¿Qué Silas y Ester..QUÉ? (pt. 2)
—¿Cómo qué harás la investigación a tu manera? No eres detective—levantaba una ceja, nada convencido de la decisión de su compañera—
—yo no, pero él sí
—¿Quién?
Marcó al teléfono, se alejó unos pocos metros del muchacho y comenzó a hablar en Español; aunque él sabía el idioma perfectamente, no quiso interrumpir..por más que quería hacerlo.
—listo, ya vendrá quien me ayude a encontrar las cosas, mañana a primera hora
—¿Por qué tan tarde?—molesto—quiero irme lo más rápido que sea de aquí
—oye, yo no te metí en esto, fue Shu, a él échale la culpa—señalando a una dirección—
Rodaron los ojos, y suspiraron ruidosamente, cruzaron sus brazos y la chica se dirigió a anotar unas cosas. Le mandó mensaje a su hermano, pero este seguía desconectado desde la mañana. El joven se había sentado por ahí, se cansó de toda la situación que no le incumbía, solo quería irse a casa.
—ya me dolió la cabeza..—la chica se sobaba las sienes con la yema de sus dedos—Silas, hazme un favor y tráeme una caja de paracetamol
No protestó, simplemente fue por la dicha caja y se dirigió hacia ella. Al dársela, rozaron un poco las manos uno con el otro, pero se sobresaltaron al sentir una pequeña descarga.
—¡Ah! ¿qué hiciste? ¿Qué te frotaste?
—¿Yo? La pregunta es para ti, ¿De dónde agarraste estática?
—el que salió fuiste tú, la tomaste de sepa dónde
—pues, yo no fui—enojado—
—yo menos—enojada—
Comenzaron a mirarse de forma frustrada. Ambos no querían estar en esa situación, más sin embargo, algo los quiso en ese lugar en esos momentos. Sus miradas seguían chocando, y la puerta de la oficina se abrió a espaldas de ellos.
—eh...señorita..—Jeremy sintió incomodidad ante el pesado ambiente—sé que no es común..pero..¿Me puede ayudar en algo?—asintió—¿Me podría ayudar a calmar al joven Kurenai, por favor?..
—calmar a...espera, ¿Qué?—tomó el teléfono del chico, y se encontró con la voz de su querido hermanito en pleno regaño y gritoneo—yo me encargo
El encargado de las llaves no sabía que era lo que estaba diciendo, más el mayor sonreía y se reía de todo lo que estaba pasando allá afuera. Paró de reír, y se dirigió al menor.
—si sabes que te mereces un gran, pero gran regaño de parte del dueño, ¿Verdad?—el mayor le dió unas palmadas en la espalda—no trates de escapar siempre de los problemas grandes, niño
Unos cuantos minutos pasaron, cuando llegó la chica y le entregó el teléfono al castaño. Le dió ciertas órdenes que debía de seguir al pie de la letra y se retiró de la oficina. Se volvió a sentar en su silla y comenzó a teclear en una computadora que no se llevaron por x razón, para después tomarse una pastilla. Logró escuchar la breve conversación que tuvo el muchacho con el encargado de llaves, a lo que le sorprendió la actitud amable y sábia de éste.
—¿Y qué te dijo tu hermano?—intentó hacer plática para no aburrirse—
—pues...conocí una faceta nueva de él—decía sin dejar de mirar la pantalla—fue extraño, pero tiene razón en estar así—dejó de teclear, para luego tallarse los ojos—me quedaré ciega si sigo haciendo esto
Silas recordó que tiene sus lentes puestos, que no eran para ver bien exactamente, sino que era muy su estilo, se los quitó y de los entregó a ella. La expresión de Ester no se veía todos los días, fue una mezcla de confusión, halago y pensamientos de que ese Silas era un impostor. Los agarró para no verse tan grosera, y se los puso.
—gracias, pero, ¿Por qué lo haces?
—si no lo hago, quedarás como una completa anciana: sin ver y con el cabello canoso—la albina lo miró como si lo quisiera asesinar, haciendo que el mismo sonriera de oreja a oreja muy divertido—
Ignoró su cometario ofensivo y siguió con los suyo, los lentes le ayudaron a disminuir la intensidad del brillo de la pantalla. Llegó la noche, los jovenes seguían en el establecimiento sin haber comido desde la mañana, sus estómagos rujian de hambre y comenzaban a ponerse de mal humor dada la circunstancia.
