
"¿Sabes, chico? No es que estemos aquí por diversión. Somos... estrellas de contenido para adultos, esclavos de Valentino, el gran overlord del infierno. Este viaje de compras es más una orden que un capricho."
Rui Ayaki, más reservado, agregó con un tono frío:
"No podríamos rebelarnos aunque quisiéramos. Valentino nos tiene atados, literalmente. Y sí, esta ropa es para nuestro 'trabajo'. Así que no esperen mucho más de nosotros."
Killua Habla del Pasado
Killua, con las manos en los bolsillos y una expresión más seria, respondió sin vacilar:
"Ya lo sabía. Los vi antes, ¿recuerdan? Con esas cadenas rosas en el cuello. No hace falta ser un genio para saber que Valentino es alguien con quien no se juega."
Killua miró a Gon, Kurapika y Leorio, quienes observaban la interacción con interés, pero también confusión.
"Y si se lo preguntan," agregó Killua, "estas apariencias atractivas y reveladoras no son casualidad. Es parte de su papel. Estrellas de 18+, eso significa exactamente lo que están pensando."
La Reacción de Gon, Kurapika y Leorio
Gon, siempre ingenuo pero curioso, preguntó directamente:
"¿Están en peligro? ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlos?"
Angel Dust soltó una carcajada que resonó en la tienda.
"Cariño, es adorable que lo preguntes. Pero no, a menos que quieras enfrentarte a un overlord del infierno. Y créeme, Valentino no es alguien con quien quieras meterte."
Kurapika, más analítico, entrecerró los ojos.
"Si están atrapados, ¿por qué no buscar una forma de liberarse? ¿No hay manera de romper ese vínculo?"
Rui Ayaki suspiró, cruzando los brazos.
"No es tan simple. Los overlords tienen reglas, pero esas reglas son como cadenas de hierro. Y nosotros... solo somos piezas en su tablero. Rebeldía no es una opción sin consecuencias."
Leorio, visiblemente incómodo, cambió de tema abruptamente.
"Entonces, ¿por qué están aquí en el mundo humano? Si su situación es tan mala, ¿no deberían quedarse en el infierno donde los controla más directamente?"
Angel Dust respondió con una sonrisa sarcástica:
"Oh, querido, estamos aquí porque él lo permitió. Esto no es libertad, es una misión. Y cuando volvamos con las bragas y vestidos, seremos buenas 'estrellas' obedientes y todo seguirá como siempre."
El Límite de las Palabras
Killua observó la conversación con una mezcla de interés y cautela. Sabía que involucrarse directamente con Valentino sería una locura, pero algo en los ojos de Rui Ayaki y Angel Dust lo hizo dudar. Gon, Kurapika y Leorio también se sentían incómodos, pero comprendían que este era un terreno delicado, incluso para ellos.
Sin embargo, Gon no pudo evitar prometer:
"Si alguna vez necesitan ayuda, díganlo. Estoy seguro de que podemos encontrar una manera."
Angel Dust y Rui Ayaki intercambiaron miradas, sonriendo levemente pero sin responder. En el fondo, sabían que esa esperanza era tan lejana como imposible en su mundo infernal.
Con el tiempo apremiando, Angel Dust y Rui Ayaki terminaron su compra, agradeciendo a Killua por su amabilidad pero dejando claro que debían regresar al infierno. Mientras desaparecían en las sombras del mundo humano, Gon, Killua, Kurapika y Leorio quedaron reflexionando sobre lo que habían presenciado.
Alastor, el demonio de la radio, apareció de repente, su sonrisa afilada y su presencia imponente llenando la habitación. Con su elegante abrigo rojo a rayas y su monóculo oscuro, sus ojos brillaban de una forma inquietante mientras observaba a Angel Dust y Rui Ayaki.
Alastor: "¡Hola, mis dos brillantes estrellas de 18+! ¿Cómo estáis? Sirviendo a esa polilla con patas, Valentino, y su... peculiar novio, el futurista Vox. ¿De verdad no me haréis un pequeño momento para charlar?"
