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Título: "Entre Kimonos y Bragas: La Venganza de Stella"

Capítulo 1: Un Encuentro Inesperado

Después de su derrota en manos de los cazadores y su reciente resurgimiento, Rui Ayaki se encuentra perdido en el infierno de Helluva Boss, arrastrado allí junto a un peculiar compañero: The Collector. Ambos, todavía con sus kimonos, se encuentran en un territorio desconocido y peligroso, luchando por adaptarse a este nuevo lugar. En un giro curioso del destino, ambos comparten una afinidad inesperada por ciertos tipos de ropa interior, algo que los une en su nuevo mundo infernal. Rui, sin embargo, se muestra más cauteloso ante The Collector, pero algo en su carácter despierta una conexión extraña entre ellos.

Capítulo 2: La Aparición de Stella

Mientras ambos intentan recuperar fuerzas, la figura de Stella aparece ante ellos. La esposa de Stolas, con su mirada astuta y peligrosa, observa a los dos demonios con una sonrisa traviesa. A pesar de la confusión en sus mentes, Stella se aprovecha de la vulnerabilidad de Rui y The Collector, percibiendo una oportunidad de manipulación. Sabe que ambos son poderosos, pero también están en una posición de debilidad, lo que la convierte en la figura dominante en la ecuación.

Capítulo 3: La Manipulación de Stella

Stella tiene una única intención: vengarse de su esposo Stolas por su infidelidad con Blitz. Con astucia, comienza a manipular a Rui y The Collector, prometiéndoles poder y un propósito si se convierten en sus sirvientes personales. Ella usa su encanto y habilidades para crear una falsa sensación de lealtad, sugiriendo que podrían tener una relación secreta con ella y su hija Octavia, algo que les podría brindar más poder e influencia en el infierno.

Capítulo 4: El Juego de Poder

Stella tiene una mente estratégica, al igual que Rui, por lo que rápidamente se da cuenta de que tiene una oportunidad de convertir a estos dos en sus peones. Ella plantea una proposición: "Trabajen para mí, sean mis sirvientes personales y conseguirán todo lo que desean. Yo me aseguraré de que tengan lo que necesitan... además, podría ser divertido tenerlos como mis 'novios secretos', al igual que Stolas tiene a Blitz." Esta oferta de Stella despierta sentimientos contradictorios en Rui y The Collector. Ambos tienen sus propios objetivos y deseos, pero la idea de poder y venganza los atrae, aunque algo en su interior les dice que deben tener cuidado con las verdaderas intenciones de Stella.

Capítulo 5: Decisiones y Consecuencias

La historia podría tomar un giro impredecible cuando Rui y The Collector se ven atrapados en la red de manipulación de Stella. A medida que se adentran más en sus juegos, comienzan a cuestionar sus lealtades y el precio de la venganza. ¿Serán capaces de escapar de las garras de Stella? ¿O sucumbirán a su poder y se convertirán en piezas clave de su plan para vengarse de Stolas?

Capítulo 6: La Prueba de Lealtad

Stella, con su mente maestra llena de malicia, decide someter a Rui y The Collector a una prueba que pone a prueba no solo su lealtad, sino su resistencia a sus manipulaciones. En lugar de simplemente dominarlos, Stella se divierte al ponerlos en una situación incómoda para que demuestren su obediencia y disposición para ser sus sirvientes personales.

Con una sonrisa enigmática, Stella ordena que los dos demonios se pongan kimonos especiales, hechos de un material tan ligero y casi transparente que dejan poco a la imaginación. Los kimonos están diseñados no solo para probar su resistencia, sino para humillarlos sutilmente y ponerlos en una posición vulnerable ante ella.

Capítulo 7: Modelos en la Sombra

Mientras Rui y The Collector se colocan los kimonos y las prendas íntimas que Stella les ha preparado, ella los observa con atención, como si estuvieran desfilando para una audiencia invisible. A pesar de la incomodidad, ambos intentan mantener una actitud orgullosa, resistiendo la tentación de rebelarse. Stella, sin embargo, disfruta de su poder sobre ellos, pero lo hace con un toque de diversión y teatralidad.

"Ahora, mis nuevos 'modelos', demuéstrenme su lealtad. Les haré saber quién tiene el control aquí", les dice con un tono juguetón, aunque cargado de amenaza. Mientras los observa, no es solo su apariencia lo que le interesa, sino el control total que ejerce sobre sus emociones y acciones.

Capítulo 8: El Juego de Poder de Stella

A medida que Rui y The Collector pasan por esta prueba, comienzan a ver más allá de la superficialidad de las órdenes de Stella. Ambos son seres astutos, sabiendo que cualquier movimiento podría ser un paso más cerca de caer en las garras de la manipulación de Stella. Sin embargo, sus pensamientos de resistencia se ven empañados por la presión de su situación.

Stella, por su parte, observa detenidamente cómo ambos intentan ocultar su incomodidad y frustración. Sabe que este momento no es solo una prueba de su lealtad, sino una forma de jugar con sus mentes y su vulnerabilidad. Los kimonos transparentes y las bragas son más que una simple prenda: son una representación del control que Stella tiene sobre ellos, una forma de reducirlos a meros objetos en su teatro de poder.

Capítulo 9: El Límite de la Lealtad

Mientras el juego de poder de Stella avanza, tanto Rui como The Collector empiezan a cuestionarse hasta qué punto estarán dispuestos a llegar para cumplir con las expectativas de Stella. Cada uno tiene sus propios motivos para no querer someterse completamente, pero la tentación del poder y la venganza continúa llamándolos.

Capítulo 10: 190 Años en el Infierno

Rui y The Collector, tras ser arrastrados al infierno de Helluva Boss, han pasado más de 190 años, un tiempo considerablemente largo comparado con su existencia en el mundo humano. Durante estos siglos, han cambiado y evolucionado, adaptándose a la brutalidad del infierno. Sin embargo, Stella, la esposa de Stolas, se ha convertido en la figura dominante en sus vidas, utilizando su manipulación y control para asegurarse de que sus deseos se cumplan.

Stella, buscando vengarse de su esposo por su infidelidad con Blitz, ha atrapado a Rui y The Collector en una red de manipulación, dándoles prendas que los hacen sentir incómodos y vulnerables. Los vibradores en sus bragas, un accesorio que Stella impone como una especie de "prueba de lealtad", son una forma de controlar aún más sus emociones y acciones, asegurándose de que estén completamente subordinados a su voluntad. A medida que pasan los siglos, los dos demonios comienzan a cuestionar hasta qué punto pueden tolerar este control.

Capítulo 11: Un Juego de Poder y Control

Stella no solo quiere venganza, sino que también disfruta jugando con el poder sobre Rui y The Collector. Mientras los observa en su tortuosa rutina, Stella planea cómo asegurarse de que Stolas no se acerque a ellos, viendo a Rui y The Collector como sus peones para lograr su objetivo. A pesar de sus sentimientos encontrados hacia ella, Rui y The Collector son incapaces de resistirse completamente a sus manipulaciones, atrapados en su red de control psicológico.

"¿Creen que pueden escapar de mí?", se burla Stella, observando cómo se retuercen bajo su influencia. "Mientras estén aquí, seré yo quien determine todo. Incluso Stolas no podrá acercarse a ustedes."

Capítulo 12: La Trampa de Stella

A medida que Stella avanza con su plan de venganza, comienza a revelarse una faceta más calculadora y fría de su personalidad. Cada movimiento que hace está diseñado para mantener a Rui y The Collector a su lado, asegurándose de que no encuentren una forma de escapar. Mientras tanto, Stolas sigue sin saber que su esposa ha estado manipulando a los dos demonios, manteniéndolos alejados de él con un toque de maquiavelismo.

Por su parte, Rui y The Collector, aunque conscientes de la manipulación a la que están siendo sometidos, comienzan a perder parte de su autonomía, debido a la presión constante de las circunstancias. Su relación con Stella se torna cada vez más compleja, atrapados en su juego de poder, mientras el tiempo parece desvanecerse.

