rui en helluva boss

Rui Ayaki, casi muerto por un enfrentamiento con Giyu Tomioka, cayó a través de una grieta en el espacio-tiempo, aterrizando en un mundo completamente diferente, uno lleno de caos y personajes extraños. El lugar estaba dominado por criaturas y demonios, pero de una naturaleza completamente distinta a la que Rui conocía. El universo de Helluva Boss era desordenado, peligroso y caótico, pero de alguna manera, Rui estaba acostumbrado a la incertidumbre.

Apenas se levantó del suelo, con sus ropas desordenadas y su rostro cubierto de tierra, observó a su alrededor con desconfianza. El aire estaba cargado de una energía extraña, y el sonido de risas malévolas llenaba el ambiente. Rui intentó levantarse, pero la confusión lo envolvía. No entendía cómo había llegado allí ni qué estaba sucediendo.

Antes de que pudiera procesarlo, un demonio de aspecto extraño se le acercó. "¿Quién tenemos aquí?" dijo la figura con una sonrisa burlona. "Un pequeño demonio perdido, ¿eh? Parece que te has metido en el lugar equivocado." Rui, desorientado, no sabía si debía atacar o simplemente huir. Había sobrevivido a mucho en su propio mundo, pero este nuevo escenario era más desconcertante que cualquier cosa que hubiera experimentado.

"Soy Rui Ayaki," dijo, intentando mantener la calma, aunque su voz temblaba. "¿Qué está pasando aquí? ¿Dónde estoy?"

La figura demoníaca rió de nuevo, acercándose peligrosamente. "Oh, este es Helluva Boss, querido. Un lugar lleno de caos, demonios, y problemas. Tú has caído justo en el centro de todo eso." Rui no sabía si lo que estaba escuchando era real o si estaba soñando, pero algo le decía que necesitaría adaptarse rápido si quería sobrevivir en este extraño lugar.

El diablillo, al ver a Rui Ayaki con su kimono desordenado y sus bragas a la vista, no pudo evitar soltar una risa burlona. Con una sonrisa amplia y los ojos brillando de travesura, se acercó rápidamente.

"¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí?" dijo el diablillo, con un tono lleno de sarcasmo. "Parece que alguien no tiene ni idea de lo que está haciendo en este lugar. Aunque, no puedo negar, esa 'moda' parece... interesante, por decir lo menos."

Rui Ayaki, avergonzado y confundido, se apresuró a ajustar su kimono, pero el diablillo siguió mirándolo de manera juguetona.

"Tranquilo, pequeño. No voy a hacerte un juicio de estilo. Pero en Helluva Boss, si no te cuidas, todo el mundo te estará mirando", continuó el diablillo, soltando una risa traviesa.

Rui no sabía si debía sentirse incómodo, enfadado o simplemente seguir el flujo de este extraño lugar. Sin embargo, había algo en ese diablillo que le decía que, para sobrevivir aquí, tendría que acostumbrarse a situaciones raras como esa.

Stella, caminando furiosa por el jardín de la mansión, aún digiriendo la infidelidad de su esposo Stolas con Blitzo, escuchó un susurro a lo lejos. Un leve murmullo que provenía de entre los arbustos y las flores. Al acercarse, sus ojos se encontraron con una figura que no pertenecía a este mundo. Rui Ayaki, con su kimono suelto y su apariencia extraña, estaba allí, visiblemente confundido.

"Maldita sea, ¿dónde estoy? Este lugar es nuevo..." murmuro Rui, sin percatarse de que Stella lo había escuchado. Ella, al principio, pensó que era una ilusión o alguna broma cruel del universo. Sin embargo, al observarlo mejor, la curiosidad empezó a superar su furia.

"¿Quién eres tú?" preguntó Stella con voz fría, manteniendo su postura desafiante. Su mirada recorrió rápidamente el cuerpo de Rui, observando no solo su apariencia extraña, sino también cómo el kimono de Rui se había soltado, dejando entrever su ropa interior. La escena parecía desconcertante para ella, pero algo en el rostro de Rui la hizo frenar.

Rui, al darse cuenta de que no estaba solo, se puso tenso y rápidamente ajustó su kimono, tratando de cubrirse lo mejor posible. "¿D-dónde estoy?" repitió, aún sin entender cómo había llegado allí, mientras se sentía completamente fuera de lugar.

Stella, al ver su reacción y la confusión evidente en sus ojos, no pudo evitar preguntarse si este chico realmente no pertenecía a este mundo o si simplemente era otro demonio perdido. "Este es mi jardín," dijo Stella con voz más firme, "y no parece que seas parte de Helluva Boss."

Rui, nervioso y más consciente de su situación, miró a su alrededor, reconociendo que no estaba en un lugar familiar. "No sé cómo llegué aquí... pero parece que todo esto... no es normal."

Stella lo observó por un momento, como evaluando si debía hacer algo con él. "Parece que no tienes ni idea de dónde estás, pero inferno no es un lugar amable para alguien como tú. Mejor ve buscando una salida."

Rui asintió rápidamente, sin querer causar más problemas. Sin embargo, algo en la mirada de Stella le decía que sus palabras no eran solo una advertencia, sino una amenaza velada.

Stella observaba en silencio cómo Rui Ayaki se alejaba, completamente desconcertado por su nueva ubicación, cuando un movimiento rápido detrás de ella llamó su atención. Andrealphus, su hermano, apareció en el jardín, observando la escena con curiosidad. Su presencia era imponente, pero su expresión era una mezcla de sorpresa y curiosidad al ver a Rui alejarse.

"¿Quién es ese?" preguntó Andrealphus, su mirada fija en el extraño chico que caminaba a lo lejos. "Nunca lo había visto antes... no parece de aquí."

Stella, aún enojada por la infidelidad de Stolas, frunció el ceño. "Es nuevo... pero si Stolas es capaz de ser infiel conmigo con ese diablillo llamado Blitzo, ¿por qué no este chico con el peinado de araña?" dijo con tono sarcástico, dejando escapar un suspiro. "¿Quién sabe qué tan perdido esté, pero no me sorprendería que se acerque a Stolas también."

Mientras Stella y Andrealphus observaban, un pequeño diablillo, con aspecto desaliñado y de mirada codiciosa, apareció detrás de Rui, intentando aprovechar su descuido para robarle algo. Rui, sin embargo, no estaba desprotegido. En un rápido movimiento, extendió sus hilos como arañas invisibles, atrapando al diablillo al instante. En un parpadeo, los hilos se tensaron y cortaron con precisión, terminando con la vida del intruso de manera limpia y rápida.

Stella y Andrealphus, sorprendidos por la rapidez de Rui, se quedaron mirando la escena, sin palabras. El diablillo cayó al suelo, desintegrándose en cenizas, mientras los hilos de Rui desaparecían de su entorno.

"Impresionante," murmuró Andrealphus, observando el poder que Rui había mostrado. "Este chico... no es alguien común."

Stella, aún procesando la situación, miró a su hermano con una mirada calculadora. "Este chico con peinado de araña... tiene algo interesante. Tal vez no debería dejarlo ir tan fácilmente. Si Stolas tiene sus secretos con Blitzo, tal vez yo también pueda jugar un poco."

Andrealphus asintió lentamente, como si entendiera lo que Stella estaba pensando. "Parece que tenemos una nueva pieza en el tablero, hermana."

Rui, al darse cuenta de que había matado al diablillo, siguió caminando sin mirar atrás, sin saber que sus acciones acababan de llamar la atención de dos de los seres más poderosos del lugar.

Andrealphus observó con una sonrisa burlona mientras Rui Ayaki caminaba, aparentemente ajeno a lo que estaba por suceder. En un movimiento rápido, extendió su mano hacia el suelo, y una capa de hielo comenzó a formarse en los pies de Rui. El frío comenzó a subir lentamente por sus piernas, inmovilizándolo en el acto.

Rui Ayaki, sintiendo el hielo, trató de moverse, pero sus pies estaban completamente congelados, incapaces de liberarse. "¡¿Qué...?! ¿Qué me has hecho?" gritó, mirando al demonio con ojos sorprendidos y algo asustados.

Stella, con una sonrisa traviesa, se acercó a Rui mientras él luchaba por moverse, sintiendo que la tensión en el aire aumentaba. "Vaya, qué interesante... Parece que este chico no solo tiene apariencia, sino que también sabe defenderse," dijo con tono provocador, observando cómo Rui intentaba liberarse del hielo. "Pero... si Stolas puede tener sus secretos con Blitzo, tal vez yo también deba tener los míos."

Con una sonrisa seductora, Stella se inclinó ligeramente hacia Rui y, con un tono de voz bajo, susurró: "Serás mío, chico."

Rui, completamente sonrojado por las palabras de Stella y la cercanía de ella, intentó apartarse, pero el hielo lo mantenía atrapado. Su rostro se tornó rojo, y su mente se llenó de confusión y sorpresa. "¿Q-qué... qué estás diciendo?" balbuceó, incapaz de controlar su reacción.

Andrealphus, observando el espectáculo, se acercó y, con una sonrisa burlona, usó su magia para liberar los pies de Rui del hielo, pero no sin antes darle un golpe rápido en la cabeza, dejándolo inconsciente. Rui cayó al suelo con un sonido sordo, completamente noqueado por la magia de Andrealphus.

"Lo siento, pero no puedo dejar que te vayas tan fácilmente," dijo Andrealphus con una sonrisa satisfecha, mirando a su hermana. "Parece que este chico tiene mucho potencial. Vamos a ver qué más puede ofrecer."

Stella, con una mirada de diversión en su rostro, observó a Rui Ayaki caído en el suelo, y, sin apartar la vista, dijo: "Sí, definitivamente tiene algo especial. Este será un juego interesante."

Stella, viendo a Rui Ayaki inconsciente en el suelo, sonrió de manera astuta, como si estuviera calculando sus próximos pasos. "No será virgen por mucho tiempo," murmuró con una sonrisa provocadora. "Este chico, tiene lo que necesitamos. Nos ayudará a eliminar a Stolas. ¿Qué mejor manera de hacerlo que aprovechar sus habilidades?"

Andrealphus, observando la situación con una mezcla de diversión y aprobación, asintió. "Claro, hermanita. Parece que este chico tiene mucho más de lo que parece. Si nos ayuda a deshacernos de Stolas, entonces tiene un propósito aquí. Y no será difícil hacer que se alinee con nuestros intereses."

Stella, observando a Rui con una expresión calculadora, se acercó a él y, sin perder la compostura, lo acarició ligeramente en la mejilla. "Vamos a ver si puedes ser útil, chico de araña. Tienes algo especial, y lo aprovecharé."

Andrealphus, con una sonrisa macabra, agregó: "Lo que necesitamos es un aliado, y este chico podría ser nuestra carta secreta. Vamos a hacer que se convierta en una pieza clave en nuestro juego."

Con esos pensamientos en mente, Stella y Andrealphus se prepararon para lo que vendría, sin saber exactamente cómo Rui Ayaki respondería a sus manipulaciones, pero sabiendo que lo tenían bajo su control, al menos por el momento.

Pasaron más de 90 semanas, y un año después, Rui Ayaki se había establecido de una manera inesperada en ese nuevo mundo. A pesar de ser un sirviente de Stella, su vínculo con ella se había profundizado de formas que ni él mismo había anticipado. Ya no era un chico virgen, y sus sentimientos por Stella habían crecido de una manera que le resultaba difícil de ignorar. Su ropa, especialmente sus kimonos transparentes que dejaban entrever sus bragas, se habían convertido en una parte importante de su identidad dentro de la mansión, algo que Stella disfrutaba ver en él, pero que Rui también había llegado a apreciar, sin pensar en regresar a su mundo.

Por otro lado, Stolas, al principio creyendo que Rui era solo otro sirviente, comenzó a notar su presencia más a menudo, sobre todo por su vestimenta inusual. Sin embargo, aunque no le importaba demasiado el hecho de que Rui fuera sirviente, no podía dejar de sentirse atraído por cómo se veía con esos kimonos y bragas, algo que despertaba su curiosidad. Sin embargo, Rui ignoraba completamente a Stolas, quien ya no le causaba el mismo interés. En lugar de eso, Rui pasaba su tiempo con Stella, su vínculo con ella ahora más fuerte que nunca.

Una tarde, Octavia, la hija de Stolas, vio a Rui por primera vez mientras pasaba por los pasillos de la mansión. Se detuvo, observando al chico con su extraño atuendo, y sintió una mezcla de confusión e intriga. Aunque no entendía completamente lo que sucedía entre su madre y Rui, no pudo evitar notar la relación cercana que ambos tenían. Algo en Rui parecía diferente, y Octavia no sabía qué pensar de él.

"¿Quién es ese?" preguntó en voz baja, mirando a su madre. "¿Por qué está tan cerca de ti? Nunca lo había visto antes."

Stella, al darse cuenta de la mirada curiosa de su hija, la miró con una sonrisa misteriosa. "Es alguien muy especial, Octavia," respondió, casi como si estuviera guardando un secreto. "Él tiene su lugar aquí. Es... alguien que me ha resultado muy útil."

Octavia frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien, pero no insistió más, sabiendo que las cosas entre su madre y Stolas siempre eran complicadas. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse quién era realmente Rui Ayaki y qué tan importante había llegado a ser en la vida de su madre.

Kagaka, con una expresión seria, reunió a los pilares en una sala oscura. Los pilares, quienes ya estaban acostumbrados a las situaciones inusuales, escucharon con atención mientras él hablaba.

"Escuchen con atención," dijo Kagaka, su voz grave llenando la sala. "Rui Ayaki está vivo, pero no en nuestro mundo. Ha sido arrastrado al Infierno, donde está sirviendo a unos demonios llamados Ars Goetia, en particular a Stella, la esposa de Stolas y madre de Octavia. Él no solo está vivo, sino que ha adoptado esta nueva vida y parece disfrutarla."