Angel Dust y Rui Ayaki, sin perder la compostura, intercambiaron miradas antes de responder al demonio de la radio. Aunque su actitud de indiferencia era palpable, no podían evitar una pequeña sensación de incomodidad ante la presencia de Alastor, cuyo carisma malicioso llenaba el aire.
Angel Dust: "Lo siento, demonio de la radio, pero no tenemos tiempo para jugar contigo. Estamos ocupados con nuestros propios... asuntos."
Rui Ayaki: "Sí, y la última cosa que necesitamos es tu espectáculo de radio. Vámonos, Angel."
Killua, Gon, Kurapika y Leorio, que habían estado observando la interacción desde un lado, se sintieron sorprendidos al ver la aparición de Alastor. Nunca antes habían visto a un demonio tan imponente, con una presencia que desbordaba poder y peligro.
Killua frunció el ceño y observó a Alastor con cautela. Su instinto de cazador le decía que no era alguien con quien quisieran meterse.
Killua: "¿Quién es este tipo? ¿Es otro de esos overlords de los que hablan?"
Gon, visiblemente emocionado por conocer a una figura tan enigmática, preguntó ingenuamente:
Gon: "¿Eres un... demonio importante? ¿Qué haces por aquí?"
Alastor giró hacia ellos, sus ojos brillando con una chispa de diversión, pero sin perder esa inquietante calma que lo caracterizaba.
Alastor: "¡Oh, qué interesante! Los humanos son siempre tan curiosos. Soy Alastor, también conocido como el demonio de la radio. Y como pueden ver, estoy aquí para hacer algo de ruido en este pequeño mundo de estrellas y cadenas. Pero parece que mis adoradas estrellas de 18+ tienen otros planes, ¿eh?"
Alastor giró hacia Angel Dust y Rui Ayaki, su sonrisa manteniéndose mientras les hablaba de manera juguetona.
Alastor: "¿Realmente creen que pueden escapar tan fácilmente de la red de Valentino? Oh, mis queridos, nunca hay un camino fácil para salir del juego. Pero no se preocupen, soy un gran admirador de su... trabajo. Se espera mucho de ustedes."
Rui Ayaki, mostrando una leve frustración, se cruzó de brazos.
Rui Ayaki: "Deja de ser tan dramático, Alastor. Sabemos que eres el gran demonio de la radio, pero no estamos aquí para seguirte el juego."
Angel Dust, también harto de las bromas, intervino:
"Ya basta, ¿vale? No necesitamos tus bromas ni tus consejos. Lo único que queremos es cumplir con nuestra misión y volver a la calma. ¿Lo entiendes?"
Kurapika, que había estado observando cuidadosamente, finalmente se adelantó y preguntó, con voz firme:
Kurapika: "Si Valentino es tan poderoso, ¿qué hacen ustedes aquí? ¿No deberían estar bajo su control total?"
Alastor giró hacia Kurapika, su mirada brillante llena de diversión maliciosa, pero también un atisbo de respeto por la pregunta directa.
Alastor: "Ah, los humanos siempre tan inquisitivos. Valentino puede ser el líder, pero eso no significa que todos los demonios bajo su mando estén felices. Las estrellas como estos dos... pueden hacer lo que les plazca, siempre y cuando no rompan las reglas. Aunque... las reglas son tan divertidas de romper, ¿verdad?"
Mientras Alastor hablaba, la atmósfera se llenaba de tensión, y Angel Dust y Rui Ayaki parecían listos para irse, pero no sin antes dejar claro que estaban hartos de las interacciones que los mantenían atados a un destino que no habían elegido.
Leorio, nervioso pero también curioso, miró a Killua y Gon, quienes no parecían tan asustados pero sí cautelosos.
Leorio: "Creo que necesitamos salir de aquí. Este tipo... no es alguien con quien queramos meternos."
Gon, sonriendo ingenuamente, se acercó a Alastor, sin entender completamente la magnitud de la situación, pero queriendo saber más.
"¿Entonces, qué haces exactamente, Alastor? ¿Cuál es tu papel en todo esto?"