Capítulo 13: El Regreso de Stolas

Después de años de lucha interna y manipulación, Stolas comienza a sospechar que algo no está bien. Tras investigar, descubre que Stella ha estado usando a Rui y The Collector como peones en su venganza personal. Determinado a liberarlos de su control, Stolas enfrenta a su esposa en un enfrentamiento que pondrá a prueba su lealtad y amor.

Capítulo 14: La Prueba de Fuerza y Control

Stella, con su deseo de venganza, ha colocado a Rui y The Collector en una situación incómoda y tensa, usando su control absoluto para manipularlos aún más. Sabe que su influencia sobre ellos es poderosa, y decide llevar su prueba al siguiente nivel. Mientras ambos demonios luchan por mantener su dignidad y control, Stella activa los dispositivos que ha colocado estratégicamente en sus prendas, asegurándose de que se vean afectados por su poder y que no puedan escapar de su control.

Los dos demonios intentan resistir los efectos de los dispositivos, pero la presión emocional y psicológica es abrumadora. Rui y The Collector se muerden la lengua, intentando contener cualquier reacción que los haga parecer débiles frente a Stella, quien los observa con una mezcla de satisfacción y diversión.

Capítulo 15: La Larga Espera

A pesar de la incomodidad, Rui y The Collector comienzan a formar una alianza secreta entre ellos. Saben que, para escapar del control de Stella y recuperar su autonomía, deberán trabajar juntos. Pero el tiempo juega en su contra, ya que Stella continúa manipulando y probando sus límites, exigiendo su lealtad mientras disfruta de su sufrimiento.

"Esto no es solo un juego, Rui, The Collector", les dice Stella con una sonrisa fría. "Es una lección de poder. Recuerden quién está en control aquí."

Capítulo 16: La Decisión Final

A medida que el tiempo pasa, ambos demonios se dan cuenta de que deben tomar una decisión: seguir siendo piezas en el juego de Stella o encontrar una manera de escapar y recuperar su libertad. La lucha por el control se intensifica, y la relación entre los tres personajes se vuelve cada vez más compleja.

Capítulo 17: Los Secretos de los Poderes

Stella, siempre observadora y astuta, no tardó en descubrir la verdadera naturaleza de los poderes de Rui Ayaki y The Collector. Al darse cuenta de que Rui no solo dominaba la manipulación de hilos, sino que también poseía la sangre de los demonios más poderosos de la historia, Stella supo que tenía en sus manos una fuerza imparable. Por otro lado, el origen mágico de The Collector, una entidad de más de 400 años capaz de copiar habilidades con una precisión aterradora, añadió una nueva capa de complejidad.

"Ambos son armas perfectas," pensó Stella, admirando las capacidades que ahora estaban bajo su control. "Y ahora son mías."

Al enterarse de que The Collector había copiado las habilidades de Rui, y viceversa, Stella comenzó a idear formas de usar esa simbiosis a su favor. Rui podía replicar las habilidades demoníacas más letales, mientras que The Collector podía amplificarlas con su magia ancestral.

Capítulo 18: La Jaula de Seda y Magia

Para probar el alcance de su control, Stella les ordenó a ambos que lucharan entre sí en un duelo simbólico. Rui, con sus hilos de seda impregnados de sangre demoníaca, creó una red que atrapaba incluso la magia más escurridiza. Sin embargo, The Collector, habiendo copiado la manipulación de hilos de Rui, transformó el campo de batalla en una mezcla de hilos mágicos y demoníacos.

El duelo no fue más que un espectáculo para Stella, pero para Rui y The Collector, fue una muestra de lo poderosos que podían ser juntos si se liberaban de su captora.

"Esto es solo una fracción de lo que son capaces," comentó Stella con una sonrisa maliciosa. "Si tan solo fueran más obedientes..."

Capítulo 19: Un Plan de Liberación

A pesar de los siglos de manipulación, Rui y The Collector comenzaron a conspirar en secreto. Con sus habilidades combinadas, idearon una forma de usar los poderes que habían copiado para escapar del control de Stella. Rui infundió sus hilos con la magia de The Collector, creando un tejido capaz de desestabilizar incluso las estructuras mágicas más fuertes.

Stella, confiada en su dominio, no sospechó nada. Mientras los demonios cumplían con sus órdenes, también trabajaban en silencio para construir un arma definitiva: una combinación de hilos y magia capaz de romper los encantos y barreras que los mantenían cautivos.

Capítulo 20: El Precio de la Libertad

El enfrentamiento final se avecinaba. Stella, sintiendo una leve perturbación en el aire, comenzó a sospechar. Sin embargo, Rui y The Collector, unidos por su deseo de libertad, estaban listos para enfrentarse a cualquier obstáculo, incluso a la poderosa Stella y sus manipulaciones psicológicas.

Capítulo 21: Belleza en las Sombras

Rui y The Collector, vestidos con sus kimonos transparentes, eran la sensación de las fiestas de la aristocracia infernal, las prestigiosas reuniones de la familia Ars Goetia. Sus bragas blancas con líneas moradas, visibles bajo los elegantes tejidos, añadían un toque de provocación que captaba todas las miradas. Stella, quien los había moldeado para ser el centro de atención, los presentó como sus modelos personales.

"Ellos son mi última adquisición," decía Stella con un aire triunfante, mientras Rui y The Collector desfilaban entre los invitados, llevando bandejas con bebidas infernales que ofrecían a los nobles presentes.

A pesar de su posición forzada, Rui y The Collector no podían negar que había algo fascinante en la atención que recibían. Los susurros, las miradas admirativas y envidiosas, y las constantes peticiones de compañía les daban la oportunidad de estudiar a los Ars Goetia desde dentro, una información que podría ser clave para su futuro escape.

Capítulo 22: Elegancia y Manipulación

Los dos demonios destacaban no solo por su apariencia, sino también por su carisma y habilidades naturales. Rui, con su delicada belleza y su inteligencia calculadora, sabía cómo encantar a los nobles con sus comentarios agudos. The Collector, por su parte, irradiaba un aire de misterio que atraía tanto como inquietaba.

Stolas, quien también asistió a una de las fiestas, observó a Rui y The Collector desde lejos. Aunque reconocía su atractivo y entendía el impacto que tenían, su atención permanecía fija en Blitz, quien no estaba presente.

"Son hermosos, sin duda," pensó Stolas mientras sorbía su copa de vino. "Pero no tienen lo que Blitz tiene."

Capítulo 23: La Farsa Detrás de la Belleza

Mientras tanto, Rui y The Collector comenzaron a usar estas fiestas para avanzar en su plan de liberación. Cada mirada, cada conversación, y cada paso en la pista de baile eran cuidadosamente calculados para recopilar información sobre los puntos débiles de Stella y su entorno.

A pesar de las risas y las miradas cómplices que compartían con los invitados, ambos mantenían una comunicación silenciosa entre ellos, jurando que encontrarían una forma de escapar, incluso si debían enfrentar a toda la aristocracia infernal para lograrlo.

Capítulo 24: Revelaciones en la Oscuridad

Durante una de las fiestas, mientras Rui servía una bebida a uno de los nobles, notó que Stella se apartaba con un invitado misterioso, alguien con un aire de autoridad que incluso los Ars Goetia parecían temer. Intrigado, Rui decidió seguirlos, llevando consigo a The Collector.

"Si queremos salir de aquí, necesitamos entender exactamente qué tipo de juego está jugando Stella," murmuró Rui mientras se escabullían tras la pareja.

Lo que descubrieron esa noche podría cambiarlo todo.

Capítulo 25: El Banquete de la Tentación

Las luces de la fiesta brillaban con intensidad, reflejándose en las copas de cristal y en las sedas traslúcidas de los kimonos de Rui y The Collector. La atmósfera estaba cargada de música, risas y el sonido del cristal tintineando mientras los nobles Ars Goetia disfrutaban de los exquisitos manjares que se les ofrecían.

Octavia, sentada en un rincón apartado, parecía ajena al bullicio de la fiesta. Con la mirada perdida y una expresión de aburrimiento, no parecía interesada en participar en las frivolidades de su madre ni en las intrigas de la alta sociedad infernal.

