Amor
Vegeta
Nacer en la realeza conlleva muchas presiones y expectativas qué cumplir. Aún más cuándo eres el primogénito del rey, con un nivel de pelea elevado qué mantener ante los guerreros de clase baja.
En una sociedad donde la fuerza bruta determina tu nivel de pelea, ganacias y privilegios ocasiona un temperamento irritable de los saiyajines siendo complicados de tratar.
Fue un acto irónico del destino, que los habitantes de un planeta qué conquistan mundos fueran víctimas del genocidio por su titánico dictador Freezer, quien actuó de manera poco ortodoxa ante le temor de una vieja profesia sobre un guerrero de cabello dorado que representaría una gran amenaza.
Sentí mucha impotencia al no hacer nada al respecto, ante la inminente destrucción del planeta vegeta. Perdí mi hogar, a mi padre, mi reino, y la razón de existir. Destinado a obedecer a quien me lo había arrebatado todo, era algo imperdonable, hasta la destrucción de mi sádico comandante.
Incluso con su muerte, seguía sintiendo un coraje inminente recorriendo me las venas. Mi derecho divino de gobernar por nacimiento había sido arruinado. El príncipe de los saiyajin encontraba completamente sólo.
Al llegar a la tierra y ser enfrentado por un terrícola y un guerrero de clase baja, sentí como se desvanecía la última célula de lo que fue mi vida. Siempre me habían alabado mi fuerza y destreza de pelea, y repentinamente ser casi igualado me resultaba imposible de creer.
Mi estancia en la tierra se tornó complicado, ya no tenía que asesinar para subsistir, la raza humana era mediocre con un nivel de pelea bajo. Podía iniciar de nuevo, formar otro estilo de vida e incluso llegar a llamar hogar a ese planeta.
Kakaroto y su pandilla me ofrecieron refugio en su planeta, me mostraron le estilo de vida terrícola, qué existían otras maneras de vivir sin peleas de ser necesario.
Opte por seguir su ejemplo a excepción de las peleas, continúe mi entrenamiento, puesto que mi destreza fue uno de mis atributos no lo dejaría en el abandono y mucho menos me dejaría superar por un insecto como Kakaroto. Aunque en realidad él era solo un pretexto, temía bajar la guardia y volver a perder mi hogar.
Cada vez me volvía diestro en el arte de la pelea, aumentaba mi ki de pelea en cada fase de transformación. No obstante aún con todo el poder que sentía recorriendo por mis venas no era capaz de controlar mis emociones, en su mayoría intensas como consecuencias de mi atormentador pasado. Aunque en el fondo de mi ser sentía un enorme vacío, pues todo lo que alguna vez tuve lo perdí.
Observaba desde las sombras la resplandeciente vida de Kakaroto y los demás. Ellos gozaban dichosos de una vida terrestre, en compañía de amigos y familia, en cuanto yo seguía siendo un solitario.
No comprendía la razón por la que me perseguía la desgracia, posiblemente jamás estaría destinado a una vida normal. Solo funcionar como caballo de Troya, obligado a seguir órdenes..
En uno de las relaciones del grupo, una mujer con voz irritante nos llevo a su lujosa mansión, me sorprendió su fuerte carácter qué poseía, y el don de mando con el que hacía temblar a todos los presentes, excepto a mí. Continúe observando la por varios días qué rápidamente se convirtieron en semanas y posteriormente se volverían meses.
Su nombre era Bulma, tenía el cabello y ojos azules del mismo tono, comparables con el cielo del devastador universo que he recorrido tantas veces.
La describiría como una mujer fuerte, inteligente, independiente, simplemente asombrosa. Al igual que yo no soportaba la ineptitud de Kakaroto. Ella era diferente a las demás mujeres que he conocido, puesto que su ego y vanidad la elevan lo más alto posible brindándome una seguridad absoluta de si misma.
Sin embargo, también se encontraba sola al igual que yo. Definitivamente los insectos de este patético planeta eran ciegos, puesto que cualquier caballero mataría por estar al lado de una dama de tal prestigio.
No comprendía que demonios hacia pensando estupideces incoherentes, aunque por alguna extraña razón había algo en ella que me fascinaba por completo.
Tras demasiado tiempo asechando, mi resplandeciente lucero se armó de valor y me encaro descaradamente, pero en lugar de enfadarme me provoca gracia su atrevimiento.
- He notado que me has estado observando por mucho tiempo, y quisiera conocer el motivo. Me expreso sin rodeos su reclamo hacia mí.