Alastor respondió con una sonrisa aún más amplia, su voz resonando con una extraña melodía.
Alastor: "Mi querido niño, mi papel es simplemente... hacer que las cosas sean más interesantes. ¿Quién necesita un buen espectáculo cuando puedes tener caos, verdad?"
Con esa respuesta críptica, la conversación continuó mientras los demonios y los humanos estaban a punto de descubrir si realmente habría un final pacífico o si la oscuridad que los rodeaba terminaría por consumirlos a todos.
Hisoka observó con una mirada intrigante a Rui Ayaki y Angel Dust, dos figuras que claramente no pertenecían al mundo que él conocía, pero que sin duda despertaban su interés. La apariencia de ambos era algo completamente fuera de lo común, con una belleza inusual que podía atraer tanto como desconcertar.
Rui Ayaki, con su piel pálida y los puntos rojos distribuidos de manera casi ritual en su rostro, llamó la atención de Hisoka inmediatamente. La visión de su ojo izquierdo, marcado con el kanji de "Rango Inferior Cinco", reflejaba un poder oculto, una jerarquía demoníaca que aún no podía ser completamente comprendida por los humanos. Los tres puntos en su ojo derecho, con la disposición extraña de las pupilas, añadían un aire enigmático a su apariencia. Su kimono blanco con patrones de arañas en la tela parecía resaltar su fragilidad, pero también su conexión con algo más oscuro. La forma en que caminaba descalzo también indicaba una desconexión con el mundo terrenal, algo que Hisoka encontraba fascinante.
Angel Dust, por otro lado, se mostraba igualmente fascinante pero con un toque de descaro y provocación. El pelaje blanco, con toques rosados que parecían bailar con la luz, evocaba una sensualidad natural. Sus ojos, un reflejo de su personalidad desinhibida, parecían hipnotizar con sus iris rosa cerúleo. El diseño del corazón rosa claro en su pecho y la zona de la entrepierna solo añadían más a la extravagancia de su ser. Y ese colmillo dorado... Hisoka no podía evitar sentir una chispa de curiosidad por lo que significaba.
Hisoka, con su característica sonrisa en los labios, se acercó un paso hacia ellos. Su postura relajada no eraconde su verdadera intención. Con su tono usualmente juguetón pero cargado de intenciones ocultas, dijo:
Hisoka: "Vaya, ¿qué tenemos aquí? Dos figuras tan intrigantes. No parecen ser simplemente lo que aparentan, ¿verdad?"
Su mirada pasó de Rui Ayaki a Angel Dust, apreciando cada detalle de sus apariencias, los pequeños detalles que los hacían únicos en su mundo. Los puntos rojos en el rostro de Rui, la extraña disposición de sus ojos, y la forma en que el demonio se presentaba al mundo. A Angel Dust, con su aire de rebeldía y sensualidad, no podía dejar de sonreír. Parecían ser criaturas atrapadas en una red de poder, seducción y lucha interna, tal como él mismo.
Hisoka: "¿Qué los trae por aquí? ¿Es el destino el que los ha reunido conmigo, o hay algo más grande en juego?"
Angel Dust, sin perder su tono descarado, respondió:
Angel Dust: "¿Qué quieres, mago de circo? Ya tenemos suficiente en nuestras vidas con Valentino y su enredo. No necesitamos más."
Rui Ayaki agregó, con una calma desconcertante:
Rui Ayaki: "Solo estamos cumpliendo con lo que se espera de nosotros. Nada más. ¿No tienes un truco de magia que te ocupe, Hisoka?"
Hisoka sonrió aún más ampliamente, disfrutando del aire de desafío que ambos le transmitían. Este encuentro le parecía como una oportunidad para observar algo fuera de lo común, algo que tal vez podría utilizar en su propio juego.
Hisoka: "Oh, no. Mi truco de magia siempre está en marcha, pero las mejores sorpresas son las que vienen sin ser planeadas. Ustedes dos... son interesantes. Pero no me malinterpreten, estoy aquí solo por diversión."