Rui y The Collector, cumpliendo con su papel de sirvientes y modelos, se acercaron a ella con una bandeja de ostras frescas y una bebida burbujeante que brillaba con un tenue resplandor azulado.

"Un aperitivo, señorita Octavia," dijo Rui con una ligera reverencia, su tono educado pero lleno de una sutil ironía. "Algo para alegrar la velada."

Octavia alzó la vista, sorprendida por el tono inusual de Rui. Tomó la copa con cierto recelo, pero al probarla, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

"Está... bueno," admitió, mirando a Rui y luego a The Collector, quien estaba detrás de él, sosteniendo otra bandeja.

"Y las ostras son de las mejores del infierno," añadió The Collector con su característico aire enigmático. "Dicen que tienen un toque mágico que las hace irresistibles."

Octavia tomó una ostra con cuidado y la probó, dejando escapar un leve suspiro de satisfacción. "Supongo que esto hace la noche menos aburrida."

Capítulo 26: Un Instante de Vulnerabilidad

La interacción con Octavia no pasó desapercibida para Stella, quien desde la distancia observaba con una sonrisa controlada. Aunque su hija solía mantenerse al margen, Stella veía esta pequeña conexión como una oportunidad para consolidar su control sobre Rui y The Collector.

"Ellos están aquí para servirnos, Octavia," dijo Stella acercándose con elegancia. "Y parece que lo están haciendo bastante bien."

Octavia rodó los ojos, pero no hizo comentarios, mientras Rui y The Collector intercambiaban una mirada cargada de significado. Aunque habían seguido el juego, sabían que cada interacción con los miembros de la familia Goetia era una oportunidad para aprender más sobre el entorno y planificar su próxima jugada.

Capítulo 27: Secretos en la Sombra

Más tarde esa noche, mientras la fiesta continuaba, Octavia se acercó a Rui y The Collector, esta vez con un aire más relajado.

"¿Por qué hacen esto?" preguntó en voz baja, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie los escuchaba. "Parecen demasiado... inteligentes para ser simples sirvientes."

Rui sonrió de manera enigmática, mientras The Collector chasqueaba los dedos, haciendo aparecer una pequeña esfera de luz mágica que bailaba entre sus manos.

"Digamos que estamos atrapados en un juego," respondió Rui, sin revelar demasiado. "Y estamos buscando la manera de ganarlo."

Octavia frunció el ceño, intrigada pero también cautelosa. Aunque no entendía del todo sus palabras, algo en la forma en que hablaban despertaba su curiosidad.

Capítulo 28: Sumisión Forzada

Rui Ayaki y The Collector continuaban cumpliendo con las exigencias de Stella, su aparente obediencia era casi impecable. Bajo las luces resplandecientes de otra extravagante fiesta Ars Goetia, ambos ejecutaban sus tareas sin una sola queja, llevando bandejas y posando como modelos frente a los nobles. Sus kimonos transparentes revelaban las bragas diseñadas por Stella, una constante humillación que soportaban con frialdad.

La razón detrás de su sumisión era sencilla pero efectiva: Stella tenía en su poder un control absoluto sobre ellos. Los vibradores ocultos en sus bragas no eran solo un accesorio vergonzoso, sino un dispositivo que Stella activaba a voluntad para someterlos aún más. Aunque detestaban la humillación, ambos entendían que su mejor opción era obedecer y burlar las expectativas de Stella hasta que pudieran trazar una estrategia para liberarse.

Capítulo 29: Observadores Inesperados

Mientras tanto, Blitz, Moxxie, Millie y Luna habían sido contratados para una misión en la misma fiesta, encubiertos entre los sirvientes para investigar las sospechosas actividades de la aristocracia infernal. Fue durante esta misión que los cuatro presenciaron a Rui y The Collector obedecer sin renegar, llevando a cabo las órdenes de Stella con una precisión casi mecánica.

"¿Quiénes son esos dos?" preguntó Blitz en voz baja, observando cómo Rui equilibraba una bandeja con bebidas mientras The Collector mantenía una postura impecable al otro lado de la sala.

"No parecen como el resto de los sirvientes," respondió Millie. "Se mueven... diferente, como si supieran más de lo que aparentan."

"¿Y por qué obedecen a Stella como si su vida dependiera de ello?" agregó Moxxie, frunciendo el ceño.

"Tal vez su vida sí depende de eso," sugirió Luna, con los ojos entrecerrados.

Blitz ladeó la cabeza, intrigado. "Bueno, sea lo que sea, parecen estar atrapados en algo bastante jodido."

Capítulo 30: Un Encuentro en las Sombras

Más tarde, durante un momento en que Stella se distrajo con otros nobles, Blitz aprovechó para acercarse a Rui y The Collector, llevándolos a un rincón apartado.

"Entonces, ¿qué pasa con ustedes dos?" preguntó Blitz sin rodeos, cruzándose de brazos. "No parecen del tipo que simplemente obedece órdenes."

Rui lo miró fijamente, su expresión tranquila pero sus ojos llenos de una mezcla de ira y determinación. "No tienes idea de lo que está en juego aquí."

"Entonces, ilumíname," insistió Blitz.

The Collector habló por primera vez, su voz baja pero cargada de autoridad. "Estamos jugando un juego que no podemos perder. Stella tiene... herramientas que usa para mantenernos bajo su control. Pero créeme, no planeamos quedarnos así para siempre."

Blitz arqueó una ceja, claramente intrigado. "Bueno, si necesitan ayuda para joderle la vida a esa arpía, cuenta conmigo. Nada me gustaría más que ver a Stella comerse el polvo."

Rui y The Collector intercambiaron una mirada. Aunque eran cautelosos, la oferta de Blitz era tentadora. Quizás, después de todo, podrían encontrar aliados en el lugar más inesperado.

Capítulo 31: Dulces de Energía

Después de un largo día en la fiesta de los Ars Goetia, Rui y The Collector se retiraron a un rincón apartado, buscando un respiro lejos de las miradas inquisitivas de los asistentes. Mientras se acomodaban en una pequeña mesa, Rui sacó una bolsa que había estado ocultando entre sus ropas. La bolsa contenía pequeñas tiritas de dulces, que había tomado en uno de los banquetes previos.

"Estos nos ayudarán a recargar energías," dijo Rui mientras sacaba uno de los dulces y lo ofrecía a The Collector.

The Collector asintió lentamente, tomando uno con sus dedos mágicos. "Es una simple solución temporal, pero algo de dulzura no hace mal a nadie en este lugar," respondió, mientras miraba de reojo la bolsa de dulces.

Ambos se sentaron en silencio por un momento, disfrutando del pequeño escape. Sabían que su lucha aún no había terminado y que, a pesar de su aparente obediencia, tenían planes más grandes en mente. No podían darse el lujo de relajarse por mucho tiempo.

Capítulo 32: La Interrogante de Stella

Stella, que había estado observando desde lejos, decidió acercarse a los dos. Su mirada fría se posó sobre Rui y The Collector, quienes continuaban disfrutando de los dulces.

"¿Dónde estaban?" preguntó Stella, con una voz que parecía mezclar curiosidad y control. "Pensé que estabais ocupados cumpliendo con otras tareas."

Rui no se inmutó y levantó la bolsa hacia Stella, mostrándole los dulces. "Solo tomamos un pequeño descanso. Necesitamos energía, ¿verdad? Es un esfuerzo estar siempre al servicio de los demás," respondió de manera calculadora, con una ligera sonrisa en los labios.

The Collector, sin decir una palabra, simplemente levantó su mirada, dejando claro que no le importaba el juicio de Stella. Ambos sabían que ella tenía control sobre ellos, pero también eran conscientes de que su obediencia no era absoluta.

Stella observó por un momento, pareciendo más relajada al ver que Rui y The Collector no mostraban signos de rebeldía inmediata. "Bien," dijo al fin, cruzando los brazos. "Recuperar energía es esencial. Pero no olvidéis que aún hay trabajo por hacer."