Los pilares se quedaron en silencio, sorprendidos y confundidos. No solo se sorprendieron de que Rui Ayaki estuviera vivo, sino también de la naturaleza de su nueva existencia. Giyū Tomioka fue el primero en hablar.

"¿Qué...?" murmuró, sorprendido por la revelación. "¿Rui Ayaki está... sirviendo a esos demonios?"

"Así es," continuó Kagaka, observando a cada uno de ellos. "Stolas ha sido infiel a su esposa, y Stella se ha vengado de él de una manera bastante peculiar, tomando a Rui Ayaki como su amante. Además, lo que es aún más impactante es que Rui ya no es virgen, algo que muchos no esperábamos."

Shinobu Kōchō, la pilar del insecto, frunció el ceño, sorprendida por la noticia. "¿Entonces Muzan cree que Rui está muerto?" preguntó, intentando procesar la información.

"Exacto," respondió Kagaka. "Muzan está convencido de que Rui Ayaki ha muerto, pero la realidad es que ha cambiado por completo. Está atrapado en este nuevo mundo y parece que le gusta su nueva vida. Quizás ya no tiene los mismos intereses o lealtades que tenía antes."

Los pilares intercambiaron miradas entre ellos. La noticia de que Rui Ayaki, alguien que había estado tan involucrado en sus vidas, estuviera ahora en una vida completamente diferente, les causaba desconcierto y, en algunos casos, preocupación.

Kyōjurō Rengoku, el pilar de la llama, fue el siguiente en hablar. "Entonces, ¿qué significa esto para nosotros? Si Rui está con esos demonios, ¿debemos considerarlo una amenaza?"

"Por ahora, no," respondió Kagaka. "Muzan cree que Rui está muerto, y eso juega a nuestro favor. Lo que sucede en el Infierno es un asunto que, por ahora, no podemos controlar, pero deberíamos mantenernos vigilantes. Quien sabe qué tipo de poder ha adquirido en ese lugar. Podría ser útil, o podría convertirse en una amenaza si decide regresar."

Mitsuri Kanrōji, pilar del amor, se mostró inquieta por la idea de que Rui estuviera involucrado con seres tan oscuros. "No puedo imaginarlo sirviendo a esos demonios. Rui siempre fue alguien tan diferente. ¿Cómo es posible que se haya adaptado a ese mundo?"

Sanemi Shinazugawa, el pilar del viento, se cruzó de brazos y frunció el ceño. "Eso es lo que me preocupa. Si Rui ha cambiado tanto, tal vez lo que conocíamos de él ya no sea relevante. Deberíamos estar listos para cualquier cosa."

Muichirō Tokito, pilar de la niebla, parecía perdido en pensamientos, pero finalmente habló con calma. "Entonces, ¿qué debemos hacer con esta información?"

Kagaka miró a cada uno de ellos y respondió: "Por ahora, nada. Mantendremos la situación bajo vigilancia. Si Rui decide regresar, si es que alguna vez lo hace, nos aseguraremos de que no sea una amenaza. Pero por ahora, debemos continuar con nuestras propias prioridades."

Los pilares asintieron, aunque todos parecían sumidos en la preocupación y la confusión. La vida de Rui Ayaki había dado un giro inesperado, y nadie sabía qué impacto tendría eso en su futuro.

Blitzo, Moxxie, Millie y Loona caminaban por los pasillos de la mansión, realizando su rutina habitual, cuando de repente se encontraron con un chico con un atuendo extraño. Rui Ayaki, con su kimono blanco transparente y bragas visibles, se encontraba trabajando cerca de Stella. Su presencia y su vestimenta desconcertaron a los demonios, quienes no lo conocían en absoluto.

"¿Quién es este?" preguntó Moxxie, mirando a Rui Ayaki con una expresión confundida.

Millie, siempre curiosa, también lo observó detenidamente. "¡Vaya, qué raro se ve! Ese kimono... no es algo que veas todos los días."

Loona, desde una distancia, frunció el ceño. "No lo conozco, ¿es nuevo por aquí?"

Rui, al escuchar las preguntas, se dio la vuelta con calma. "Soy Rui Ayaki," respondió con una voz suave pero firme. "Y tú debes ser Blitzo, el novio de Stolas, ¿verdad? Un diabillo."

Blitzo, al escuchar su nombre y el comentario sobre su relación con Stolas, se detuvo en seco. Sus ojos se abrieron en sorpresa, y de repente comprendió que Rui Ayaki era alguien que conocía de manera muy particular. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue la revelación de que Rui estaba involucrado con Stella, la esposa de Stolas.

"¿Qué...?" Blitzo dijo, totalmente desconcertado. "¿Tú... eres el novio secreto de Stella? Como yo con Stolas... ¿Es en serio?"

Rui lo miró sin inmutarse, una expresión de indiferencia en su rostro. "Sí, algo así. Stella tiene sus propios métodos para vengarse de Stolas, y yo soy parte de eso. Y al parecer, al igual que tú, soy algo más que un sirviente."

Blitzo frunció el ceño, aún sorprendido. "Así que... no es solo una cosa de negocios, ¿eh? ¿Tú también tienes algo con ella?"

Moxxie, que estaba observando la conversación, no pudo evitar sentirse incómodo. "¿Esto no está un poco fuera de lugar? ¿Cómo es que Stella, siendo la esposa de Stolas, tiene un 'novio secreto'?"

Millie, por su parte, no sabía qué pensar. "Esto está muy raro, pero si Rui es feliz... supongo que no hay nada que podamos hacer."

Loona observaba la escena en silencio, claramente sorprendida por todo lo que estaba sucediendo. "Esto va a ser muy interesante," murmuró para sí misma.

Blitzo, aún atónito, dejó escapar una risa nerviosa. "No puedo creerlo. Yo pensaba que Stolas y yo teníamos el monopolio en los secretos... pero al parecer Stella me ha ganado."

Rui, con su mirada indiferente, dio un paso atrás, volviendo a su trabajo junto a Stella. "Si me disculpan, tengo cosas que hacer."

El ambiente estaba cargado de tensión, pero nadie parecía saber realmente qué hacer con la nueva información que acababa de salir a la luz.

Los pilares, reunidos en una sala de observación, no podían creer lo que acababan de escuchar. Estaban completamente sorprendidos al enterarse de que Rui Ayaki, un ex demonio Luna Inferior 5, no solo estaba vivo, sino que además se había quedado en el infierno y parecía estar a gusto en ese nuevo mundo.

Giyū Tomioka, el Pilar del Agua, frunció el ceño. "¿Rui Ayaki? ¿En el infierno? No puede ser... pensábamos que había muerto. ¿Y ahora está con Stella?"

Mitsuri Kanrōji, la Pilar del Amor, no podía evitar sentirse confundida. "No entiendo... ¿por qué se quedaría allí? Después de todo lo que vivió, ¿por qué no regresa con nosotros?"

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, tenía una mirada tensa. "Algo no cuadra. No es normal que un ex demonio de tan alto rango simplemente elija quedarse en ese lugar. Y peor aún... ¿con Stella?"

Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, no pudo evitar hacer un gesto de incomodidad. "Y eso no es todo. La forma en que Stella lo está tratando... parece que hay algo más entre ellos."

Rengoku, el Pilar de la Llama, reflexionó. "El comportamiento de Rui Ayaki es extraño. Un ex demonio tan poderoso no debería estar atado a esas circunstancias. Esto suena más a una jugada estratégica."

En ese momento, se escuchó la voz de Stella desde la distancia, en la mansión del infierno, diciendo algo que dejó a los pilares boquiabiertos. "Rui, quiero algo caliente..." Su tono de voz estaba cargado de una insinuación inconfundible.

Rui Ayaki, al parecer sin dudarlo, respondió: "Está bien, Stella, lo que quieras."

Los pilares se miraron entre sí, sin palabras. La sorpresa y la preocupación eran palpables en sus rostros.

"Esto... no puede ser," murmuró Kyojuro Rengoku, claramente desconcertado. "¿Rui Ayaki se ha dejado atrapar en este juego?"

Shinobu Kocho, la Pilar del Insecto, frunció el ceño y dijo: "Deberíamos investigar más sobre esta situación. Si Rui Ayaki está haciendo esto por voluntad propia... entonces algo ha cambiado dentro de él."

"Esto no se queda así," dijo Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, con su tono de voz siempre confiado, pero preocupado. "Necesitamos entender por qué Rui ha tomado esta decisión y qué realmente está pasando con Stella."

Muichirō Tokito, el Pilar de la Niebla, también observaba en silencio, sin parecer entender del todo la situación. "¿Por qué Rui Ayaki no regresa? ¿Qué le ha mantenido en el infierno?"

Los pilares sabían que la situación con Rui Ayaki era más compleja de lo que podían comprender en ese momento. Algo en su mente había cambiado, y lo que parecía ser una simple cuestión de supervivencia podría estar siendo impulsado por algo mucho más oscuro y complicado.

El futuro de Rui Ayaki, ahora alejado del mundo que conocían, parecía más incierto que nunca. Sin embargo, los pilares sabían que no podían ignorar lo que estaba sucediendo. El destino de Rui Ayaki estaba entrelazado con el del infierno, y si querían salvarlo o detener lo que estaba pasando, tendrían que actuar rápidamente.

Blitzo, al ver la reacción de los demás, hizo un gesto con las manos y una sonrisa traviesa en su rostro, como si lo estuviera disfrutando. "Oye, chicos, ¿ven lo que está pasando entre Stella y el chico ese? Parece que la cosa está... caliente." Dijo mientras hacía el gesto con los dedos 👉👌, sugiriendo algo mucho más atrevido, lo que dejó a Moxxie, Millie y Loona con una gota de sudor corriendo por su frente. Los tres no sabían si reír o sentirse incómodos ante lo que Blitzo acababa de insinuar.

Los pilares, al darse cuenta de lo que Blitzo intentaba decir, intercambiaron miradas y finalmente comprendieron a qué se refería. Mitsuri Kanrōji, la Pilar del Amor, se sonrojó visiblemente ante la insinuación, ya que no estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios. "¡Eso... eso no es apropiado!" exclamó, mirando al suelo, avergonzada.

Giyū Tomioka, por su parte, frunció el ceño, aunque algo más calmado. "No entiendo por qué alguien querría quedarse en ese mundo... pero, si eso realmente está ocurriendo, no parece ser algo que Rui Ayaki desee en su corazón."

Los demás pilares, aún sorprendidos por el giro que había tomado la conversación, se mantuvieron en silencio, analizando las implicaciones de las palabras de Blitzo. La situación de Rui Ayaki parecía mucho más compleja y, en lugar de simplemente estar bajo la influencia de Stella, podría estar eligiendo vivir una vida diferente en el infierno.

Mientras tanto, en otro lugar, Tanjiro y Zenitsu, al enterarse de la noticia sobre Rui Ayaki, estaban completamente sorprendidos. Tanjiro, al escuchar el relato, frunció el ceño preocupado. "No puedo creerlo. ¿Rui Ayaki... se ha quedado en el infierno? Y con alguien como Stella..."

Zenitsu, sin embargo, estaba mucho más confundido. "¡Eso no puede ser! ¡Rui Ayaki, un demonio tan poderoso, eligiendo esa vida! ¡Esto es una locura!"

Ambos sabían que la situación era mucho más complicada de lo que parecía. Rui Ayaki, quien alguna vez había sido un demonio de alto rango, había tomado una decisión radical, y el hecho de que no regresara al mundo de los cazadores de demonios dejaba muchas preguntas sin respuestas.

La atención de todos ahora estaba en comprender qué había llevado a Rui Ayaki a tomar ese camino tan diferente y cómo eso afectaría no solo al mundo de los cazadores de demonios, sino también a su propio destino. Los pilares, conscientes de lo que había ocurrido, sabían que si querían encontrar respuestas, tendrían que enfrentarse a la realidad de lo que estaba sucediendo en el infierno.

Una hora después, Rui Ayaki salió de una de las habitaciones de la mansión, acomodándose el kimono con movimientos rápidos. Su rostro estaba ligeramente sonrojado, su piel brillaba con sudor, y las bragas que llevaba debajo del kimono estaban notablemente húmedas, tanto por el sudor como por una misteriosa mancha blanca. Además, un chupetón visible decoraba su cuello, como un recordatorio de lo que había ocurrido dentro.

Mientras Rui caminaba con algo de prisa por el pasillo, los pilares, que estaban observando desde la distancia gracias a Kagaya, quedaron atónitos. La escena no dejaba lugar a dudas sobre lo que había estado sucediendo. Mitsuri Kanroji, con el rostro completamente rojo, cubrió sus ojos con las manos, aunque no pudo evitar espiar entre los dedos.

"¡E-esto no puede ser cierto!" exclamó, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza por la vergüenza. "Rui Ayaki... ¡de verdad está disfrutando de esa vida!"

Sanemi Shinazugawa dejó escapar una carcajada nerviosa. "Bueno, parece que al pequeño demonio le gusta el infierno más de lo que pensábamos. Vaya espectáculo, ¿eh?"

Tengen Uzui, con una sonrisa en el rostro, cruzó los brazos y comentó: "Esto es... extravagante. Nunca pensé que lo veríamos así. Aunque, debo admitir, se ve bastante seguro de su elección."

De regreso en el infierno, Blitzo, quien estaba cerca de Rui, no perdió la oportunidad de hacer un comentario sarcástico. Con una sonrisa burlona, señaló a Rui y dijo: "Bueno, bueno, parece que hubo mucha química en esa habitación. ¿Te divertiste, arañita? ¿O debería decir... sirviente preferido?"

Rui, claramente irritado, le lanzó una mirada fulminante. "Cállate, Blitzo. Esta es la vida que elegí, y no tengo intención de regresar a mi mundo. Esto... esto es mejor para mí." Su tono era firme, aunque todavía había un leve sonrojo en sus mejillas.

Blitzo se encogió de hombros, divertido. "Oye, no te culpo. Si estás feliz aquí, ¿quién soy yo para juzgar? Aunque... tal vez deberías cambiarte antes de seguir con tu día. Sólo digo."