La atmósfera se cargó de una tensión palpable, con Hisoka disfrutando cada segundo de la interacción, mientras que Angel Dust y Rui Ayaki parecían estar cada vez más incómodos, como si percibieran que este encuentro no iba a ser tan sencillo como parecía.
Hisoka, con su sonrisa siempre presente pero ahora un tanto sorprendida, levantó una ceja ante las palabras de Angel Dust y Rui Ayaki. No era ajeno a las insinuaciones, pero lo directo y sin filtro de ellos lo dejó un poco desconcertado.
Hisoka: "Vaya... ¿Así que es eso lo que buscan? No pensaba que fuera tan fácil hacer que se ofrecieran, pero... me sorprenden."
Angel Dust, como siempre, no mostró remordimiento y se encogió de hombros, mostrando una actitud relajada.
Angel Dust: "Lo que ofrecemos es diversión, cariño. ¿Por qué no relajarte un poco? No todas las oportunidades que se presentan son tan obvias."
Por su parte, Rui Ayaki parecía más neutral ante la situación, casi indiferente, pero sin dejar de ser encantador.
Rui Ayaki: "No hay nada de qué preocuparse. Solo estamos ofreciendo lo que sabemos hacer mejor."
Killua, completamente rojo por la incomodidad de la situación, miraba a Gon como si intentara evitar que lo notara. Aunque era más experimentado de lo que la mayoría pensaba, aún le resultaba difícil manejar este tipo de conversaciones.
Killua: "¿¡Qué rayos están diciendo!?" se giró rápidamente hacia Hisoka, que aún mantenía una sonrisa de diversión.
Gon, con su inocencia habitual, miró confundido a los demás. No entendía bien de qué se hablaba, pero sentía que algo no estaba bien. Se giró hacia Kurapika, buscando respuestas.
Gon: "¿Eh? ¿Por qué se están sonrojando todos?"
Kurapika, al escuchar las palabras de Angel Dust y Rui Ayaki, rápidamente se dio cuenta de la naturaleza de la conversación y lo que implicaba. Su rostro se tensó, sin mostrar realmente incomodidad, pero con una clara comprensión de lo que estaba ocurriendo.
Kurapika: "Lo que están proponiendo no es nada inofensivo, Gon."
Leorio, al escuchar el ofrecimiento y captar rápidamente la intención, dio un paso hacia adelante, exhalando un suspiro mientras dejaba escapar una risa nerviosa.
Leorio: "Vaya... nunca me imaginé que terminaría en una conversación de este tipo... Pero me temo que no es algo que busquemos."
Illumi, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, miró a Rui Ayaki y Angel Dust con una expresión de incredulidad. No era alguien que se inmutara fácilmente, pero esa propuesta lo dejó perplejo. No entendía bien el motivo detrás de tal acercamiento, especialmente con alguien como Hisoka.
Illumi: "¿Qué demonios...?"
La tensión en el aire era palpable, mientras todos los presentes reaccionaban de manera diferente ante la propuesta de Angel Dust y Rui Ayaki. Mientras algunos trataban de evitar el tema o se mostraban confundidos, otros, como Hisoka, se mantenían divertidos por la interacción.
El ambiente en el lugar era oscuro y pesado, con un aire denso de desesperación y decadencia. Angel Dust y Rui Ayaki abrieron el portal, revelando el retorcido paisaje del Infierno. El cielo, teñido de un rojo profundo, se reflejaba sobre una ciudad infernal llena de caos y desorden. Torres y edificios parecían surgir del mismo abismo, con luces brillantes de neón que anunciaban establecimientos como casinos, clubes nocturnos, y prostíbulos en cada esquina.
Al fondo, la Torre del Reloj dominaba la ciudad, erigiéndose como un símbolo de la rigidez y la fatalidad que regían ese mundo. En sus alrededores, los cuerpos de los pecadores, aquellos que habían sucumbido a sus propias transgresiones, yacían desparramados por las calles, como meras reliquias de la condena. Las armas especiales, que se habían usado en el genocidio de los Exterminadores, reposaban en el suelo, mezcladas con restos humanos y piezas de metal oxidadas.