Rui y The Collector intercambiaron una mirada. "Sí, señora," respondieron casi al unísono, aunque la conversación estaba lejos de haber terminado. Tenían otros planes y una estrategia mucho más grande en mente.

Capítulo 33: Tensión y Trabajo Duro

Después de disfrutar de los dulces que les brindaron un respiro momentáneo, Rui y The Collector se levantaron y se dirigieron nuevamente a la sala de la fiesta, donde los invitados de los Ars Goetia continuaban su celebración. Aunque el descanso había sido breve, ambos sabían que no podían permitirse dejar de cumplir con las demandas de Stella. No solo tenían que ser obedientes, sino también mantener su fachada y trabajar en silencio para ejecutar sus planes.

"Volvamos al trabajo," murmuró Rui mientras ajustaba su kimono, sintiendo una ligera incomodidad. A pesar de que nadie parecía notar nada extraño, la incomodidad del objeto oculto en su ropa interior les recordaba la manipulación que sufrían bajo el control de Stella.

The Collector no dijo nada, pero su gesto lo delataba. A pesar de ser una entidad mágica antigua, también era consciente de que las horas de trabajo que les quedaban no serían fáciles. Ambos se movían con una eficiencia calculada, ayudando a servir a los invitados y manteniendo una actitud perfecta mientras sus mentes trabajaban en encontrar una salida.

Capítulo 34: El Último Esfuerzo

Las horas pasaban, y la fiesta no parecía terminar. Los invitados continuaban charlando, riendo y disfrutando del ambiente, ajenos a la tensión que se desarrollaba entre los sirvientes y su entorno. Rui y The Collector no podían permitirse descansar ni por un segundo; su atención estaba puesta en cada detalle, ya que sabían que cualquier error podría ser fatal.

Después de más de nueve horas de trabajo continuo, finalmente los invitados comenzaron a retirarse. Las luces de la fiesta se atenuaron, y el bullicio fue reemplazado por un silencio más tranquilo, pero cargado de tensión. Rui y The Collector aprovecharon ese momento para retirarse discretamente.

"Al menos ya se fueron," dijo Rui, con un suspiro de alivio. Aunque el trabajo estaba lejos de haber terminado, las horas de desgaste habían sido largas.

The Collector asintió. "Es solo el comienzo. Lo peor está por venir."

Con las últimas personas saliendo del salón, los sirvientes comenzaron a limpiar, y Stella también se retiró a sus aposentos. Pero Rui y The Collector sabían que aún tenían mucho que hacer. A pesar de las horas agotadoras, sus mentes estaban trabajando en la estrategia para escapar del control de Stella y planear su próxima jugada.

Capítulo 35: Mensaje al Mundo Humano

Después de un día largo y agotador en el infierno de Ars Goetia, Rui y The Collector se retiraron a una habitación apartada, lejos de las miradas curiosas de Stella y los demás. Ambos sabían que, aunque su fachada de obediencia había sido suficiente para ganar algo de tiempo, sus objetivos a largo plazo eran mucho más grandes. No estaban dispuestos a seguir bajo el control de Stella ni un segundo más de lo necesario.

Con una determinación renovada, Rui sacó el Grimorio de Stolas, un libro antiguo que había leído y memorizado en su totalidad. Con su vasta inteligencia y la habilidad para absorber conocimientos de forma inmediata, Rui había internalizado todas las páginas del grimorio sin siquiera tener que abrirlo de nuevo.

The Collector, quien había estado observando cuidadosamente, asintió en silencio, entendiendo la magnitud de lo que estaban a punto de hacer. Ambos habían llegado a un punto donde su lucha contra las fuerzas de su entorno debía ser más estratégica. Decidieron que era el momento de enviar un mensaje al mundo humano. A pesar de estar atrapados en el infierno y bajo la vigilancia de Stella, no iban a rendirse.

Rui comenzó a escribir rápidamente en un pedazo de papel, con la mano firme y precisa. Sus palabras estaban llenas de desesperación, pero también de esperanza.

"Tanjiro, Luz, si todavía existe alguna oportunidad de salvarnos, necesitamos que intervengáis. El poder de Stella es fuerte, pero no invencible. No estamos solos. Sabemos que podéis detenerla. Enviamos este mensaje a través del Grimorio. Confía en nosotros. Rui Ayaki y The Collector."

Ambos miraron el mensaje por un momento, asegurándose de que estaba claro y directo. No querían dejar lugar a dudas, sabían que este mensaje podía ser su única oportunidad de liberarse.

The Collector, usando sus habilidades mágicas, activó un hechizo a partir de lo aprendido del Grimorio. El aire se cargó de energía mística, y un portal comenzó a formarse frente a ellos. La abertura brillaba con un resplandor azul y dorado, un vínculo entre el infierno y el mundo humano. Rui, con una mirada decidida, tomó el papel y lo lanzó hacia el portal.

"Que llegue a ellos," dijo Rui con firmeza.

El portal se cerró instantáneamente después de que el mensaje cruzó la frontera hacia el otro mundo. Con el mensaje enviado, Rui y The Collector se miraron con una mezcla de incertidumbre y determinación.

Rui susurró, "Ya está hecho. Ahora debemos esperar."

The Collector asintió. "El destino de todos ahora está en sus manos."

Con el mensaje enviado, ambos sabían que nada sería igual. El siguiente movimiento ya no dependía de ellos, sino de aquellos a quienes habían solicitado ayuda.

Capítulo 36: La Respuesta del Mundo Humano

Después de haber enviado el mensaje, Rui y The Collector se quedaron en su habitación, esperando con ansiedad. Sabían que lo que habían hecho era arriesgado, pero no podían seguir viviendo bajo el control de Stella. El castigo, por supuesto, no se hizo esperar. Stella, al percatarse de que su orden había sido desobedecida, decidió aplicar una forma de castigo cruel.

Con un gesto frío, Stella ordenó que la habitación de Rui y The Collector fuera vaciada de cualquier comodidad, dejándolos solo con ropa interior y sin comida. Los dos sabían que esto era solo una parte de la manipulación psicológica que Stella estaba usando para someterlos a su voluntad.

Stella, con una sonrisa venenosa, les susurró antes de cerrar la puerta: "Si pensáis que la obediencia se puede romper tan fácilmente, os equivocáis. Aprenderéis a no desafiarme."

Pero Rui y The Collector no cedieron. Sabían que el mensaje ya estaba en manos de quienes podían ayudarlos. Ahora solo tenían que esperar.

Mundo Humano – La Reacción

Al otro lado del portal, en el mundo humano, Tanjiro estaba entrenando con sus amigos cuando algo extraño llamó su atención: un papel apareció repentinamente, flotando en el aire de manera misteriosa, como si fuera un mensaje traído por el viento. Tanjiro, curioso, lo recogió y leyó las palabras con atención.

"Tanjiro, Luz, si todavía existe alguna oportunidad de salvarnos, necesitamos que intervengáis. El poder de Stella es fuerte, pero no invencible. No estamos solos. Sabemos que podéis detenerla. Enviamos este mensaje a través del Grimorio. Confía en nosotros. Rui Ayaki y The Collector."

Tanjiro frunció el ceño, sintiendo la gravedad de la situación. El nombre "Rui Ayaki" le sonaba familiar, pero lo que más le sorprendió fue la referencia al Grimorio y el hechizo del portal. Al instante, se dio cuenta de que este mensaje provenía del infierno, un lugar que él y sus amigos conocían bien por las historias de los cazadores de demonios.

Rápidamente se dirigió a sus amigos, incluyendo a Luz, para discutir el mensaje y lo que significaba. "Tenemos que actuar rápido", dijo Tanjiro con determinación. "Rui y The Collector están atrapados en el infierno y necesitan nuestra ayuda."

Luz, siempre dispuesta a enfrentar desafíos, asintió. "Si hay algo que podamos hacer, lo haremos. No los dejaremos atrás."

