rui ayaki

Capítulo: "El Secreto Bajo la Luna"

La luna llena iluminaba suavemente el bosque, donde el aire fresco de la noche acariciaba las ramas de los árboles. Rui Ayaki, con su habitual y llamativo estilo, caminaba tranquilamente. Llevaba un delicado conjunto de bragas blancas con encaje y pequeños detalles dorados en forma de estrellas, que quedaban apenas visibles bajo una camisa semiabierta que ondeaba con la brisa.

Mientras avanzaba, una figura inesperada apareció frente a él. Era un niño de cabello oscuro, ojos penetrantes y un aura tan imponente que delataba su verdadera identidad.

—Muzan-sama... —dijo Rui con un tono de sorpresa, pero sin dejar de mantener su porte confiado. Sus ojos brillaban con una mezcla de intriga y desdén, como si intuyera que esta no sería una conversación común.

Muzan, disfrazado de niño, sonrió con aparente inocencia, aunque sus ojos irradiaban la severidad de un líder que siempre buscaba el control.

—Rui, mi querido demonio peculiar —dijo Muzan, su voz suave pero cargada de autoridad—. Siempre me sorprendes con tus... elecciones de vestuario. Pero debo admitir que, aunque extravagantes, no dejan de ser intrigantes.

Rui sonrió con orgullo, dando un pequeño giro para mostrar los detalles dorados de su atuendo.

—Gracias, Muzan-sama. Si algo he aprendido como demonio es a disfrutar de mi inmortalidad siendo yo mismo. —Su mirada era desafiante, pero llena de encanto.

Muzan se acercó lentamente, extendiendo una mano hacia Rui como si quisiera tocarlo, pero se detuvo justo antes de hacerlo.

—Disfrutar está bien, Rui, pero no olvides tus responsabilidades. He oído que te estás relacionando demasiado con los humanos... y que te estás alejando de lo que realmente importa. ¿Es cierto? —El tono de su voz se endureció, dejando claro que no aceptaría excusas.

Rui lo miró directamente a los ojos, sin apartar la vista ni un momento. Sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona.

—Muzan-sama, no olvido mis responsabilidades. Pero incluso los demonios necesitamos algo de diversión. Si eso significa relacionarme con humanos para obtener lo que quiero, ¿realmente importa? —dijo mientras jugaba con un mechón de su cabello, fingiendo despreocupación.

Muzan frunció el ceño, pero su expresión pronto se relajó en una sonrisa calculadora.

—Rui, eres un demonio único, eso es innegable. Pero no dejes que tu vanidad te ciegue. Recuerda siempre quién te dio este poder. Y, sobre todo, recuerda que tu lealtad está conmigo. —Sus ojos brillaron peligrosamente, un recordatorio de su posición como líder supremo.

Rui inclinó ligeramente la cabeza, como si aceptara las palabras de Muzan, pero su sonrisa nunca desapareció.

—Por supuesto, Muzan-sama. Siempre seguiré sus órdenes... dentro de lo razonable. —Rui dio un paso hacia atrás, girando sobre sus talones mientras la luz de la luna realzaba los destellos dorados de su atuendo.

Muzan observó a Rui alejarse, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y advertencia.

—Eres más problemático de lo que vales... —murmuró para sí mismo antes de desaparecer entre las sombras, dejando a Rui con sus pensamientos y su insaciable deseo de desafiar al mundo, incluso al propio Muzan.

El sol se alzaba en un cielo teñido de colores cálidos, pero Rui Ayaki, inmune a su resplandor, permanecía bajo su luz sin mostrar signos de debilidad. Su imponente figura destacaba en la cima de un edificio abandonado en Musutafu. A pesar de su apariencia joven y frágil, los héroes y cazadores de demonios sabían que enfrentarlo era equivalente a desafiar a la muerte misma.

Rui, conocido como el Demonio de las Tres Pupilas, tenía una apariencia que aterrorizaba a cualquiera que lo mirara. Su cabello blanco esponjoso, semejante a patas de araña, se agitaba suavemente con el viento. Sus ojos rojizos, marcados con los kanjis que indicaban su posición como Rango Inferior Cinco, brillaban intensamente mientras contemplaba el horizonte.

Pero Rui no era un simple demonio. Su habilidad de copiar técnicas y quirks lo había elevado a un nivel que incluso Muzan Kibutsuji observaba con recelo. Hilos afilados como cuchillas danzaban a su alrededor, un recordatorio de su habilidad original y letal: la Manipulación de Hilos. Además, en sus venas corría la esencia de las habilidades más poderosas de los demonios de rango superior:

Llamas de la Luna Creciente de Kokushibo.Hielo Cristalino de Dōma.Técnicas de Destrucción de Akaza.Emociones Multiplicadas de Hantengu.Cintas Mortales de Daki.Guadañas Envenenadas de Gyutaro.Control de Espacios de Nakime.Electrokinesis Oscura de Kaigaku.Regeneración Avanzada y Crecimiento Demoníaco de Nezuko Kamado.Y la más temida de todas, Manipulación Biológica y Cuerpo Inmortal de Muzan Kibutsuji.

Rui no era simplemente un demonio. Era una amalgama de poder, un prodigio cuya existencia trastornaba el equilibrio entre héroes, villanos, cazadores y demonios.

El Pasado Olvidado

Sin embargo, bajo su fría apariencia y su insaciable deseo de perfección, Rui escondía un pasado que aún lo atormentaba. En realidad, era Izuku Midoriya, un niño nacido en el mundo de los quirks. Su cabello originalmente verde había cambiado con el tiempo debido a la enfermedad que debilitaba su cuerpo mortal. Izumi, su madre, había intentado cuidar de él, pero con el paso de los años, su descuido y desesperación lo dejaron vulnerable.

Fue entonces cuando Muzan Kibutsuji apareció. Una figura que, en lugar de destruirlo, lo transformó. En medio de su dolor y fragilidad, Izuku aceptó la sangre de Muzan, dejando atrás su humanidad y adoptando una nueva identidad: Rui Ayaki. Abandonó su hogar, su vida como Midoriya, y se refugió en la oscuridad.

—Izumi... —susurró Rui mientras sus garras cortaban el aire frente a él. El recuerdo de su madre aún lo perseguía, un remanente de una vida que ya no existía.

El Presente: Entre Héroes y Cazadores

En Musutafu, los héroes comenzaron a notar su presencia. Endeavor, Hawks, y otros héroes de alto rango estaban preocupados. Rui no solo representaba una amenaza para los humanos; su habilidad de absorber quirks y técnicas lo hacía un enemigo casi imbatible.

Mientras tanto, los pilares y cazadores de demonios lo buscaban activamente. Tanjiro Kamado, Nezuko y los demás sabían que Rui era un demonio diferente. Nezuko, en especial, sentía una conexión extraña con él, como si sus poderes compartieran un origen común.

En una reunión secreta, Giyu Tomioka habló con Tanjiro y los otros pilares:
—Rui no es un demonio ordinario. Es inmune al sol, y su conexión con Muzan lo hace peligroso. Si queremos derrotarlo, debemos unir fuerzas con los héroes de este mundo.

Mientras tanto, Rui observaba desde las sombras. Sus hilos de seda se extendían, sintiendo el movimiento de sus enemigos. Su sonrisa era sombría, pero sus ojos delataban una chispa de melancolía.

—Déjenlos venir... —murmuró—. Humanos, demonios, héroes... No importa. Ninguno podrá detenerme.

A pesar de su apariencia temible y su reputación como el Demonio de las Tres Pupilas, Rui Ayaki tenía una peculiaridad que pocos conocían. En la soledad de sus dominios, disfrutaba vistiendo kimonos decorados con delicados dibujos de telarañas y bragas blancas con diseños de encaje y estrellas doradas. Para Rui, estas prendas no eran solo ropa; eran una conexión a una parte de sí mismo que aún anhelaba inocencia y tranquilidad, algo que perdió cuando dejó de ser Izuku Midoriya.

En su habitación, oculta en una mansión abandonada que él mismo decoró con hilos de seda, Rui se observaba frente a un espejo. Su kimono, blanco con estampados de telarañas plateadas, resaltaba su piel pálida. Debajo, llevaba bragas blancas de encaje con un diseño delicado de estrellas doradas. Su reflejo le devolvía una imagen que lo hacía sentir extrañamente humano.

—Esto me hace sentir... más ligero —murmuró para sí mismo mientras alisaba los pliegues de su kimono.

Sin embargo, ese momento de calma pronto fue interrumpido. Desde las sombras, una figura conocida apareció: Muzan Kibutsuji, disfrazado como un niño, su forma favorita para pasar desapercibido.

—Rui —dijo Muzan con su voz suave pero imponente—. No deberías distraerte con esas tonterías. Los héroes y los cazadores de demonios están tras de ti. Incluso los Pilares han notado tus movimientos.

Rui bajó la mirada, avergonzado. Sabía que Muzan despreciaba cualquier muestra de debilidad o frivolidad, pero no podía evitar aferrarse a esos pequeños momentos que le recordaban quién solía ser.

—Lo sé, maestro... Pero no puedo evitarlo. Estos kimonos y... —hizo una pausa, mirando sus bragas con un leve rubor en las mejillas—, me hacen sentir conectado conmigo mismo. Como si aún quedara algo de Izuku en mí.

Muzan lo observó en silencio por un momento antes de acercarse. Colocó una mano en el hombro de Rui y habló con una mezcla de frialdad y comprensión.

—Izuku Midoriya está muerto. Solo existe Rui Ayaki. Si quieres sobrevivir en este mundo de héroes y cazadores, debes dejar atrás esas distracciones. Sin embargo... —Muzan sonrió levemente—, si esas prendas te dan la fuerza que necesitas, úsalas. Pero nunca olvides que tu verdadera fortaleza proviene de mí.

Rui asintió, aunque en su interior sabía que no podía abandonar esa parte de sí mismo. Esos kimonos y bragas no eran simplemente ropa; eran un recordatorio de la delicadeza que aún guardaba en su corazón, a pesar de ser un demonio.

Mientras Tanto: Héroes y Cazadores al Acecho

En otro lugar, los héroes y cazadores de demonios se preparaban para enfrentarlo. Tanjiro Kamado, junto a Nezuko y los pilares, discutía sobre la extraña conducta de Rui.

—Es curioso... —murmuró Tanjiro—. Rui parece ser más complejo de lo que imaginábamos. No actúa como un demonio que solo busca destrucción.

—Eso no lo hace menos peligroso —respondió Giyu Tomioka—. Su habilidad para copiar técnicas y quirks lo convierte en una amenaza mayor que cualquier otro demonio que hayamos enfrentado.

Nezuko, que compartía la misma inmunidad al sol que Rui, sintió una conexión especial con él. Sabía que había algo más detrás de su frialdad, un dolor que él mismo no podía admitir.

—Tal vez... aún haya algo de humano en él —susurró Nezuko.

La Dualidad de Rui

Rui Ayaki continuaba caminando entre dos mundos: el de un demonio implacable y el de un chico que aún anhelaba una vida normal. En sus momentos de soledad, se refugiaba en su habitación decorada con telarañas, vistiendo kimonos y bragas que reflejaban su personalidad única. Pero cuando la batalla llamaba, dejaba atrás esos momentos de paz y se convertía en el imponente Demonio de las Tres Pupilas.