Sobre la ciudad, el símbolo de un pentáculo invertido decoraba el cielo, dando la sensación de que todo el lugar estaba marcado por el toque del mal. La atmósfera era aún más opresiva por las actividades ilícitas que se desarrollaban en cada rincón, donde los demonios comerciaban con productos que iban desde drogas hasta las almas condenadas, mientras que otros operaban en mercados clandestinos de armas, alimentando la violencia que regía este lugar.
Angel Dust miró hacia el portal que acababa de cerrar, mirando a Rui Ayaki, quien parecía igual de indiferente ante la oscuridad que los rodeaba.
Angel Dust: "Ya hemos llegado... ¿Listos para el espectáculo?"
Ambos sabían que el infierno, a pesar de sus horrores, seguía siendo su hogar y territorio. Los Exterminadores, los temidos enemigos de los demonios, habían llegado hacía poco, aniquilando a muchos de los pecadores y dejando tras de sí una estela de destrucción.
Killua, Gon, Kurapika, Leorio, Hisoka e Illumi observaban sorprendidos el panorama. Killua estaba nervioso, sabiendo que la situación podría complicarse en cualquier momento, pero también fascinado por la magnitud de la decadencia que estaba presenciando. Gon no entendía completamente lo que sucedía, pero sentía la tensión en el aire. Kurapika estaba alerta, tomando nota de los Exterminadores y los cuerpos tirados por el suelo, sabiendo que cualquier momento podría traer más enfrentamientos.
Leorio no podía evitar sentirse incómodo, mirando el entorno como un lugar sumido en el caos. Hisoka, por su parte, observaba con una mezcla de diversión y curiosidad, con los ojos brillando por la emoción de lo que estaba por venir. Illumi, tranquilo como siempre, parecía tener su propia agenda, observando a los demás con cierta desconfianza, sabiendo que en ese lugar todo podía ocurrir.
Hisoka: "Vaya, esto es interesante. Exterminadores... Demonios... ¿y un hotel con un nombre curioso? Esto promete."
El grupo seguía observando el Infierno a través de la puerta cerrada, sabiendo que no había vuelta atrás. La ciudad infernal estaba llena de secretos oscuros y peligros, y lo peor de todo es que ellos no eran los únicos que querían desentrañarlos. Angel Dust y Rui Ayaki intercambiaron una mirada antes de alejarse del portal, como si ya estuvieran acostumbrados a ese ambiente oscuro y corrupto.
Angel Dust volvió la cabeza hacia el grupo, con una sonrisa pícara en su rostro.
Angel Dust: "Bueno, ya que estamos aquí, ¿les gustaría ver más de lo que el infierno tiene para ofrecer? Yo siempre he dicho que es un lugar interesante para los turistas."
El portal se cerró detrás de ellos, dejando al grupo de Killua, Gon, Kurapika, Leorio, Hisoka e Illumi de pie en medio de la ciudad mientras Angel Dust y Rui Ayaki entraron
Killua, Gon, Kurapika, Leorio, Hisoka, e Illumi observaban con incredulidad cómo el portal se cerraba frente a ellos, con Angel Dust y Rui Ayaki desapareciendo hacia el Infierno. No sabían qué pensar, pero lo que sucedió después los dejó aún más desconcertados.
Un rato después, Angel Dust y Rui Ayaki regresaron con un carrito lleno de compras extrañas: ropa de todo tipo, incluidos conjuntos de ropa interior femenina, productos dulces, comidas picantes, y una selección de bebidas como cerveza, vino y otros licores.
Angel Dust: "¡Miren todo lo que conseguimos! No solo trajimos cosas deliciosas, sino también ropa para nuestros trabajos. ¡Un poco de todo!"
Ambos lucían felices, con una actitud despreocupada mientras caminaban hacia el Porn Studio de Valentino, uno de los lugares más famosos en ese rincón oscuro del Infierno, propiedad de uno de los Overlords más temidos: Valentino.
Cuando llegaron, Valentino, el demonio que controlaba todo el estudio, los esperaba. Su semblante, generalmente arrogante y condescendiente, se suavizó al ver las compras que traían.
