rui en hellova boss parte 3
Después de que terminó la sesión de fotos, Angel Dust y Rui Ayaki se retiraron a un rincón del estudio, aún con sus bragas húmedas, pero decidieron tomar un breve descanso. Los dos sabían que la situación no era fácil, pero al menos tenían un pequeño respiro mientras saboreaban el vino y algunos dulces.
Angel Dust dejó escapar un suspiro, tomando un trago de su copa, pero no parecía tan relajado como se esperaba. Estaba pensando en cómo escapar, aunque sabía que era más fácil decirlo que hacerlo.
Angel Dust: "Oye, Rui... ¿has pensado alguna vez en cómo escapar de este lugar? Lo siento, pero... a veces siento que estoy atrapado en una prisión de lujo."
Rui Ayaki, sin embargo, no parecía tan desesperado. Había aprendido a adaptarse a la situación y, aunque quería escapar de Valentino, sabía que las circunstancias no lo permitían fácilmente.
Rui Ayaki: "Lo he pensado, pero la verdad es que no podemos hacer nada sin que Valentino nos vigile de cerca. Siempre tiene un ojo en nosotros, ya sea directa o indirectamente. ¿Escapar? Tal vez, algún día, pero ahora mismo... necesitamos jugar su juego."
Angel Dust frunció el ceño, con una ligera expresión de frustración. Sabía que Valentino estaba pensando en utilizarlos aún más para su propio beneficio, especialmente para conseguir más vino antiguo del mundo humano, algo que él planeaba usar para asegurar su dominio sobre otros demonios y establecer aún más poder.
Angel Dust: "¿Y qué pasa si... qué pasa si nos usara para más cosas, como traer más vino? A este paso, creo que se va a obsesionar con nosotros."
Rui Ayaki miró a Angel Dust, pensando en las palabras de su compañero. Sabía que Valentino no los iba a dejar ir tan fácilmente, y que cualquier intento de escape sería meticulosamente planeado. Sin embargo, tenía la esperanza de que tal vez algún día Charlie intervendría.
Rui Ayaki: "Charlie... puede que sea nuestra única esperanza, aunque no estoy seguro de que sea tan fácil. Valentino tiene mucha influencia, y las cosas no son como antes. Pero si alguien puede rescatarnos, es ella."
Aunque sabían que el escape sería difícil, ambos seguían pensando en una manera de liberarse. Durante el descanso, se pusieron una camisa y unos shorts, intentando relajarse un poco y encontrar una manera de planificar su próximo movimiento sin ser atrapados.
De repente, la puerta del estudio se abrió, y Valentino entró, sonriendo con su habitual arrogancia.
Valentino: "Ah, mis preciosos... ¿disfrutaron de su descanso? Es hora de hacer que trabajen un poco más, claro. Necesito que vayan al mundo humano para traer más vino. ¡El vino de 1980, por supuesto! El mejor que puedan encontrar."
Angel Dust y Rui Ayaki se miraron, conscientes de que esto podría ser otra oportunidad para encontrar una salida, aunque sabían que cualquier intento de escapar aún estaba lejos de ser una opción segura. Tenían que seguir el plan de Valentino por ahora, pero no podían dejar de pensar en un futuro en el que finalmente pudieran ser libres.
Angel Dust (en voz baja a Rui): "Tenemos que hacer algo... No sé cuánto tiempo más podré soportar esto."
Rui Ayaki (susurrando de vuelta): "Lo sé, pero si queremos sobrevivir a esto, tenemos que seguir el juego por ahora. Pero algún día, Valentino se equivocará."
Ambos estaban decididos a encontrar una salida, aunque sabían que necesitarían más que solo coraje para lograrlo.
Valentino, sentado en su lujoso trono en el infierno, meditaba sobre sus planes para Angel Dust y Rui Ayaki. Sabía que tenía dos de sus valiosas estrellas a su disposición, y que podían ser utilizados para obtener más vino antiguo de los humanos, algo esencial para su propio poder y control. Pero algo en su mente comenzaba a girar, como una idea que pronto se haría realidad.
Valentino: "Es fascinante, ¿no? Estos dos tienen lo que necesito... y Charlie, tan desesperada por rescatarlos. Tendrá que hacer lo que sea para conseguir lo que le corresponde... un cristal de Asmodeus. Es algo que solo ellos dos tienen... o, quizás, a través de Stolas."
Mientras tanto, Vox se acercó a Valentino, siempre pensativo sobre cómo todo encajaba en sus propios planes. Sabía que la presencia de Charlie en el infierno no podría durar mucho, sobre todo si estaba dispuesta a entrar en juego para intentar rescatar a Angel Dust y Rui Ayaki. Pero también sabía que esto no solo era una oportunidad para Charlie, sino también para manipular aún más la situación.
Vox: "De todas formas, eso es lo que ellos más desean, ¿verdad? La posibilidad de escapar. Pero aún no saben que necesitan el cristal. Solo ellos pueden dárselo. Esto lo hace aún más interesante... será divertido ver qué hace Charlie para conseguirlo."
Velvette, siempre con una sonrisa malévola, observaba a Vox y Valentino desde un lado, riendo suavemente mientras imaginaba lo que vendría.
Velvette: "Oh, va a ser un espectáculo, ¿verdad? Imagínate cómo se va a poner Charlie al intentar salir del infierno y llegar al mundo humano solo para rescatar a Angel Dust y Rui Ayaki. Será una comedia de errores... y veremos hasta dónde está dispuesta a llegar."
Los Overlords, disfrutando de la situación, compartían miradas cómplices. Sabían que estaban controlando cada movimiento, cada decisión. Todos sus planes se entrelazaban, pero lo más divertido para ellos era ver cómo Charlie, la única que podría interrumpir sus juegos, caía en su propia trampa.
Vox: "De todas formas, estoy deseando ver cómo se desarrolla esto. El infierno tiene una manera única de moldear a sus jugadores... y es tan entretenido verlos luchar por algo que ni siquiera comprenden completamente."
Mientras tanto, Angel Dust y Rui Ayaki seguían atrapados en su mundo, sabiendo que el control que Valentino tenía sobre ellos los mantenía cerca de la oscuridad, mientras su esperanza de escapar parecía lejana. Sin embargo, el pensamiento de Charlie intentando rescatarlos era lo único que les daba algo de esperanza en medio de todo el caos que los rodeaba.
Las risas de los Overlords resonaban en el aire, sabiendo que este juego de poder y manipulación no hacía más que empezar.
Mientras tanto, Angel Dust y Rui Ayaki seguían atrapados en su mundo, sabiendo que el control que Valentino tenía sobre ellos los mantenía cerca de la oscuridad, mientras su esperanza de escapar parecía lejana. Los ecos de risas malignas y la constante manipulación de los Overlords pesaban sobre sus hombros, pero aún había algo de esperanza en sus corazones, y esa esperanza residía en la idea de Charlie, quien, aunque lejana, podría ser su única salvación.
La conexión con Charlie era lo único que les mantenía anclados a la idea de una posible libertad. Sin embargo, los Overlords, disfrutando de su poder sobre ellos, sabían que el juego de poder y manipulación apenas había comenzado. La situación solo se volvería más peligrosa con el tiempo.
Angel Dust y Rui Ayaki, vistiendo ropa cómoda como camisas y shorts, se preparaban para continuar con su misión de obtener más vino para Valentino, Vox y Velvette en el mundo humano. Las bragas moradas con líneas blancas y puntitos rosas que llevaban seguían siendo un recordatorio constante de su situación, pero para ellos, la normalidad en su rutina era una manera de intentar mantener el control sobre sí mismos, aunque fuera por un momento.
En su viaje hacia el mundo humano, aprovecharon la oportunidad para hablar con Killua, Gon, Kurapika y Leorio, tratando de liberar sus mentes un poco y compartir sus pensamientos sobre su trabajo y la carga que llevaban. Sin embargo, sabían que las circunstancias estaban fuera de su control, y la posibilidad de liberarse de Valentino seguía siendo un sueño lejano.
Por otro lado, Stolas observaba desde las sombras, preocupado por la situación de Angel Dust y Rui Ayaki. Quería reclamar esas almas para que Valentino no las controlara, pero sus propias limitaciones y el poder de los Overlords le impedían hacer algo directamente. El demonio sabía que cualquier intento de intervenir podría ser fatal, pero no podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo sus seres queridos caían más en la oscuridad.