—¡Ya estoy harto!—pateó un papel que se encontraba ahí tirado—
—yo tambien, si quieres irte no hay problema, para mí mejor—le entregó las llaves de su casa—nada más no vayas a robar nada
—¿Y dejarte sola en este enorme edificio? está bien—tomó las llaves y salió de la oficina—
—pero que gran compañero—sarcástica—
—es broma—regresó mientras reía—no seas amargada—el ceño fruncido de la contraria, hacía que el otro riera más—
—como sea..—miró hacia abajo, el papel que pateó Silas tenía algo escrito por detrás, lo recogió—¿Qué es esto?
Lo abrió, aquel objeto tenía escrito cosas por robar, algo no muy inteligente que digamos. Supuso que eran delincuentes novatos y tontos.
—¿Qué clase de persona ladrona, anota las cosas?
—no sé, estan retrasados—le dió sentido la respuesta del peliverde—podemos aprovechar, debe de haber huellas dactilares por el papel y todo el edificio
—tal vez sean muy ágiles y rápidos, pero no muy inteligentes—los dos negaron con la cabeza—bien, tenemos algo—sonrió por primera vez en el día—sabes, creo que debemos pedir algo de comer
—hasta que te diste cuenta que necesitamos alimento—sacó su teléfono—¿Qué quieres de cenar?
—lo que ordenes, aún no termino de reportar
—oye, tienes que descansar, has estado todo el día en la computadora, literalmente—le apagó el aparato—
—ay, no empieces con tu comportamiento de Shu, esto es necesario—la volvió a encender—
—que necia
La cena había llegado después de un rato, en lo que cenaban, el celular de Ester empezó a sonar, era de su hermano.
Llamada
—¿Qué hubo?
—¿Cómo va todo?
—bien, gracias a Dios pudimos encontar algo
—¿Qué era?
—una lista de cosas por robar, lo sé, no fue algo muy inteligente de parte de ellos
—no, espero respuestas
—tranquilo, las tendrás, pero tienes que esperar..estamos cenando, te llamo mañana, cuidate
—no me decepciones, igualmente cuidate
Fin de la llamada
—que niño tan poco simpático
—es serio, es normal..eso creo—guardó su célular—está preocupado por su equipo, es todo
—no sé si eres o te haces—prosiguieron con la cena—
Al día siguiente
—te tardaste, dijiste que era a primera hora—fue reclamándole por todo el camino al señor que recién llegó—
—no es mi obligación, fuiste tú quien me llamó a la mera hora—defendiéndose—
—como si yo hubiera querido hacerlo
Llegaron a la casa, igualmente el de mayor edad iba a quedarse en una habitación aparte. Dejaron sus cosas y fueron a almorzar a un lugar cerca; el establecimiento estaba siendo vigilado, esperaban que nada pasara en esas pocas horas que lo dejaban.
—¿Qué fue lo que realmente pasó?—preguntó mientras tomaba café—
—no sabemos exactamente—jugando con su tenedor—llegamos Shu y yo a Japón, y en el transcurso del día me llamó su ex asistente, y después Jeremy el encargado de llaves avisando lo ocurrido
—¿No se supone que el dueño es el que debe de estar aquí?
—si, pero ella de necia quiso venir y me arrastró hasta aquí
—que yo no-ahg, mira, piensa lo que quieras, si quieres quejarte hazlo con mi hermano—clavó el cuchillo en su almuerzo—total, aquí estamos, haciendo todo por nuestra cuenta
—creo que a veces tomas decisiones apresuradas, Ester, no te detienes a pensar
—si, si, ya lo he escuchado..—rodando los ojos—¿Veniste a ayudarme o a regañarme?
—las dos cosas
Terminando, regresaron a los Raging Bulls. Todo seguía en orden, por lo que pudo suspirar de alivio. Marcelo revisó la hoja con detenimiento y pudo sacar algo de ADN de ahí mismo, si, de la misma hoja. Subieron los demás pisos y pudieron encontrar cajones abiertos escondidos, sacaron muestras y se fueron a la policía para investigar quienes fueron.
—por lo que encontramos, se llaman kayutō Mitzuri y Takano Ukiyamu, son los principales de la hoja y de los artículos tocados
—esos dos tontos no saben ni robar bien
—concuerdo—asintiendo—bien, en las cámaras se debe de mostrar algo, no sé, una camioneta o algunas motos
Fueron a eso, y si, habían unas motos que se estacionaron segundos después de que el chico se fuera a hacer lo suyo, y entraron por el techo. Cuando salieron, las motos se dirigían al sur.
—enhora buena, ya casi los tenemos
—aún no cantes victoria, tenemos que checar a dónde se dirigieron exactamente..¿Sus cosas tenían chip de rastreo?
