Chishiya
[Pedido anónimo]
Chishiya miró el carrito a control remoto en su puerta con desconfianza.
El pequeño automóvil sonaba con una música estridente a la par que daba vueltas y encendía luces de todos los colores. El joven médico miró a ambos lados del pasillo, pero parecía que nadie estaba ahí controlándolo. Lo levantó en el aire solo para examinarlo mejor y le dio la vuelta, encontrando una tarjeta madre con un millón de conexiones, y una nota también.
Pensó que quizá El Sombrerero había encontrado una forma aún más molesta de perturbar a los ejecutivos, así que bajó el carrito que se dispuso nuevamente a dar vueltas y desaparecer por un pasillo.
Desdobló la nota cuidadosamente, esta definitivamente no era del Sombrerero.
"Hola, He querido enviarte estas notas desde hace mucho tiempo. Hoy finalmente creo que pude hacerlo (o tomar el valor). Me gustó tu nuevo traje de baño."
Chishiya vio horrorizado a ambos lados del pasillo en busca de quien había escrito aquello. Incluso caminó a paso presuroso a donde el auto había desaparecido, pero estaba completamente desértico.
Se metió de nuevo a su habitación y metió la nota a uno de los cajones. No tenía tiempo para esas cursilerías, y si la persona quería mantenerse en el anonimato, él no planeaba quitarse el plan central de su cabeza para sustituirlo con cosas de niños de secundaria. Además, había un montón de gente en La Playa que pudo haber escrito aquello, dentro había ingenieros eléctricos, mecatrónicos, programadores, o incluso aficionados.
La posibilidad de que hubiera alguien allá afuera con el suficiente tiempo libre como para hacer aquello lo abrumaba.
El carrito estuvo en su puerta a la mañana siguiente.
"Espero que tengas un buen día."
—¿Gracias? —respondió Chishiya mirando al pasillo, nuevamente desértico. Dejó al auto en el suelo, esperando que este volviera a dar vueltas y se marchara, entonces él podría seguirlo y decirle al dueño que parara.
El auto no se movió.
—¿Qué, esperas una respuesta? —Chishiya se sintió estúpido por haberle hablado a aquel objeto, así que, para evitar el bochorno, volvió a encerrarse en su habitación y a dejar la nota en el cajón.
[.....]
"Lo siento por incomodarte. Noté que no bajaste a desayunar."
Chishiya tomó del carrito la banana que iba envuelta con cinta adhesiva, y luego lo pateó.
[...]
"El sol apesta hoy, y he visto que pasas mucho tiempo en la azotea. Encontré este bloqueador solar en mi expedición diurna. No está caducado y puedes probarlo antes si quieres.
Solo no quemes tu bello rostro, por favor."
[...]
"¿Podrías dejar de usar los lentes oscuros? Me gusta ver tus ojos."
[...]
"Ahora sé por qué los usabas. ¿Quién te golpeó? ¿Fue alguno de los militares acaso? ¿Ocurrió en algún juego? Puedes confiar en mí."
[...]
"Creo que debes ser un poco más cuidadoso con las cosas que cuentas. Escuché a Kuina hablar de tu nueva admiradora secreta o lo que sea, al mismo tiempo que hablaba de otras cosas que tienes en mente con las cartas. Solo ten cuidado, por favor."
Chishiya entró en pánico momentáneamente. Su acosador ahora también sabía del plan, lo cuál podría ser increíblemente peligroso. Tomó el carrito con una sola mano y lo metió en su habitación destrozándolo con el mismo cajón donde guardaba las notas anteriores, dejando solo pedazos que terminó arrojando en su cesto de basura.
No recibió más notas por una semana.
[...]
Chishiya pensó que descansar de las notas y finalmente ponerle fin a eso le traería paz mental, pero era todo lo contrario. A veces, durante las madrugadas, hojeaba las notas que tenía y se lamentaba por haber tomado aquel impulso. Quizá había espantado definitivamente a la persona que las enviaba, lo cual no era del todo extraño dado a la primera impresión que dio.
Al octavo día regresó a su habitación después de su dosis diaria de sol en la azotea y se encontró con una grata sorpresa en la habitación.
Otro carrito a control remoto, ahora uno convertible rojo que tenía una muñeca barbie sin cabeza de piloto y una nota en la mano.