Moxxie, Millie y Loona observaban la interacción con expresiones de incomodidad y curiosidad. Loona, con los brazos cruzados, levantó una ceja. "¿De verdad trabaja para Stella, o es algo... más complicado?"

Millie, siempre optimista, intentó suavizar la situación. "Bueno, al menos parece que está feliz aquí. Tal vez encontró su lugar."

Moxxie, en cambio, suspiró y murmuró: "Esto es demasiado extraño incluso para nosotros. Y eso ya es mucho decir."

Mientras tanto, los pilares en el otro lado del portal seguían observando, tratando de procesar todo lo que habían visto y escuchado. Rui Ayaki ya no era el mismo demonio que conocían, y su decisión de quedarse en el infierno con Stella estaba cambiando la percepción que tenían de él.

Rui Ayaki caminaba por el pasillo mientras ajustaba su kimono y murmuraba para sí mismo con una mezcla de incomodidad y vergüenza:

"Esto me duele la nalga... y creo que ese juguete que tengo metido en el trasero me está incomodando un poco."

Sus palabras resonaron más fuerte de lo que esperaba, y tanto Blitzo como los demás, que estaban cerca, lo escucharon claramente. Blitzo, como era de esperarse, no pudo contener una carcajada ruidosa mientras señalaba a Rui.

"¡Oh, por favor, no me digas que Stella es tan creativa! ¿O acaso eso es de tu propia colección, arañita?" dijo, agitando una mano exageradamente.

Millie se cubrió la cara con las manos, claramente incómoda, mientras decía: "¡Blitzo, por favor, no hagas esto más raro de lo que ya es!"

Moxxie soltó un suspiro exasperado. "Esto es exactamente por qué evitamos involucrarnos con los nobles demoníacos. Siempre tienen... gustos cuestionables."

Loona, en cambio, solo alzó una ceja mientras sacaba su teléfono para distraerse. "Esto se está poniendo demasiado raro incluso para mi gusto."

Rui se detuvo, cerró los ojos y tomó un profundo respiro, tratando de calmarse. "Blitzo, por última vez... cállate. No tienes idea de lo que significa estar en esta posición."

Blitzo sonrió maliciosamente y respondió: "Oh, créeme, sé exactamente cómo se siente estar 'en esa posición', pero no esperaba que tú lo experimentaras tan pronto, chico."

Mientras tanto, al otro lado, los pilares, que todavía observaban a través del portal, estaban completamente atónitos. Mitsuri no pudo evitar dejar escapar un chillido de vergüenza mientras cubría su rostro.

"¡Esto es demasiado!" exclamó, claramente abrumada por la situación.

Sanemi, por otro lado, soltó una carcajada amarga. "Bueno, parece que Rui realmente se ha adaptado a su nueva vida... con todo y juguetes incluidos."

Tanjiro, completamente rojo de la vergüenza, intentó calmar la situación. "¡No deberíamos estar escuchando esto! Esto es algo personal... ¡Deberíamos dejar de mirar ahora mismo!"

Tengen, siempre relajado, sonrió de forma divertida. "Esto se está volviendo más interesante de lo que esperaba. Debo admitir, ese pequeño tiene... resistencia."

Giyu simplemente cerró los ojos y murmuró: "Esto no tiene sentido. Definitivamente este no es el Rui Ayaki que conocíamos."

Mientras tanto, Rui, claramente cansado de las burlas y los comentarios, decidió retirarse rápidamente, murmurando: "Voy a cambiarme... y tal vez quitarme este maldito juguete."

Mientras Rui Ayaki se alejaba del grupo, murmurando para sí mismo, su voz resonó más de lo que pensaba:

"Voy a cambiarme... y tal vez quitarme este maldito juguete."

Octavia, que estaba en un pasillo cercano, detuvo sus pasos al escuchar las palabras. Su expresión pasó de confusión a horror al darse cuenta de lo que implicaba. "¿Qué demonios...? Mamá sí que sabe cómo elegir sirvientes raros," dijo para sí misma, rodando los ojos y alejándose rápidamente para no escuchar más detalles.

En ese momento, Stolas, que también había escuchado el comentario de Rui desde el otro extremo del pasillo, sonrió con una mezcla de curiosidad y travesura. "Hmm... ¿Un vibrador, dices? Quizás sea una buena idea... Podría comprar uno para Blitzy durante el Festival de la Luna de la Cosecha. Seguro que lo apreciará," pensó en voz alta mientras anotaba mentalmente la idea.

Mientras tanto, Rui entró en su habitación, cerrando la puerta de golpe y dejando escapar un suspiro frustrado. Se quitó el kimono cuidadosamente, dejando ver las marcas de su reciente encuentro. "De verdad, este lugar es demasiado," murmuró, mientras procedía a lidiar con el incómodo accesorio que llevaba puesto.

Fuera de la habitación, Blitzo, Moxxie, Millie y Loona seguían comentando lo sucedido. Blitzo no podía parar de reír.

"¡Esto es oro puro! Stella tiene a este chico completamente a su merced. Pero oye, un vibrador... ¡Quizá yo debería conseguir uno también para ciertas ocasiones!" comentó con un guiño a Moxxie, quien rápidamente exclamó:

"¡No me metas en esto, Blitzo!"

Loona, quien seguía pegada a su teléfono, murmuró: "Esto es por lo que odio trabajar en este tipo de círculos. Todo es tan... raro."

Millie, siempre la más optimista, intentó encontrar algo positivo en la situación. "Bueno, al menos Rui parece feliz aquí... ¿verdad?"

En ese momento, Rui salió de su habitación, más calmado y vistiendo un kimono limpio. Al ver las miradas de todos, simplemente levantó una ceja y dijo:

"¿Qué? ¿Nunca han visto a alguien lidiar con un mal día?"

Blitzo, con su clásica sonrisa burlona, respondió: "Oh, lo hemos visto, pero lo tuyo es otro nivel, arañita."

Mientras Rui Ayaki le sacaba el dedo del medio a Blitzo, con una expresión de absoluta frustración, respondió:

"¡Ya basta con tus comentarios! ¡Estoy harto de tus malditas bromas!"

Blitzo, lejos de ofenderse, soltó una carcajada y levantó las manos en señal de rendición. "¡Está bien, está bien! Relájate, arañita. Solo digo que, si lo llevas con confianza, nadie lo notará... bueno, excepto yo."

Rui rodó los ojos y murmuró algo inaudible, claramente a punto de perder la paciencia. Mientras tanto, Moxxie y Millie intercambiaban miradas incómodas, mientras Loona simplemente volvía a concentrarse en su teléfono, ignorando por completo el intercambio.

En otro lado...

Los pilares, junto con Tanjirō, Zenitsu y Senjurō, observaban la escena a través de un portal creado por Kagaya Ubuyashiki para monitorear el estado de Rui Ayaki.

La reacción fue inmediata:

Mitsuri, Zenitsu, Tanjirō y Senjurō estaban completamente sonrojados, incapaces de creer lo que veían y escuchaban. Mitsuri murmuró, cubriéndose las mejillas: "¡Es demasiado atrevido! Pero... ¡se ve tan adorable incluso enojado!"Zenitsu, temblando, exclamó: "¡¿Por qué estoy viendo esto?! ¡No puedo soportarlo!"Tanjirō intentó calmar a todos, aunque él mismo estaba visiblemente incómodo. "E-esto no parece algo que debamos estar viendo..."Senjurō simplemente miró en silencio, su rostro rojo como un tomate, sin poder apartar la vista.

Por otro lado, los demás pilares tenían reacciones variadas:

Sanemi se cruzó de brazos, con una sonrisa burlona. "Ese chico realmente está en otro nivel de locura."Gyōmei cerró los ojos, rezando en silencio. "Espero que encuentre la paz en su corazón algún día..."Tengen soltó una carcajada, disfrutando del espectáculo. "¡Qué deslumbrante! Ese chico sabe cómo llamar la atención."Obanai murmuró: "Esto es absurdo. ¿Por qué estamos viendo esto?"Rengoku, con su energía habitual, exclamó: "¡Rui parece estar disfrutando de su nueva vida! ¡Es un joven lleno de pasión!"Shinobu, con una sonrisa enigmática, añadió: "Bueno, parece que Rui está... explorando nuevas experiencias."

Mientras tanto, Rui, al sentir el peso de las miradas a través del portal (aunque no podía verlo), frunció el ceño y murmuró para sí mismo:

"Siento como si alguien estuviera observándome. ¿Será otra de las bromas de Blitzo?"

Sin darle más vueltas, se giró hacia Blitzo y los demás y, con un tono decidido, dijo:

"Si siguen molestándome, juro que usaré mis hilos. Y créanme, no será agradable."

En el Castillo Infinito, Muzan y las Seis Lunas Superiores se reunieron en una sala oscura, rodeados por la atmósfera tensa que solo el líder de los demonios podía generar. La noticia había llegado rápidamente: Rui Ayaki, quien se creía muerto, estaba vivo y libre de su control, y ahora, en lugar de ser una herramienta en su ejército, había tomado una nueva vida en el Infierno, sirviendo a Stella, la esposa del príncipe Stolas, quien era un demonio de alto rango en el Infierno.

Muzan, con su mirada penetrante y su expresión severa, golpeó la mesa con fuerza. "¿Qué significa esto?", preguntó en un tono bajo pero peligroso, mirando a los presentes.

Uno de los miembros de las Seis Lunas Superiores, Kokushibo, fue el primero en hablar. "Este es un cambio inesperado. Rui Ayaki no solo está vivo, sino que también ha roto el control que le imponíamos. Y no solo eso, parece que ha hecho alianzas con seres poderosos en el Infierno. Según la información que hemos recibido, ahora sirve a Stella, una demonio de Goetia, del Anillo del Orgullo. Y lo que es peor, Rui Ayaki no es virgen, lo que significa que ya no es el chico inocente que era antes. No tenemos ningún control sobre él."

Muzan frunció el ceño. "Esto complica las cosas. Rui Ayaki era una pieza clave para mis planes. Pero ahora que ha cambiado de bando, será mucho más difícil obtener información de él, especialmente porque no tiene intenciones de regresar."

Otro de los miembros, Gyokko, intervino. "¿Y si intentamos capturarlo nuevamente? Si logramos apresarlo, podríamos volver a controlarlo."

Muzan negó con la cabeza. "No. Si intentamos capturarlo, podríamos perderlo para siempre. Rui Ayaki ya ha demostrado que tiene una voluntad fuerte, y su lealtad no está con nosotros. Si tratamos de forzarlo, podría volverse en nuestra contra, especialmente ahora que tiene el apoyo de los demonios Goetia."

Hantengu, que siempre mostraba una expresión preocupada, habló con cautela. "¿Entonces qué haremos? Si Rui no regresa y no podemos usarlo, ¿cómo afectará eso nuestros planes?"

Muzan se quedó en silencio por un momento, evaluando la situación. Finalmente, habló con calma pero con autoridad. "Aunque Rui Ayaki se haya liberado de mi control, eso no significa que haya dejado de ser útil para mí. Debemos observarlo de cerca. Si bien es cierto que ya no podemos controlar su destino, aún puede ser una herramienta si jugamos nuestras cartas correctamente."

Las Seis Lunas Superiores asintieron, sabiendo que su líder siempre tenía un plan. Sin embargo, la incertidumbre sobre lo que haría Rui Ayaki y su nueva lealtad a los demonios del Infierno los mantenía en alerta.

Muzan, con una sonrisa calculadora, concluyó: "Por ahora, dejemos que se desenvuelva en el Infierno. Cuando el momento sea el adecuado, lo recuperaremos. Pero debemos asegurarnos de que no revele la ubicación de nuestra base ni interfiera con nuestros planes. Necesitamos estar preparados para todo."

Mientras tanto, en el Infierno, Rui Ayaki, aunque disfrutaba de su nueva vida y libertad, no sabía que los ojos de Muzan y las Seis Lunas Superiores seguían observándolo desde las sombras, esperando el momento adecuado para hacer su movimiento.

Mientras Rui Ayaki, de 19 años, disfrutaba de su nueva vida y libertad en el Infierno, no sabía que los ojos de Muzan y las Seis Lunas Superiores seguían observándolo desde las sombras, esperando el momento adecuado para hacer su movimiento. Sin embargo, algo más había comenzado a cambiar en su vida, algo mucho más... incómodo.

Sintiendo una extraña sensación, Rui se dio cuenta de que había sido activado por un juguete, un vibrador, dejado por Stella, su nueva ama y guardiana en el Infierno. La incomodidad que sentía lo hizo gruñir, preguntándose si su situación había cambiado para siempre. No solo había dejado atrás su vida como Luna Inferior 5, sino que también se veía atrapado en una nueva y peculiar relación de poder.

A lo lejos, las Seis Lunas Superiores observaban lo que ocurría, sorprendidos por los nuevos desarrollos en la vida de Rui Ayaki. Kokushibo, Douma, Akaza, Hantengu, Gyokko, Daki y Gyutaro intercambiaron miradas, cada uno con su propia reacción ante la noticia.

Kokushibo, el más frío y calculador de todos, frunció el ceño, reflexionando sobre cómo la situación de Rui podría afectar sus propios intereses. "Este chico siempre ha sido impredecible. Ahora está jugando a otro nivel... Y parece que Stella tiene una influencia mucho más fuerte sobre él de lo que pensábamos."

Douma, con su característica sonrisa maquiavélica, se mostró divertido. "¡Qué interesante! Parece que el pobre Rui se ha metido en un lío del que no podrá salir tan fácilmente. ¿A qué le temía antes de enfrentarse a Muzan? Bueno, parece que ahora tiene que lidiar con algo mucho más... estimulante."

Akaza, con su mirada desafiante, se cruzó de brazos, intrigado. "El Infierno parece estar jugando con él. Pero si es capaz de soportar esto y salir fortalecido, podría convertirse en una amenaza aún mayor."