Rui Ayaki, conocido por su habilidad mortal con los hilos, caminaba a través de las ruinas de una ciudad desolada. Las huellas de su paso eran sombrías: restos de héroes y cazadores caídos, cuyos cuerpos se desintegraban lentamente en el aire. La atmósfera estaba impregnada de un silencio pesado, interrumpido solo por el sonido de los hilos cortando el aire, mientras Rui avanzaba con una elegancia macabra.

De repente, un joven cazador apareció frente a él, empapado en sudor, sus manos temblorosas sosteniendo una espada. Pero no era rival para Rui. Con un gesto casi imperceptible, Rui extendió un hilo invisible hacia el joven. El cazador intentó reaccionar, pero antes de que pudiera siquiera mover un dedo, los hilos lo atraparon, rodeándolo como serpientes.

Rui observó al cazador con una calma fría, sus ojos enrojecidos brillando con hambre. El cazador luchó brevemente, pero no pudo evitar la muerte. Rui levantó la cabeza, como si saboreara el aire antes de hacer su movimiento final.

—Eres solo otra víctima en mi camino... —murmuró, y con un rápido movimiento de sus dedos, los hilos lo atravesaron, desgarrando el cuerpo del joven cazador.

Pero lo más macabro aún estaba por venir. Rui, sin perder el ritmo, comenzó a devorar la carne humana del cazador. Sus dientes desgarraban la carne con una intensidad insaciable, absorbiendo cada pedazo con una expresión de satisfacción grotesca.

En ese momento, desde las sombras, dos figuras observaron la escena con una mezcla de asco y fascinación. Overhaul y Tomura Shigaraki, quienes habían llegado para ver la carnicería, no podían apartar la vista de la imagen.

—Este tipo... —dijo Overhaul, sin poder ocultar su repulsión, pero también cautivado por la habilidad y la brutalidad de Rui—. No es solo un demonio, es una máquina de matar. ¿Y ahora está devorando a sus víctimas? ¿Qué clase de poder es ese?

Tomura, con su característica sonrisa macabra, observó a Rui Ayaki con una mezcla de admiración y entretenimiento. Le intrigaba la combinación de habilidades demoníacas con el deseo de consumo de carne humana.

—Es impresionante, ¿verdad? —respondió Tomura, con una risa sádica. —Este chico... o demonio, lo que sea, sabe cómo mantener la pelea interesante. Pero, ¿será útil para nuestros objetivos? Si realmente es capaz de copiar habilidades y quirks, podría ser un gran aliado... o un rival peligroso.

Rui Ayaki, ajeno a la presencia de Overhaul y Tomura, continuaba con su festín, disfrutando de la carne como si fuera una necesidad básica. Mientras devoraba, sus ojos se mantenían fijos, pero un leve brillo de satisfacción pasaba por ellos.

Finalmente, después de terminar con el cazador, Rui se levantó lentamente, con un aire de calma, como si la muerte fuera una parte natural de su existencia. En ese momento, comenzó a limpiar su boca con la mano, mientras los hilos que lo rodeaban se recogían de vuelta a sus dedos.

—¿Qué quieren ustedes dos? —preguntó Rui de repente, su voz fría y distante, como si hubiera detectado la presencia de Overhaul y Tomura, aunque no los miró directamente.

Overhaul se adelantó, observando cuidadosamente a Rui. Su expresión era seria, como si estuviera analizando sus posibilidades.

—Te vimos... y notamos lo que puedes hacer. Tu poder es impresionante. Tal vez podríamos trabajar juntos, si estás dispuesto. Tienes el potencial para destruir a cualquier héroe que se interponga en tu camino... y nosotros también tenemos nuestros propios objetivos.

Tomura, con una sonrisa cruel, se acercó más y habló con un tono burlón.

—Lo bueno de ti es que no tienes escrúpulos. No necesitas nada más que devorar, destruir... y tal vez, sólo tal vez, puedas ayudarnos a limpiar este mundo.

Rui, que aún no les había prestado mucha atención, finalmente se giró, mirándolos con sus ojos que reflejaban una mezcla de cansancio y desdén.

—Si quieren que los ayude... deben entender una cosa —dijo Rui, levantando un dedo en el aire—. No estoy aquí para sus ideales o para sus juegos de poder. Estoy aquí porque me gusta hacer desaparecer a aquellos que se interponen en mi camino.

Con un movimiento ágil, Rui comenzó a caminar de nuevo, avanzando hacia las sombras del bosque cercano, dejando a Overhaul y Tomura atrás. A pesar de sus palabras, sabía que estaba jugando con ellos, como con cualquier otra pieza en el tablero.

—Siganme si lo desean, pero no esperen que me arrodille ante nadie —dijo Rui sin mirarlos, mientras su figura se desvanecía en la oscuridad.

Los dos villanos intercambiaron miradas. Overhaul no dijo nada, pero su mente ya estaba trabajando, evaluando qué tan útil podría ser Rui para sus propios fines. Tomura, por su parte, simplemente sonrió, sabiendo que la colaboración con un ser tan impredecible podría ser tanto una ventaja como una amenaza.

Rui Ayaki llegó al escondite de Muzan Kibutsuji, quien lo esperaba con una sonrisa calculadora en el rostro. La presencia del Rey de los Demonios imponía un peso abrumador en el aire, pero Rui, quien estaba acostumbrado a su influencia, se inclinó en silencio frente a él, como un discípulo fiel.

Muzan, con su habitual elegancia, caminó hacia Rui. Esta vez, adoptaba la apariencia de un niño, probablemente para evitar atraer demasiada atención, pero su aura seguía siendo temible. Su cabello oscuro y sus ojos sin alma brillaban con un destello de emoción fría mientras miraba al demonio que tenía frente a él.

—Rui... —dijo Muzan, su voz baja y llena de autoridad—. Has demostrado ser útil y capaz. Ahora necesito que lleves a cabo una misión delicada.

Rui alzó la cabeza, curioso por las palabras de Muzan. Su expresión se mantuvo estoica, pero sus ojos demostraban un destello de interés. No era común que Muzan confiara directamente en alguien.

—¿Qué misión, mi señor? —preguntó Rui con respeto, aunque su tono carecía de emoción.

Muzan sonrió con frialdad y levantó una mano, mostrando un mapa de la ciudad. En el centro estaba marcada la Academia U.A., la institución más prestigiosa para la formación de héroes. Rui reconoció de inmediato el nombre. La U.A. era un lugar que albergaba a los futuros héroes más prometedores y a figuras clave en la lucha contra los villanos y cualquier amenaza.

—Quiero que te infiltres en la Academia U.A. —declaró Muzan, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y maldad—. Su director, sus profesores y, sobre todo, sus estudiantes, son una amenaza potencial para mis planes. Necesito que te conviertas en uno de ellos, que observes sus debilidades y me informes todo lo que encuentres.

Rui frunció el ceño ligeramente. La infiltración no era su estilo. Prefería la confrontación directa, aplastar a sus enemigos con sus hilos o devorarlos si era necesario. Sin embargo, sabía que no podía cuestionar las órdenes de Muzan.

—¿Cómo espera que me infiltre? No parezco exactamente un estudiante común... —comentó Rui, con un toque de duda.

Muzan soltó una risa baja, como si hubiera anticipado esa pregunta. Dio un paso atrás y señaló una caja que había preparado. Al abrirla, reveló un uniforme escolar de la U.A., una peluca verde y lentes.

—Usarás esto para adoptar una identidad nueva —dijo Muzan con una sonrisa calculadora—. Serás Izuku Midoriya, un estudiante transferido. Tengo entendido que ese nombre ya no se encuentra en el sistema oficial, gracias a ciertos "arreglos" que hice. Nadie sospechará de ti.

Rui tomó el uniforme y la peluca, observándolos en silencio. Muzan chasqueó los dedos, y una neblina oscura rodeó a Rui, cambiando sutilmente su apariencia. Su cabello blanco adquirió un tono verdoso aun sus patas de araña, similar al del niño que alguna vez fue. Los patrones en su rostro se desvanecieron, dejando una piel impecable, aunque sus ojos aún conservaban un brillo perturbador.

—Recuerda, Rui, no debes dejar que descubran tu verdadera naturaleza —advirtió Muzan con seriedad, inclinándose hacia él—. Si alguien sospecha, elimínalo. Y si te encuentras con alguien que pueda representar una amenaza para mí... devóralo.

Rui asintió lentamente, ajustándose la peluca y poniéndose los lentes. Por primera vez en mucho tiempo, se vio reflejado en un espejo y casi no reconoció su propia figura. El niño demonio que había sido temido durante tanto tiempo ahora parecía un adolescente común.

—Entendido, mi señor. No los defraudaré —respondió Rui con un tono calmado, aunque en su interior sentía una mezcla de inquietud y emoción.

En la U.A.

Al día siguiente, Rui, ahora bajo la apariencia de Izuku Midoriya, llegó a la entrada de la Academia U.A. Los estudiantes corrían de un lado a otro, algunos practicando sus quirks y otros charlando animadamente. Rui los observaba con una mirada calculadora, evaluando sus movimientos y sus poderes.

"Son como insectos esperando ser aplastados", pensó Rui, aunque mantuvo una expresión tímida y nerviosa para no levantar sospechas.

Aizawa, el profesor encargado, lo recibió en el aula. La clase 1-A lo observó con curiosidad. Bakugo, Todoroki y los demás intercambiaron miradas al ver al nuevo "estudiante".

—Chicos, este es Midoriya Izuku. Es un estudiante transferido. Asegúrense de que se sienta bienvenido —dijo Aizawa con su tono usual de desgano.

Rui inclinó la cabeza ligeramente, fingiendo nerviosismo.

—Es un gusto conocerlos —dijo con voz suave, ocultando su verdadero ser.

Mientras tanto, Bakugo fruncía el ceño. Algo en el "nuevo estudiante" no le cuadraba. Rui podía sentir la hostilidad en su mirada, pero decidió ignorarla por ahora.

"Primero, observo. Luego, actúo", pensó Rui, mientras tomaba asiento en el aula.

Cuando Izuku Midoriya, alias Rui Ayaki, entró al salón de la Clase 1-A, todos los ojos se posaron en él. Había algo extraño, algo que lo hacía destacar más allá de ser el "nuevo". No eran solo sus movimientos tímidos o su manera de inclinarse ligeramente hacia adelante al hablar. Era su cabello.

El cabello esponjado de Rui se alzaba en mechones desordenados, formando un patrón que, para muchos, se asemejaba a patas de araña verdes. Aunque intentaba mezclarse, su peculiar apariencia lo convertía automáticamente en el centro de atención.

Kirishima fue el primero en comentar, tratando de romper el hielo.
—¡Oye, Midoriya! Tu cabello es... ¡muy único! Se ve genial, ¿cómo lo lograste? —preguntó con entusiasmo, señalando el esponjado estilo.

Rui, en su papel de tímido Izuku, tocó su cabello con una mano y ofreció una pequeña sonrisa.
—Ah... gracias. Es natural, siempre ha sido así. —Su voz era baja, cuidadosamente modulada para sonar inofensiva.

Mina Ashido, siempre curiosa, se acercó un poco más para observarlo.
—¡Es como si fueras un personaje de manga o algo así! Es tan... ¡diferente! —exclamó, sus ojos brillando de emoción.

Bakugo, desde su asiento, soltó un bufido de desprecio.
—Tch. ¿Qué clase de broma es esta? Parece que no ha tocado un peine en su vida. —Su tono era brusco, pero sus ojos escrutaban a Rui con una sospecha creciente.