Eda y Lilith Clawthorne – Un Hechizo Familiar

En un rincón del mundo humano, Eda Clawthorne, quien había tenido experiencias previas con magia oscura, detectó inmediatamente el hechizo que había sido utilizado para enviar el mensaje. Al ver el portal abierto, su mirada se endureció, sabiendo lo que esto significaba.

"Eso es magia infernal", dijo Eda, con voz grave. "Ese hechizo proviene del infierno, y parece que Rui y The Collector están involucrados."

Su hermana Lilith Clawthorne, quien también había experimentado situaciones similares, frunció el ceño al escuchar las palabras de Eda. "¿Cómo es que ellos llegaron ahí? ¿Y qué es este mensaje tan urgente?"

Eda explicó, con una mezcla de tristeza y preocupación: "Parece que han caído bajo el control de alguien más, alguien con poder suficiente como para manipularlos. Y por lo que veo, esto tiene que ver con Stella. Ella está detrás de todo esto."

Ambas sabían que la situación era más grave de lo que parecía. Lilith recordó que, en sus últimas investigaciones, había encontrado pistas sobre el paradero de algunas personas que habían caído en el infierno, pero nunca pensó que Rui y The Collector estarían entre ellas.

"Eso significa que Rui y The Collector no están muertos. Están atrapados en el infierno, y Stella los tiene bajo su control", dijo Lilith, su voz temblando por la preocupación. "Debemos hacer algo antes de que sea demasiado tarde."

El Plan de Rescate

Tanjiro, Luz, Eda y Lilith se unieron en una nueva misión: rescatar a Rui y The Collector del infierno antes de que Stella lograra consolidar su dominio sobre ellos. Los lazos entre estos personajes se profundizarían aún más, ya que todos compartían la determinación de salvar a aquellos que, aunque atrapados en el infierno, aún mantenían su humanidad.

Tanjiro, con la espada en la mano, lideró la marcha hacia el portal que conectaba ambos mundos, decidido a ayudar a quienes habían enviado el mensaje.

"Vamos a traerlos de vuelta", murmuró, mientras el grupo se preparaba para lo que vendría a continuación.

Este giro en la historia permite que los personajes clave se reúnan para enfrentar el desafío de rescatar a Rui y The Collector. La acción se despliega de manera estratégica y con más énfasis en la cooperación entre los héroes, mientras exploran el impacto de las manipulaciones de Stella.

Luz leyó el mensaje detenidamente y, al hacerlo, sus ojos se agrandaron al entender dónde se encontraban. "Estamos en el Anillo del Orgullo, en la mansión de Stolas", dijo en voz alta, señalando el contenido del mensaje mientras su rostro reflejaba la mezcla de sorpresa y preocupación.

"¡La mansión de Stolas!" exclamó. "He oído hablar de este lugar. Es un edificio majestuoso de color burdeos que se transforma en un azul profundo por la noche, con tonos violetas que imitan un cielo nocturno. ¡Es impresionante! Las ventanas son altas, con vidrieras rosas que iluminan todo el lugar. Incluso tiene pasillos largos y decorados con plantas que, sospecho, podrían ser carnívoras, considerando la fascinación de Stolas por la jardinería."

Eda frunció el ceño. "Y no olvides el tema de la astrología. El lugar está lleno de patrones de estrellas y lunas, junto con imágenes del cielo nocturno, como si todo fuera un homenaje a los astros. He oído que en los techos hay símbolos y glifos que representan este tema también."

"Eso no es todo", continuó Luz, mirando el mensaje con más detalles. "En los balcones de la mansión se encuentra el glifo de Stolas, que brilla con luz azul durante la noche. Si estamos aquí, eso quiere decir que debemos tener cuidado, porque Stella podría estar vigilando cada movimiento."

Tanjiro, con su espada en mano, miró hacia la mansión con una expresión de determinación. "No importa qué tan grande o majestuosa sea esa mansión. Si Rui y The Collector están atrapados allí, vamos a rescatarlos. Lo que sea necesario."

La mansión de Stolas era un lugar imponente, rodeado de misterio y magia. A medida que se acercaban, el grupo sentía la atmósfera pesada, como si el poder de Stella pudiera estar acechando en cada rincón. Mientras avanzaban con cautela, sabían que tenían que estar alerta a cualquier sorpresa que pudiera surgir. La batalla por la libertad de Rui y The Collector estaba por comenzar.

El estado mental de Rui y The Collector era más frágil de lo que parecía. Después de haber pasado 190 años en el Infierno, siendo sometidos a torturas físicas y psicológicas a manos de Stella y Andrealphus, su mente había quedado gravemente afectada. Ambos se encontraban atrapados entre la realidad y sus propias alucinaciones, como si su alma estuviera rota, producto de la manipulación constante.

La esquizofrenia que experimentaban les hacía ver el mundo de una manera distorsionada. A menudo se oían voces, tanto externas como internas, y sus pensamientos se entrelazaban con las deidades y demonios de los que habían oído hablar durante sus años de cautiverio. Mientras estaban semi-inconscientes, sus voces comenzaron a soltar palabras llenas de desesperación.

"Satanás, el pecado de la ira no estará feliz", murmuró Rui, con la voz temblorosa y vacía. "Seremos esclavos de los pecados capitales... esclavos de los Ars Goetia."

The Collector, atrapado en la misma tormenta mental, susurró con voz quebrada: "No podemos escapar. No hay forma de salir. La ira, la lujuria, la avaricia... todo eso nos consume. Estamos condenados."

El grupo que los rodeaba, incluyendo a Tanjiro, Luz, y los demás, sintió el peso de esas palabras. La mención de los pecados capitales y los Ars Goetia no era algo que se pudiera ignorar fácilmente. La presencia de los demonios poderosos que habían influenciado tanto en sus vidas había dejado una huella más profunda de lo que esperaban.

De repente, los pilares, que se encontraban a lo lejos en el mundo humano, también escucharon sus palabras. Aunque no estaban físicamente presentes, la conexión con los demonios y la magia oscura que habían vivido en su propia lucha contra Muzan Kibutsuji y las Lunas Inferiores, les permitió percibir las ondas psíquicas que emanaban de Rui y The Collector.

Muichiro Tokito, Pilar de la Niebla, frunció el ceño al sentir la angustia de ambos. "Parece que lo que han vivido los ha marcado más profundamente de lo que pensábamos", murmuró para sí mismo, mientras compartía su preocupación con los otros pilares.

Kagaya Ubuyashiki, el líder de los cazadores, al escuchar estas palabras, suspiró con pesar. "Los pecados capitales... los Ars Goetia... parece que la lucha contra los demonios está lejos de terminar. Debemos encontrar una manera de salvar a Rui y The Collector, no solo de sus cuerpos, sino también de sus mentes."

Las palabras de los pilares reflejaban la angustia de la situación. Sabían que el camino hacia la salvación de Rui y The Collector no solo era una cuestión de liberar sus cuerpos de las cadenas físicas, sino también de sanar sus almas y sus mentes, profundamente fragmentadas por la tortura y las manipulaciones de los demonios.

Mientras tanto, Rui y The Collector seguían atrapados en sus alucinaciones, la voz de Satanás resonando en sus mentes, como una sombra imposible de desvanecer. La batalla no solo era externa, sino también interna. Ambos sabían que tendrían que enfrentar sus demonios personales si deseaban encontrar la paz, pero el proceso sería largo y arduo.

La llegada de Muzan y las Seis Lunas Superiores al mundo humano, al ver a Rui y The Collector en su estado actual, fue un momento de inquietud. La visión de los dos demonios, con sus cuerpos debilitados, sus mentes rotas y su cabello largo y desordenado, los dejó sorprendidos. La locura que ahora gobernaba a Rui y The Collector era palpable, y su sufrimiento parecía más profundo que el físico.

Rui, con la mirada vidriosa, logró articular unas palabras entre sus gemidos de dolor. "Los siete pecados capitales... son más poderosos que tú, Muzan... más poderosos que todo lo que has conocido. Nos han marcado más allá de lo que imaginas."

The Collector, con su voz quebrada, agregó, "Hay siete anillos... como los siete pecados capitales... y estamos atrapados en ellos, condenados a servirlos."