Hantengu, siempre temeroso, murmuró bajo su aliento, "Este es un juego peligroso. ¿Rui Ayaki, involucrado con una demonio de Goetia? ¿Y ahora esto? Puede que haya algo más grande en marcha, algo que ni siquiera nosotros comprendemos por completo."

Gyokko, que rara vez mostraba interés en algo que no fuera su arte macabro, se inclinó hacia adelante, fascinado. "Lo que le está ocurriendo... es arte en sí mismo. Si realmente puede aceptar su nueva vida, será una obra maestra."

Daki no pudo evitar sonrojarse, aunque intentó esconder su incomodidad tras una sonrisa arrogante. "Parece que Rui se ha alejado de su destino como Luna Inferior. Quizás esto sea lo que necesita para volverse más fuerte... o más débil."

Gyutaro, su hermano, gruñó. "No sé qué está pasando, pero no me gusta. Algo no está bien con todo esto."

Mientras los miembros de las Seis Lunas Superiores procesaban la noticia, Rui Ayaki, por su parte, no podía evitar preguntarse cómo había llegado a este punto. La nueva vida que había elegido en el Infierno lo había transformado, pero la presión de las expectativas de Stella y las intrincadas maniobras que ahora lo rodeaban lo mantenían constantemente alerta.

Stella, con una sonrisa fría y calculadora, miró a Rui Ayaki. Había algo en su mirada que dejaba claro que sus intenciones eran mucho más oscuras de lo que él pensaba.

Stella: "Hoy es el día. Mi hermano Andrealphus y yo llegaremos pronto. Hemos planeado hacerle pagar a Stolas por su infidelidad con un diablillo llamado Blitz. Vamos a hacerle sufrir."

Rui Ayaki, con una expresión pensativa, asintió, ya acostumbrado a las traiciones y manipulaciones en su vida. Aunque no le gustaba la idea de lo que estaban planeando, no podía evitar sentirse atraído por el poder que Stella y su hermano Andrealphus ejercían.

Rui Ayaki: "Bien... estaré ahí. Tengo un QI de 90,120, así que podré ayudarte en lo que sea necesario. Y además, Blitz me cae mal con todas esas bromas que hace. Tiene ese maldito libro Grimorio de Stolas y su negocio I.M.P, pero no me preocupa."

Stella asintió, sabiendo que Rui Ayaki tenía el tipo de habilidades que necesitaba. Aunque no entendía completamente los sentimientos de Rui, sabía que podía usar su poder para sus propios fines.

Stella: "Ese diablillo no sabe lo que le espera. Pero recuerda, Rui, esto es un asunto familiar. No te involucres demasiado si no es necesario."

Mientras tanto, en otro lugar, Kagaka, que observaba desde las sombras, intervino.

Kagaka: "No vamos a hacer nada... Eso es algo que deben resolver ustedes en el Infierno, en el Anillo de Orgullo. Es un asunto personal. Rui Ayaki no piensa regresar, y eso es algo que todos debemos aceptar."

Rui Ayaki, al escuchar esto, miró a Stella con una expresión fría. Sabía que la situación era más complicada de lo que parecía, pero ya no sentía el deseo de regresar a su mundo. Su destino, al menos por ahora, estaba sellado en este nuevo lugar lleno de intriga y venganza.

Mientras tanto, en el mundo humano, los Pilares y los cazadores de demonios como Tanjiro, Zenitsu y Senjuro, estaban recibiendo noticias extrañas sobre Rui Ayaki y sus alianzas con los demonios del Infierno. La revelación de que Rui estaba vivo, libre y trabajando con Stella, la esposa del príncipe Stolas, dejó a todos en un estado de sorpresa y preocupación.

Giyu Tomioka, el Pilar del Agua, frunció el ceño. "Rui Ayaki no es un simple demonio. Tiene el poder de las Lunas Inferiores, y su alianza con Stella... es preocupante."

Kyojuro Rengoku, el Pilar de la Llama, miró a sus compañeros con determinación. "Debemos encontrar una manera de hablar con él. Si está involucrado con el Infierno, será nuestra responsabilidad detenerlo si se convierte en una amenaza."

Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, no pudo ocultar su disgusto. "No me gusta la idea de que Rui Ayaki esté trabajando con demonios del Infierno. Pero no podemos hacer nada hasta que sepamos más sobre sus intenciones."

Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, asintió. "Hay que estar preparados. Los planes de los demonios del Infierno pueden ser mucho más complicados de lo que pensamos."

Mitsuri Kanroji, el Pilar del Amor, se mostró preocupada. "Si Rui ha tomado esa decisión, tal vez ya no podamos salvarlo. Pero no perderemos la esperanza."

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, susurró. "Si Rui está tan decidido a quedarse allí, podría ser demasiado tarde para intentar convencerlo de lo contrario."

Muichiro Tokito, el Pilar de la Niebla, pensó en voz baja: "Es difícil entender lo que realmente pasa por su mente, pero si se ha alejado tanto, quizás ya no hay marcha atrás."

Shinobu Kocho, la Pilar de los Insectos, observó con calma. "Si Rui se ha entregado a esa vida, debemos estar preparados para enfrentarnos a él. No podemos permitir que se convierta en una amenaza para el mundo humano."

Gyomei Himejima, el Pilar de la Roca, murmuró con seriedad. "Este es un asunto delicado. Si Rui Ayaki está involucrado en planes de venganza con los demonios del Infierno, lo mejor sería mantenerlo bajo vigilancia."

Los Pilares, junto con Tanjiro, Zenitsu y Senjuro, se dieron cuenta de que la situación con Rui Ayaki era más compleja de lo que pensaban. El joven demonio, ahora libre de las cadenas de Muzan y bajo la influencia de demonios más poderosos, estaba en un camino peligroso que podría llevarlo a un enfrentamiento directo con sus antiguos aliados.

La batalla que se avecinaba no solo era una cuestión de poder y venganza, sino también de lealtades divididas y decisiones que marcarían el futuro de Rui Ayaki y de todos los involucrados en este conflicto de proporciones demoníacas.

En el Castillo Infinito, Muzan Kibutsuji y las Seis Lunas Superiores observaban con atención la situación que se desarrollaba en el Infierno. La información había llegado rápidamente: Andrealphus, el hermano de Stella, junto a ella y Rui Ayaki, estaban tramando hacer sufrir al príncipe Stolas por su infidelidad con un diablillo llamado Blitz. Era una batalla que se libraría en el Anillo de Orgullo, en la cual Rui Ayaki había dejado claro que no tenía intención de regresar al mundo humano ni de retomar su papel como ex Luna Inferior 5.

Muzan, con su característica expresión fría, habló primero:
"Así que Rui Ayaki está vivo... Y no solo eso, sino que ha encontrado su lugar entre los demonios del Infierno. Es intrigante que haya rechazado mi control y se niegue a regresar. Pero, si cree que puede escapar de mi alcance, está subestimando mi poder."

Kokushibo, siempre serio y calculador, frunció el ceño:
"Rui fue uno de los nuestros, pero ahora actúa como si nunca hubiera sido una Luna Inferior. Su alianza con Stella y Andrealphus lo coloca en un lugar delicado. Si sus acciones afectan mis objetivos o los de Muzan-sama, no dudaré en eliminarlo."

Doma, con una sonrisa burlona, agregó:
"¡Qué interesante! Rui ha cambiado mucho desde la última vez que lo vimos. Ahora se alía con nobles del Infierno... y parece que está disfrutando de esta nueva vida. Aunque, debo admitir, me intriga cómo piensan enfrentarse a alguien como Stolas."

Akaza, siempre impaciente, golpeó el suelo con su puño:
"Esto no nos concierne. Si Rui no piensa regresar, no hay necesidad de perder el tiempo con él. Deberíamos enfocarnos en nuestros propios objetivos, no en las intrigas del Infierno."

Hantengu, nervioso y tembloroso, murmuró:
"¡Es peligroso! ¡Rui podría traernos problemas si revela información sobre nosotros! ¡No podemos confiar en él!"

Gyokko, siempre centrado en su propio arte, comentó con desdén:
"Qué fastidio. Rui se ha convertido en una marioneta para los demonios del Infierno. Es patético pensar que alguna vez fue parte de nosotros."

Daki y Gyutaro, los hermanos demonios, se miraron entre sí. Daki habló primero:
"Es un traidor. No merece que lo defendamos. Si su alianza con esos demonios pone en peligro a Muzan-sama, debería ser eliminado."

Gyutaro asintió:
"Lo que más me molesta es que Rui parece estar disfrutando su nueva vida. Ni siquiera piensa en lo que dejó atrás. Es un insulto."

Muzan levantó una mano para silenciarlos a todos.
"Rui Ayaki no es nuestra prioridad ahora. Pero si sus acciones ponen en peligro mis planes o revelan información sobre nuestras operaciones, será eliminado sin piedad. Por ahora, dejaremos que juegue a ser un demonio libre en el Infierno. Pero recuerden esto: nadie escapa de mi control para siempre."

Mientras tanto, en el Anillo de Orgullo, Rui Ayaki, Stella y Andrealphus se preparaban para ejecutar su plan. Rui, aunque intrigado por la posibilidad de causar estragos, sentía una mezcla de emociones al ver cuán lejos había llegado desde su antigua vida bajo el control de Muzan.

Stella, con su característico tono altivo, habló mientras observaba el horizonte del Anillo de Orgullo:
"Hoy comenzaremos. Stolas sentirá el dolor de la traición. Y con tu ayuda, Rui, haremos que sufra como nunca antes."

Rui, todavía ajustándose a su nuevo papel en este conflicto, respondió con calma:
"Blitz es un idiota. No me importa lo que le pase a él o a Stolas. Pero recuerden, yo no hago esto por ustedes. Lo hago porque esta vida es mejor que cualquier otra cosa que haya conocido. Nunca regresaré al mundo humano, ni a las garras de Muzan."

Andrealphus asintió, satisfecho con la determinación de Rui.
"Perfecto. Con tu inteligencia y poder, Rui, este plan será un éxito."

En otro lugar, los Pilares, junto con Tanjiro, Zenitsu y Senjuro, se mantenían atentos a las noticias que llegaban sobre Rui Ayaki. Aunque sabían que el conflicto del Infierno no era directamente su problema, la posibilidad de que Rui pudiera convertirse en una amenaza los mantenía en guardia.

Giyu Tomioka observó a los demás con una expresión seria:
"Si Rui ha elegido este camino, es poco lo que podemos hacer. Pero no debemos perderlo de vista."

Kyojuro Rengoku, con su habitual entusiasmo, declaró:
"Debemos estar listos para cualquier cosa. Si el Infierno decide traer sus conflictos a nuestro mundo, será nuestra responsabilidad protegerlo."

Mitsuri Kanroji, algo preocupada, añadió:
"Espero que Rui pueda encontrar la paz que está buscando. Pero si sus decisiones nos afectan, no tendremos más opción que actuar."

Mientras el conflicto se intensificaba en el Infierno, tanto los demonios como los cazadores de demonios sabían que el futuro de Rui Ayaki y las consecuencias de sus decisiones eran impredecibles. Las piezas estaban en movimiento, y el destino de todos estaba a punto de cambiar.

En un pequeño café del Anillo de Orgullo, el ambiente estaba cargado de tensión. Stolas, con su característica gracia, se sentó frente a su exesposa Stella y su hermano Andrealphus, mientras el joven Rui Ayaki, ahora sirviente de Stella, observaba en silencio desde un rincón. La reunión había sido convocada para discutir los términos finales del divorcio entre Stella y Stolas, aunque era evidente que la conversación se desviaría hacia acusaciones y resentimientos.

Stella, con un tono ácido, comenzó:
"Siempre has sido una desgracia para nuestra familia, Stolas. Pensaste que podías salirte con la tuya traicionándome con ese... diablillo. Qué patético."

Stolas, manteniendo su compostura, respondió con un suspiro:
"Stella, por favor. No tiene sentido seguir con esta farsa. Nuestro matrimonio siempre fue un acuerdo político, nada más. Nunca te importé como persona, solo como un medio para tu ambición."

Antes de que Stella pudiera replicar, Andrealphus intervino con una sonrisa fría:
"Hermana, tienes razón en sentirte agraviada. Pero no olvidemos que este... desliz de Stolas podría costarle más que su dignidad. Necesitamos una compensación adecuada, ¿no crees?"

Stolas levantó una ceja, exasperado.
"Compensación adecuada, dices. ¿Y qué hay de los años que soporté tu desprecio y manipulación, Stella? Esto no es más que un intento de vaciar mis recursos. No tienes ningún derecho moral aquí."

Rui, desde su posición, observaba con calma. Aunque no se involucraba directamente, su lealtad aparente hacia Stella lo mantenía atento. Sin embargo, en su interior, cuestionaba si todo este drama realmente valía la pena.

El tira y afloja se interrumpió abruptamente cuando la puerta del café se abrió de golpe. Striker, con su característico sombrero y pistola, apareció con una sonrisa maliciosa.
"Bueno, ¿no es esta una linda reunión familiar? Justo lo que necesitaba para animar mi día."

Stolas, reconociendo el peligro, se levantó de inmediato, intentando huir. Pero antes de que pudiera llegar lejos, Striker lo interceptó y lo ató con una cuerda bendita, lo que hizo que el príncipe gritara de dolor.

Stella y Andrealphus, lejos de intervenir, observaron con indiferencia, incluso satisfacción.
"Tal vez esto te enseñe a respetar a quienes realmente importan," dijo Stella con desdén.

Rui, aunque no dijo nada, sintió una punzada de incomodidad al ver el sufrimiento de Stolas. Pero sabía que su papel era mantenerse al margen.

Más tarde, mientras Striker llevaba a Stolas a su escondite en el Anillo de los Perezosos, el príncipe logró sacar su teléfono y llamar a Blitzo. La voz de Stolas estaba llena de desesperación cuando Blitzo contestó:
"Blitzy... Estoy en problemas. Striker me ha capturado. Necesito tu ayuda."