—mm..chip de rastreo..aguanten un segundo
Llamada
—oye, Shu, ¿las cosas de los Raging Bulls tenían algún chip de rastreo, GPS, algo?
—si, una de las computadoras dónde tenía los archivos más importantes tenía conectado uno con mi celular el GPS, pero no da señal
—¿Te arrojó alguna información?
—te mandaré el dato, estate atenta
Fin de la llamada
Le llegó una captura de pantalla, dónde se mostraba donde estaba la computadora en ese momento de ayer. Le mostró el célular a su tutor, y éste de inmediato supo dónde era.
—ah ya—se lo entregó—es un viejo lugar abandonado, solía ir ahí cuando era joven
—¿Y que hacía usted ahí?
—no estaba en buenos pasos, jóvenes, no lo hagan—entendieron y ya no preguntaron—tomaré un camión que lleva hasta allá, eso sí, por medio de engaños
—¿Engaños?
—Ester, necesito que te ensucies la ropa y que te amarren las manos
—¿QUÉ? Marcelo, ¿Qué rayos planeas?
—los camioneros saben que es normal llevar niños y jóvenes secuestrados a ese lugar, aprovecharemos y salvaremos a los estén ahí, y si no hay, gracias a Dios
—no puedo creerlo...dime qué es una broma..—negó con su cabeza, estando serio—Dios..no puede ser..—pensó—...bien, hagámoslo
—Silas, serás mi cómplice, tú vigilarás que nadie se acerque a ella y quién se atreva a pasarse de listo, lo detienes—asiente a la petición—lo primero, es prepararse
Fueron a la casa de los Kurenai, ahí, Ester comenzó a ensuciar su ropa con tierra, aunque no le gustaba hacerlo y los varones lo que era la camioneta y las demás cosas. Se contactaron con la policía para los siguieran estando en cubiertos.
Subieron al carro de Ester, Marcelo manejaría y Silas se quedaría en la parte de atrás con la chica, en caso de que algo pase. Ester estaba toda llena de tierra, tanto la ropa como el cabello para que fuera más creíble, y con las manos atadas atrás en la espalda. Se sentía demasiado extraña y tenía miedo, pero debía de hacerlo, y salvarían personas a la vez.
—Ester, recuerda no hablar—la miraba por el retrovisor—cambiamos algunas cosas de ti, así que procura no abrir la boca
—¿Y si Silas no está y me quieren hacer algo? Me tengo que defender
—no te voy a dejar sola, ¿Estás loca? No soy tan cruel, es peligroso
El viaje duró un par de horas, la policía los seguía por detrás, pero por otro rumbo.
—no negaré que estoy asustada—bajándose del carro—
—tranquila, estoy contigo—puso su mano en su espalda para simular que la estaban llevando, el mayor hizo lo mismo—
"Estoy contigo" una extraña frase que salió de su boca, y esas pocas palabras, hicieron que la chica sintiera algo raro en su interior que nunca había sentido. Aunque fue algo rápido, por lo que se después se desvaneció.
Hicieron la parada a un camión, de inmediato los recogió y los llevó hasta allá. Realmente parecían agresores y víctima. Al llegar, el castaño le pagó al señor del camión y bajaron; comenzaron a adentrarse al lugar todo espeluznante y los escalofríos les recorrió por la espalda a los tres. Escucharon voces que provenían de más a fondo.
—te gané la apuesta, así que los 10,000$ son míos JAJAJAJA—sintió presencias atrás—vaya, miren..
—¡Ja! Una nueva diversión, genial—Karlisle estaba furioso por dentro, más no lo demostraba en su rostro—déjamela a mí, yo me encargo de ella—se iba a acercar, más el chico peliverde no lo dejó, y se puso frente a la albina—
—todavía no, aún quedan cosas pendientes
—bien..pero al menos, sígueme
La llevaron a un cuarto, dónde habían unos 10 niños y jóvenes atados y en muy mal estado; la escena partió los corazones de los dos muchachos, la chica contenía las lágrimas de la impotencia que sentía. Rogaba que la policía llegara pronto. Silas inhalaba y exhalaba un poco pesado, intentaba calmarse y no romper a golpes a esos tipos.
—déjala, no se podrá escapar
Le costó un poco, pero la soltó y ella se sentó en el suelo.