Muzan, que observaba la escena con una mezcla de sorpresa y desdén, frunció el ceño al escuchar estas palabras. Nunca imaginó que sus propias creaciones, las Lunas Inferiores, llegaran a estar tan quebradas. Sin embargo, al escuchar la mención de los siete pecados capitales, algo en su interior se agitó. Aunque su ego no lo admitiría, las palabras de Rui y The Collector estaban tocando una verdad más allá de su control.

"¿Qué están diciendo?", preguntó Muzan, sus ojos brillando con una mezcla de interés y confusión.

Kokushibo, quien había estado observando en silencio, fue el primero en responder. "El Infierno... es más que un lugar de tormento. Es un dominio de la voluntad misma, donde los pecados no son solo un concepto, sino fuerzas vivas, entidades que gobiernan el alma de los condenados. Hay jerarquías, anillos que representan cada pecado. El Infierno no se limita a un solo plano. Es un lugar en el que uno puede quedar atrapado por la eternidad, dependiendo de su pecado."

Douma, su rostro adornado con una expresión serena pero calculadora, intervino. "Y esos anillos... no son meras construcciones. Son esferas de poder, construidas alrededor de cada pecado. Si uno está atrapado en ellos, como lo están Rui y The Collector, se convierte en una pieza en el juego de esos pecados. El Infierno no es solo tortura, es manipulación mental, control y descomposición interna."

Akaza, Hantengu, Gyokko, Daki, Gyutaro y Nakime escuchaban en silencio, cada uno procesando las palabras de sus compañeros. Mientras tanto, el dolor y el sufrimiento de Rui y The Collector se volvían más intensos, sus gritos interrumpiendo el flujo de la conversación.

Rui, con los ojos llenos de desesperación, sollozó. "¡Estamos condenados! ¡Satanás nos quiere, nos está reclamando! No hay escape... ni siquiera para ustedes. Ustedes son su siguiente objetivo... los pecados capitales... nos arrastran hacia ellos."

Rui y The Collector, aún sin fuerza para moverse, parecían ser sombras de lo que alguna vez fueron. La locura, producto de los 190 años de tortura en el Infierno y de la manipulación de los pecados capitales, los había destruido por dentro. Sus voces, ya sin esperanza, estaban llenas de angustia y terror, como si su alma estuviera completamente perdida.

Muzan, al escuchar estas palabras, por primera vez en mucho tiempo sintió una sensación de vulnerabilidad. Aunque no era alguien que se dejara influenciar fácilmente, había algo en la desesperación de Rui y The Collector que lo inquietaba profundamente.

"¿Pecados capitales? ¿Están sugiriendo que hay algo más allá de mi poder, que incluso yo no puedo controlar?", dijo Muzan, su tono amenazante, pero su mirada vacilante.

Rui, con lo que quedaba de sus fuerzas, susurró: "No... No puedes controlarlos. Ellos son más grandes, más antiguos que tú, incluso que el propio Infierno. El control... se ha perdido."

La oscuridad del Infierno, los pecados capitales, y las fuerzas que más allá de Muzan comenzaban a extenderse sobre el mundo, no eran algo que los demonios pudieran comprender por completo.

Finalmente, en medio de la angustia, Rui y The Collector murmuraron en conjunto: "No hay escape... todo lo que hacemos es seguir siendo esclavos... esclavos de los pecados capitales... y del Infierno."

A medida que las palabras flotaban en el aire, el ambiente se volvía aún más pesado. Los demonios, incluso los más poderosos como Muzan, sabían que algo mucho más grande que ellos estaba tomando forma, y su dominio sobre el Infierno y los pecados estaba por ser cuestionado. La batalla no solo era externa, sino también una lucha contra algo mucho más vasto y aterrador que cualquiera de ellos había experimentado antes.

La atmósfera en el enfrentamiento se volvió tensa, cargada con una sensación de desesperanza palpable. Los Pilares, al igual que Muzan y las Seis Lunas Superiores, observaron con incredulidad a Rui y The Collector, quienes se reían con locura, como si estuvieran completamente consumidos por una fuerza oscura. Los gritos y risas de los dos resonaban en la habitación, interrumpiendo la tensión en el aire.

Rui y The Collector, completamente entregados a su dolor y su locura, apenas eran reconocibles por su aspecto desmoronado. Sus palabras, mezcladas con desesperación, salían como susurros en la tormenta de su tormento mental.

"No hay escape..." murmuraron, con las voces llenas de un tono casi delirante. "Todo lo que hacemos es seguir siendo esclavos... esclavos de los pecados capitales... y del Infierno."

La mirada de Rui y The Collector, fija y vacía, era una representación perfecta de la desesperación absoluta. Sus almas estaban atrapadas, condenadas por los pecados que habían cometido, y se aferraban a una visión distorsionada de la verdad, marcada por años de sufrimiento.

A su alrededor, los demonios, incluidos Muzan y las Seis Lunas Superiores, observaban en silencio, asimilando las palabras con una mezcla de incomodidad y desconcierto. Incluso para alguien como Muzan, cuya sed de poder nunca se veía cuestionada, las palabras de los dos traían consigo una incertidumbre que él rara vez experimentaba.

El eco de esas palabras se clavó en el corazón de los demonios presentes: "Los pecados que cometimos no hay esperanza... ni hay dirección para el cielo."

A esas palabras, los Pilares, que se habían mantenido al margen del conflicto, se sintieron golpeados, aunque sus rostros eran de una mezcla de determinación y horror. La mención del Infierno, los pecados capitales, y la condena eterna parecía algo mucho más grande que cualquier batalla física. Algo mucho más profundo que la lucha entre el bien y el mal.

Tanjirō, Nezuko y los demás, al escuchar las palabras de Rui y The Collector, sintieron que todo lo que conocían y por lo que luchaban había comenzado a desmoronarse. El Infierno, con sus oscuros tentáculos de control, se estaba extendiendo más allá de sus límites, tocando incluso a los demonios más poderosos como Muzan y sus seguidores.

La desesperación de Rui y The Collector parecía estar impregnando el aire mismo, como si el Infierno y los pecados capitales fueran fuerzas mucho mayores de lo que cualquiera podría haber imaginado. La visión de esos siete pecados, y las figuras oscuras que los gobernaban, parecían estar ante ellos como una amenaza imposible de ignorar.

Los Pilares, acostumbrados a luchar contra demonios, ahora se enfrentaban a una batalla diferente, una batalla interna contra la desesperación misma. Incluso el invencible Muzan parecía ser arrastrado por la presencia de esas fuerzas desconocidas.

Y así, con sus voces quebradas y sus cuerpos exhaustos, Rui y The Collector se sometieron a su propia realidad, ya no luchando por escapar, sino aceptando su destino. El Infierno estaba más cerca de lo que nunca habían imaginado. Un futuro sin esperanza, sin perdón, y dominado por los pecados capitales y su poder destructivo.

La batalla, ya no solo contra los demonios, sino también contra las fuerzas incontrolables del destino, estaba por comenzar.

Muzan, con una mirada sombría y una mezcla de sorpresa e intriga, se acercó a Rui y The Collector, quienes yacían desmoronados emocionalmente. Las palabras que acababan de pronunciar resonaban en su mente: "El gobernante es Lucifer." Por primera vez, incluso alguien como Muzan, con su aparente invencibilidad y sed insaciable de poder, parecía comprender que había fuerzas más allá de su control.

Muzan se inclinó hacia Rui y The Collector, sus ojos carmesíes observando con intensidad sus rostros llenos de lágrimas y desesperación. "¿Quién gobierna realmente el Infierno?" insistió, aunque en el fondo sabía la respuesta, como si la confirmación de sus labios fuera más aterradora que cualquier suposición.

Rui, con los ojos llenos de lágrimas, murmuró, su voz apenas audible pero cargada de dolor:
"No hay forma de detenerlo... El gobernante del Infierno es Lucifer, el más antiguo y poderoso de los pecados capitales... Ningún demonio, ni siquiera tú, Muzan, puede oponerse a él."