Blitzo, inicialmente distraído, respondió con su habitual sarcasmo:
"¿Qué pasa ahora, Stolas? ¿Otro drama del Anillo de Orgullo? ¿Y qué tiene que ver Loona en esto?"

Stolas, frustrado, replicó:
"No es el momento para tus bromas, Blitzo. Estoy atado con una cuerda bendita. No puedo hacer nada. Si no vienes, esto podría ser el final para mí."

Antes de que pudiera continuar, Striker le arrebató el teléfono y lo colgó con una risa burlona.
"Parece que tu novio no llegará a tiempo, príncipe."

En la oficina de I.M.P., Moxxie y Millie escucharon la llamada de auxilio de Stolas y se ofrecieron voluntarios de inmediato.
"Blitzo, no podemos dejar que Striker se salga con la suya. Ya hemos tenido suficientes cuentas pendientes con ese bastardo," dijo Moxxie con determinación.

Millie, siempre lista para la acción, agregó:
"Además, salvar a Stolas podría ser divertido. No voy a perder la oportunidad de cortarle la cara a Striker."

Blitzo, aunque inicialmente reticente, finalmente aceptó.
"Está bien, ustedes dos. Vamos a rescatar a ese pavo real dramático antes de que Striker lo convierta en un recuerdo."

Mientras tanto, en el Infierno, las piezas comenzaban a moverse en un conflicto que iba más allá de los simples asuntos de familia. Rui Ayaki observaba desde las sombras, cuestionándose si su lealtad hacia Stella y Andrealphus realmente lo llevaría al lugar que buscaba en esta nueva vida.

Rui Ayaki, habiendo decidido dejar atrás los conflictos de su antigua vida, llevaba una existencia tranquila al lado de Stella, ayudándola con las responsabilidades diarias y cuidando de Octavia, la hija de Stolas. Para Rui, esta nueva rutina ofrecía una estabilidad que nunca había conocido, y aunque los dramas entre Stella y Stolas se intensificaban, él prefería mantenerse al margen.

Mientras tanto, en el Anillo de los Perezosos, Blitzo y Loona llegan a un hospital para una cita. Blitzo, con su habitual impaciencia, se acerca al mostrador para registrarse, pero la recepcionista parece tener problemas para leer correctamente su nombre.

"¿Blitzo? ¿B-L-I-T-Z-O? ¿Cómo se pronuncia eso?" pregunta la mujer, claramente confundida.

"¡Es Blitzo, sin la 'O'!" exclama Blitzo, irritado. "¿Acaso es tan difícil leerlo?"

Mientras tanto, Loona, incómoda como siempre en lugares públicos, intenta evitar llamar la atención. Sin embargo, un niño pequeño sentado cerca la señala y le dice a su madre:
"¡Mira, mamá! Ese perro gigante tiene miedo de las sillas."

La madre, visiblemente avergonzada, lo regaña. "No digas eso en público, cariño."

Blitzo, al escuchar esto, no puede resistirse y contraataca con su habitual descaro:
"¡Oh, claro! Y tú eres un ejemplo perfecto de modales, ¿verdad, señora hipócrita?"

La mujer, indignada, responde:
"¡Cuida tu lenguaje, iracundo! Y apuesto a que vienes del Anillo de la Ira, con esa actitud."

"¡Cuidado con lo que dices frente a mi hija!" grita Blitzo, señalando a Loona, quien rueda los ojos con evidente fastidio.

Finalmente, después de mucho tira y afloja, los llaman al consultorio del médico. Blitzo, no sin antes hacer una última burla, sopla una frambuesa en dirección a la mujer mientras pasa.

En otro lugar del Infierno, Striker, tras haber capturado a Stolas, lo lleva a su guarida. El príncipe está atado a una vía de tren, lo que no puede evitar comentar con sarcasmo.
"¿En serio, Striker? ¿Una vía de tren? Esto parece sacado de una película barata."

Striker, indiferente al sarcasmo, comienza a hablar mientras afila un cuchillo con punta bendita.
"¿Sabes qué, príncipe? Estoy harto de que los de tu tipo lo tengan todo. Dinero, poder, respeto. Mientras nosotros, los de abajo, nos rompemos el lomo para sobrevivir."

Stolas, herido pero todavía desafiante, responde:
"Interesante discurso, Striker. Aunque, si no me equivoco, tú mismo trabajas para un miembro de la realeza. ¿Qué clase de hipócrita eres?"

Molesto por el comentario, Striker apuñala a Stolas en la pierna, provocándole un grito de dolor.
"¡Mira quién habla de hipocresía! Al menos yo tengo principios."

Stolas, jadeando pero sin perder la compostura, lanza un último golpe verbal:
"¿Principios? Por favor. Incluso Blitzo me tortura mejor... en la cama."

Enfurecido, Striker lo golpea nuevamente, pero el príncipe, a pesar de sus heridas, mantiene su espíritu intacto, sabiendo que Blitzo y su equipo no tardarían en llegar para rescatarlo.

Mientras tanto, Moxxie, Millie y Blitzo ya estaban en camino hacia el escondite de Striker, listos para enfrentarse a su enemigo y salvar a Stolas antes de que fuera demasiado tarde. En el Infierno, las tensiones continuaban escalando, y los destinos de todos parecían estar entrelazados en una red de conflictos y venganzas.

Moxxie y Millie hacen una parada en una gasolinera cercana para buscar información sobre el paradero de Striker. Mientras Millie interroga a los presentes, una pandilla de motociclistas entra, destacando por sus atuendos estridentes y actitud amenazante. El líder de la pandilla se fija en el sombrero de Moxxie, un regalo de Millie, y lo señala burlonamente.

"¿Quién te dio ese sombrero, vaquero de juguete? ¡Es igual al mío!" exclama el líder, atrayendo la atención de todos.

Moxxie, que ya estaba irritado, responde con sarcasmo:
"Pues, supongo que el gusto no se puede comprar, aunque claramente tú lo intentaste."

Esto provoca una pelea en la que, sorprendentemente, Moxxie, con su agilidad y astucia, logra someter a toda la pandilla. En un giro inesperado, usa una manguera de gasolina conectada al tanque de su camioneta para atar al líder, que termina siendo decapitado accidentalmente en el proceso.

Mientras tanto, Millie se acerca a un grupo de mariachis que previamente habían interpretado una canción sobre Striker.

"¿Han visto a ese maldito vaquero?" pregunta Millie con firmeza.

Los mariachis comienzan a cantar en respuesta, pero Millie, cansada de rodeos, los interrumpe.
"¡Una respuesta directa, por favor!"

Uno de ellos finalmente responde:
"Está en las minas abandonadas, cerca del volcán. No es difícil de encontrar."

Con esta información, Millie y Moxxie se dirigen al escondite de Striker, dejando un rastro de caos a su paso.

Con Stella, Andrealphus y Rui Ayaki

En otro lugar, Stella, acompañada de su hermano Andrealphus y su leal sirviente Rui Ayaki, disfruta viendo cómo sus planes se desenvuelven. Sin embargo, Andrealphus empieza a cuestionar la estrategia.

"Stella, si Stolas muere, Octavia heredará el trono. ¿Qué ganas tú con todo esto?"

Stella, frustrada, admite que no lo había considerado. A regañadientes, acepta intentar detener a Striker, pero se niega a hacerlo personalmente, encargándole la tarea a Rui Ayaki.

Mientras tanto, Striker, desinteresado en recibir órdenes, decide tomar un trofeo de su víctima: los ojos de Stolas.

El enfrentamiento final

En las minas abandonadas, Striker comienza a torturar a Stolas, quien, a pesar de estar gravemente herido, se burla del cliché de la situación.

"¿Vías de tren? ¿De verdad? ¿No podías ser más creativo?" comenta Stolas, jadeando por el dolor.

Striker, con un cuchillo de bendición en la mano, está a punto de terminar su trabajo cuando Moxxie y Millie irrumpen en escena. La batalla comienza, con ambos lados mostrando su fuerza y habilidades.

Striker demuestra ser un adversario formidable, logrando inmovilizar a Millie con su propia hacha y aplastar temporalmente a Moxxie bajo una estalagmita. Mientras lo estrangula, Moxxie recurre a una táctica inesperada:
"¿Sabes? Si sigues apretando así, podría empezar a disfrutarlo..."

Sorprendido y disgustado, Striker retrocede lo suficiente para que Moxxie lo ataque. Finalmente, Millie utiliza su fuerza para cortar una estatua, que cae sobre Striker. Sin embargo, él logra escapar antes de que puedan capturarlo.

Después del enfrentamiento

Cuando el polvo se asienta, Moxxie y Millie se acercan a Stolas, horrorizados por el estado en que se encuentra.

"Está gravemente herido. Necesitamos llevarlo a un hospital de inmediato," dice Millie, ignorando las heridas que ella y Moxxie también han sufrido.

Con Stolas en brazos, los dos se apresuran a sacarlo de las minas, dejando atrás el caos mientras Striker, aunque derrotado momentáneamente, planea su próximo movimiento.

La lucha aún no ha terminado, y las tensiones entre las distintas facciones del Infierno continúan escalando.

Con Stolas gravemente herido, Moxxie y Millie lo llevan rápidamente al hospital más cercano, atravesando calles infernales llenas de caos. Al llegar, el personal médico lo recibe en una camilla, moviéndose apresuradamente para estabilizarlo. En el bullicio, Blitzo y Loona también llegan al hospital. Loona, molesta por llevar un cono de perro tras su consulta previa, observa en silencio mientras Blitzo se acerca a la situación.

Cuando Blitzo ve a Stolas siendo llevado dentro, queda atónito.
"¿Cómo demonios puede alguien como él terminar así de jodido? Pensé que era invulnerable." murmura, con una mezcla de preocupación y desconcierto.

Mientras Stolas es atendido, Blitzo y Loona permanecen en la sala de espera. La escena cambia a la habitación del hospital, donde Stolas yace en una cama con vendajes en sus heridas, su expresión serena pero cansada. Las máquinas a su alrededor emiten pitidos suaves que contrastan con el ruido del exterior.

El Mensaje de Blitzo

En un momento de soledad, Stolas escucha el sonido de su teléfono. Es un mensaje de texto de Blitzo:
"Oye, pavo real, intenta no morirte, ¿sí? El infierno sería más aburrido sin ti. Recupérate pronto."

Una sonrisa suave cruza los labios de Stolas, pero rápidamente se desvanece al recordar la distancia emocional que se ha formado entre ellos. Con dificultad, responde:
"Gracias, Blitzy. Estaré aquí por un tiempo... puedes visitarme cuando quieras."

Envía el mensaje, pero no recibe respuesta. Mira la pantalla, esperando una señal, pero nada llega. Su mirada se vuelve melancólica, y finalmente coloca su teléfono en el mostrador junto a su cama.

El Cierre Poético

La cámara se enfoca en un florero al lado de la cama de Stolas. Contiene una rosa del infierno, una flor única con pétalos oscuros y un brillo carmesí. A medida que la escena avanza, se muestra cómo los pétalos han comenzado a caer lentamente al suelo, dejando solo el tallo.

Stolas, exhausto, se queda dormido, su rostro aún reflejando un rastro de tristeza. La habitación se sumerge en un silencio solemne, y la luz tenue del lugar resalta el contraste entre su majestuosa figura y la vulnerabilidad de su estado actual.

La última toma muestra el teléfono de Stolas sobre el mostrador, con el mensaje no respondido aún visible en la pantalla. Los pétalos caídos y marchitos de la rosa simbolizan el deterioro emocional y físico que enfrenta el príncipe.

Las Lunas Superiores, ocultas entre las sombras del infierno, observaban con incredulidad cómo Rui Ayaki, el demonio protegido de Muzan, disfrutaba su tiempo en compañía de Stella y su hermano Andrealphus. La escena era inesperada, casi surrealista, para los poderosos demonios que nunca imaginaron a Rui involucrado en la intriga política y familiar de los príncipes del infierno.

El Escenario: Un Salón Privado del Anillo del Orgullo

En un salón iluminado por candelabros oscuros y adornado con lujosos detalles infernales, Stella se encontraba recostada en un diván, acompañada por su elegante hermano Andrealphus, quien no podía ocultar una sonrisa maliciosa. Rui Ayaki, con su apariencia impecable y una actitud relajada, les servía té como un sirviente impecable. Pero la dinámica entre ellos era mucho más compleja de lo que parecía.

La Conversación

Stella, con una risa burlona, comentó mientras miraba a Rui con desdén disfrazado de interés:
"Sabes, querido Rui, las cosas en el infierno pueden ser tan... deliciosamente caóticas. Aunque debo decir, lo que realmente disfruto es torturarte, especialmente en la cama. ¿Verdad que lo hago mejor que nadie?"

Rui levantó la mirada con calma, sin dejarse intimidar, y respondió con una sonrisa serena:
"Tortura o placer, mi señora, todo depende de cómo uno elija interpretarlo. Pero si eso la complace, ¿quién soy yo para negárselo?"

Andrealphus rió ante la respuesta, mientras añadía con sarcasmo:
"Ah, Stella, siempre encuentras formas de entretenerte con los más inesperados. Rui tiene más agallas de las que aparenta. Quizá deberíamos invitarlo más seguido."

Reacciones de las Lunas Superiores

Desde un lugar oscuro y fuera de la vista, las Lunas Superiores, especialmente Akaza y Douma, intercambiaron miradas cargadas de asombro e intriga.
"¿Es en serio? Rui, el protegido de Muzan, está jugando con los nobles del infierno como si esto fuera un espectáculo barato," susurró Akaza con desdén.
"Oh, pero mira cómo encaja en esta pequeña trama. Es fascinante," respondió Douma con su sonrisa inquietante.

Incluso Kokushibo, siempre estoico, observaba con atención, intentando descifrar las intenciones de Rui Ayaki. "Esto no es propio de él... hay algo más aquí," pensó en silencio.

