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One-shot: "El Secreto de Killua"
En la mansión Zoldyck, el silencio era una constante que solo se veía interrumpida por los pasos ocasionales de algún miembro de la familia. Para Killua, este silencio era un recordatorio constante de la presión y las expectativas que su familia depositaba en él. Pero había un rincón dentro de aquella inmensa mansión donde Killua encontraba un refugio personal, un espacio donde podía ser completamente él mismo: su habitación.
Allí, escondido entre las sombras de su armario, guardaba un pequeño y discreto secreto. Un conjunto de bragas cuidadosamente seleccionadas, de colores suaves y tejidos delicados, que había adquirido durante sus salidas al mundo exterior. No era algo que compartiera con nadie; ni siquiera Gon, su mejor amigo, lo sabía. Para Killua, usar esas prendas no era más que un fetiche, un pequeño acto de rebeldía contra las rígidas normas de su familia y el mundo en el que había crecido.
Una tarde, mientras se probaba una de sus bragas favoritas, un diseño en blanco con pequeños detalles de encaje, escuchó un golpeteo en su puerta. Su corazón dio un vuelco. ¿Había sido descuidado? ¿Podrían haberlo descubierto?
"Killua, ¿estás ahí?" Era Illumi, su hermano mayor, cuya voz siempre tenía un tono que ponía los pelos de punta.
Killua se apresuró a cubrirse con una manta y respondió con voz calmada: "Sí, estoy aquí. ¿Qué necesitas?"
Illumi abrió la puerta lentamente, con su rostro inexpresivo como siempre. "Padre quiere verte en la sala de entrenamiento. No tardes."
Killua asintió mientras Illumi se retiraba, pero no pudo evitar notar una mirada fugaz que su hermano dirigió hacia su cama. ¿Había visto algo? La idea lo inquietaba, pero decidió no darle demasiada importancia.
Más tarde esa noche, mientras cenaban juntos, Killua sintió las miradas de su familia. Era como si cada uno supiera algo que él desconocía. Milluki, su hermano mayor, lo miraba con una mezcla de burla y desprecio, mientras que Kikyo, su madre, no dejaba de ajustar sus guantes, una señal de su incomodidad.
"Killua," dijo Silva, su padre, con voz grave. "¿Hay algo que quieras decirnos?"
Killua sintió que el tiempo se detenía. Su mente corría tratando de encontrar una excusa, cualquier cosa para desviar la atención. "¿Decirles qué? No entiendo de qué hablan."
Kikyo fue la primera en romper el silencio incómodo. "Sabemos lo que haces en tu tiempo libre. No sé qué clase de ideas extrañas has adoptado, pero en esta familia no toleramos comportamientos... excéntricos."
Killua apretó los puños bajo la mesa. Sabía que su familia siempre había sido rígida, pero esto era demasiado. No había hecho nada malo, nada que afectara a nadie más. "¿Y qué si lo hago?" respondió, su voz cargada de desafío. "Es mi vida, no la de ustedes."
Milluki soltó una risita burlona. "¿Tu vida? Por favor, Killua, lo que haces es ridículo. Si Gon supiera esto, seguro que..."
Antes de que pudiera terminar la frase, Killua lo interrumpió. "¡No te atrevas a mencionarlo frente a Gon! Esto no tiene nada que ver con él."
El ambiente se volvió tenso, y Silva levantó una mano para calmar la situación. "Killua," dijo con voz autoritaria, "puedes hacer lo que quieras mientras no afecte a nuestra reputación. Pero recuerda quién eres y de dónde vienes. No olvides que eres un Zoldyck."
Killua se levantó de la mesa, furioso. "Ser un Zoldyck no significa que tengan derecho a controlarme en todo. No importa lo que piensen, seguiré siendo quien soy."
Sin esperar una respuesta, se marchó a su habitación, dejando a su familia en silencio. Al cerrar la puerta, se dejó caer en su cama, agotado pero aliviado. Había enfrentado a su familia, y aunque sabía que esto no sería el final de la conversación, también sabía que no estaba dispuesto a renunciar a lo que lo hacía sentirse libre.