—¿estas segura de que quieres que te deje?—cuestionó en Japonés, y en susurros muy bajos para que solo ella pidiera escucharlo—
—si, vete, o van a sospechar—las miradas que se lanzaron no eran las mismas de odio de siempre, tenían algo más, algo más profundo que ni ellos entendían—
La dejó encerrada con los otros, y se fue. Pudo divisar las cosas robadas en un cuarto cerrado, pero con una pequeña ventana de cristal que se podía ver hacia adentro. Esos desgraciados eran los correctos, los ladrones buenos ágilmente, pero malos inteligentemente.
—(no puedo creer que de la nada estemos en este asqueroso lugar..)
—¿Quieres?—le ofreció al chico un polvo misterioso—te lo regalo, pero el próximo te lo cobro
—no, gracias—alejó su mano—
Marcelo hacia unos tratos con los tipos, quería sacarles la sopa a como diera lugar.
—entonces, eso que me mencionas, ¿Lo robaste de los Raging Bulls?
—que específico, pero si, son cosas de excelente calidad, ¿No es así? Una computadora te la doy a un bien precio, pero con intereses extras..
—y se puede saber, ¿Cómo es que llevaron todo eso? Digo, son varias personas, pero muchas cosas como para que haya sido en una vuelta
—lo sé, somos sumamente ágiles, si quieres unirte tendrás que pasar una prueba, pocos lo logran
—¿Ah, si?
Mientras tanto, pasó el rato. El joven Karlisle quedó solo, por lo que entró discretamente al cuarto dónde estaban más víctimas. Al abrir la puerta, se pudo sentir y escuchar un poco la desesperación de los menores.
—tranquilos..—susurró, e hizo la seña de silencio—no vengo a hacerles daño
Buscó a la albina, y la encontró del otro extremo, pasó ante la mirada de todos ellos, algo muy incómodo, y se sentó al lado de la mujer de cabello blanco. Ésta estaba pensativa.
—¿Qué haces? Pueden atraparte aquí—igual que anteriormente, susurraban en el idioma que usualmente hablaban—
—no lo creo, están ocupados haciendo negocios con tu tutor—se levantaron del suelo—ya encontré la habitación dónde tienen las cosas
—¿De verdad? Wow, no me la esperaba de alguien como tú
—¿A qué te refieres?
—no lo sé, estás muy calmado
—tengo que estarlo, ¿Quieres que nos maten? Es la única opción que hay—notó que, al estar el lugar muy húmedo, el cabello de ella se le veía algo mojado y en la cara, por lo que se lo quitó y lo cruzó detrás de la oreja—
—¿Qué haces?
—te acomodo el cabello, ¿Qué más?
—...¿Por qué viniste aquí?
—me da asco allá afuera, me ofrecieron droga y las actitudes de esos tipos me ocasionan muchas ira, además, dije que te estaría protegiendo
El ambiente se fue tornando poco a poco más cálido, los comportamientos cambiados de los dos hacia que cada vez se insultaran menos y hablaran normal. No sé dirigían en sí la mirada.
—creo que Shu se enojará mucho cuando se entere de esto
—te matará
—"nos" matará, estamos juntos en esto
—en contra de mi voluntad
La puerta se abrió con brusquedad, habían escuchado voces de ahí. El peliverde reaccionó rápido, sabía que no era la manera correcta, pero lo hizo. Tomó a Ester de la cintura y la acorraló a la pared para simular otra cosa y salir vivos de esta.
—¿Planeas hacer eso frente a estos? Que descarado
—tú no me dices que hacer—frunció el ceño y se alejó de ella—
Cerraron la puerta, la chica estaba totalmente sonrojada ante la acción anterior y sorprendida. No podía enojarse, ya que si lo hacía, sería muy evidente que era una actuación y probablemente los matarían.
—¡MANOS ARRIBA! ¡AL SUELO!
Se escuchó por detrás de la puerta. Arrestaron a todos los presentes negociando, incluso casi detienen a Marcelo, pero enseñó la identificación y lo dejaron libre. Entraron al cuarto y sacaron a todos los niños y jóvenes que estaban ahí, privados de su libertad.
—gracias a Dios..—suspiró aliviada—
Silas estaba en el marco de la puerta, levantando el pulgar con una sonrisa ladina en el rostro y se adentró para desatar a la contraria.
—no tardaron mucho
—no, me alegra, podremos irnos rápido de aquí
—no tan rápido—se iba a ir la albina, pero fue tomada de la mano—aun tenemos que hacer algo
—¿Qué?—el otro suspiró pesadamente—¿Estás bien?
—perdón por agarrarte así—miró hacia otro lado, algo apenado, aunque con expresión molesta—no había otra manera, pero aún así-
—créeme, sé que lo hiciste por supervivencia..por eso no te dije nada—veía que aún no soltaba su mano—¿Quieres decir algo más?