La Tensión Crece

Mientras Rui continuaba interactuando con Stella y Andrealphus, dejando entrever su habilidad para navegar en las aguas turbias de la política infernal, la presencia de las Lunas Superiores no pasó desapercibida para él. Rui, siempre astuto, sabía que estaba siendo observado, pero decidió ignorarlos por el momento.

Stella, ajena a las verdaderas implicaciones, levantó su copa y declaró:
"A un brindis por los juegos del poder. Porque, después de todo, ¿qué sería del infierno sin un poco de caos y entretenimiento?"

Rui simplemente asintió, ocultando una sonrisa que solo él sabía interpretar.

La escena cerró con las Lunas Superiores retirándose silenciosamente, llevando consigo un cúmulo de preguntas y sospechas

La conversación entre las Lunas Superiores continuaba, cada uno de ellos discutiendo sus propias interpretaciones sobre lo que estaba sucediendo con Rui Ayaki, Stella y la relación de poder que se tejía en las sombras del Infierno. Los susurros y comentarios se intensificaban a medida que las percepciones de lo que Rui estaba haciendo con Stella y su hermano Andrealphus tomaban formas diferentes según la perspectiva de cada uno.

Douma, con su mirada siempre lasciva, sonrió de manera inquietante mientras decía:
"Ah, yo creo que lo que busca Rui es placer. Después de todo, ¿quién no querría disfrutar de los juegos del poder y la carne? ¡Eso es lo que realmente se necesita en este mundo!"

Akaza, siempre más violento y directo, se interrumpió, gruñendo:
"¡Estás loco, Douma! Lo que Rui realmente necesita no es placer, sino un buen latigazo y tortura. Eso es lo que le enseñará respeto. No hay lugar para la debilidad en el Infierno."

Daki, con una sonrisa astuta y su mirada fija en la discusión, intervino con confianza:
"No es latigazo, Akaza. Lo que Douma dijo es cierto, pero lo que muchas veces no entienden los hombres es que las mujeres, como yo, somos expertas en seducir y controlar. Es una habilidad que tenemos. Sabemos cómo mantener a los hombres a nuestras órdenes, hacerlos dependientes."

Gyutaro, claramente disgustado por la conversación, levantó una mano y dijo, con una expresión de asco:
"¡Qué asco! No quiero escuchar más sobre este tema. Voy a vomitar."

Gyokko, que había estado observando la conversación con una sonrisa burlona, se rió abiertamente, disfrutando de la situación:
"Pobre Rui Ayaki... pero no lo es, ¿verdad? Se lo merece. Está disfrutando de su posición, aunque sea a través de la manipulación. Es exactamente lo que le corresponde."

Kokushibo, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, finalmente habló en tono frío y serio, haciendo que todos los demás se callaran inmediatamente.
"Cállense. Todos hablan demasiado, pero nadie está viendo lo que realmente está ocurriendo. No subestimemos a Rui Ayaki, él está más allá de sus juegos y trucos. No se dejen engañar por las apariencias."

El aire se volvió tenso después de las palabras de Kokushibo, ya que su mirada profunda y calculadora indicaba que había algo más en juego que simplemente el placer o la tortura. La intriga sobre Rui Ayaki seguía creciendo, y cada Luna Superior tenía su propia teoría y perspectiva sobre lo que realmente estaba sucediendo. Algunos creían que Rui estaba siendo manipulado, otros pensaban que él mismo estaba jugando un juego aún más grande, y algunos más aún, como Douma, se entregaban a la idea de que solo se trataba de placer y control.

La situación en el Infierno se volvía cada vez más caótica, mientras las alianzas y las tensiones entre los demonios comenzaban a cristalizar. Rui Ayaki se encontraba en el centro de todo, con el poder de decidir hacia qué lado se inclinaría, mientras las Lunas Superiores observaban con creciente interés, esperando el momento adecuado para hacer su movimiento.

La tensión entre las Lunas Superiores continuaba creciendo, especialmente después de la apuesta entre Akaza y Douma. Mientras Kokushibo mantenía su usual aire distante, las otras Lunas Superiores se involucraron en la discusión con entusiasmo.

Akaza, con su carácter agresivo y ansioso por demostrar su punto, señaló con un dedo hacia Douma y dijo con una sonrisa desafiante:
"Te apuesto 200 yenes a que lo que está pasando no es ningún tipo de placer. ¡Es latigazo y tortura! Eso es lo que Rui Ayaki realmente necesita para aprender su lección."

Douma, siempre dispuesto a jugar con la perversidad de las situaciones, soltó una risa juguetona y respondió con seguridad:
"Ah, 200 yenes, ¿eh? Yo apuesto 300 yenes a que lo que Rui está buscando no es tortura, sino puro placer y sexo. ¡Es lo que más le gusta a un ser como él!"

La tensión crecía a medida que las otras Lunas Superiores, menos Kokushibo, se sumaban a la conversación. Daki inclinó la cabeza con una sonrisa encantadora pero llena de malicia:
"¡Estoy de acuerdo con Douma! Todos sabemos que el placer es lo que realmente manda en estas situaciones. No hay nada como un juego de poder, y Rui Ayaki lo sabe perfectamente."

Gyutaro, todavía disgustado por la conversación, murmuró entre dientes:
"¿Realmente están apostando sobre eso? ¡Qué asco! Pero... bueno, Douma tiene razón en que este tipo de cosas suelen ser una mezcla de placer y control."

Gyokko, con su risa macabra, se unió a la discusión, sin poder resistir el juego de apuestas:
"Oh, me encanta ver cómo se revuelven en sus apuestas y teorías. Pero apuesto a que Rui Ayaki está disfrutando de todo esto, ¡es un juego muy bien jugado!"

Kokushibo, que había permanecido en silencio hasta ahora, se inclinó ligeramente hacia adelante, su mirada seria y profunda. Con un tono grave, su voz resonó, callando a todos los demás.
"No perdáis el tiempo con apuestas tontas. Lo que está sucediendo con Rui Ayaki va más allá de lo que podríamos entender. No es solo tortura ni solo placer. Está jugando un juego mucho más grande, y quien se acerque demasiado a él podría quemarse."

Las Lunas Superiores se quedaron en silencio por un momento, el peso de las palabras de Kokushibo flotando en el aire. Aunque la disputa entre Akaza y Douma seguía en pie, la atmósfera había cambiado. Algo mucho más complejo estaba sucediendo con Rui Ayaki, y todos sabían que cualquier intento de controlarlo o manipularlo podría resultar en consecuencias impredecibles.

Lo que sucedía con Rui Ayaki parecía ser cada vez más complicado para las Lunas Superiores, y su presencia generaba una atmósfera extraña y llena de tensión. Mientras Rui Ayaki se acomodaba su kimono, sudado y con su cuerpo visible bajo la tela, las Lunas Superiores no podían evitar fijarse en cada detalle. El sudor que recorría su piel y la humedad que empapaba sus bragas eran inconfundibles, y algo más parecía mezclarse con el sudor, algo blanco que dejaba una sensación inquietante en el aire.

Desde lejos, las Lunas Superiores observaban la escena, sorprendidos por lo que estaba sucediendo. La apuesta entre Akaza y Douma había alcanzado su desenlace, y no había marcha atrás. Douma, con una sonrisa de satisfacción, extendió la mano hacia Akaza, ansioso por cobrar su victoria.
"Págame, Akaza, parece que he ganado esta vez," dijo Douma con un tono burlón, sabiendo que había acertado en su predicción.

Akaza, furioso pero sin otra opción, sacó el dinero y se lo entregó a Douma, murmurando entre dientes:
"Maldita sea... Perdí."

Daki, riendo con malicia, no pudo evitar hacer una burla. "¿Lo ves, Akaza? Te dije que no podías ganar esta vez. Douma siempre sabe lo que pasa."

Gyutaro, con su rostro retorcido de asco, no pudo evitar reaccionar al espectáculo. "Voy a vomitar... todo esto es demasiado para mí."

Hantengu, al margen de la conversación, observaba en silencio, pero su mirada llena de desconfianza no pasaba desapercibida. No se atrevía a intervenir, pero la situación era claramente mucho más compleja de lo que había anticipado.

Gyokko, disfrutando del caos que se desataba, no podía dejar de reír. "¡Ja! ¡Akaza ha perdido! Nunca había visto algo tan entretenido."

Las Lunas Superiores no sabían si reír, sentirse incomodadas o confundidas. Sabían que algo más profundo se estaba desarrollando, pero no lograban comprender del todo las motivaciones de Rui Ayaki. Había algo mucho más grande en juego, algo que se extendía más allá de las apuestas o las dinámicas de poder que intentaban entender.

Rui Ayaki continuaba siendo un enigma, y las Lunas Superiores sentían que el tiempo y las decisiones que tomaran sobre él podrían tener consecuencias que nunca imaginaron.

Lo que ocurrió a continuación dejó a los Pilares completamente sorprendidos, con una mezcla de incomodidad, confusión y una incomodidad palpable en el aire. Mientras observaban cómo Rui Ayaki se acomodaba su kimono, con su piel sudada y su cuerpo visible bajo la tela, los Pilares no podían evitar sentir una incomodidad. El sudor que recorría su cuerpo y la humedad que empapaba sus bragas hacían la escena aún más perturbadora para ellos.

Tanjiro, Senjuro, Zenitsu, Nezuko, y Kanao, todos se sonrojaron profundamente al ver la escena. Tanjiro, que normalmente mantenía su compostura, se veía visiblemente incómodo y no sabía adónde mirar. Senjuro, preocupado, intentó apartar la mirada, pero la situación parecía demasiado tensa para ignorarla. Zenitsu, con su característico rubor en el rostro, estaba completamente avergonzado, mientras que Nezuko y Kanao, aunque más reservadas, no podían evitar notar el ambiente extraño.

Los Pilares no estaban menos afectados. Giyū Tomioka, el Pilar del Agua, se mantenía estoico, pero la incomodidad era clara en sus ojos. Shinobu Kōchō, la Pilar del Insecto, parecía más tranquila, pero sus mejillas rosadas indicaban que también estaba sorprendida por la situación. Kyōjurō Rengoku, el Pilar de la Llama, intentaba ser valiente, pero incluso él se sonrojaba ligeramente, incómodo ante la escena. Mitsuri Kanrōji, la Pilar del Amor, estaba visiblemente nerviosa y no podía dejar de mirar la situación, lo que solo la hacía sentirse más sonrojada.

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, con su mirada fría y calculadora, era el único que parecía mantener una cierta compostura, pero el temblor en sus manos delataba la tensión que sentía. Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, no podía ocultar su incomodidad, y su rostro se sonrojaba con rapidez, pero mantenía su actitud desafiante.

Gyōmei Himejima, el Pilar de la Roca, se mantenía en silencio, observando con una expresión seria, aunque su rostro ligeramente sonrojado indicaba que estaba procesando lo que veía. Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, trataba de actuar con su habitual arrogancia, pero incluso él estaba algo desorientado. Muichirō Tokito, el Pilar de la Niebla, parecía completamente confundido, su mente probablemente tratando de comprender lo que acababa de suceder, y no entendiendo completamente la complejidad de la situación.

Todos los Pilares se dieron cuenta de que había algo muy extraño y perturbador en la situación. El comportamiento de Rui Ayaki y la reacción de las Lunas Superiores solo aumentaban la confusión. Los Pilares intercambiaron miradas entre sí, sin saber exactamente cómo reaccionar ante lo que acababan de presenciar. La tensión estaba en el aire, y el futuro de Rui Ayaki seguía siendo un misterio para todos.

Los Pilares, después de presenciar lo que acababa de suceder y de escuchar los comentarios de las Lunas Superiores, estaban profundamente sorprendidos y confundidos. La situación con Rui Ayaki y la interacción con Stella era completamente inesperada para ellos, y no sabían cómo reaccionar.

Tanjiro, aún en shock, se dirigió a los demás con cierta incomodidad:
"¿Qué acaba de pasar? ¿Esto... esto realmente está sucediendo?" La confusión era evidente en su rostro mientras trataba de procesar lo que acababa de ver.

Senjuro parecía igualmente desconcertado, su mirada fija en el suelo, tratando de entender qué estaba ocurriendo.
"¿Cómo llegamos a esto...?", murmuró.

Zenitsu no podía dejar de frotarse la cabeza, claramente incómodo. "¡Esto es demasiado extraño! No sé qué pensar... ¿Y ese sirviente? ¿Rui Ayaki realmente está involucrado en todo esto?"

Nezuko, al igual que los demás, estaba completamente sorprendida por la escena, pero su mente estaba centrada en lo que Daki había dicho sobre Stella. "¿Qué significa eso de que Stella quiere controlar todo esto? ¿Por qué está haciendo todo esto?" preguntó, sin entender completamente las implicaciones.

Los Pilares mayores, como Giyū Tomioka y Shinobu Kōchō, se mantenían en silencio, sus ojos observando todo con cautela, pero sus expresiones no podían ocultar la sorpresa y la confusión que sentían.
Giyū finalmente rompió el silencio. "Esto no parece ser un juego común. No es solo un juego de poder, parece que hay mucho más en juego aquí."

Shinobu, siempre observadora, también reflexionó: "Sí, las palabras de Daki tienen algo de verdad, pero hay más en esta historia de lo que se puede ver a simple vista. Stella parece estar detrás de algo mucho más grande... algo que involucra a Rui Ayaki, y no parece que solo sea una cuestión de manipulación."

Mientras tanto, las Lunas Superiores seguían en su discusión, con Daki diciendo: "Las mujeres como yo, como Stella, son expertas en seducir y manipular hombres, pero ella... ella es peor que Muzan. Stella quiere controlar el terreno de Stolas y tomar el control de todo, incluso de su hija, al igual que lo está haciendo con su sirviente Rui Ayaki."

Gyutaro, con un gesto de repulsión, refunfuñó: "¿Así que Stella es peor que Muzan? Eso sí que no me lo esperaba."

Gyokko se rió sin mucho entusiasmo. "El poder no siempre viene de la fuerza, sino de la manipulación. Y parece que Stella lo entiende muy bien. Está jugando su propio juego."

