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One-shot: "Un día inesperado"

Era un día tranquilo en el dormitorio de los estudiantes de la Clase 1-A. Todo el mundo estaba ocupado con sus actividades: algunos estudiaban, otros entrenaban, y algunos simplemente disfrutaban de un poco de tiempo libre. Izuku Midoriya, por su parte, estaba en su habitación, tratando de relajarse después de un día agotador.

El pequeño secreto de Izuku

Izuku cerró la puerta con cuidado, asegurándose de que nadie pudiera verlo. Era un momento privado para él, un pequeño hábito que había mantenido en secreto incluso de sus mejores amigos. Deslizó una prenda de ropa de su cajón, una braga de encaje de color verde oscuro, y se la puso con cuidado.

Era una manía extraña que había descubierto accidentalmente, pero que, de alguna manera, le daba comodidad. Para Izuku, no era algo pervertido, sino una forma de sentirse diferente, tal vez más seguro de sí mismo.

La llegada inesperada de Mineta

Mientras Izuku estaba distraído en su habitación, Mineta decidió que era un buen momento para molestar a su amigo. Había escuchado ruidos extraños desde el otro lado de la puerta y, siendo él, no podía resistir la tentación de espiar.

Mineta abrió ligeramente la puerta sin hacer ruido y miró a través de la rendija. Lo que vio lo dejó boquiabierto. Allí estaba Izuku, vistiendo unas bragas mientras se miraba en el espejo con una expresión pensativa.

"¡¿Qué...?! ¡Midoriya está usando bragas!" pensó Mineta, con los ojos como platos. La sangre comenzó a brotarle de la nariz mientras intentaba contener su emoción y confusión.

Izuku, que había oído un pequeño ruido detrás de él, se dio la vuelta rápidamente y vio a Mineta en la puerta. "¡¿Qué haces aquí, Mineta?!" gritó, poniéndose rojo de vergüenza y cubriéndose con una manta.

Shoto entra en escena

Antes de que Izuku pudiera reaccionar por completo, Shoto Todoroki apareció detrás de Mineta. "¿Qué está pasando aquí?" preguntó con su tono frío y calmado, pero su mirada cayó rápidamente sobre Izuku, quien estaba cubierto con la manta.

Mineta, aún sangrando por la nariz, trató de explicarle la situación, pero sus palabras eran incoherentes. Shoto, intrigado, apartó a Mineta con un empujón suave y miró hacia Izuku. Fue entonces cuando vio las bragas que asomaban debajo de la manta.

Shoto, sin inmutarse, sacó su teléfono y tomó una foto rápidamente. "Esto podría ser útil algún día", dijo, con una leve sonrisa en su rostro.

"¡Shoto, borra eso ahora mismo!" gritó Izuku, completamente abochornado.

La reacción de Izuku

Izuku estaba en pánico. No sabía cómo explicar lo que estaba pasando ni cómo detener a Shoto antes de que decidiera mostrarle la foto a alguien más. "No es lo que parece... bueno, sí lo es, pero no es algo raro, lo juro," balbuceó, intentando desesperadamente encontrar una salida.

Shoto lo miró con calma. "No tienes que justificarte, Midoriya. Cada quien tiene sus cosas. Pero... esto podría ser un arma interesante contra ti en el futuro," dijo, guardando el teléfono en su bolsillo.

Mineta, aún tambaleándose por la pérdida de sangre, finalmente habló. "Midoriya... nunca pensé que tuvieras un lado tan... ¡peculiar! ¡Eres todo un misterio!"

Izuku suspiró, aún rojo como un tomate. "Por favor, no le digan a nadie. ¡Es algo personal!"

Shoto asintió. "No te preocupes. No diré nada. Pero la foto... la guardaré. Por si acaso." Mineta, aunque pervertido, también prometió guardar el secreto, aunque más por miedo a que Todoroki lo congelara si hablaba de más.