Rui no reaccionó al comentario de Bakugo, manteniendo su fachada tranquila. Sin embargo, dentro de él, el demonio que era sentía un ligero placer al imaginar cómo podría usar sus hilos para cortar la lengua afilada del rubio.

Ochaco Uraraka, intentando suavizar la situación, le sonrió.
—¡No le hagas caso a Kacchan! A mí me parece que tu cabello es lindo. ¡Como algo esponjoso para abrazar! —dijo con dulzura.

Todoroki, observando desde su lugar, inclinó ligeramente la cabeza.
—Es peculiar. Aunque... —pausó, sus ojos se entrecerraron por un momento—. Hay algo en ti que parece diferente. ¿Estás nervioso? —preguntó con un tono calmado pero analítico.

Rui levantó la vista hacia Todoroki, cuidando su expresión para que no revelara nada.
—Un poco. Es mi primer día aquí, y... no estoy acostumbrado a grupos grandes —respondió.

El salón estalló en una mezcla de risas y comentarios, algunos intentando hacerlo sentir bienvenido, mientras que otros simplemente se maravillaban con su extraña presencia.

Mientras las presentaciones continuaban, Aoyama no pudo evitar señalar algo más.
—Mon ami, tus ojos son... intrigantes. ¿Usas lentes de contacto especiales? —preguntó, inclinándose hacia Rui para examinarlo más de cerca.

Rui cerró ligeramente los párpados, evitando el contacto directo. Había hecho un esfuerzo por ocultar sus rasgos demoníacos, pero sus ojos aún tenían un leve brillo que podría levantar sospechas.
—Ah, sí. Mis lentes son... para corregir mi visión y, bueno, a veces parecen raros —respondió rápidamente.

Mientras tanto, en el fondo del aula, Tokoyami lo miraba con intensidad.
—Hay algo oscuro en su presencia... como si su energía viniera de un lugar profundo y sombrío —murmuró para sí mismo.

Rui, quien tenía sentidos agudos, captó las palabras de Tokoyami, pero no reaccionó. Sabía que debía ser cauteloso. Cada uno de estos estudiantes representaba una posible amenaza, pero también eran parte de su misión. "Debo ganarme su confianza y averiguar todo lo que Muzan necesita saber," pensó.

Sin embargo, dentro de él, una voz más oscura se agitaba. Verlos reír, bromear y confiar unos en otros le provocaba una extraña mezcla de nostalgia y desprecio. Había sido humano alguna vez, pero ahora, como demonio, esos recuerdos le parecían insignificantes.

Bakugo volvió a hablar, señalándolo con un dedo.
—Oye, "Midoriya", si realmente vas a estar en esta clase, más te vale no ser un inútil. Aquí no hay espacio para los débiles. —Su tono era agresivo, pero también un desafío directo.

Rui levantó la mirada hacia Bakugo, y por un breve momento, sus ojos mostraron un destello de algo más profundo. Una advertencia. Sin embargo, lo ocultó rápidamente con una sonrisa tímida.
—Haré lo mejor que pueda, lo prometo.

La clase 1-A continuó observándolo con curiosidad, sin saber que entre ellos ahora caminaba un depredador disfrazado.

Mientras Rui Ayaki, disfrazado de Izuku Midoriya, caminaba por los pasillos de la U.A., no podía evitar sentirse fuera de lugar. El uniforme escolar, con su camisa formal y pantalón ajustado, era un recordatorio constante de que estaba lejos de su zona de confort. Estaba acostumbrado a sus kimonos de seda, ligeros y elegantes, que le permitían moverse con libertad, y a sus bragas suaves que formaban parte de su identidad secreta. Pero ahora, ese pantalón apretado parecía una prisión.

Cada paso que daba era una prueba de su paciencia. Rui sabía que debía mantener la compostura, pero el roce del tejido áspero contra su piel lo irritaba. Internamente, maldecía la necesidad de usar ese uniforme, pero su rostro mantenía una expresión tranquila y neutral.

En el aula, mientras los demás estudiantes escuchaban la lección de Aizawa-sensei, Rui trataba de no moverse demasiado en su asiento. Su postura rígida no pasó desapercibida para Melissa Shield, quien estaba de visita como observadora especial en la clase.

Melissa Shield, siempre analítica, lo observaba desde su lugar. Había algo peculiar en él, algo que no encajaba del todo. Mientras los demás estudiantes parecían relajados y cómodos, Rui mantenía una postura tensa, como si estuviera constantemente alerta. Además, había algo extraño en su forma de hablar y moverse, como si estuviera ensayando cada palabra y gesto.

Cuando la clase terminó, Melissa se acercó a él con una sonrisa amigable, pero con un brillo de curiosidad en los ojos.
—Hola, Midoriya, ¿verdad? Soy Melissa Shield. Solo estoy aquí como invitada, pero... ¿te sientes bien? Parecías un poco incómodo durante la clase.

Rui levantó la mirada hacia Melissa, sintiendo una pequeña alarma interna. Sabía que debía actuar con cuidado.
—Ah, sí. Estoy bien. Supongo que todavía estoy un poco nervioso por ser el "nuevo". —Su voz era calmada, pero dentro de él, su mente calculaba rápidamente cómo desviar cualquier sospecha.

Melissa lo miró con una sonrisa amable, pero sus ojos lo escudriñaban.
—Eso es normal. Pero, ¿estás seguro? Es decir... parece que no estás acostumbrado al uniforme. ¿Te molesta? —preguntó, señalando su postura rígida.

Rui sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Melissa era más perspicaz de lo que esperaba.
—Ah, un poco. Es solo que... en casa, solía usar ropa más suelta. Esto es algo nuevo para mí —dijo, acompañando sus palabras con una risa nerviosa que esperaba sonara convincente.

Melissa asintió lentamente, pero no parecía del todo convencida.
—Ya veo. Bueno, si necesitas ayuda con algo, no dudes en pedírmelo. —Con eso, se despidió, pero Rui podía sentir que su atención seguía sobre él.

Más tarde, en los dormitorios...

De regreso en su habitación asignada, Rui finalmente pudo quitarse el incómodo uniforme y respirar aliviado. Sacó un kimono ligero con dibujos de telarañas, su favorito, y se lo puso mientras se sentaba frente al espejo. Observó su reflejo, ajustando el peinado verde que había creado para su disfraz de "Midoriya". Su apariencia humana era convincente, pero siempre había pequeños detalles que podrían delatarlo.

"Esa Melissa es peligrosa," pensó. "Si sigue sospechando, podría arruinar mi misión. Tendré que tener cuidado con ella."

Mientras meditaba sobre su próximo movimiento, una pequeña risa burlona resonó en su cabeza. Era la voz de Muzan, comunicándose telepáticamente.
—No dejes que una simple chica te ponga nervioso, Rui. Recuerda que eres superior a ellos. Todos son meros peones en este juego. Cumple con tu misión y obtén la información que necesito.

Rui cerró los ojos y respiró hondo. Sabía que Muzan tenía razón, pero la incomodidad que sentía en ese ambiente humano seguía siendo un obstáculo. "Debo acostumbrarme a esto. Si quiero completar esta misión, no puedo dejar que me descubran," se dijo a sí mismo.

Era un día típico en la U.A., o al menos tan típico como podía ser para una clase llena de aspirantes a héroes. Rui Ayaki, aún disfrazado como Izuku Midoriya, caminaba por los pasillos con la misma actitud tranquila que había perfeccionado para evitar sospechas. Sin embargo, en su interior, comenzaba a sentir que mantener esa fachada requería un esfuerzo constante.

Al llegar a un banco en los jardines exteriores, Rui sacó un pequeño frasco de esmalte de uñas negro. Su intención era simple: pintarse las uñas. Las encontraba desagradables en su estado natural debido a las marcas y surcos que había desarrollado a lo largo de los años como demonio. "Si voy a mantener este disfraz, al menos mis manos deben lucir decentes," pensó.

Mientras Rui aplicaba el esmalte con precisión, Tenya Iida pasó caminando cerca y se detuvo al verlo. Con su acostumbrado tono autoritario, señaló la acción con un gesto rígido.
—¡Midoriya! ¡Esto es inaceptable! Pintarse las uñas de negro en la escuela es inapropiado y podría violar el código de conducta de los estudiantes. ¡Estás representando a la U.A. como héroe en formación!

Rui levantó la mirada, sus ojos brillando con un leve destello que rápidamente ocultó. Mantuvo una expresión seria y respondió con un tono seco:
—Puedes callarte, Iida. Soy nuevo aquí, y no necesito tus lecciones. Me pinto las uñas porque mis uñas son feas. —Con eso, flexionó sus dedos, y sus uñas comenzaron a transformarse lentamente en garras filosas, antes de volver a su forma humana en cuestión de segundos. Luego continuó aplicando el esmalte con calma.

Melissa Shield, que estaba observando desde una distancia prudente, sintió que algo no cuadraba con "Midoriya". "Ese comportamiento es muy diferente del chico tímido que todos describen. Algo está mal," pensó mientras lo observaba.

Tokoyami, por su parte, estaba sentado bajo un árbol cercano, en compañía de su sombra oscura, Dark Shadow. Había estado observando a Rui desde el primer día, sintiendo una extraña energía que no podía explicar. Dark Shadow habló en voz baja:
—Algo oscuro emana de él. No es como los demás. Esconde algo.

Tokoyami asintió, reflexionando en silencio. Decidió mantenerse vigilante.

De repente, un tono despreocupado rompió la tensión del momento. Minoru Mineta apareció cerca de Rui, con una mirada perversa en su rostro. Mientras se acercaba, señaló hacia el pantalón de Rui, donde una ligera marca de su ropa interior era visible debido al ajuste.

—¡Oye, Midoriya! —dijo Mineta, con una risa burlona. —Te ves sexy con esas bragas. ¡Se te notan!

Rui se detuvo por un momento, bajando el pincel del esmalte mientras giraba lentamente hacia Mineta. Su mirada, aunque tranquila, emitía un aura intimidante.
—Eres solo un pervertido molesto. No me interesas. —Su voz era fría como el hielo.

Mineta retrocedió ligeramente, pero su curiosidad lo hizo insistir.
—¿De verdad usas bragas? ¿Por qué? ¿Es para alguien especial?

Antes de que Mineta pudiera continuar, Rui lo miró directamente a los ojos, un destello de amenaza cruzando su mirada. Sin decir una palabra más, Rui extendió una mano y dejó escapar un fino hilo apenas visible, que pasó rozando la oreja de Mineta, cortando un mechón de su cabello.
—Te lo advierto. No te acerques demasiado.

Mineta palideció, dándose cuenta de que había cruzado un límite. Retrocedió rápidamente, murmurando disculpas mientras desaparecía entre los demás estudiantes.

Melissa, que había presenciado el intercambio desde lejos, frunció el ceño. "Eso fue extraño. ¿Cómo hizo eso? Ese hilo... no es algo que debería tener alguien sin un Quirk relacionado."

Tokoyami, quien también había observado el incidente, se levantó lentamente. Algo en su interior le decía que "Midoriya" no era quien decía ser. "Debo mantenerme alerta. Si algo está mal, lo descubriré," pensó.