Mientras tanto, Gon, ajeno a todo esto, seguía esperando a que Killua regresara a su lado para continuar sus aventuras. Killua sabía que algún día tendría que ser honesto con él, pero por ahora, este pequeño secreto seguiría siendo solo suyo.
Killua sabía que guardar su secreto requería más que simples precauciones. Desde que Illumi había comenzado a observarlo más de cerca, se aseguraba de que su mochila, donde guardaba su colección privada, siempre estuviera cerrada con un candado. Las llaves nunca estaban en un lugar obvio; a veces las escondía en el interior de su zapato, otras las llevaba como un collar discreto bajo su ropa, o incluso en un compartimento secreto en su cinturón. No podía arriesgarse a que nadie descubriera su fetiche, especialmente Gon, Kurapika o Leorio.
Una tarde, mientras caminaba por el bosque durante un descanso de sus entrenamientos con Gon, Killua sintió una presencia familiar que le erizó la piel. Illumi estaba cerca. Podía sentirlo.
"Qué molesto..." murmuró para sí mismo, apretando el paso. Pero antes de que pudiera alejarse más, su hermano mayor apareció frente a él, como si hubiera surgido de las sombras.
"¿Qué quieres ahora, Illumi?" preguntó Killua con irritación, sujetando su mochila con firmeza.
Illumi inclinó ligeramente la cabeza, con su expresión neutral como siempre. "Solo quería comprobar algo. Eres muy protector con esa mochila. ¿Qué llevas ahí dentro que sea tan importante?"
Killua sintió cómo una gota de sudor recorría su sien. "Nada que te importe. ¿Por qué siempre estás metiéndote en mis asuntos?"
Illumi dio un paso hacia adelante, y Killua retrocedió instintivamente. "Tienes algo que ocultar. Lo sé. Pero no te preocupes, hermano. Tarde o temprano, descubriré lo que es."
Killua apretó los dientes, decidido a no dejar que Illumi lo intimidara. "No tienes nada mejor que hacer, ¿verdad? Tal vez deberías conseguir un hobby."
Illumi lo observó en silencio por un momento antes de desaparecer en las sombras. Killua respiró aliviado, pero sabía que esto no terminaría ahí.
Mientras tanto, en otro lugar, Hisoka estaba sentado bajo un árbol, jugando con sus cartas. Había escuchado rumores extraños sobre Killua y no podía evitar sentirse intrigado. Aunque no sabía exactamente de qué se trataba, la idea de que el joven asesino pudiera tener un secreto lo divertía.
"¿Qué será lo que esconde ese chico?" pensó en voz alta, con una sonrisa traviesa en el rostro. "Tal vez debería investigarlo. Podría ser... interesante."
Sin embargo, cuando intentó acercarse a Killua durante uno de sus entrenamientos, lo único que recibió fue una mirada fría y un comentario sarcástico. "Si tienes tiempo para espiarme, Hisoka, deberías usarlo para hacer algo útil. Como perderte."
Hisoka rió entre dientes, pero por primera vez, no insistió. Había algo en la manera en que Killua protegía su secreto que lo hacía sentir que tal vez no valía la pena cruzar esa línea... al menos por ahora.
De vuelta en el campamento, Gon observaba a Killua desde la distancia, confundido por la manera en que su amigo siempre llevaba consigo esa mochila cerrada con candado. Aunque confiaba en él, no podía evitar sentirse curioso.
"Killua, ¿qué tienes en esa mochila?" preguntó un día, intentando sonar casual.
Killua se encogió de hombros, fingiendo desinterés. "Solo cosas aburridas. Nada que valga la pena."
Gon no insistió, pero la pregunta quedó flotando en el aire. Killua sabía que eventualmente tendría que encontrar una manera de proteger su secreto incluso de sus amigos más cercanos. Por ahora, todo dependía de su habilidad para mantener las llaves fuera del alcance de cualquiera, especialmente de Illumi.
