Había sido una semana llena de emociones y visitas desde que diste a luz a tu bebé. Familiares y amigos cercanos habían pasado por la casa para conocer al nuevo integrante de la familia. El pequeño se había convertido en el centro de atención, recibiendo amor y cariño de todos.

Ese día, uno de tus amigos de la universidad, Haruto, había venido a visitaros. Haruto era conocido por ser encantador y siempre te había tratado con mucho cariño. Llegó con un gran ramo de flores y un regalo para el bebé, y después de ponerse al día sobre tu experiencia reciente y tu recuperación, te pidió sostener al bebé.

Ukai observaba desde un rincón de la habitación, tratando de mantener una sonrisa educada mientras Haruto jugaba con el bebé. Haruto hablaba con entusiasmo, comentando lo adorable que era el pequeño y lo maravillosa que te veías como madre. Mientras lo hacía, Ukai notó cómo te sonrojabas levemente ante los cumplidos.

"Es increíble lo bien que te ves después de todo, T/N. Definitivamente la maternidad te sienta bien," dijo Haruto, guiñándote un ojo de manera amistosa. "Y este pequeño es un auténtico encanto, como sus padres."

Ukai sintió una punzada de celos en el estómago. Aunque sabía que Haruto era un buen amigo, no podía evitar sentirse protector. La forma en que Haruto se dirigía a ti y a su hijo, y la familiaridad con la que te hablaba, le hacían sentirse un poco incómodo.

Decidido a intervenir, Ukai se acercó a ti y a Haruto, extendiendo los brazos para tomar al bebé. "¿Puedo?" preguntó, sin esperar realmente una respuesta. Haruto, sorprendido, le entregó al bebé con una sonrisa.

Ukai sostuvo a su hijo con ternura y miró a Haruto con una expresión amistosa pero firme. "Gracias por venir a vernos, Haruto. Ha sido una semana bastante intensa para nosotros."

Haruto asintió, percibiendo el cambio en el tono de Ukai. "Por supuesto, entiendo. No quería molestar demasiado. Solo quería felicitaros y desearos lo mejor."

Tú, notando el leve cambio de ánimo en la habitación, sonreíste a Haruto. "Gracias por venir y por el regalo. Fue muy considerado de tu parte."

Haruto te devolvió la sonrisa y se levantó para despedirse. "Fue un placer veros, T/N. Cuidaos mucho, y si necesitáis algo, ya sabéis dónde encontrarme."

Después de que Haruto se fue, la casa se quedó en silencio por un momento. Ukai caminó hasta el sofá y se sentó, aún sosteniendo al bebé. Lo miró con una expresión suave y luego alzó la vista hacia ti.

"¿Todo bien?" preguntaste, acercándote a él y sentándote a su lado.

Ukai suspiró y sonrió un poco, avergonzado. "Sí, es solo que... supongo que me puse un poco celoso. No podía evitarlo. Quiero decir, sé que Haruto es un buen tipo y todo, pero..."

Le tocaste el brazo con ternura. "Entiendo, Keishin. Pero no tienes que preocuparte. Tú eres el único para mí. Además, es normal sentirse un poco protector, especialmente con todo lo que está pasando."

Ukai te miró, visiblemente aliviado por tus palabras. "Lo sé. Solo quiero asegurarme de que tú y nuestro bebé estéis a salvo y felices."

Te inclinaste y le diste un suave beso en los labios. "Estamos bien, y estoy feliz de tenerte a mi lado. Eres un padre increíble y un esposo maravilloso."

Ukai sonrió, sintiendo cómo la tensión se desvanecía. "Gracias, T/N. Lo siento si fui un poco raro."

Sacudiste la cabeza, sonriendo. "No tienes que disculparte. Es una parte de lo que nos hace humanos, y lo importante es que siempre estamos aquí el uno para el otro."

Ukai te miró con ternura, sintiéndose afortunado de tenerte en su vida. "Tienes razón. Somos una familia, y nada ni nadie cambiará eso."

El bebé comenzó a moverse en los brazos de Ukai, y ambos se rieron suavemente al ver cómo el pequeño trataba de estirarse. Con una sonrisa, te acurrucaste junto a Ukai, sintiendo la calidez de su abrazo y el amor que compartíais. En ese momento, sabías que, a pesar de los pequeños altibajos, estabais construyendo algo hermoso juntos.

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