Valentino: "¡Vaya, vaya! ¡Qué buena compra! ¿Y qué tenemos aquí? ¡Todo parece perfecto!"
Angel Dust y Rui Ayaki le mostraron con entusiasmo lo que habían comprado. Angel Dust se aseguraba de señalar cada prenda de ropa afeminada con una sonrisa pícara, mientras Rui Ayaki asentía, feliz con lo que habían traído.
Valentino, viendo el contenido, parecía más que satisfecho con el esfuerzo de ambos. Tomó una botella de vino de una estantería, una de las muchas que tenía guardadas, y la levantó con una sonrisa.
Valentino: "Desde 1980... hasta 2024... ¡la mejor selección para celebrar! Tomen esto como un pequeño regalo por su esfuerzo. Pero, recuerden, la comida picante y los dulces son suyos para quedarse, pero quiero las 9 botellas de vino y las 3 botellas de cerveza que trajeron."
Angel Dust y Rui Ayaki intercambiaron miradas y, aunque sabían que se trataba de un trato estándar con Valentino, aceptaron sin problemas. Angel Dust levantó una de las botellas de vino y la agitó un poco en el aire.
Angel Dust: "¡Claro, lo que sea por mantener al jefe feliz! Aunque, no puedo prometer que no los tomemos todos. ¡Este vino tiene que ser increíble!"
Rui Ayaki, con una sonrisa traviesa, agregó:
Rui Ayaki: "Sí, sí, prometemos... ¡Pero por favor, que el vino también lo disfrutemos juntos! Es un trato, ¿verdad?"
Valentino, con una mirada satisfecha, asintió, sabiendo bien lo que los demonios en su círculo preferían hacer con esos regalos. La escena, aunque normal en el Infierno, seguía siendo un recordatorio de la vida decadente y desinhibida que existía en este lugar, un espacio donde incluso los Overlords y sus subordinados podían disfrutar de los lujos a su manera.
Valentino, mientras tomaba su copa de vino, añadió:
Valentino: "Recuerden, chicos, en este lugar, lo importante es disfrutar. Y ustedes dos, siempre me sorprenden."
Angel Dust y Rui Ayaki asintieron, agradecidos por el trato, mientras los demás demonios en el estudio continuaban su día, inmersos en el caos y la sensualidad que los rodeaba.
Los amigos de Killua, Gon, Kurapika, Leorio, Hisoka, e Illumi podrían haberse quedado con más preguntas que respuestas, pero en el Infierno, eso era solo otro día más.
Mientras Angel Dust y Rui Ayaki terminaban de mostrar sus adquisiciones en el Porn Studio, otros Overlords no pudieron evitar notar el ajetreo. Vox, el demonio futurista con su aspecto tecnológico, y Velvette, con su aura juguetona y manipuladora, entraron al lugar, atraídos por el ambiente festivo.
Al ver las botellas de vino traídas por Angel Dust y Rui Ayaki, Vox y Velvette intercambiaron miradas curiosas. Vox fue el primero en hablar, con su tono de voz tintineante y distorsionado como una transmisión de televisión:
Vox: "Así que, Valentino... ¿te hiciste con una colección de vinos desde 1980 hasta 2024? Interesante... aunque, por lo que veo, ya tienes un arsenal de 100 botellas ahí detrás. ¿Planeas algo especial?"
Velvette, con una sonrisa juguetona, se acercó a las botellas, observando una de ellas con fascinación mientras giraba la etiqueta entre sus dedos.
Velvette: "¡Uuuh, esto parece caro! ¿No es demasiado lujo para compartir con estos dos?" —señaló con un gesto coqueto a Angel Dust y Rui Ayaki—. "Aunque, claro, ustedes saben cómo impresionar, chicos."
Angel Dust, siempre rápido con una respuesta sarcástica, respondió con una sonrisa irónica:
Angel Dust: "Bueno, cariño, si supieras lo que tuvimos que pasar para conseguirlas, entenderías que nos merecemos un trago, o dos... o todo el maldito barril."