Era una noche tranquila en la habitación compartida de Killua y Gon. Killua, pensando que estaba solo, había decidido cambiarse. Sacó una de sus bragas favoritas, unas de color morado oscuro con un pequeño lazo al frente, y las acomodó con cuidado. No solía sentirse nervioso por usarlas, pero esa noche había olvidado asegurar la puerta.
Gon, curioso como siempre, había vuelto temprano de su entrenamiento. Al entrar al cuarto sin hacer ruido, lo primero que vio fue a Killua de espaldas frente al espejo, poniéndose las bragas. Gon se quedó petrificado, su rostro enrojeciéndose de inmediato mientras la sorpresa lo invadía.
"¡Killua!" exclamó sin pensar, su voz temblando.
Killua dio un salto, volteando rápidamente para ver a Gon parado en la puerta. Su rostro pasó de la sorpresa al pánico en cuestión de segundos. "¡¿Qué estás haciendo aquí?!" gritó, agarrando una sábana cercana y envolviéndose rápidamente.
Gon, todavía procesando lo que había visto, notó que le salía sangre de la nariz. Dio un paso atrás, torpe, sin saber qué decir. "Y-yo... no sabía que... lo siento, Killua, no quería espiarte."
Killua se escondió detrás de la cama, su voz llena de desesperación. "¡Por favor, Gon! ¡No le digas a nadie, te lo suplico! ¡Esto... esto no significa nada raro!"
Gon, aunque todavía estaba rojo como un tomate, asintió rápidamente. "¡No diré nada! Te lo prometo. Pero... ¿por qué usas eso?"
Killua, aún escondido, murmuró con vergüenza. "Es... es algo que me gusta, ¿de acuerdo? Me hace sentir cómodo. No lo entiendas mal."
Gon respiró hondo, tratando de calmarse. "No te juzgaré, Killua. Solo me sorprendió, eso es todo. Sigues siendo mi mejor amigo."
Mientras tanto, Illumi observaba desde una ventana cercana, su expresión impasible como siempre. Había estado vigilando a Killua, y aunque no podía escuchar la conversación, sabía perfectamente lo que Gon acababa de descubrir.
"Interesante..." murmuró Illumi para sí mismo. "Ahora Gon sabe el secreto de Killua. Veamos si esto cambia algo."
Desde otro lado del pasillo, Hisoka, siempre intrigado por el drama, apareció casualmente. "Illumi~ ¿qué estás viendo con tanto interés?" preguntó con una sonrisa retorcida.
Illumi miró a Hisoka de reojo. "Parece que Gon ha descubierto el pequeño fetiche de Killua."
Hisoka parpadeó, y por primera vez en mucho tiempo, su expresión cambió a una de genuina sorpresa. "¿Killua...? ¿Un fetiche?" Su sonrisa volvió rápidamente. "Oh, esto es delicioso. Dime, Illumi, ¿qué clase de secreto es?"
Illumi no respondió, simplemente se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad. Hisoka, aunque curioso, decidió no insistir. "Supongo que lo averiguaré por mí mismo... algún día."
De vuelta en la habitación, Killua y Gon finalmente se calmaron. Gon, aún rojo, intentó aliviar la tensión. "Oye, Killua... prometo no decir nada, pero, um... esas bragas moradas te quedan... bien."
Killua lanzó una almohada directamente a la cara de Gon, su rostro ardiendo de vergüenza. "¡Cállate, idiota!"
Ambos se rieron, aunque Killua sabía que tendría que ser mucho más cuidadoso en el futuro.
Gon salió rápidamente de la habitación, su rostro aún rojo como un tomate. Trató de calmarse respirando profundamente, pero la imagen de Killua con las bragas moradas seguía revoloteando en su mente. Caminaba distraído por el pasillo cuando se encontró con Zushi, quien lo saludó con una sonrisa.