The Collector, a su lado, añadió con voz quebrada:
"No hay libertad. No hay escape. El Infierno no es solo un lugar... es una prisión eterna, una cadena que ni siquiera los más fuertes pueden romper."

Mientras hablaban, Rui comenzó a sollozar más intensamente. "Perdón, mamá... perdón, papá...", murmuró, recordando fragmentos de su vida humana. Las memorias de su débil cuerpo, el rechazo de su familia y su deseo de fuerza ahora se sentían insignificantes ante el abismo infinito del Infierno. "Fallé... fallé en todo..." Su llanto resonaba en el silencio, desgarrador y lleno de arrepentimiento.

The Collector, aunque menos emocional, tenía los ojos vidriosos y su rostro mostraba una tristeza inusual. "Vivimos pensando que podíamos jugar con la vida y la muerte, con los mortales y los inmortales... pero aquí estamos. Siempre fuimos solo piezas en un tablero que Lucifer gobierna." Su voz era fría, pero cargada de resignación. "No hay libertad."

Muzan frunció el ceño, su mente maquinando posibilidades. "¿Y si pudiera llegar a él? ¿Y si pudiera tomar su lugar?", preguntó, no tanto buscando respuestas de Rui y The Collector, sino hablando consigo mismo. Pero sus palabras solo provocaron una risa amarga en los dos caídos.

Rui lo miró directamente, con un destello de locura en sus ojos húmedos. "¿Tomar el lugar de Lucifer? Él no es solo un demonio, Muzan... Él es el pecado mismo, el principio y el fin del Infierno. Ni tú, ni nadie, puede reemplazarlo. No somos más que sombras ante su luz oscura."

El silencio que siguió era denso, roto solo por los sollozos ocasionales de Rui y la respiración irregular de The Collector. Los Pilares y las Lunas Superiores permanecían inmóviles, observando este intercambio con expresiones que iban desde la confusión hasta el terror.

El aire estaba cargado de un conocimiento abrumador:
Lucifer no era un enemigo que pudiera ser derrotado, ni siquiera por los seres más poderosos reunidos en ese momento. La idea de enfrentarse a algo tan absoluto como él hacía que las disputas entre humanos y demonios parecieran insignificantes.

Y en ese instante, todos, incluso Muzan, entendieron que estaban jugando un juego cuyas reglas no podían cambiar.

La escena era surrealista, casi irreal, mientras el portal se abría de golpe, irradiando una energía oscura y sofocante que hizo temblar a todos los presentes. De las profundidades emergió Satan, imponente y colosal, con un aura que eclipsaba incluso la de Muzan Kibutsuji. Su mirada fría y severa recorrió el lugar, deteniéndose en Rui y The Collector, quienes no hicieron ningún intento de huir. Parecían resignados a su destino.

Con un simple gesto de su mano, Satan desató unas cadenas negras como la obsidiana, cargadas de un poder ancestral. Estas se lanzaron hacia Rui y The Collector, atrapándolos sin resistencia. Los dos demonios comenzaron a reír, una risa amarga y desesperada, mientras sus cuerpos eran arrastrados hacia el portal. "Es nuestro fin... seremos esclavos... estamos condenados...", dijeron entre risas, antes de romper en llanto.

Nakime, al darse cuenta de la gravedad de la situación, intentó abrir un portal para evacuar a Muzan, las Seis Lunas Superiores y ella misma. Pero antes de que pudiera completarlo, Mammon, el pecado de la avaricia, apareció desde las sombras del portal, atrapándola con una red de cadenas doradas. Nakime cayó al suelo, su Biwa resonando con una nota discordante mientras era inmovilizada.

Kokushibo intentó tomar la ofensiva, desenvainando su espada en un intento desesperado por luchar. Sin embargo, unas cadenas imbuidas con llamas negras, creadas por Satan, lo envolvieron antes de que pudiera dar un solo paso. Pronto, Douma, Akaza, Hantengu, Gyokko, Daki, y Gyutaro fueron atrapados uno por uno, cada intento de resistencia sofocado con facilidad.

Muzan, viendo que sus seguidores estaban siendo dominados, intentó escapar usando su velocidad sobrehumana. Pero antes de que pudiera siquiera alejarse, una figura imponente emergió del portal: Leviathan, el pecado de la envidia, quien con un rugido ensordecedor lanzó un látigo de energía líquida que envolvió a Muzan, deteniendo su huida. Por primera vez en siglos, el Rey de los Demonios parecía impotente, atrapado y a merced de alguien más.

El portal del infierno comenzó a cerrarse lentamente mientras todos los atrapados eran arrastrados hacia su destino. Rui y The Collector, aún riendo y llorando al mismo tiempo, dejaron escapar unas últimas palabras antes de desaparecer:
"No hay escapatoria... No hay redención... El Infierno nos reclama."

Cuando el portal finalmente se selló, el silencio reinó en el lugar. Los Pilares, atónitos, no podían comprender lo que acababan de presenciar. Giyu habló con una voz apenas audible:
"¿Eso fue... Satan? ¿Y los pecados capitales?"

Sanemi apretó los dientes, visiblemente frustrado y desconcertado. "¿Qué demonios significa esto? ¿Incluso Muzan no pudo contra ellos?"

La atmósfera seguía siendo pesada, cargada con una sensación de impotencia y terror. Los pilares entendieron que lo que habían presenciado no era una simple batalla entre demonios y cazadores. Era un recordatorio brutal de que había fuerzas en el mundo, e incluso más allá de él, que eran incomprensiblemente poderosas, inalcanzables y absolutas.

El mundo permaneció en silencio mientras las estrellas parecían brillar más débilmente esa noche, como si incluso el cosmos lamentara la caída de aquellos que habían sido arrastrados al infierno eterno.

La impotencia se reflejaba en los rostros de los nueve Pilares mientras observaban el portal del Infierno cerrarse completamente, llevándose a Rui, The Collector, Muzan, y las Seis Lunas Superiores. Nunca antes habían sentido una derrota tan absoluta. No era una cuestión de habilidad, fuerza o estrategia. Se enfrentaron a algo que trascendía lo humano y lo demoníaco.

Giyū Tomioka, el Pilar del Agua, cerró los ojos con un gesto solemne. "Lo intentamos... pero hay fuerzas contra las que incluso nuestras espadas son inútiles."

Shinobu Kōchō, el Pilar del Insecto, apretó los puños. "No pudimos salvarlos... Rui y The Collector eran prisioneros tanto como lo fueron las Lunas Superiores. Y ahora..." Sus palabras quedaron inconclusas, llenas de tristeza y frustración.

Kyōjurō Rengoku, el Pilar de la Llama, mantuvo su habitual postura enérgica, pero su voz traicionó la angustia interna. "¡No debemos rendirnos! Incluso si no pudimos salvarlos hoy, debemos seguir adelante. Protegeremos este mundo de cualquier amenaza futura."

Mitsuri Kanrōji, el Pilar del Amor, estaba visiblemente afectada, con lágrimas cayendo silenciosamente por sus mejillas. "Nadie debería sufrir así. ¿Por qué tiene que existir algo tan cruel?"

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, observó el lugar donde el portal había desaparecido, su expresión estoica mostrando una ligera grieta. "Esto no es una batalla que podamos ganar con fuerza. Tendremos que encontrar otra manera."

Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, golpeó con fuerza el suelo con su pie, dejando salir un grito lleno de ira. "¡Maldita sea! No puedo aceptar que no hubiera nada que pudiéramos hacer."

Gyōmei Himejima, el Pilar de la Roca, se arrodilló en el suelo, rezando silenciosamente mientras lágrimas rodaban por su rostro. "Que sus almas encuentren paz, aunque estén en el infierno. No hay mayor tragedia que la de un alma perdida."

Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, miró hacia el cielo, su habitual tono extravagante ausente. "Esto no fue nada extravagante. Fue una derrota pura y simple... Pero no significa que todo haya terminado."

Muichirō Tokito, el Pilar de la Niebla, se mantuvo en silencio, pero su mirada estaba perdida, como si intentara procesar lo que había sucedido. Finalmente murmuró: "La niebla puede ocultar muchas cosas... pero no puede cubrir el vacío que esto deja."