De regreso en su dormitorio, Rui suspiró, quitándose el uniforme nuevamente. Mientras se ponía su cómodo kimono con dibujos de telarañas, reflexionó sobre el día. Los humanos eran más perceptivos de lo que esperaba. "Tendré que ser más cuidadoso. No puedo dejar que descubran mi verdadera naturaleza," pensó mientras ajustaba su disfraz una vez más.

Otro día comenzaba en la U.A., y Rui Ayaki, todavía disfrazado como Izuku Midoriya, se esforzaba por actuar como un estudiante normal. Caminaba por los pasillos con la misma máscara de tranquilidad que había perfeccionado, aunque en su mente se mantenía alerta. "Estos humanos son perceptivos. Necesito evitar levantar sospechas." Sin embargo, esa tarea se volvía más difícil con cada día que pasaba.

En las oficinas de la escuela, Nezu, el director, observaba detenidamente las cámaras de seguridad. Había algo que no cuadraba con "Midoriya". Su actitud, sus movimientos y, sobre todo, su capacidad para analizar y adaptarse rápidamente a cualquier situación lo hacían sobresalir, incluso entre sus compañeros.

"Midoriya siempre fue inteligente, pero esto es diferente. Es como si su capacidad de razonamiento superara incluso la mía. Debo observarlo más de cerca," pensó Nezu, mientras sorbía su té con calma.

Mientras tanto, Rui, caminando por los pasillos, llevaba consigo un pequeño cuaderno donde había comenzado a escribir las características de los Quirks de sus compañeros de clase y maestros. Gracias a su habilidad de copia, podía replicar cada Quirk que analizaba. Con un simple vistazo y algo de interacción, lograba descifrar cómo funcionaban y los anotaba en detalle.

"Esto es más fácil de lo que pensé," reflexionó Rui, mientras hacía un esquema del Quirk de Tokoyami y su conexión con Dark Shadow. En su mente, planeaba cómo podría usar esa habilidad si lo necesitaba.

En otro lugar del campus, Tanjiro Kamado y su hermana Nezuko, dentro de su caja, habían llegado como invitados especiales para aprender sobre los héroes y compartir su experiencia como cazadores de demonios. Tanjiro, siempre sensible al olor de los demonios, comenzó a fruncir el ceño mientras caminaba por el área común de los estudiantes.

—¿Qué sucede, Tanjiro? —preguntó uno de los profesores.

Tanjiro se detuvo en seco y olfateó el aire, su expresión tornándose seria.
—Hay un demonio aquí... un demonio muy poderoso.

Los profesores intercambiaron miradas de preocupación, pero Tanjiro, decidido, siguió el rastro del olor, que lo llevó directamente hacia Rui Ayaki, disfrazado de Izuku Midoriya.

En ese momento, Rui sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que algo estaba mal. "Ese chico... su energía es diferente. ¿Qué está pasando?" pensó, mientras fingía no darse cuenta del escrutinio de Tanjiro.

De repente, un sonido sutil provino de la caja que Tanjiro llevaba a la espalda. Antes de que Rui pudiera reaccionar, Nezuko salió disparada de la caja a una velocidad impresionante, su intención clara: atacar al demonio que había percibido.

Rui, sorprendido por la velocidad de Nezuko, apenas logró esquivar el golpe que iba directo a su rostro, inclinándose hacia un lado con agilidad. Los estudiantes alrededor se quedaron boquiabiertos, sin entender qué estaba ocurriendo. Rui mantuvo su disfraz y preguntó con calma, aunque con un tono firme:
—¿Qué pasa? ¿Por qué intentaste golpearme?

Nezuko, que estaba en posición de ataque, gruñó ligeramente, mostrando sus colmillos. Sus ojos estaban fijos en Rui, claramente reconociendo su verdadera naturaleza. Tanjiro llegó rápidamente, interponiéndose entre ambos, con su espada lista.

—¡Detente, Nezuko! —dijo Tanjiro, mientras intentaba calmar a su hermana. Miró a Rui con sospecha. —¿Quién eres realmente? Hay un olor en ti... un olor que no pertenece a un humano.

Rui mantuvo su compostura, aunque por dentro comenzaba a sentir el peso de la situación. Fingiendo estar ofendido, respondió:
—¿De qué hablas? Soy Izuku Midoriya, un estudiante de la U.A. Si tienes problemas conmigo, deberías explicarte mejor.

Tanjiro dudó, pero no bajó su espada. "El olor es claro, pero... ¿por qué actúa como si no supiera nada? Esto es extraño." Mientras tanto, Nezuko seguía gruñendo, lista para atacar de nuevo.

Desde una esquina, Melissa observaba la escena con creciente sospecha. "Esto lo confirma. 'Midoriya' está ocultando algo. Pero, ¿qué es exactamente? Y, ¿por qué Tanjiro y Nezuko están reaccionando de esta manera?" pensó. Decidió no intervenir por el momento, pero estaba más decidida que nunca a descubrir la verdad.

La tensión en el pasillo alcanzó su punto máximo. Nezuko, en un movimiento feroz y sin previo aviso, se abalanzó sobre Rui Ayaki, todavía disfrazado como Izuku Midoriya, y lo golpeó con tal fuerza que lo lanzó contra la pared. La estructura se agrietó, dejando a todos los presentes paralizados por la impresión.

Rui se levantó lentamente entre los escombros, sacudiéndose el polvo de su uniforme escolar. Su rostro permanecía inexpresivo, aunque en sus ojos brillaba una pizca de irritación. "Esto es un problema. Necesito mantener el disfraz, pero no puedo permitir que me superen."

Antes de que pudiera actuar, Tanjiro se lanzó hacia él, desenvainando su katana con una precisión letal.
—¡No dejaré que un demonio cause daño aquí! —gritó, mientras blandía la espada en dirección al cuello de Rui.

Con un chasquido de sus dedos, Rui desplegó sus hilos. Estas finas y afiladas cuerdas de energía se entrelazaron rápidamente, formando un escudo frente a él que bloqueó la hoja de Tanjiro justo antes de que pudiera alcanzarlo. Las chispas volaron cuando los hilos y la katana chocaron.
—¿Un cazador de demonios? —murmuró Rui, con una calma inquietante. Sus ojos brillaban con diversión y un toque de peligro. —Interesante.

Tanjiro retrocedió y reajustó su postura, manteniéndose alerta. "Estos hilos... son increíblemente fuertes. Tendré que usar mi Respiración del Sol si quiero cortarlos," pensó, apretando la empuñadura de su katana.

Antes de que pudiera intentar otro ataque, Nezuko apareció de nuevo. Esta vez, su velocidad fue aún mayor. Con un rugido inhumano, lanzó un golpe directo al brazo de Rui, destrozándolo en pedazos. La sangre oscura salpicó el suelo, pero Rui no mostró signos de dolor.

Con una calma inquietante, Rui observó cómo su brazo se regeneraba en cuestión de segundos.
—Eso fue molesto, pero inútil, —dijo, flexionando sus dedos recién formados. Sus hilos se extendieron por el aire, comenzando a rodear tanto a Tanjiro como a Nezuko.

Nezuko gruñó, cargando hacia Rui una vez más, pero esta vez él estaba preparado. Sus hilos formaron una red intrincada a su alrededor, creando una barrera casi impenetrable.
—Ustedes dos son problemáticos. Pero no tengo tiempo para esto, —dijo Rui, su tono ahora más frío. —Les daré una advertencia: no interfieran conmigo.

Tanjiro gritó mientras activaba la Respiración del Sol, realizando un ataque en un intento por romper los hilos.
—¡Danza del Dios del Fuego: Flash Solar!

La espada de Tanjiro cortó los hilos en pedazos, haciendo que Rui retrocediera ligeramente. Rui frunció el ceño. "Ese ataque... no es normal. Este humano es más fuerte de lo que parece."

Nezuko aprovechó el momento para atacar nuevamente, pero Rui saltó hacia atrás, aterrizando grácilmente a varios metros de distancia. Su disfraz de Izuku Midoriya estaba hecho jirones, pero aún mantenía la fachada.
—No quiero revelar todo aquí, pero no se equivoquen: si continúan atacándome, no me contendré, —dijo, su voz ahora teñida de amenaza.

En ese momento, los profesores y varios estudiantes comenzaron a llegar al lugar, alarmados por el ruido y los destrozos. Melissa, que había estado observando todo desde la distancia, finalmente dio un paso adelante.
—¡Tanjiro! ¡Nezuko! ¡Paren! ¿Qué está pasando aquí? —exclamó, intentando calmar la situación.

Tanjiro mantuvo su espada alzada, sin apartar la vista de Rui.
—Ese chico no es quien dice ser. Es un demonio.

Melissa miró a Rui, sus ojos llenos de sospecha. Rui simplemente suspiró, fingiendo cansancio.
—No sé de qué están hablando, —dijo, con su tono habitual de "Midoriya". —Solo estaba defendiéndome.

La batalla se intensificó con cada segundo que pasaba. Nezuko, furiosa, lanzó un golpe devastador hacia el rostro de Rui Ayaki, todavía disfrazado como Izuku Midoriya. El impacto destruyó su rostro en un destello de sangre, pero, para asombro de todos, su piel comenzó a regenerarse de inmediato, como si nada hubiera sucedido.

Tanjiro, con su katana en mano, continuaba luchando con la Respiración del Sol, atacando con movimientos rápidos y precisos, buscando una manera de vencer a su oponente, pero Rui Ayaki se mantenía a la defensiva. Cada golpe que Tanjiro lanzaba era detenido por una barrera invisible de hilos que Rui manipulaba con destreza. Sin embargo, algo parecía diferente en Rui, y su agotamiento era visible.

"¡Yoriichi!" Rui Ayaki exclamó de repente, su voz llena de una calma que contrastaba con la ferocidad de la batalla. Un resplandor inusual rodeó su figura mientras comenzaba a concentrar su poder. De su cuerpo surgieron hilos de carne, que se tejieron y transformaron en una katana, similar a la de Kokushibo. El filo, formado a partir de carne demoníaca, resplandecía con una energía oscura.

Los estudiantes que observaban desde lejos comenzaron a sentir la tensión en el aire. Algo no estaba bien. A medida que la katana de carne se formaba en las manos de Rui, su piel comenzó a volverse cada vez más pálida, hasta que adquirió un tono blanco sólido. Su rostro cambió también, mostrando los característicos puntos rojos que marcaban su rostro, como si la transformación lo estuviera consumiendo. El cambio no terminó ahí, ya que su cabello pasó de ser un verde esponjoso a un blanco que se asemejaba a las patas de una araña, más cercano a su verdadera forma demoníaca.

En sus ojos, el terror se apoderó de los presentes. El ojo izquierdo de Rui mostró el kanji de Rango Inferior (下か), junto con daiji para Cinco (伍ご), lo que indicaba su rango dentro de las Doce Kizuki. Su ojo derecho, ahora poseyendo tres pupilas, brillaba con una intensidad sin igual, como si estuviera observando todo a su alrededor con una visión predatoria.

Los estudiantes de la clase 1-A, que habían estado observando en silencio, comenzaron a reaccionar con miedo y desconcierto al ver el kanji en el ojo de Rui Ayaki. "¡Es una Luna Inferior!" Exclamó Kaminari con la voz temblorosa. "¿Qué demonios está pasando aquí?"

El golpe que Rui Ayaki había recibido de Nezuko no solo había destruido su rostro, sino que también había desvelado su verdadera naturaleza. No era un simple estudiante de la U.A. No era Izuku Midoriya. En su lugar, era un ser demoníaco que había infiltrado la escuela, su verdadera forma ahora expuesta.