Desde ese día, Izuku decidió ser mucho más cuidadoso con su pequeño secreto. Pero no podía evitar sentirse ligeramente aliviado de que, al menos, sus amigos no lo juzgaran tan duramente como temía. Eso sí, aún no sabía qué haría con esa foto que Shoto tenía guardada.



One-shot: "El Puertazo del Siglo"

Era una tarde tranquila en los dormitorios de la Clase 1-A. Todos estaban ocupados con sus actividades normales, y la paz reinaba... hasta que ocurrió algo inesperado en la habitación de Izuku Midoriya.

El descuido de Izuku

Izuku había decidido probarse unas bragas moradas que había comprado en un momento impulsivo. Para él, era un pequeño secreto que lo hacía sentir diferente, aunque también algo avergonzado. Mirándose al espejo, ajustó la prenda y suspiró. "No sé por qué, pero esto me da confianza... aunque es tan raro."

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó los pasos acercándose por el pasillo. Alguien estaba a punto de descubrir su pequeño secreto.

Mineta entra en escena

Mineta, el pequeño y curioso compañero de clase, decidió que era un buen momento para molestar a Izuku. Abrió la puerta sin previo aviso, ansioso por encontrar algo gracioso o interesante que pudiera usar como material de broma. Pero lo que vio lo dejó completamente atónito.

Allí estaba Izuku, vistiendo unas bragas moradas, con las mejillas ligeramente sonrojadas. El tiempo pareció detenerse por un segundo. Mineta no pudo contener un grito interno: "¡¿Qué rayos estoy viendo?!" La sangre comenzó a brotarle de la nariz mientras sus ojos casi se salían de sus órbitas.

La reacción de Izuku

Al darse cuenta de que Mineta lo estaba mirando, Izuku reaccionó instintivamente. Agarró una sábana cercana y se cubrió rápidamente mientras su cara se tornaba de un rojo brillante. "¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ?!" gritó, su voz resonando por todo el pasillo.

En un movimiento rápido, Izuku corrió hacia la puerta y la cerró con toda la fuerza que tenía. El impacto fue tan violento que Mineta, que estaba justo en el umbral, fue lanzado hacia atrás y estampado contra la pared del pasillo. Un crujido alarmante llenó el aire mientras Mineta se deslizó lentamente al suelo, con un gemido de dolor.

Los compañeros de clase llegan

El estruendo del portazo llamó la atención de todos los residentes del dormitorio. Uraraka, Bakugo, Todoroki, y varios otros salieron corriendo de sus habitaciones para ver qué había pasado. Al llegar al pasillo, encontraron a Mineta estampado contra la pared, con una marca visible del impacto y una expresión de absoluto desconcierto.

"¿Qué demonios pasó aquí?" preguntó Bakugo, mirando a Mineta con una mezcla de confusión y burla.

"¿Está... está vivo?" murmuró Kirishima, tocando suavemente a Mineta con el pie.

La coartada de Izuku

Desde el interior de su habitación, Izuku trataba de calmarse mientras escuchaba el bullicio afuera. "¡Piensa rápido, piensa rápido!" se repetía mentalmente. Finalmente, abrió la puerta apenas un poco, lo suficiente para sacar la cabeza.

"¡Lo siento mucho! Mineta entró sin llamar, y me asusté... ¡Solo fue un accidente!" dijo, intentando sonar convincente mientras seguía cubierto con la sábana.

Uraraka levantó una ceja. "¿Por qué te asustaste tanto como para hacer eso?"

"Es Midoriya. Seguramente estaba estudiando o algo privado," dijo Iida, ajustando sus lentes. "Pero Mineta debería aprender a respetar la privacidad de los demás."

"Sí, sí, eso es todo," dijo Izuku, asintiendo nerviosamente.

La sospecha queda en el aire

Mientras el resto de los compañeros llevaban a Mineta a la enfermería, Todoroki se quedó mirando fijamente la puerta de Izuku, su expresión neutral pero ligeramente inquisitiva. "Qué reacción tan exagerada... Me pregunto qué estaba haciendo realmente."