—no, creo que no
—bien, vamos o nos dejarán aquí, y no quiero que se roben el auto—por alguna razón, dejaba que él la tuviera así de la mano, y lo jaló por medio de esta—
Ya en el camino, se soltaron.
—buen trabajo, muchachos—felicitó el mayor—recuperaron sus cosas y salvamos vidas
—¿Por qué de repente, de estar en el establecimiento en una oficina, terminamos fingiendo ser secuestradores y víctimas? No comprendo
—la vida es impredecible
Los llevaron directo a dónde estaba el vehículo, y manejaron hasta la casa de la joven. Se sentaron los varones a descansar, mientras que ella se metía a bañar, ya que a su criterio estaba asquerosa.
—escuché su ligera plática de hace rato, joven Karlisle
—¿Qué plática?
—la quieres, ¿no?—la pregunto, lo confundió, pero inconscientemente lo sonrojó leve—si, ¿Por qué no dejan de insultarse y prueban algo más?
—creo que se está confundiendo, señor, yo no siento nada y mucho menos ella—cruzado de brazos—no nos caemos bien
—claro..—soltó una risa y sacó su célular—¿Y esto qué es?
—¿Pero, QUÉ-?
Había fotos de ellos juntos: cuando le acomodó el pelo o en la pose comprometedora para evitar ser atrapados, y dónde están hablando tomados de la mano. El joven rápidamente se le subió el color a la cara y salió de la sala. Había cámaras de seguridad en ese lugar, solo que no las usaban en sí.
Salió la albina de bañarse, y bajó con su ropa limpia.
—¿Y Silas?—secándose el pelo—
—salió, quiere verte afuera
—¿A mí?—asintió su tutor—que raro..
Fue al patio trasero, ahí estaba, sentado en una de las banquitas que los albinos tenían. No sé percató de su presencia.
—dijo Marcelo que querías verme—se sentó al otro extremo—¿Querías decirme algo?
—(Marcelo..) no, realmente no..o eso creo
—¿Crees?
—escucha, te sonará algo muy repentino y poco real..te lo digo solamente para sacarme esto del pecho y aclarar las cosas—lo escuchaba con atención—estos últimos días que estuvimos juntos..eh..no sé que como decirlo..no sé, tal vez hubo una ligera conección entre nosotros
—una conección..como de-
—no de ese tipo..o tal vez..ahg, soy malo con las palabras en estas ocasiones
—Silas admitiendo ser malo en algo, es increíble
—ajá..—mientras más lo pensaba, más se confirmaba—lo que quiero decir es...a veces te odio—no se sorprendió—y a veces..te quiero
—¿Qué?
—¿Qué? Te dije que soy malo con las palabras..
—a decir verdad...yo también te quiero, Karlisle, no sé desde cuándo ni en donde, tal vez allá cuando hablábamos y te mostraste cariñoso—sintió que algo le tocó la mano, era la de él sobre la suya—no conocía esa parte de ti
—yo tampoco sabía que la tenía—se acercó más, ella hizo lo mismo—
—pero, es muy precipitado, ¿No? Digo..si, te quiero ahora que cambiaste, pero..no sé..
—tal vez nos caíamos mal por cualquier cosa, pero honestamente, llevaba algo de tiempo sintiendo algo que no era odio..era todo lo contrario..supongo que mi forma más común de mostrar cariño es molestando
—¿En serio? Si no me dices, no me doy cuenta..hablando en serio..si es que llegamos a ser algo..¿Crees que funcione? Lo digo porque somos explosivos uno con el otro
—cuando alguien cambia ante el cariño de alguien más, no lo quisiste porque cambió, cambió porque lo quisiste..ese es tu caso, te mostré cariño de una manera y lo devolviste a tu manera, tal vez podamos moldear nuestro carácter..¿Qué dices? Es rápido, lo sé, pero quiero saber tu opinión
—a mi opinión..está bien..podemos intentarlo, es nuevo para mí—el teléfono le comenzó a sonar—voy a contestar—se levantó del asiento, pero antes de irse, le dió un beso en la mejilla del otro, haciendo que sonriera—
—¿Bueno? Hola, Shu, tengo algo que contarte
Fin
Cómo cuando te inspiras en Sonido de Libertad y no te das cuenta hasta que escribes. Y si, una frase de papá pitufo me hizo crear esto XD "no creímos en ella porque cambió, cambió porque creímos en ella"
Jshdkshd raro, lo sé
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