- ¿Disculpa? Por si no lo has notado, soy una persona demasiado calculadora y siempre estoy observando el perímetro a la redonda.
- No soy una tonta para dejarme engañar. Fue su única advertencia antes de alejarse de mí.
La verdad, tenía razón en sus palabras. A estas alturas conocía toda su historia, los sucesos del pasado que la obligaron a comportarse como es, su profesión a lo que se dedicaba e incluso su rutina, así como su frustrado sueño de encontrar un príncipe qué la amará.
Nunca me había interesado por otro ser, hasta qué aprecio ella, con su atrapante mirada que te obliga a perderte a través de sus orbitales galaxias que mostraba.
Después de su presunta amenaza, comenzó a acercarse a mí, los papeles parecían invertirse puesto que ella parecía intrigada por mi devastadora historia pero no mostraba lástima por mí sino empatía, quería brindarme su ayuda de manera sincera.
Posteriormente de bastantes tardes juntos, varias confesiones qué nadie conocía y elogios por parte de ambos comenzábamos a convivir de manera natural, sin tener que mantenerse alerta o preocupación de salir dañado porque con ella él mundo entero perdió importancia alguna.
Al estar lejos de su preciosa compañía volvía la sensación de un vacío inminente, la cuál había olvidado por completo debido que a su lado no me sentía sólo.
Sin saber con exactitud lo que pasaba entre nosotros, una magia más allá de la ciencia y comprensión alguna me ataban más a Bulma.
Comprendí que hasta el ser más frío podía derretirse con el calor que desprende la pasión, cualquier bestia indomable puede domarse con la persona indicada. Ninguna forma de vida en el universo merece estar sólo no tratar de pelear contra la mayor de las fuerzas sobre la tierra.
Ni siquiera yo me comprendía, pero no me importaba porque Bulma aliviaba mi dolor, me hacía volver a sentirme vivo, a su lado descubrí el lado bello de la vida que antes no conocía.
Recuerdo que una cálida tarde mientras atravesamos sobre un campo verde, nos detuvimos a observar el espléndido paisaje, no tenía la menor remota idea de todo lo que me perdía en todos los años de mi existencia. Estaba perdido en la vista cuando Bulma me tomó de la mano, volteé a mirarla estremecido por la suavidad de su piel, cuándo lentamente comenzó a aproximarse hacia mí, cortando la pequeña distancia que nos separaba en un roce de sus rosados labios sobre mi boca. Sentí un estallido en mi interior, como si un volcán hiciera una erupción de las más finas emociones que jamás había sentido.
Sabía que ella era mía, estaría dispuesto a cambiar rotundamente para estar a su lado y verla sonreír, si ella me lo permitiera le daría lo mejor del mundo y de mi mismo.
A partir de ese magnífico momento no la dejaría ir ni me apartaría de su lado, me convertiría en su compañero ideal, la protegería de cualquier daño posible, la amaría hasta el final de los tiempos y sobre todo sería ese príncipe qué ella siempre soñó.
- Eso fue... Placentero. Pronuncie apenas pude articular una palabra.
- Lo sé. Dijo sonrojando se.
- No te apartes de mi lado nunca. Exprese temeroso por su respuesta.
- No pienso hacerlo.
Sonreí ante sus palabras que me elevaron hasta el infinito. La abrace fuertemente sintiendo su calidez sobre mi pecho, sintiéndome el hombre más afortunado de todos.
Ella había logrado que me volviera a sentir feliz en mucho tiempo, sacándome de la oscuridad y amargura que me ahogaba entre las tinieblas. Me brindo un refugio cuando me encontraba pérdido sin rumbo alguno, dándome una nueva oportunidad de comenzar mi vida, apoyándome para recuperar la confianza de llamar hogar a un nuevo planeta, y sobre todo un motivo para vivir.
Pasamos muchos momento de alegría juntos, yo le regale el universo y ella su corazón. Éramos la pareja ideal, nada en el cosmos podría separarnos ni si quiera él más vil de los villanos de toda la galaxia.
Unimos nuestras vidas entrelazadas, jamás nos volveríamos a sentir solos porque a partir de ahora estaríamos juntos como marido y mujer. Y cuándo no creía que pudiera ser más afortunado recibí la mayor noticia de mi vida, seria padre, mi legado al mundo, mi linaje real de los saiyajin continuaba.
Bulma y mi hijo Trunks representaban todo lo que me importa en esta tierra, por ellos he vuelto a nacer, antes era un hombre perdido pero encontré mi destino, por ellos protegeré la tierra con mayor fiereza para no perder nuevamente mi hogar y a los que más amó.
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