Mientras tanto, Stella, con sus propios planes oscuros, pensaba en usar a Valentino para acercarse a su ex-sirviente Rui Ayaki y ahora también a Angel Dust. La fascinación por el control que Valentino tenía sobre ellos la impulsaba, pero también sentía una necesidad de poseer algo de esa energía oscura que tanto le atraía.
Los juegos de poder y manipulación continuaban, y mientras Angel Dust y Rui Ayaki seguían atrapados en la tela de araña tejida por los Overlords, los demás en el mundo humano también se veían atrapados por la influencia que estos seres oscuros tenían sobre ellos.
Angel Dust y Rui Ayaki habían estado reflexionando durante algún tiempo sobre la posibilidad de traicionar a Valentino. El contrato que los ataba a él era casi indestructible, y las probabilidades de escapar o robar ese poder eran mínimas, pero la tentación de liberarse de su control los mantenía inquietos. Ambos sabían que el riesgo era enorme, y que las consecuencias de intentar robar el contrato de Valentino eran prácticamente una muerte segura. Sin embargo, algo dentro de ellos les impulsaba a intentarlo, a pesar de que la probabilidad de éxito era casi inexistente: un uno en un millón.
Rui Ayaki, con su apariencia peculiar de demonio, sentía una mezcla de frustración y desesperación. Su piel blanca y los patrones rojos en su rostro, junto con su cabello blanco, semejante a las patas de una araña, lo hacían destacar en el mundo infernal. Los detalles de su ojo izquierdo, grabados con el kanji que representaba su rango dentro del infierno, le recordaban constantemente a su lugar en el orden jerárquico. Su vida estaba marcada por el control y la sumisión, algo que ya no podía soportar más. Su ropa interior morada, decorada con líneas blancas y puntitos rosas, era un símbolo de su conexión con Valentino, un recordatorio constante de que su libertad estaba en las manos del demonio.
Angel Dust, con su pelaje blanco y las manchas rosas en su cuerpo, también vivía bajo el yugo de Valentino, pero la idea de un futuro en el que podría ser libre lo mantenía con vida. La peculiar marca de un corazón rosa en su pecho, y la presencia de un único colmillo dorado, lo hacían una figura inconfundible, y aunque siempre estaba rodeado de glamour y excesos, su alma estaba cautiva en un ciclo de servidumbre. Él también sentía que su único escape era la traición.
El día que Angel Dust y Rui Ayaki decidieron hacer una última compra antes de poner en marcha su plan, adquirieron vino de las mejores cosechas: de 1945 a 2000, de 1990 a 2025, y de 1980 a 2006. También compraron joyas, hechas de oro y piedras preciosas que seguramente les proporcionarían la financiación necesaria para financiar su huida, o al menos ofrecer algo valioso que pudieran usar como distracción.
Mientras se dirigían al mundo humano para continuar con su plan, un grupo inesperado de observadores apareció: la familia Zoldyck. Los Zoldyck, conocidos por su habilidad para detectar a quienes operan en las sombras y su fama por ser los mejores asesinos, observaron detenidamente a Angel Dust y Rui Ayaki, notando algo peculiar en ellos. Los Zoldyck se dieron cuenta de que algo no estaba bien con la relación entre Valentino y sus súbditos, y podrían haber intuido las intenciones de traición de Angel Dust y Rui Ayaki.
A pesar de sus intenciones de traicionar a Valentino y escapar de su control, Angel Dust y Rui Ayaki sabían que la situación era extremadamente peligrosa. La familia Zoldyck, si decidían involucrarse, podría ser una amenaza aún mayor que Valentino mismo. Y mientras sus corazones deseaban la libertad, también entendían que cualquier paso en falso podría costarles la vida.
La situación de Angel Dust y Rui Ayaki se volvía cada vez más tensa, y su decisión de traicionar a Valentino los ponía en una posición sumamente peligrosa. Sabían que, si querían escapar de su control, tendrían que actuar con cautela y precisión, pero el riesgo de ser descubiertos era inminente. La familia Zoldyck, con su reputación como los asesinos más letales del mundo, observaba sus movimientos con atención. Sabían que cualquier desliz podía poner en peligro su plan.
Mientras Angel Dust y Rui Ayaki discutían cómo llevar a cabo su traición, sus pensamientos fueron interrumpidos por un momento incómodo. Se quejaron en voz baja sobre el vibrador que Valentino había activado en sus prendas, maldiciendo su presencia y la incomodidad que les causaba. "¡Maldita sea, este vibrador está jodiendo nuestras prendas!" exclamó Angel Dust mientras trataba de disimular su frustración. Rui Ayaki, con su habitual tono sarcástico y molesto, añadió: "Esto es más un maldito obstáculo que una ayuda".
Pero más allá de sus quejas sobre el aparato, lo que realmente los preocupaba era el riesgo de ser descubiertos por los Zoldyck, una familia de asesinos que poseían habilidades excepcionales. Silva Zoldyck, el patriarca, conocido por su fuerza y frialdad, estaba siempre atento a cualquier amenaza potencial. Kikyo Zoldyck, la matriarca, no era menos peligrosa; su astucia y capacidad para manipular situaciones la hacían una de las personas más temibles en el mundo de los Zoldyck.
Illumi Zoldyck, el hermano mayor, era un maestro en el arte de la manipulación mental y el control. Su frialdad y su falta de emociones lo hacían un enemigo difícil de leer, y su presencia podía percibirse como una amenaza inminente. Milluki Zoldyck, el hermano mayor, era obsesivo y perfeccionista, siempre en busca de la perfección en sus propios términos. Alluka Zoldyck, la hermana menor, tenía habilidades que podrían complicar aún más la situación si se veían involucrados. Y Kalluto Zoldyck, el hermano menor, aunque más joven, estaba en proceso de entrenamiento y aprendizaje, lo que lo hacía impredecible.
La familia Zoldyck observó detenidamente a Angel Dust y Rui Ayaki, siendo muy conscientes de que su relación con Valentino no era algo ordinario. Sabían que las probabilidades de que intentaran algo como robar el contrato de Valentino eran altas, pero también entendían el nivel de peligro que esto implicaba. El QI de Rui Ayaki, con 95,000, y el de Angel Dust, con 94,000, los convertían en oponentes formidables, pero la familia Zoldyck tenía su propio conjunto de habilidades que superaba incluso esos números.
Silva Zoldyck estaba convencido de que si Angel Dust y Rui Ayaki intentaban robar el contrato de Valentino, no dudarían en hacer todo lo posible para detenerlos. Su familia era famosa por no dejar que nadie interfiriera en sus asuntos, y la traición no sería algo que permitirían fácilmente.
Los Zoldyck tenían una reputación que los precedía, y si Angel Dust y Rui Ayaki querían intentar escapar de Valentino y robarle su poder, tendrían que enfrentarse a una lucha que podría resultar mortal. A medida que la tensión crecía, la familia Zoldyck seguía observando en las sombras, sabiendo que cualquier movimiento incorrecto de los dos sería fatal.
Rui Ayaki y Angel Dust no solo tenían que lidiar con Valentino, sino ahora con una familia de asesinos con una capacidad excepcional para detectar y neutralizar amenazas. La traición estaba en marcha, pero los Zoldyck ya estaban preparados para contrarrestarla.
La situación se complicaba aún más para Angel Dust y Rui Ayaki. Ambos, con sus lenguas bifurcadas, que se comportaban como las de serpientes, representaban una habilidad única que solo ellos compartían, un rasgo que los hacía aún más especiales, pero también más vulnerables. Sus lenguas, largas y con dos puntas, se movían con una destreza casi sobrenatural, como si fueran partes de un reptil, algo que les otorgaba una cierta ventaja en combate o manipulación, pero que también los hacía destacar demasiado.
La única otra figura conocida con habilidades similares era Sir Pentious, el pecador serpiente. Él, con su propia naturaleza reptiliana, había sido un ser raro y formidable. Sin embargo, Angel Dust y Rui Ayaki no eran exactamente como él. Aunque compartían la capacidad de usar sus lenguas de manera serpenteante, su naturaleza era diferente, más compleja, y con muchas más implicaciones que solo una habilidad de control físico. Eran seres enredados en un mundo de poderes y de pactos, luchando por mantener el control de su destino.
Con el conocimiento de que su habilidad era única y peligrosa, Angel Dust y Rui Ayaki empezaron a pensar en cómo usarla a su favor, especialmente si la familia Zoldyck llegaba a enfrentarlos. Sabían que, si lograban infiltrarse en los planes de Valentino y robar el contrato que los mantenía atados a él, tendrían que ser extremadamente cuidadosos. Su lengua bifurcada les daba un nivel de agilidad y destreza, lo que los haría más impredecibles en una confrontación.