"Lo sabía... algo no estaba bien," murmuró Melissa para sí misma, su mente trabajando a toda velocidad. No podía creer lo que veía.

Tanjiro, con la katana aún en mano, apretó los dientes. "¡No importa quién seas! ¡Te derrotaré!" gritó, decidido a proteger a sus compañeros y detener al demonio que se había infiltrado en la U.A.

Rui Ayaki, con su katana de carne en mano, sonrió con una calma inquietante. "Qué tontos... ¿De verdad creen que pueden derrotarme? Esto es solo el principio."

Con un movimiento rápido, Rui Ayaki, ahora completamente transformado, dio un paso adelante, y la batalla continuó con una intensidad aún mayor. Sin embargo, todos sabían que esta lucha no sería fácil, y las consecuencias de lo que estaba sucediendo comenzaban a calar en el corazón de la U.A.

El ambiente estaba tenso, cada segundo que pasaba sentía como si el aire se volviera más denso. Tanjiro, con su katana en mano, no pudo evitar preguntarse con furia "¿Dónde está Muzan?", mientras observaba la transformación de Rui Ayaki ante sus ojos. La criatura que alguna vez pensó que era Izuku Midoriya ya no era más que una manifestación de su peor pesadilla.

Rui Ayaki, con una expresión casi desinteresada, respondió de manera fría, "En serio, no te lo diré. Maldito sucesor de Yoriichi..." Su voz estuvo impregnada de desprecio, y sus ojos reflejaron una arrogancia oscura. Sabía que, aunque lo atacaran, sus habilidades de regeneración y sus poderes adquiridos de los demonios de las Doce Kizuki lo hacían casi imparable. Sin embargo, no contaba con el sacrificio de algunos que estaban decididos a detenerlo.

Los estudiantes de la U.A., incluyendo Melissa y Tokoyami, observaban la escena en completo asombro, sin poder creer lo que sucedía ante ellos. "¿Qué demonios está pasando? ¿Qué está haciendo aquí?" murmuró Jiro, sin poder apartar la mirada de la monstruosa figura de Rui Ayaki.

Tanjiro, con la determinación de proteger a los demás y detener a Rui Ayaki, no perdió tiempo. Con un grito de furia, lanzó su katana directamente hacia Rui, apuntando a su pecho. "¡No escaparás!" gritó.

Rui Ayaki, viendo el ataque, apenas tuvo tiempo de reaccionar. La katana de Tanjiro perforó su pecho con una velocidad brutal, atravesando su cuerpo con una fuerza imparable. Rui Ayaki gritó de dolor, pero su expresión no mostraba miedo. "Nakime..." murmuró con voz casi quebrada, y el sonido de un biwa resonó en el aire, como si una melodía etérea viniera de algún lugar lejano.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, la figura de Rui Ayaki desapareció de la vista de todos, dejando solo un eco de su presencia. La herida en su pecho se cerró rápidamente, y el cuerpo de Rui desapareció en un destello de oscuridad, como si hubiera sido absorbido por algún tipo de portal o poder sobrenatural.

"¿Qué fue eso?" Kirishima preguntó, mirando alrededor confundido. La desaparición de Rui Ayaki había sido tan repentina y extraña que nadie sabía qué hacer.

Tanjiro, con su katana aún en mano, miraba el lugar donde Rui Ayaki había estado. "No... no puedo dejarlo escapar." El rostro de Tanjiro estaba marcado por la frustración y la impotencia.

"¡No lo dejaré escapar, Tanjiro!" Nezuko, quien estaba a su lado, se adelantó, decidida a ayudar a su hermano a encontrar a Rui Ayaki y acabar con su amenaza de una vez por todas.

Los estudiantes de la U.A. aún estaban en shock, no sabían si seguir buscando o esperar que los cazadores de demonios pudieran manejar la situación. Sin embargo, sabían que la amenaza de Rui Ayaki no había terminado y que ahora se trataba de un juego más peligroso, uno que involucraba no solo a los héroes, sino también a demonios y seres que superaban cualquier comprensión.

La puerta de la fortaleza del Castillo Infinito se cerró con un estruendo. Rui Ayaki, vestido con la apariencia de Izuku Midoriya, irrumpió en la sala de Muzan Kibutsuji, visiblemente agitado y con la sangre aún goteando de su pecho, aunque ya cicatrizada por completo gracias a su habilidad de regeneración demoníaca.

"Maldita sea..." Rui Ayaki gruñó, furioso. "Todo estaba en mi plan, pero ese maldito sucesor de Yoriichi me atacó y casi lo mato. Si no fuera por esa hermana de ese chico... ¡es un demonio!" Su voz estaba impregnada de rabia, y sus ojos brillaban con una furia insostenible. A pesar de sus habilidades, el ataque de Tanjiro Kamado había sido tan repentino y certero que incluso su orgullo se había visto golpeado.

Muzan, sentado en su trono, observaba en silencio mientras Rui Ayaki entraba. Su mirada era penetrante y fría, y no dejó que la frustración de su subordinado le afectara. "Entonces te descubrieron..." Muzan dijo, su voz baja y llena de desdén, como si lo estuviera evaluando minuciosamente. No había señales de sorpresa en su rostro, solo una calma inquietante.

Rui Ayaki, a pesar de su enojo, se acercó al trono de Muzan y sacó un pequeño paquete envuelto en tela negra. "Sí, maestro." Dijo, un poco más calmado, pero aún con tensión en su voz. "Ese chico tiene un maldito nariz de chucho, me olió. No sé cómo lo hizo, pero pude sentirlo. Pero aquí está..." Rui Ayaki extendió la tela y mostró una serie de documentos y cartas que había recolectado durante su tiempo en la U.A., además de una pequeña caja con quirk detallados de los estudiantes y algunos profesores.

"Toda la información que pude recolectar." Rui Ayaki dijo con un tono menos agresivo, sabiendo que era su única salvación después de haber fallado en su misión de infiltrarse sin ser detectado. "Los estudiantes de la U.A. son más peligrosos de lo que imaginaba. Pero aún hay algo que me preocupa."

Muzan miró la información, luego dirigió su mirada hacia Rui Ayaki con una frialdad que congelaba el aire en la habitación. "Y eso sería...?"

"El chico de la respiración solar..." Rui Ayaki vaciló un momento antes de continuar. "Tanjiro Kamado. Tiene un poder que no he visto antes. Y esa hermana suya... Nezuko. Es un demonio, pero parece que se mantiene controlada, o eso es lo que me pareció. Si siguen creciendo en poder, podrían ser una amenaza seria. Más allá de cualquier héroe o cazador de demonios."

Muzan se quedó en silencio, procesando lo que Rui Ayaki había dicho. La mención de Tanjiro Kamado y Nezuko Kamado no fue algo que lo hiciera alterarse, pero sabía que el potencial de esos dos podría ser más grande de lo que cualquiera en su organización podía comprender. "Interesante..." dijo con calma, sus ojos fijos en Rui Ayaki. "Pero no te preocupes. Todavía estás bajo mi protección, y mientras sigas siendo útil, todo estará bien. Ahora, lo que tienes que hacer es sencillo."

Rui Ayaki lo miró con expectativa, a pesar de la situación incómoda. "¿Qué debo hacer ahora?"

"Recupera tus fuerzas." Muzan respondió. "Y asegúrate de que el chico de la respiración solar no se convierta en una amenaza para nuestro plan. Si ellos logran unirse con los cazadores de demonios... habrá que deshacerlos de inmediato."

Rui Ayaki, con una ligera mueca, asintió en silencio, sabiendo que su misión ahora era mucho más difícil, pero estaba determinado a cumplirla. "Entendido, maestro. Volveré a la U.A. y los vigilaré."

Con esas palabras, se dio media vuelta, pero antes de irse, la voz de Muzan lo detuvo. "Rui Ayaki..." dijo, casi en un susurro, pero con una amenaza subyacente en su tono. "No me defraudes otra vez."

"No lo haré." Rui Ayaki respondió con una ligera sonrisa siniestra, antes de salir por la puerta, decidido a llevar a cabo la misión con mayor cautela, sabiendo que la supervivencia de todos a su alrededor dependía de ello.

Rui Ayaki, tras recibir las órdenes de Muzan y superar el enfrentamiento con Tanjiro Kamado y Nezuko Kamado, se dirigió hacia el Monte Natagumo, su hogar ancestral. Un lugar que siempre había sido un refugio para él, pero también una prisión de recuerdos oscuros y sombríos. Era allí donde todo comenzó, donde su vida como demonio se forjó, y donde el Clan de las Arañas encontró su origen bajo su liderazgo.

A medida que Rui Ayaki avanzaba entre la espesa niebla del monte, se veía rodeado por las formaciones de árboles retorcidos, cuyas ramas se enredaban como telarañas que parecían susurrar historias antiguas de dolor y sufrimiento. Este lugar, ahora vacío de su antigua gloria, estaba a punto de renacer con la presencia de su Rango Cinco Inferior Supremo.

"Es bueno volver a casa..." pensó Rui Ayaki, con una mezcla de nostalgia y determinación. Sabía que su regreso significaba algo más que solo una visita: era el momento de reunirse con su familia, el clan que había construido con sus propias manos y al que había dado forma con sus poderes de manipulación de hilos.

Al llegar a la base del monte, Rui Ayaki fue recibido por los miembros de su familia, un grupo de demonios que compartían sus características arañiles. Su padre, madre, hermano mayor, hermana mayor y hermanitas, todos ellos eran criaturas temibles, pero también habían sido víctimas de su creación y control. Sus rasgos eran similares a los de Rui: cuerpos delgados, piel pálida, ojos rojos brillantes, y, por supuesto, su habilidad característica de manipular hilos.

"¡Rui! ¡Estás de vuelta!" La voz cálida de su madre resonó en el aire, pero había una sombra de incertidumbre en sus ojos. "Nos has dejado mucho tiempo, hijo."

Rui Ayaki miró a su madre, sus ojos vacíos de emoción, pero su voz fue suave. "Tenía asuntos que atender, madre. Ahora estoy aquí, y todo volverá a ser como antes."

"¿De verdad?" Su hermana mayor, con un tono preocupado, dio un paso hacia él. "¿No estás... diferente?"

Rui Ayaki desvió la mirada, no porque quisiera ocultar nada, sino porque el peso de su transformación era más evidente que nunca. Su cuerpo, aunque imponente, no era el mismo que antes. "No importa cómo me vea. Lo importante es que estamos juntos nuevamente, y eso es lo que cuenta."

El hermano mayor de Rui Ayaki se acercó y, con una sonrisa torcida, habló en voz baja, pero llena de una energía sombría. "Parece que has ascendido, hermano. Los Doce Kizuki... Estás muy cerca de lo que siempre deseamos."

Rui Ayaki no pudo evitar sonreír de manera fría ante las palabras de su hermano mayor. "El poder tiene su precio, hermano. Pero este lugar será nuestro, como siempre lo fue. Nadie podrá detenernos."

"Rui, hijo..." la voz de su padre se oyó con una mezcla de orgullo y algo más oscuro. "No tienes que hacer todo tú solo. Somos tu familia, estamos aquí para apoyarte. Ahora que has regresado, debemos prepararnos."

"Sí." Rui Ayaki asintió, su expresión seria. "He reunido información importante. Este mundo está cambiando, y hay amenazas más grandes que los simples cazadores de demonios. Es hora de fortalecer el clan, de formar una nueva red de hilos, más poderosos que nunca."