"Te ves muy triste últimamente, ¿es porque no te he escrito? Puedes decirme. Hoy pasé a tu lado, la estela de perfume que dejaste en mí me hizo recordar lo bien que me hace sentir dejar estas notas, así que volví a hacerlo. Mucha gente pasa a tu lado, así que no es extraño que no me hayas reconocido."
Chishiya tomó una pluma y la nota para después arrancar la parte trasera de un libro que estaba leyendo y escribir encima. "Sé quién eres:) —C."
En la mañana se despertó con una nota que había arrojado por debajo de la puerta.
"Si eso te hace dormir mejor por las noches, piensa entonces que sí lo haces:)"
[...]
"¿Por qué siempre usas esa sudadera? Hace calor afuera. Déjame ver tus brazos."
[...]
"Entraste a un juego de picas, ¿no es verdad? Te he visto llegar abatido. En la habitación 312 hay un botiquín especial que robé, puedes tomarlo y guardarlo contigo. Eres un ejecutivo, deberías llamar a los militares para que te protejan. Es su trabajo después de todo. No te arriesgues más, por favor."
"Gracias por preocuparte pero, ¿quién eres?" —C.
Chishiya no recibió respuesta en cuatro días. Se lamentó haber sido tan idiota.
[...]
"El punto de las cartas anónimas es precisamente que no sepas quién soy, genio. Lo siento por ausentarme unos días, estaba muy ocupado y después me hirieron en un juego. Pero ya estoy bien y de nuevo escribiendo:)"
"Eres un chico entonces, te has delatado solo. —C."
"¿Eso te molesta?"
"No en realidad. Espero que estés mejor de tu lesión, si necesitas el botiquín puedo dejarlo en la misma habitación que lo encontré."
"Robé más, no tienes que preocuparte por mí, aunque eso me halaga."
"Eres un chico malo entonces, uno que roba cosas."
[...]
"Pasas mucho tiempo con Kuina. Ella no me agrada, pero eso va más allá del hecho de que me gustes, solo no me agrada del todo. ¿Están saliendo?"
"¿Estás celoso? —C."
"Sí."
"Solo planeamos cosas. Quizá podrías unirte, si tan solo dejaras que viera quién eres. —C."
"Buen intento. Me ves diariamente, si eso te hace sentir mejor. Hoy te veías muy bien en la sala de juntas, te miré cuando ibas en esa dirección."
[...]
"Lo siento por entrar a tu habitación sin permiso otra vez, pero noté que estabas resfriado. Deberías volver a usar tu chaqueta por lo menos hasta que estés bien nuevamente. Intenté hacer sopa de pollo casera, pero aquí no hay gallinas así que tendrás que conformarte con sopa instantánea."
Chishiya tenía una sonrisa boba mientras comía aquella ramen que sabía a cartón.
[...]
"Hoy es mi cumpleaños. El mejor regalo que pudiste darme fue esa sonrisa el día de hoy, aunque sé que no estuvo dirigida hacia mí."
"Quizá podría dártela si supiera quién eres. O incluso llevarte un pastel.—C"
"Si supieras quién soy te asustarías."
"Eso no puedes saberlo, de cualquier forma, tendrás que conformarte con un pastelito de la máquina expendedora."
Chishiya observó a aquel carrito marcharse por el pasillo con la barbie sosteniendo el pastelito de chocolate.
No obtuvo otra carta en dos días.
[...]
"Lo siento, el pastelito estaba caducado y me di cuenta cuando ya lo había terminado, es por eso que tardé en responder. ¿Cómo estuvo tu juego hoy?"
"Dios mío, debí haberme fijado en eso. Lo siento mucho, en verdad. —C."
"No te preocupes, una diarrea no va a matarme:) las balas no lo hacen, necesitas más que un pastelito."
"¿Por qué balas? ¿Eres un militar? —C."
Chishiya no obtuvo respuesta en una semana.
Al octavo día decidió que sería él quien escribiría, aunque no encontró una forma de hacerlo. Estaba desesperado. Dejó una nota en la puerta de la bodega de los militares con la esperanza siendo su única aliada.
"Lo siento, eso no me molesta. —C."
[...]
"Mi carrito se quedó sin baterías, estoy buscando provisiones o adaptarlo. ¿Alguna vez te has enamorado? Tengo la idea de que jamás te ha gustado nadie. Es extraño."
Una nota dejada por debajo de su puerta.
"Nunca antes, la universidad no me daba el tiempo suficiente para enfocarme en nada más que eso, aunque también resulta extraño para mí. —C."