El hecho de que solo Sir Pentious fuera reconocido como un "pecador serpiente" les daba a ambos cierta ventaja estratégica, ya que podían ocultar su naturaleza de manera más efectiva, sin que se les asociara directamente con ese tipo de habilidades. Pero a medida que avanzaban en sus planes de traición, su situación se volvía más tensa.
La relación con los Zoldyck podría complicarse aún más si ellos descubrían el verdadero alcance de sus habilidades. Sabían que el control que Valentino ejercía sobre ellos era férreo, pero Angel Dust y Rui Ayaki no estaban dispuestos a rendirse tan fácilmente. Aunque la traición parecía la única salida, el precio que tendrían que pagar podría ser mucho más alto de lo que imaginaban.
Cada decisión que tomaran ahora, cada paso que dieran en su misión para escapar, los acercaba más a la confrontación final. Pero una cosa era segura: Angel Dust y Rui Ayaki no dejarían que nadie los controlara por más tiempo, ni siquiera Valentino o la peligrosa familia Zoldyck.
Angel Dust y Rui Ayaki pasaban gran parte de su tiempo juntos planeando formas de escapar del control férreo de Valentino. Ambos sabían que la fuerza física y mental de Valentino era intimidante, pero también entendían que debían encontrar una manera de igualarlo o superarlo si deseaban ser libres.
Una idea audaz comenzó a formarse en la mente de Rui Ayaki: recurrir a Muzan Kibutsuji, el Rey de los Demonios, en busca de más sangre. Rui razonaba que, si lograba obtener una dosis sustancial de la poderosa sangre de Muzan, podría adquirir un poder que le permitiría copiar y replicar las habilidades más formidables de otros demonios, incluidos los más fuertes que alguna vez sirvieron al rey demoníaco.
El plan de Rui Ayaki
Rui visualizaba cómo, con una cantidad suficiente de la sangre de Muzan, podría obtener habilidades específicas como:
Muzan: Su regeneración perfecta, capacidad de manipular carne y sangre, y la inmunidad al sol.Kokushibo: Su extraordinaria destreza con la espada y las técnicas del Aliento de la Luna.Douma: Su habilidad para crear hielo y controlar su entorno con un frío devastador.Akaza: Su fuerza bruta y su percepción de combate, capaz de prever los movimientos de sus enemigos.Hantengu: Su habilidad de dividirse en múltiples formas con diferentes personalidades y poderes.Daki y Gyutaro: Sus técnicas de cinturón cortante y su veneno mortal.Nakime: Su habilidad para manipular estructuras y cambiar los espacios a su voluntad.Nezuko: Su resistencia única a la luz solar y su llamativo poder curativo.Kaigaku: Las habilidades del Aliento del Trueno, adaptadas a su naturaleza demoníaca.Enmu: Su control sobre los sueños y la capacidad de sumergir a otros en ilusiones profundas.La complejidad del plan
Aunque parecía una solución prometedora, Rui Ayaki sabía que acercarse a Muzan no sería sencillo. Muzan ya lo había favorecido en el pasado, pero cualquier intento de obtener más sangre podría interpretarse como un acto de ambición o traición. Además, los demonios superiores como Kokushibo y Douma podrían interferir en el proceso, ya sea por celos o por proteger los intereses de su maestro.
Por otro lado, Angel Dust tenía dudas sobre el plan. Aunque confiaba en la inteligencia y determinación de Rui, temía que depender de un ser tan peligroso como Muzan solo complicara más las cosas. Sin embargo, la perspectiva de adquirir poderes que pudieran superar incluso a los de Valentino era difícil de ignorar.
El dilema
Mientras Rui Ayaki planeaba su enfoque para contactar a Muzan, Angel Dust comenzaba a trabajar en tácticas de distracción para mantener a Valentino ocupado. Ambos sabían que cualquier intento de escapar sería extremadamente riesgoso, pero estaban dispuestos a correr el riesgo. Entre el control opresivo de Valentino y la incertidumbre de lidiar con Muzan, el camino hacia la libertad parecía cada vez más complicado.
Sin embargo, una cosa era segura: si Rui lograba obtener esas habilidades, su oportunidad de escapar y enfrentarse a cualquier enemigo, ya fuera Valentino, los Overlords, o incluso los Zoldyck, sería mucho más tangible.
Angel Dust y Rui Ayaki caminaban por un sendero sombrío, el ambiente impregnado de una tensión palpable. Las sombras parecían alargarse a su paso, y pronto se encontraron frente a una imponente figura rodeada de un aura de absoluto dominio: Muzan Kibutsuji. A su lado, las Seis Lunas Superiores observaban con interés, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y amenaza.
Rui Ayaki, con determinación en su rostro, dio un paso adelante, mostrando el coraje que había reunido para este encuentro.
—Hola, Muzan, —dijo Rui con su voz clara y firme—. Quiero liberarme del contrato de Valentino junto a mi amigo Angel Dust. Y para lograrlo, necesito tu sangre.
Las palabras parecían resonar en el aire, atrayendo la atención de las Lunas Superiores, cuyos ojos ahora estaban fijos en los dos visitantes.
Rui continuó, su tono impregnado de fervor:
—Si me concedes este favor, prometo volver a servirte como Luna Superior 7, con más poder y lealtad que nunca. Angel Dust también estará a tu servicio como Luna Superior 8. Juntos, podemos traer gloria a tu reino y derrotar a cualquiera que se interponga en tu camino.
La reacción de Muzan
Muzan observó a Rui Ayaki, su mirada calculadora evaluando cada palabra. Había una mezcla de interés y desdén en sus ojos. Era evidente que consideraba cuidadosamente la propuesta, mientras las Lunas Superiores intercambiaban miradas entre ellos. Kokushibo, siempre estoico, simplemente mantuvo su espada firmemente en su mano, mientras que Douma esbozó una sonrisa burlona.
Finalmente, Muzan habló, su voz como un susurro que helaba la sangre:
—Rui Ayaki, veo que el tiempo lejos de mi influencia no ha menguado tu ambición. Siempre fuiste especial entre mis creaciones. Pero confiar en ti nuevamente... requerirá más que palabras. ¿Qué me asegura que no volverás a fallar? ¿Y por qué debería otorgar mi sangre también a este extraño, Angel Dust?
Angel Dust, sin perder el estilo, sonrió con descaro:
—Oh, Muzan, cariño, yo podría ser el mejor negocio que hagas. Soy versátil, letal, y tengo estilo. ¡Imagínate tener una Luna Superior que también puede entretener a tus enemigos antes de eliminarlos! —dijo con un guiño.
La decisión de Muzan
Muzan se quedó en silencio durante un momento, sus ojos pasando de Rui a Angel Dust. Finalmente, habló:
—Si quieren mi sangre, deberán demostrar su valor. Traigan algo que sea digno de mi atención. Algo que ningún otro demonio haya logrado. Si tienen éxito, consideraré su solicitud.
Las Lunas Superiores rieron entre dientes, especialmente Douma, quien añadió en tono burlón:
—¿Seguro que pueden hacerlo? Parecen más entretenidos como juguetes de Valentino que como guerreros dignos de servir a Muzan-sama.
Rui Ayaki apretó los puños, su determinación redoblada. Este desafío sería su única oportunidad para ganar la confianza de Muzan y adquirir el poder que necesitaban para liberarse del control de Valentino. Angel Dust lo miró, asintiendo con una chispa de emoción en sus ojos.
—Aceptamos el desafío, —dijo Rui Ayaki, su voz firme.
Y con eso, su búsqueda para probar su valía ante Muzan comenzó, un paso más cerca de la libertad que tanto anhelaban.
La tensión en el ambiente creció cuando Angel Dust y Rui Ayaki se plantaron frente a Douma, sus palabras cargadas de veneno y desafío. Los otros demonios, incluidas las Lunas Superiores y Muzan, observaron la escena con interés. Era raro que alguien se atreviera a confrontar directamente a Douma, mucho menos con tanta franqueza.
Rui Ayaki cruzó los brazos, su expresión serena pero con un brillo peligroso en los ojos.
—Sabes, Douma, no eres más que un puto juguete de Valentino, igual que nosotros. Pero al menos nosotros reconocemos lo miserable que es nuestra situación. Tú, en cambio, te pavoneas como si fueras algo especial, como si tu vida no estuviera controlada. Pero no te engañes: eres una Luna Superior, sí, pero también eres alguien sin emociones. Solo eres un vacío envuelto en sonrisas falsas y colores bonitos.