Con un gesto de su mano, Rui Ayaki comenzó a tejer una serie de hilos delgados y casi invisibles, creando una estructura que parecía atravesar todo el monte, conectando cada rincón de la fortaleza familiar. A medida que los hilos se formaban, los miembros del clan comenzaban a moverse con rapidez, tomando posiciones y preparándose para lo que se avecinaba.

Rui Ayaki miró a su familia, su creación, con una mirada fría y decidida. "El mundo está lleno de enemigos, pero nosotros somos más fuertes. Y el poder de las arañas... nunca será superado."

El regreso al Monte Natagumo marcó el inicio de una nueva era para Rui Ayaki y su familia. Aunque el clan había estado ausente por algún tiempo, su regreso significaba que se levantarían con una fuerza renovada. 

Sin embargo, Rui Ayaki sabía que su viaje no había hecho más que comenzar. Los héroes, cazadores de demonios y seres de poder aún por descubrir seguirían siendo una amenaza. Pero él no estaba dispuesto a detenerse, no ahora que todo lo que había querido estaba al alcance de su mano.

El Monte Natagumo, cubierto de árboles gruesos y envuelto en una niebla perpetua, se alzaba como un lugar de misterio y peligro. Sus árboles estaban cubiertos de gruesas telarañas, y en el aire flotaba una sensación de inquietud, como si alguien —o algo— siempre estuviera observando. Este lugar no solo albergaba al Clan de las Arañas, liderado por Rui Ayaki, sino que también se había convertido en un cementerio para cazadores, héroes, e incluso algunos villanos que se aventuraron allí sin saber lo que les esperaba.

La Liga de Villanos, compuesta por Tomura Shigaraki, Kurogiri, Dabi, Himiko Toga, Twice, Magne y Spinner, había recibido información sobre la existencia del monte y de sus habitantes. Según los rumores, el lugar era el hogar de poderosos demonios y contenía secretos que podrían ser útiles para el ascenso de la Liga.

Llegada al Monte Natagumo

Tomura Shigaraki, con sus manos inquietas y sus ojos brillando con impaciencia, lideraba al grupo. Mientras avanzaban por el espeso bosque, giró la cabeza hacia Kurogiri, quien caminaba tranquilamente detrás de él.

"Kurogiri, ¿estás seguro de que este es el lugar? Todo lo que veo son telarañas y más telarañas."

"Sí, Tomura," respondió Kurogiri con calma. "Este es el Monte Natagumo. Si los informes son correctos, aquí encontraremos una familia de demonios liderada por Rui Ayaki, un miembro de los Doce Kizuki. Podrían ser aliados útiles para nuestra causa, si logramos convencerlos."

Dabi, caminando detrás de ellos, encendió brevemente una llama azul en su mano, iluminando el camino. "Genial. Demonios, montañas espeluznantes, y yo quemándolo todo. Ya me gusta este lugar."

"¡A mí me encanta!" exclamó Toga, saltando emocionada mientras giraba un cuchillo en su mano. "Si esos demonios son tan lindos como dicen, quiero verlos desangrarse un poco. ¿Quién sabe? Tal vez Rui sea mi nuevo juguete."

Twice, como siempre, comenzó a discutir consigo mismo. "Esto es una trampa, seguro que moriremos aquí. ¡No, no lo haremos! Vamos a sobrevivir y salir victoriosos. ¡Cállate, idiota! ¡No quiero morir otra vez!"

Spinner ajustó su espada improvisada y murmuró con desconfianza. "Este lugar me da escalofríos. Algo aquí no está bien."

"Entonces avancemos rápido," dijo Magne con determinación. "Si esos demonios son tan poderosos como dicen, no quiero quedarme aquí más de lo necesario."

Primer encuentro con la familia de las arañas

A medida que se adentraban más en la montaña, comenzaron a notar las telarañas más densas y gruesas, que parecían brillar con un resplandor sobrenatural. En el aire, un suave pero inquietante zumbido resonaba, como el de criaturas arrastrándose. Finalmente, llegaron a un claro donde varias figuras los esperaban.

Allí estaba Rui Ayaki, sentado sobre un trono hecho de hilos y madera ennegrecida, rodeado por su padre, madre, hermano mayor, hermana mayor, y varias de sus hermanitas, todas con características que los hacían parecer sacados de una pesadilla. Los ojos rojos brillantes, la piel pálida, y las extremidades delgadas pero mortales daban una impresión aterradora.

"¿Quiénes son estos intrusos?" preguntó la madre de Rui, su voz suave pero con un tono amenazante.

Rui Ayaki alzó una mano, deteniendo cualquier acción de su familia, y habló con calma. "Son humanos... pero no son ordinarios. Puedo sentir algo oscuro en ellos. ¿Qué quieren de nosotros?"

Tomura dio un paso adelante, su rostro mostrando una mezcla de confianza y desafío. "Venimos buscando aliados. Tú eres Rui Ayaki, ¿cierto? El Rango Inferior Cinco de los Doce Kizuki. He oído hablar de ti y de tu poder. Pensé que tal vez podríamos trabajar juntos."

Rui lo miró con una expresión indescifrable, pero sus ojos brillaban con curiosidad. "¿Aliados? ¿Por qué debería ayudarte? Los humanos nunca han sido de utilidad para mí."

"No somos cualquier grupo de humanos," intervino Dabi, lanzando una pequeña llama azul hacia el suelo. "Somos la Liga de Villanos. Estamos en guerra contra los héroes, los mismos que también cazan demonios como tú. Si nos unimos, podríamos destruirlos a todos."

Rui se quedó en silencio por un momento, evaluando sus palabras. Finalmente, se levantó de su trono, sus movimientos elegantes pero amenazantes. "Muy bien. Pero si quieren mi ayuda, tendrán que demostrar que son dignos. Aquí, en el Monte Natagumo, no hay lugar para los débiles. Si logran sobrevivir a mi prueba, entonces hablaremos."

La prueba del Monte Natagumo

Sin previo aviso, Rui hizo un gesto con la mano, y las telarañas alrededor del claro comenzaron a moverse. En cuestión de segundos, cientos de arañas, cada una del tamaño de un perro, descendieron de los árboles, sus ojos brillando con hambre.

"¡Oh, genial! ¡Arañas gigantes!" gritó Twice, mientras sacaba un arma improvisada. "¿Por qué siempre son arañas? ¡Las odio! ¡No, no las odio, son adorables!"

"Dejen de quejarse y luchen," ordenó Tomura, mientras comenzaba a desintegrar las arañas que se acercaban demasiado.

Mientras la Liga luchaba contra las hordas de arañas, Rui y su familia observaban desde la distancia, evaluando su fuerza. El Monte Natagumo se había convertido en un campo de batalla entre los villanos y los horrores del Clan de las Arañas.

La Liga de Villanos, tras un intenso enfrentamiento contra las arañas y los horrores del Monte Natagumo, logró demostrar su fuerza. Cansados pero aún de pie, los villanos se reunieron en el claro donde Rui Ayaki los esperaba. El joven demonio, con su apariencia delicada pero aterradora, los observaba con una sonrisa perturbadora que dejaba entrever su carácter sádico.

Tomura Shigaraki, quien había liderado la Liga durante la prueba, dio un paso al frente, con su usual actitud confiada pero calculadora. Sus ojos estudiaban a Rui con cuidado. Había notado durante el enfrentamiento que Rui no solo era extremadamente poderoso, sino que también mostraba comportamientos impredecibles. Sus arranques de ira y su naturaleza algo afeminada lo hacían un aliado peligroso, pero útil.

"Rui Ayaki," comenzó Tomura, con un tono frío pero convincente. "Hemos pasado tu prueba. Ahora es momento de hablar sobre lo que podemos ofrecernos mutuamente."

Rui ladeó la cabeza, su cabello blanco cayendo sobre su rostro, mientras jugueteaba con los hilos que salían de sus dedos. "¿Por qué debería confiar en ustedes? Los humanos siempre buscan traicionar a los demonios. Además..." hizo una pausa, mirando brevemente hacia Toga, quien limpiaba sangre de su cuchillo con una sonrisa traviesa. "Tu grupo parece tan... ruidoso. No sé si quiero tenerlos cerca de mi familia."

"No somos humanos comunes," interrumpió Dabi, encendiendo una pequeña llama azul en su mano. "Tenemos nuestros propios poderes, nuestras propias ambiciones. Y créeme, no queremos tu familia. Queremos tu fuerza para aplastar a los héroes que nos persiguen."

"Y además..." añadió Toga, acercándose con una sonrisa juguetona. "¡Eres tan lindo, Rui! Me encantaría ver más de ti. Quizás incluso compartir unas bragas, ¿eh?"

Rui parpadeó, claramente confundido por el comentario, pero no pudo evitar una ligera sonrisa. "Qué peculiar eres... Pero no estás lejos de la verdad. Me gustan las cosas bonitas, aunque no suelo compartirlas."

Tomura, ignorando las bromas, continuó. "Escucha, Rui. Los héroes son una amenaza tanto para ti como para nosotros. Si nos unimos, podemos eliminarlos. Tú y tu familia pueden cazar libremente sin que esos insectos los molesten, y nosotros obtendremos su ayuda para destruir a la sociedad de héroes."

Rui se levantó de su trono improvisado, su presencia irradiando una mezcla de elegancia y peligro. Caminó lentamente hacia Tomura, sus ojos escaneando cada uno de los miembros de la Liga.

"Supongamos que acepto tu propuesta, Shigaraki. Pero dime... ¿Qué harás cuando te canses de mi presencia? ¿Me traicionarás como lo han hecho otros?"

"No habrá traiciones," respondió Tomura con firmeza. "Nuestro objetivo es simple: destrucción. Y para eso, necesitamos aliados poderosos como tú. No tengo interés en traicionarte mientras cumplas tu parte del trato."

Rui sonrió, aunque su expresión tenía un matiz inquietante. "Muy bien. Aceptaré tu oferta, pero con una condición. Quiero probar su lealtad. Uno de ustedes debe quedarse aquí, en el Monte Natagumo, bajo mi supervisión. Quiero ver cuánto puedo confiar en su grupo."

"¿Quedarse aquí?!" exclamó Spinner, visiblemente nervioso. "Este lugar está lleno de arañas gigantes. No gracias."

"¡Yo lo haré!" dijo Toga, emocionada. "Me encantaría pasar tiempo contigo, Rui. Pareces tan interesante, y este lugar es... hermoso."

Rui inclinó la cabeza, considerando su respuesta, antes de asentir. "Está decidido, entonces. Tú, la chica sanguinaria, te quedarás aquí. Pero cuidado... si intento probarte, no será con juegos simples."

El Verdadero Carácter de Rui

Mientras la Liga comenzaba a retirarse, dejando a Toga bajo el cuidado de Rui y su familia, Tomura no pudo evitar reflexionar sobre lo que había visto. Rui Ayaki era un individuo extremadamente complejo. Aunque era poderoso, su naturaleza sádica y sus arranques de ira lo hacían inestable. Además, había algo perturbador en su obsesión con las bragas y su comportamiento afeminado, que lo hacía difícil de predecir.

Dabi, caminando al lado de Tomura, comentó en voz baja: "Ese Rui es un desastre andante. ¿Estás seguro de que podemos confiar en él?"