De repente, Zushi, que estaba entrenando cerca, lo vio salir de la habitación. "¿Qué pasa, Gon? ¿Qué viste?" preguntó con curiosidad, sin saber realmente lo que había sucedido.
Gon, aún avergonzado, intentó disimular lo que había presenciado. "Eh, no es nada. Solo vi un manga de 18+ que Killua tenía en su mochila... ya sabes, cosas raras de adolescentes... y bueno, me lo encontré mientras estaba en la ducha... así que, eh... salí rápidamente." dijo, su voz algo vacilante pero decidida a no revelar lo que realmente había ocurrido.
Zushi, aparentemente comprensivo, no insistió más. "Oh, entiendo..." dijo, como si todo fuera normal. Sin embargo, a medida que Gon se alejaba, Zushi frunció el ceño. "Eso suena... un poco raro... pero, bueno..."
Mientras tanto, Kurapika, que había estado cerca, escuchó la conversación de lejos y se acercó rápidamente al grupo. "¿Qué está pasando aquí?" preguntó con una expresión de desconcierto.
Gon, claramente incómodo, intentó desviar el tema, pero Kurapika ya había oído lo suficiente. "¿Manga de 18+? ¿En serio, Killua?" dijo, mirando a Gon con incredulidad. "¡Es un adolescente! ¿Qué está pasando?"
Gon se quedó en silencio por un momento, sin saber qué responder. "No lo sé, Kurapika... solo estaba tan confundido como tú. Yo solo vi lo que vi y... bueno, dije lo que pensé."
Kurapika, todavía procesando, dejó escapar un suspiro. "Esto no es normal, Gon. Killua es un chico muy raro..."
Desde la esquina de la habitación, Illumi, que había estado observando en silencio, escuchó cada palabra de la conversación. Él ya sabía lo que sucedía, pero no le dijo a nadie, en parte porque le divertía ver cómo Gon trataba de encubrir la verdad.
"Curioso..." murmuró Illumi, observando cómo Gon y Kurapika se alejaban. "Parece que la mentira de Gon es lo suficientemente convincente... o al menos, realista."
"Interesante... Gon está dispuesto a mentir por Killua. Esto podría ser útil algún día," pensó Illumi mentalmente
A su lado, Hisoka, que había estado escuchando de forma algo distraída, sonrió intrigado. "Mmmm, interesante..." dijo con su característico tono juguetón. "Así que Killua está envuelto en cosas de... manga, ¿eh? No esperaba eso de él..."
Mientras tanto, Killua estaba en su habitacion le ayudara Su corazón todavía latía con fuerza al recordar el momento en que Gon lo había visto con las bragas. "Maldita sea... ¿cómo se me pasó cerrar la puerta con llave?" murmuró para sí mismo, frotándose el rostro.
Aunque Gon había prometido no decir nada, Killua sabía que tendría que ser mucho más cuidadoso. "Al menos no se lo dirá a nadie... Gon no es de ese tipo. Pero, ¿y si alguien más se entera? ¡No puedo dejar que eso pase!"
Cuando Killua antes de salir , se aseguró de recoger cuidadosamente las bragas y guardarlas de nuevo en su mochila con candado. "Esta vez seré más listo."
Al día siguiente, la mentira de Gon siguió circulando entre los chicos, y nadie sospechó realmente que había algo más en la historia. Sin embargo, Hisoka, siempre astuto, no dejó de pensar en la situación. "Killua tiene mucho misterio, ¿verdad?" dijo para sí mismo mientras observaba a los chicos entrenar.
Pero por ahora, todos creyeron la versión de Gon: que había encontrado un manga... y nada más. La mentira seguía siendo la única historia que circulaba en el campamento.
Gon caminaba por el campamento, su mente completamente ocupada con pensamientos sobre Killua. No podía quitarse de la cabeza la imagen de su amigo usando bragas, algo que lo había dejado con una sensación extraña en el estómago. A pesar de su intento de ignorar esos pensamientos, cada vez que pensaba en Killua, su corazón latía más rápido.
"¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? ¿Por qué me siento así?" pensó Gon, su rostro comenzando a sonrojarse al recordar la escena en la que había visto a Killua en bragas. "No puede ser... ¿Estoy... enamorado de Killua?"
Gon se detuvo en seco al darse cuenta de lo que acababa de pensar. La idea lo hizo sentirse confuso, pero al mismo tiempo, algo dentro de él le decía que era cierto. Había algo en Killua que lo atraía más allá de la amistad, y aunque no lo entendía completamente, los sentimientos seguían creciendo con cada día que pasaba a su lado.
Mientras tanto, Killua caminaba cerca, notando que Gon parecía estar perdido en sus pensamientos. Aunque Killua no quería admitirlo, había notado que su amigo actuaba diferente en su presencia últimamente. La forma en que Gon lo miraba, esa rara incomodidad que mostraba... todo eso le hacía sospechar que algo estaba pasando.
"¿Qué pasa con Gon? ¿Por qué está tan raro últimamente?" pensó Killua, observando de reojo a Gon, quien seguía caminando como si estuviera en otro mundo.
Decidido a saber más, Killua se acercó lentamente a Gon y lo llamó por su nombre. "Gon," dijo suavemente, "¿te pasa algo? Te noto raro... ¿estás bien?"
Gon, al escuchar su nombre, se giró rápidamente, atrapado por la mirada fija de Killua. Su corazón comenzó a latir más rápido, y un calor inexplicable se apoderó de su rostro. No estaba seguro de cómo responder, de si debería hablar sobre sus sentimientos. La idea de confesarle a Killua lo que sentía le parecía aterradora, pero al mismo tiempo, sabía que no podía seguir ocultándolo.
"Yo... no sé," comenzó Gon, mirando a Killua, intentando encontrar las palabras correctas. "Es solo que... últimamente, me siento raro cuando estoy cerca de ti. Como si... no supiera lo que estoy sintiendo."
Killua lo miró fijamente, un poco desconcertado. "¿Raro? ¿A qué te refieres?"
Gon vaciló, sin saber si debía seguir adelante o quedarse callado. Finalmente, sus ojos se encontraron con los de Killua, y de alguna manera, eso le dio el valor para seguir. "Es... como si todo lo que haces, todo lo que eres... me hace sentir algo que no entiendo." Gon bajó la cabeza, evitando mirar a Killua. "Creo que estoy enamorado de ti."
Las palabras salieron de su boca como un susurro, y tan pronto como lo dijo, Gon se sintió vulnerable, como si hubiera revelado algo que no debía. El silencio que siguió fue ensordecedor, y él se sintió atrapado en su propia confesión.
Killua se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Gon acababa de decir. No estaba seguro de cómo reaccionar. La situación era más compleja de lo que había imaginado. Él, que siempre había tenido su propio conjunto de sentimientos confusos, ahora se encontraba en la misma posición que Gon: enfrentándose a emociones difíciles de comprender.
Finalmente, Killua dio un paso hacia Gon, con una pequeña sonrisa en el rostro. "Yo también... me siento raro a veces, Gon. Pero nunca pensé que... ¿serías tú?" dijo en un tono tranquilo, pero sincero.
Gon levantó la vista, sorprendido por la respuesta de Killua. No sabía si era una broma o si Killua realmente entendía lo que él estaba sintiendo.
"Killua... ¿realmente?" preguntó, aún en shock.
"Sí," respondió Killua, con una sonrisa más amplia. "Aunque no tengo idea de cómo esto funciona... tal vez... tal vez podamos averiguarlo juntos."
Gon sintió una mezcla de alivio y felicidad, como si una gran carga se hubiera levantado de sus hombros. Ahora, con la confesión hecha y las palabras compartidas, ambos sabían que su relación tomaría un nuevo giro, pero esta vez lo enfrentarían juntos.
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