Angel Dust, siempre dispuesto a agregar leña al fuego, sonrió con descaro mientras continuaba:
—¿Sabes qué es lo peor? Al menos tú tienes territorio y poder. Nosotros tenemos que estar filmando con demonios para Valentino, ¡y encima ni nos pagan lo suficiente! Tu vida es un sueño comparada con nuestra mierda. Pero bueno, disfrútalo mientras puedas, porque...
Rui Ayaki lo interrumpió con una calma inquietante:
—Porque sé cómo terminas. En el futuro, una mujer te envenenará. Morirás a manos de dos personas, Douma. Lo leí en el Grimorio de Stolas, junto con todos los libros del Ars Goetia. Conozco tu destino mejor que tú mismo. Así que, disfruta tu miserable inmortalidad mientras dure.
Las palabras de Rui Ayaki dejaron a Douma momentáneamente sin respuesta. La sonrisa habitual de este último se mantuvo, pero sus ojos se entrecerraron ligeramente, reflejando una mezcla de diversión y sospecha.
—Vaya, vaya, Rui Ayaki. Qué interesante imaginación tienes. Leer libros no te hace un profeta, pero debo admitir que tienes agallas para decírmelo en la cara.
Douma inclinó la cabeza, su sonrisa ampliándose como si quisiera mostrar que no estaba afectado.
—¿Y qué harás con todo ese conocimiento, pequeño Rui? Porque si tan solo un demonio como tú intenta desafiarme, bueno... no durarías mucho, querido.
Angel Dust soltó una carcajada, interponiéndose antes de que la situación escalara más.
—Oh, Douma, no te emociones. Rui aquí solo te está mostrando lo inútil que eres. Y sí, sabemos mucho más de lo que aparentamos. A lo mejor deberías temernos.
Muzan, quien había estado observando en silencio, finalmente habló con una voz fría y autoritaria.
—Basta. No estoy interesado en sus peleas insignificantes. Si Rui y Angel Dust fracasan en demostrar su valor, no habrá más discusión. Y tú, Douma, enfócate en tus propios asuntos. No permito que mis Lunas Superiores pierdan el tiempo con cosas triviales.
Las palabras de Muzan cortaron el aire como una cuchilla, poniendo fin a la discusión. Rui Ayaki y Angel Dust intercambiaron una mirada, sabiendo que habían logrado sembrar una pequeña semilla de duda en Douma. Esto no solo era un enfrentamiento, sino parte de su estrategia: distraer, desestabilizar, y usar cada oportunidad para liberarse del yugo de Valentino.
Ambos se retiraron con una sonrisa ligera, mientras Douma los observaba desde las sombras, su sonrisa ya no tan segura.
El ambiente se tensó aún más cuando Rui Ayaki y Angel Dust, a pesar de sus atrevidas palabras y planes de escape, sabían que el tiempo se les estaba agotando. Habían logrado sembrar una semilla de duda en Douma, pero también eran conscientes de que su próxima acción sería crucial, pues sus destinos, como siempre, estaban atados a Valentino.
—Tenemos que regresar antes de que Valentino nos torture de una forma aún peor. Ya estamos casi en el noveno día, y aún nos queda mucho por hacer si queremos liberarnos de él, dijo Rui Ayaki, su tono grave mientras miraba el portal que se preparaba para abrirse.
Ambos sabían que, aunque ese portal les ofreciera una oportunidad de escape, Valentino nunca sería fácil de eludir. Y el terror de que las represalias de Valentino fueran más crueles que nunca los mantenía atrapados entre la esperanza y el miedo.
—Es cierto. Pero este vino, estos anillos y collares... Valentino, Vox, y Velvet nunca se cansarán de recibir lo que les gusta, y nosotros debemos seguir alimentando su sed de poder. Pero también tenemos que planear nuestra salida, y rápido. Si Valentino decide que no podemos descansar ni siquiera tres días, tenemos que estar listos para todo, agregó Angel Dust, mirando las botellas de vino y las joyas con desdén.
Ambos, Rui Ayaki y Angel Dust, llenaron cuidadosamente las cajas con las botellas y las joyas, conscientes de que cada movimiento que hicieran podría ser observado por alguien. Tenían que parecer que aún eran obedientes, que aún estaban trabajando para Valentino, mientras planeaban su liberación.
Cuando abrieron el portal al infierno, el aire se volvió espeso, denso con la energía que siempre los rodeaba. El portal les ofreció una oportunidad de regreso, pero al mismo tiempo, se sentían más atrapados que nunca. Sin embargo, había una pequeña chispa de esperanza: la posibilidad de que su destino estuviera cambiando, aunque fuera lentamente.
Las Lunas Superiores, quienes observaban todo desde lejos, no pudieron evitar notar que había algo extraño en el comportamiento de Rui Ayaki y Angel Dust. Había un miedo palpable en ellos, pero también una determinación que no pasaba desapercibida. Aunque se veían agotados, casi derrotados, las Lunas no sabían cuánto más podían soportar. Valentino no mostraba signos de darles un respiro, y la tensión entre ellos crecía.
Pero algo había cambiado: Rui Ayaki y Angel Dust no solo querían escapar, sino que también estaban buscando una forma de ganar poder y quizás desafiar incluso a Valentino algún día.
La incertidumbre los rodeaba, pero mientras el portal brillaba, y las Lunas Superiores los observaban en silencio, Rui Ayaki y Angel Dust sabían que el verdadero desafío aún estaba por venir. Tendrían que ser astutos, pues no solo estaban luchando por su libertad, sino por su supervivencia en un mundo donde las reglas las dictaban los más poderosos.
El ambiente se llenó de tensión y miedo cuando Rui Ayaki y Angel Dust se dieron cuenta de que su escape había sido detenido. El carrito de cosas, cargado con las botellas de vino y joyas, se detuvo justo cuando Valentino apareció, sus cadenas rosas rodeando sus cuellos con fuerza.
—¡No podemos escapar, no ahora!— gritó Rui Ayaki, la desesperación en su voz clara mientras trataba de soltarse de las cadenas.
Angel Dust también luchó contra las cadenas que lo sujetaban, su rostro se transformó en una mueca de frustración y miedo. Ambos sabían lo que esto significaba: el castigo de Valentino sería aún más severo. Sin embargo, a pesar del terror que sentían, sus palabras resonaron en el aire con una extraña mezcla de desafío y esperanza.
—¡Pero ustedes, Lunas Superiores, moriran!— gritó Angel Dust, mirando a las seis lunas superiores presentes. —Los pilares los destruirán y Muzan caerá por el sol. Gracias a los pilares y al sucesor de Yoriichi, sabemos lo que está por venir. El futuro ya está escrito.
El impacto de sus palabras hizo que las seis lunas superiores intercambiaran miradas rápidas. Aunque todos eran temidos y poderosos en sus propios derechos, las palabras de Rui Ayaki y Angel Dust sembraron una pequeña duda en sus mentes. ¿Podría ser cierto que sus destinos ya estaban sellados? ¿Era realmente posible que los pilares pudieran derrotarlos?
Sin embargo, antes de que pudieran reaccionar o continuar con la conversación, Valentino intervino. Con un golpe fuerte y preciso, los calló rápidamente.
—¡Basta de tonterías!— gruñó Valentino, su furia palpable. Con una fuerza brutal, golpeó a Rui Ayaki y Angel Dust en la boca, dejándolos sin aliento. —¡Ustedes son mis esclavos, y pronto se arrepentirán de siquiera pensar en traicionarme!
El carrito con las botellas y joyas avanzó hacia su destino, mientras Valentino controlaba la situación con firmeza. Rui Ayaki y Angel Dust estaban atados y golpeados, pero a pesar de su dolor, sus miradas desafiantes nunca se apartaron de los seis demonios que los observaban. Aunque sus cuerpos estaban bajo control, sus mentes seguían siendo sus propias.
El portón se cerró tras ellos, dejando a las seis lunas superiores mirando en silencio la escena. Nadie en la sala se atrevió a decir nada, pero todos sabían que la situación estaba lejos de ser resuelta. Algo estaba cambiando, y aunque Valentino parecía tener el control absoluto, los murmullos sobre el futuro de los pilares, el sucesor de Yoriichi y el sol continuaban flotando en el aire, un recordatorio de que nada es eterno, ni siquiera el poder de Valentino.
El destino de Rui Ayaki y Angel Dust estaba sellado, pero quizás, en algún rincón oscuro del infierno, aún había una chispa de esperanza que podría hacer arder el camino hacia la libertad.