Rui Ayaki, por su parte, cruzó los brazos y agregó con un tono más reservado pero firme:
Rui Ayaki: "Valentino solo está asegurándose de que sus estrellas brillen más. Después de todo, un poco de vino de calidad nunca viene mal, ¿verdad?"
Valentino, quien disfrutaba de la conversación desde su asiento, chasqueó los dedos para llamar la atención de Vox y Velvette. Su voz suave y cargada de autoridad resonó en el estudio:
Valentino: "No se equivoquen, amigos. Estas botellas son para ocasiones especiales... Y estos dos aquí—" señaló a Angel y Rui con una sonrisa que mezclaba orgullo y control, "—me traen algo más que botellas. Son un recordatorio de lo que hace que este lugar sea el centro del espectáculo. ¿Cierto, chicos?"
Vox, intrigado, se acercó al carrito y examinó una de las botellas, mientras sus ojos de monitor parpadeaban con datos que analizaban el contenido.
Vox: "Hmph. Supongo que lo que sea que estén planeando tiene su mérito. Aunque, Valentino, con 100 botellas ya en tu almacén, ¿cuál es la prisa por añadir más? A menos que estés armando una fiesta de proporciones épicas."
Velvette, riendo, añadió:
Velvette: "O tal vez solo está practicando para un apocalipsis del vino."
El comentario hizo que todos rieran un poco, relajando la tensión en la sala. Sin embargo, Valentino no perdió la oportunidad de dejar su marca en la conversación.
Valentino: "Quizás una fiesta, quizás algo más... Lo que importa es que siempre hay un plan. Y ustedes dos—" miró a Vox y Velvette, "—si quieren un trago, tendrán que ganárselo, como lo hicieron Angel y Rui."
Angel Dust, con un tono juguetón, levantó una botella y guiñó un ojo:
Angel Dust: "Sí, sí, trabajamos duro para esto. ¿Qué tal si ustedes también ponen algo de esfuerzo? No todo es gratis, cariño."
El ambiente se llenó de risas y comentarios sarcásticos mientras Vox y Velvette observaban a Valentino con interés, preguntándose qué planes tenía exactamente para esas botellas. Para Angel Dust y Rui Ayaki, era solo otro día en el Infierno, navegando entre las exigencias de su jefe y la curiosidad de otros Overlords.
Mientras Angel Dust y Rui Ayaki dormían en su habitación, vestidos únicamente con sus bragas moradas decoradas con líneas blancas y puntitos rosas, la tranquilidad del momento fue interrumpida. Valentino, siempre el manipulador, observaba a través de las cámaras ocultas que había instalado en sus habitaciones. Su sonrisa perversa se ensanchó mientras sostenía un pequeño control remoto en sus manos.
Valentino: "Ah, mis estrellas... tan obedientes, tan perfectos. Y ahora, un pequeño recordatorio de quién manda aquí."
Con un clic en el control, activó los vibradores colocados estratégicamente dentro de las prendas de ambos.
Angel Dust fue el primero en reaccionar, soltando un suave gemido que rápidamente se convirtió en un gruñido de frustración.
Angel Dust: "¡Maldita sea, Valentino! ¿Qué demonios estás haciendo ahora? ¡Es demasiado temprano para tus jueguitos!"
Rui Ayaki, aún medio dormido, se movió incómodo en la cama antes de abrir los ojos con una expresión de confusión mezclada con irritación.
Rui Ayaki: "¿Qué... qué está pasando? ¿Por qué... esto...?"
Ambos se sentaron en la cama, sus rostros enrojecidos, intentando procesar lo que estaba ocurriendo mientras el zumbido persistía.
Valentino, observando todo desde su oficina, soltó una carcajada, complacido por la escena.
Valentino: "Es solo un pequeño recordatorio de quién manda aquí, mis queridos. Ahora, levántense. El día comienza, y tengo grandes planes para ustedes."
Angel Dust, con su actitud habitual, se cruzó de brazos y rodó los ojos, aunque una leve sonrisa sarcástica se dibujaba en su rostro.