El grupo entendió que lo que habían enfrentado estaba más allá de su comprensión, un recordatorio de que incluso los más fuertes tienen límites. Aunque habían fallado en salvar a Rui, The Collector, Muzan y las Lunas Superiores, su misión de proteger al mundo humano seguía vigente.

Gyōmei, poniéndose de pie, habló con voz firme: "Nuestro deber no termina aquí. Tal vez no podamos salvarlos, pero podemos asegurarnos de que esta oscuridad no consuma al mundo humano."

Con esta resolución, los Pilares volvieron a sus posiciones, sabiendo que el camino adelante sería aún más arduo, pero decididos a no dejar que este evento quebrantara su voluntad de luchar.

La situación estaba fuera de control. Los Pilares, agotados y abrumados por la reciente derrota, se encontraban observando impotentes cuando una nueva presencia apareció, rompiendo la calma. Alastor, el Demonio de la Radio, una entidad peligrosa y poderosa del Infierno, apareció de la nada, su característico micrófono y su risa siniestra resonando en el aire.

Alastor, con una sonrisa perturbadora en su rostro, declaró con voz alegre, pero cruel:
"¡Oh, pero qué interesante! Parece que algunos de ustedes han perdido mucho más de lo que pensaban. Lamento informarles que esas almas ya no les pertenecen. Ahora les pertenecen a Satanás. Y les debo decir, que él está muy emocionado de recibirlos."

Sin más palabras, Alastor agitó su mano con una rapidez sobrenatural. Con un destello de luz, Emperador Belos, quien estaba presenciando la situación desde un rincón, fue atrapado en una esfera de energía que lo rodeó como una prisión invisible. El demonio intentó luchar, pero la fuerza de Alastor fue imparable.
"¡Oh no, no, no! No hay escapatoria para usted, querido Belos. Al Infierno vas, junto con todos esos demás que creen que pueden escapar del abrazo de Satanás."
Alastor, con su característica actitud despectiva, desapareció en un abrir y cerrar de ojos, llevándose al emperador hacia el portal infernal, dejando una atmósfera aún más tensa y sombría.

Los Pilares miraban con incredulidad mientras Alastor se desvanecía en el horizonte, llevando a Belos con él. La escena fue un recordatorio de lo insignificantes que podían ser incluso los más poderosos frente a las fuerzas del Infierno.

Giyū Tomioka, el Pilar del Agua, apretó el mango de su espada con fuerza. "¿Qué fue eso? ¿De qué estamos siendo testigos?"
Shinobu Kōchō, el Pilar del Insecto, no pudo ocultar una expresión de incomodidad. "Esto está más allá de cualquier cosa que podamos comprender. ¿Satanás tiene el control de todo esto?"

Kyōjurō Rengoku, el Pilar de la Llama, se adelantó con su tono usualmente enérgico pero cargado de preocupación. "Si estas almas están bajo el control de Satanás, significa que las fuerzas que enfrentamos son mucho más grandes de lo que pensábamos. No podemos quedarnos de brazos cruzados."

Mitsuri Kanrōji, el Pilar del Amor, suspiró profundamente. "Esto se está tornando mucho más complicado de lo que imaginé. ¿Cómo podemos detener todo esto si ni siquiera sabemos quién tiene el control en el Infierno?"

Obanai Iguro, el Pilar de la Serpiente, se mantuvo en silencio, pero su mirada grave no pasó desapercibida. "La situación es más grave de lo que parece. Alastor no es alguien con quien podamos lidiar."

Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento, sacudió la cabeza. "Esto es una locura. ¿Acaso no hay forma de detener todo esto?"

Gyōmei Himejima, el Pilar de la Roca, se inclinó hacia adelante, su expresión llena de tristeza. "Estamos luchando contra fuerzas que no entendemos, pero nuestra única opción es continuar luchando. No podemos dejar que el Infierno y sus horrores destruyan lo que queda de este mundo."

Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, soltó una risa amarga. "Creo que esto ya no es solo una batalla de demonios. Estamos ante algo mucho más grande. Pero nunca hemos dejado de luchar, ¿verdad?"

Muichirō Tokito, el Pilar de la Niebla, finalmente habló, su tono melancólico. "¿Y si no podemos salvar a nadie? ¿Qué queda de nosotros entonces?"

El grupo, con su voluntad puesta a prueba, se dio cuenta de que enfrentaban a un enemigo mucho más grande que lo que habían imaginado. El Infierno mismo estaba ahora involucrado en este conflicto. Las fuerzas que gobernaban aquel reino infernal y los demonios asociados con él eran imponentes, y el destino de aquellos que habían caído parecía sellado. Sin embargo, a pesar de la desesperación, sabían que no podían rendirse.

En ese momento, una sombra oscura se cernió sobre ellos, y las palabras de Alastor seguían resonando en sus mentes: "¡No hay escape del Infierno!"

Después de mil años de sufrimiento, traiciones y luchas interminables en el Infierno, Rui y The Collector finalmente llegaron al punto de la desesperación absoluta. Durante todo ese tiempo, el sufrimiento y las torturas físicas y psicológicas de las que fueron víctimas los habían marcado profundamente. Habían sido testigos de los horrores que ni los demonios más poderosos como Kokushibo, Douma, Akaza, Hantengu, Gyokko, Daki, Gyutaro, Nakime y el mismo Muzan no podían evitar.

Pero a lo largo de estos mil años, la resistencia de los demonios más poderosos comenzó a desmoronarse. Los gritos de sufrimiento y desesperación se convirtieron en ecos que resonaban por todo el Infierno. Ningún poder, por grande que fuera, pudo salvarlos del control absoluto de Satanás y sus secuaces. Incluso Muzan, el temido líder de todos los demonios, que había conquistado tantos mundos, se dio cuenta de la insignificancia de su poder frente a las fuerzas del Infierno.

Rui y The Collector, con sus mentes quebradas por la esquizofrenia, las torturas y el sufrimiento interminable, se reían como locos. La risa era una mezcla de angustia, dolor y una rendición total a la verdad cruel de su situación.

"Hahaha... ¡No hay escapatoria!", dijo Rui, entre lágrimas y risas descontroladas. "¡Satanás nos quiere! ¡Todos somos esclavos!"

The Collector, en un estado igualmente roto, se unió a la risa. "¡Nadie puede salvarnos! ¡Ni siquiera Muzan, el más grande entre nosotros!"

Los demás demonios, de pie como sombras de lo que una vez fueron, ya no luchaban. Kokushibo, una vez lleno de orgullo, ahora parecía una sombra sin propósito. Douma, el demonio de los placeres, ya no mostraba su sonrisa demente. Akaza, el guerrero sin igual, estaba quieto, derrotado. Hantengu, Gyokko, Daki y Gyutaro no tenían fuerzas para seguir luchando. Nakime, la que controlaba los hilos de la mansión, no tenía más control sobre su propia existencia. La derrota estaba escrita en sus rostros.

El Infierno, una vez un lugar donde ellos creían que podían gobernar, ahora se les presentaba como su prisión eterna. Satanás, el gobernante indiscutido, observaba todo desde las sombras, sabiendo que incluso los más poderosos demonios que alguna vez existieron ahora le pertenecían.

Muzan, con su corazón helado por la derrota, aceptó lo inevitable. "No hay salida. No hay escape. El Infierno es nuestro hogar ahora." La palabra "hogar" nunca había tenido un peso tan profundo, pero en ese momento, el Infierno se había convertido en su destino y su prisión.

Y así, después de más de mil años, Rui y The Collector fueron testigos de la caída de todos los demonios que alguna vez pensaron que serían inmortales. La última resistencia se desvaneció, y la aceptación del destino se convirtió en su única verdad.

No había más lucha. No había más escape. Todos estaban condenados. La risa de Rui y The Collector era la última cosa que se escuchaba en el Infierno, una señal de rendición, de aceptación y de un final largo y tortuoso que no tenía vuelta atrás.


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