La tensión en la sala aumentó aún más después de que Rui Ayaki y Angel Dust mencionaron el nombre de Tanjiro Kamado y el sucesor de Yoriichi, mientras Valentino los golpeaba y los llevaba al infierno.
Muzan, con su rostro de calma aparente, ocultaba el temor que acababa de despertar en su interior. La mención de Tanjiro Kamado, especialmente el hecho de que Tanjiro era el sucesor de Yoriichi y que había estado en Asakusa disfrazado de humano, no era algo que Muzan podía ignorar. Había sentido su presencia en la ciudad, y el hecho de que Tanjiro estuviera oculto entre los humanos, llevando consigo unos aretes especiales que Yoriichi había usado en su tiempo, lo perturbaba profundamente.
Kokushibo, de pie al lado de Muzan, estaba visiblemente molesto. Al saber que Tanjiro Kamado era un descendiente directo de Yoriichi Tsugikuni, no pudo evitar que su ira se apoderara de él. Era su hermano, y el hecho de que un simple humano pudiera ser tan peligroso para su existencia le parecía inaceptable.
—¡Ese maldito! — gruñó Kokushibo, mirando furioso hacia donde Rui Ayaki y Angel Dust habían sido arrastrados por Valentino. —¡Su linaje...! ¡Ese maldito descendiente de Yoriichi! Es inaceptable que lo mencionen así tan fácilmente. ¡Voy a matar a ese mocoso!
Douma y los demás, aunque sorprendidos por el cambio de tono de Kokushibo, no pudieron evitar mirar al líder de las seis lunas superiores, Muzan, para ver su reacción.
Muzan, como era de esperarse, se mantuvo en silencio por unos segundos, sus pensamientos girando a una velocidad vertiginosa. Sabía que el sucesor de Yoriichi era una amenaza seria, algo que nunca había planeado, pero al mismo tiempo, también sabía que no podía permitir que alguien como Tanjiro Kamado interfiriera en sus planes.
—Tanjiro Kamado... — murmuro Muzan para sí mismo, su voz fría y calculadora. —Este chico es mucho más peligroso de lo que pensaba. El hecho de que Rui Ayaki y Angel Dust hayan hablado de él me hace pensar que podría haber algo más en su historia. Es posible que esa familia humana no sea lo que parece.
Akaza, el más agresivo de las lunas, se cruzó de brazos y observó la situación con desdén. Aunque el tema de Tanjiro Kamado le parecía irrelevante, veía la tensión en el aire y la intranquilidad de Muzan y Kokushibo.
—¿De verdad Tanjiro Kamado es un problema? — preguntó Akaza, escéptico. —Si ese chico tiene alguna conexión con Yoriichi, entonces es solo cuestión de tiempo para que caiga ante nuestro poder. No veo nada de especial en él.
Sin embargo, Muzan no estuvo de acuerdo con esa declaración. Miró fríamente a Akaza y luego a Kokushibo.
—No lo subestimen. — respondió Muzan, su tono helado. —El sucesor de Yoriichi no será tan fácil de derrotar, incluso con nuestra fuerza combinada. La amenaza de Tanjiro Kamado no es algo que podamos ignorar. Tenemos que prepararnos para enfrentarlo de una vez por todas.
En cuanto a Douma, quien se había quedado en silencio, su expresión de calma se rompió por un instante al recordar las palabras de Rui Ayaki sobre su destino.
—¿Qué sabes tú sobre mi futuro, Rui? — dijo Douma, con un tono inquietante en su voz. —¿De verdad crees que una mujer podrá envenenarme? No me hagas reír. Estoy por encima de eso.
Muzan observó a los miembros de las seis lunas superiores y, con un suspiro de frustración, hizo un gesto hacia ellos.
—A partir de ahora, todos debemos estar alerta. — ordenó. —Tanjiro Kamado está más cerca de lo que creemos. No podemos permitir que nada, ni nadie, nos desvíe de nuestro objetivo.
Las seis lunas superiores asintieron, con la presión de la situación recayendo sobre todos ellos. Aunque la incertidumbre y el miedo a Tanjiro Kamado se cernían sobre ellos, sabían que su supervivencia dependía de su lealtad a Muzan y de eliminar a cualquier amenaza, incluso si esa amenaza era el sucesor de Yoriichi.
Con ese pensamiento en mente, la oscuridad del infierno se cerró aún más sobre Rui Ayaki y Angel Dust, mientras Muzan y las seis lunas superiores se preparaban para enfrentar un enemigo mucho más grande de lo que imaginaban.
Muzan, con su mente fría y calculadora, sabía que tenía que actuar con cautela. Rui Ayaki y Angel Dust se habían convertido en piezas clave en su juego, pero antes de poder obtener lo que quería de ellos, debía asegurarse de que Valentino no representara más un obstáculo. El contrato que Valentino había hecho con ambos era poderoso y peligroso, y destruyéndolo sería el primer paso para controlar a Rui Ayaki y Angel Dust, convirtiéndolos en sus Lunas Superiores 7 y 8.
De pie ante las seis lunas superiores, Muzan evaluó su situación. Sabía que Valentino era un enemigo astuto y que no sería fácil derrotarlo. Pero también comprendía que no podía esperar más tiempo; tenía que actuar rápido antes de que Rui Ayaki y Angel Dust pudieran encontrar una manera de liberarse de su control.
—Necesito que estén preparados para lo que viene. —dijo Muzan, su tono grave y amenazante. —El contrato de Valentino con Rui Ayaki y Angel Dust debe ser destruido. Pero antes de eso, tenemos que asegurarnos de que él no pueda interferir más. Es hora de deshacernos de ese obstáculo.
Las seis lunas superiores miraron a Muzan con una mezcla de desdén y obediencia. Kokushibo, que siempre había sido el más dispuesto a desafiar la autoridad, no dijo nada, pero su expresión mostró una ligera inquietud.
Douma, por otro lado, sonrió de manera inquietante, como si estuviera disfrutando de la complejidad de la situación.
—Valentino... ese nombre tiene algo peculiar. —dijo Douma, pensativo. —¿Crees que es tan peligroso como para detenernos de obtener lo que queremos?
Muzan le dirigió una mirada severa, respondiendo sin vacilar.
—Valentino tiene poder, pero no es nuestro igual. Es solo un mortal con habilidades y contratos especiales, nada que no podamos destruir si trabajamos juntos. Pero tenemos que ser estratégicos. Primero, me encargaré de él personalmente.
En cuanto a Rui Ayaki y Angel Dust, Muzan los observó detenidamente. Sabía que, aunque ambos tenían una gran cantidad de poder potencial, no podían ser utilizados al máximo mientras estuvieran bajo el control de Valentino. Una vez derrotado, Muzan les otorgaría su sangre, transformándolos en Lunas Superiores 7 y 8, y asegurándose de que su lealtad estuviera sellada de forma definitiva.
—Cuando el contrato con Valentino se destruya, su poder será mío. No solo seremos más fuertes, sino que estos dos se convertirán en las mejores armas en mi lucha por la supremacía. —Muzan dijo, su voz con un tono de satisfacción oscura.
Akaza, siempre ansioso por pelear, mostró su impaciencia.
—¿Cuándo vamos a atacar a Valentino? —preguntó, su tono lleno de expectación. —Quiero que todo esto termine rápido, ya no soporto estar bajo el yugo de ese mortal.
Muzan asintió lentamente.
—Pronto, Akaza. Pero tenemos que asegurarnos de que todo esté listo. Valentino no va a caer tan fácilmente. Necesitamos una estrategia meticulosa.
Luego, Muzan se volvió hacia Rui Ayaki y Angel Dust, quienes estaban en silencio, observando y esperando las órdenes.
—Estén preparados. —les dijo, con una mirada fría y calculadora. —Una vez que Valentino esté fuera del camino, todo lo que necesito es que obedezcan mi voluntad, y lo haré transformarlos en mis nuevas Lunas Superiores. Pero primero, deben demostrar su lealtad y su valor.
Rui Ayaki y Angel Dust intercambiaron una mirada. Sabían que estaban atrapados en este juego peligroso. Pero también sabían que, si sobrevivían a la confrontación con Valentino y se alineaban con Muzan, podrían finalmente obtener el poder que tanto deseaban. Era un riesgo, pero tal vez su única salida.
Muzan, sintiendo la tensión en el aire, terminó su discurso con una promesa escalofriante.
—Una vez que termine con Valentino, no habrá vuelta atrás. Su destino estará sellado, y ustedes serán los míos para siempre.