"No del todo," respondió Tomura, con una sonrisa maliciosa. "Pero no necesitamos confiar en él. Solo necesitamos usarlo hasta que deje de ser útil."

En el Monte Natagumo, Rui comenzó a mostrarle a Toga su mundo, explicando cómo controlaba a su familia a través de sus hilos y su manipulación psicológica.

"Mi familia me obedece porque yo soy su líder," explicó Rui, mientras observaba a su madre tejer nuevas telarañas. "Pero si alguna vez desafían mi autoridad... bueno, ya sabes lo que sucede."

Toga, fascinada y completamente inmersa en la locura del lugar, respondió con entusiasmo. "¡Eres increíble, Rui! Tal vez podamos divertirnos mucho juntos."

Mientras tanto, en las sombras, Rui observaba todo con ojos calculadores. Aunque había aceptado la alianza, sabía que la Liga de Villanos no era completamente confiable. "Los usaré mientras me sean útiles," pensó, mientras una sonrisa sádica se dibujaba en su rostro. "Y cuando ya no lo sean... los convertiré en alimento para mis arañas."

La alianza entre la Liga de Villanos y el Clan de las Arañas había comenzado, pero estaba claro que esta relación estaría llena de tensiones, traiciones y un peligro constante.

En las profundidades del Monte Natagumo, Rui Ayaki trabajaba frenéticamente en su taller improvisado, una cueva iluminada por el brillo sobrenatural de las telarañas que colgaban como cables conectando extraños artefactos. Su obsesión por crear algo que pudiera desatar un terror sin precedentes lo llevó a combinar sus habilidades demoníacas con una tecnología que había encontrado en sus expediciones.

El Proyecto: Titán TV Man Zombie Beast

Rui Ayaki, inspirado por su conocimiento y por referencias de películas y dispositivos modernos, comenzó a ensamblar su creación: el Titán TV Man Zombie Beast. Era una monstruosidad tecnológica que desafiaba las leyes de la lógica. Combinando materiales del Monte Natagumo, elementos cibernéticos robados, y la esencia demoníaca de Rui, el resultado fue un arma viviente con un diseño grotesco y aterrador.

Apariencia del Titán TV Man Zombie Beast

Estructura General:

Una figura humanoide gigantesca con proporciones descomunales. Su cuerpo estaba cubierto de una armadura rasgada, mostrando parches de "piel" orgánica y metálica.Los televisores que solían ser su núcleo principal ahora estaban destrozados, sus pantallas agrietadas y transformadas en bocas que chorreaban un líquido oscuro similar a brea.

Núcleo Central:

Donde antes residía su energía, ahora había un conjunto de tentáculos cibernéticos que se movían con vida propia. Estos tentáculos podían extenderse y retraerse, actuando como extremidades adicionales.

Extremidades:

Manos: Grandes y deformes, hechas de una mezcla de hueso demoníaco y metal oxidado, capaces de aplastar a sus enemigos con facilidad.Piernas: Eran robustas y modificadas con partes mecánicas que le permitían moverse a gran velocidad, incluso en terrenos irregulares.

Cabeza:

En lugar de un rostro, tenía múltiples pantallas quebradas que transmitían imágenes distorsionadas y siniestras. Las bocas formadas por los televisores crujían y emitían gritos espeluznantes.

Inspiración "Edge of Tomorrow":

El diseño de los tentáculos cibernéticos hacía referencia directa a los Mimics, criaturas de esa película. Eran rápidos, impredecibles y letales.Características y Habilidades

Regeneración Cibernética:

Al ser una mezcla de tecnología y demonio, podía regenerar sus partes dañadas rápidamente, utilizando los tentáculos para absorber energía del ambiente o de sus víctimas.

Control Mental:

Los televisores-bocas proyectaban ondas hipnóticas que podían confundir a sus enemigos, haciéndolos atacarse entre sí.

Ataques Tentaculares:

Los tentáculos cibernéticos no solo eran fuertes, sino que también podían lanzar proyectiles de energía o actuar como látigos para inmovilizar a sus enemigos.

Velocidad y Agilidad:

A pesar de su tamaño, el Titán era increíblemente rápido, superando las expectativas de quienes lo enfrentaban.

Rugido de Desesperación:

Sus televisores podían emitir un grito que resonaba como cientos de voces al unísono, debilitando mentalmente a sus oponentes.El Primer Encendido

Rui Ayaki, con una sonrisa sádica, observó mientras el Titán TV Man Zombie Beast se levantaba por primera vez. Su creación se movía de manera errática al principio, pero pronto comenzó a demostrar su potencial destructivo.

"¡Perfecto!" exclamó Rui, riéndose como un maniático. "Con esto, nadie podrá desafiarme. Ni héroes, ni villanos, ni siquiera Muzan podrá ignorar mi poder."

Desde las sombras, Toga, quien había estado observando, comentó: "¡Es tan aterrador y maravilloso, Rui! ¡Esto es justo lo que necesitamos para derrotar a esos aburridos héroes!"

"Esto es solo el comienzo," respondió Rui, mientras acariciaba uno de los tentáculos del Titán. "Pronto, el mundo entero conocerá el verdadero significado del terror."

El Primer Objetivo

Rui decidió probar la efectividad de su creación. Envió al Titán TV Man Zombie Beast hacia una aldea cercana, donde héroes de bajo rango solían patrullar. El resultado fue devastador. En cuestión de minutos, el Titán destruyó todo a su paso, dejando un rastro de destrucción y miedo.

La noticia de este nuevo terror se extendió rápidamente, llegando a los oídos de héroes y villanos por igual. Incluso Muzan, desde su fortaleza, observaba con interés el progreso de Rui.

"Ese niño," murmuró Muzan, con una sonrisa siniestra. "Es más útil de lo que pensaba."

Mientras tanto, en el Monte Natagumo, Rui ya planeaba nuevas mejoras para su creación, asegurándose de que nadie pudiera desafiar su dominio.

En el interior de una sala oculta dentro del Monte Natagumo, un lugar cubierto de telarañas densas que brillaban con un resplandor tenue, Rui Ayaki reunió a la Liga de Villanos. Los miembros observaban con curiosidad y algo de recelo, mientras Rui, con su característica sonrisa afeminada y ojos brillantes de emoción, se dirigía al grupo.

La Presentación

Rui Ayaki, con un tono de orgullo sádico, comenzó a hablar:
"Mis queridos aliados, han llegado en el momento justo para presenciar el nacimiento de mi obra maestra. Una creación que asegura nuestra victoria absoluta contra cualquier héroe, cazador o demonio que se atreva a interponerse en nuestro camino. Les presento..."
Extendió sus brazos hacia el suelo cubierto de telarañas, y agregó con voz teatral: "¡El Titán TV Man Zombie Beast!"

De las sombras y el suelo cubierto de telarañas, comenzaron a emerger tentáculos cibernéticos. Los tentáculos se arrastraban como serpientes vivientes, brillando con un tono metálico oscuro y emitiendo un leve zumbido eléctrico. Lentamente, el Titán TV Man Zombie Beast se alzó, mostrando toda su imponente y aterradora figura.

Descripción del Titán TV Man Zombie Beast

Cuerpo Imponente:

De una altura que superaba fácilmente los diez metros, su cuerpo era una combinación de carne demoníaca y metal. Las partes orgánicas estaban cubiertas de cicatrices y costuras, mientras que los componentes tecnológicos mostraban un diseño cruel y funcional.

Ropa Rasgada y Armadura Dañada:

Los restos de su armadura colgaban de su cuerpo, desgarrados y manchados de lo que parecía ser sangre seca. Esto le daba un aspecto de guerrero caído y resurgido.

Televisores Transformados:

Las pantallas que antes adornaban su cuerpo ahora estaban destrozadas, transformadas en bocas que se abrían y cerraban, revelando dientes afilados como cuchillas.

Tentáculos Cibernéticos:

Su núcleo principal había sido reemplazado por tentáculos adicionales, inspirados en los "Mimics" de Edge of Tomorrow. Estos tentáculos podían moverse de forma independiente, actuando como extremidades adicionales o lanzas letales.

Cabeza de Pesadilla:

En lugar de un rostro, múltiples televisores rotos transmitían imágenes perturbadoras y distorsionadas que parecían gritar silenciosamente, añadiendo un aire de terror psicológico.Reacciones de la Liga de Villanos

Tomura Shigaraki, con una mezcla de fascinación y disgusto, comentó:
"Es... interesante. Aunque parece más un monstruo que una máquina. ¿Esto realmente será útil para nuestra causa?"

Dabi, apoyado contra la pared y observando al Titán, dijo con un tono sarcástico:
"Debo admitir que es bastante aterrador. Aunque espero que no nos mate primero a nosotros."

Toga, con ojos brillantes de emoción, saltó hacia Rui y exclamó:
"¡Es tan lindo en su monstruosidad! ¡Quiero verlo aplastar héroes!"

Spinner ajustó su espada improvisada y murmuró:
"Esto parece sacado de una pesadilla... o de un mal anime."

Twice, alternando entre sus personalidades, agregó:
"¡Es impresionante! ¡Es horrible! ¡Lo amo y lo odio al mismo tiempo!"

Demostración del Poder

Rui, con un gesto elegante, levantó una mano y dio la orden:
"Muéstrales lo que puedes hacer."

El Titán TV Man Zombie Beast comenzó a moverse, sus tentáculos cibernéticos destrozaron una de las paredes de la sala como si fuera papel. Las bocas de los televisores emitieron un rugido ensordecedor que resonó por toda la montaña. Con una velocidad inesperada, el Titán lanzó un ataque simulado hacia un grupo de rocas, pulverizándolas en segundos.

Comentarios Finales

Rui, con una sonrisa de satisfacción, se volvió hacia la Liga:
"Esto es solo el principio. Con el Titán TV Man Zombie Beast a nuestro lado, ningún héroe podrá detenernos. Será el símbolo de nuestra fuerza y terror."

Tomura, todavía algo escéptico pero impresionado, asintió lentamente.
"Está bien, Rui. Demuestra su valía en la próxima misión. Si funciona como dices, entonces quizás tengas un lugar más importante en nuestra organización."

"No te decepcionaré, Tomura," respondió Rui con una reverencia exagerada, sus ojos brillando con la promesa de caos inminente.

El Titán TV Man Zombie Beast obedeció inmediatamente la orden de Rui Ayaki, enterrando sus tentáculos cibernéticos en el suelo. El proceso fue lento pero preciso, como si estuviera perforando la tierra con la misma facilidad con la que destruye un objeto. En cuestión de momentos, el monstruoso ser comenzó a sumergirse bajo la superficie, los tentáculos extendiéndose hacia los cimientos de la cueva subterránea que Rui Ayaki había creado como un refugio para su nueva arma.

La cueva era amplia, y las paredes estaban impregnadas con un aire oscuro y húmedo, mientras las telarañas se extendían por todos los rincones, resplandeciendo débilmente con la luz que emanaba de las pantallas rotas de los tentáculos. El Titán TV Man Zombie Beast comenzó a moverse en la penumbra, mientras la tierra crujía a su alrededor, abriéndose paso con su monstruosa presencia.

La Llegada de Muzan

En ese momento, Muzan Kibutsuji, el líder de los Doce Kizuki, apareció desde las sombras de la entrada de la cueva. La atmósfera se volvió densa y tensa, cargada de la presión que su presencia traía consigo. Rui Ayaki, al verlo, se enderezó, sus ojos brillando con una mezcla de respeto y sumisión, aunque no exento de cierto orgullo por su creación.