Mientras todo esto sucedía, los Pilares estaban cada vez más confundidos y preocupados. Stella, Rui Ayaki, y las Lunas Superiores estaban entrelazados en una compleja red de poder, manipulación y secretos. Nadie sabía exactamente qué sucedería a continuación, pero todos sabían que algo grande estaba en juego.

Muichirō Tokito, quien había estado callado por un rato, finalmente expresó su duda. "¿Qué significa todo esto? ¿Por qué está involucrado Rui Ayaki? ¿Y qué quiere Stella realmente?"

En resumen, los Pilares ahora se enfrentaban a un dilema mucho más complicado de lo que habían anticipado. Las manipulaciones, las luchas por el poder, y las ambiciones ocultas de Stella, Rui Ayaki, y las Lunas Superiores iban más allá de cualquier guerra que habían enfrentado antes. Los próximos pasos serían cruciales, y todos se preguntaban si alguna vez comprenderían completamente la magnitud de lo que estaba sucediendo.

La situación se volvía cada vez más tensa y confusa. Octavia, visiblemente enfadada y furiosa, vio a Rui Ayaki y, sin pensarlo, le dio una patada en la entrepierna con toda su fuerza. Rui Ayaki cayó al suelo, sorprendido y atónito por la inesperada agresión.

"Es por acostarte con mi madre," dijo Octavia con desprecio en su voz, antes de girarse y marcharse sin mirar atrás.

Rui Ayaki, aún dolorido, intentó levantarse del suelo con dificultad, sintiendo el ardor en la zona afectada. Su rostro reflejaba una mezcla de confusión y dolor. Nunca imaginó que alguien como Octavia, la hija de Stella, lo vería de esa manera. El golpe lo dejó sin palabras, pero lo que más lo sorprendió fue la furia que parecía estar detrás de la acción.

Los Pilares, junto con Tanjiro, Zenitsu, Kanao, Senjuro y Nezuko, observaban la escena con distintos grados de sorpresa y preocupación.

Tanjiro no podía entender lo que había ocurrido. "¿Por qué hizo eso? ¿Por qué Octavia atacó a Rui Ayaki?"

Zenitsu estaba completamente desconcertado, sus ojos abiertos como platos. "¡Eso fue brutal! ¡No puedo creer que haya hecho eso!"

Kanao, más callada, pero igualmente preocupada, observó a Rui Ayaki en el suelo. No dijo nada, pero su mirada reflejaba la compasión que sentía por la situación. "Esto está fuera de control."

Senjuro, por su parte, parecía estar en una mezcla de confusión y frustración. "No entiendo... Rui Ayaki está siendo tratado de esta manera, pero parece estar siendo manipulado por todos estos intereses..."

Nezuko, aunque en silencio, mostraba una expresión de incomodidad al ver cómo la situación se desarrollaba. Estaba pensando en las repercusiones de todo esto y cómo podría afectar a Rui Ayaki.

Los Pilares estaban callados, observando con cautela, pero algunos de ellos parecían preocupados por la forma en que las cosas estaban tomando un giro peligroso.

Giyū Tomioka finalmente rompió el silencio. "Esto no es solo una pelea de poder entre ellos. Hay algo más detrás de todo esto, algo mucho más profundo."

Shinobu Kōchō, siempre analítica, parecía estar considerando las palabras de Giyū. "Sí, todo esto va más allá de una simple confrontación. Rui Ayaki está atrapado en algo mucho más grande que él, y ni siquiera parece tener control sobre su propio destino."

En ese momento, Rui Ayaki intentó levantarse, visiblemente afectado por el golpe, pero no pudo evitar sentirse vulnerable. Las luchas de poder, las manipulaciones, y ahora la furia de Octavia lo dejaban en una posición muy complicada.

Mientras tanto, Stella estaba observando desde las sombras, aparentemente satisfecha con la reacción de su hija, aunque sin mostrar mucho más. Muzan y las Lunas Superiores continuaban moviendo sus hilos, mientras los Pilares y los demás observaban todo con creciente desconfianza.

Lo que sucedió a continuación sería clave. Rui Ayaki estaba atrapado entre las manipulaciones de Stella, las intrigas de las Lunas Superiores, y las relaciones complicadas con los demás. Nadie sabía cuánto más podría soportar antes de que todo estallara en una confrontación más grande y peligrosa.

Lo que sucedió después fue un momento lleno de tensión. Rui Ayaki, aún sintiendo el dolor de la patada, miró a Octavia mientras luchaba por respirar bajo su agarre. Las palabras de Octavia resonaban en el aire, llenas de furia y desconfianza.

Octavia, con la ira reflejada en sus ojos, apretó aún más su mano alrededor del cuello de Rui Ayaki. "¡Solo eres un maldito! Dime qué trama mi madre, ¿qué planea Stella?" La rabia en su voz era palpable.

Rui Ayaki, sintiendo la presión en su cuello, miró fijamente a Octavia, incapaz de moverse con facilidad. "No sé... sólo soy un sirviente," logró decir con dificultad, intentando calmar la situación, pero también sintiendo una creciente incomodidad por la acusación que enfrentaba.

Octavia, con desdén, no le creyó. "¡Mentiroso!" gritó, sus ojos llenos de furia, y lo levantó aún más del suelo, manteniendo el agarre en su cuello. "¡Responde de una vez! ¿Qué está tramando mi madre?"

Rui Ayaki, comenzando a sentirse desesperado, pensó rápidamente. "Está bien... Stella... conmigo como hizo Stolas con Blitzo..." Las palabras salieron de su boca, pero al decirlas, Rui Ayaki sabía que no había forma de volver atrás. Había revelado algo importante, pero también había caído en la trampa de la manipulación de Stella.

Desde su observatorio, Muzan y las Lunas Superiores seguían atentos, observando todo lo que sucedía con gran interés.

Kokushibo, el más tranquilo de todos, frunció el ceño, notando la revelación de Rui Ayaki. "Así que Stella realmente tiene planes que involucran a Rui Ayaki... Me pregunto cuán lejos está dispuesta a llegar."

Douma, como siempre, sonrió con su sonrisa de satisfacción y dijo: "Esto se pone interesante. Parece que Rui Ayaki está en medio de algo más grande, algo que incluso Octavia no entiende. Pero bueno, todo esto solo hace que el juego se vuelva más divertido."

Akaza, a pesar de la calma exterior, no pudo evitar sentir cierto desdén. "Todo esto es una locura. Rui Ayaki parece estar atrapado en una red de mentiras y manipulaciones... ¿y esto qué tiene que ver con Blitzo?"

Hantengu no podía evitar sentir una mezcla de preocupación y diversión. "Parece que Octavia no tiene idea de qué está pasando, y Rui Ayaki tampoco. Ambos están siendo manipulados. Este drama va a ser entretenido."

Gyokko, siempre con su risa siniestra, observaba con interés cómo se desarrollaban los acontecimientos. "Pobre Rui Ayaki... No tiene ni idea de qué ha desatado. Pero, ¿quién podría haberlo sabido? Todos están jugando sus propias cartas."

Daki, con una sonrisa maliciosa, estaba claramente disfrutando del caos. "Es fascinante ver cómo Rui Ayaki se retuerce en medio de todo esto. Stella está jugando a un nivel completamente diferente."

Gyutaro, siempre más brusco, no ocultaba su disgusto. "Esto apesta. No puedo soportar ver a Rui Ayaki tan atrapado en todo esto, pero lo merece."

El ambiente era tenso, lleno de preguntas y secretos por desvelar. La confrontación entre Octavia y Rui Ayaki era solo la punta del iceberg, y las intrigas que rodeaban a Stella, Rui Ayaki, y las Lunas Superiores apenas comenzaban a salir a la luz. Lo que ocurriera a continuación sería crucial, no solo para Rui Ayaki, sino para todos los involucrados.

La situación se volvía cada vez más tensa. Rui Ayaki, aún tambaleándose por el dolor de la patada de Octavia y el daño del lanzamiento contra la pared, se levantó lentamente. Su rostro reflejaba una mezcla de dolor y frustración. En sus ojos brillaba una mezcla de impotencia y resignación.

Rui Ayaki se tambaleó hacia adelante y gritó: "¡Maldita sea, eso me dolió! ¿Por qué Octavia cree que eres mi hermana? ¡No soy tu enemigo!" Pero sus palabras se ahogaron en el aire mientras Octavia lo miraba con furia.

Octavia, con sus ojos llenos de desdén, lo miró fijamente. "¡Solo eres un maldito!" gritó, su voz retumbando en el ambiente. "Dime qué trama mi madre, ¡dímelo ahora!" Su mano se cerró alrededor del cuello de Rui Ayaki, apretando con fuerza mientras la rabia emanaba de ella.

Rui Ayaki, luchando por respirar, intentó calmar la situación. "No sé, solo soy un sirviente," dijo, con dificultad, buscando alguna manera de calmar la furia de Octavia.

Pero Octavia no le creyó, su ira la cegaba por completo. "¡Mentiroso!" exclamó, levantando a Rui Ayaki del suelo con una fuerza impresionante, tomando su cuello con ambas manos. "¡Responde! ¿Qué está tramando mi madre?"

Rui Ayaki, al borde de la desesperación, cedió finalmente. "Está bien... Stella conmigo como hizo Stolas con Blitzo..." La revelación cayó en el aire como una bomba, y Octavia, al escuchar esas palabras, lo lanzó contra la pared con tal violencia que Rui Ayaki chocó contra la superficie dura.

Octavia, furiosa y molesta, se giró y salió rápidamente del lugar, dejando a Rui Ayaki en el suelo, temblando de dolor. Sus ojos reflejaban la rabia, mientras se alejaba.

Los Pilares, junto con Tanjiro, Zenitsu, Kanao, Senjuro, y Nezuko, habían estado observando todo desde las sombras. Lo que habían presenciado no solo los dejó atónitos, sino también profundamente preocupados. No podían evitar sentir que todo lo que estaba sucediendo estaba más allá de lo que podrían haber anticipado.

Giyū Tomioka, con su expresión seria, miró a sus compañeros. "Esto no está bien. Rui Ayaki está atrapado en algo mucho más grande de lo que imaginábamos. Y parece que Octavia está completamente manipulada por su madre."

Shinobu Kōchō, siempre calmada pero perceptiva, asintió. "Este conflicto no es solo sobre Rui Ayaki. Hay fuerzas mucho más grandes en juego aquí, y Stella está jugando un juego peligroso."

Kyōjurō Rengoku, el Pilar de la Llama, frunció el ceño. "Esto se está volviendo más complicado de lo que parece. Rui Ayaki está siendo arrastrado a un conflicto familiar que no tiene forma de controlar."

Mitsuri Kanrōji, Pilar del Amor, parecía perturbada, pero también estaba preocupada por el bienestar de Rui Ayaki. "Es difícil de creer, pero ¿quién podría imaginar que Octavia haría algo así? Me siento mal por Rui Ayaki... está atrapado en un torbellino de emociones."

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, miró la escena con desconfianza. "Esto huele mal. Stella y Octavia tienen sus propios intereses. Y parece que Rui Ayaki no es más que una pieza en su juego."

Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, mostró su frustración. "¡Esto es una locura! ¿Por qué Rui Ayaki se involucra en todo esto? Parece que nadie puede salir de este enredo sin salir quemado."

Gyōmei Himejima, el Pilar de la Roca, miró la situación con una mirada tranquila pero intensa. "Este conflicto es más grande de lo que pensábamos. Necesitamos ser cautelosos, porque no sabemos cuán profundo llega esta trama."

Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, estaba impaciente. "Todo esto está fuera de control. Rui Ayaki y Octavia están atrapados en algo que ni siquiera ellos entienden completamente."

Muichirō Tokito, el Pilar de la Niebla, estaba confundido pero atento. "No sé qué está pasando, pero claramente no es bueno. Algo oscuro se está moviendo entre ellos."

El ambiente estaba cargado de tensión, y mientras Rui Ayaki se recuperaba lentamente de su caída, todos los presentes sabían que las consecuencias de sus decisiones y las de Stella aún estaban por desvelarse. La situación de Rui Ayaki y el enredo con Octavia y Stella sólo presagiaban más complicaciones, y los Pilares se preparaban para lo que pudiera venir.

La tensión en el aire era palpable. Octavia llegó al lado de Stolas con una expresión furiosa y algo perturbada, su rostro marcado por la rabia. Sin rodeos, le contó lo que había sucedido, las palabras de Rui Ayaki antes de ser lanzado contra la pared y su última revelación sobre lo que Stella había hecho con Blitzo. La verdad que Rui Ayaki había soltado golpeó como una bomba, y Stolas se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar.

Stolas, inicialmente incrédulo, pronto sintió una oleada de furia y decepción. Rui Ayaki, a quien había considerado un aliado y una especie de protegido, parecía haber traicionado la confianza de su familia. Los sentimientos de celos, ira y desesperación comenzaron a desbordarse en su interior, y Stolas no pudo evitar abrir un portal oscuro, como un reflejo de su dolor.

Con la apertura del portal, Stolas miró a Rui Ayaki y sus palabras fueron frías y llenas de desesperanza. "Has cometido un grave error, Rui Ayaki. Yo confiaba en ti." La voz de Stolas sonó rota, aunque su decisión era firme. Octavia observaba en silencio, observando la caída de su madre, sabiendo que la situación no tenía vuelta atrás.

Rui Ayaki, de rodillas y con el rostro cubierto de sudor y tristeza, levantó la mirada, intentando buscar alguna chispa de compasión en Stolas. "Te lo ruego, Stolas... dame una segunda oportunidad... por favor," suplicó, su voz quebrada por el dolor. Pero antes de que pudiera continuar, sus fuerzas lo abandonaron, y su cuerpo colapsó.