Así, con los planes de Muzan en marcha, el próximo enfrentamiento con Valentino sería crucial. Una batalla que determinaría no solo el futuro de Rui Ayaki y Angel Dust, sino también el destino de todos los que se atrevían a desafiar el dominio de Muzan.
Muzan y las seis lunas superiores, junto a varios demonios de su ejército, llegaron al Infierno, específicamente a la Ciudad Pentagrama, un lugar gobernado por varios Overlords poderosos. La atmósfera estaba cargada de tensión, sabiendo que una batalla épica estaba por desatarse.
La Ciudad Pentagrama era un lugar caótico, un crisol de poderes que no se sometían fácilmente, gobernado por figuras temibles como Alastor, Valentino, Vox, Velvette, Rosie, Carmilla Carmine, Zestial y Zeezi. Cada uno de estos Overlords controlaba su propio territorio y tenía su propia forma de gobernar, aunque muchos de ellos preferían estar fuera de los conflictos directos.
Sin embargo, Muzan no estaba interesado en un enfrentamiento con todos ellos. Su objetivo era claro: destronar a Valentino, Vox y Velvette para reclamar Rui Ayaki y Angel Dust como sus nuevos Lunas Superiores. Esos dos eran suyos, y cualquier Overlord que intentara interponerse en sus planes se enfrentaría a la furia de Muzan y sus fuerzas demoníacas.
Muzan miró a Valentino, Vox y Velvette, su mirada fija y penetrante como una daga afilada. Sabía que el poder de estos tres Overlords era significativo, pero no los consideraba rivales a su nivel. La batalla sería inevitable, y solo uno de ellos podía salir victorioso.
—Valentino, Vox, Velvette... —dijo Muzan con una voz fría y peligrosa—. Hoy, voy a reclamar lo que es mío. Si desean la vida de Rui Ayaki y Angel Dust, entonces tendrán que pelear por ellos. Pero no me hagan perder el tiempo. Este es un desafío por su posición, no por mi deseo de disputar su poder.
Valentino frunció el ceño, sabiendo que Muzan no estaba bromeando. A pesar de su dominio en el infierno y su poderío, sentía la amenaza que representaba Muzan. Vox y Velvette, aunque igualmente poderosos, se mantenían en silencio, observando cómo se desarrollaba la situación.
Por otro lado, los demás Overlords, como Alastor, Rosie, Carmilla Carmine, Zestial y Zeezi, no estaban interesados en el conflicto. Algunos, como Alastor, miraban la confrontación con una sonrisa enigmática, disfrutando del espectáculo. Sin embargo, el resto permanecía expectante, sabiendo que una lucha entre estos titanes podría cambiar el equilibrio de poder en el Infierno.
El Hazbin Hotel y sus habitantes estaban sorprendidos por la presencia de Muzan y las seis lunas superiores en la ciudad. Aunque Angel Dust no vivía en el Hazbin Hotel como en su vida anterior, su nombre seguía siendo reconocido por muchos en el Infierno. El hecho de que Muzan estuviera allí por él y Rui Ayaki hizo que todos se pusieran en alerta.
El Hazbin Hotel, que usualmente se mantenía alejado de conflictos tan grandes, ahora se encontraba en el centro de una batalla de proporciones colosales. Charlie y Vaggie, quienes intentaban mantener la paz y restaurar el orden en el Infierno, se daban cuenta de que las cosas no solo estaban fuera de control, sino que Rui Ayaki y Angel Dust eran ahora peones en un juego mucho más grande, una batalla por poder y supervivencia.
Muzan, sin dudarlo, avanzó hacia Valentino, Vox y Velvette, quien había captado la atención de todos.
—Vuestra lucha por el control es fútil. Los que no se alinean con mi poder serán destruidos. Esto es una advertencia. —dijo con calma, como si cada palabra fuera un decreto de muerte.
Rui Ayaki y Angel Dust, al ver a Muzan tomando el mando de la situación, sabían que su destino estaba atado a la resolución de este enfrentamiento. Si Muzan ganaba, sus vidas cambiarían para siempre, pero de alguna manera, eso les daba esperanza de alcanzar finalmente el poder que siempre habían deseado.
Ahora todo dependía de cómo se desarrollara esta batalla. Valentino, Vox y Velvette sabían que perder no era una opción. Pero también entendían que Muzan no era un enemigo fácil, y que si no lograban derrotarlo, su reinado en el Infierno llegaría a su fin.
El Hazbin Hotel observaba desde las sombras, esperando ver cómo el poder de los Overlords se enfrentaba al de Muzan y sus seis lunas superiores. Sin importar el resultado, una cosa era segura: el Infierno nunca volvería a ser el mismo.
La batalla en la Ciudad Pentagrama alcanzó un nivel frenético de violencia y destrucción. Kokushibo, con su katana empapada en la esencia de la respiración lunar, comenzó a atacar con tal furia que cada golpe cortaba edificios enteros como si fueran papel. La presión de su técnica masiva destruyó todo a su paso, causando caos en la ciudad y matando a innumerables pecadores que se encontraban en la línea de fuego. Su espada cortó con precisión y furia, y las lágrimas de sangre de los pecadores caían como lluvia.
En un ataque tan violento, Vox logró esquivar por un pelo el golpe de Kokushibo, quien pasó rozando su hombro con el filo de su katana. El aire cortado por la espada de Kokushibo resonó con una intensidad mortal, y Vox entendió que no podría subestimar a los Lunas Superiores.
Mientras tanto, Douma activaba su arte de sangre de hielo, una técnica mortal que se manifestaba en su habilidad para manipular la sangre de sus enemigos y convertirla en hielo, usando su poder para atacar a los pecadores de Vox. En cuestión de segundos, las venas de los pecadores se congelaban, y sus cuerpos quedaban atrapados en bloques de hielo, incapaces de moverse, y finalmente caían destruidos por los golpes de Douma. Cada uno de los pecadores caía como una estatua de hielo, destrozada por la furia de la Luna Superior 2.
Akaza, con su fuerza inhumana, se lanzó a la acción, atacando con furia a los pecadores que Vox y Velvette habían controlado. Con su cuerpo potenciado por su técnica de respiración de la destrucción, sus puños desintegraban a sus enemigos con un poder devastador, dejando atrás solo cadáveres destrozados. Cada golpe de Akaza era un eco de fuerza pura, su deseo de pelea y destrucción alimentando cada ataque.
En medio de la locura, Muzan se enfrentó cara a cara con Valentino, el mismo demonio que había mantenido cautivos a Rui Ayaki y Angel Dust durante tanto tiempo. Muzan se movió con una velocidad letal, y de su cuerpo emanaron latigos de espinas de sangre, que cortaron el aire con un siseo mortal. Los latigos golpearon con fuerza y precisión, envolviendo a Valentino, atrapándolo en un contorno sangriento.
Valentino, luchando por liberarse, gritó de frustración, pero la fuerza de Muzan era imparable. Muzan tiró con furia de los latigos de sangre, y el contrato que ataba a Rui Ayaki y Angel Dust a Valentino fue destruido ante sus ojos. Muzan, con un gesto frío y calculador, rompió el vínculo de Rui Ayaki y Angel Dust, dejándolos libres de las garras de Valentino.
—Ahora serán mis Lunas Superiores 7 y 8,** dijo Muzan, con una voz que resonaba como un decreto inquebrantable. La arrogancia de su victoria estaba presente en cada palabra que pronunciaba.
Rui Ayaki y Angel Dust, quienes se encontraban observando la batalla desde un rincón oculto, miraron con asombro la escena. Ahora que Muzan había destruido el contrato y tomado posesión de ellos, sus destinos se sellaban en un nuevo camino bajo su poder. Rui Ayaki sonrió, sintiendo una extraña mezcla de alivio y anticipación por lo que estaba por venir, mientras Angel Dust mostraba una expresión de incredulidad, pero también de esperanza por lo que ahora podrían lograr como Lunas Superiores.
El ambiente en la Ciudad Pentagrama estaba tenso, el aire impregnado de sangre y poder. Muzan, tras destruir el contrato de Rui Ayaki y Angel Dust con Valentino, no perdió tiempo en hacerlos sus nuevos súbditos. Avanzó hacia Rui Ayaki, quien ahora era una ex Luna Inferior 5, y le inyectó su sangre oscura y poderosa, una sangre que fluía con el veneno del demonio más fuerte. Al instante, Rui Ayaki sintió cómo su cuerpo se transformaba, sus habilidades ampliándose a niveles inalcanzables.