Muzan observó al Titán TV Man Zombie Beast mientras este continuaba enterrándose, su mirada fría y calculadora analizando cada movimiento. A pesar de la arrogancia con la que Rui Ayaki había presentado su creación, Muzan no era fácil de impresionar, y sus palabras eran siempre directas, como un filo afilado.

Diálogo entre Rui Ayaki y Muzan

Muzan:
"¿Esto es lo que has creado, Rui Ayaki? Un... monstruo que puede excavar y destruir a voluntad, pero ¿es suficiente? ¿Acaso crees que esto hará frente a los héroes o incluso a los cazadores?"
Su voz era baja, pero cargada de una amenaza apenas contenida.

Rui Ayaki, manteniendo una postura segura y confiada, respondió con una sonrisa afeminada, sus ojos brillando con una mezcla de fascinación y locura.
"No es solo un monstruo, Maestro. Es una... obra maestra de la simbiosis entre carne y máquina, tecnología y demonio. Lo he diseñado para ser un enemigo imparable. Su poder no solo se limita a la destrucción física; su capacidad para adaptarse y evolucionar lo hace más peligroso de lo que cualquier héroe o cazador podría anticipar."

Muzan lo observó durante un momento en silencio, evaluando la afirmación de Rui Ayaki. A pesar de su actitud distante, había algo en su mirada que indicaba una ligera curiosidad.
"Ya veo... Pero si esto falla, Rui, no te olvides de lo que ha pasado con tus fracasos pasados."

Rui Ayaki entendió el mensaje claramente, pero su confianza en su creación no flaqueó.
"No fallará, Maestro. Lo haré funcionar... y le mostraré al mundo el verdadero poder de la familia araña."

Muzan Inspecciona la Creación

El Titán TV Man Zombie Beast finalmente terminó de adentrarse completamente en la cueva, deslizándose hasta llegar a un espacio subterráneo que parecía resonar con una energía oscura. Los tentáculos cibernéticos emergieron, expandiéndose por la cueva como si el mismo terreno estuviera siendo invadido.

Muzan se acercó con calma al centro de la cueva, donde el titán se mantenía en silencio. A medida que la luz tenue de las pantallas rotas iluminaba su figura, Muzan se inclinó levemente, observando las partes rotas y las cicatrices de la creación de Rui Ayaki.

Muzan:
"Interesante... Su apariencia es grotesca, pero ciertamente tiene el potencial de ser una herramienta eficaz. Sin embargo, ¿qué pasa cuando se enfrenta a un enemigo inesperado? ¿Sabes cómo reaccionará ante una amenaza diferente a lo que has planeado?"

Rui Ayaki respondió con calma, aunque sus ojos mostraban una chispa de obsesión.
"Lo he considerado todo, Maestro. Cada detalle está planeado. El Titán puede evolucionar y adaptarse a cualquier combate... no solo como una máquina de destrucción, sino también como un estratega en sí mismo."

Muzan asintió levemente, antes de girarse hacia Rui Ayaki con una mirada penetrante.
"Está bien. Pero recuerda, Rui. Las expectativas son altas. No olvides que te apoyas en mi visión... y que mis estándares son mucho más altos que los tuyos."

El aire en la cueva se volvió más pesado a medida que las palabras de Muzan flotaban en el ambiente. Rui no pudo evitar una pequeña sonrisa, su corazón latiendo con una mezcla de temor y emoción.
"Lo haré, Maestro. No los decepcionaré."

En la USJ (Unión de Entrenamiento de la U.A.), la batalla comienza a intensificarse.

Después de que los villanos atraviesan el portal negro, Shota Aizawa (Erasure Head) rápidamente ordena a sus estudiantes que se mantengan unidos, asegurándose de que estén protegidos. La situación se vuelve rápidamente caótica, y la presencia de Kurogiri —un villano de alto rango con habilidades de teletransportación— complica aún más la evacuación.

La Aparición de Rui Ayaki

En medio de la batalla, Rui Ayaki, disfrazado de Izuku Midoriya, se presenta de manera desafiante. Con su característico tono sádico y su presencia intimidante, su mirada afilada atraviesa la sala, haciendo que algunos de los estudiantes de la Clase 1-A se tensen. Rui Ayaki, con su voz suave y aterradora, se dirige a los héroes presentes:

"Hola, héroes. ¿Me recuerdan?" dice Rui Ayaki, sus ojos brillando con una mezcla de arrogancia y diversión.

La atmósfera se vuelve aún más tensa, y los estudiantes miran asombrados a Rui Ayaki, sin saber si su aparición es parte de la misma amenaza de los villanos o si representa un peligro aún mayor. Las palabras de Rui resuenan en el aire, una amenaza implícita flotando alrededor.

Reacción de los Villanos y Héroes

Kurogiri, quien ha estado observando los movimientos de la Clase 1-A y de los héroes, se gira hacia Rui Ayaki, reconociendo su presencia sin sorpresa. Aunque aún se encuentra en la batalla, parece que la entrada de Rui Ayaki cambia el ritmo de las cosas.

Kurogiri:
"Ah, Rui Ayaki... Veo que has decidido unirte a la fiesta. ¿A qué viene tu intervención?"

Rui Ayaki se muestra despreocupado, su tono siniestro y afeminado se oye como si no estuviera participando en una batalla real, sino disfrutando del caos.

"No me interesa sus pequeños juegos, Kurogiri. Pero si quieren que el espectáculo sea más interesante, ¡yo seré la estrella!"

El grupo de villanos se mira entre sí, sabiendo que Rui Ayaki, con su poder y comportamiento impredecible, puede ser una amenaza mucho mayor que el resto de los enemigos presentes. Algunos miembros de la Liga de Villanos como Dabi y Toga observan con cautela, mientras que Twice parece más intrigado por la presencia de este misterioso villano.

Shota Aizawa en Acción

Shota Aizawa, al ver a Rui Ayaki y al comprender la gravedad de la situación, no pierde tiempo en reaccionar. Su mente trabaja rápidamente mientras busca neutralizar a tantos villanos como sea posible para proteger a los estudiantes.

Shota:
"Trece, evacua a los estudiantes. Yo me encargaré de estos villanos."

Trece asiente y comienza a hacer todo lo posible para llevar a los estudiantes a un lugar seguro, mientras Aizawa se enfrenta a los villanos restantes. La Liga de Villanos ya sabe quién es Shota Aizawa, y la batalla se intensifica cuando Rui Ayaki comienza a moverse por el lugar, observando todo y disfrutando de la desesperación de los héroes.

Rui Ayaki, sin perder la compostura, se acerca lentamente a Shota Aizawa.

"¿Tan rápido, Aizawa? Pensé que sería más interesante jugar con ellos un poco más..." dice Rui Ayaki, su tono algo burlón mientras observa a Aizawa con una sonrisa afeminada.

El Conflicto Escalando

La Clase 1-A está atrapada entre los villanos y la creciente amenaza de Rui Ayaki, quien parece ser mucho más que un simple villano al que se puede derrotar fácilmente. Mientras Shota Aizawa lucha contra los villanos y trata de proteger a los estudiantes, Rui Ayaki sigue creando caos con sus movimientos impredecibles y su comportamiento errático, lo que deja a los héroes en una situación complicada.

La batalla está a punto de alcanzar un punto de no retorno, y los héroes tendrán que lidiar con amenazas de muchos frentes, desde la fuerza imparable de la Liga de Villanos hasta la presencia peligrosa de Rui Ayaki, que sigue demostrando que no solo es un enemigo, sino una fuerza fuera de control.

La escena se intensifica en la USJ. Con los villanos avanzando y causando caos, Rui Ayaki se presenta de una manera aún más desconcertante para todos los presentes. A pesar de ser un ser de gran poder y peligro, decide adoptar una actitud más provocadora y desinhibida, algo que añade una capa de inquietud al ambiente ya tenso.

Rui Ayaki: La Aparición Sutil pero Amenazante

Rui Ayaki, que antes era Izuku Midoriya, ahora está completamente transformado, tanto en apariencia como en su actitud. Su postura en el suelo, recostado y con el kimono suelto, mostrando sus bragas blancas, no solo causa sorpresa, sino que deja a todos los presentes atónitos. Con su mirada afilada y su presencia de demonio, Rui Ayaki, la Luna Inferior 5 de las Doce Kizuki, no es solo una amenaza por su poder, sino también por la manera en que juega con la percepción de los demás.

La Reacción de los Villanos y Héroes

A lo lejos, algunos miembros de la Liga de Villanos observan la escena con sonrisas sádicas. Dabi, Toga, Twice, Magne, Spinner y otros, sabían muy bien quién era Rui Ayaki, y aunque la situación era peligrosa, se sintieron algo aliviados al ver que el demonio de las Doce Kizuki estaba de su lado.

Dabi:
"Bueno, parece que tenemos un aliado más... Este tipo sabe cómo hacer una entrada."

Toga:
"¡Qué interesante! Parece que nos traerá mucha diversión." dice con una sonrisa inquietante.

Sin embargo, para los héroes y los estudiantes, la situación es completamente diferente. Los alumnos de la Clase 1-A, Shota Aizawa, y Trece se sienten profundamente incómodos al ver a Rui Ayaki en esa pose. La atmósfera se vuelve aún más densa y peligrosa. Los estudiantes, aunque no completamente seguros de quién es este ser, sienten la amenaza palpable que representa. Algunos de ellos, como Bakugo, no saben si estar sorprendidos por la exhibición de Rui Ayaki o simplemente asustados por su poder.

Shota Aizawa, quien ya se encontraba luchando contra otros villanos, detiene su acción por un momento al ver la postura provocativa de Rui Ayaki.

Aizawa (pensando):
"Este... demonio es mucho más peligroso de lo que pensé. ¿Qué busca realmente?"

Mientras tanto, Trece, que intentaba proteger a los estudiantes, no puede evitar sentirse incómodo con la visión de Rui Ayaki.

El Impacto en los Estudiantes

El comportamiento de Rui Ayaki genera confusión y miedo entre los estudiantes. Algunos se sienten avergonzados por la situación y la postura provocadora de Rui Ayaki, mientras que otros, como Kirishima, intentan mantener la calma a pesar de la evidente amenaza.

Mina Ashido (con un tono preocupado):
"¿Qué demonios está pasando? ¿Es este tipo un villano? ¡¿Qué se supone que estamos mirando?!

Ochaco Uraraka, con los ojos muy abiertos, no puede evitar mirar a Rui Ayaki, pero también siente un nudo en el estómago debido a lo que está ocurriendo.

Rui Ayaki, con su mirada penetrante, se divierte con el caos que está causando, aunque su verdadera intención sigue siendo mantener a todos en alerta y dividir sus esfuerzos. Aizawa y Trece se dan cuenta de que no solo están lidiando con un villano, sino con un ser capaz de manipular las emociones y la concentración de sus oponentes.

La Escalada del Conflicto

Rui Ayaki sonríe con una expresión inquietante mientras observa a todos los presentes, dejando claro que el objetivo de esta aparición no era solo intimidar, sino también poner a prueba su poder y control sobre la situación. Con su actitud desafiante, su presencia se vuelve más aterradora conforme el tiempo avanza.

Rui Ayaki:
"¿Qué les parece? He estado observando a todos ustedes, y me divierto bastante. ¿Qué tal si jugamos un poco?"


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