Izuku, desde el interior de su habitación, suspiró aliviado al escuchar que todos se alejaban. "Tengo que ser más cuidadoso," murmuró, mirando las bragas moradas que aún llevaba puestas. Por ahora, su secreto estaba a salvo... o al menos, eso creía.

En la enfermería, Mineta despertó con un fuerte dolor en la espalda y la cabeza. Su primer pensamiento fue sobre el inesperado golpe que había recibido. Mirando a Recovery Girl, quien estaba tratando de curarlo, murmuró:
"¿Qué demonios le pasa a Midoriya? ¡Ni siquiera usó su don! ¡Eso fue pura fuerza bruta!"

Bakugo recuerda su propia experiencia

Mientras tanto, en el salón común, Bakugo escuchaba el relato de los demás sobre lo que había pasado. Alguien comentó cómo Mineta había volado casi cinco metros por el portazo de Izuku. Bakugo no pudo evitar soltar una risa seca.

"¿Qué pasa, Bakugo?" preguntó Kirishima, intrigado.

"Vaya enano. Le pasó lo mismo que a mí una vez," dijo Bakugo, riendo. "Ese nerd tiene una fuerza natural cuando intenta proteger algo. Y créanme, nunca se metan con sus secretos más personales."

"¿Qué secretos?" preguntó Mina con curiosidad.

"Eso no importa," respondió Bakugo rápidamente, recordando lo que había visto años atrás.

En su mente, regresó al día en que accidentalmente entró al cuarto de Izuku y lo encontró usando unas bragas transparentes. En aquel momento, Izuku, en un pánico absoluto, le lanzó un libro directamente a la cara con tanta fuerza que le rompió la nariz. Fue un día que Bakugo nunca olvidaría, aunque nunca habló de ello.

Mineta insiste en lo que vio

De vuelta en la enfermería, Mineta, ahora un poco más recuperado, no podía dejar de hablar sobre lo que había pasado.

"¡Ustedes no lo entienden! ¡Midoriya me sacó volando porque estaba protegiendo algo! Y yo sé lo que era..."

"¿Qué era?" preguntó Kaminari con curiosidad.

"Es que..." Mineta se detuvo, pensando en cómo podría usar esta información más adelante, pero al mismo tiempo temiendo otro ataque de Izuku. Finalmente, decidió callarse. "Nada... solo estaba... estudiando algo privado, eso es todo."

Bakugo cierra el tema

Al escuchar esto, Bakugo comenzó a reírse otra vez, pero esta vez más bajo. "Mineta, escúchame bien," dijo mientras se cruzaba de brazos. "Nunca te metas con Izuku cuando está guardando algo para él. Aprende a respetar su espacio, o te va a pasar peor que hoy."

"¿Tú sabes algo, Bakugo?" preguntó Mina, notando su tono.

"Eso no importa," respondió Bakugo nuevamente, con una sonrisa sarcástica.

Por dentro, se prometió seguir guardando el secreto de Izuku, sabiendo que no era algo que quisiera que el resto descubriera. Pero no podía evitar encontrar divertido cómo Midoriya seguía sorprendiéndolos a todos con su fuerza y sus reacciones inesperadas.

El secreto sigue a salvo

Esa noche, mientras Izuku se aseguraba de que su puerta estuviera bien cerrada, suspiró aliviado. "Por poco," murmuró para sí mismo, ajustándose las bragas moradas que aún llevaba puestas. Aunque sabía que Mineta lo había descubierto, tenía la esperanza de que el pequeño incidente sería suficiente para mantenerlo callado.

Mientras tanto, Izuku

En su habitación, Izuku no podía dejar de caminar de un lado a otro, preocupado. "Espero que Mineta no diga nada... y que Bakugo no mencione lo que pasó en la escuela primaria," murmuró, sintiendo cómo el calor de la vergüenza subía a su rostro.

Al mirar hacia la cama, vio las bragas moradas dobladas con cuidado. Suspiró y decidió guardarlas en el fondo de su cajón, jurándose a sí mismo que tendría más cuidado en el futuro.


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