Rui Ayaki, antes una simple Luna Inferior, ahora ascendía a Luna Superior 7, su poder expandiéndose y fusionándose con la sangre de Muzan. Su cuerpo se llenó de nueva fuerza, y su mente adquirió una claridad fría, una determinación imparable. La misma transformación se le otorgó a Angel Dust, quien, al igual que Rui Ayaki, se convirtió en una Luna Superior 8. Ambos, ahora parte de la temible Lunas Superiores, sentían cómo el poder los envolvía por completo, listos para enfrentar todo lo que se interpusiera en su camino.
Mientras todo esto sucedía, las 6 Lunas Superiores ya estaban alineadas junto a Muzan, preparándose para su siguiente movimiento. Kokushibo, Douma, Akaza, Hantengu, Gyutaro, y Daki formaban una fuerza imparable. Juntos, se unieron a Muzan, Rui Ayaki, y Angel Dust en un equipo que parecía indestructible.
En medio de esa alianza de fuerza y oscuridad, Nakime, quien había sido convocada por Muzan para asegurar su supremacía, activó su Fortaleza del Castillo Infinito. La estructura se alzó, surgiendo de las sombras del Infierno, conectando el mundo de los demonios con la dimensión humana. Con su habilidad para manipular el castillo infinito, Nakime permitió que Muzan y su ejército de Lunas Superiores atravesaran las barreras entre mundos.
La fortaleza se estabilizó y abrió un portal masivo hacia el mundo humano, un portal que traería consigo la oscuridad y la devastación. Muzan, junto con las Lunas Superiores, planeaba destruir a los Pilares y Cazadores de Demonios, quienes habían sido una constante amenaza para los demonios durante siglos. Los Pilares que defendían a la humanidad y los Cazadores de Demonios que luchaban incansablemente contra los demonios sabían que esta guerra se estaba volviendo aún más peligrosa de lo que jamás imaginaron.
Con un grito de guerra, Muzan dio la orden a sus Lunas Superiores de marchar hacia el mundo humano y destruir todo lo que se interpusiera en su camino. Rui Ayaki y Angel Dust, con su recién adquirido poder, se unieron a la batalla, su propósito claro: erradicar a los Pilares y a los Cazadores de Demonios, y demostrar que ahora eran los dueños del futuro. La fortaleza se deslizó hacia el mundo humano, y la invasión comenzaba.
Mientras tanto, los Pilares y los Cazadores de Demonios, al enterarse de la amenaza que se cernía sobre ellos, se preparaban para enfrentarse a la fuerza más peligrosa que jamás hayan conocido: Muzan y las Lunas Superiores. La guerra entre los humanos y los demonios estaba por alcanzar su clímax, y nadie sabía cómo terminaría. El futuro era incierto, pero lo que sí era seguro era que las batallas por venir marcarían un nuevo capítulo en la historia del mundo.
La transformación de Rui Ayaki y Angel Dust era imparable. A medida que Rui Ayaki absorbía las habilidades de las Lunas Superiores, su poder alcanzaba niveles inimaginables. Su habilidad original, la manipulación de hilos, se volvió aún más compleja y peligrosa al combinarse con las habilidades de Kokushibo, Douma, Akaza, Hantengu, Daki, Gyutaro, Nakime, Nezuko y Muzan. Ahora, Rui Ayaki no solo podía manipular los hilos a su alrededor, sino que podía invocar poderosas técnicas de sangre demoníaca, controlar las sombras, y utilizar las habilidades de los más poderosos demonios que jamás hayan existido. Era un ser casi invencible, un híbrido con el poder de las Lunas Superiores y la esencia de Muzan.
Angel Dust, por su parte, compartía una naturaleza igualmente caótica. Ambos, con su estilo provocador y su actitud perversa, seducían a Cazadores de Demonios con la intención de matarlos. Su presencia era aterradora, pues cada vez que se acercaban, no solo mataban, sino que también jugaban con las emociones y deseos de aquellos que se cruzaban en su camino. Rui Ayaki y Angel Dust usaban su apariencia cautivadora y sus trucos mentales para manipular a los cazadores, llevando a muchos a su perdición. Cada muerte que causaban solo les proporcionaba más placer y poder, alimentando su perversidad y su deseo de venganza.
Aunque sus métodos eran inmorales y oscuros, Muzan no se preocupaba por las acciones de sus nuevos subordinados. Para él, todo formaba parte de su estrategia para conquistar el mundo humano y destruir a los Pilares y Cazadores de Demonios. Lo único que le importaba era la lealtad y el poder que Rui Ayaki y Angel Dust aportaban a su causa. Sus vicios y su comportamiento no eran más que una herramienta en la guerra que estaban librando.
La invasión al mundo humano comenzaba, y la fortaleza del Castillo Infinito, controlada por Nakime, se deslizaba entre las sombras, llevando a los demonios más poderosos al frente de la batalla. Rui Ayaki y Angel Dust, con sus habilidades y sus vicios, serían piezas clave en la destrucción de todo lo que se interpusiera en su camino.
Los Cazadores de Demonios, aunque ya preparados para la lucha, no podían prever el alcance de la amenaza que se les venía encima. La guerra se volvía cada vez más personal, y las líneas entre el bien y el mal comenzaban a difuminarse en una neblina de sangre, deseo y traición. ¿Serían los Pilares y los Cazadores de Demonios capaces de hacer frente a esta nueva amenaza, o caerían bajo el poder de los demonios más poderosos que jamás hayan existido? Solo el tiempo lo diría.
La tensión en el distrito rojo era palpable. Rui Ayaki y Angel Dust se encontraban en una misión peligrosa, decididos a ayudar a Daki y Gyutaro a defenderse de cualquier ataque proveniente de Pilares o Cazadores de Demonios. Sabían que la presencia de esos poderosos guerreros podía poner en peligro su propia existencia, pero sus deseos de venganza y poder los impulsaban a actuar, buscando aliados en el caos.
Sin embargo, antes de que pudieran llevar a cabo su plan, algo inesperado sucedió. Stolas y Octavia, quienes tenían sus propios intereses en la batalla y un deseo de mantener el control, hicieron su aparición. La familia Goetia no estaba dispuesta a permitir que Rui Ayaki y Angel Dust se involucraran en este conflicto. La situación se volvió tensa, y las acciones de ambos bandos tomaron un giro violento.
Rui Ayaki, usando sus habilidades adquiridas de las Lunas Superiores y su manipulación de hilos, comenzó a atacar con gran destreza, mientras Angel Dust usaba sus propios trucos y poderes para mantenerse a la par. La batalla entre ambos lados era feroz, cada uno buscando una ventaja, pero Stolas y Octavia no estaban dispuestos a ceder. Sus habilidades eran formidables, y su objetivo no era solo detener a Rui Ayaki y Angel Dust, sino enviarlos a un lugar donde no pudieran causar más problemas: el Infierno.
La batalla continuó, pero justo cuando Rui Ayaki y Angel Dust creían que estaban cerca de ganar, una figura inesperada hizo su aparición: Blitz, un demonio astuto y muy astuto en sus propios métodos. Con gran rapidez, lanzó una anestesia poderosa que afectó a Rui Ayaki y Angel Dust, dejándolos incapaces de moverse y cayendo rápidamente en un sueño profundo.
La sensación de adormecimiento se apoderó de ellos, y en cuestión de segundos, ambos cayeron al suelo, completamente dormidos. La misión de Stolas y Octavia había sido exitosa, al menos por el momento. Ahora, Rui Ayaki y Angel Dust serían llevados al Infierno, donde sus destinos se entrelazarían con el caos y el sufrimiento que les esperaba.
Stolas y Octavia, sabiendo que esto era solo el comienzo de una lucha más grande, intercambiaron miradas de satisfacción. Habían detenido a los dos demonios peligrosos, pero la guerra aún no había terminado. Muzan, Valentino, y otros demonios seguirían acechando, y no descansarían hasta que todos sus enemigos fueran eliminados.
La muerte de Daki y Gyutaro a manos de Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y Tengen Uzui fue un golpe devastador para los demonios y su imperio en el distrito rojo. La batalla había alcanzado un punto culminante, y aunque los hermanos demonios habían sido poderosos, no pudieron hacer frente a los cazadores de demonios, quienes habían logrado derrotarlos.