"¿Qué es extraño?"
"Que ni siquiera te conozco y siento que me gustas."
[...]
"¿Te gusta el nuevo diseño? Me tomó días hacerlo. Creo que servirá."
El convertible rojo ahora tenía en la parte trasera unos paneles solares, sustituyendo a las obsoletas baterías.
"Eres muy talentoso. ¿Qué estudiaste? —C."
"Ingeniería en programación de videojuegos. Completamente opuesto a usted, doctor."
[...]
"Nadie de los militares sabe qué diablos estudiamos, ¿puedes dejar de preguntar?"
[...]
"Lo siento si soné molesto en la última nota. Solo me asusta que descubras quién soy en realidad y esto se detenga."
"No deberías tener miedo. Mi cabeza ocupa en todo momento el pensamiento de saber quién eres. Necesito que pare. —C."
[...]
"Creo que estoy preparado para decirte quién soy, pero me aterra mucho. No puedo permitir que eso te robe el pensamiento, tienes cosas más importantes qué hacer. Me gustas, Chishiya."
"También tengo sentimientos por ti, hombre extraño que envía un convertible—C."
[...]
"¿Prometes que no te irás?"
"Literalmente estoy atrapado en este lugar. Si me voy, me muero—C."
"Me gusta cuando eres sarcástico."
[...]
"Pasas mucho tiempo hablando con Arisu, no me gusta eso. Por favor, detente."
"Seguiré hablando con él todo el tiempo hasta que me digas quién eres—C."
"Entonces cuídalo de mí."
[...]
"Debes dormir más, esas ojeras debajo de tus ojos se están agravando."
"Esto dejó de ser lindo, ahora en realidad estoy desesperado. Necesito saber quién eres—C."
"Pronto".
[...]
"Hoy te hablé y me gritaste. Es por eso precisamente que no sabes quién soy."
"Le grité como a un grupo de veinte personas—C."
"Cada vez somos menos en tus sospechas."
[...]
"Eres muy bajito, hoy me medí junto a ti. Te veías muy lindo mientras nos volvías a gritar completamente furioso."
"Azotea, 9 pm. Esto tiene que terminar—C."
[...]
Chishiya caminaba nervioso como nunca antes, sus manos sudaban completamente mientras tomaba el reloj entre sus dedos para ver los segundos correr. El tiempo jamás había pasado tan lento para él.
Las 9 se transformaron en las 9:30, y las 9:30 en las 10.
Él no iba a venir, pero decidió esperar.
A las 11 menos 10, una sombra apareció finalmente por las escaleras, y cuando el claro de luna le dio de lleno al rostro, él se llevó una mano a la boca.
—Tú.
—Sabía que esto era una mala idea—Niragi se dio la media vuelta, pero algo detuvo su huida.
O alguien, mejor dicho.
Chishiya jalaba su mano, y Niragi se tranquilizó al ver que en sus ojos no había burla, o asco, sino todo lo contrario.
—Sospeché de ti, pero luego lo deseché, era casi ridículo.
—Gracias—respondió con sarcasmo, como el mecanismo de defensa que podía implementar en aquel bochornoso momento—. Debió ser por el desliz de los militares.
—En realidad era porque el único con cerebro dentro de ese grupo como para hacer funcionar al carrito de esa forma eras tú—aclaró. Niragi se rascó la nuca con nerviosismo—. ¿Cómo lo programaste de esa forma?
—Estaba en los ductos de ventilación—confesó, y Chishiya sonrió cuando vio el rubor en sus mejillas—. No podía anticipar que lo lanzaras o algo así, por eso tenía que despistar completamente. Además el control solo funciona a menos de 30 metros.
—Que tonto—dijo Chishiya riendo—. Aún en realidad no puedo creer que seas tú.
Niragi giró los ojos. No entendía de qué se estaba riendo, pero tampoco quería quedarse a escuchar cómo él se burlaba de sus sentimientos, pero Chishiya evitó que se marchara nuevamente, y haciendo un movimiento completamente arriesgado.
Los ojos del más alto se abrieron con sorpresa cuando los labios del más bajo se unieron a los suyos. Chishiya se había puesto de puntitas para lograr aquello, y Niragi le siguió el beso, completamente emocionado de que aquel tonto plan hubiera funcionado.
Entonces la azotea de aquel hotel vio nacer una nueva relación aquella noche.
[...]
"Hey, te amo."
"Yo también te amo—C."
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