Casi en un susurro, Rui Ayaki dijo: "Has cometido un error, Stolas. Y tú también, Octavia. Cuando todo esto se caiga, no me busquen..." Con esas palabras, Rui Ayaki cayó hacia el portal abierto por Stolas, siendo absorbido por la oscuridad.

El silencio se instaló en el ambiente. Stolas miró el portal por un momento, sus ojos llenos de frustración y tristeza, mientras veía cómo Rui Ayaki desaparecía en la oscuridad, llevándose consigo toda la confusión y el dolor. Finalmente, cerró el portal, sin palabras. Octavia, aún sin comprender todo lo que había pasado, se quedó observando a su madre.

Con Rui Ayaki perdido en el abismo de la oscuridad, Stolas y Octavia quedaron frente a frente, sumidos en la misma duda de si realmente habían tomado la decisión correcta. La tensión se hacía insoportable, y el futuro de todos parecía incierto, una vez más.

Lo que sucedió después dejó a todos en un estado de incredulidad. Los Pilares estaban observando de lejos, ocultos en las sombras, presenciando el angustioso destino de Rui Ayaki mientras Stolas lo desterraba al Anillo de la Lujuria. Aquello no era solo una condena para Rui Ayaki, sino también un mensaje cargado de las implicaciones que podrían tener las decisiones de Stolas y Octavia en el futuro.

El silencio pesado llenó la habitación mientras Rui Ayaki desaparecía en la oscuridad del portal. Las palabras que había dejado escapar antes de ser desterrado resonaron en la mente de los Pilares: "Has cometido un error, Stolas. Y tú también, Octavia. Cuando todo esto se caiga, no me busquen..."

Esa frase dejó a los Pilares cuestionando la situación. Sabían que Rui Ayaki tenía información crucial, tal vez relacionada con Stella y sus oscuros secretos. ¿Qué era lo que él había descubierto sobre ella? Las Lunas Superiores también estaban involucradas, y su intervención en todo esto podría haber sido una pieza clave en un rompecabezas mucho más grande de lo que inicialmente se pensaba.

Giyū Tomioka (pilar del agua) frunció el ceño, pensativo. "Esto no es solo un castigo, Stolas cometió un error grave. Si Rui Ayaki decía la verdad, hay algo más en juego aquí."

Shinobu Kōchō (pilar del insecto) asintió con una mirada seria. "No podemos permitir que esto pase desapercibido. Si Rui Ayaki realmente tenía información que implicaba a Stella, necesitamos saberla. Su destino podría estar vinculado a algo mucho más oscuro."

Kyōjurō Rengoku (pilar de la llama) se cruzó de brazos, analizando la situación. "No creo que sea solo un sirviente común, como parecía. Rui Ayaki tiene un papel que aún no comprendemos."

Mitsuri Kanrōji (pilar del amor) suspiró, claramente perturbada por lo sucedido. "Es una pena. Aunque no comprendemos todo lo que está pasando, sus palabras antes de irse son preocupantes. Tal vez haya algo en lo que podamos intervenir antes de que sea demasiado tarde."

Obanai Iguro (pilar de la serpiente) mostró una expresión de desconfianza. "¿Qué podría estar planeando Stella para que alguien tan cercano como Rui Ayaki lo advierta? No puedo dejar de pensar que todo esto forma parte de un plan más grande."

Sanemi Shinazugawa (pilar del viento) frunció el ceño. "Lo que dijo Rui Ayaki tiene mucho peso. No podemos simplemente dejarlo pasar. Stella es peligrosa. Pero, ¿qué harán Stolas y Octavia ahora?"

Gyōmei Himejima (pilar de la roca), con su calma habitual, miró al grupo. "Deberíamos centrarnos en descubrir la verdad detrás de las palabras de Rui Ayaki. Si Stella está manipulando todo esto, debemos estar preparados."

En ese momento, el ambiente se volvió aún más tenso, y todos los Pilares intercambiaron miradas preocupadas. El peligro estaba más cerca de lo que imaginaban, y la revelación de Rui Ayaki los había puesto en alerta máxima.

Mientras tanto, Stolas y Octavia estaban atrapados en sus propias emociones. Stolas no podía dejar de pensar en las últimas palabras de Rui Ayaki. El peso de sus decisiones lo estaba aplastando. "¿Qué he hecho?" murmuró para sí mismo, luchando por comprender las ramificaciones de su propio acto.

Por otro lado, Octavia parecía más determinada que nunca a proteger lo que creía suyo, aunque las dudas comenzaban a asomarse. Rui Ayaki había revelado algo importante, pero ¿era cierto lo que decía? ¿Cómo afectaría esto a su relación con Stolas y al futuro de su familia?

El futuro de todos estaba en juego, y las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, pero las respuestas aún no estaban claras. Lo que sucediera a continuación dependería de las decisiones que tomaran los involucrados, pero una cosa era segura: Rui Ayaki había dejado un legado de incertidumbre y peligro para todos los que lo rodeaban.

Lo que ocurrió a continuación fue un giro inesperado para Rui Ayaki. Mientras se alejaba, desterrado y lleno de tristeza y rabia, su corazón estaba lleno de dolor y odio hacia Stolas y Octavia. Miró atrás con una expresión de desprecio, viendo a los dos desde la distancia antes de que el portal se cerrara por completo, dejando una sensación de vacío en su pecho. La frustración lo consumía, pero algo lo hizo detenerse: una figura desconocida apareció frente a él.

Era Asmodeus, el príncipe de la lujuria, quien al observar a Rui Ayaki, se sintió atraído no solo por su apariencia demoníaca, sino también por la energía que irradiaba. Rui Ayaki, con su aspecto imponente y único, llamó la atención de Asmodeus, quien lo miraba con una mezcla de curiosidad y deseo. No era común que Asmodeus se interesara en alguien de esa manera, pero algo en la presencia de Rui Ayaki lo hacía diferente.

"Vaya, vaya... No puedo dejar que alguien tan... atractivo... se pierda en el olvido," dijo Asmodeus con una sonrisa cautivadora, mientras se acercaba a Rui Ayaki.

Rui Ayaki, exhausto y lleno de odio, apenas levantó la vista para mirar al demonio que le hablaba. "¿Qué quieres de mí?" gruñó, sintiendo que su mente estaba a punto de explotar. Sin embargo, algo en la mirada de Asmodeus parecía prometerle un destino diferente.

"Lo que quiero es que me acompañes," respondió Asmodeus, con una mirada seductora. "Tu destino parece incierto, pero creo que podría interesarme tenerte a mi lado."

Sin decir más, Asmodeus llevó a Rui Ayaki a su mansión, un lugar que rebosaba de lujo y una atmósfera cargada de seducción y poder. Allí, Rui Ayaki fue recibido por Fizzarolli, un demonio peculiar que rápidamente notó la presencia de Rui Ayaki y su aura única.

"¡Vaya! Parece que tenemos una nueva cara en la mansión," dijo Fizzarolli con una sonrisa traviesa, mientras observaba a Rui Ayaki. "¿Eres otro de los... intereses de Asmodeus?"

Rui Ayaki se sintió confundido, pero también aliviado de estar lejos de la carga emocional que representaban Stolas y Octavia. Al principio no entendía completamente el interés de Asmodeus, pero poco a poco se dio cuenta de que no estaba siendo tratado como un sirviente, sino como algo mucho más valioso.

Fizzarolli hizo todo lo posible para hacer que Rui Ayaki se sintiera cómodo, dándole la bienvenida y mostrándole los rincones de la mansión, mientras compartían algunas bromas y risas. Aunque Rui Ayaki aún estaba herido por su pasado, un atisbo de esperanza comenzó a florecer dentro de él. Tal vez, finalmente, había encontrado un lugar donde podía ser aceptado por quien era realmente.

Así, entre nuevos comienzos y la promesa de una vida diferente, Rui Ayaki comenzó una nueva etapa en su vida, lejos de la traición de aquellos a quienes había confiado. Y con Fizzarolli como su amigo y Asmodeus mostrándole un mundo de indulgencias y lujuria, Rui Ayaki sentía que quizás, solo quizás, podría encontrar algo de paz en un lugar tan inesperado como la mansión de Asmodeus.

La atmósfera en el Anillo de Orgullo era tensa. Stella, con su mirada fría y llena de furia, se enfrentaba a Stolas, su esposo, con palabras cargadas de rabia. El espacio se llenó de una pesada energía, mientras Stella no podía contener su frustración ante lo que había ocurrido.

"Eres un maldito," dijo Stella, su voz resonando con furia. "Era un sirviente valioso para mí. Y tú lo desterraste al Anillo de Lujuria, ¿por qué? No solo eso, Stolas. Tenía habilidades que podrían haber sido útiles, habilidades que yo podía haber aprovechado. Rui Ayaki no era solo un demonio cualquiera. Era importante para mí."

Stolas se quedó en silencio por un momento, la tensión en el aire palpable. No estaba acostumbrado a la furia de Stella, pero lo que acababa de escuchar lo sorprendió. Rui Ayaki no era simplemente un sirviente más, parecía haber tenido un significado mucho mayor para ella de lo que él había imaginado. Su mente comenzó a procesar las palabras de Stella mientras ella continuaba.

"¿Manipular hilos? ¿Realmente creías que solo lo podías usar como un simple sirviente? Rui Ayaki podría haber hecho mucho más. Esa habilidad, la que usaba con sus dedos, era poder puro. Y ahora, por tu error, lo he perdido. Ahora me iré con mi hermano, Andrealphus, y mi hija, Octavia. Ya no quiero tener nada que ver contigo, Stolas. No quiero estar junto a un maldito infiel."

Las palabras de Stella fueron como dagas lanzadas a Stolas, clavándose profundamente en su pecho. Sabía que había cometido un error al desterrar a Rui Ayaki, pero escuchar que él era más de lo que había percibido lo golpeó con fuerza.

"Rui Ayaki... de otro mundo, dices..." murmuró Stolas, finalmente rompiendo su silencio. Su mente estaba abrumada por todo lo que acababa de escuchar. ¿Qué había hecho realmente al desterrarlo? ¿Había subestimado a Rui Ayaki y ahora lo había perdido para siempre?

Stella lo miró, un brillo de satisfacción en sus ojos al ver que Stolas finalmente comenzaba a darse cuenta de la magnitud de su error.

", Stolas. Rui Ayaki era más importante de lo que pensabas. Pero ya no hay vuelta atrás. Cuando todo esto se desplome, no me busques. Estoy tomando a mi hija y a mi hermano. Y tú, te quedarás aquí con tu traición."

Con esas últimas palabras, Stella se giró, dejando a Stolas solo, sumido en sus pensamientos. Ella tenía un plan claro ahora: marcharse con su familia, dejando atrás el caos y el conflicto que ella misma había creado. Stolas se quedó allí, mirando el vacío, sintiendo la pérdida de algo que nunca había apreciado completamente hasta ahora.

Mientras Stella se alejaba, Stolas se quedó allí, solo en el Anillo de Orgullo, lamentando su propio destino y el precio que tendría que pagar por sus decisiones.

Octavia, quien había sido testigo del conflicto entre Stella y Stolas, estaba sorprendida por las revelaciones sobre Rui Ayaki. A pesar de sus emociones conflictivas hacia él, había una parte de ella que no podía dejar de sentir curiosidad por lo que Stella había mencionado. Los detalles de Rui Ayaki no solo eran impactantes, sino que también dejaban al descubierto un aspecto completamente diferente del demonio al que había considerado un simple sirviente.

"¿Un demonio de otro mundo? ¿Y una Luna Inferior? Esto es... esto es demasiado," murmuró Octavia para sí misma, mientras procesaba la información. Había aprendido sobre las Lunas Demoníacas de Muzan, pero nunca había imaginado que alguien como Rui Ayaki podría ser parte de esa élite de demonios. Si Rui Ayaki realmente era una Luna Inferior 5, eso significaba que tenía una fuerza y habilidad mucho mayores de las que ella había presenciado.

Octavia recordó los momentos en los que había visto a Rui Ayaki manipular hilos con sus dedos, una habilidad que nunca entendió completamente. Al principio, la había considerado algo trivial, pero ahora todo tenía un nuevo significado. Manipular hilos no era una habilidad común, y el hecho de que estuviera asociada con un demonio tan poderoso le dio un giro completamente nuevo a su percepción de él.

"Luna Inferior 5... de las 12 Lunas Demoníacas... Esto cambia todo," pensó, mientras su mente comenzaba a visualizar las implicaciones. Si Rui Ayaki había sido uno de los 12 demonios más poderosos al servicio de Muzan, su valor no podía ser subestimado, y menos aún si había sido desterrado de esa manera tan abrupta.

"Mi madre... no sabía lo que tenía en sus manos," murmuró Octavia con incredulidad, mirando hacia el horizonte. Stella, al haberlo visto como un simple juguete o sirviente, no había comprendido la magnitud de lo que estaba dejando ir.

En ese momento, la conexión entre Rui Ayaki y el destino de Stolas tomó un giro más complejo. Octavia entendió que había mucho más en juego que lo que su madre había dicho. Si Rui Ayaki era de otro mundo y poseía habilidades tan poderosas, las repercusiones de su destierro no solo afectarían a Stolas y Stella, sino que también podían tener consecuencias mucho más amplias.

Octavia decidió que debía averiguar más sobre Rui Ayaki, sobre su historia y sobre por qué Muzan lo había considerado parte de las 12 Lunas Demoníacas. Si había algo más que ella pudiera aprender de este misterio, algo que su madre no había considerado, podría ser su oportunidad para ganar el control de la situación.

"Lo que mi madre no sabe, yo lo descubriré," pensó con determinación, mientras comenzaba a planear su próximo movimiento. Podía sentir que lo que acababa de descubrir sobre Rui Ayaki era solo la punta del iceberg, y si lograba comprenderlo, podría usar ese conocimiento en su propio beneficio.

Ahora, el destino de Rui Ayaki no solo estaba atado a su madre Stella, sino también a Octavia, quien no iba a dejar que este enigma se desvaneciera sin antes obtener respuestas que podrían cambiar el curso de todo.


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