Sin embargo, el caos no terminó ahí. Los diablillos de Satanás aparecieron en el campo de batalla, con la misión de llevar a Rui Ayaki y Angel Dust al Anillo de la Ira, un lugar oscuro y castigador donde los peores pecadores eran enviados. La furia de Muzan no conocía límites, pero se vio impotente para detener a los diablillos, ya que el Anillo de la Ira estaba bajo el dominio de Satanás. Este lugar era una prisión infernal, y cualquier intento de Muzan de entrar allí sería fatal; Satanás era mucho más poderoso que él, y su presencia en ese lugar significaba una condena instantánea para el demonio.
A pesar de la furia de Muzan, no podía hacer nada para salvar a Rui Ayaki y Angel Dust. Satanás, en su infinita ira, los condenó a un destino aún peor: ser esclavos de los Ars Goetia, un linaje demoníaco extremadamente poderoso y cruel. Rui Ayaki y Angel Dust se vieron forzados a servir a estos demonios, incluyendo a figuras como Vassago, Stella (esposa de Stolas), Octavia (hija de Stolas), Stella y Estolas, además de Andrealphus.
La humillación y el sufrimiento de Rui Ayaki y Angel Dust no solo marcaron el fin de su lucha por la libertad, sino que también los convirtió en meros peones bajo el control de un poder mucho más oscuro y aterrador que todo lo que habían enfrentado antes. Satanás había sellado su destino, y su vida como libres había llegado a su fin.
Muzan, aunque furioso y derrotado en esta batalla, sabía que tendría que planear cuidadosamente sus próximos movimientos. Rui Ayaki y Angel Dust estaban ahora fuera de su alcance, y los Ars Goetia no serían fáciles de enfrentar. La guerra entre los demonios, los cazadores de demonios y los poderes del infierno acababa de comenzar, y todo se entrelazaba en una red de traiciones y poderosos enfrentamientos por el control de almas y territorios.
El destino de Rui Ayaki y Angel Dust parecía sellado en el Anillo de la Ira, donde fueron obligados a servir a los Ars Goetia. La pesadilla de perder su libertad les empezó a consumir, y su desesperación los llevó a una espiral de locura. La falta de control sobre sus vidas, el vivir bajo el yugo de demonios aún más poderosos que Muzan, y la constante humillación de ser utilizados como peones, los destrozó emocionalmente.
Rui Ayaki, una vez una entidad temida por su belleza y habilidades sobrenaturales, se convirtió en una sombra de lo que fue. Su mente comenzó a desmoronarse bajo la presión de los Ars Goetia, quienes lo veían como una herramienta, no como un ser con deseos propios. La manipulación de hilos, su habilidad original, perdió su significado; ya no tenía la libertad de usarlos como quisiera. Ahora, sus hilos estaban atados a los designios de sus nuevos amos. Cada día, la realidad de su servidumbre lo hundía más en la locura.
Angel Dust, igualmente, perdió su brillo. La energía que antes lo caracterizaba, esa chispa perversa que lo hacía sentirse vivo, comenzó a desvanecerse. Sin la posibilidad de controlar su destino, se vio reducido a ser un esclavo más en el infierno, sometido a los deseos y órdenes de los Ars Goetia. La desesperación y el vacío lo corrompieron lentamente, llevándolo a un estado de desesperanza absoluta.
En cuanto a Muzan, él ya había olvidado a Rui Ayaki y Angel Dust. Para Muzan, los dos demonios habían sido una herramienta útil en su lucha por expandir su poder, pero cuando fallaron, no dudó en descartarlos. En su mente, los dos ya no valían la pena. Muzan continuó con sus propios planes y objetivos, centrado en su poder y control, sin tiempo ni interés en aquellos que ya no servían a sus propósitos.
Rui Ayaki y Angel Dust vivieron ahora en una cruel realidad: habían sido olvidados por el demonio que un día los había adoptado como sus aliados, y estaban atrapados en un ciclo interminable de sufrimiento bajo el control de Satanás y los Ars Goetia. La oscuridad del Anillo de la Ira los consumió, y su existencia como seres libres fue borrada por completo.
Sin embargo, aunque Muzan los había olvidado, el Anillo de la Ira y los Ars Goetia no se detenían. La posibilidad de que los dos recuperaran algo de su antigua gloria o al menos una forma de redención aún existía, pero en este momento parecía una utopía lejana.
La historia de Rui Ayaki y Angel Dust se había convertido en una tragedia sin fin, y su futuro quedaba marcado por la eterna lucha contra su propio dolor, la manipulación y la completa falta de libertad. Sin embargo, el destino a menudo tiene giros inesperados, y lo que parecía ser su final podría ser solo el comienzo de un camino mucho más oscuro y desafiante.
El odio de Rui Ayaki y Angel Dust hacia Blitzo y Loona se arraigaba en su amargura y frustración por la vida que les había sido impuesta. Aunque Blitzo era un intermediario ocasional en los asuntos del Anillo de la Ira, Rui y Angel Dust no veían en él más que un recordatorio de su propia esclavitud y de los que se habían cruzado en su camino sin ofrecerles ayuda real.
Cada vez que Blitzo llegaba a hablar con Stolas, Rui y Angel Dust se mantenían fríos e indiferentes. Apenas le dirigían la palabra, limitándose a cumplir con la cortesía mínima de ofrecerle algo de beber antes de marcharse, mostrando que no querían involucrarse con él más allá de lo necesario.
Mientras tanto, su situación con Stella y Andrealphus era completamente diferente, pero igual de denigrante. Stella, conocida por su crueldad y manipulación, aprovechaba cada oportunidad para explotar a Rui Ayaki y Angel Dust emocional y físicamente en la intimidad de su habitación. Los trataba como simples herramientas de placer y entretenimiento, y aunque los dos demonios eran conscientes de ello, su condición de servidumbre los dejaba sin fuerzas para resistirse. Habían perdido tanto su libertad como su dignidad, y la apatía comenzaba a consumirlos.
Andrealphus, por su parte, no era diferente. Aunque menos directo que Stella, encontraba maneras sutiles y despreciables de usar a Rui y Angel Dust para satisfacer sus propios deseos. Ambos demonios aceptaban esta explotación con una mezcla de resignación y apatía, simplemente porque ya no tenían energía para resistir. Sus días eran un ciclo de humillaciones y deberes impuestos, y la chispa que alguna vez los caracterizó se apagaba lentamente.
Sin embargo, este odio y desprecio hacia Blitzo y Loona, así como la ira hacia sus amos, comenzó a transformarse en algo más. En las sombras de sus corazones nacía un deseo oscuro: la venganza. Aunque estaban atrapados y sin libertad, sus mentes aún planeaban formas de recuperar su poder, destruir a aquellos que los habían subyugado y reclamar algo que se asemejara a la libertad.
Mientras la aparente resignación cubría sus rostros, dentro de ellos crecía una tormenta que tarde o temprano desatarían contra sus captores y aquellos que consideraban responsables de su caída. ¿Podrían Rui Ayaki y Angel Dust algún día romper sus cadenas y vengarse, o estaban destinados a vivir para siempre como piezas en el juego cruel de los Ars Goetia y sus aliados? Solo el tiempo lo diría.
La historia de Rui Ayaki y Angel Dust culmina en una conclusión que refleja la crueldad y la tragedia de su existencia. Con el paso de más de 29,000 años, sus vidas se convirtieron en una rutina vacía, marcada por la servidumbre perpetua hacia los Ars Goetia y, en ocasiones, hacia el mismo Satanás y otros Pecados Capitales.
Encargados de tareas insignificantes como llevar vino, alimentos y cumplir con órdenes humillantes, ambos demonios perdieron todo rastro de la libertad y la esperanza que alguna vez tuvieron. Aquellos días en los que soñaban con ser independientes, con alcanzar algún tipo de propósito o venganza, se desvanecieron en la monotonía de los siglos.
Su chispa, su carácter rebelde y hasta su voluntad de resistir quedaron enterrados bajo el peso de los milenios. Eran sombras de lo que una vez fueron, atrapados en un ciclo interminable de obediencia y apatía. La inmortalidad, en lugar de ser una bendición, se convirtió en una maldición que los condenaba a un destino sin sentido.
Sin aliados que los rescataran, sin fuerzas para luchar y sin el interés de Muzan, quien los había abandonado al considerarlos inútiles, Rui Ayaki y Angel Dust simplemente existieron, atrapados en un eterno purgatorio. Los recuerdos de sus días como lunas superiores, de su tiempo juntos luchando contra adversidades, se desvanecieron como un eco lejano.
Y así, tras incontables eras, su historia llega a su fin. Un final triste y amargo, pero inevitable en un mundo donde las ambiciones y la esperanza pueden ser aplastadas por la crueldad de los poderosos.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top