Angel Dust: "Eres un idiota, Valentino. Pero si esto es lo que necesitas para sentirte poderoso, adelante, diviértete. Yo tengo cosas más importantes que hacer."
Rui Ayaki, en cambio, lo miró directamente a una de las cámaras ocultas, con una expresión seria pero desafiante.
Rui Ayaki: "Esto es ridículo. Si tienes algo que decirnos, hazlo en persona, no con tus trucos baratos."
Valentino apagó los dispositivos con otro clic, su risa resonando en la habitación a través de los altavoces.
Valentino: "Como quieran, mis estrellas. Pero recuerden, siempre estoy mirando. Ahora, prepárense. Tenemos una sesión de fotos esta tarde. Y asegúrense de lucir... perfectos."
Angel Dust y Rui intercambiaron miradas, ambos acostumbrados a las manipulaciones de Valentino, pero claramente irritados por el incidente.
Angel Dust: "Bueno, al menos apagó el maldito aparato. Vamos, Rui, tenemos un día largo por delante."
Ambos se levantaron, listos para enfrentar las demandas de su jefe, aunque con una determinación renovada de encontrar una forma de poner límites al siempre intrusivo Valentino.
Angel Dust y Rui Ayaki estaban en el set de la sesión de fotos, vestidos únicamente con sus bragas moradas decoradas con líneas blancas y puntitos rosas. El ambiente estaba lleno de luces brillantes, cámaras enfocadas en ellos, y asistentes corriendo de un lado a otro para asegurarse de que todo saliera perfecto.
Ambos posaban con confianza, mostrando sus lados más sensuales, cuando de repente, Valentino, observando desde la distancia, decidió subir la intensidad de los vibradores al 90%.
Valentino (con una sonrisa perversa): "Ah, veamos cómo manejan esto mientras trabajan. Siempre dan lo mejor de sí cuando están inspirados."
La activación del aparato fue inmediata, y ambos sintieron el cambio.
Angel Dust, acostumbrado a lidiar con situaciones incómodas, dejó escapar un suave jadeo antes de transformarlo en una risita.
Angel Dust (con una sonrisa coqueta): "Oh, ¿de verdad, Valentino? ¿Es esto todo lo que tienes? Pensé que serías más creativo."
Rui Ayaki, por su parte, se sonrojó ligeramente, pero mantuvo su profesionalismo. Sus movimientos en las poses eran fluidos, y su expresión de sensualidad parecía mezclarse con una genuina sensación de disfrute.
Rui Ayaki (susurrando para sí mismo): "Esto es... inesperado, pero supongo que puedo usarlo a mi favor."
La fotógrafa, ajena al control que Valentino tenía sobre ellos, estaba encantada con los resultados.
Fotógrafa: "¡Perfecto, chicos! ¡Esas expresiones son exactamente lo que necesitamos! Sigan así, están brillando."
Mientras las cámaras seguían disparando, Valentino, desde su oficina, se recostó en su silla, disfrutando del espectáculo y bebiendo una copa de vino.
Valentino: "Ah, mis estrellas... son tan divertidos de ver. Siempre tan perfectos, incluso cuando no tienen el control."
Angel Dust y Rui intercambiaron una mirada mientras seguían trabajando, ambos conscientes de lo que Valentino estaba haciendo pero decidiendo no darle la satisfacción de verlos perder la compostura.
Angel Dust (susurrando a Rui): "Mira, si quiere jugar, le daremos un espectáculo que nunca olvidará. ¿Qué dices, Rui?"
Rui Ayaki asintió, mostrando una leve sonrisa desafiante.
Rui Ayaki: "Por supuesto. Si esto es lo que quiere, le daremos lo mejor de nosotros. Pero algún día, Angel, encontraremos la forma de ponerle fin a su control."
La sesión continuó, y ambos demostraron por qué eran las estrellas más destacadas de Valentino. Aunque el aparato seguía funcionando, lo usaron como una herramienta para intensificar su actuación, convirtiendo una situación incómoda en una oportunidad para brillar aún más.
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